viernes, 31 de mayo de 2013

Lady Killer- Niley- Cap 18


Todavía estaba un poco enojada con Nick cuando me fui esa noche, pero cuando me acompaño a mi puerta y me pregunto que haría el día siguiente, no estaba lo suficientemente enojada para mandarlo a pasear. Liam no me estaba hablando, y no sabía nada de Demi, así que le dije que estaba libre, e hicimos planes para cenar en mi casa. Dormí en mi cama demasiado cómoda para levantarme de ella hasta el mediodía. Luego me distraje con una ducha extra larga, seguida de tareas, después un libro. Cuando miré el reloj, todavía eran solo las 15:00 p.m. Tomé mi computadora, y busqué: Teatro Filadelfia.  Me encontré con un sitio web de la alanza de teatro que daba información sobre un montón de teatros  en la ciudad, así como ofertas de trabajo y audiciones. Clickceé sobre el link, viendo que obras estaban actualmente en ejecución, leyendo descripciones de puestos de trabajo, y marcando unas cuantas páginas.
 Mi celular sonó, pero sonaba muy lejos. Intente seguir el sonido, pero el sonido término antes de que fuera capaz de ir más allá de la sala de estar. Por suerte, el que llamaba era persistente, y llamó de nuevo unos minutos más tarde. Estaba sin duda en alguna parte cerca del sofá. Saqué almohadones, pero no encontré nada. Registre bajo papeles y libros, todavía nada. Por ultimo, me tire al suelo y mire debajo de la cama, allí estaba, iluminando la oscuridad polvorienta debajo de mis muebles. Y justo al lado de él, morándome, estaba Hamlet. Ese breve interludio de dulzura que había visto de ella en el albergue aún tenía que hacer otra aparición. Y no tenia ninguna duda de que de alguna manera había arrastrado mi teléfono allí debajo para fastidiarme.
-Escucha, gato, no sé por qué me odias tanto, pero debes de haber perdido el memo. Yo te rescaté.- Acostada sobre mi estomago, me apreté bajo el sofá, tratando de alcanzar mi teléfono. –Se supone que debes estar agradecida- Cuando mi mano se acercaba, ella soltó el ya familiar gruñido.
 –Si, si, cállate.- Tuve que empujar la mitad de mi cuerpo en la hendidura entre los muebles y el suelo para llegar a mi teléfono y salir fue aún mas incomodo que meterse. 2 llamadas pérdidas de mama. Gemí. Tan solo debería haberlo dejado debajo del sofá. En ese momento, sonó de nuevo, por tercera vez. Respondí. –Hola mamá.
-¿Por qué no contestaste las primeras dos veces? ¿Está todo bien?
-Estoy bien, mamá. No podía encontrar mi teléfono.
-Oh, bueno, realmente deberías tener un lugar para ponerlo cada vez que llegas a casa, de esta forma siempre sabrás donde esta.
-Lo tendré en cuenta, mamá.
-Por lo tanto, tu desorganización es notica vieja. ¿Qué más esta pasando en tu vida?- Lo juro, mi madre era la única persona en el mundo que no creía que yo era una neurótica fanática del control porque era infinitamente peor. Ella hizo la pregunta inevitable.
-¿Has conocido a alguien?- Rodé mis ojos, lo que nunca podría haber logrado estando cara a cara.
-Estoy bastante ocupada con la escuela, mamá. De hecho, acabo de conseguir un rol como protagonista en una obra.
-Oh, eso es bueno.- dijo ella con suavidad. Pensaba que meterme en teatro era un desperdicio de mi inteligencia.
-En realidad es una especie de gran cosa.
-Por supuesto que lo es cariño. Ya sabes como tu padre y yo nos preocupamos. Nos sentiríamos mucho mejor si tuvieras a alguien que cuide de ti financieramente.- Se oyó un golpe en la puerta, y me fui a contestar mientras hablaba.
-En primer lugar, la seguridad financiera no es una razón suficiente para casarme, madre, incluso si eso te hace sentir mejor. En segundo lugar, no necesito un hombre para que cuide de mí. Yo puedo cuidarme a mi misma.- Nick estaba al otro lado de la puerta, casi una hora antes, y se puso a escuchar el final de mi discurso. Arqueó una ceja, sonriendo, y si yo pudiera haber alcanzado, a través de mi teléfono, para estrangular a mi madre, lo hubiera hecho.
-De todos modos, me tengo que ir, mamá. Tengo compañía.
-¿Es compañía masculina?- gemí y le dije.
-Adiós.- colgar se sintió tan bien. Estuve tentada de llamarla de vuelta y hacerlo por segunda vez.
Nick sonrió. –Tu mamá se parece mucho a la mía.
Lo fulmine con la mirada. –Llegas temprano.- Yo sólo me había recogido el pelo mojado en una cola de caballo esta mañana. Había estado pensando en alisarlo antes de que venga, pero ahora solo me veía desaliñada. Y después de arrastrarme por debajo de la cama, estaba llena de polvo, también.
-¿Está bien?- Probablemente seria bastante desagradable decirle que se vaya a casa y que vuelva en una hora.
-No, está bien. Puedes ver televisión o algo así. Solo necesito un segundo.- Le hice señas hacia la sala de estar, y me metí en mi cuarto, preguntándome cuando mejora podría hacer en cinco minutos.
Tiré de la banda de mi cabello, y miré el desorden ondulado y húmedo que tenia que trabajar. No había tiempo para que se seque y alisarlo. Y si lo secaba sin alisar, tendría una bola de pelusa por pelo. Usé mis manos para desordenarlo un poco mas, estrujándolo en mis manos, esperando a que tuviera un aspecto rizado. Trabaje un poco de mousse en él, pero eso fue todo el tiempo que tuve. Me puse una rápida capa de máscara y un poco de lápiz de labios, esperando que él estuviera bien con la apariencia natural. Cuando salí de mi habitación, estaba tendido en el sofá, viendo la televisión, y Hamlet estaba acurrucada en una bola apretada sobre su pecho. Me quedé en estado de shock, seguro que estaba soñando. Se dio la vuelta y me quedó mirando.
-Hey, tu cabello es rizado.- Asentí. Casi siempre lo llevo lacio. Él dijo.- Me gusta.- Me quedé estancada todavía en el hecho de que mi gata estaba sentada felizmente en su pecho… ronroneando. Él tenía poderes mágicos. Esa era la única respuesta.
-Ven aquí.- dijo, sentándose, y movió a Hamlet a su regazo. Me senté con cautela, a pocos metros de distancia.
Señalé a Hamlet, y le dije: -¿Cómo hiciste eso?
-¿Qué?
-Conseguir sostenerla.
-¿Es ella?- preguntó.
-Sí y ella odia a todo el mundo. Especialmente a mí.
-¿Tu propio gato te odia?
-Estamos trabajando en nuestros problemas.
Se echó a reír. –Tal vez esta molesta de que le diste nombre de chico.
Alce una mano para acariciarla y, como siempre, recibí un gruñido de recompensa. Nick pensaba que el odio de Hamlet hacia mi era muy gracioso. Y siguió abrazándola, lo que significaba que estaba relegada a cojín contrario, porque mi gata me había robado a mí… lo que fuera. Puaj. Eso era algo que no quería pensar. Quiero decir, obviamente, era una relación secreta, por lo que necesariamente no necesitábamos etiquetas, pero tenia curiosidad, ¿Qué pasaría cuando el año terminara? ¿Incluso duraríamos tanto tiempo? Me levante para comenzar la cena y poder así distraerme. Hice espaguetis, porque era lo único en que confiaba no estropear cuando estaba nerviosa. Y bueno… yo siempre estaba nerviosa alrededor de Nick. Al parecer, tuvo el efecto contrario en Hamlet, que estaba profundamente dormida en su regazo.
Vi mi ventada de oportunidad para lo que había estado anhelando desde que llego. Dejé la comida en el fuego, y me dirigí al sofá. No me senté por temor a despertar a la mal humorada, pero puse una mano en su hombro, y me incliné para darle un beso. Puesto que sus manos estaban atrapadas debajo de Hamlet, tuve que controlar el beso. Mis manos encontraron su pelo, que era tan suave y adictivo como siempre, y profundice el beso. Lo besé duro, ya que podía, y él no hizo ningún esfuerzo para detenerme. Fue el beso que había querido la noche anterior y que él se había negado a darme. No quería retirarme, pero la cena estaba en marcha. Sus ojos eran oscuros cuando nos separamos.
-Creo que podrías ser un poco malvada.- dijo. Me eché a reír.
-Sí, yo planeé todo esto. Hamlet estaba metido en esto, también.
-Bésame otra vez.- Cada vez que nos besamos, mi confianza crecía más fuerte. Cuanto mas lo conocía, más audaz me sentía. Me gustaba… casi tanto como me gustaba él. Alguien llamo a la puerta, tres golpes fuertes, seguido por otros tres, sólo unos segundos mas tardes. Nuestra respiración era todavía entrecortada por el beso, y no estaba segura de si el demasiado rápido latido de mi corazón se debía a Nick o al shock.
-¿Esperas a alguien?- susurro. Negué con la cabeza. Otros tres golpes, y luego Demi grito a través de la puerta.
-¡Se que estas allí, Miley! ¡Abre!
-Mierda.- No hice ningún esfuerzo por ser amable mientras recogí a Hamlet del regazo de Nick, y ella se dejo caer en el sofá. Casi ni me si cuenta del gruñido, se había convertido en algo tan común. Agarré a Nick, y tiré de él hasta ponerlo de pie. No tenía ni idea de donde ponerlo, pero decidió que el baño era probablemente mejor que el dormitorio, ya que en realidad había una puerta.
Lo empujé dentro. –Lo siento. Me desharé de ella, te lo prometo.- Su hubiéramos ido a su casa. Me froté mis labios, esperando que no estuvieran tan hinchados como se sentían. Me pasé una mano por el pelo y, cuando estuve segura de que no había nada manifiestamente fuera de lugar, abrí la puerta. Demi campante camino por delante de mí.
