viernes, 30 de mayo de 2014

Falling Apart - Niley - Cap 07


Me siento como una mierda. Es una locura cuánto puedes beber y pensar que estás bien hasta que de repente no lo estás. Cuando Nick se acercó, de pronto ya no lo estaba. Con todos esos músculos tan cerca y los tatuajes tribales justo ahí para que los diseccionara personalmente. La ronquez de su voz. En todas esas veces en las que me había puesto caliente y pesada con Liam nunca sonó así y con Nick, ni siquiera estábamos haciendo nada. Recuerdo a mamá diciéndome que hay algo en la voz de un hombre… en la inflexión o en cómo te habla o habla de ti que dice mucho. Nunca pensé sobre ello hasta ahora y no podía evitar preguntarme qué significaba la voz de Nick.
Además del hecho de que estaba encendido. Seh, sentí eso también, justo antes de desmayarme. Me levanto de la cama y me lavo los dientes. No tiene sentido yacer aquí todo el día rememorando algo que no importa. Porque no lo hace. Importar, digo. Sólo para demostrarlo tomo el teléfono y lo llamo utilizando el número en el papel que me dio. No tengo ni idea de cuándo son sus clases, pero las mías comienzan pronto y si va a hacer esto, necesito que lo haga hasta el final.
—¿Qué? —Su voz es aún más ronca de lo que fue ayer.
—Esa no es manera de hablarle al amor de tu vida.
—No soy una persona mañanera, prin… Miley. Escúpelo antes de que te cuelgue como me hiciste anoche.—¿Colgarle? Oh, mierda. Le llamé anoche. No me puedo creer que olvidara eso. ¿Por qué lo hice?
—Tick tock —dice, como lo hizo cuando nos conocimos. Estoy a punto de llamarle imbécil de nuevo, pero no tengo tiempo ahora.
—¿A qué hora son tus clases? Necesito que me encuentres a las 10:40. Liam y Pelirroja están en esa clase así que sería genial si me recogieras.
—¿De verdad? —Suena sin aliento.
—¿Qué haces? ¿Por qué hablas así?— Hay una pausa al otro lado de la línea antes de que diga
—¿Has pensado alguna vez que podrías pillarme en medio de algo? Ya sabes cómo son los tíos por la mañana, y he estado quieto y seco...
—¡Nick! Oh mi Dios. Eres repugnante. Juro que eres la persona más grosera que he conocido. —Trato de gritar por encima de su risa. Es la primera vez que le escucho realmente dejarse ir.
—Tú preguntaste —dice sin disculparse. Estoy segura de que miente. Bastante segura. Tiene que estarlo, ¿verdad?
—Te odio.
—De vuelta al ahora. Entonces, ¿dónde necesitas que desfile y te recoja? Tengo otras cosas que hacer hoy.— Le digo en qué clases estoy, y está de acuerdo en venir a verme. Mucho tiempo después de colgar, todavía tengo su ronca voz en mi mente. Incluso unas cuantas imágenes de él haciendo exactamente lo que dijo que hacía. Es una imagen agradable, pero una que necesito alejar de mi mente. Después de salir de la ducha, me pongo una falda, una camisa ajustada, y otra por encima colgando del hombro. Me dejo el pelo suelto, me meto en unos tacones para ganar algo de altura y me voy a clases. No, no es el mejor conjunto para la escuela, pero funciona.
Al segundo de entrar en el gran salón ovalado, veo a Liam. Me mira fijamente, sus ojos estrechados. Le doy mi mejor sonrisa. Liam da un paso cuando el profesor entra y empieza a hablar. Siento sus ojos en mi espalda durante toda la clase. Chúpate esa, Liam. Esto es lo que te pasa por abandonarme. No soy el primero que así lo cree, tampoco. Trato de bloquear sus palabras. Tan pronto como termina la clase, me dirijo hacia la puerta.
—¡Miley! ¡Espera! —grita Liam detrás de mí, pero sigo adelante. Será mejor que Nick esté en la puerta ahora mismo. Mejor. Que. Esté.
—No tengo tiempo, Liam —digo sobre mi hombro. Al entrar en el ocupado pasillo, miro alrededor. Por supuesto. Nick no está.
—Miley. —Agarra mi muñeca—. Sólo quiero hablar.— Pelirroja tiene los brazos cruzados, pero se queda donde está. Una parte de mí quiere regodearse, pero estoy demasiado molesta.
—Estoy bastante segura de que no tienes derecho a apoderarte de mí. —Me han agarrado antes en contra de mi voluntad y no voy a dejar que suceda de nuevo. Alejo la mano.
—Lo siento, lo siento. Tienes razón. Me preocupas, Miley. ¿Ese tipo? Es inestable. En serio nos atacó una noche cuando salíamos. No estás siendo tú misma y quiero asegurarme de que todo va bien.— Su voz es azucaradamente dulce. Es la que utiliza para salirse con la suya. La he escuchado un millón de veces, excepto que solía usarla en otras personas y no en mí. Me recuerda de qué va todo esto. Liam está acostumbrado a salirse con la suya. A ganar. Nunca esperó que me alejara. Quería el pastel y comérselo también. O tirarse a Pelirroja, pero tenerme a mí bajo el brazo. No sucederá. Así que juego también. 
—Estoy mejor que bien, en realidad. Nick... él... — Uso el mismo tono falso, como si estuviera tan enamorada de Nick que no pudiese encontrar las palabras para explicárselo cuando en realidad se me ocurren unas cuantas que no ayudarían con la situación.
—Saldrás lastimada. Te está usando para meterse entre tus pantalones.— Ahora, eso me molestó. —¿Perdón? Tú eres el que...
—Es la segunda vez que te pillo con mi chica, Niño Bonito. No dejaré que ocurra una tercera.— No puedo creerlo, pero en realidad exhalo un suspiro de alivio al oír la voz de Nick. Nick me tira hacia él, y pone sus manos en mi cintura. Bajo mi camisa. Están calientes contra mi piel. —Ey. Siento llegar tarde. —Se inclina y presiona sus labios en mi cuello y santa mierda, me estremezco. Es bueno en esto.
—E-ey. —Ugh. ¿Por qué mi voz suena rota? Necesito recomponerme.
—Has acabado aquí, ¿verdad? Realmente quiero tenerte a solas. —Me besa el cuello de nuevo. Incluso mordisquea un poco y de repente me río. Vale. Necesito relajarme y no recuerdo haberle dicho que podía besarme, pero no hay forma de que lo detenga ahora. Liam sólo nos mira, sus ojos como platos. Fuego arde en ellos y sé que quiere explotar, pero también sé que probablemente esté asustado de Nick. No podría ser más perfecto.
—Sí. Definitivamente estoy lista.
—Nos vemos, Niño Bonito. —Oigo la sonrisa en su voz. Me coge de la mano y nos alejamos, mientras trato de ignorar el hormigueo en mi estómago.

Al segundo de salir, libero la mano. En verdad no soy del tipo chicosostiene- mano, especialmente cuando en realidad no salgo con la chica. ¿Los besos? Puedo lidiar con eso, pero el resto es demasiado empalagoso para mi gusto.
—¿Qué fue eso? —pregunta Miley, su boca fruncida.
—Eso fui yo haciendo de un imbécil celoso, como me estabas pidiendo que hiciera.
—En verdad no tenías que besarme.— La observo. ¿Heriría mostrar un poco de apreciación?
—Sólo estás molesta porque te gustó.
—Deberíamos ir al café. Será bueno hacer una aparición juntos.
—¿Escoges ignorar lo que acabo de decirte? ¿Y qué si tengo clases? ¿O tú?— Sacude su cabeza. —Tengo un pequeño descanso antes de la siguiente. ¿Tú?— Por primera vez desde que salimos, me observa. Cristo, es preciosa. Esto sería endemoniadamente mucho más fácil si no lo fuera. Tiene estos pequeños y regordetes labios que quiero morder y chupar.
—¿Me estás mirando?— Mierda. Me pillaron. 
—¿Tienes que preguntar? Sabes cómo luces.— Esto la hace tropezar. Trato de atraparla, pero se estabiliza por su cuenta.
—Yo….— Sacudo mi cabeza. —No juego juegos, Miley. Lo digo tal y como es. Los únicos juegos aquí son esos por los que me estás pagando para que actúe frente a todos los demás.
—¿Podríamos ir simplemente a por el café? —Está luchando contra una sonrisa que honestamente, la hace más sexy. Qué mal que me enloquezca.
—Lo que sea que quiera, princesa Miley. —No sé qué es, pero no puedo parar de arruinar las cosas con esta chica. Me molesta y me hace sentir travieso, ambas cosas al mismo tiempo.
—¿Pensé que ibas a dejar de llamarme así?
—¿Pensé que dejarías de actuar como una princesa?— Suspira y por primera vez me pregunto si toda esta cosa la está obsesionando más de lo que pensé. 
—¿Por qué nuestras treguas no duran mucho? —pregunta.
—Supongo que no somos especialistas en eso. —De nuevo, me siento como un idiota. No sé por qué me preocupo por ello. Iremos por caminos distintos en poco tiempo.
—Simplemente vayamos a por el café para que puedas deshacerte de mí — dice. Vamos a la cafetería donde la vi por primera vez. Cuando entramos, le pregunto qué quiere y le digo que puede sentarse mientras ordeno. En que buen perrito faldero me estoy convirtiendo. Miley me sonríe. Unos pocos minutos después, estoy en la mesa con nuestras bebidas y me siento.
—Entonces… —Obviamente busca algo que decir. En lugar de salvarla, me recuesto en la silla para ver con qué sale—. Clases. Nunca me respondiste sobre tus clases.
—Estoy bien hasta más tarde.
—¿Cuántos años tienes?
—¿No deberías saberlo, desde que estamos durmiendo juntos? —Le guiño.
—¿Sabes qué? No importa. Olvidé el gran imbécil que eres.— Suspiro. ¿Qué pasa con esta mujer?
—Veintiuno. ¿Qué hay de ti?
—Veinte. ¿Mejor?
—Sigo tratando de averiguarlo.— Arruga la nariz y sus ojos brillan mientras escanea la habitación. 
—¿No eres un junior?
—¿Por qué haces eso? —Cambio de tema. Y técnicamente, debería ser un sénior.
—¿Hacer qué?
—Mirar alrededor así… como si siempre estuvieras observando para ver quién está y saber si necesitas impresionar a alguien o no.— Entrecierra sus claros ojos y sacude su cabeza. ¿En verdad no sabe que hace eso?
—Oh, los conozco. Son los amigos de Liam.— Miley se inclina sobre la mesa y sostiene mi mano. Esto es tan jodidamente ridículo. No puedo creer que accediera a jugar este juego. No me gusta ser usado y estoy seguro como el infierno que no enfrente de personas falsas.
—Tengo que ir al baño. Volveré en un minuto. —Levantándome, me encamino hacia el baño. Los amigos del imbécil me observan y me pregunto cuándo retrocedimos a la secundaria. Después de terminar veo a Miley sentada de brazos cruzados. 
—¿Qué sucedió? —Observo a sus amigos, pero no nos prestan atención.
—Nada. Simplemente vámonos.— Encogiéndome de hombros, recojo mi móvil de la mesa. Revisando
rápidamente los mensajes veo que alguien necesita un enganche. Podría caminar a casa, pero me tomaría mucho tiempo así que digo—: Vivo fuera del campus. Necesito un aventón a casa. 
—Mi auto no arrancaba esta mañana, así que Joe me trajo.
—Lo que sea.— Sigo a la princesa a los dormitorios, preguntándome qué la molestó mientras no estaba. Camina hacia un Honda Accord, lo que me sorprende. Pensé que conduciría algo más llamativo. Le doy las indicaciones de mi casa de mierda. No toma mucho llegar allí y permanece en silencio todo el trayecto. Cuando se detiene, sé que quiere decir algo.
—Escúpelo, Miley. Tengo prisa.
—Eres un traficante de drogas.— Mierda. 
—Sabes, en realidad no estamos en una relación, así que no necesitas jugar a la novia controladora y mirar mis mensajes. —Mi cuerpo entero se siente caliente. Mi corazón de repente corre a miles de millas por hora. ¿Quién demonios se cree que es?
—No tenía la intención de fisgonear, pero cuando tu teléfono se iluminó con un nuevo mensaje, eché un vistazo.
—Estoy malditamente seguro de que no decía de qué se trataba, ¿así que cómo lo sabes?
—Simplemente lo sé. Que arruines o no tu vida, no me importa. No es de mi incumbencia. Pero si hacemos esto, tienes que mantenerlo lejos de mí. No quiero tener nada que ver con esa mierda.— Mi cuerpo entero se tensa. 
—Porque obviamente lo estoy haciendo por el infierno en ello. Soy el chico tatuado que vive en una casa de mierda y se mete en peleas con tipos rudos. Por supuesto eso significa que tráfico con drogas porque
quiero.— Difícilmente puedo escuchar a través del pulso en mis oídos. Empujo la puerta al abrirla, salgo y doy un portazo. La ventana está abierta, así que me inclino dentro. 
—No todo es blanco y negro, princesa. A veces tenemos que hacer mierdas porque no hay otra opción. Tal vez deberías pensar en ello antes de juzgarme.— Sin otra palabra más, me voy.

