domingo, 23 de noviembre de 2014

A Different Love - Niley - Cap 01


Maldición. Sabía que una erección de cuatro horas no era normal. Me moví incómodo en la cabina de mi camión y debatí que hacer. La clínica de emergencia estaba abierta las veinticuatro horas, por lo que ese no era problema. Era la vergüenza por mi condición lo que me hacía quedarme en el
estacionamiento. Pero, maldición, esto era jodidamente doloroso. Tiré de mis pantalones, intentando tener más espacio para mi entrepierna y acomodé mi erección una vez más. Al diablo. Iba a entrar. Atravesé el estacionamiento con poca luz, tratando de caminar lo más normal posible, pero cada paso probaba mi cordura. Cuando llegué a la recepción, una anciana levantó la vista y preguntó si podía ayudarme con algo. Luché para mantener una cara seria mientras le expliqué mi problema. Me tendió un portapapeles de formas con una expresión adusta, sin querer oír ni una palabra. Me dirigí a la sala de espera, poniendo el portapapeles en frente de mi ingle.
Para empeorar las cosas, Rick, el director con el que había estado trabajando en el set, llegó irrumpiendo en la sala de emergencias para unirse a mí en la sala de espera, diciendo que no iba a permitir que uno de sus actores pasara por esto solo. Carajo. Una vez que entregué los papeles, me concentré en pensar en algo que pudiera domar a este monstruo de erección. Los Osos de Chicago, lo mucho que odiaba los hospitales, cualquier cosa no-sexual. Nada ayudó. Mi sangre corría acelerada en el momento en que me llamaron media hora más tarde. Tenía la esperanza de un médico masculino, así podríamos manejar esto de hombre a hombre, pero cuando entré detrás de la sala con cortinas y vi a una joven enfermera esperándome, todas mis esperanzas se convirtieron en humo. Rick me siguió dentro de la pequeña habitación y se colocó en la esquina para observar. Estaba convencido de que estaba aquí con el único propósito de divertirse. La enfermera me miró, y sus ojos se abrieron y contuvo su respiración. Parecía joven, demasiado joven para ser una enfermera, y era tenía una expresión inocente y dulce que ya no se encontraban en la vida.
—Hola. ¿Nicholas Jonas? —Preguntó. Su voz era suave y tenía una nota de preocupación. Me tomó un segundo responder. 
—Nick.
—Por favor, toma asiento. —Hizo un gesto a la mesa de examen cubierta de papel y empezó a hojear mi forma—. Mi nombre es Miley. Soy un estudiante de enfermería y estoy ayudando al médico esta noche. ¿Te importa si te hago algunas preguntas simples antes de pasar a las cosas difíciles?  Desplazó sus ojos nerviosamente a mi regazo, y no pude evitar sonreír.
—Seguro.— Miley Asintió con la cabeza astutamente. 
—Está bien, entonces. Empecemos. — Se sentó en el taburete rodante a mi lado y se acercó —.¿Su peso?
—Noventa y cinco.
—¿Altura?
—Uno, ochenta y dos.— Lo garabateó en su archivo. 
—¿Y tu edad?
—Veinte y dos.— Ella reprimió una sonrisa, aunque no sabía muy bien por qué. Tenía el pelo entre rubio y castaño y tenía grandes ojos azules que hacían juego con el color de un cielo cristalino. Era pequeña pero bien formada, rellenaba bien sus batas de hospital azules, con curvas en los lugares correctos. Tenía la boca llena como capullo de rosa y una nariz pequeña respingada, e incluso su uniforme de trabajo se veía pulido y elaborado, daba la impresión de que fue criada para este trabajo. Muy lejos de cómo crecí. Terminó las formas y se ocupó con el equipo médico para comprobar mis entrañas. A pesar de que su presencia era profesional, no hizo nada para ayudar a debilitar mi erección. De hecho, creo que mi polla se puso aún más malditamente dura sólo para burlarse de mí. Colocó un estetoscopio sobre mi corazón y escuchó durante unos momentos antes de anotar algunas notas. La vi trabajar con una sonrisa tirando de mis labios.
—Así que, Nick—Sonrió hacia mí con dientes rectos y blancos mientras enganchaba un manguito de presión sanguínea a mi bíceps—, ¿cuál parece ser el problema?— Mierda. Me iba hacer decirlo. 
—Lo anoté allí… —Toqué el portapapeles que ella sostenía—, en los formularios que rellené en la sala de espera…— Bajó la mirada, frunciendo el ceño y curvando los labios. 
—Sí. Ya lo veo.— Pero si pudieras explicarme, por favor… um, cómo sucedió esto. ¿Esta es la primera vez, tienes, um… esta experiencia?
—Nunca he tomado sustancias dopantes antes, si es lo que estás preguntando. —Las palabras de los comerciales sobre la salud resonaron en mi cabeza. Si usted tiene una erección que dura más de cuatro horas, busque ayuda médica de inmediato. Aparté la mirada de la fina tela tensada sobre el pecho, pero no antes de que ella me pillara mirándola. Bajó la mirada hacia su pecho para ver lo que yo miraba fijamente y frunció el ceño. Sacó un enorme hisopo que no me había dado cuenta que llevaba en el bolsillo sobre el pecho. 
—No te preocupes, no voy a usar esto en ti.— Parecía que eso es lo que quería hacerme por pillarme comiéndome sus senos con la mirada. Me sentí como un verdadero imbécil, sentado aquí y mirando las tetas de la enfermera. Con clase. Era como si mi polla pensara que estábamos aquí para buscar a una candidata dispuesta a aliviar su malestar. Lamentablemente, no, chico. Sentí su dolor. Me aclaré la garganta y bajé la mirada. Miley trabajó de forma rápida y metódica, inflando el brazalete para el brazo y apretando sus dedos en mi muñeca para mi pulso mientras estudiaba su reloj de pulsera. Aproveché la oportunidad para estudiarla con más detenimiento, notando la forma en que su rostro se fruncía en concentración absoluta mientras trabajaba. Intentaba no dejarse distraer por mí. No era el habitual efecto que yo tenía sobre las mujeres.
—Entonces, ¿puedes decirme más acerca de cuándo comenzó este problema? —Bajó la mirada a mis formas, las cuales rellené deliberadamente vagamente, anotando sólo los detalles más importantes como mi nombre, seguro médico, y, ¡oh, sí!, una erección dolorosa. Tenía la esperanza de poder hablar con un médico de sexo masculino que hubiera tenido casos como este anteriormente, no una enfermera joven y linda, maldición. Dudé y Rick se rió. 
—Comenzábamos nuestro rodaje y mi estrella aquí tuvo miedo escénico. Le di un par de las pastillitas azules que tenía a la mano por si acaso.— Su boca se frunció en una mueca enfurruñada mientras miraba de Rick a mí. Bajé la mirada, haciendo un gesto con la erección tensa luchando contra mis pantalones.
—Oh, mi…. —Voló la mano a la boca e involuntariamente dio un paso atrás. Su respuesta fue tan honesta, tan malditamente inocente, que casi me echo a reír. Casi. Pero la mayor parte de mi suministro de sangre estaba sentado al sur por el momento, lo que retrasó mis respuestas normales.
—Así que, espera… ¿en qué negocio están ustedes?
—Entretenimiento adulto —respondió Rick y yo exactamente en el mismo momento.
—¿Quieres decir… porno? —preguntó Miley. Hice una mueca. Rick se inclinó sobre Miley, entregándole una tarjeta de presentación. 
—La señora Entretenimiento X —dijo con orgullo. No le expliqué que la compañía de cine trataba sus películas con un toque romántico y elegante, lo cual fue lo primero que me atrajo. Aunque francamente, nada de eso importaba. Era pornografía, y eso era todo lo que iba a ver. Probablemente pensó que yo era una especie de mujeriego o un adicto al sexo. Lo vi en sus ojos, y no tenía sentido contradecirla. No era como si fuera a volver a encontrarme con esta chica nuevamente. Nunca sabría sobre la pequeña niña bajo mi custodia, y la hipoteca, alimentos, servicios públicos o las utilidades de las que yo era responsable. Después de tomar un momento para recobrar la compostura, la enfermera entró en acción, tomando una bata de papel blanco y empujándola hacia mí. 
—Aquí. Desnúdate y ponte esto de forma en que se abra en la parte delantera y regresaré enseguida.—Huyó de la habitación sin decir una palabra. Unos días atrás, cuando firmé para la cosa de entretenimiento para adultos, todo me pareció fácil. Me presenté y posé para unas fotos de modelos para el sitio web. Usando sólo unos bóxer. Me recosté en la cama con una hermosa chica llamada Desiree. Posamos en varias posiciones que se volvían cada vez más íntimas. Lamiendo su cuello, sus pezones, y luego su clítoris. 
No era sexual, como se podría pensar que sería. Tuvimos que permanecer quietos y mantener cada postura durante unos segundos mientras la cámara hacia clic en la distancia, así que no era como si estuviera realmente excitándome. Pero hoy no fue igual. Ha sido… diferente. Y cuando me pidieron que me quitara el bóxer, no me pareció difícil. Lo hice sin decir una palabra, luego Desiree se agachó y frotó sus largos y bien cuidados dedos por encima de mi paquete hasta que estuve erecto. Después pasé una hora posando con ella. Modelar fue la parte fácil. Fue la filmación la que me resultaría difícil.