-Ya era hora maldita. ¿Qué estabas haciendo?- Fingí un bostezo.
-Oh, Ya sabes, simplemente holgazanear.- Ella rodó los ojos, y me miro como si yo fuera la frustrante.
-Es una buena cosa que haya venido entonces. No voy a dejar que te quedes en casa un sábado por la noche abatida por la cosa con Liam.- Agarró mi muñeca y me llevo a mi habitación. Por lo tanto, el cuarto de baño había sido la decisión correcta.
-No estoy abatida.-  le dije. -¿Y como sabes acerca de la cosa con Liam?
-Porque todo el mundo sabe, cariño. Lo cual, por cierto, estoy cabreada de que no me dijiste que todo ese drama estaba pasando.
-Genial. Realmente no hay mucho drama. Vamos a arreglar las cosas pronto, estoy segura.- le dije.
-Oh, cariño, ¿No escuchaste? Liam casi rechazo el papel de Hipólito. No lo hizo, gracias a Dios. Cheyne lo convenció de lo contrario. Pero yo no lo llamaría “no mucho drama”- Me dejé caer en mi cama, mis entrañas retorciéndose como un trapo exprimido. ¿Liam estaba así de molesto? ¿Renunciaría a esa genial parte solo para que no tuviera que estar cerca de mí? La voz de Demi vino de mi armario, y tuve un déjá-vu de la noche en que todo esto empezó. Comenzó sacando tops y faldas, y pregunté:
-¿Qué estás haciendo?
-Vamos a salir. Necesitas recordar que un mundo existe fuera de tu apartamento.
-No, Demi, en realidad preferiría que no. –Pensé en Nick en mi cuarto de baño, y me pregunte si nos podría oír.
-Te jodes. No te estoy dando una opción. No he estado bailando por siempre, y necesito de una celestina. –Gemí y me deje caer de nuevo en la cama. Ella soltó una falda en mi cara. -Vístete.
Entonces recordé la excusa perfecta. –No puedo. Tengo la cena cocinándose.
-Genial. Me muero de hambre. ¿Qué vamos a comer?- A veces pensaba que mi vida seria mas fácil si estuviera sin amigos. Volví a la cocina, y ella me siguió. Había dejado la salsa un poco demasiado tiempo y se había quemado en los bordes. Tanto para no estropear espaguetis.
-Caray mujer, ¿Estabas planeando comer tus problemas? ¡Hiciste suficiente para tres personas!- Yo solo me encogí de hombros. No tenia nada que explicar de por que estaba cocinando para dos personas (una con un apetito muy grande) Puse un poco de espaguetis en nuestros platos, tratando de dejar un poco a Nick, a pesar de que no tenía ni idea de cuando iba a llegar a comer. Comí rápidamente, dejando a Demi dominar la conversación, que era acerca de cuánto tiempo había pasado desde que había tenido sexo realmente bueno. Asentí a lo largo de la conversación, riendo en los lugares correctos, metiendo comida en mi boca todo el tiempo. Limpie mi plato antes de que ella hubiera tocado el suyo. Puse mi plato en el fregadero, y luego me dirigí hacia el pasillo. 
-¿A dónde vas?- Preguntó Demi. Dije “Baño” por encima de mi hombro, y seguí caminando. Cuando llegué a la puerta, miré por encima de mi hombro, alegre de encontrar a Demi preocupada por sus espaguetis, y me deslice dentro del cuarto. 
-¿Se ha ido?- preguntó Nick.
-Shhh- Estaba apoyado en el fregadero, y llegué a su alrededor para abrir el grifo para cubrir nuestros susurros.
-No. Lo siento. Ella está comiendo nuestros espaguetis.- sus labios se fruncieron, y me incline hacia adelante, sofocando mi risa contra su pecho.
-¿Ella se irá pronto?- Levanté la mirada, pero me mantuve cerca contra él. 
-No. Ella cree que estoy deprimida por Liam, y está decidida a obligarme a salir.- Me atrajo hacia él presionando su rostro en el espacio donde el cuello se curvaba en mi hombro. Dejé escapar un gruñido que era extrañamente reminiscente a Hamlet. Envolví mis brazos alrededor de él, del mismo modo decepcionado.
-Lo sé. Esto es una mierda.- Como si le hubiera dado la idea, sus labios cubrieron mi punto de pulso, succionando suavemente. Me reí, y lo empuje hacia atrás. Como si fuera una señal, Demi llamo a la puerta.
-¡Basta de hacer tiempo, chica! ¡He seleccionado tu ropa!- El plomo de la puerta comenzó a girar, y me apuré a interceptarla. Mantuve mi pie en el camino para que solo una abertura se formara. 
Le dije: -No estoy ganando tiempo, solo preparándome. Pásame la ropa, y voy a cambiarme. 
Parecía sospechar mi emoción fingida. Nunca me emocionaba cuando me sacaba de esta manera. Seguí sonriendo, como que tal vez la tensión había llegado a mí, y tan solo había enloquecido finalmente. Me pasó la ropa, y antes de que tuviera oportunidad de responder, empujé la puerta cerrada y eché llave lo más silenciosamente que pude. Cuando me di la vuelta, Nick estaba desplomado en el inodoro. Encendí la radio, poniéndola hasta lo más fuerte que podía soportar, y cerré el grifo. 
-Lo siento, Nick.- Sentado, su cabeza estaba a la altura de mi pecho, y apoyo las manos en mis caderas, tirándome hacia delante. 
-Está bien, amor. Esto tenía que suceder tarde o temprano. 
-Me gustaría que pudieras venir conmigo.
-A mí también, amor. Pero está bien. Cenaremos en otro momento. Tú debes cambiarte. Cuanto antes salgas de aquí. Menos probable que seamos atrapados.- Asentí con la cabeza. Mis manos temblaban ligeramente mientras sacaba la ropa de mi pecho. 
Dijo: -Voy a cerrar los ojos. – y le di un agradecido beso rápido en la mejilla. Sonriendo, cerró los ojos, y luego apoyo los codos en las rodillas y la cara entre las manos. Tan rápido como pude, me quité mi camisa, y deseche mis pantalones cortos. Me puse un top negro sobre la cabeza, y luego recogí la falda. Mi estómago cayó. Era esa terrible, horrorosamente corta minifalda. Debo haber hecho un ruido, porque Nick levanto la cabeza. Mantuvo los ojos cerrados mientras preguntó. 
-¿Está todo bien?
Le dije –Sí.- A pesar de eso, estaba pensando: Demonios, no
Me deslice en la falda, y era tan corta como la recordaba. Suspiré. No había manera de que pudiera usar esto. Lleve una mano al hombro de Nick, queriendo decirle que iba a salir para buscar otra cosa, pero sus ojos se abrieron y se fijaron en mis piernas, que de repente se sintieron débiles, como piscinas de tela en vez de músculos y carne y hueso. Una de sus manos se cerró alrededor para hacerme cosquillas en la parte posterior de la rodilla, y tuve que mantener el equilibrio con una mano en su hombro para evitar que colapsen. 
-Estas tratando de matarme, ¿verdad?- Se atragantó. -¿No es esta falda que me dijiste que nunca usarías? 
-Y no la usare esta noche. Voy a volver a mi habitación para encontrar algo más.- Me volteé, y su otra mano me toco el muslo. 
-Espera.- Sus manos treparon hasta el indecentemente corto dobladillo, y alrededor de la parte posterior de los muslos, a pocos centímetros por debajo de la curva de mi trasero. 
-Tu. Eres. Increíblemente. Sexy. –Su voz era tan baja que retumbo y pude sentir las vibraciones empapando mi piel. Se inclinó y marco cada palabra con un casto beso por el costado de mi muslo. Yo podría haber sido la arcilla en sus manos, la forma en que me estaba controlando. Si hubiera intentado, le podría haber dado mi virginidad allí, en el cuarto de baño, sin mucha resistencia. Pero el puño de Demi llamó a la puerta, sacándome bruscamente de mi lujuria.
-Maldita sea, Miley. ¿Quiere apurarte ya?- Con sus palabras, volvió mi miedo. Claro, él pensaba que yo era sexy ahora. Pero las vírgenes eran siempre, más que nada, la cosa menos sexy. ¿Cambiaría de opinión cuando se enterara?
-Me tengo que ir. Lo siento. Probablemente todavía hay espaguetis sobrantes si quieres un poco después de que nos vayamos. Yo… yo te llamo, ¿Vale?- Asintió, con los ojos aun oscuros, inquebrantables. 
Tropecé hacia el pasillo, un lío de hormonas y emociones. Estaba tan distraída que ni siquiera recordaba que tenía la intención de cambiarme hasta que ya estuve abrochada en el coche de Demi y de camino hacia el club.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Lady Killer- Niley- Cap 17


La simplicidad de la noche anterior había desaparecido para la mañana del viernes. Liam no estaba enfadado en sí, aunque tampoco, realmente, no estaba mucho de nada. No me hablaba en la sala de espera, y tampoco se sentaba a mi lado. Cuando me unía a una conversación, él la dejaba. Yo era un hábito, y él parecía estar dejándolo. La sonrisa de Nick en la preparación para los de último grado, me ayudo. Habíamos requisado las computadoras del aula de diseño durante el día, para investigar sobre los postgrados disponibles. Algunos buscaban escuelas de postgrados, otros las prácticas. Demi buscaba billetes de avión y hoteles en ciudades alrededor del mundo al azar. Yo miraba la pagina principal dl buscador. Unas manos se curvaron alrededor del respaldo de mi silla, y el cuerpo de Nick se inclino hacia mí. La proximidad era del todo una distracción. 
-¿En qué estas pensando, Miley?- Debería haber dicho, tú. Desnudo. Eso lo hubiera sorprendido. No es que estuviera pensando en el desnudo… Bueno, ahora que lo mencioné… Demonios. Como dije, una distracción. Sacudí mi cabeza porque no tenía una respuesta, al menos una que pudiera decir en voz alta. Él camino a mi lado y se inclino sobre la mesa, mirándome. 