sábado, 24 de mayo de 2014

Falling Apart - Niley - Cap 06


¿Patear su trasero de nuevo? De acuerdo, obviamente Nick y Liam ya habían tenido una pelea, que como ex-novia de dos años, probablemente debería haber sabido. Él nunca me había dicho que se había metido en una pelea. Sin embargo, dentro del gran esquema de cosas que habían sucedido a mis espaldas, esta era menor comparada con la otra. Aún así… odio las peleas. Las odio, así que me coloqué entre ellos, manteniendo a mi ansiedad alejada. Trastabillé un poco, el alcohol comenzado a afectarme. 
—Bien, eso es suficiente para mi festival de testosterona, chicos. —Miro a Liam—. Sí, estoy con él, sin embargo, no estoy segura de que sea problema tuyo. —Para agregarle efecto, tomé el brazo de Nick. O quizás es porque de repente me estoy sintiendo algo mareada. Y, diablos, si son firmes sus brazos. ¿Vive este chico en un gimnasio o algo?
—Liam, cariño, tal vez deberíamos irnos. —Pelirroja tiene su sonrisa arrogante. Esa que dice que cree que estoy aquí suspirando por su novio. Que él está siendo un caballero preocupándose por su pobre, pequeña ex-novia. El rostro de Liam está pálido. Su mandíbula rígida. Claramente no le gusta la idea de que esté con Nick. Nick no me toca. Se siente como si alguien hubiese introducido cemento en su brazo de lo tenso que está. Lo único que se mueve es su pecho, de arriba abajo gracias a su respiración pesada. Wow. Se está tomando esto mucho más serio de lo que pensé que haría. U odia a Liam más de lo que pensé.
—Liam… Vamonos. No valen la pena. —Pelirroja lo empuja hacia atrás cuando Nick da un paso hacia adelante.
—¿No valemos la pena o tienes miedo?—Liam nos regala su sonrisa arrogante y comienzo a ponerme un poco nerviosa. Liam tiene un amigo con él y Nick no. No tengo dudas de quién ganaría uno contra uno, pero las posibilidades no están del lado de Nick.
—¿Qué tenemos aquí? ¿Por qué no me dijiste que habíamos movido la fiesta a afuera, Nick? —Un chico se detiene e nuestro lado. Tiene casi la misma cantidad de tatuajes que Nick, pero su cabello es negro. Corto y puntiagudo, y es alto. Más alto que Nick o Liam.
—La fiesta todavía no ha comenzado —simplemente contesta Nick. Estoy dispuesta a admitir que esto se está yendo un poco de las manos. Comenzar un alboroto no es algo en lo que esté interesada. Todo lo que quiero es demostrarle a Liam que no lo necesito. Que estoy mejor sin él.
—Liam… llévame a casa. Puedo pensar en algo mucho mejor que podemos hacer —dice Pelirroja. Sip, voy a vomitar. Definitivamente, voy a hacerlo. Liam mira a Nick y luego a su amigo antes de sacudir la cabeza. 
—Puedes quedártela. No vale todo el problema. No soy el primero que así lo cree, tampoco. —Da un paso atrás antes de entrelazar su brazo con el de Pelirroja. Él solía hacer eso conmigo. El mareo vuelve a golpearme, pero intento pelear contra este. No soy el primero que así lo cree, tampoco… Él podría no saberlo sabido todo de mí, pero sí sabía que mamá me había abandonado. Se suponía que él era seguro, pero me lo está echando en cara. Relájate, relájate, relájate. Cuando Liam, Pelirroja y su amigo desaparecieron en la esquina, Nick se alejó de mí, casi haciéndome perder el equilibrio. De alguna forma logré contener el pánico, pero él obviamente no lo estaba haciendo tan bien.
—¡Mierda! —grita Nick. Su rostro está rojo, y estoy bastante segura que podría explotar en cualquier segundo.
—Cálmate —le digo a pesar de que siento que podría hacer lo mismo. Al menos no lo demuestro como lo hace él.
—Hola, cariño. Creo que no nos hemos conocido. Soy Joe —su amigo se detiene frente a mí. Ruedo mis ojos pero Nick responde antes de que pueda hacerlo. 
—Aléjate, Joe.
—Lo siento, hombre. No sabía que era tu chica.— Abro mi boca para decir que no lo soy, pero luego recuerdo que sí. Bueno, que se supone que lo soy. Creo.
—¿Demasiado sexista? —es lo que decido. Joe sonríe y Nick vuelve a ponerse entre nosotros. 
—Ahora no. —Sacude su cabeza, y su cabello negro cae sobre sus ojos. Nick lo empuja de nuevo su lugar y habla a su amigo—. Tengo que largarme de aquí. ¿Estás bien? ¿Te vas? Necesito hablar con la princesa.— Me va a volver completamente loca. Me giro hacia él. 
—¡Deja de llamarme así! —Cuando intento dar un paso hacia adelante, mi taco se engancha con la acera y vuelo hacia adelante. Nick me atrapa, ese estúpido brazo tatuado sosteniéndome fuerte. Me alejo.
—Bien —dice—. La princesa ebria y yo necesitamos tener una conversación.— Joe comienza a reírse y estoy enojándome seriamente. 
—Es grosero reírse de las personas. —Hacia Nick—: ¿Eres siempre un imbécil?
—No. Hay algo en ti que hace que salga de mí.— Le alzo mi ceja.
—Tienes razón. Mentí. Siempre soy un imbécil.— Joe se mete. 
—Odio interrumpir el juego previo que están teniendo, pero me voy. Prefiero mucho más festejar en mi casa, con mi mierda. ¿Vienes a casa? —Me mira—. ¿Solo? Deena escribió, pero si quieres puedo decirle que estás fuera por ahora.— Puedo ver que Joe está molestándolo adrede, pero Nick no está muy feliz al respecto. Aún así… 
—¿Quién es Deena? ¡Dijiste que no tenías novia!— Nick rueda sus ojos. Eso es todo. Lo superé. No lo necesito. Puedo encontrar a alguien más. Camino hacia el frente de la casa. Nick detrás de mí, pero intento ignorarlo cuando me doy cuenta. 
—Mierda. No tengo mi auto. Necesito encontrar a mi… —No estoy segura de que puedo llamar a Denika mi amiga, todavía.
—Ven conmigo. Te llevo de vuelta.
—Estoy bastante segura que acabas de ordenarme hacer algo. Llegarás mucho más lejos si preguntas.— Nick sacude su cabeza. Tiene un hoyuelo que noto. Lo hace ver joven… tierno. Es una lástima que sepa la verdad. Pero es una contradicción, este tipo, con tatuajes, ropas que dicen que no la importa nada, y su mal hablar, con un rostro de el-chico-de-al-lado.
—Si quieres un auto, necesitas venir conmigo. Si quieres hablar sobre el estúpido juego que quieres jugar con tu ex, necesitas venir conmigo. Si no, me voy. Ha sido un mal día, Princesa.— Mal día. Sí, puedo entenderlo. No es que planee compartirlo con él, sin embargo. Otra ola de mareos me golpea. 
—Bien, voy contigo, pero porque necesito alguien que me lleve hasta mis dormitorios. No es que quiera ir a alguna parte contigo.
—Huh. Es divertido. Me parece a mí que quieres meterte en mis pantalones…—lo corto con la mirada, pero el continua igualmente—, o al menos quieres que la gente lo crea.
—No, quiero que crean que ya estoy ahí. En realidad, quiero que piensen que tú estás en los míos porque no hay otro lugar en el que prefieras estar. No creas que en realidad vas a tener algún vistazo de la mercancía, porque no va a suceder. Ahora, ¿hacia dónde está tu auto?— Soy puras palabras. Por dentro me estoy encogiendo, oyendo las palabras de Liam, pero si alguien saber cómo jugar, esa soy yo.
***
Nunca es buena idea tomar con el estómago vacío. Agrégale la emoción de una casi pelea con tu ex novio, sólo para que tu novio falso salve el día, y luego el sacudido viaje en su auto, y tu estómago estará listo. Las nauseas estás por todas partes. Nick está silencioso a mi lado. Es tan loco. Nunca entendí por qué las chicas iban por esos chicos cerrados, enojados, con pintas de chicos malos. No que vaya a ir por él, pero me até a mí misma con él y no es mi tipo de chico. He visto lo que pasa cuando las mujeres dejan que tipos como Nick se metan en sus vidas y no termina bien. Es bueno que lo odie. Nick pasa directo por un bache en el camino. Juro que hace a mi estómago subir vertiginosamente, casi saliendo por mi boca. 
—¿Lo estás haciendo a propósito?
—No —es lo único que contesta. Ya le había dado las direcciones hacia mis dormitorios, así que se estaciona en el frente y se detiene. 
—¿Cómo va a funcionar esto, Princesa?
—Puedo decirte ahora mismo que nada va a funcionar si sigues llamándome de esa forma. Mi nombre es Miley. Úsalo. Liam sabrá que odio un nombre como ese. —Él arruinó mi idea de un cuento de hadas. Pretendiendo que la chica que vivía con mi madre no era yo. Nick gruñe. 
—Sólo resolvamos esto. Necesito saber lo que esperas, y cuánto voy a ganar por eso.—Le ofrezco unos cientos de dólares, con lo cual está de acuerdo. Me sorprende que no haya pedido más. Decidimos qué tan a menudo necesita ser visto conmigo y el tipo de cosas que espero que haga (algunas muestras públicas de afecto, flores, y esas cosas).
—No queremos que esta relación dure mucho, porque probablemente me volvería loca. Pienso en tres semanas, y yo rompo contigo. —Sonrío con satisfacción.
—Te importa demasiado lo que la gente piensa. No me podía importar menos quién rompe con quién, y dos semanas, máximo.
—Bien —digo entre dientes. Comienzo a pensar si esto valdrá la pena—. Y no es que me importe lo que la gente piensa, es que…
—¿Qué? ¿No soportas tener una mancha en tu reputación? ¿Estabas acostumbrada a estar en la cima del mundo en la secundaria y ahora te das cuenta que nada de eso importa? ¿No soportas no tener una vida perfecta? Crees que eres demasiado buena— Sus palabras de pronto son demasiado. No sé si es por lo patas para arriba que se siente mi vida, el alcohol o qué, pero no puedo mantener mi boca cerrada. 
—¡No sabes nada de mí, así que deja de pretender que lo haces! ¡No soy perfecta, y jamás lo he sido! Era la típica niña pequeña con la mamá ausente quien preferiría salir de fiesta que cuidar de mí. Luego, me dejó en la casa de mis tíos un día, y nunca regresó. Cree lo que quieras sobre mí, pero sé consciente en este momento que nada ha sido perfecto para mí. ¡Es todo una gran mentira!— Mi pecho comienza a apretarse. Es difícil respirar. Mi cabeza palpita y el mareo me golpea de nuevo, sólo que esta vez es más que giros ebrios. Mis dedos hacen la cosa de cerrarse en un puño y no puedo detenerlo. Mierda. No puedo tener un ataque de pánico frente a él. No puedo ser tan débil. No después de lo que le vomité verbalmente. ¿Por qué dije eso? Me empujo fuera del auto y golpeo la puerta detrás de mí. Oigo otra puerta golpearse, pero es casi como un eco. Por favor, no lo dejes seguirme. Por favor, no dejes que nadie más salga. ¿Por qué no puedo controlarlo?
—Miley —me llama, pero sigo caminado. Camino hacia la calle, sin idea de a dónde me dirijo, pero tengo que salir de allí antes de que lo pierda. —Miley. Detente.
—Déjame en paz —me las arreglo para decir, y sigo caminando. No voy a dejar que me vea así.
—Bien, diré esto mientras caminamos, entonces… ¿Y qué? ¿Y qué si tú mamá te abandonó?— Eso hace que congele mis pasos. De pronto, no me importa si no puedo respirar. Giro bruscamente para enfrentarlo. 
—¿Y qué? ¡De verdad eres un idiota! —Pongo mis manos en su pecho y empujo. Fuerte—. Cambié de idea. No voy a hacer esto contigo.— Lo escucho balbucear un “mierda”, pero no me importa. He terminado de jugar este juego con él. Me alejo dos pasos cuando él habla. 
—Mi mamá está muriendo. Lo veo todos los malditos días. La veo marchitarse cada vez más, sabiendo que pronto no estará.— Quiero moverme… para alejarme, pero no puedo. Es como si él estuviera al desnudo. Todo el enojo y arrogancia de su voz han sido reemplazados por dolor. No puedo hacerme girar para enfrentarlo, pero le digo
—: Y lo manejas siendo un imbécil. Yo lo manejo a mi manera. Una no es mejor que la otra.
—¿Es eso lo que estás haciendo? ¿Manejándolo, tratando de probar que nadie puede dejarte? ¿Qué siempre lo superarás, y que eres mejor que ellos?— Parte de mi quiere apagarse. Negar lo que acaba de decir, porque así de rápido acaba de verme exactamente por quién soy. No sé cómo sentirme al respecto. Finalmente, logro girar. Estamos cerca de la calle, al final del estacionamiento. Hay una luz sobre nosotros, pero la noche es oscura. Es como si todo el alcohol ha abandonado mi cuerpo. La ansiedad también. No puedo sentir mucho en estos momentos. 
—Así como tu intentas mostrar ninguna emoción. Tú no sientes nada. Como si odiaras al mundo.— Es extraño, tener esta conversación sobre apariencias con él. Este tipo que no conozco, y realmente no me gusta, y aún así, lo estoy dejando verme desnuda, todos esos lugares oscuros escondidos dentro de mí que nunca nadie ha visto. 
—¿Vas a decirle a alguien? —Intento mirarlo a los ojos.
—No. Es tú problema. No mío. —Nick suspira—. No soy fácil de tratar. Estás pidiendo por dos largas semanas, Princesa.
—Tampoco soy fácil de tratar, y te dije que no soy tu princesa.
—Necesito el dinero…
—Necesito… esto. —Necesito un rostro seguro. Necesito demostrar que puedo seguir adelante. Él sacude su cabeza y acaricia su brazo opuesto, hacia arriba y hacia abajo, con su mano izquierda. El tatuado. Entonces, hace la cosa más extraña. Nick sonríe. Estoy segura de que es falsa, y probablemente la que usa para llevar chicas a la cama, pero está fuera de lugar aquí, y ni puedo evitar estudiarla.
—Entonces, vamos, cariño. ¿Qué clase de novio sería si no me aseguro de que mi chica llegue bien a su habitación?