*Tres horas antes*
Rick caminó hacia mí para darme una charla. 
—¿Estás listo para esto?— Respiré hondo y miré al set de grabación, un sofá de cuero blanco contra ventanas de piso a techo en el elegante loft que alquiló el estudio. Se sentía frío y artificial, pero ¿qué podía esperar? Era sólo sexo. Podría hacer esto. Era lo único en lo que sabía con certeza que era bueno. Y lo más importante, se paga mucho, lo suficiente como para pagar la atención médica de Lily. Me imaginé su dulce rostro asomándose por el borde de su edredón cuando la había recogido hace un rato. Le había dicho que Becca iba a cuidarla y que no me iba a ver hasta la mañana. Ella apretó los labios y asintió. No le gustaba la oscuridad, e incluso a veces prefería meterse en mi cama por la noche, pero estaba poniendo su cara valiente.
—¿Nick? —preguntó Rick, exigiendo mi atención de regreso a él.
—Sí, estaré bien.
—Ese es mi chico. Nuestra actriz debería llegar pronto. Es una chica nueva. Vas a amarla. Joven, dulce... —Hizo un sonido de succión con la boca y los ojos tenían una mirada lejana. Me estremecí. Ignorando el hecho de que él era un director de películas para adultos, el comportamiento de Rick sólo gritaba mala calidad. Comenzaba a arrepentirme de mi decisión de trabajar para él, pero las
visiones de signos de dólar seguían flotando ante mis ojos. Rick me había visto en el ring de boxeo en varias ocasiones durante el año anterior, y unos meses antes comenzó a acercarse a mí después de las peleas, prometiéndome grandes sumas de dinero si alguna vez estuviese interesado en trabajar para él. En ese momento, me reí. Pero las peleas trajeron menos dinero y las cosas empeoraron con Lily, acepté la oferta y decidí darle una oportunidad. El artista de maquillaje se acercó, por suerte, distrajo a Rick de cualquier pensamiento pervertido que se estuviera reproduciéndose a través de su
 cabeza. Me quité la bata a su petición y comenzó a aplicarme algún tipo de bronceado en spray sobre los hombros y el pecho. No me gustó el olor, pero lo alejé de mi mente y me concentré en lo que tenía que hacer.
—Lo más importante de recordar es el control. No hagas nada hasta que yo lo diga. Pero si necesitas ir más despacio, o cambiar posiciones, hazlo. Siempre y cuando no eyacules hasta que yo dé la señal. Tenemos un montón de escenas y posiciones antes de que eso suceda —Me recordó Rick.
—Lo tengo. No me será un problema.— Él se echó a reír. 
—Arrogante. Me gusta eso.— La confianza no solía ser un problema para mí, pero no podía negar que había un dejo de ansiedad ante la idea de tener sexo con una chica a la que nunca había conocido, en la cámara, frente a una sala llena de gente, técnicos de iluminación, director, equipo de filmación, y algunos otros cuyos papeles no sabía. Traté de no centrarme en eso y en su lugar pensé en el dinero que Rick me prometió.
—¿Qué pasa con ella? ¿No debería hablar con ella primero? ¿Descubrir lo que le gusta y eso?— Rick se rió y palmeó mi hombro. 
—Niño tonto. Se trata de una escena porno, no una primera cita. Ella fingirá, así que no te preocupes porque tenga un orgasmo. Sólo concéntrate en ti.— No podía imaginar cómo podría tener una conversación así con una extraña.... ¿Así que te gusta la penetración o la estimulación del clítoris para alcanzar el orgasmo? Dios, ¿yo era un idiota o qué? Estaba pensando demasiado en esta mierda. La puerta principal se abrió y todo el mundo se volvió. 
—¡Y ahí está! Mi chica hermosa... —Rick se dirigió a saludar a la estrella con los ojos abiertos mientras ella entró en el apartamento. No pude dejar de notar lo asustada que ella estaba. Y joven. Mierda, ¿esta chica siquiera tenía dieciocho años? Vi como Rick le ayudó a quitarse su chaqueta y la colocó sobre la silla de maquillaje.

Cuando Miley regresó, yo estaba sentado en la mesa de examen, la bata de papel cerrada sin anudar a mí alrededor. Rick no se había ofrecido a irse mientras me cambiaba. Él y toda una habitación llena de gente ya me había visto desnudo, así que pensé que no importaba mucho en este punto. Ansiaba
que esta jodida noche acabase. Miley se lavó las manos y cuidadosamente colocó una bolsa de hielo sobre mi ingle. Me moví y dejé escapar un gruñido de sorpresa por la frialdad, y los ojos de Miley se encontraron con los míos. 
—¿Está bien? —preguntó en voz baja.
—Bien —dije y tragué la cadena de malas palabras que quería dejar salir y ajusté la bolsa de hielo para que no se sentara directamente en mis bolas. Rick se apoyó en la mesa de examen y rió para sus adentros como si encontrara nuestra interacción divertida. Era evidente que yo estaba intrigado por ella y por la forma en que sus ojos vagaron por la habitación, desesperada por mirar a otro lado excepto directamente a mí, o mejor dicho, a mi apéndice inflamado. Ella estaba claramente incómoda.
—Puedes ver por qué lo contraté, ¿no, cariño? —Rick sonrió con orgullo y me dio un codazo suavemente en un costado. Sus mejillas se ruborizaron y metió la barbilla contra el pecho.
—Continuaremos con esto —gruñí. No me importaba el examen o estar expuesto, sólo quería poner fin a su vergüenza lo antes posible. No sé por qué escuché a Rick y tomé esas malditas pastillas. Me sentía atraído por la modelo que contrató, ese no era el problema. Era muy bonita, menuda y bien proporcionada, pero se había visto jodidamente asustada. Traté de mantener una conversación cortés  antes que comenzara el rodaje, pero incluso una pequeña charla fue demasiado para ella. Se excusó a la cocina, donde estaba sentada encaramada en un taburete de la barra, con los ojos cerrados y el pecho oprimido que subía y bajaba mientras tomaba profundas respiraciones. Después de que finalmente se convenció de hacer esto, me sentí tan incómodo que ni siquiera pude mantener mi erección. algo que nunca fue un problema para mí antes. No me follaría a una chica que estaba horrorizada de mí. Lo siento, eso no es excitante. Rick asumió que era un problema de nervios, y estúpidamente acepté las píldoras en lugar de explicarle por qué no quería hacer esto. Al final, tuve que ser hombre y explicarle la situación, pero no antes de que el daño estuviera hecho.
—¿Así que eres una estrella porno? —preguntó Miley, mirándome brevemente antes de alejar la mirada. Estaba tan nerviosa como un ratón de campo en una estampida. 
—¿Eso te molesta? —fanfarroneé. No tenía por qué saber que se trataba de mi primera película y ni siquiera la había terminado. Además, ya me había juzgado. No tiene sentido tratar de defender mi honor. Sus ojos se encontraron con los míos de nuevo y los mantuvo. 
—No. — Su voz sonó segura, pero no pude dejar de notar el rubor que se arrastró hasta el cuello para colorear sus mejillas. No estaría para nada sorprendido de saber que era virgen, con lo tímida e insegura que era de sí misma. Razón de más para estar lo más lejos posible de ella. Viendo su trabajo, sus pequeñas manos moviéndose para cuidar de mí agitó algo en mi interior. Había pasado mucho tiempo desde que alguien cuido de mí. El médico entró en la sala. Un hombre a finales de los cuarenta, y puritano, cosa que me tranquilizó. Después de cubrir los aspectos básicos, que me había tomado dos de las pequeñas píldoras azules a pesar de que sólo se recomendaba una y sí, había estado totalmente erecto después de cuatro horas y media, ahora el médico, por suerte, se fue directo al trabajo, abriendo mi bata. Mi miembro inflamado sobresalía frente a mí, saludando con orgullo al doctor y a Miley.
—¡Allí está! —Rick sonrió con orgullo. Este tipo era retorcido. ¿Por qué demonios estaba tan interesado en mi polla? Claro que era superior a la media, lo sabía. Después de que Rick se me acercara para protagonizar una de sus películas, miré estadísticas en internet y me medí, sólo por curiosidad. Era mucho más grande que el promedio de acuerdo con lo que había leído en línea. Pero aun así, su interés era espeluznante. Me recordé que trataba con el cuerpo humano durante todo el día y que estaba pensando en el dinero que podía hacer cuando lo miraba, pero eso no quería decir que me gustará que otro hombre mirase mi polla con entusiasmo. Mi mirada subió para ver la expresión de Miley. Un mala idea. Su boca se quedó abierta, y su pecho subía y bajaba con cortas respiraciones. Prácticamente sentí su mirada acariciante.
—¿Es familia? —preguntó el doctor, inspeccionándome cautelosamente.
—No— .El doctor inclinó la cabeza hacia la puerta, haciendo un gesto a Rick. — ¿Le importaría salir de la habitación, señor?
—Claro que sí, doctor. —Rick asintió con la cabeza—. Me voy de aquí tan pronto como usted me diga que no habrá daño permanente en la máquina de hacer dinero.— El médico levantó la vista hacia él, no le hizo gracia. 
—Sobrevivirá. Ahora, por favor, váyase.— Aparentemente satisfecho por la respuesta del médico, Rick me dio un guiño, me palmeó el hombro y salió de la habitación.
—Entonces, ¿Qué tan mal estoy? —Estaba casi asustado de preguntar. Los ojos de Miley se movieron  hacia el suelo, como si supiera que no me iba a gustar la respuesta. No era bueno.
—Te daré una dosis de medicina, una combinación de esteroide y un relajante muscular para ver si eso vuelve las cosas a la normalidad. Tomarás estás oralmente y esperaremos unos treinta minutos. Si eso no funciona, tendré que insertar una delgada aguja en el eje y extraer sangre de forma manual. —El doctor tomó unas notas en mi archivo y salió de la habitación. Se hizo un nudo en mi garganta. Las malditas pastillas tenían que funcionar. No sería capaz de manejar que acercara una aguja a mi polla sin golpear al pobre hombre en la cara. Miley regresó unos minutos más tarde con un vaso de plástico pequeño que contenía dos pastillas y un vaso de agua para mí. Me tomé las pastillas y el agua de un solo trago. Una vez más, ella organizó la bolsa de hielo sobre mi regazo, su mano rozó mi polla, lo que la hizo saltar. La vi morderse el labio para evitar sonreír.
—Gracias —murmuré, pasándole el vaso.
—De nada. Quédate quieto, regresaré a chequear tu evolución dentro de un rato.— Nunca había sido tan feliz de estar solo en toda mi vida, pero veinte minutos más tarde mi erección se aflojó, salté de la camilla y empecé a vestirme. Justo cuando estaba tirando de mis vaqueros, Miley volvió a verme. La mirada de sorpresa en su rostro me detuvo.
—Creo que estoy listo para irme —expliqué. Sus ojos viajaron a lo largo de mi cuerpo, deteniéndose una vez que llegaron a la protuberancia que ya no forzaba en mis vaqueros. 
—Oh.
—Gracias por todo. —Agarré mi chaqueta de la silla y comencé a ponérmela. Sus manos se lanzaron y apretaron contra mi pecho
—No puedes simplemente irte. El doctor Canciller querrá um... hablar contigo de tu, um, estilo de vida. Y ver si podemos ofrecerte pruebas de enfermedades de transmisión sexual.— Me eché a reír. 
—Gracias de todos modos, pero estoy bien. —Apenas tenía tiempo para tener citas, por no hablar de tener relaciones sexuales, pero cuando lo hacía, siempre usaba condón. Por no hablar de que Rick insistió en hacerme la prueba como un acuerdo para trabajar para él. Todo lo que quería hacer era llegar a casa, ver cómo estaba Lily y olvidar que ocurrió toda esta noche.
—Está bien. Cuídate —dijo, y salió de mi camino mientras la pasaba, dispuesto a dejar muy atrás esta experiencia.