-¿Actuación o Dirección Escénica?- La mirada que fijo en mi se sentía muy personal en aquella aula llena de mis compañeros de clase, incluso cuando ninguno de ellos estaba mirando, bueno, a no ser por Demi. Ella nos miraba cada vez que Nick se me acercaba, lo cual me recordaba que debíamos ser cuidadosos. 
-No lo sé- murmure. 
-De acuerdo, ¿Qué tal una ciudad? Puedes comenzar a buscar apartamentos. Eso es ciertamente algo en lo que tienes que pensar, especialmente si vas a ir a Nueva York.- Contemple el cuadro de búsqueda de la pagina. Se estaba burlando de mí. 
-No puedo permitirme ir a Nueva York- contesté.
-Está bien. La mayoría de las personas no pueden. Hay montones de mercados regionales que puedes considerar. Filadelfia.- Me giré abruptamente para mirarlo. ¿Me estaba diciendo que buscara en Filadelfia? ¿Dónde él vivía? ¿Intentaba decirme algo o yo estaba leyendo demasiado en sus palabras? Su rostro estaba inexpresivo cuando continuo: -Tanto Dallas como Houston tienen una cantidad razonable de trabajo. Chicago, Seattle, Boston, DC. En realidad hay muchos donde elegir- Me di la vuelta hacia mi computadora, mi corazón seguía todavía latiendo demasiado rápido. Sin duda estaba leyendo entre dientes. No era como si nuestra relación fuera seria. Habíamos pasado la noche abrazados en mi sofá. Eso no significaba que estábamos juntos o que tuviera que mudarme al otro lado del mundo con él. 
-Sólo explora, busca algo para comenzar.- dijo, antes de dejarme para seguir caminando alrededor de la habitación. 
Coloqué mis dedos sobre el teclado pero se sentía como plomo, pesaba demasiado para moverlos. Me quede mirando a la tecla “P”. Podía ver a Demi mirándome por el rabillo del ojo, y tan curiosa como estaba por Filadelfia, sólo escribí “Practicas para Dirección de Escenografía”  en el buscador. Luego entre de un sitio tras otro, mirando el reloj de la esquina de la pantalla, dándole fuerza de voluntad a los números para que se movieran con más rapidez. Cuando la clase termino, mi alivio duró poco. La lista del elenco había sido publicada. Todavía era Fedra, Lo cual era bueno. ¿Qué tan embarazoso hubiese sido si Eric hubiera cambiado de opinión? Demi había obtenido Afrodita, como quería. Cheyne un soldado, como había predicho. Y Liam era Hipólito. 

Esa noche llamé a la puerta de Nick, nerviosa, a pesar de nuestro acuerdo de tomar las cosas con calma. No habíamos hablado sobre hacer algo esta noche, realmente, y a pesar de nuestra tenue relación, todavía debíamos intercambiar números. Así que esperaba no parecer necesitada al buscarlo por segunda noche consecutiva. Hamlet, definitivamente, estaba contenta de tenerme fuera del apartamento. Todavía no coexistíamos muy bien. 
Mi preocupación disminuyo cuando abrió la puerta y dijo – Oh, gracias a Dios. He estado pensando si debería ir a tu apartamento durante una hora, pero temía que tocara tu puerta y tuvieras invitados o algo.
Me reí. –Entonces, deberíamos intercambiarnos los números. 
Él contestó. -¿Vas a ponerme bajo un nombre secreto para que nadie sepa quien soy yo cuando te envié cosas sucias?- Mis ojos se abrieron ampliamente.
-¿Planeas enviarme mensajes de ese tipo?- Sus ojos bailaron divertidos, y esa deslumbrante sonrisa suya estaba de nuevo en su rostro.
-No lo estoy descartando.- Oh. Oh. Mis nervios salieron disparados.
Tomo mi mano y me dirigió hacia su sala de estar, donde un libro abierto descansaba sobre el sofá. Era poesía, claro, porque era perfecto, y estaba tristemente fuera de mi alcance. Marcó la página, y puso la colección sobre una pila de libros al final del sofá. Se estiró y entrelazo nuestros dedos en las distancia entre nosotros. Quería recostarme sobre él, enredarme en sus brazos y no moverme de allí hasta que tuviera que hacerlo, pero todavía se sentía extraño. ¿Estábamos ya en esa parte de la relación donde podía simplemente hacerlo? ¿O todavía teníamos camino que recorrer para eso? 
-Entonces, ¿La lista del elenco?- preguntó. Me quejé y me recosté en el respaldo de su sofá.- No está tan mal, ¿No?
-Eso depende de si Liam me hablara para cuando empiecen los ensayos en dos semanas o no. – No tuve que preocuparme por facilitarme la postura, ya que Nick no tuvo reparos en atraerme hacia él. Mi cabeza cabía perfectamente el en curva de su nombro. 
-Liam parece ser un tipo razonable. Estoy seguro de que después de un tiempo en que lo procese, todo estará mejor.- Asentí,  esperando que tuviera razón, aunque no estaba muy segura. Liam era razonable. El problema era… que la razón probablemente le dijo que se mantuviera alejado de mí, si no quería que su corazón fuera pisoteado. Y tal vez, eso fuera lo mejor. Él merecía a alguien mejor. 
-De acuerdo.- dijo Nick. –Ya basta con eso. No me gusta esa mirada triste que tienes. Por desgracia, nuestras opciones durante la noche son limitadas, ya que no podemos salir a ninguna parte. Así que, ¿Qué tal una película?- Coloqué una sonrisa en mi rostro. Cuando él sonrió de regreso, me costo mucho menos mantenerla allí. 
-Una película suena bien.- Escogió algo divertido, probablemente en un intento de animarme un poco. Luego, apago las luces y se me unió en el sofá. Cuando los créditos de apertura comenzaron, se recostó y me atrajo hacia él.  Se encontraba estirado en el sofá sobre su espalda, y yo estaba sobre mi lado, instalada entre el respaldo del sofá y él. Vacilé por un momento antes de colocar mi cabeza sobre su pecho.
Intenté mirar la película, de verdad que lo hice, pero era difícil concentrarse con sus tranquilas y continuas respiraciones alborotando mi cabello, y su mano acariciando mi espalda de arriba hacia abajo. Estaba entre lo seductivo y lo cosquilloso. Era increíblemente consciente de que, de vez en cuando, su dedo continuaba un poco más debajo por mi espalda, hasta el pequeño pedazo de piel que estaba descubierta entre el final de mi camiseta y la cinturilla de mis pantalones cortos. Se quedaba allí durante un vacio segundo antes de volver a mi espalda. Entonces, su dedo viajaba hasta la piel descubierta de mi nuca, donde me hacia tener que reprimir un gemido. Miré rápidamente a su rostro, pero estaba concentrado en la película, completamente inconsciente de la locura a la cual me estaba llevando.
Finalmente, decidí que era tiempo de que tuviera una dosis  de lo que yo estaba sintiendo. Desarme el puño que descansaba sobre su pecho, presionando  levemente la punta de mis dedos en él. Comencé por delinear el diseño abstracto de su camiseta, algo que supuse que era de una banda. Una vez hice eso, mantuve mis manos deslizándose por su pecho, por la curva de uno de sus pectorales, bajando por su esternón hasta su duro estómago, haciendo un camino de vuelta por su pecho hacia los músculos extendidos desde su hombro hasta sus bíceps. Cuando mi mano imito uno de sus movimientos, apenas deslizándose a lo largo del dobladillo de su camisa, la mano que mantenía en mi espalda se congeló. De alguna manera, ese hecho me puso todavía más nerviosa.
Sintiéndome un poco mas valiente, volví al dobladillo, empujé mis dedos hacia arriba y debajo de la camisa, usando mis uñas para aplicar el mas suave de los toques en su piel. La mano detrás de mi se movió, reptando sobre mi espalda, mi cuello, hasta mi cabello. Apoyé mi mano, presionando mi palma contra su cálida piel. La mano en mi cabello se tenso, no lo suficiente para doler, sólo para inclinar mi cabeza ligeramente hacia atrás. Él me miró, sin ningún rastro de su sonrisa juguetona, con sus marrones ojos luciendo completamente negros en la oscura habitación. Estos danzaron por mi rostro, parpadeando con más frecuencia entre mis ojos y mis labios. La anticipación me estaba matando, así que clave mis dedos en su piel. Su respiración ya no estaba tan estable, pero siguió simplemente mirándome. Relamí mis labios, y sus ojos contemplaron ese lugar por más tiempo, tanto que el calor se estaba agrupando entre mis piernas a causa de solamente la anticipación, haciendo que me retorciera, intentando aliviar la presión. 
Cuando levanté mi pierna y la enrede con la suya, finalmente se puso en acción. La mano en mi cabello me inclino hacia adelante, pero me detuvo a mitad del camino. Toda la anticipación de esos diez minutos, se concentro en el momento en que nuestros labios se encontraron. La conexión era demasiado pequeña para atraer fuegos artificiales a mi mente, pero se le acercaba. Era como la emoción de sostener una bengala; esa emoción que sientes cuando las chispas se acercan cada vez mas a tu mano. Su boca se mantuvo cerca, y a pesar de haberlo probado varias veces antes, el misterio me estaba matando. Se sentía como el primer beso. Se echo hacia atrás y apoyó su frente en la mía.
-Gracias- dijo. ¿Gracias? ¿Fue como un, gracias, pero no gracias? ¿Gracias, pero estoy mirando una película, déjame en paz?  
-¿Por?
-Por darle una oportunidad a esto. Sé  que estabas, probablemente estas, asustada. Pero acabas de hacer mi vida inmensamente mejor.- No se si por ser un actor lo había hecho tan honesto, sin miedo a ser vulnerable, o si simplemente era quien él era. Deseaba poder hacer lo mismo, pero eso no era quien yo era.
-¿Puedo hacerte una pregunta?- La mano que había estado en mi cabello, hizo el camino hasta mi mandíbula.
-Claro.- respondió.
-¿Por qué aceptaste este trabajo? No es que no me alegre que estés aquí, pero tú mismo dijiste que eras miserable.