Me siento como un cabrón, que usualmente no es algo que me preocupe. Hay cosas muchas más importantes en las que pensar que herir los sentimientos delicados de alguien, pero cuando esta chica admitió lo que hizo por su madre, y reaccioné como siempre lo hacía, me sentí como la mierda. Todavía me siento como la mierda. Pero aún sigo sin creerme lo que estoy haciendo. Me molesta que tenga que hacerlo. Después de que mi madre pasara toda su vida tratando de cuidarnos a todos, tenía que morir y seguir preocupándose sobre cómo pagaría la renta. Y aquí estoy yo, prácticamente vendiéndome a mi mismo para hacer un trueque con esta chica y pretender ser su novio. Suelto una pequeña carcajada.
—¿Qué? —pregunta.
—Sólo pensaba que esto es un jodido juego de charadas.— Ignora eso, pero dice
—¿Quién es Deena? No puedo hacer esto si sales con alguien.
—No lo hago. En caso de que no te dieras cuenta, realmente no soy material para novio. Sólo conectamos. Estamos juntos cuando queremos, pero no es nada serio. No hay nada más.
—¿Será un problema?— Niego, aunque no pueda verme. 
—No, pero voy a decirle que ocurr...
—¡No! No puedes decirle a nadie.
—¿Qué me estoy vendiendo para ti?
—Ugh. No lo haces. No en realidad. No es como que algo realmente vaya a pasar entre nosotros —dice con burla.
—Créeme. Tampoco quiero. Eres de difícil mantenimiento.
—¡No lo soy!
—Y no iré allí contigo. Estoy cansado, molesto y fuera de combate. Simplemente encontrémonos dentro. —Serán dos jodidas semanas muy largas.
—Bien. Lo que sea.— Llegamos a su edificio y le abro la puerta. Me inclina la cabeza, pero luego la sacude.
—¿Qué? ¿Crees que soy un puto Neanderthal que no sabe cómo tratar a una chica?
—No. Un Neanderthal tiene mejor boca.— Una risa se me escapa, sorprendiéndome. No me acuerdo de la última vez que me reí y eso me pone nervioso. De repente quiero hacerle lo mismo. Dejarla ver cómo se siente balancearse por el borde del precipicio. Me giro y la enfrento, yendo hacia Miley en vez de a la puerta. Ella retrocede y avanzo un paso. Cuando choca contra la pared, sigo caminando. Coloco mis manos una a cada lado de su cabeza. Inhala aire y yo flaqueo un poco, antes de atraparme. Más cerca… me inclino hasta que mis labios están justo sobre su oreja. Huele como a alcohol, pero también a una especie de perfume.
—Creo que te gustaría mi boca, princesa. Nunca he recibido quejas. Prometo que te hará sentir muy bien.— Jadea y de repente quiero cumplir mi amenaza. Quiero morderle el lóbulo. Besar el punto de atrás para ver si la vuelve loca.
—Nick…
—Sí. —Inhalo. Maldición, es algo sexy. Puedo sentir su cuerpo contra el mío y quiero más.
—Si no te alejas de mí ahora mismo, tu boca será la única cosa que tengas para hacerle sentir muy bien a las chicas.— Sus palabras me sacan del trance en el que estaba. No, no voy a ir por ahí con esta chica, pero tengo que divertirme. 
—¿Por qué? ¿Tienes miedo de no poder quitarme las manos de encima? ¿Tal vez quieras hacer que esto sea más que un juego?— Siento su respiración contra mi rostro. Mi pene reacciona a su cercanía, pero aun así no me muevo.
—¿Esto usualmente funciona con las chicas? —Su voz es un poco más ronca que antes.
—Funciona ahora.— Suelta un pequeño chillido y sé que la tengo. Me quiere. Miley me aparta de un empujón, agarrándome con la guardia baja. Girándose, vomita sobre todo el suelo.
—Mierda. —Me paso las manos por el pelo. Cómo diablos una chica puede parecer bien un minuto y al otro estar vomitando—. ¿Puedes andar?— Miley me mira desde su posición encorvada, rueda sus ojos y dice
—Claro que puedo andar. —Se levanta y alisa su ropa. Tengo que darla crédito por intentarlo, pero no logra dar ni dos pasos antes de aferrarse a la pared. Debería irme. No tengo tiempo para esto y más importante aún no quiero hacerlo, pero no obstante me acerco. 
—Rodéame el cuello, y no discutas o me voy.— Hace lo que le digo y la cargo en mis brazos. Entramos y no llegamos muy lejos antes de que una chica grite.
—Te meterás en problemas por entrar aquí. Tienes suerte de que no estén en su escritorio.— Efectivamente había un jodido escritorio allí. Joder. Olvidé las reglas acerca de los dormitorios.
—¿No hay manera de que pueda subirla por las escaleras? Como que necesita ayuda para desvestirse.
—Gilipollas —murmura la princesa. Las otras chicas se echan a reír.
—¿No hay nada que pueda hacer?
—Estoy bien, puedo hacerlo—dice. Una de las chicas salta
—La ayudaré —pero me mira todo el tiempo. Asiento y la guiño. Viendo una hoja de papel en la mesa, rompo un trozo y agarro un bolígrafo. Empiezo a escribir su nombre, pero luego lo tacho. Si voy a hacer esto, tengo que hacerlo bien.
"Nena, llámame."
Nick.
Le dejo el número y mi nombre. Coloco el papel en su mano. Me quedo de pie, observando como la otra chica ayuda a Miley, y espero hasta que las pierdo de vista. ¿En que narices me había metido?
***
La casa está llena cuando llego. Pienso en aprovecharlo, pero estoy agotado. Encuentro a Deena, la despego de mí y le digo que estoy saliendo con alguien. Se ríe porque sabe que no tengo citas, pero lo dejo así. Hice mi parte. Estoy en la cama cuando mi teléfono suena. No conozco el número, pero de todas formas contesto. 
—¿Sí?
—Hola…— Es Miley.
—¿Es parte del trato toda esa cosa de llamar por las noches?— Suena medio dormida y otra vez me siento un idiota por ser un asno.
—Gracias… sólo quería decir gracias. Por todo. Y por asegurarte de que alguien me ayudará a entrar— Sus palabras me sorprenden como el infierno. ¿Ésta pseudo-princesa realmente siente que siempre será abandonada? ¿Que tiene que aferrarse a esa imagen para hacerse creer así misma que vale algo la pena? Eso apestaba. Pero no me importa. Ni siquiera me gusta. Tengo esta estúpida, jodida promesa que cae sobre mí y una madre muriéndose. Eso es lo que importa.
—Tendrás que pagarme un extra.— No sé siquiera si me escuchó porque la línea está muerta.