viernes, 21 de noviembre de 2014

A Different Love - Niley - Sinopsis

Nick siempre ha tomado riesgos… Nick cuida de su hermana pequeña enferma, haciendo lo
que mejor sabe hacer —participar en la lucha de jaulas y protagonizar películas para adultos— su nuevo y descabellado plan para conseguir dinero y pagar los crecientes gastos médicos de su hermana. Pero cuando su última actuación lo hace terminar en la sala de emergencia con una enorme erección, gracias a la pequeña píldora que le dio el director, no puede sacarse de la cabeza a la
linda enfermera que le atendió, incluso aunque sabe que ella está tan fuera de su liga que debería ser ilegal.
Miley siempre ha jugado a lo seguro… Cansada de ser encasillada como la dulce, inocente y trabajadora estudiante de enfermería, Miley ha estado buscando maneras de salir de su imagen de niña buena. Cuando su amigo le sugiere la extravagante idea de perder su virginidad con la sexy y sin duda experta estrella del porno, Miley está mortificada. Pero cuando Nick rechaza su proposición, se encuentra molesta y avergonzada. Cuando decide buscarle para recriminarle, no está preparada para lo que se encuentra. El verle cuidar de su hermana pequeña hace que le dé un tirón el corazón, y de repente ya no se trata acerca de perder su virginidad, sino de ayudar a Nick. Porque que el Señor la ayude, podría enamorase de una estrella del porno…
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Holaaa, solo les escribo para quitarles el susto, la anterior novela si va a tener segunda parte =D