-Ya no lo soy…- se inclinó, y me besó de nuevo, zumbando cuando presiono sus labios contra los míos. No se me ocurrió que no había respondido a mi pregunta, pero no me importo lo suficiente para dejar de besarlo, especialmente cuando su boca finalmente se abrió y probé su dulce y mentolado aliento, mezclándose con el mío. Su lengua se deslizo con la mía, y mi mano debajo de su camisa volvió a la vida, cerrándose contra su lado, atrayéndolo hasta que mi pelvis hizo presión contra su cadera. El beso era relajado y divino, pero demasiado lento, lento, lento. Quería más. Quería que nuestros cuerpos se sofocaran, nuestros labios se aplastaran, no esta burla suavidad. No quería perder el contacto con su piel, pero quería tomar el control. Mi otra mano estaba atrapada debajo de mí sosteniéndome. Así que saque mi mano de su camisa, y la coloqué en su rostro. Lo atraje mas cerca e intente cambiar el ritmo.
Él lo permitió durante un momento, nuestros labios se movían con rapidez, con el aire escapando cuando inclinábamos nuestras cabezas y nuestras bocas batallaban entre ellas. Y Dios, se sentía bien. Continúe atrayéndolo, insatisfecha, sintiendo que no estaba lo bastante cerca, hasta que el se inclino hacia arriba y giro sobre su lado para estar frente a mi. Un suspiro de éxito escapo de mi boca, entonces tomo la mano que tenia en su rostro y la empujo lejos, hasta que estuvo atrapada detrás de mi, la sostuvo allí. Presionada contra mí espalda baja con su mano. Entonces de nuevo, se recostó, cambiando el ritmo, rozando mis labios, lentamente, suavemente. Era enloquecedor. Intente inclinarme hacia él, pero me sostuvo con mas fuerza, reteniéndome, tomándose su tiempo. Gruñí con frustración. Y él sonrió.
-¿Qué sucede, cariño?- cualquier cantidad de palabras podrían haber salido de mi boca, algunas de ellas incoherentes, la mayoría de ellas no muy agradables. Afortunadamente, las que me arreglé pata soltar eran exactamente a lo que quería referirme. 
-Demasiado despacio.- gemí. En realidad, estaba lloriqueando. 
-Te dije que podía tomármelo con calma.- respondió. 
-Idiota.- Esa en realidad era la palabra más agradable que estaba pasando por mi cabeza. Él ni siquiera tenía la decencia de parecer preocupado. Simplemente se rio. Me retorcí, tratando de liberar mí brazo, y él intento sosegarme con un beso, este un poco mas profundo, más satisfactorio que el anterior. Y justo cuando estaba olvidando por que había estado tan frustrada antes, volvió a alejarse. Era absurdo,  pero de verdad sentí que podía llorar. Sus besos se arrastraron a través de mi mandíbula hasta ese lugar debajo de mi oreja que hace que cada parte tensa de mi cuerpo se vuelva blanda. 
-No intentaba ser inteligente.- suspiró. –Sólo intentaba darte lo que quieres. Es duro cuando me dejo llevar, cuando te beso como quiero. Porque en todo lo que pienso cuando lo hago, es en el sabor de tu piel, y lo mucho que me gustaría volver a probarla.- Su boca quemó mi cuello. Sus dientes rozaron mi piel, y por impulso, mi cadera se lanzo hacia adelante, apenas haciendo contacto con él. Gimió en respuesta, sus suspiros volviéndose bruscos y perdiendo su suavidad. –Recuerdo el peso de tu pecho en mi mano, y la forma en que reaccionaste con mis dedos dentro de ti.- Mordí mi labio combatiendo el gemido que crecía en mi garganta. Quería sus manos en mí. Quería que nuestras ropas no estuvieran. –Pienso en tu cuerpo bajo el mío. Pienso en estar dentro de ti. Pienso en ello, y me consume. E ir despacio, es la ultima idea que cruza por mi mente.- Lo perdí. No pude retener el gemido, y se sintió como si fuera a hacerme pedazos sólo con sus palabras –Así que tengo que besarte lentamente. A no ser que hayas cambiado de idea, ¿Lo hiciste? ¿Cambiaste de idea?
¡Si! Por favor, oh Dios, si. Esto era una tortura. Pero la razón se desplego en el fondo de mi mente, tomando el control de todo, manteniéndome con los pies en la tierra. ¿Qué pasaba si intentábamos tener sexo y me asustaba de nuevo, y lo arruinaba todo? 
-No, no he cambiado de idea.- dije. Entonces agregue. –Idiota.- Porque aquello era una tortura, y por la sonrisa en su rostro, él lo sabia.
-Hmmm… entonces iremos despacio. 
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Capitulo dedicado a Male y Niley Phary, gracias por comentar, me alegra mucho que les este gustando la nove =D

domingo, 26 de mayo de 2013

Lady Killer- Niley- Cap 16


Para el momento en que había rellenado el papeleo necesario, y tenia alojado a Hamlet dentro de un barato trasportín para gatos, había pasado cerca de media hora desde que Liam se había bajado de mi auto. De pie, en el aparcamiento, no pude encontrarlo por ningún lado. Saqué mi teléfono, no había mensajes. Busqué en el parabrisas, no había notas. Llame a su teléfono, no hubo respuesta. Volví a llamar a su teléfono, directo al buzón de voz. Para cuando sonó el “bip”, yo estaba llorando.
-Liam, lo siento. Lo siento tanto. No sé como arreglar esto. Solo quiero que volvamos a ser como hemos sido siempre. Dios, eso es estúpido. Sé que no podemos. Se que las cosas no pueden ser como antes, pero… no lo sé. Como sea. Sólo… hazme saber si estas bien. No estas en mi auto, y no sé como llegaste a casa, si es que llegaste. Sólo llámame. Por favor. Hablemos de esto- Unos minutos después, estaba sentada al lado de mi auto en el pavimento, mis vaqueros mechados de polvo, cuando recibí un mensaje. Estoy bien.
Traté de llamarle otra vez, saltó directo al buzón de voz.
Y por mas que intentara pensar de otra manera, por mas que intentara esperar que podíamos superar esto… Ya lo sentía. Sentía que me apagaba. Tal vez era el dolor. Tal ver era que al final había acabado por volverme loca. Tal vez ya simplemente no tenía a donde mas ir. Pero cuando volví a mi complejo de apartamentos, no me dirigí al mío. Con Hamlet en la mano, me dirigí al de Nick. No sabia como me veía cuando abrió la puerta. Ni siquiera quería saberlo. Pero la abrió casi al instante, gesticulando hacia mí sin hacer preguntas. Jamás había estado en su apartamento. Debería haberme dado cuenta, o pedirle que me mostrara los alrededores. Debería haber dicho algo, pero lo único que tenia en la punta de la lengua era un sollozo, y necesite de toda mi energía, toda mi concentración para retenerlo.
Pero incluso eso no fue suficiente cuando sus dedos levantaron mi barbilla. Él dijo mi nombre, y vi una mirada preocupada en aquellos ojos. Las lágrimas cayeron de mí como una copa rebosante, y no pude controlarlo, ni respirar bien, ni explicarlo. Él tomo la caja de Hamlet de mis manos y pasó un brazo alrededor de mis hombros. Me condujo por un pasillo casi idéntico al mío hacia una sala de estar que era completamente diferente. Estaba llena de libros, algunos en las repisas, otros apilados en el suelo. Los muebles eran sencillos y con un toque moderno, pero no tan modernos como para que dudara antes de hundirme en los cojines del sofá negro, agarrando una almohada blanca para abrazarla a mí pecho. Luego Nick se puso a mi lado, sacándome la suave almohada de las manos y reemplazando la comodidad con su cuerpo. Me colocó en su regazo, acunándome como a una niña, sacándome las lágrimas, peinando mi cabello, frotándome la espalda.
-Él me odia- Me las arregle para decir finalmente. Él no había preguntado, pero su preocupación me empujo a hacerlo de todos modos, sacó las palabras fuera de mi boca.
-¿Quién te odia, amor?- Rápidas y cortas respiraciones salían de mis labios, pequeños gemidos qu no era capaz de controlar.
-L-Liam
-Liam no podría odiarte jamás- dijo.
-Lo hace. Se fue. No volverá a hablarme- Me disolví en otro ataque de llanto y sólo me acerco a él, metiendo mi cabeza debajo de su barbilla, contra su pecho. Me dejó llorar, murmurando cosas todo el tiempo. Estarás bien, amor. Las cosas se resolverán. Cálmate. Respira, Miley. Estoy aquí. Todo irá bien. Sea lo que sea nos ocuparemos de esto. Está bien, amor.
Debió haber murmurado miles de variaciones. Pero jamar dejo de intentarlo, sin importar que no lo estuviera escuchando. Cuando termine de llorar, estaba demasiado cansada para hacer nada más. Me dejé caer contra él, sólo inhalando y exhalando. Y él me sostuvo allí. Finalmente, un sonido se oyó a través de la niebla. Un bajo y molesto gemido. Hamlet. Había dejado a Hamlet atrapado en esa caja todo este tiempo. Llena de culpa, me senté, manteniendo la cabeza despejada por un momento.
-Lo siento, necesito llevarla a casa- Estaba poniéndome de pie, para ir en busca de su cajón, cuando Nick me tomo por los codos.
-Quédate, amor. Estas alterada. Cuidaré del gato. –No. No podía dejar que hiciera eso. Porque entonces el vería que todas las cosas de la gata que había comprado la noche anterior todavía estaban completamente nuevas y sin usar.
-No, está bien. De verdad, debería irme. Estoy bien ahora. Gracias.
-Miley, por favor, habla conmigo.- Mi cuerpo estaba inclinado hacia él en contra de mi voluntad,  sufriendo por volver a sentir su comodidad, pero aún no había tomado una decisión.