martes, 20 de mayo de 2014

Falling Apart - Niley - Cap 05


Cuando Joe dijo que los chicos de la fraternidad iban a dar una fiesta, definitivamente me apunté. Colarse en fiestas de maricones siempre es divertido. Además, es una buena oportunidad para hacer dinero. Los chicos de la fraternidad son algunos de mis mejores clientes. No olvidemos también que puedo conocer chicas, las dos cosas más altas en mi lista. Antes de ir allí, paso por la casa de mamá. Sonaba como la mierda cuando
hablé con ella por teléfono hoy. Tengo un nudo en el estómago cada vez que pienso en verla y luego me siento como un cobarde porque soy su hijo y ella se está muriendo. Debería ser capaz de manejarlo mejor que eso. Por ella. Por alguna razón, mi corazón martillea cuando me paro dentro del departamento. Paso una mano por mi cabello, lo cual me molesta como la mierda. Odio los hábitos nerviosos como ese.
—Está durmiendo, Nicholas—dice Maggie desde la cocina. Me doy la vuelta y me dirijo hacia ella.
—¿Cómo está? ¿Cómo le fue en su cita hoy?— Maggie suspira. Su cabello gris está recogido en un moño que desaparece cuando se da la vuelta para enfrentarme.
—Le han añadido otra medicación. Es más fuerte, para ayudar con las náuseas y los vómitos. También más medicamentos para el dolor.— Me apoyo en la mesa.
—Joder.
—¿Besas a tu madre con esa boca?—Sé que está tratando de hacerme sonreír, pero no puedo hacerlo ahora mismo.
—No estoy de humor, Maggie.— Ella camina hacia mí, una mirada triste en sus ojos oscuros. Sé que esto es casi tan difícil para ella como lo es para mí. Es la mejor amiga que mamá jamás ha tenido.
—¿Cuánto, Maggie?
—No quieres saberlo, Nicholas. Y el alquiler es en dos semanas. Sabes que siempre aumentan la renta cuando es hora de firmar un nuevo contrato. Hospicio se hará cargo de las medicinas, yo estoy más preocupada por el alquiler y las facturas.— ¿Va a necesitar un nuevo contrato? Tan pronto como el pensamiento pasa por mi mente, me siento como el imbécil más grande del mundo. Lo hará. Tiene que hacerlo.
—Joder —Lanzo otra vez. ¿Alguna vez se detiene todo esto? Jesús, no ha hecho nada más que hacer lo mejor que pudo durante toda su vida. Ha estado allí para mí, trabajó como una esclava cuando podría haberme dejado tranquilamente como lo hizo papá. Ella no lo hizo. No lo hizo cuando papá salía y entraba de la cárcel. No lo hizo cuando comíamos fideos instantáneos Top Ramen todos los días. ¿Este es el pago que recibe?
—Tomaré unas horas más. Tal vez haré unos trabajos ocasionales o algo así —Maggie toca mi mano y digo—: Debería haberme ido. Estuve perdiendo el tiempo en una estúpida clase hoy y debería haber estado con ella.
—Sabes que ella quiere que estés en la clase. Vas a vivir sus sueños y eso es lo que le importa.— No contesto a eso, pero digo
—: Voy a entrar a verla.— Camino hasta la habitación de mamá. Está tendida en la cama tan quieta, pálida como un fantasma. Mi corazón cae en algún lugar a mis pies. Mierda santa, parece muerta. No puede estar jodidamente muerta, ¿verdad?
—¿Alguna vez te han dicho que es de mala educación mirar fijamente a alguien? —Los ojos de mamá aletearon al abrirse. Dejo escapar un suspiro pesado. —Mi mamá intentó enseñarme modales, pero no se me pegaron muy bien —bromeo mientras entro al cuarto.
—Sí lo hicieron. Sólo te gusta hacer de cuenta que no.— Pongo una silla al lado de su cama. Es tan diferente cuando saben que estás muriendo y no pueden hacer nada acerca de eso. Ningún hospital. Todo lo que queda hacer es esperar. Y medicarte. Siempre medicarte.
—¿Cómo te sientes? —No estoy de humor para fingir estar feliz.
—Feliz de ver a mi hijo. ¿Qué vas a hacer esta noche? ¿Tienes grandes planes con tus amigos? —Hay una pequeña sonrisa en sus labios, pero están secos. Demasiado secos. Levanto la copa de al lado de su cama.
—Déjame darte algo para tomar. — Pongo la pajilla en su boca, pero ella niega con la cabeza y sus temblorosas manos agarran el vaso.
—Puedo hacerlo, Nicholas. No me gusta que te ocupes de mí.— Alguien debería. Ella se lo merece. No es como si ella no lo hubiera hecho por los demás.
—Pensé que podría quedarme contigo esta noche. Tal vez ver una película o algo.— Mamá toma un pequeño sorbo y yo agarro la copa, poniéndola de vuelta en la mesa de noche. 
—No te vas a quedar conmigo esta noche. Sal a divertirte.Todavía estaré aquí mañana.— Tal vez.
—No pasa nada —miento.
—Mentiroso —Me lanza ella y su actitud me hace sonreír—. Estás cubierto en demasiada tinta —Desliza su frágil dedo por mi brazo—. Eres demasiado guapo como para estar tan cubierto —Abro la boca para responder, pero ella me interrumpe—. Sal esta noche. Estaré bien. Quiero que te diviertas. Si intentas quedarte, haré que Maggie te eche.— La conozco lo suficientemente bien como para saber que no está bromeando.
—Mamá...
—Nicholas...— Sacudo la cabeza hacia ella. 
—Te amo. Descansa un poco, ¿de acuerdo? — Me pongo de pie. Mamá sonríe y hace que el nudo en mi garganta se multiplique. Aún así, la escucho y me voy.
***
Dos barriles se encuentran en la sala de estar, ambos con filas detrás de ellos, pero en una fila, todos tienen vasos y en la otra, están jugando a Keg Stand. Joe está rebotando sobre sus talones a mi lado, su cabello colgando por sus ojos.
—Estoy listo para comenzar mi fiesta. Encuéntrame una chica rica o dos con las que lidiar.—Intento reírme hacia él. 
—¿Múltiples, ahora?
—Hay una primera vez para todo —Joe extiende su puño y yo lo golpeo.
—Necesito un trago. —Nos encaminamos a través de la habitación. Tengo un frasco en el bolsillo, pero preferiría tomar su mierda antes que la mía. La cocina es nuestra primera parada. La heladera está llena de todo lo que pudiéramos querer tomar. Botellas en mano, volvemos hacia la sala de estar. Mis ojos escanean la habitación buscando, mierda, ni siquiera sé qué. Entonces es cuando veo a Princesa entrar con otras dos chicas. Están agarradas de las manos y uno se daría cuenta que Princesa estaba intentando mantener distancia de ellas. Obviamente no quiere que se sepa que está aquí con ellas, pero entonces no puedo evitar preguntarme por qué está aquí.
Los signos de dólar aparecen en mi cabeza mientras ella camina a través de la habitación, su cabeza alta con esas delgadas piernas. Su falda es corta. Su oscuro cabello está corto y liso, pero de alguna manera pareciera como si hubiese pasado horas en eso. Sea la mierda que sea, es hermosa. Y me ofreció dinero que probablemente me ayudaría a pagar por la mierda de mamá. La renta. Todo lo demás. Infiernos, no. ¿Qué demonios estoy pensando? No podía seguir con eso. Ella me irritaría hasta joderme.
—¿A qué estás mirando, hombre? —pregunta Joe. Señalo con mi cabeza hacia Princesa—. Gu-au.
—No jodas. Sin embargo, es una niña mimada. Estaba con este chico de la fraternidad con el que nos metimos.
—¿Liam o cómo diablos se llamara?
—Sip.— Lo cual es otra razón por la cual no puedo lidiar con ella. Tengo demasiado en mi plato como para lidiar con una princesa malcriada y su despreciable ex.
—Joder, odio a ese tipo —grita Joe. Ambos lo hacemos. Princesa se va y yo me olvido de ella. La botella está en mi mano, pero no he tomado un trago. No sé qué diablos va mal conmigo, pero no estoy de humor para eso. No pasa mucho tiempo antes de que Joe se vaya con una chica. Me estoy preguntando si debería hacer lo mismo para alejar mi mente de las cosas, cada vez que alguien viene a mí, sigo rechazándolas. Vago por el lugar por una hora hablando con la gente antes de estar harto de todo esto. Me dirijo afuera cuando veo a Princesa sin sus dos amigas, pero con el idiota de Liam. Mis manos se aprietan en un puño. Jesús, se sentiría bien pegarle. Pegarle a algo, a lo que sea, para ver si me saca algo del dolor. En lugar de eso, evito la esquina y me pregunto qué demonios se ha metido en mí.
—Vamos, nena. Sabes que te amo. Sólo estaba jugando con Maxine. Tú eres la que quiero.
—Entonces no deberías haber jugado con ella. Lo arruinaste, Liam y yo ya lo superé.— Ah, así que ella ya debió haber encontrado a su falso novio. O tiene uno real. No puedo creer que ella quiera poner tan celoso a este imbécil que iría allí.
—Lo siento. Maldita sea, te ves sexy esta noche.— Mis manos vuelven a cerrarse en puños. Incluso si no odiara al tipo, se habría merecido que la mierda fuera eliminada de un puño en este mismo momento.
—Demasiado mal para ti. Puedes mirar, pero ya no puedes tocar.— Estoy sorprendido de lo que la princesa tiene en ella. La mayoría de las chicas caerían por cualquier cosa que él dijera, pero ella está parándose por sí misma.
—Miley. No seas así.
—Yo... —comienza, pero luego es interrumpida y se oye un sonido ahogado. Vuelvo a mirar por la esquina y él la está besando. Parece que ella no se mantuvo en sus trece por mucho tiempo. Estoy a punto de irme, cuando veo que ella está tratando de alejarlo. Jodido cabrón. Se va a sentir bien golpear a este tipo. Me dirijo a ellos. No llego muy lejos antes de que ella esté alejándose de él de un tirón y un grupo de gente llega por la esquina más cercana a ellos.
—Liam, ¿qué estás haciendo? —Dice alguna pelirroja. Está rodeada por más chicos de fraternidad.
—Sólo teniendo una charla con Miley. Tenemos unas cosas que resolver.— La chica de cabello rojo sonríe. 
—Veo que dejaste a tus amigas atrás. ¿De eso estabas hablando? ¿Estás jugando para el otro equipo ahora?— Rodar los ojos es algo estúpido de hacer, pero lo hago de todas formas. ¿Es lo mejor que se le puede ocurrir?
—No, en realidad, estaba intentando evitar que tu novio me besara.— No puedo evitarlo. Río. Princesa tiene pelotas.
—¡Qué demonios, Miley! —dice Liam. Sus amigos están todos riendo. La pelirroja tiene el ceño fruncido. Y puedo ver la tensión en el cuerpo de Princesa.
—Sabes que no fue así como ocurrió —añade Liam—. Maxine, no intenté besarla, fue al revés. La acusé de mentirme sobre su falso novio y ella me besó.— Entonces, yo estaba caminando hacia adelante. No sé qué demonios estoy haciendo, pero no puedo detenerme. Este tipo es un imbécil. Necesito el dinero y nada me gustaría nada más que matar dos pájaros de un tiro ganando algo dedinero y dándoselo en la cabeza.
—Oye, tú. Allí estás. —Me paro a un lado de Princesa y envuelvo mi brazo alrededor de su cintura. Ella se tensa aún más, antes de levantar la mirar hacia mí. Hay fuego en sus oscuros ojos marrones, pero se las arregla para sacar una sonrisa.
—Estaba buscándote...— Mierda. Se olvidó mi nombre. Inclinándome hacia adelante, beso un lado de
su boca antes de que pueda responder. —Me encontraste. O te encontré. Sea como sea, estoy aquí. ¿Están molestándote estos idiotas? —Tiro de ella hacia mí y ahora el fuego me apunta. Está enojada, pero si voy a ir allí, voy a hacer que esta mierda parezca real.
—¿Él? ¿Estás saliendo con este tipo? Es un perdedor, Miley.— Con eso doy un paso lejos de la princesa y me dirijo directamente a Liam.
—No quieres cabrearme esta noche —en realidad. Sí lo quieres. Te ruego que me cabrees, hombre. Dame una excusa para a patearte el trasero otra vez. La mirada en su rostro hace que toda esta farsa lo valga.