miércoles, 19 de noviembre de 2014

It Was Always You - Niley - FINAL


Nick me beso anoche en las canchas de basketball. Le regrese el beso. Todavía no puedo creer que esas cosas pasaran. Pensé que estaba bien sin necesitarlo tanto. Debería haberlo borrado de mis labios y lavarlos con jabón antes de haber ido a la cama, pero en vez de eso seguí mirándome en el espejo. Mis labios todavía están hinchados, un recordatorio de cómo los propios labios de Nick eran calientes y demandantes. Por años imagine como se sentiría besar y probar a Nick. Para ser honesta, quería apartarlo, hacerlo desearme como yo lo deseaba y rechazarlo como él me había rechazado. Pero no pude. Todos esos sentimientos de mi niñez regresaron, del tiempo en que Nick me urgía del árbol en frente de mi casa al tiempo en que tomo la culpa de esa estatua rota. Ni siquiera puedo olvidar los momentos en que palmeo mi espalda mientras le lloraba a Emily acerca del divorcio de mis padres. Por el último año, el accidente manejo mi vida y me moldeo en lo que me he convertido. Tome mi vida de nuevo.
Sentada en mi cama, me puse mi pantalón. Note que mi corazón está corriendo un poco menos mientras escaneo las cicatrices con mis ojos. Solía pensar que eran cicatrices furiosas, pero ahora no las veo furiosas. Ni siquiera son aterradoras. Trace las líneas con mis dedos, y ni siquiera desee que desaparecieran. Son parte de mí. Cerré mis ojos, recordando el accidente. Es demasiado extraño pensar en esa noche sin tener emociones masivas corriendo rampantes a través de mis venas. A través de la oscuridad detrás de mis parpados, la imagen de Nick manejando el carro que me golpea es esbozada en mi cabeza. Pero algo no se siente bien. Escalofríos corren hacia arriba y debajo de mi espina dorsal. Porque, mientras cierro mis ojos apretadamente, la imagen del conductor se vuelve más clara y la niebla viciada se disipa. Es Emily. Con una mirada de horror y miedo en sus ojos mientras pierde el control del carro. Emily fue la que me golpeo esa noche. No Nick. ¿Por qué él… porque ellos…? El timbre de la puerta suena mientras todavía estoy intentando clasificar todo. Mi estomago esta revuelto. Quiero vomitar. Pero no puedo, porque mi madre me está llamando. Casi me caí mientras saludaba a un hombre y una mujer usando trajes combinados azul marino oscuro.
—Miley, somos del Departamento Correccional Juvenil de Illinois. Estamos aquí para investigar tu queja acerca de Nick Jonas.
—Yo no realice una queja —les dije. La mujer abre su portafolio y saca una carpeta. 
—Tenemos documentado que llamaste al número de justicia juvenil 1-800 quejándote con el operador de que Nick Jonas estaba acosándote.— Oh Dios mío. Sacudí mi cabeza y mire a mi mamá. 
—No llame. Mamá, juro que no llame.
—¿Estás segura? —pregunto el hombre—. No tienes que tener miedo, Miley. Estamos aquí para asegurarnos de que estas protegida.— Me levante. 
—No le tengo miedo a Nick. Somos amigos.— Mi mamá dice, 
—Por favor disculpen a mi hija. No sabe de lo que está hablando. Ella ha sido instruida a no tener ninguna clase de contacto con ese chico. ¿Verdad, Miley?— Mordí mi labio inferior. 
—Mamá…
—¿Miley?— Anoche en el parque tiene sentido ahora, porque me estaba probando. Oh, como debe de estar odiándome, pensando que llame y me queje cuando nunca haría nada para lastimarlo. Delta lo heriría. Yo no. 
—Tengo que ir a verlo.
—¡Miley, regresa aquí!— Cojee hacia la casa de los Jonas antes de que nadie pudiera detenerme. La Sra. Jonas respondió la puerta.
—¿Nick está en casa? —pregunte frenéticamente—. Real… realmente necesito hablar con él. Sé que probablemente me odia por ser la razón de que fuera a la cárcel, pero creo que todo fue un error y…
—Nick se ha ido —dijo ella, totalmente tranquila por las palabras saliendo de su boca. Incluso tenía una sonrisa extraña en su rostro—. Se fue.— A este punto mi mamá me había seguido hasta la casa de los Jonas llevando consigo a los investigadores. Mamá saludo a la Sra. Jonas extrañamente. 
—Denise, ¿Qué te ocurre?— Tan pronto como mi mamá lo dice, la Sra. Jonas se resbala y cae justo entre los brazos de mi mamá. Después de que mamá grita, los dos investigadores la ayudan a cargar a la Sra. Jonas dentro de su casa. 
—Ella se desmayo —dijo uno de ellos. Mientras ellos se encargan de la Sra. Jonas, doy un paso hacia atrás. ¿Qué quiso decir la Sra. Jonas cuando dijo que Nick se ha ido? Me apresure hacia casa, agarre mis llaves y maneje a la casa de la Sra. Reynolds. Revise el garaje, el mirador… él no está aquí.  Todo el tiempo, culpe a Nick por golpearme, sin cuestionar su culpa. El fue declarado culpable, pero muy profundamente detecte algo extraño en él. Pensé que era falta de arrepentimiento por haberme golpeado, cuando todo el tiempo fue falta de culpa. Mi corazón se hunde más profundamente con cada momento que pasa mientras manejo alrededor de Tennessee. Estoy buscando a Nick, o alguna
señal de que todavía está aquí. Antes de darme cuenta, estoy en el lugar donde mi vida cambio. La escena del accidente.
Las marcas de llantas de carro todavía están en el bordillo, un oscuro recordatorio de ese día. No había venido aquí desde el accidente. Antes no habría tenido la fortaleza de revivirlo de cerca. Salí del carro y camine hacia las desvanecidas marcas de llantas, observándolas por lo que parecía ser una eternidad. ¿Eventualmente todas desaparecerían, y los únicos recuerdos físicos del accidente serian los que yo cargo conmigo? Se la verdad, pensé. Las cicatrices físicas no son tan profundas como las emocionales con las que Emily y Nick habían estado luchando. Tenía un deseo ardiente de ayudarlos, justo como Nick me ayudo a mí. La cosa más importante que aprendí en los últimos meses es que los amigos son invaluables. Las personas que amas pueden sacarte de los momentos más difíciles. Ellos me necesitan justo como yo los necesito. Extraño a Emily como mi confidente, mi mejor amiga. Y el amor que tengo por Nick es del tipo para siempre que nunca desaparecerá, no importa que tanto intente negarlo.
—Miley.— Me di la vuelta. Nick está montado en una Toyota negra, un tipo que no reconozco esta al volante. Nick le dice al tipo que detenga el carro, luego camina hacia mí. Se ve triste y solitario y preocupado.
—¿Cómo es que llegamos aquí? —pregunte.
—Aquí es donde todo empezó.
—No llame ni tampoco me queje de ti —dije apresuradamente—. Mira, esos investigadores vinieron a mi casa esta mañana y dijeron que estaban investigando una llamada que yo había hecho y por más que insistí que nunca la hice no me creyeron, y entonces comprendí que tú debes de haber pensado que yo la había hecho y entonces…— Nick puso un dedo sobre mis labios, deteniendo mi palabrería.
—No importa.
—Pero si importa. Y te creo, ¿no es eso de lo que hablamos? ¿Confianza y honestidad?— Necesito demostrarle, que confió en él sin ninguna reserva. Entonces me subo el lado del pantalón de mi pierna izquierda con una mano, y revelo todas las cicatrices de mi rodilla. Sus cejas se juntan de pena, como si él fuera el que las puso en mi pierna. Entonces tomo su mano en la mía y juntos trazamos las hinchadas líneas con nuestros dedos.
—Ves, no hay nada que quiera esconder de ti. ¿Sientes lo mismo, Nick? ¿Sin secretos, sin mentiras? —necesito que me diga la verdad sobre lo que paso esa noche. Necesito escucharlo de sus propios labios, de sus propias palabras. Dime que no me atropellaste, es lo que quiero decir. Dime la verdad.
—Oye, amigo, ¿Estás listo para irnos? —un chico le grita desde el auto.
— ¿Quién es ese? —se rió. Estoy preocupada.
—Me refiero a, ¿quién es él?
—No quieres saberlo, Miley —dice Nick—. Escucha, me tengo que ir.— Miro su intenso y hermoso rostro. Al mismo tiempo que se que nunca me va a decir el secreto que mantiene dentro. Aquel feroz espíritu protector es una parte de él, un lazo que no puede romper.
—¿A dónde vas? ¿Y cuando regresaras?
—No voy a regresar.— Miro más allá de aquellos ojos tristes, y sé que él quiere decir lo que está diciendo. Mis ojos empiezan aguarse y un sendero de lágrimas baja por mis mejillas.
—No puedes dejarme. Ahora no —quiero rogar, suplicar, llorar y agarrarlo hasta que cambie de opinión. Quiero jugar tenis con el hoy, mañana, y al día siguiente. Muy suavemente limpia mis lágrimas con sus dedos.
—Entonces ven conmigo.— Pero las cosas se han complicado cruelmente, así que le digo.
—Comprendí que tenías razón. No hay razón para huir. Voy a quedarme en Tennessee hasta graduarme, y ahorrar el dinero que la Señora Reynolds me dio para la universidad.
—Jonas, ¿vas a venir sí o no? —dice el chico que aun esta en el auto. Nick asiente y dice.
—Sí, ya voy.— Me inclino un poco y pongo su frente sobre la mía.
—Dime que lo que tuvimos fue real —susurro—. Por favor.— Las manos de Nick toman mi cabeza a ambos lados, encerrándonos en nuestro propio mundo privado.
—Tan real como lo fue. Nunca cuestiones eso, sin importar que, ¿de acuerdo?
—En este mismo instante me estoy cuestionado todo. Como ¿Por qué me encuentro aquí?
—Porque estás lista para empezar una nueva vida, Miley. Ahora eres libre del pasado. No puede lastimarte. Para mí, ser libre significa dejar Tennessee—inclinándose un poco, me besa. Tan suave, apasionada, y cálidamente, que el remordimiento lo embarga. Quiero agarrarlo y mantenerlo a salvo.
—¿Eso significa que ambos somos libres?— El asiente, incapaz de expresarlo en palabras. Sé que él nunca escribirá ni llamara. Simplemente cortara todos los lazos con su familia y este pequeño pueblo que le causo tanto daño. Incluyéndome. Dios, como desearía que Nick nunca hubiera sido culpado de atropellarme. Aunque si el accidente nunca hubiera pasado, si él nunca hubiera ido tras las rejas y obligado a pagar servicio a la comunidad, Nick y yo nunca podríamos haber estado juntos. No habría cambiado eso por nada del mundo. El da un paso atrás y me giña un ojo.
—Adiós.
—Ya sabes, que no voy a decirte lo mismo —le digo. Él suelta una pequeña risa y sigue alejándose.
—Entonces dime algo que pueda recordar como tus últimas palabras para mí. Dime que me amas. Dime que pensaras en mí todas las noches antes de que duermas. Dime…
—La gallina roja ha volado de la jaula —digo. Él ríe.
—Siempre recordare a la Señora Reynolds, el parasol, los geranios, tú y yo en el parasol… — Nick me giña el ojo una vez más y se da la vuelta, dándome la espalda mientras camina hacia la Toyota. Quiero gritarle por dejarme. Quiero correr hacia él y olvidarme de ser sensata. Vivir juntos en las calles. Con tal de que seamos un equipo, nada podrá derribarnos a menos que estemos separados. Pero el nunca me dijo que fue Emily la que me atropello. Él es el único que, al final, no confió en mí… o en sí mismo. En este momento me encuentro llorando, más ahora que después del accidente. Y mi corazón duele, duele mucho más que del dolorque sentí en la pierna.
—¡Nick! —grito de repente antes de que se deslice en el asiento del pasajero y cierra la puerta del auto. Contengo la respiración, esperando que él regrese a mí. Que de la vuelta. Pero él no lo hace. El auto suena bruscamente al alejarse, sus luces intermitentes rojas son una mancha a través de mis acuosos ojos. Me dirijo de nuevo a casa y de repente durante el trayecto de vuelta me detengo llorando. Siento una fuerza dentro de mí que no sabía que existía antes. Es como si la Señora Reynolds estuviera tocándome y diciendo mantente fuerte. La vida es demasiado corta, había dicho una vez. Pues tenía razón. Cuando llego a la entrada de autos de mi casa y salgo de mi auto, veo a Emily. Esta parada en la puerta delantera de su casa, con los ojos hinchados. Me dirijo hacia ella.
—¿Tu mamá está bien?— Ella se encoge de hombros.
—Supongo que sí. Tu mamá está con ella.— Bueno, ese es un paso en la dirección correcta. Ya es tiempo de que enmendemos esa valla invisible. Entonces miro a mi vieja mejor amiga.
—Lo viste, ¿no es así? —me pregunta.
—Sí.— Se tapa los ojos con las manos y empieza a llorar.
—Realmente necesito decirte algo muy importante. Pero no soy capaz de mirarte a los ojos mientras lo haga.— Tomo sus brazos y los bajo.
—No tienes que decírmelo ahora —le digo—. Cuando estés lista, entonces podemos hablar.
—Vas a odiarme, Miley. Por el resto de tu vida vas a odiarme.
—No voy a odiarte. Lo sé, Emily. Sé lo que es.
—¿Lo sabes? —dice, con los ojos muy abiertos.
—Sí. Pero está bien.
—¿Que está bien?
—Simplemente digamos nuestra amistad significa mucho más para mí, que el guardar rencor o vivir en el pasado. ¿Sabes lo que siempre me ayuda a olvidar?
—¿Qué?
—Una maratón de pastel.— Emily me da una pequeña sonrisa detrás de sus lágrimas.
—Estás bromeando, ¿verdad?
—Nop. Ven conmigo a dar un paseo por la Tía Mae. Conseguiremos que nuestras mamás... Creo que también necesitan algo de pastel.

FIN

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segunda parte http://novelasdedany.blogspot.com/2015/04/forever-always-sinopsis-niley.html