-No lo sé…
-¿Qué te parece esto? Te vas a casa y te encargas del gato, y en un ratito, te llevaré la cena. Podemos hablar o solo ver una película o cualquier cosa que necesites hacer. Yo sólo… si te vas así, me volveré loco preocupándome por ti.- Después de un momento, asentí.
-Bien.
-¿En serio?
-Si, sólo dame una hora ¿De acuerdo?- Él sonrió, y yo supe… que estaba en problemas.

Estaba bastante segura de que mi nueva gata me odiaba. No es que la culpara por ello, después de haberla dejado en aquella caja durante tanto tiempo. Sin importar lo que hiciera, ella dejaba escapar ese gruñido con la boca cerrada cada vez que daba un paso en su dirección. Le dejé comida en la cocina, la cual ignoró. Le hice una caja de arena y la puse en el armario de depósitos. La levanté y la lleve a la caja, ubicándola dentro para que supiera donde estaba. Siseo una vez y luego corrió, tirando la basura en su escapada. Desapareció debajo de mi sofá, únicamente con sus malvados y brillantes ojos visibles en la oscuridad. ¿Por qué no le había dicho a Nick que tenía una gata llamada Lady Macbeth? Eso le hubiera quedado mucho mejor.
Durante el resto del tiempo, me quedé sola con mis pensamientos, los cuales eran casi tan agradables como el virus Ébola. Ordene la sala de estar, luego pensé en huir. Ordene mi cuarto, entonces me apresure al baño, segura de que iba a vomitar. No lo hice. Casi deseé haberlo hecho. Podría haber dicho que estaba enferma. Antes de que tuviera la oportunidad de discutirlo conmigo misma… se escuchó el timbre de a puerta. Mi corazón se sintió como si alguien estuviera usándolo como un trampolín. Respire hondo. No le había prometido nada. Él había dicho que podíamos hablar. O ver una película. O hacer cualquier cosa que yo quisiera. Esto no tenía que ser un gran problema. Cuando abrí la puerta, Nick se veía tan alegre que fue difícil seguir temiendo su presencia.
-Olvidé preguntarte que querías, así que traje pizza, una hamburguesa y una ensalada- Estaba haciendo malabares con las tres cosas en sus manos, y yo quedé abrumada una ver de lo mucho que me gustaba. No solo de manera romántica. En general. Él era bastante asombroso. Sonreí.
-La pizza está bien.- Retrocedí y él se paró dentro de mi apartamento. Por mucho que me estuviera volviendo loca antes, se sentía natural tenerlo aquí. No es que hubiera dejado de sentirme nerviosa, era sólo que… parecía como si perteneciera aquí. Caminamos hacia mi cocina/sala de estar y dejamos la comida en la pequeña isleta redonda que sobresalía en la encimera. Me ocupé de agarrar bebidas y platos para ambos, y cuando no hubo nada más para distraerme, saqué uno de los taburetes de debajo de la isla y me senté a su lado. Puse una porción de pizza en mi plato y él abrió la ensalada. Entrecerré los ojos hacia él.
-¿No iras en serio a sentarte ahí y comerte una ensalada mientras yo me lleno la cara con bendita grasa, o si?- Aderezó su lechuga y sonrió.
-Oh, también  me voy a comer la hamburguesa. Y un poco de pizza, si me dejas algo.- Rodé los ojos. Los chicos apestaban. Hablamos. De nada que importara. Él se sorprendió cuando hundí mi pizza en aderezo ranchero para ensaladas. Cuando le hic probarlo, frunció el ceño como si le resultara asqueroso, pero lo vi hundir otra porción en la salsa mientras yo rellenaba mi bebida. No fue hasta que me sentí tan llena que creí que iba a explotar, cuando él trajo mi anterior crisis a colación.
-Entonces, ¿Puedes decirme ahora que pasó con Liam?- Agarre el pepperoni de la media porción de pizza que quedaba en mi plato.
-Tuvimos una pelea, supongo. Creo, No estoy segura. Jamás hemos discutido.
-¿Sobre qué?- Dejé escapar el aire que había estado reteniendo en mis pulmones, y me dispuse a poner las cosas en el refrigerador y los platos en el fregadero.
-Sobre el beso. –Podía imaginar la reacción  de Nick sin mirarla, así que decidí continuar y lavar los platos… con la mano… a pesar de que tenía lavavajillas. 
-Le gusto- Continué.- Me lo dijo después del beso y hemos estado tratando de actuar como si nada hubiera cambiado, pero nos fue terrible, y yo simplemente me canse de fingir que las cosas estaban normales.- Él apareció a mi lado, tomando un plato y secándolo por mí. Ya debía haberse dado cuenta de que era más fácil para mí hablar cuando no nos estábamos mirando el uno al otro, porque mantuvo los ojos fijos en el plato mucho después de que estuviera seco.
-Entonces, ¿Qué hiciste?
-Le dije que no pensaba que fuera a pasar.
-¿Ni siquiera estabas un poco interesada?- Preguntó Nick. No creía que Nick quisiera oír esto realmente, pero iba a recibir lo que había pedido. Necesitaba desahogarme con alguien.
-Lo pensé. Liam es dulce, y me gusta estar con él, pero realmente no me hacia sentir nada.- Dejo de mirar el plato y se giró hacia mi, apoyando la cadera contra el mostrador a mi lado.
-¿Yo te hago sentir algo?- Levanté la mirada hacia él solo lo suficiente para ver si estaba bromeando. No lo estaba. Miré al otro lado.
-Esa es una pregunta estúpida.
-¿Lo es? Eres más difícil de leer de lo que crees.- Me sequé las manos con una toalla, y me dirigí al sofá, apretándome en una esquina y llevándome una almohada al regazo.
-Hablo en serio- continuo Nick –A veces reaccionas… como, bueno, como quiero que reacciones. Pero luego, otras veces, como afuera, mientras devolvías las llamadas, me empujas como si yo no te afectara de la manera en que tu me afectas.- Apreté la almohada mas fuerte contra mi pecho.
-Estoy afectada, Nick. Es solo que estoy tan confundida… y preocupada. Y no entiendo por que tu no lo estas.- Tomo asiento del otro lado del sofá, con el cojín entero del medio separándonos.
-Creo que todo lo que hago es preocuparme.- dijo.
-¿Y crees que esto es inteligente?- Él sacudió la cabeza, riendo.
-Oh, definitivamente no es inteligente. Lo se. Pero, ¿Honestamente, Miley? Me siento miserable, aquí. Es genial tener un trabajo estable y estoy disfrutando de enseñar, pero ya no tengo amigos aquí. Voy a trabajar, y luego vuelvo al apartamento. Y pienso en ti, porque no puedo evitarlo y no hay nada más para distraerme. Especialmente cuando sé que estas a tan solo un edificio de distancia. La noche que nos conocimos… Miley, normalmente no hago cosas como esas. Pero me estaba replanteando volver aquí, y tú fuiste todo lo que necesite. No sé cuantas veces me detuve de venir aquí y llamar a tu puerta. Y si, verte con Liam fue definitivamente motivación, pero más que eso… Simplemente me gustas, Miley. Como maestro. Como persona. Como chico.
Fue difícil mantener la respiración constante, difícil evitar que el anhelo se mostrara en mi rostro, difícil evitar ir con él.
-¿Y ahora qué?- le pregunté.
-No tengo la menor idea.- Yo tenia tantas ideas. Ese era el problema.
-Si hacemos esto…- comencé, y luego me detuve. Su postura entera había cambiado, y sentí que la mía también lo había hecho. Estábamos a punto de cruzar una línea, y ambos lo sabíamos. –Si hacemos esto, tenemos que ser cuidadosos. –Él asintió, sus ojos fijos en los míos. –Y creo que deberíamos tomárnoslo con calma. Si nos enganchamos muy rápido en esto, seremos cuidadosos.- Y yo necesitaba mas tiempo para pensar sobre esto, sobre el sexo con él, y si era algo que quería hacer.
No estaba segura de si despacio era lo que pudiéramos hacer, pero era la única manera que podía lograr esto sin volverme loca. ¿A quien estaba engañando? Me iba a volver loca igual. La diferencia era que con un sentimiento de locura del tipo “voy a perder la compostura” o del tipo “me encerrare en el apartamento por una semana”
-De acuerdo- Nick se deslizo más cerca de mí en el sofá, a medio camino en el cojín del medio –Puedo ser cuidadoso… y hacerlo despacio.
Se me puso la piel de gallina cuando levanto una mano hacia mí. Me deje temer por un momento, pero luego la necesidad de tocarlo se sobrepuso por encima del miedo. Me deshice del almohadón en mi regazo y me acerque a él. Coloqué mi mano sobre la suya, y él la levanto a su boca, sosteniéndola allí contra sus labios. Cerró los ojos y con un simple toque se impregno en mi cuerpo, calmando mi ansiedad.
Como una llave en una cerradura, mi cuerpo cayó en el suyo, encajando perfectamente. Con mi cabeza en su pecho, y sus brazos alrededor de mis hombros, respire hondo y supe que no había vuelta atrás.

jueves, 23 de mayo de 2013

Lady Killer- Niley- Cap 15



-¿Por qué en el mundo quieres un gato?-pregunto Demi mientras dejábamos Directivo al día siguiente. 
-Sólo lo hago, ¿De acuerdo? ¿Quieres venir o no?
Ella se encogió de hombros –No puedo. Lo siento. Tengo trabajo. Lleva a Liam- Como si hubiera sido convocado, Liam apareció entre nosotras, y me pregunte cuanto tiempo había estado escuchando nuestra conversación. 
-¿Llevarme a donde?
Le dije: -Voy a la sociedad protectora de animales a buscar un gato.
-Oh. Genial- dijo, asintiendo con la cabeza –Ojala no viviera en los dormitorios. Me encantaría tener un perro.- Era consciente del cuidado espacio que mantuvo entre nosotros, y el meneo casi continuo de su cabeza, como si el asentir le hubiera dado algo que haces, y no quería renunciar a ello. 