viernes, 16 de mayo de 2014

Falling Apart - Niley - Cap 04


No hago cosas por compasión. No sé, u honestamente me importa una mierda, si esa chica está siendo seria sobre lo que me preguntó, pero puedo decir que ofrecer ayuda no va conmigo. Aunque la verdad, el dinero estaría bien. Sería de ayuda. De todos modos, no es como que jugaría a algún estúpido juego con ella. Tengo demasiada mierda como para agregar a una princesa consentida a la pila. Incluso si es caliente como el infierno. Siempre he estado interesado en chicas con cabello claro. Su piel es suave, con un tono marrón y piernas que son cortas, pero firmes. Definitivamente puedo imaginarlas alrededor de mi cintura. Por suerte para mí, habló y lo arruinó. 
Cosas por compasión no es lo único que no hago. Las princesas también están en lo alto de mi lista. Aunque si estaba en lo cierto, se sentiría bien pegarle al Chico Bonito. De nuevo. Odio a los imbéciles como él, que se creen que son los dueños del puto mundo y que pueden obtener lo que quieran. Es un matón y odio a la gente que exhibe sus cualidades así. Así que le mostré cómo se siente ser molestado así. Camino por la calle lanzando una mirada sobre mi hombro. La princesa está alejándose, sus caderas balanceándose de un lado a otro mientras se va. Sabe lo sexy que es. Nop. Esta chica no es alguien con quien quiera meterme. Mi móvil suena. Es Joe así que contesto, sabiendo que probablemente tiene algo entre manos que necesito. 
—Hola.
—Hola, tío. ¿Qué hay?
—Nada. Sólo saliendo de la escuela y dirigiéndome a casa.
—¿Tienes algo?— Mi estómago se tensa tras su pregunta. Sí, siempre he sabido que no debería meterme en mierdas, pero nunca vi esto. Esto mataría a mamá. 
—Depende de cuánto necesites. —Sólo hago negocios con marihuana así que no hay necesidad de preguntar qué quiere.
—Un octavo. Es para un amigo que pasó por aquí.
—Estamos bien. Estaré ahí en un rato —le digo. Cuelgo, preguntándome si fue así como las cosas comenzaron para mi padre. Si sólo lo hizo para ayudar, pero se le fue de las manos. Nah. No él. Odio a ese idiota. Siempre estaba decepcionando a mamá. No puedo ser así. No puedo.