viernes, 14 de noviembre de 2014

It Was Always You - Niley - Cap 23


Mamá me dijo que el Sr. Reynolds tenía una sorpresa para mí. Fui al Restaurant de la Tía Mae después de la escuela y el Sr. Reynolds me dio las llaves del Cadillac de su madre. Protesté, pero mamá me aseguró que a la Señora Reynolds le gustaría que yo lo tenga. Así que ahora mamá me está llevando a la casa de la Señora de Reynolds en su descanso. Ella me ayuda a abrir el garaje. Sonrío cuando veo el coche, recordando el momento en que la Sra. Reynolds me ayudó a superar mi miedo a conducir.
—¿Segura que estás lista para hacer esto? —mamá pregunta.
—Sí, estoy segura. Ahora vuelve a trabajar. Voy a estar bien.
—Miley, se que has sido tan fuerte últimamente, pero no sé si estás preparada para esto.— Ha llegado el momento de decirle cómo me siento. He estado tratando de retenerlo dentro para no hacerle daño, cuando a la larga creo que voy a herirla más si no digo nada. 
—Mamá, necesito algo de espacio —digo, para calibrar su reacción. Ella me mira con escepticismo, pero puedo decir por la forma en que sus labios están juntos en la concentración que está escuchando y tratando de entender. Respiro hondo y digo. 
—Yo sé que es difícil para ti. Ha sido increíblemente difícil para mí... pero por fin estoy dispuesta a aceptar mi cuerpo y mis limitaciones. Yo soy yo... la nueva yo. Puede que no sea perfecta, pero estoy bien con eso. Es hora de que deje de tratar de escapar de mi vida, ¿no te parece?— Una lágrima corre por la mejilla de mi madre. Ella me sonríe, esa cálida sonrisa que llega a sus ojos.
—El accidente tuvo una parte de ti alejada.
—Sólo porque me lo permites.— Ahora los dos estamos llorando. Le doy un largo abrazo. Después de unos minutos se sube en su coche y se aleja de la casa, dandome el espacio que necesito. Tomando una respiración profunda, puedo escanear el patio. Y ese trago amargo. El mirador está de pie como un castillo en medio de la hierba, esbozado por los macizos de flores. Los bulbos que esperan pacientemente en hibernación hasta que sea su tiempo para sacar la cabeza fuera de la tierra por primera vez y vibrar a la vida. Después de ayer, me siento como si hubiera florecido. Tuve un romance y una anciana me coacciono para salir de la hibernación, pero eso es pasado. Cundo voy hacia casa manejando con cuidado, veo a Nick el Parque Tennessee, en las canchas de baloncesto. Me detengo para hacerle saber que no estoy molesta porque me traicionó. Voy a superarlo. Puede ser que tome un tiempo, pero voy a estar bien. Voy a tener novios y otras aventuras en la vida, otras veces voy a ser capaz de sentirme confiada y despreocupada y feliz. Soy un sobreviviente. A pesar de mi cojera. Al salir del coche tras recolectar todo mi valor, camino hacia él. Él me ve, pero no deja de botar el balón.
—Nick —lo llamo.
—¿Por qué no me dijiste acerca de la señora Reynolds?
—No tuve la oportunidad. Quería hacerlo —digo, dando un paso hacia él.
—Mejor quédate atrás o podría empezar a acosarte.— Muy bien, me merezco eso. Le di una bofetada y rechace su ayuda ayer. Pero eso fue antes de que todo se acomodara en mi cabeza. 
—He oído que te metiste en problemas. 
—¿Has venido acá para reírte o quieres retarme a un uno a-uno? —dice.
—Sabes que no puedo jugar.— Él me mira de arriba a abajo sugestivamente. 
—Oh, tu juegas, Miley. Tal vez no. Al Baloncesto, tus juegos son más complicados que eso.
—¿De qué estás hablando?— Él toma la pelota y la mantiene a su lado, da una breve carcajada. 
—No puedo creer que tengas miedo de mí.— Me muevo hacia adelante, dando un paso más cerca de él y poniendo el mentón en el aire con confianza. 
—No te tengo miedo.— Se pone de pie delante de mí con tanta confianza como yo le estoy mostrando. 
—Demuéstralo. —¿Cómo? Lanza la pelota hacia el lado de la cancha y da pasos hacia mí, cerrando la distancia entre nosotros. 
—Déjalo salir.— Mi aliento se congela y el pánico se apodera de mí. 
—Yo... yo no sé lo que quieres decir. 
—Yo creo que sí —dice, llegando tan cerca que casi se pueden sentir sus emociones como si fueran las mías.
—¿Quieres que te bese? —digo sin aliento.
—Me has arruinado, ¿lo sabes, no? —dice justo antes de tenerme de puntillas y tocar mis labios con los suyos. Agarra mi cintura y me jala cerca con lo que puedo sentir toda la fuerza y la longitud de su cuerpo contra el mío. Mis dedos se envuelven alrededor de sus bíceps a la vez. Estoy perdida en la protección de su abrazo y el olor y el sabor es único Nick Jonas. Excepcionalmente... nosotros. Cuando nuestro beso se vuelve más intenso, tengo la sensación de un cambio en él. Es difícil besarse, más a fondo. Él está enojado. Tropiezo hacia atrás y le empujo lejos de mí. 
—¿Qué estás haciendo?— Se limpia la boca con el dorso de la mano. 
—Asegurarme de que te asusta. Es lo que quieres, ¿no? Así que puedes reclamar ser la víctima.— Estamos aquí de pie mirándonos fijamente el uno al otro. Controlador y controlado. Perpetrador y víctima. Chico y chica. Coge el balón. 
—Vete a casa, Miley. Ya tuviste lo que querías.— Un movimiento por el rabillo de mi ojo me llama la atención, rompiendo la conexión. Es Emily.
—Nick, mamá y papá quieren que vayas a casa. Ahora —dice ella. Dejo caer mi cabello, apartando la suciedad de mi pantalón, aclaro mi garganta, y hago de todo para no mirarlos. Entonces corro hacia el coche tan rápido como puedo.

—No le dijiste que yo la atropellé, ¿verdad? —pregunta Emily mientras observa a Miley huyendo del parque. Yo sacudí mi cabeza.
—Pero tú y Miley. Vi como la estabas mirando y me di cuenta...
—¿Qué? —dije rápidamente, entonces miré a mi hermana directo a los ojos. Comencé a caminar de regreso a casa con mi hermana a unos cuantos pasos detrás de mí.
—Involucrarte con Miley podría acabar con nuestra familia, Nick.
—Déjame en paz, Emily. Lo digo en serio —me giro hacia ella—. Ya he tenido suficiente.— Cuando llego a casa mis padres me están esperando en la puerta. Mi papá está rígido, con una mirada preocupada en su rostro. Mi mamá está a su lado. Puedo darme cuenta de que está totalmente fuera de sí.
—¿Dónde estuviste anoche? —ordena papá con una voz tan acusadora que podrías pensar que había estado afuera cometiendo un homicidio.
—Visitando una vieja amiga. ¿Cuál es el problema? —mi mamá mira a mi papá. Yo abro mis brazos ampliamente.
—¿Qué?
—Vi a Miley viniendo desde el parque —dice papá.
—¿Y qué? Es un país libre, papá. La gente puede caminar si eso es lo que quieren.— Mi mamá aprieta sus brazos fuertemente, agarrándose de su suéter.
—Simplemente no queremos que te metas en problemas. La gente habla...
—¿A cerca de qué?
—No quiero discutirlo —dice mamá, y entonces comienza a caminar tensamente hacia la casa, sin duda a atontarse de nuevo.
—Vamos a sacarlo todo afuera. Justo aquí, justo ahora.
—Nick, por favor, no hables tan fuerte —mamá mira nerviosamente las casas de los vecinos, asegurándose de que nadie sea testigo de la escena que estoy a punto de comenzar. Dios, desearía que dejara de preocuparse por las apariencias y se diera cuenta de que su familia se está destruyendo.
—¿Que está diciendo la gente?
—Nada, Nick. Todo está bien. Ahora detén esta ridiculez.— Me paré en medio del jardín delantero, y dije tan fuerte como puedo.
—¿Están diciendo que he estado buscando peleas en la escuela? ¿Qué estoy acosando a Miley? ¿Obligando a mis amigos a beber alcohol? Tú crees que todo es cierto, ¿Verdad? ¡Vamos, ya es hora de que me cuentes los putos chismes!
—Ahora si pasaste el límite —dice papá, parándose en medio de nosotros—. Entra a la casa y cálmate. Puedes disculparte con tu mamá después de la cena.— Reviento, como una banda de caucho que ha sido estirada hasta sus límites por tanto tiempo que simplemente se rompe en pedazos violentamente. Besar a Miley, la suspensión de la escuela, las manipulaciones de Delta, la advertencia de mi hermana, la inhabilidad de mis padres para enfrentar la realidad, la adicción de mi madre, los falsos chismes... todo está volviéndome loco.
—No pienso moverme hasta que todas las cartas estén sobre la mesa —digo. Miro a mi hermana.
—¡Nick! —grita Emily—. Por favor, detente.— La postura de mi padre se pone aún más rígida, sus labios se encogen y la expresión de sus ojos es dura.
—Esta es mi casa —dice él—. Y mientras vivas aquí vas a obedecer mis reglas. Ahora, entra a la casa, deja a tu madre en paz... y... cálmate— Trago con dificultad. No es fácil para mí decir las siguientes palabras que salen de mi boca, pero no puedo contenerlo por más tiempo. Mi familia está hecha pedazos, todos y cada uno de nosotros. Ellos quieren permanecer ignorantes, olvidar la realidad y vivir en el mundo que han creado. Es falso, es enfermo.... y yo no puedo hacerlo. Creo que la única oportunidad para que se curen es que yo no esté aquí. Soy la raíz de sus problemas. Si arranco la raíz, removeré el problema.
—Me voy —digo. Mis pensamientos se concentran en Miley, en la chica de la que solía pensar que no valía la pena mirar por segunda vez. Pero cuando las cosas se ponen difíciles, ella es la chica más fuerte que conozco. Ella me confrontó a cerca de Delta antes del accidente, va a la escuela todos los días incluso cuando la gente se ríe de la forma en que se mueve, y se mató trabajando para la Sra. Reynolds para lograr su sueño de viajar a España. El accidente la hizo una persona más fuerte. Demonios, ella me hizo una persona más fuerte.
—¿A dónde crees que vas? —demanda papá.
—Adentro a empacar, después me voy de aquí. No puedo vivir con toda la vergüenza y la negación que me rodean. Y ustedes tampoco deberían.
—Esto es quienes somos ahora, hijo. El accidente nos cambió... a todos nosotros. Estábamos bien hasta que tú lo arruinaste todo.— Yo sacudo mi cabeza.
—¿No quieres que todo vuelva a ser como antes? Yo daría cualquier cosa por hacer que esta familia fuera normal de nuevo.
—¿No deberías haber pensado en eso antes de atropellar a Miley? Nunca hubiera pensado decirle esto a mi propio hijo, pero tú... Nick Jonas... eres un bastardo egoísta.— Paso al lado de mis padres y de Emily, hacia mi habitación. Sacando una mochila de mi closet, meto cosas adentro sin detenerme a pensar. Estoy listo en cinco minutos, entonces miro mi habitación por última vez. Mi sable de luz aún está en mi estante, esperando a que regrese. Pero esta vez no voy a regresar. Seguramente, después de que me vaya, mi mamá no va a necesitar drogar su vida para hacerla más soportable y Emily podrá vivir la vida de la forma que desee… con o sin la verdad. Y papá... bueno, algún día tendrá que enfrentarse a la realidad. Cuando esté listo. Ahora depende de mí encontrar un camino para mí mismo y dejar de tratar de hacer que la vida vuelva a la normalidad. A la mierda con lo normal. Lo normal no existe. La familia de Nick Jonas ya no existe. Ahora estoy solo. Con un suspiro de determinación entro de nuevo a la habitación, tomo el sable de luz, lo meto en la mochila y salgo. Emily está en la puerta, bloqueándola.
—No te vayas —ruega.
—Quítate de mi camino.
—Mamá y papá te necesitan, Nick. Yo te necesito— Le di una risa corta.
—Mamá y Papá van a estar bien. Ellos disfrutan vivir en la negación. A cerca de ti... —me quedo mirando su ropa negra—. Tú tienes que superar el accidente. Enfrentarte a los hechos antes de que persones como Delta te obliguen a hacerlo. No puedo protegerte más. Es hora de que te protejas a ti misma.
Me muevo alrededor de ella y camino hacia afuera. No tengo idea de hacia dónde voy o que voy a hacer, pero me siento libre. Colgando la mochila de mi hombro comienzo a caminar. Cuando alcanzo la casa de Miley, no la veo pero sé que está adentro. Le doy un saludo de despedida y sigo caminando. El mirador de la Sra. Reynolds es en donde paso la fría, solitaria noche. Cuando una estrella fugaz pasa sobre mí mientras miro el cielo, me pregunto si es la anciana señora dándome una señal.