Demi sacó las gafas de sol de la cabeza y las puso sobre los ojos a pesar de que todavía nos encontrábamos dentro –Bueno, tan divertido como es esto… Tengo que volar. Ustedes dos diviértanse en la perrera. No vengas a casa con una gata, Miley- Demi era consciente de la mirada de pánico que había disparado hacia ella. Liam y yo no habíamos estados solos desde todo el asunto de la casi conversación. Él cambio su bolso de mensajero a su otro hombro, moviéndose como siempre lo hacia cuando se sentía nervioso. 
-Si quieres ir sola, esta bien. 
-No, no. Deberías venir- Teníamos que superar esto. Y solo vi dos maneras, lo hacíamos juntos o no lo hacíamos. La espera iba a matar nuestra relación (que ya se hallaba bastante mutilada). Si teníamos que tener esta conversación, alrededor de lindos animales, era probablemente el mejor lugar.
-Está bien. Genial- dijo. Genial… sí. Estaba contenta de ser quien conducía. Me daba una forma de mantener ocupados mi cuerpo y mi mente. Y era mi coche, así que podía subir la música tan alta como quería. Lo que no había contado era que Liam se sentía lo suficientemente a gusto en mi coche como para bajarla.
-Entonces, ¿Qué te hizo decidir tener un gato?- Oh, ya sabes. Casi tuve una aventura de una noche con nuestro profesor, pero me arranque usando mi gato imaginario como excusa, y ahora tal vez él quiere que estemos juntos, juntos a pesar de ser la peor idea, pero como no me importaba tanto, porque mi cuerpo y, probablemente, mi corazón me esta diciendo que es la mejor idea. Así que ahora necesito un gato para que no se de cuenta de que mentí sobre el gato, porque soy virgen y me acobardó tener relaciones sexuales con él. 
-Sólo quería uno- Fue lo que en realidad respondí.
-Oh. Genial- Si decía, “genial” una vez mas iba a gritar. Entré en el estacionamiento de la sociedad de animales, deseando haberle dicho a Liam que quería ir solo después de todo. Necesitaba algo borroso y adorable en mis manos. Entramos a ese olor característico medicinal que esta reservado para los refugios y veterinarias. La señorita de la recepción incluso se veía vagamente felina, como si trabajar aquí estuviera en su ADN. Su cara lucia apuntada ligeramente, sus ojos inclinados, y su pelo corto y difuso.
-¡Hola ahí! ¿En que puedo ayudarles? 
-Hola- dije –Estoy interesada en adoptar un gato. 
Ella aplaudió con pequeñas manos que imaginaba como patas. –Eso es fantástico. Tenemos un montón de grandes candidatos. Por qué no los llevo a la sala de gatos, y les daré una oportunidad de mirar a su alrededor.- La seguimos por el pasillo, el olor de antiséptico cada vez mas fuerte, sin duda cubriendo el olor de la multitud de animales alojados en un solo lugar. 
–Aquí estamos.- El cuarto se encontraba lleno de jaulas, y no se si el coro de maullidos comenzó a nuestra entrada o si era constante, pero estábamos rodeados por el sonido. –Los voy a dejar solos. Todo lo que pedimos es que sólo saquen un animal a la vez. – Con una amplia sonrisa, Cheshire y un movimiento de mano, se fue. 
En silencio, me asome a las jaulas, sintiéndome perdida. Me gustaban los gatos, pero no estaba segura de que realmente quería uno. ¿Qué iba a hacer con él cuando me graduara? ¿Valía la pena por un chico? ¿Valía la pena solo por tener sexo? Quiero decir, no es como si no hubiera otras opciones para perder mi virginidad. Miré a Liam, que tenia sus dedos deslizándose dentro de una jaula cercana, acariciando a un gato negro medianoche. Si era honesta, esto no era solo sobre tener sexo, incluso si se hubiera inclinado de esa manera. Por mucho que querría a Nick, estoy bastante segura de que si trataba de dormir con él de nuevo, se convertiría en una repetición de mi torpe actuación del principio. 
-¿Sabes que?- dije en voz alta. –Tal vez no estoy lista para un gato.- Me volví para salir, pero Liam dio un paso en mi camino.
-Tranquila. Insípida ¿No? Ni siquiera has tenido uno. Dale una oportunidad- abrió la caja con el gato negro y lo puso en sus brazos. Lo llevó hacia mí, frotando la mandíbula del gato. Me encontraba al nivel de los ojos con la bola de pelo, y podía oír el rugido del motor de su ronroneo desde aquí.
Di un paso atrás, y trate de explicar sin explicarme realmente –No es que no me gusten los gatos. Y en realidad, creo que me gustaría tener… un gato. ¿Pero que si tengo un gato antes de estar lista? ¿Qué pasa si elijo el gato equivocado? ¿O que si soy mala en eso… ser dueña de un gato, quiero decir?- Dios, ¿Cuánto mas fácil seria esto si pudiera decir lo que pensaba?
Liam rodó los ojos y empujo al animal en mis brazos. –Miley, no puedes ser mala en esto si lo intentas. 
Podía ser mala en el sexo sin embargo. Conociendo mi hiperactivo, neurótico cerebro, podría ser completamente horrible en él. El gato se acerco y froto la parte superior de su cabeza contra mi barbilla. Fue bastante adorable. Liam estaba radiante por mí, y pensé…  Tal vez Liam será la mejor opción. ¿Estaría tan aterrorizada de tener sexo si lo estuviera teniendo con Liam? La idea me hizo sentir débil, inestable. Pasé el gato a sus brazos, todavía no estaba segura, pero me sentía un poco mas tranquila. Llegue a la línea de las jaulas, y busque uno gris que podría pasar por un Hamlet. Cuando la encontré, el destino debe de haberse estado riendo de mí. Se agacho en el fondo de su jaula, con los grandes ojos verdes cautelosos. Tiré de la puerta de la jaula, y respondió con un gruñido gutural. Por supuesto… conseguiría el gato asustadizo. 
Por encima de mi hombro, Liam dijo. –No es en serio.- Si solo no lo fuera. Pero le dije a Nick que Hamlet era gris. 
-A veces, son las cosas que dan miedo en la vida las que más valen la pena.-dije. Estoy bastante segura de que había leído eso en una galleta de la fortuna en otro tiempo. Eso hizo que fuera sabio. ¿No? Metí mis manos en la jaula, preparada para una mordedura o un arañazo o una masacre total, pero cuando mis manos se cerraron alrededor de la mitad de la bestia, reacciono solo con un gemido bajo.
Liam sacudió la cabeza, confundidito -¿Por qué no querrías este?- Puso el gato negro cerca de su cara -¡Él es tan dulce!
Por el contrario, la gata en mis brazos se encontraba en plena alerta, sus piernas rectas, los ojos muy abiertos. Tenia la sensación de que si trataba de abrazarla mas, me mutilaría. La senté en el suelo y se fue, escondiéndose debajo de un banco cercano. Yo sabía que solo estaba preguntando por el gato, pero oí otra pregunta. Una que no había preguntado, no hoy de todos modos. Y Liam era dulce, y la idea de estar con él no me dejó inmovilizada por el miedo. La idea de estar con él no me dejo con una emoción abrumadora, en realidad. Fue entonces cuando supe…
-Liam… tengo que retirar mi tal vez- Lo juro, incluso los gatos dejaron de maullar. Podía imaginar su silencio aturdido. Me pregunté que gato hablaría el Oh, no, ella no lo hizo. 
-Oh- Deseé que reaccionara, gritara, discutiera, algo. Espere a que se bloqueara como ese gato, garras fuera, dientes al descubierto. En su lugar, caminó tranquilamente lejos y puso el gato negro cuidadosamente en su jaula, probablemente para que no tuviéramos más de un gato fuera a la vez  como dijo la señorita. Ese era Liam, siempre pensando en las reglas. Eso es lo que siempre había sido yo, también, pero empezaba a pensar que no era lo que quería ser ahora. Su movimiento fue mecánico, simple y preciso. Tiró de la puerta de la jaula para cerrarla y giró el picaporte con un fuerte chasquido. Se mantuvo de espaldas a mí mientras hablaba.
-¿Puedo preguntar por qué?- Exhalé. Le debía mucho, pero ¿Cómo le decía esto? No podía saber. Si iba a hacer tal cosa con Nick. (¿A quien engañaba? Probablemente lo haría), entonces nadie podía saber. Ni siquiera mis mejores amigos. 
-Yo… podría haber otra persona. 
-¿Podría haber?- Esto era joderla. No me miraba, y el corazón en mi pecho se sentía delgado, como papel de seda, lo que significaba que estaba muy, muy cerca de estar sin corazón, haciendo esto a mi mejor amigo.
-Las cosas están todavía un poco…complejas. Pero me gusta, y mucho. Iba a esperar, a ver si los sentimientos se iban, así tal vez tú y yo podríamos…- me interrumpí, porque no quería poner en palabras lo que había estado pensando. No tenia sentido. –Pero Liam, no puedo manejar como ha sido. Ha sido menos de una semana, y siento que me estoy muriendo. Odio cuestionar todo lo que hago a tu alrededor, preguntándome si esta bien, preguntándome si cruzo la línea, preguntándome si te hago daño. Echo de menos a mi mejor amigo, incluso cuando estoy de pie a tu lado. Así que… Tuve que tomar una decisión. Y te necesito en mi vida también, mucho, como para arruinarlo. Si hubiera dicho que si, y entonces mis sentimientos por él no se iban… No podría hacer eso. Por favor, dime que no he jodido esto ya. Por favor, por favor. 
Se volvió entonces, y me sorprendió el dolor que vi en él. La cara de Liam se veía extraña, con el ceño fruncido. –Quiero decir que estamos bien, Miley. Yo también te necesito. Pero no puedo fingir que no esperaba que esto fuera a alguna parte. No sé si puedo hacerlo. La verdad es… que me estas haciendo daño. No a propósito, ya lo sé. Pero te amo y cada segundo que no me quieres de vuelta… me duele. 
-Liam…- Me acerqué a él. 
-No, por favor. No puedo.- El olor medicinal del refugio de repente se volvió insoportable, nauseabundo.