Al día siguiente, aún no puedo superar lo del Chico Tatuado. Quiero decir, ¿cuál es su problema? No le hice nada. Incluso si no quiere seguir con eso, no tenía que ser tan idiota al respecto. Siempre los más calientes son idiotas. Solía pensar que Liam era la excepción. Obviamente estaba equivocada. Mi corazón está latiendo cerca de millones de kilómetros por hora mientras me preparo para ir a clase. Con Liam. Y si no recuerdo mal, la pelirroja, a quien nunca le pongo mucha atención, pero ahora lo haré. Preferiría que mi corazón no latiera del todo si eso no significara que estaba bueno, muerta. Pero puedo sentir que mi control se resbala. 
Siento que estoy entrando en pánico. De nuevo. Por eso es que odio a Liam. Finalmente tengo el control que necesito y él me lo está quitando. Me hace sentir como que voy a tener una crisis nerviosa. Eso no es algo que voy a dejar que pase. No voy a enloquecer. Cuando levanto mi cepillo hacia mi cabello, mis manos están temblando. Temblando. Contrólate, Miley. Me concentro en pasar mi cepillo a través de mi cabello color rubio. Me recuerda a la miel, lo cual me trae un recuerdo de mamá flotando en la superficie. Ella amaba la miel. Recuerdo una época en la que cenamos eso durante tres días seguidos. Luchando contra esos pensamientos, me cepillo de nuevo, dejando que se me quite el temblor de mis manos. Ese es un recuerdo que no me importa dejar que derive a la superficie, por unos pocos segundos al menos. Mamá siempre solía cepillarme el cabello y a mí me encantaba. Me hacía sentir querida cuando era todo lo contrario. La puerta de mi dormitorio se abre y Denika entra. Me mira rápidamente antes de decir
—: Te ves bien. No me digas que te arreglaste así para tu ex. — Camina junto a mí y se tira en la cama.
—Umm, ¿gracias? —No estoy segura de qué más decir.
—Mierda. ¿No me digas que vas a ser así? No te estreses porque te dije que me gustan las chicas y luego te dije que te ves bien.
—¿Qué? —Me di vuelta. Ni siquiera había pensado en eso—. Ni siquiera pensé en eso, muchas gracias. Es sólo que no entiendo por qué piensas que me arreglé. —Mire mi mini-falda y mis zapatos de cuña. La falda es púrpura y mi blusa es blanca. No estoy segura qué es lo arreglado en eso.
—¿Te vistes así todos los días?
—¿Por qué no habría de hacerlo? —Me encanta mi ropa. Amo tenerla. No siempre la tuve. Denika se encoge de hombros, pero puedo verla mirándome. Su nariz está arrugada y apuesto a que ella no lo sabe. Quiero decirle que ella no sabe cómo es pasar de no tener nada a tenerlo todo. Usar la misma cosa por días y luego tener tanta ropa para escoger que ya perdí la cuenta. 
—No hay nada malo con querer verse bien.— Ella niega con su cabeza con cabello negro con una mecha rubia pero piensa que soy ridícula. Estoy a punto de decirle dónde puede metérselo cuando dice—: Hay una fiesta esta noche. Se supone que va a ser una buena fiesta. Estás invitada a venir con Verónica y conmigo.
—Oh…umm… —La verdad es que no estoy segura de si puedo ir a una fiesta sin Liam. Siempre me pongo un poco nerviosa en ellas. Ya lo superé, porque eso es lo que hago, pero también estoy cerca de tener ataques de pánico de nuevo. Liam ni siquiera sabe que los tengo, ha pasado mucho tiempo, pero aún
parece que no puedo detener a mis dedos de curvarse y mi pecho de sentirse apretado. Eso no es todo. Odio admitirlo, incluso a mí misma, pero ¿y si él está allí con ella? ¿Seré capaz de manejarlo? Y… realmente tampoco conozco a Denika. ¿Y si no nos llevamos bien? ¿Y si me dejan? No quiero estar sola. No puedo.
—Sólo es una oferta. No tienes que hiperventilarte.— Me aparto de ella, ocupándome a mí misma con el maquillaje. Estoy respirando con dificultad. No puedo creer que me estoy poniendo tan nerviosa por esto.
"—Te ayudaré a encontrar a tu mamá"—Justo como lo hicieron todos estos años. Mis ojos comenzaron a picar. Gotas líquidas sobre el borde, pero esta vez están coloreadas con maquillaje.
—Oye, ¿estás bien?— Me concentro en mis palabras mientras hablo. 
—Sí. Bien. Es sólo que me puncé un ojo.— Hago todo lo posible por tratar de luchar contra esto. Ya lo superé. Superado. La nueva Miley quien no tiene un pasado tan jodido.
—No puedo ir a la fiesta esta noche. Olvidé que tengo planes.— Odio aún más a Liam por desenterrar mi pasado. Tal vez debería odiarme a mí por dejar que se deslizara de vuelta, sólo por un chico. O tal vez nunca se había ido en primer lugar.
***
Entro a clase justo antes de que comience. Mi cabeza está volando, no hay señales de las lágrimas que traté de ahogar antes. Ya lo superé. Liam, Maxine o cualquier otra persona no valen la pena como para convertirme en la chica asustada y sola que fui cuando mamá me dejó. No me permitiré ser a la que dejan atrás de nuevo. Llevo a mis ojos a mirar el salón. No de una manera necesitada, si no de forma indiferente, de una forma me-vale-una-mierda. Encuentro la mirada de Liam a través del salón y no miro a otro lado. Me da una pequeña sonrisa, que no devuelvo, antes de apartar la mirada. Me siento recta, las manos temblando en mi regazo orgullosa de que no me estoy desmoronando. Todo cocido fuertemente de la manera en la que debo ser.
***
Me tomo mi tiempo guardando mis cosas cuando la clase ha terminado. No porque soy débil y porque no puedo manejar el ver a Liam y la pelirroja. Lo que sea. Ya los supere, pero estoy cansada por la falta de sueño y no voy a ser la chica quien tiene que correr fuera de la clase así no se encuentra con ellos. La escucho reír y me estremezco, accidentalmente golpeando mis cosas al suelo. Genial. Para el momento que junto mis cosas, el largo salón está vacío excepto por mi profesor quien no está prestándome atención. Salgo del salón y doy un paso hacia el pasillo lleno. 
Gente cargando libros, cafés, saludándose a mi alrededor como si yo no estuviera aquí. Mi estómago de pronto me duele. Doy la vuelta, lista para ir hacia mi siguiente clase cuando los veo. Liam y la pelirroja. Él la tiene contra la pared, sus labios en los suyos y sus caderas moviéndose hacia ella. Sí. Justo allí para que el mundo lo vea. Quiero vomitar. El idiota me ha estado llamando sin parar, dejándome correos de voz, ¿y está besándose justo en frente de mí? ¿Quién diablos es este chico?
—No llores, Princesa. Ya sabes lo que dicen. Tienes que besar a muchos sapos antes de encontrar a tu príncipe.— Reconozco la voz del Chico Tatuado de inmediato. Me vuelvo hacia él para decirle dónde se lo puede meter, pero ya está alejándose de mí. Que se pudra. Que se pudra Liam. Y que se pudra cualquier otro que trate de empujarme a un lado. Estoy bien por mi cuenta. Voy a ir a esa fiesta esta noche y les voy a probar que se equivocan.