sábado, 8 de noviembre de 2014

It Was Always You - Niley - Cap 22


Nick ni siquiera sabe que la Sra. Reynolds murió. Cuando lo vi en pasillo esta mañana, iba a decirle. Pero entonces atrape a Nick y Delta juntos. Antes de que nuestra relación comenzara, podía entender. Pero yo creía que le gustaba lo suficiente para no necesitar a alguien más. Pensé que lo que teníamos era real. Puaj. No quiero pensar en Delta y su perfecto cabello rubio y sus perfectos y desvergonzados senos o la manera perfecta en la que camina. Pero no puedo evitarlo. Porque yo no soy perfecta. Estar sentada en la oficina de la enfermera lo demuestra. Desde que Nick se quedó paralizado allí, sorprendido frente a las cicatrices en mi pierna, he estado muriendo por salir de aquí.
—¿Puedo regresar a clase ahora?— La enfermera de la escuela se inclina sobre mi pierna con guantes de hule, examinándola. Levanta la vista.
—¿Te duele?— ¿Se refiere a mi corazón? 
—No. Está bien —le digo—. De verdad.
—Hay un poco de sangre aquí. Me preocupa que pueda haber daños internos.
—Es sólo una pequeña raspada —le digo mientras la mujer está poniendo antiséptico en una bola de algodón y frota la sangre de mi rodilla—. Se armó un gran problema por nada.
Yo sé por qué Nick vino corriendo hacia mí y actuó completamente preocupado. Es porque se siente culpable de que yo escuchara detalles sobre su relación con Delta. Drew sólo dijo la verdad, yo fui responsable de meterlo a la cárcel. Nick y yo nunca deberíamos haber empezado a
hablar. Deberíamos haber seguido ignorándonos mutuamente en la casa de la Sra. Reynolds. Porque si no hubiéramos hablado, no estaría tan unida a él. Si no hubiéramos hablado, no lo habría besado y querido más. No lo habría dejado manipularme. La enfermera Sandusky no se ve feliz cuando me bajo de la camilla y cuidadosamente bajo mi pantalón. Sin embargo no voy a sentarme aquí y ponerme de mal humor todo el día. Voy a levantarme y mantenerme en alto, ante Nick, Drew, Delta... y cualquier otro que decida ponerse en mi camino.
Cuando estoy vestida, doy un suspiro de alivio. Mis cicatrices están cubiertas. Entonces, ¿por qué me siento tan expuesta? Porque Nick ha visto las cicatrices de las heridas que él puso en mi cuerpo.Las cicatrices constantes que me hacen pensar en él y el accidente todos los días de mi vida. Por desgracia tengo que pasar por la oficina de Meyer en mi salida. Nick está sentado frente al escritorio de la secretaria, con la cabeza hundida en las manos. Como si supiera que lo estoy viendo, levanta la cabeza. Sus ojos me penetran como si estuvieran buscando calor o conexión. ¿Piensa que soy una tonta que quiere ser humillada? Aparto la mirada, espero que la enfermera me escriba un pase y salgo de la oficina tan rápido como puedo. Como si el día no pudiera empeorar, Delta y Hannah están caminando por el pasillo. No me han visto todavía. Me meto al baño de las chicas... ya he tenido suficiente por un día. Me miro en el espejo del baño. Ojos de color avellana opaco, cabello que no ha decidido si quiere ser claro u oscuro, y una nariz que es demasiado grande para mi cara. En la cima de todos esos defectos, tengo una cojera.  ¿Cómo pude alguna vez pensar que podía competir con la perfecta Delta? La puerta del baño se abre rechinando. Me escondo en uno de los cubículos y pronto escucho a Delta decir:
—No me los puedo imaginar besándose. ¿Puedes?
—Por favor, Delta, no me hagas asquear. Nick es, como, un tipo duro de Hollywood y Miley es, como, una idiota total. Probablemente besa con sus labios completamente fruncidos y las manos a los costados.
—Exactamente. Deberías haberla visto esta mañana. Creí que iba a llorar en medio del pasillo.— Las dos se ríen. Me quiero morir. Olvida mantenerme en alto, en el fondo soy realmente una idiota y una cobarde. Me asomo por la abertura de la puerta. Hannah se pone lápiz labial mientras Delta juega con su cabello largo y rubio.
—Él siempre te va a amar. Ustedes dos tienen un vínculo que no puede ser deshecho —dice Hannah. Delta deja de jugar con su cabello y se apoya en uno de los lavabos.
—Nick le dijo a Brian que estaba interesado en salir con Miley.
—¿Por qué Miley? ¿No es ella la persona menos probable para atraparlo? Él la golpeó con su coche, ya sabes. Y ella se aprovecha.— Delta titubea.
—¿Qué? —pregunta Hannah.
—¿Has comprobado los cubículos?— Huy. Soy carne muerta. Equilibrarme en la tapa del inodoro con una pierna mala no es una buena opción. La puerta de uno de los cubículos se abre rechinando. Oh, no. Trato de mirar por la puerta, pero no quiero tropezar o hacer ningún sonido que les avise que estoy espiando.
—Ustedes dos son tan patéticas. Deberían haber revisado antes de empezar a balbucear sobre su patética vida.— Es Mandy, mi prima.
—¿Qué has oído? —dice Delta.
—¿Qué piensas? Lo escuché todo.
—Y te lo guardarás para ti misma, ¿no es así Mandy?— Mandy se pone las manos en sus caderas.
—No lo sé. ¿Por qué no dejas de difundir rumores sobre mi prima? Ella puede cojear, pero tiene más para admirar que ustedes dos juntas.— Las otras chicas miran fijamente a Mandy como si le hubieran brotado alas, totalmente sorprendidas de que su seguidora finalmente demuestre que tiene mente propia
—Pon los pies en la tierra, Mandy. No olvides que eras una perdedora y Miley estaba en tu lugar hace un año. Sólo porque ahora eres amiga de Brianne y Danielle no significa que de repente eres la gran mierda.— Ella tiene razón. Yo no era agradable con Mandy cuando estaba en la cima y ella luchaba por hacer amigos que no se escondieran en la biblioteca durante el almuerzo. Creo que las palabras de Delta van a bajarle los humos a Mandy, pero mi prima no vacila.
—Delta, solía adorar el suelo que pisabas porque eras bonita y popular y tenías un novio que el resto de las chicas sólo soñaban que pudieran conseguir. Quería ser popular, ser como tú. Ahora sólo piensa que eres patética.
—Será mejor que tengas cuidado, Mandy, o simplemente puede ser que te encuentres siendo una perdedora de nuevo tan rápido que tu cabeza dará vueltas —los ojos de Delta son grandes y salvajes, y creo que si ella tuviera súper poderes habría fundido a Mandy con esa única mirada. Pero ella no tiene súper poderes. Hannah está de pie detrás de Delta con el pulgar y el dedo índice en una “L” sobre su frente, dirigiéndola hacia Mandy.
Mientras que Mandy está dando la cara por mí y siendo amenazada, yo estoy escondiéndome como una cobarde. Mis manos están sudorosas. Me doy cuenta de que mi propio miedo me retiene. Observo a mi prima dando la cara por mí sabiendo que el resultado final no va a ser bonito. Siento el espíritu de la Sra. Reynolds dándome coraje. Empujo la puerta del cubículo abriéndola ampliamente, el fuerte chirrido alerta a las tres de mi presencia. La cara de Mandy está tan sorprendida como la de Delta y Hannah. Delta emite una risa nerviosa, pero se recupera rápidamente.
—¿Es este, como, el baño designado para perdedoras y nunca tomé nota?
—Eres igual que tú prima —me dice Hannah—. Siempre vas a seguir los pasos de chicas como Delta y yo.— Cojeo al lado de mi prima.
—Hannah, tú y Delta lo tienen todo. Y sin embargo... ambas son caparazones vacíos, nada que valga la pena en el interior. No las seguiría incluso si eso significara la curación de mis piernas.
—Creo que el accidente dañó tu cerebro. —Delta escupe las palabras como un dragón que escupe fuego sobre su enemigo. Mandy me está mirando en estado de shock. Sé que no he sido fuerte desde el accidente. Nunca doy la cara por mí misma y me concentro en mis defectos en vez de mis virtudes. Pasar tiempo con una mujer fuerte como la Sra. Reynolds debe haberme contagiado. Y pasar tiempo con Nick en los últimos meses me ha hecho sentir atractiva y hermosa. Yo sólo... en el fondo no puedo creer que él me estuviera mintiendo. La admiración brillaba a través de las profundidades de sus ojos. Le temblaban los dedos cuando delineaba mis labios o tocaba mi cara. Un chico como Nick, que esconde sus emociones, no podría fingir las reacciones tan intensas incluso si quisiera. Delta sacude su cabeza y se burla de mí.
—Si Nick te dio la menor atención es sólo porque sentía lástima por ti.— Estoy segura de que lo hizo... pero lo que compartimos fue mucho más allá de eso.
—No me burlaría si fuera tú —le digo a Delta—. No se ajusta a tu cara.— Mi prima se vuelve hacia mí.
—¿Nick? No, no puede ser verdad. ¿Puede serlo?— Asiento.
—¿El Nick Jonas? ¿El hermano de Emily Jonas? ¿Nick Jonas? —ladeo mi cabeza hacia un lado y asiento un poco más. La boca de Mandy se abre y los ojos se salen de sus órbitas. Como una onda de choque, me doy cuenta de que Nick tuvo razón todo el tiempo. Ir a España era sólo una manera de escabullirme, una manera de escapar de la gente y una manera de olvidar el accidente por un tiempo. Pero el accidente ocurrió. No hay manera de olvidarlo. Y yo cojeo. Tengo que enfrentar el hecho de que nunca seré la misma de antes. Está bien. Estoy bien. Tomando una respiración profunda, me doy cuenta de algo... Me siento más fuerte y más viva que antes del accidente. La puerta del baño se abre. La Sra. Gibbons entra al baño. Sus cejas se alzan cuando presencia nuestra pequeña confrontación.
—¿No se supone que todas ustedes están en clase?— Ninguno de nosotras responde. Delta me está mirando, Hannah sigue mirando de Delta a mí y de nuevo a Delta, Mandy todavía tiene la boca abierta en shock, y yo no estoy revelando nada.
—Muy bien, entonces. Vamos todas a hacer un viajecito a la oficina del Sr. Meyer para que podamos llegar al fondo de esto.
—Me parece muy bien —le digo.
—A mí también —dice Mandy, respaldándome. Le debo una gran disculpa por ser tan imbécil antes del accidente. A veces hay que alejarse de la multitud para ser una mejor persona. No siempre es fácil, eso es seguro. Pero es correcto. Y a veces hacer lo correcto se siente muy bien. Incluso si te hace terminar en un viaje a la oficina del director. Los ojos de Delta siguen escupiendo fuego.
—Lo que sea.
—Sí, lo que sea —dice Hannah, haciendo una imitación vergonzosa de su mejor amiga. Casi me siento mal por ella. Todas seguimos a la Sra. Gibbons a la oficina. Mandy me está mirando, con sus ojos muy abiertos.
—¡No puede ser! ¿Nick Jonas? —articula silenciosamente. No es culpa de Delta ser hermosa y bonita. Ni siquiera es culpa de Nick sentirse atraído por ella. Eso ni siquiera importa. Lo que importa es que no estoy acarreando sentimientos de odio y traición. Eso ha sido demasiado agotador. La Sra. Reynolds tenía razón. No odio a Delta. No odio a Emily. No odio a Nick. Me siento más fuerte que... bueno, ni siquiera puedo recordar cuándo. Lo único que sé es que me siento bien. No, mejor que eso. Me siento fuerte.