Le pregunté -¿No puedes qué? ¿No puedes ser mi amigo? 
-No se, Miley. No lo se. Tal vez- El toque de amargura en su tono era pequeño, pero me golpeo como una bofeteada en la cara de todos modos. Salió por la puerta y me hundí en el banco, sintiéndome desgastada y quemada y golpeada. Mi corazón era un pañuelo de papel triturado. 
Me senté allí, tratando de encontrar una manera en que podría haber hecho esto mejor. ¿Hubo algún cambio posible que podría haber tomado que no habría jodido esto tan completamente? ¿Decirle no de forma tan directa habría sido mejor? ¿Debería haber esperado hasta que terminada el año y Nick se hubiese ido, y luego tratar de tener algo con Liam? Mi madre me había dicho una vez, cuando era pequeña y tenia una amistad desmoronándose, que algunas relaciones solo terminaban. Como una estrella, queman brillosas y brillantes, y luego nada en particular va mas, solo que llegan a su fin. Se queman. No podía entender que mi amistad con Liam hubiera terminado. 
Algo le dio un codazo a mi pantorrilla, y luego la cabeza de la gata gris asomo entre mis piernas. Puso todo su cuerpo a través del espacio entre mis piernas, frotándose contra mi mientras lo hacia. Rodeo de vuelta y presiono su cabeza contra mi espinilla. Tendí una mano hacia abajo, y se quedó inmóvil, aplanada contra el suelo con miedo. Lentamente, me moví hasta que mi mano se apretó contra su espalda, deslizándose a lo largo de su piel en un movimiento suave. Su cuerpo se relajó, y la acaricie otra vez. Me senté en el suelo junto a ella. Se cerró de nuevo, pero no corrió. Cuando estuve segura de que se sentía cómoda conmigo, la recogí en mis brazos. Apreté mi cara contra su piel, absorbiendo el consuelo que no se dio cuenta que me daba. 
-Vamos a haber un trato, Hamlet. Te ayudare a tener menos miedo, si me ayudas, también. 

domingo, 19 de mayo de 2013

Lady Killer- Niley- Cap 14



Eric revolvía papeles en busca de algo, cuando entre en el auditorio el miércoles. –Oh, Miley, llegas temprano, como siempre. Eso es genial. Me parece que perdí mis notas, así que voy a volver corriendo hasta mi oficina. Siéntate con Nick y relájate por un momento.
A pesar de que ya tenía una parte, era un manojo de nervios por estas re-llamadas. ¿Qué pasaría si todos esperaban que fuera perfecta? ¿Qué pasa si mi audición era totalmente un golpe de suerte? Vi a Eric salir por la puerta de detrás del escenario y me pregunte… ¿Y si cambio de opinión? Tomé asiento en la fila debajo de Nick, deseando haberme ido y gastar el tiempo en el camerino con los actores, esperando y preparando su segunda ronda de audiciones. Cuando él se inclinó hacia mí dije:
-Hola… amigo- Me había rendido tratando de que no fuera incomodo, y en cambio, sólo lo acepté.
Se echó a reír, lo que supongo era bueno. Sin duda, podría haber sido peor. Dijo –No del todo creíble, pero diez por el esfuerzo. 
-Alguien es un fácil graduador.
-Alguien tiene una debilidad que le preocupa- Se encontraba inclinado hacia mí y aunque su cara estaba a un buen pie de distancia  de mí, juro que sentí esas palabras como si las hubiera susurrado en mi oído –Lo siento- respondió casi de inmediato –A veces lo olvido.
-Yo también- dije. Pero eso fue una mentira.  Nunca lo olvidé. Quería. Deseaba poder olvidar los kilómetros que nos separas, y simplemente dejarme estar allí, a sólo un pie de distancia, pero no podía. Se aclaró la garganta, y esta vez no imagine su cercanía, se encontraba a centímetros de mi oído.
-Tengo que preguntarte algo. 
-Bien- Fue mi respuesta entrecortada.
-Liam.- Me di la vuelta, confundida, y de inmediato me eche hacia atrás porque se había acercado y nuestros rostros estaban demasiado juntos. 
-Esa no es una pregunta. 
-¿Todavía estas con él? 
-¿Con él?
-Sólo… no puedo decir. Todavía se sientan juntos en clase, pero ahora es diferente. Así que pensé que tal vez ustedes habían roto- ¿Pensó que Liam y yo éramos novios?  ¿Cuán loca inconsciente era yo? El mundo entero aparentemente nota los sentimientos de mi mejor amigo por mí. Entonces, en cuanto a ser como Nancy Drew, yo era claramente el Shaggy y Scooby Doo en este escenario.
-No había nada que romper- le dije.
-¿Qué?
-¡Sí! Liam y yo no estamos juntos. Nunca lo hemos estado- Sus ojos se encontraron muy abiertos y la cabeza inclinada de una manera que me decía que no me creía -¿Eso es lo que has pensado todo este tiempo? ¿Qué lo engañe contigo?- Oh, Dios mío. El hombre del que puedo o no haberme estado enamorada pensaba que yo era una puta ¿Podrían estar las cosas más jodidas? 
Su cabeza se sacudía hacia atrás y adelante, pero no estaba segura de si eso era un no o solo trataba de resolver esto –No sé lo que pensé. Siempre están juntos, y él te toca, siempre está tocándote. Créeme, lo noté. Había dado por sentado que por eso… bueno, que por eso acabaste lo de esa noche. 
-No salí corriendo por Liam. Tenía que llegar a mi gato… 
-Miley, no soy idiota- Dios, eso era todo. De algún modo, pensé que había salido impune con esa horrible excusa. Quiero decir, obviamente, no lo había olvidado como pensé al principio. Pero el siempre había sabido que era una excusa, sólo que por la razón equivocada. Y no podía hacerle saber la verdadera razón, no ahora, no aquí en este teatro donde se suponía que íbamos a ser profesionales (aunque estoy bastante segura que lo profesional ya había golpeado hasta la acera).
-¡Tengo un gato! ¡Lo tengo!- Maldita sea… ¿Por qué no puedo recordar el género de mi gato imaginario? –Um… ella es gris y adorable y su nombre es…- dije lo primero que me vino a la cabeza –Hamlet. 
Era un genio. Ni siquiera podía inventar una gata con un nombre de chica. Es como si hubiera este puente en mi cerebro entro lo racional y lo absurdo y, de alguna manera, lo hubiera quemado -¿Tienes una gata llamada Hamlet?
-Si.- Mátame ahora –Sin duda, definitivamente sí.- Eso era todo. Iba a tener que conseguir un gato.
-Está bien. Por lo tanto, si no estás saliendo con Liam ¿Qué está pasando entre ustedes dos? 
Podía sentir el calor descargando en la piel de mi cuello –Nada.
-Eres una mentirosa terrible.
Era una mentirosa terrible. Mis oídos probablemente se veían como si hubiera pasado una hora en una cama solar –No hay nada. Es solo algo que ocurrió el viernes, cuando yo estaba… ¿Cómo dicen los británicos? ¿Ebria? ¿Borracha? 
Se sentó lejos de mí, pero dejo las manos apretadas en la parte de atrás de mi asiento -¿Te has acostado con él?
-¿Qué? ¡No!
No se inclinó hacia mí, pero aflojo el agarre de la silla. Uno de sus nudillos rozo mi brazo –Bien.
-Nick…-  Fue a ese lugar, al que se supone, no debíamos ir. 
Sonrió con descaro -¿Qué? El hecho de que no puedo tenerte ahora mismo, no significa que estoy bien con que él te tenga. 
Mi cerebro tropezó con esa frase de ahora mismo de nuevo, pero obligué a mis pensamientos a alejarse de ellos –Voy a fingir que no te referiste a mi como una propiedad para poseer.
-¿No podemos poseernos el uno al otro? 
Si el cerebro puede tener orgasmos, estoy bastante segura de que esto era lo que se siente. No debería gustarme esto, pero había posesión en sus palabras que se repetían en sus ojos oscuros, y envió escalofríos  por mi espalda hasta mis dedos entumecidos con su vacío. No podía responder a su pregunta, así que le pregunté -¿Qué te ha ocurrido? Pensé que me prometiste  que no lo haríamos de nuevo. 
Tiró sus manos por su pelo, sus pequeños rizos sobresalían en forma adorable que hizo a mi estómago revolverse –No lo sé. Es que… he estado volviéndome loco pensando en ustedes dos juntos. 
-Nos besamos. Nada más- Retrocedió como si hubiera dicho que Liam y yo nos íbamos a casar y tener una casa llena de niños. No podía mirar su cara. Me haría querer hacer cosas locas. Repetí –Fue solo un beso. No significó nada. 
-No quiero que nadie más te bese. 
-Nick…- Empecé a odiar el tono de advertencia en mi propia voz. Si él seguía empujando de esta manera, no sería capaz de decir que no por mucho tiempo. Me iba a lanzar hacia él, probablemente justo al tiempo en que Eric regresara. 
-Sé que no estoy siendo justo. Estoy siendo un cabrón, en realidad. Sigo diciéndome a mí mismo que tengo que alejarme de ti, pero la verdad es… no estoy seguro de poder. Y ahora qué sé que no estas con Liam… 
-¿Qué estás diciendo?- La puerta crujió detrás del escenario, y me di cuenta de lo cerca que nos encontrábamos. Mi corazón estaba zumbando como una cuerda de guitarra arrancada, me moví a unos pocos asientos antes de que Eric volviera a entrar. 
Levantó su cuaderno triunfante -¡Lo tengo! Y traje un guion real para ti, Miley, por lo que no necesitas utilizar las partes. – Luché por calmar mi corazón cuando Eric me entrego la obra. No mires a Nick. No lo mires. 
No importaba… era híper consciente de él. Aun cuando me moví  varias filas de distancia, estaba segura de que sabría cada vez que cambiaba, respiraba o me miraba. El pequeño libro se sentía bien en mis manos, todavía caliente de las manos de Eric, y tuve que resistir la tentación de comenzar a derramar las palabras, en ese mimo segundo, para distraerme de Nick. La Directora de Escena, Alyssa, que era un año más joven que yo, entro en la sala para anunciar que estábamos listos para empezar cuando Eric lo estuviera.