sábado, 10 de mayo de 2014

Falling Apart - Niley - Cap 03


No puedo creer lo mucho que apesta caminar sola por el campus. Me siento como una perdedora, como si todo el mundo lo supiera, a pesar de que probablemente no lo saben. Todavía. La escuela no es tan grande, así que seguramente el rumor correrá pronto. Mi teléfono vibra. Al ver que es Liam por millonésima vez, le doy a ignorar. ¿Realmente cree que voy a hablar con él? ¿Qué después de un día estoy preparada para oír más excusas? Obviamente, no me conoce en lo absoluto. ¿Alguna vez le di la oportunidad de conocerme realmente? Tengo un repentino antojo enorme de cafeína. Nada mejora las cosas como un macchiato helado de caramelo. Agarro mi teléfono para llamar a alguien y me doy cuenta de que no tengo a nadie para que tome café conmigo. Nadie. En realidad no he tenido la oportunidad de conocer a muchas chicas aquí. Las que conozco son las que me presentó Liam (chicas de la hermandad hermanada con su fraternidad y las novias de sus hermanos de fraternidad. No puedo creer que haya sido tan estúpida como para dejar que esto me pase a mí.
Mi corazón empieza a latir más rápido. Respiro hondo para tratar de calmarme. No me toma mucho tiempo llegar a la cafetería y pedir. Me siento en un rincón, tratando de encontrar una solución a mi desastre de vida. Las palabras de Liam rebotan en mi cabeza. Nadie va a ir por ti. Ellos saben que eres mía. Odio que tenga razón. Necesito que esté equivocado. ¿Aunque cómo diablos voy a hacer eso sola? Ugh. No quiero tener citas. Sólo la fase de sonreír y llegar a conocernos me da ganas de vomitar. Y salir con alguien de aquí de la escuela o va a ser fácil, teniendo en cuenta que todo el mundo parece ser amigo de Liam, o por lo menos sabe quién es. Liam. Un momento de dolor se cuela en mi corazón. No quiero echar de menos la idea de él. La idea que no era real. Siquiera sé si lo amaba. Sí, lo dijimos, pero ¿realmente lo amaba? El amor, en principio me asusta como el infierno. No me he dejado amar a nadie en…
—No puedes ir donde va a ir mamá.— Cierro los ojos con fuerza como si eso fuera a callar la voz de mi madre en mi cerebro. Podría no haber amado a Liam, pero pensé que estaríamos juntos para siempre. Pensé que seríamos felices juntos. Ahora, sé que no era la única que tenía secretos. Al menos el mío no consistía en estar con otra persona.
¿Y por qué cada pensamiento de mi cerebro tiene que volver a Liam? Soy una estudiante de universidad de veinte años. Debería estar disfrutando de la vida. Disfrutando de mi independencia y… soltería. Me siento más recta. Puedo sentirme hecha una mierda por dentro, pero no voy a demostrarlo. Miro alrededor. Ninguno de los chicos que hay en la cafetería es material Miley. ¿Y por qué estoy mirando a los chicos de todos modos? Porque hice ver que alguien había estado coqueteando conmigo. O puede que sólo quería demostrarle que la gente me mira. La puerta se abre. Oh Dios mío. Me agacho en mi asiento. Qué estás haciendo, Miley. Siéntate recto, sé orgullosa. Eres mejor que esto. Sólo que no puedo obligarme a hacerlo. Le di dos años y ¿no le importa? Me llamó hace media hora y sin embargo aquí está con Pelirroja del brazo. Dos años.
Oh Dios. Me duele el pecho. Mis respiraciones salen más rápido y mi visión se vuelve borrosa. Esto no me puede estar pasando. Lucho por bajar el ritmo de mi respiración, encontrar algo en lo que concentrarme, mantener mi vista en cualquier sitio excepto en Liam. Hay un pequeño menú con sus ofertas y lo leo, la misma cosa una y otra vez sólo para darme algo en lo que concentrarme. Una extraña sensación se apodera de mí, y juro que oigo susurros. Miro hacia arriba, odiándome por no tener más auto-control. Inmediatamente deseo no haberme asomado. Miro otra vez, veo a Liam decirle algo a Pelirroja, besarla y luego salir fuera. Estoy bastante segura de que Liam no me ha visto, pero el hecho de que Pelirroja se esté acercando me dice que ella si me ha visto. Es extraño, las emociones en conflicto que tengo dentro. Ahí está la Miley difícil. La que me he esforzado por convertir en alguien que quiere levantarse y gritarle, no en la débil, la que se escondía en habitaciones en las fiestas y lloraba cuando mamá se iba que quiere enloquecer.
—Él lo siente por ti, ¿sabes?—Pelirroja se cruza de brazos.
—Y yo lo siento por ti, si te crees eso—pongo los ojos en blanco.
—Hemos estado juntos desde el año pasado. Yo sabía de ti. También sé que vuestras familias son amigas. Que Liam te tomó bajo su ala, y ahora siente un estúpido sentido de obligación hacia ti. Eso es todo lo que es. Yo lo sé. Él lo sabe y ahora tú también lo sabes.— Sus palabras me golpean con fuerza. Me siento utilizada. Yo era una obligación para mamá, luego para Dolly y Mark, ¿y ahora para Liam también? Y con él, él ni siquiera sabe todo sobre mí. ¡No!
—¿Has pensado alguna vez que él dijo eso para meterse en tus bragas? Quiero decir, no es que fuera obviamente muy duro para él llegar ahí.— Su cara se pone tan roja como su pelo.
—Vete a la mierda. Siento lástima por ti, pensando todo este tiempo que él realmente todavía quería estar contigo. Yo sé lo que es en realidad. Él me quiere. Ahora puedes vivir con eso. Si me disculpas, mi novio debería estar de vuelta en cualquier momento. Sólo fue a buscar algo fuera del coche.— Se da la vuelta y se va. Me empujo para levantarme y encontrar la manera de defenderme, pero la voz de Liam se abre paso. Está de pie junto a la puerta, obviamente habiendo vuelto dentro.
—¡Mira por dónde vas!—dice Liam. Liam está de pie recto, tratando de parecer alto y Pelirroja se pone a su lado. Otro tipo está de pie delante de él. Tiene el pelo negro oscuro, del color de la noche tras la luna. Lo tiene corto, y es unos buenos diez centímetros más alto que Liam. Sus pantalones están arrugados y tienen un agujero en la rodilla. 
Puedo decir que es de usarlos y no de esos vaqueros que compras así. Una camiseta negra cubre su pecho
y tiene todo el brazo derecho tatuado. Como, tantos que ni siquiera puedo ver su piel. El Chico Tatuaje se ríe. Veo la tensión en la cara de Liam. Me pregunto si Pelirroja lo sabe. Si lo conoce lo suficientemente bien para leer lo que su mirada está diciendo. Está molesto porque este tipo se ha reído de él, y avergonzado,
también. El Chico Tatuaje se aleja, sacudiendo la cabeza, pero Liam le agarra del brazo. No le gusta que se burlen de él y estoy segura de que tiene que demostrarlo para su nueva chica. No es inteligente. Nunca he visto a Liam meterse en una pelea y este chico parece que lo hace a menudo.
—Creo que quieres soltarme el brazo ahora, Chico Bonito —El Chico Tatuaje no tira de su brazo hacia atrás, aunque estoy segura de que podría. Él solo mira a Liam. Mi novio, no, ex novio, le devuelve la mirada durante unos segundos. Algo está pasando entre ellos, y quiero saber qué es.
—Lo que sea—la mano de Liam se desliza del brazo de Chico Tatuaje.
—Vamos, Maxine. Vámonos.— Maxine. Ugh. Odio ese nombre. Odio a esa chica, que piensa que es mucho mejor que yo. Que tiene algo que yo no tengo… Y Liam… no puedo creer las cosas que le dijo sobre mí.
Tan pronto como salen por la puerta miro al Chico Tatuaje otra vez. Obviamente hay algún serio odio entre ellos. Las declaraciones de Pelirroja me golpean otra vez. ¿Él siente lástima por mí? ¿Una obligación? ¡Que se vaya a la mierda! Este chico sería la manera perfecta de devolvérsela a Liam. Una sensación extraña y desesperada me vence. Es tan fuerte que me hace sentir atrevida. No estoy orgullosa de admitir esto, pero después de que el Chico Tatuaje obtiene su café y se va, me cuelgo el bolso del hombro, agarro mi macchiato de caramelo y luego salgo por la puerta detrás de él. Él tiene las piernas largas y las mías son cortas, así que tengo que correr para seguirle. No es que sepa lo que le voy a decir cuando lo alcance, pero eso no viene al caso.
—¡Hey!—mierda; ¿cómo se llama?—. Tú. El de los tatuajes.— Se detiene y se da la vuelta, entonces espera mientras le alcanzo.
—Hola… um… hola.— Me tropiezo. La primera cosa que noto es que es guapo, también, pero en
una manera diferente a la de Liam. Él tiene grandes labios dientes rectos. Sus
ojos son increíbles. Café brillante, de alguna manera más oscuros en el centro y se aclaran en el exterior. Definitivamente guapo, pero con una ventaja a su favor que Liam no tiene. Saca las palabras, Miley.
—Hola. Soy Miley—le tiendo la mano. Al principio creo que se va a alejar e ignorarme, pero entonces se desplaza y me agarra la mano.
—Nick.
—¿Nick?
—¿Te has acercado a mi realmente para reírte de mi nombre, Princesa?—su voz es un poco más suave que cuando habló con Liam, pero no mucho más.
—Tienes razón. Yo sólo…—no tengo idea de que decir. Pero entonces pienso en cómo Liam se veía con Maxine. La ira ardiente que pasaba entre él y Nick. La manera en que me sentí cuando le pillé a Liam con ella.
—Así que… ¿ese tipo de ahí dentro?—le digo—. ¿El que fue un idiota contigo?
—¿Chico de fraternidad, imbécil? ¿Qué pasa con él? ¿Es tu amigo?—él sonríe. Mi valentía se desvanece, dejando el pánico que odio. Me hace enojar. No debo perder la fuerza. La nueva Miley es toda fuerza.
—¿Sabes qué? No importa —Me doy la vuelta, y me alejo unos pasos de él.
—Haz lo que quieras—dice detrás de mí. No sé por qué, pero su respuesta me sorprende. ¿No tiene ni un poco de curiosidad por lo que iba a decir?
—¿Tienes novia?—Dejo escapar. Esto le detiene. Nick se vuelve y me mira, con una ceja alzada.
—¿Estás coqueteando conmigo, Princesa? No, gracias. No soy el tipo de chico con el que puedes enfadar a tus padres.— Y así de simple, empieza a alejarse. Todavía estoy tratando de averiguar lo que acaba de pasar. Este tipo ni siquiera me ha dado la oportunidad de explicarme. Sin embargo, esa no es la parte que me molesta. Corro para alcanzarle.
—Tú no me conoces, así que no pretendas que lo haces. No tengo padres a los que enfadar. Y no estaba coqueteando contigo.— Espero que me pregunte sobre el comentario de mis padres. Estoy un poco sorprendida de haberlo dicho siquiera, pero él no. Sus palabras desbordan diversión cuando dice: 
—¿No estabas coqueteando conmigo, pero me has seguido fuera de la cafetería y ahora quieres saber si tengo una chica? No sé si sentirme ofendido o halagado.— Sus palabras y nuestro rápido ritmo me hacen tropezar. Él extiende la mano y me atrapa. Es cálida y callosa y yo alejo mi brazo.
—No tienes que ser un idiota al respecto. No es que estuviera coqueteando contigo, pero aun así.
—Escucha, si hay algo que quieras decir, tienes que decirlo. Tengo que ir a un lugar.— Me cuesta un minuto responder. Considero alejarme, pero no puedo sacarme de la cabeza a Liam y Maxine. La manera en la que me dejó. Juré que nunca me abandonarían otra vez. La gente siempre cae a los pies de Liam. Me encantaba eso de él. ¿Este tipo? No lo hizo. Eso es lo que necesito. Con la cabeza alta, le digo
—No has respondido a mi pregunta.— Él gime como si ya hubiera acabado conmigo, pero entonces contesta:
—No, Princesa. No tengo novia. Y tampoco estoy buscando una.— La cosa de la princesa está a punto de hacerme enfadar, pero lo dejo pasar.
—Bien. Yo tampoco—sonríe y me doy cuenta de lo que he dicho.
—¡No estoy buscando novio! Ya sabes lo que quiero decir.— ¿Los chistes de lesbianas nunca pasan de moda para los hombres?
—Tick tock.
—Tengo una pregunta para ti y es muy privada… Nick. No sería bueno que esto saliese.— Lo que es decir poco. Habla acerca de arruinar mi reputación, mi plan. Sacar a la luz que estoy tratando de anotar con un hombre falso haría eso más que nada. Cruza los brazos y trato de no mirar sus tatuajes. 
—Soy todo oído.— O toda actitud.
—¿Ese tipo con el que acabas de discutir?— Su mandíbula se tensa y asiente. Alguien camina a nuestro alrededor en la acera y espero hasta que se van para terminar. Él va a querer todas las respuestas. Lo sé. Un tipo como él no estará dispuesto a hacerlo a cambio de nada. La sola idea me produce nauseas.
—Es mi ex novio. Hemos estado juntos por siempre y me acabo de enterar de que me engañó. En realidad lo atrapé, y como que le hice pensar que tenía otro novio para darle celos. Así que ahora lo necesito. Un novio, quiero decir.— Oh. Dios. Mío. Mi estómago me pesa. Lo he dicho. Realmente lo he sacado. Nick abre los ojos como platos, y me mira por lo que parece ser por siempre. Abre la boca y estoy esperando oír lo que tiene que decir, pero no son palabras lo que salen. Se ríe. Fuerte. Mucho más fuerte de lo que se ha reído en la cafetería. Mi cara está caliente. No estoy segura si es de ira o de vergüenza o de ambas.
—Muy gracioso, Princesa—cuando él trata de alejarse, le agarro el brazo. Sus músculos se tensan debajo de mi mano.
—¡Lo digo en serio! ¿Crees que me inventaría algo así?— Se detiene y me mira detenidamente. Casi me quiero alejar. Nadie me mira realmente como si estuvieran tratando de descifrarme. Todos saben quién soy ahora, pero este tipo, es como si estuviera buscando algo más profundo. Algo que no quiero que esté ahí.
—Lo dices enserio, ¿verdad? ¿No acabo de decirte que no busco una novia?— Tengo mierda mucho más seria con la que tratar que jugar contigo a este juego.
—¡No quiero ser tu novia de verdad! Es una farsa. ¿Hola? Me imaginé que eso sería obvio —¿es tonto, o qué? Nick se mueve y su brazo se retira de mi alcance.
—¿Y por qué iba a hacerlo? Ni siquiera te conozco y definitivamente no estoy tan duro.— Ugh. Pervertido.
—No es como si yo te quiera realmente tampoco y podría encontrar alguien que me gustara, si quisiera. El punto es, que no quiero.— Nunca le voy a volver a dar a alguien ese tipo de poder sobre mí. Cuanto más pienso en ello, más atractivo es un novio falso en este momento.
—Olvídalo—dice Nick—. Buena suerte, Princesa.— Se está alejando. Mi única oportunidad de salvar las apariencias es alejarme, y puedo sentirme a mí misma aferrándome, necesitando algo, cualquier cosa.
—¡Te pagaré!—le digo a su espalda. Se congela. Se da la vuelta. Por la forma en que su rostro se endurece y su mandíbula tiembla, puedo decir que mi oferta no le ha sentado muy bien.
—Respuesta equivocada. No necesito tu dinero.— Y con eso, se aleja.