Meyer me señala y su dedo aguijonea el aire con cada palabra cuando dice. 
—Bueno Jonas. A mi oficina —lo sigo a su oficina, él cierra la puerta una vez que me siento en la silla opuesta a su escritorio. Esta molesto. Lo puedo decir por la manera en que los músculos de su cuello están tirantes y los colores de su cara y su cabeza calva se han vuelto de un rojo profundo. Ni siquiera se sienta en su silla. Se sienta en el borde de su escritorio justo sobre mí. Está tratando de ser intimidante, de asustarme para que sea un niño bueno. Pero él nunca se ha quedado con un tipo como Julio. Y si Julio no me intimida, Meyer ni siquiera tiene una posibilidad.
—¿Por qué comenzaste una pelea con Drew Rudolph?— No puedo decirle la verdad. Si toda la cosa sale a la luz, Emily podría ser involucrada en esto, también... Y Delta... Y Miley. Emily ha estado actuando espeluznante. No sé que terminará diciendo. ¿Dirá inesperadamente la verdad, de que ella fue la que golpeó a Miley? 
—No lo sé —digo silenciosamente. La cólera de Mayer se desinfla cuando la frustración toma su lugar. 
—¿Qué voy a hacer contigo Jonas? Puedo hacer una llamada a tus padres y decir que eres responsable de obligar a un par a consumir alcohol. Otra queja del entrenador de lucha libre de Fremont fue archivada… algo sobre ti intimidando a uno de sus mejores luchadores. Estás sobre hielo delgado aquí, en el camino rápido a ser un delincuente para siempre. ¿No entiendes que la única persona a la que lastimas con tu comportamiento es a ti mismo? A no ser que puedas explicarte, no tengo elección excepto darte una suspensión— ¿Suspensión? Oh, mierda. Debería defenderme, pero es inútil. El tipo no me creería, de todos modos. Permanezco en silencio.
—¿No tienes nada que decir sobre esas acusaciones?
—Nop
—Nick, toma asiento afuera mientras descubro como proceder con esto— Entonces ahora estoy pegado en otra silla de metal fuera de la oficina de Meyer. Puertas cerradas y sillas de metal son temas recurrentes en mi vida. Levanto la vista cuando las puertas de la oficina principal se abren.
Miley entra a la oficina, solo a unos pies de donde estoy sentado. Solo capaz de chequearla de lado, estudio su cara. Tiene los pómulos altos y la nariz recta. No es pequeña; tiene una pequeña protuberancia en el medio, casi como si Dios hubiera querido ponerla ahí entonces su nariz no sería perfecta. Pero no sería Miley sin esa imperfección. No es una cara-bonita como Delta, pero hay algo sobre ella… esa mezcla de inseguridad y rasgos majestuosos que no combinan. Cada una de sus facciones refleja quien es. Excepto sus cicatrices. Esas que desearía poder sacar con un toque de mis dedos y transferirlas a mi propio cuerpo. Miley está concentrada en el mostrador, leyendo algo atentamente. Su cabello caía como una cortina que protege su cara de mí. Soy apenas consciente de Many, Delta, y Hannah que están en la habitación, también. Este lugar se está llenando. La Sra. Gobbons, la profesora de arte, golpea la puerta de Meyer. Mete su cabeza dentro cuando él gruñe para que entre en su dominio sagrado. 
—Tenemos una situación con algunas chicas de último año.— Las chicas entraron en una sola fila a su oficina. Delta lucía desafiante, Hannah asustada, Mandy indiferente, y Miley parecía… dispuesta a manejar lo que sea que valla volando hacia ella. Las chicas salieron unos minutos más tarde. Miley no me miró. Salió en fila de la oficina con el resto de las chicas. Meyer reapareció en la puerta. 
—Bueno Jonas. Tu turno.— Entro en su oficina y me dirijo a otra silla. Esta tiene relleno. Apoyo los codos en mis rodillas y pienso en lo que dijo Meyer: Estoy en el camino rápido a ser un delincuente para siempre. Miley probablemente tenía razón: si desapareces, entonces no te recordarán siempre el pasado en cualquier parte que estés. Hice mi servicio comunitario, pero no me entregaron mis papeles finales de liberación. Damon de verdad va a matarme cuando descubra que estuve en
una pelea. ¿Qué mierda va a pasar cuando regrese al DOC? Espero que Mamá y Emily no lleguen al límite. Escucho el sonido de zapatos y levanto la vista. Mi madre está de pie en el marco de la puerta de la oficina de Meyer. Sus labios están apretados. Puedo sentir que está un poco alterada porque la veo moviéndose ligeramente de un lado hacia el otro.
—Ah, Sra. Jonas—dice Meyer—. Gracias por venir tan rápidamente.— Mamá asiente y sostiene la perilla de la puerta. 
—Entonces… ¿debería llevarlo a casa?— Meyer camina hacia mi mamá y pone su mano en su hombro para calmarla.
—El chico al que Nick asaltó no ha levantado cargos todavía, pero la política me fuerza a mantenerlo fuera de los terrenos de la escuela hasta que esto se solucione. Recibirá una llamada mía después de que haya hablado al superintendente del distrito para informarle de la duración de la suspensión de Nick.— Mamá asiente, luego se concentra en mí. Lucía cansada. Las profundas líneas bajo sus ojos y en las esquinas de su boca parecían más profundas de lo que nunca había visto. Yo puse esas líneas ahí. Sin quererlo, he roto el espíritu de mi madre. En el coche, no tengo nada que decir. Y cuando silenciosas lágrimas comienzan a caer de sus ojos cansados, todo lo que quiero hacer es escapar. Porque no puedo decirle nada para hacerla sentir mejor, no puedo combatir esta bola de nieve de mierda en que se ha convertido mi vida. Me siento en mi habitación hasta que cae la oscuridad, cuando alguien llama a mi puerta. 
—Nick, abre —la voz del consejero de transición familiar resuena. Genial, ahora tengo que ser retado por Damon.
—De inmediato —digo secamente cuando lo dejo entrar. Si nunca has visto la cara de los tipos negros volverse roja de furia, nunca has visto a Damon Manning molesto 
—¿Qué demonios está pasando? Recibí una llamada de tu director esta tarde diciéndome que estás suspendido por dos semanas. ¿Quieres volver al DOC?
—Seguro. ¿Tienes las esposas listas? —digo, sosteniendo mis brazos delante de mí. Damon se acerca… realmente cerca. 
—Escucha, mocoso, no tengo problema en esposarte y meter tu trasero de regreso a prisión. Pero no creo que entiendas que tu cumpleaños dieciocho esta justo a la vuelta de la esquina. Y ¿sabes qué tipo de regalo de cumpleaños recibes del estado de Illinois? Ser transferido a la cárcel para chicos grandes. Está bien, el lugar para adultos donde mandan a los internos, y no va haber ningún día en el que no sea amenazado o forzado a hacer mierdas de las que solo habías escuchado. No te quiero ahí, Nick, porque entrarás como un confundido chico sabelotodo y saldrás como un insensible bastardo. Te comerán vivo y nadie podrá salvar tu trasero. ¿Me escuchaste? Ahora dime porque demonios has estado metiéndote en peleas. Estoy tan acostumbrando a confesarme culpable, que a veces olvido decir la verdad. Miro directamente a Damon, sin jugar estar vez. 
—Estaba protegiendo a Miley. Drew la insultó.— Damon tomó la silla de mi escritorio y se sentó. Puso su mano en su frente y comienza a masajearla, como Meyer lo hizo esta tarde. 
—Nick, ¿Qué estás haciendo? Ella es tu víctima. La golpeaste con tu coche.
—No lo hice.
—¿Qué? —suelta.
—Dije que no quise hacerlo.— Damon saca la mano de su frente y se inclina hacia adelante. 