Él asintió, y luego se volvió hacia mi –Miley, empezamos con Hipólito. Voy a hacer que realicen sus monólogos una vez más, luego subirás allí. Sólo sigue con lo que hacías en tu monologo. Ve al objetivo, lo quieres, pero tu vergüenza, tu miedo es tu propio obstáculo. 
Eché un vistazo a Nick. Debe ser bastante simple. Alyssa volvió a entrar, Jeremy la siguió tranquilamente. Ella se sentó en la mesa de alta tecnología, y él se puso de pie en el centro del escenario, con los hombros hacia atrás, la barbilla hacia arriba. Se veía bien. Le sonreí con orgullo. Nuestro pequeño estudiante de segundo año.
-Hola Jeremy. Me gustaría empezar por ver tu monologo una vez más, solo para ver cómo van las cosas. A continuación veremos cómo le va a Miley.- Jeremy se aclaró la garganta. Se pausó por un momento. Me encantaba ese momento antes. Era el momento cumbre de la anticipación y la esperanza. Era como sumergirse en un precipicio, sabiendo, que lo que vendría después era terrible y hermoso y un punto de vida. Ese momento… era adictivo.
Me he dejado correr a mí mismo demasiado lejos.
Veo que mi razón ha dado paso a la violencia.
Había desesperación en la actuación de Jeremy cuando empezó, pero parecía joven. Se veía joven. Cuando hablo, sus palabras y sus emociones salieron corriendo. Como si una vez que había comenzado su confesión de amor por Aricia, nada pudo parar su desahogo. 
Mi alma, tan orgullosa, por fin está a cargo. 
Durante más de seis meses, desesperada, avergonzada. 
Llevando en todas partes la herida con la que estoy mutilado.
Me arme de valor por ti, y por mí, en vano… 
No me había dado cuenta hasta entonces, de cuanto Hipólito y Fedra estaban enamorados, y avergonzados, Fedra por quien ella amaba, e Hipólito porque amaba a todos. Pude ver la vergüenza en la actuación de Jeremy, desgastándolo, y me pregunte si así es como me veía en mi audición… si así es como me veía cada vez que pensaba en Nick. 
Presente, huyes: ausente, te encuentro otra vez.
Los ojos de Nick se encontraban en Jeremy, mirando hacia atrás de vez en cuando en las notas que escribía en el cuaderno en su regazo. Esa última línea hacía eco en mi corazón como una música, una melodía que se quedó atascada y no te da ningún descanso. Presente, le huyo. Pero no importa la distancia entre nosotros, volvía a él. Todo volvía a él.  
Eric se levantó de su lugar y dijo –Bien. Bueno. Vamos a verte Miley.
Aparte mis ojos de Nick, y busque a tiendas el guion. Camine hacia el escenario, mis rodillas un poco débiles, y mis pies algo entumecidos. Por mucho que me encantaba Jeremy, estaba claro para mí, en cuestión de minutos, que él no era Hipólito. Por un lado, no era el heroico y apuesto joven que podría convertir el corazón de Fedra tan desde adentro. Era más de un niño. Tenía la pasión, pero a veces ni siquiera eso era suficiente. Nos trasladamos a través de dos chicos más, que también carecían (ambos) de confianza. Aquellas audiciones pasaron rápidamente. Entonces fue el turno de Liam. Siempre había pensado que la mejor ventaja de Liam era su voz. En el escenario, tomaba este bajo estruendo, que no importaba el volumen en el poder. 
Y con una obra de teatro que era tanto sobre el texto y el lirismo en las líneas (Su voz era perfecta) Siempre era difícil de leer la cara de Eric, pero, definitivamente, se veía más feliz con Liam  que con las dos anteriores audiciones. Cuando las cosas se deshacían, era cuando Liam y yo subíamos al escenario juntos. Hacíamos la escena en la que Fedra primero revela sus sentimientos a Hipólito. Ellos hablaban de la muerte de Teseo (Marido de Fedra y padre de Hipólito) A Hipólito nunca le había gustado su madrastra. No sabía que ella lo había tratado mal, para poder mantener más fácilmente su distancia, porque lo había amado, incluso antes de que Teseo supuestamente muriera. Lo hicimos bien en la muerte de Teseo, pero yo iba apenas en la mitad de mi monologo, en la que declaro mis sentimientos, cuando Eric salió de detrás de escena y entro en el escenario.
-Para, para. Liam, ¿Qué estás haciendo?
Liam miro aturdido, y tal vez a punto de estar enfermo -¿Perdón? 
-Tú la desprecias. Cuándo la revelación de sus sentimientos caen en tu cuenta, debes estar horrorizado, asqueado, incluso enojado.
-Por supuesto, señor.
-Entonces, ¿Por qué te ves como un cachorro enfermo de amor al que le devuelven afecto?- Como si ya no canalizara la culpa suficiente por esta actuación, sentí  el peso de mi propia culpa añadida. Esto era mi culpa. No se trataba de la obra. Se trataba de mí. Había mantenido sus sentimientos en secreto durante tanto tiempo, pero me di cuenta en esa fiesta, desde que lo había besado, todo estaba más cercano a la superficie. Él llevaba la esperanza como un abrigo de invierno, en capas, por encima de todo.
No lo miré mientras él y Eric hablaban, porque no estaba segura de poder evitar la pena en mi rostro, y odiaría ver eso. Entonces, miré a Nick en su lugar. Su rostro estaba demacrado. A pesar de que se encontraba a unos quince metros de mí, sentí como si estuviera viéndolo desde lejos. Sólo mi miro por un momento, antes de que su mirada saltara a Liam, y profundizo su cejo fruncido. Después de unos segundos,  se encontró con mis ojos de nuevo, y me mantuvo allí con su mirada. Había algo diferente en su aspecto, algo cambio, algo que hizo a mi corazón latir más rápido y a mi pecho hormiguear en la superficie de mi piel. Liam y yo terminamos nuestra escena sin incidentes. No fue el mejor desempeño que podría haber dado, pero me pareció que fue lo mejor hasta ahora. Aunque no era imparcial, supongo. Debería haber estado  contenta de que mi amigo tenía problemas incluso para actuar disgustado conmigo. Pero en el fondo de mi mente, un pensamiento plantó sus raíces profundizándose a pesar de mis intentos por alejarlo. 
Si él conociera  la verdadera razón que yo tenía, tal vez…  si supiera lo que nos mantiene separados, probablemente no tendría ningún problema despreciándome. Estaba un poco fuera de foco por la siguiente re-llamada. Tanto es así, que Eric decidió que era hora de darme un descanso. Necesitando el aire fresco, salí por la salida de emergencia (que nunca fue alarmada), y supe antes de oír el crujido de la puerta abierta otra vez detrás de mí, que Nick me seguiría. 
-Lo estás haciendo bien- dijo. 
Solté un poco de aire. Podría haber sido una risa, si hubiera tenido más energía –Sí, es por eso que estas aquí tratando de hacerme sentir mejor. 
-Mis razones para estar aquí son totalmente egoístas. – Seguía pensando que me acostumbraría a él diciendo cosas así, a su franqueza. Nunca lo hice.
-Tenías razón. Estás actuando como un bastardo.- El poco calor que había en mis palabras se fue cuando sonrió. 
Caminó a mi lado, mirando hacia un punto lejano del campus –Sigo pensando que esta obra es una señal. Es como nosotros. 
-¿Soy la madre llena de lujuria en esta situación o tú? 
Sus ojos volvieron a mí, bañando y explorando las curvas y las líneas de mi cuerpo –Oh, ese definitivamente soy yo- respondió –Fedra sigue diciendo que está siendo egoísta. Que se odia por ello, pero lo hace de todos modos. No puede negar lo que quiere, incluso si causa su caída y la de él. 
-¿Y has aprendido algo de nuestro paralelo literario?
-En realidad no. Sigo pensando que ella lo haría todo de nuevo si hubiera una posibilidad… una posibilidad de que pudiera salir bien. Aunque 99 veces de cada 100 la historia termina mal, pero merece la pena, aunque sólo sea una vez, que consiga un final feliz. 
-Escucha, Nick, mientras que estés paralelo que estás dibujando es adorable, sobre todo con ese acento, estoy un poco cansada de las metáforas, y ser comparada con las historias de amor condenadas. Solo di lo que quieres decir. He estado descifrando un texto antiguo toda la noche. No quiero tener que descifrarte a ti, también. 
-Estoy diciendo que me equivoque- Dio un paso más cerca, y mi cansancio huyo, sustituido por la electricidad bajo mi piel –Estoy diciendo que me gustas. Estoy diciendo que no me importa una mierda ser tu maestro. 
Entonces, me besó. Lo empujé antes de que mi corazón y mente fueran barridos. El placer que me golpeo después del beso, ya había terminado, por lo que se sentía como un eco. Y a pesar de que fui yo quien lo empujó, le eché de menos.
-Nick, esto es una locura. 
-Me gustan las locuras. 
La pregunta era… ¿Y a mí? Esta era la cosa más loca que jamás había hecho, y me aterraba y me emocionaba a la vez. Me aparté, necesitando la distancia para pensar, envolviendo mi cerebro alrededor de la locura. Había muchas posibilidades de que esto saliera mal. Pero, de nuevo por primera vez, me encontré con mi propia vida más interesante que la historia de un personaje en una página. Y Dios, quería saber el final. Y no me había dicho Eric que era mejor cuando tomabas decisiones valientes. Había estado hablando de la actuación, ¿Pero no lo son válidas para la vida, también? La mano de Nick rozo mi frente, y luego volvió a introducirse en mi pelo.
-Sólo piénsalo- Oh, lo pensaría. Probablemente sería lo único en lo que podía pensar. Me dio un rápido y pequeño beso en mi frente y se fue, dejando mis pensamientos en un revoltijo y mi corazón en un desastre.