lunes, 5 de mayo de 2014

Falling Apart - Niley - Cap 02


Las personas que mueren tienen un olor característico a ello. Incluso las personas que tienen meses antes de irse. Es casi un olor viejo que se aferra a su piel. Que es tan intolerable como el infierno, pero cuando se trata de alguien a quien amas, no piensas en lo desagradable que es, sino en lo mucho que malditamente apesta. En el segundo en que entro al apartamento, el olor me golpea. No estoy seguro de si debo respirar por la nariz y arriesgarme a capturar algún olor mediante mi boca y vomitar, lo que me hace el cobarde más grande del planeta. Si ella puede pasar a través de él, yo debería ser capaz de visitarla.
—¿Nicholas? ¿Eres tú? —Su voz suena feliz a pesar de lo que está pasando. ¿Ella huele la muerte como yo lo hago? ¿Tiene nauseas o es inmune? Soy un idiota.
—Por supuesto que sí, Mamá. ¿Esperas a algún otro tipo magnifico, joven en aparecer? —Rodee la esquina de su sala de estar. Las cortinas estaban abiertas en la gran ventana en la pared. A ella siempre le ha encantado el sol. Me pregunto qué diablos tiene que haber para que el sol brille así alrededor. Mamá se ríe mientras está sentada en su vieja andrajosa silla de ruedas. La manta que le compre para Navidad como hace ocho años está alrededor de sus hombros. Tiene agujeros en ella. La estúpida cosa necesitaba ser tirada lejos hace mucho tiempo, pero ella no tira nada. Cuando no tienes mucho, aprendes a cuidar las cosas que tienes. Me inclino hacia adelante y la beso en la frente. Me siento como un hijo de puta porque tengo que aguantar la respiración para hacerlo. Ella no lleva un sombrero hoy y todo lo que queda de su cabello es pelusa. 
—¿Qué pasa? —El polvo da patadas cuando me dejo caer en la silla a su lado.
—No mucho. ¿Cómo estas hoy? —Su voz se agrieta y comienza a toser. Maldita sea si no quiero tapar mis oídos así no tengo que escuchar. Sep. Que buen hijo soy. Ella hace todo por mí, pero yo apenas puedo estar de pie mirándola.
—¿Cómo te sientes? —Esta es la cuestión más importante que cualquier cosa para mí. Su pelo solía ser negro y brillante. Recuerdo que la gente solía decir que se veía como la noche. Tal vez por eso le gustan tanto las cortinas abiertas. El invierno será duro. Ella probablemente no estara aquí…
—Me siento muy bien. —Mamá se cruza de brazos. Ruedo los ojos. Sep. ¿Cuán bien puede sentirse? Se está muriendo. Los doctores dicen que podría ser una semana, podrían ser tres meses. Nunca se sabe con estas cosas. Es una respuesta de mierda si me preguntas. Son doctores. ¿No se supone que saben eso? Si pueden decirte que vas a morir, deberían ser capaz de ser un poco más precisos.
—Mamá…
—Nicholas —lanza de nuevo a mí, una sonrisa inclinándose en sus labios—. Háblame de la escuela. ¿Cómo son tus clases?— Una mierda. Las odio. No son tan importantes como lo que está pasando contigo. 
—Son geniales. Sólo han pasado un par de semanas. —Cada año es lo mismo. Es lo único que le importa y de lo único que habla y cada vez siento como que quiero explotar. No debería estar preocupado por los grados. Debería estar cuidando de ella, haciendo cualquier infierno que necesite para cuidar de ella. Es por lo que hago las cosas que hago. Mamá me da otra sonrisa, sus ojos una mezcla de alegría y dolor. Esa mirada tiene el poder de comerme desde el interior, como si quemara de la misma manera que el cáncer quema su cuerpo, destruyendo todo a la vista. Se toca la pierna. Jesús, sus dedos son delgados.
—No puedo creer que mi hijo es un junior en la universidad. Te convertiste en un hombre con tanta rapidez. Siempre supe que podías hacer cualquier cosa, Nicholas.
Ahora la culpa es mi enfermedad. Porque no veo el punto. Porque nunca me importó una mierda el ir a la universidad. Sé quién soy y lo que valgo y un estúpido sin título no va a cambiar eso. ¿Ella? Ella siempre quiso eso para mí. Ella nació como un bebe adicto, y sobrevivió. Brincaba entre las casas de acogida y sobrevivió. Siempre supo qué era su madre, desertora en abandono escolar, fugitiva, drogadicta. Mamá no se droga, pero quedó embarazada de mí joven, justo como su mamá lo hizo. Abandonó los estudios secundarios. ¿Estamos viendo un patrón aquí? La parte de mierda es que mi dinero viene de la cosa que causó todos sus problemas. Drogas. Ella sobrevivió todo. No se dejó caer. Trabajó su culo. Sacó al capullo de mi papá cuando tropezó de nuevo en nuestras vidas y trató de ser mi mamá y mi papá cuando él se fue. Todo lo que quería es que yo terminara la escuela. Ir a la universidad, como si esa mierda fuera a hacer mejor mi destino.
—No es la gran cosa, mamá. —Aprieto su mano para que vea que no estaba cabreado, pero lo hice con mucho cuidado para no hacerle daño.
—Sí, lo es.— Ella se enfermó cuando yo era estudiante de último año en la escuela secundaria y sucedió rápidamente. Prometí que ella se pondría mejor, haría todo lo que ella quisiera. Iría a la escuela. Hemos solicitado becas, ayuda financiera y todo eso junto y ella comenzó a mejorar. Pensamos que tendría que vencer más dificultades, pero para entonces, estaba estancado. Hice una promesa y yo sabía que eso significaba más para ella que su vida. Tres años más tarde, sigo en la escuela y ella realmente va a morir esta vez. Todo lo que quiere es saber que voy a terminar con un pedazo de papel que hará que valga toda la pena, o algo así.
—¿A qué hora viene Maggie a casa? —El sujeto de cambio es definitivamente en orden. Maggie es una ex enfermera con la que mamá se hizo amiga. Son compañeras de cuarto y es la cuidadora de mamá ahora. Enfermos terminales viene a ver como está, pero ayuda saber que Maggie está aquí todo el tiempo. Luchamos por un seguro todas nuestras vidas, pero una vez que te estás muriendo, las cosas son diferentes. Apesta tener que llegar a eso.
—En alrededor de una hora. Estoy realmente muy cansada sin embargo. —Bostezó. Sucede así todo el tiempo. Ella parece bien, pero su cuerpo no puede mantenerse despierto mucho tiempo.
—Te pondré en la cama.
—Estoy bien. Deseo visitarte.
—Está bien. Necesito ir a trabajar de todos modos. Solo quería parar y ver como lo estabas haciendo. —A mi trabajo falso. Comida rápida no aporta el tipo de dinero y flexibilidad que necesito para estar aquí con ella. Enfermos terminales puede hacerse cargo del hecho de que se está muriendo, pero eso no es todo de lo que hay que preocuparse.
—Si estás seguro —bosteza de nuevo. Me levanto, a punto de ponerla en la otra habitación, pero ella me para. —Quiero caminar. ¿Me ayudas a caminar?— Aprieto cerrando mis ojos, puntadas de dolor a través de mí. ¿Cómo jodidamente puede pasar esto? Ella tiene treinta y ocho años de edad. No debería necesitar mi ayuda para caminar a su habitación. 
—Por supuesto.— Se inclina sobre mí mientras la ayudo a levantarse de la silla. Su brazo se envuelve alrededor mío libremente, así que la sostengo para estar seguro de que no se caiga. Tarda cuatro minutos para hacer una caminata de treinta segundos, pero pronto llegamos a su dormitorio. A la cama de hospital en su habitación. La ayudo a sentarse, pero cuando trato de tomar su manta, me detiene. 
—Me gustaría usarlo. Me hace sentir cerca de ti.— Me muerdo la lengua. Mierda, esto es difícil. 
—Eso es lo que todas las damas dicen. —Le guiño antes de asegurarme de que puede establecerse bien. Tirando arriba las sabanas, le doy otro beso en la cabeza—. Te llamaré luego, ¿de acuerdo?— Ella no responde y sé que es porque se está desgastando. Mis manos ruegan por golpear algo. Por hacer algo, cualquier cosa para tratar de sacarme el dolor de adentro. Cuando a la puerta de su dormitorio, oigo un crujido. 
—¿Nicholas? —Volteándome hacia atrás, la miro—. Puedes hacer cualquier cosa en el mundo. Siempre lo supe. No lo olvides.— Mis entrañas se hacen añicos. Definitivamente no soy quien cree que soy y ni siquiera estoy seguro de qué quiero ser. Por suerte, no tengo que contestarle, porque rápidamente se desmaya.
***
Hay un olor diferente que impregna la casa de al lado a la que entro: alcohol, hierba y quien sabe que más. La música golpea tan fuerte que las paredes vibran.
—¿Qué pasa, hombre? —Joe asiente con la cabeza hacia mí. Esta apoyado en la pared con una chica besando su cuello.
—¿Divirtiéndote? —Le sonreí, sabiendo que no estará en la sala de estar con esa chica mucho tiempo. Encontrarán una habitación, closet, auto o algo pronto. No es que lo culpe.
—Lo sabes —respondió Joe y me mantuve caminando. Cuando me fui de casa, todo lo que quería era estar solo, pero entrando en nuestra repleta pequeña casa de mierda sé que esto es exactamente lo que necesito. Distracción. Probablemente del mismo tipo que Joe está teniendo. Me dirijo directamente a mi escondite secreto, encerrado en mi armario, agarro la botella de Tequila y la llevo conmigo. El espacio se abre tan pronto como entro de nuevo en la habitación, así que lo tomo, poniendo la botella en mis labios y tragando algo al mismo tiempo. Ni dos minutos después siento a alguien sentarse a mi lado. 
—Hey, Nick.— Aún apoyado en el respaldo del sofá, vuelvo la cabeza para mirar a Deena. Sabía que sería ella. Su pelo negro se echa hacia atrás. Lleva todo tipo de maquillaje, pero no me interesa nada de eso. Ella es exactamente lo que quiero en estos momentos.
—¿Qué haces? —pregunto.
—Aquí para ti. —Saca su labio inferior de su boca y sé que es un juego. Estoy de acuerdo con que sea uno también. No lo haría de ninguna otra manera.
—Entonces, ¿qué estás haciendo ahí? —No me muevo. No tengo que hacerlo. Deena no tiene que pedirlo dos veces. Se sube a mi regazo y su boca cubre la mía. Enrosque el tequila. Enrosque todo lo demás. La agarre, tomando el beso y luchando por olvidar todo lo demás. No funciona, pero me parece una manera de fingir.