—No sé qué estás tratando de empujar aquí, pero no es bueno. Si no puedes pretender que Miley no existe, entonces deja la ciudad. Ella llamó a mi jefe esta mañana preocupada por su seguridad. Dijo que has sido provocador con ella, y ahora la estas acosando.
—¿Qué?— Damon mira directo hacia mí. 
—Miley Cyrus dice que va a archivar una queja. Oh, no parezcas tan sorprendido, Nick. ¿Qué esperabas? Cuando no sigues las reglas pagas las consecuencias. Es simple.— Nada es tan simple. Trago. Mi garganta se siente apretada. ¿Miley me odia lo suficiente para enviarme de regreso al DOC?
—Tengo que saber —continua Damon—. ¿Has tenido un encuentro sexual con ella?— Me siento en mi cama y apoyo mi cabeza en mis manos. Dios, esto no puede estar sucediendo. 
—Eso depende de que quieres decir por encuentro sexual.
—No jodas conmigo, Jonas.
—No tuve sexo con ella.
—¿La acosaste?— Sacudo mi cabeza. 
—Tuvimos una relación, una relación mutua. No fue gran cosa. Esta terminado. Hecho.
— ¿Cómo terminó?
—Abruptamente.— Damon suspiró frustrado, luego saca un montón de papeles de su maletín.
—Tengo tus papeles de liberación firmados. Terminaste tu servicio comunitario.— Miro fijamente los papeles como si tuvieran alas de ángeles en ellos, pero mi cabeza sigue dando vueltas. Pensé que Miley y yo compartimos… bueno, seguro como el demonio que fue mucho más de lo que nunca tuve con Delta. Si Miley estuvo conmigo solo por venganza… oh, mierda.
—Quedas en libertad, pero tenemos un pequeño problema. No puedes volver a la escuela. ¿Nick?
—Sí.
—No todo el mundo está en contra tuyo, lo sé.— Asiento. Ahora mismo, no puedo estar de acuerdo. Estaba tan entusiasmado por arreglar todo cuando volví a casa. Pero todo lo que he estado haciendo es pelear en vez de arreglar. Estoy perdido aquí. Después de que Damon se va, me dirijo a la cocina. Mamá está inclinada contra el fregadero. Esta temblando mientras toma un manojo de píldoras y las traga con un montón de agua.
—Mamá, ¿Qué estás haciendo?
—Tomando la medicación para la tensión y el estrés.— Le arrebato la botella de pastillas del mostrador.
—Devuélvemelas —ella ordena. Le echo un vistazo más de cerca al nombre de las pastillas en la botella. Diazepam. Valium. — ¿Hace cuanto que las estás tomando?
—Devuélvemelas —dice, sacando la botella de mi mano y agarrándolas como si estuviera sosteniendo su cordura.
—No puedes sobre medicarte con esta mierda, Mamá. Es peligroso.— Mamá ríe, un risa gutural tan fuerte que la hace toser.
—Es por eso por lo que has estado evitando acercarte a mí. ¿Te has convertido en una adicta a las pastillas en el closet? —maldición, ¿Porqué no lo vi antes?
—Ya no estoy en el closet, ¿está bien?
—¿Papá lo sabe?
—¿Qué crees? Es la única forma que puedo mantener una sonrisa en mi cara todo el día. A él no le gusta pensar en cosas malas. Esta demasiado ocupado. He estado fracasando, ¿No es así? Una terrible esposa, una terrible madre… no es asombroso que me hayan echado de las damas auxiliares.
—¡Porque te importa lo que la gente piensa! —grito—. Estas matando a toda la familia.
—¿Pensaste en toda la familia cuando atropellaste a Miley? —ella susurra, luego suelta un suspiro disgustado.
—Esto no es sobre mí, mamá. —no le digo que nunca fue sobre mí. Ella sacude su cabeza. 
—No lo comprendes, Nick, ¿no es así? Hay cuatro personas viviendo en esta casa y somos todos extraños. Es sobre ti. Es sobre todos nosotros.— Ya ni siquiera sé quién soy. Pensé que sabía, pero con la traición de Miley estoy de regreso a donde comencé. Mi madre gira la cara hacia el fregadero, su cuerpo temblando y respirando con dificultad. Cuando camino hacia ella y pongo mis brazos a su alrededor, quiero decirle que la ayudaré. También necesito ayuda. Pero ella se pone rígida tan pronto como hago contacto. 
—No me toques.— Retiro mis manos y me alejo. Todo a mí alrededor se está cayendo en un montón de piezas. No hay forma de que pueda repararlo no importa cuánto lo intente. 
—No te quedes esperando,—digo antes de dejar la cocina y subir las escaleras de dos escalones a la vez. Golpeo la puerta del dormitorio de Emily.
—Abre.
—¿Qué quieres? —dice Emily a través de la puerta. Golpeo más fuerte. 
—Emily, abre la puerta o la echo abajo.— Ella abre la puerta justo antes de que la patee para abrirla. 
—¿Qué?
—¿Hace cuanto que mamá está abusando de la prescripción de medicamentos?— Ella se encoje de hombros. 
—Después de que fuiste sentenciado. Se detuvo por un tiempo, pero comenzó otra vez cuando fuiste liberado.
—¿Cómo puedes quedarte aquí como si no fuera gran cosa?— Emily me mira fijamente y ladea su cabeza hacia el costado, su maquillaje negro en un duro contraste con su piel blanca, haciéndola lucir como un mimo. 
—Cuando ella está dormida no hace preguntas.— ¿Qué? Miro a mi hermana como si fuera un fantasma, un caparazón de la persona que una vez conocí. 
—¿Ya no tienes consciencia?— Emily se encoje de hombres. La agarro por lo hombros y grito. 
—Emily, madura y finalmente toma responsabilidad por algo… ¡Lo que sea!— Lágrimas comienzan a caer por sus mejillas. No debería estar satisfecho por hacer llorar a mi hermana, pero juro que cualquier emoción de ella me satisface. Siento sus emociones, también. Pero son tan contradictorias con las mías que no puedo estar cerca de ella. No ahora. Una parte de Emily siempre será parte de mí. Su miseria se convierte en la mía, y ahora mismo no quiero hacer nada con eso. Ella esta sorbiéndose la nariz cuando dejo la casa y me dirijo hacia la calle. Camino diez casas antes de darme cuenta de hacia dónde me dirigía: La casa de la Sra. Reynolds. La única señora que es bastante fuerte para ayudarme. Tal vez me dejará vivir con ella, en esa pequeña habitación sobre el garaje. Veinte minutos esperando por que venga un autobús a llevarme a los Hampton parecen eternos. Cuando llega y echo un vistazo a la casa de la anciana, me siento como en casa. Toco el timbre, esperando que pueda oírlo. Tal vez si instalo uno de esas lamparitas que se encienden cada vez que suena el timbre, así si su audición realmente desaparece, ella estará lista. A la segunda vez que toco, la puerta se abre. Pero no es la Sra. Reynolds, es el dueño del restaurante de la Tía Mae. 
—¿Está la Sra. Reynolds en casa?
—¿No eres tú Nick Jonas?
—Sí. Yo…
—¿Como conoces a mi madre? —él exige. Pongo las manos en mis bolsillos. 
—Trabajo para ella.— Él duda, confundido, entonces su boca se amplia. 
—¿Tú construiste el mirador?
—Sí.
—¿Cuando Miley Cyrus trabajaba aquí? Los dos, ¿Juntos?
—Con la Sra. Reynolds —le aseguro
—¿Ella sabía que tú fuiste el que atropelló a Miley? Olvídalo, por la mirada en tu cara asumo que mi madre lo sabía. Probablemente trató de arreglarlo todo, ¿no es así?
—Sí, señor. Tengo que hablar con la Sra. Reynolds. —ella es la única que me queda ahora.
—Ella falleció ayer por la mañana.— No. No, esto no puede estar pasando. Un agujero se forma en mi pecho y se extiende por mis venas. 
—Estás mintiendo.
—Mi madre tuvo un ataque al corazón mientras dormía. Ahora no se qué va a pasar aquí, pero sé que la madre de Miley no quiere que estés andando cerca de su hija. Respeta a la familia y déjala estar.
—No hay problema. No hay problema en absoluto —digo.