sábado, 24 de mayo de 2014

Falling Apart - Niley - Cap 06


¿Patear su trasero de nuevo? De acuerdo, obviamente Nick y Liam ya habían tenido una pelea, que como ex-novia de dos años, probablemente debería haber sabido. Él nunca me había dicho que se había metido en una pelea. Sin embargo, dentro del gran esquema de cosas que habían sucedido a mis espaldas, esta era menor comparada con la otra. Aún así… odio las peleas. Las odio, así que me coloqué entre ellos, manteniendo a mi ansiedad alejada. Trastabillé un poco, el alcohol comenzado a afectarme. 
—Bien, eso es suficiente para mi festival de testosterona, chicos. —Miro a Liam—. Sí, estoy con él, sin embargo, no estoy segura de que sea problema tuyo. —Para agregarle efecto, tomé el brazo de Nick. O quizás es porque de repente me estoy sintiendo algo mareada. Y, diablos, si son firmes sus brazos. ¿Vive este chico en un gimnasio o algo?
—Liam, cariño, tal vez deberíamos irnos. —Pelirroja tiene su sonrisa arrogante. Esa que dice que cree que estoy aquí suspirando por su novio. Que él está siendo un caballero preocupándose por su pobre, pequeña ex-novia. El rostro de Liam está pálido. Su mandíbula rígida. Claramente no le gusta la idea de que esté con Nick. Nick no me toca. Se siente como si alguien hubiese introducido cemento en su brazo de lo tenso que está. Lo único que se mueve es su pecho, de arriba abajo gracias a su respiración pesada. Wow. Se está tomando esto mucho más serio de lo que pensé que haría. U odia a Liam más de lo que pensé.
—Liam… Vamonos. No valen la pena. —Pelirroja lo empuja hacia atrás cuando Nick da un paso hacia adelante.
—¿No valemos la pena o tienes miedo?—Liam nos regala su sonrisa arrogante y comienzo a ponerme un poco nerviosa. Liam tiene un amigo con él y Nick no. No tengo dudas de quién ganaría uno contra uno, pero las posibilidades no están del lado de Nick.
—¿Qué tenemos aquí? ¿Por qué no me dijiste que habíamos movido la fiesta a afuera, Nick? —Un chico se detiene e nuestro lado. Tiene casi la misma cantidad de tatuajes que Nick, pero su cabello es negro. Corto y puntiagudo, y es alto. Más alto que Nick o Liam.
—La fiesta todavía no ha comenzado —simplemente contesta Nick. Estoy dispuesta a admitir que esto se está yendo un poco de las manos. Comenzar un alboroto no es algo en lo que esté interesada. Todo lo que quiero es demostrarle a Liam que no lo necesito. Que estoy mejor sin él.
—Liam… llévame a casa. Puedo pensar en algo mucho mejor que podemos hacer —dice Pelirroja. Sip, voy a vomitar. Definitivamente, voy a hacerlo. Liam mira a Nick y luego a su amigo antes de sacudir la cabeza. 
—Puedes quedártela. No vale todo el problema. No soy el primero que así lo cree, tampoco. —Da un paso atrás antes de entrelazar su brazo con el de Pelirroja. Él solía hacer eso conmigo. El mareo vuelve a golpearme, pero intento pelear contra este. No soy el primero que así lo cree, tampoco… Él podría no saberlo sabido todo de mí, pero sí sabía que mamá me había abandonado. Se suponía que él era seguro, pero me lo está echando en cara. Relájate, relájate, relájate. Cuando Liam, Pelirroja y su amigo desaparecieron en la esquina, Nick se alejó de mí, casi haciéndome perder el equilibrio. De alguna forma logré contener el pánico, pero él obviamente no lo estaba haciendo tan bien.
—¡Mierda! —grita Nick. Su rostro está rojo, y estoy bastante segura que podría explotar en cualquier segundo.
—Cálmate —le digo a pesar de que siento que podría hacer lo mismo. Al menos no lo demuestro como lo hace él.
—Hola, cariño. Creo que no nos hemos conocido. Soy Joe —su amigo se detiene frente a mí. Ruedo mis ojos pero Nick responde antes de que pueda hacerlo. 
—Aléjate, Joe.
—Lo siento, hombre. No sabía que era tu chica.— Abro mi boca para decir que no lo soy, pero luego recuerdo que sí. Bueno, que se supone que lo soy. Creo.
—¿Demasiado sexista? —es lo que decido. Joe sonríe y Nick vuelve a ponerse entre nosotros. 
—Ahora no. —Sacude su cabeza, y su cabello negro cae sobre sus ojos. Nick lo empuja de nuevo su lugar y habla a su amigo—. Tengo que largarme de aquí. ¿Estás bien? ¿Te vas? Necesito hablar con la princesa.— Me va a volver completamente loca. Me giro hacia él. 
—¡Deja de llamarme así! —Cuando intento dar un paso hacia adelante, mi taco se engancha con la acera y vuelo hacia adelante. Nick me atrapa, ese estúpido brazo tatuado sosteniéndome fuerte. Me alejo.
—Bien —dice—. La princesa ebria y yo necesitamos tener una conversación.— Joe comienza a reírse y estoy enojándome seriamente. 
—Es grosero reírse de las personas. —Hacia Nick—: ¿Eres siempre un imbécil?
—No. Hay algo en ti que hace que salga de mí.— Le alzo mi ceja.
—Tienes razón. Mentí. Siempre soy un imbécil.— Joe se mete. 
—Odio interrumpir el juego previo que están teniendo, pero me voy. Prefiero mucho más festejar en mi casa, con mi mierda. ¿Vienes a casa? —Me mira—. ¿Solo? Deena escribió, pero si quieres puedo decirle que estás fuera por ahora.— Puedo ver que Joe está molestándolo adrede, pero Nick no está muy feliz al respecto. Aún así… 
—¿Quién es Deena? ¡Dijiste que no tenías novia!— Nick rueda sus ojos. Eso es todo. Lo superé. No lo necesito. Puedo encontrar a alguien más. Camino hacia el frente de la casa. Nick detrás de mí, pero intento ignorarlo cuando me doy cuenta. 
—Mierda. No tengo mi auto. Necesito encontrar a mi… —No estoy segura de que puedo llamar a Denika mi amiga, todavía.
—Ven conmigo. Te llevo de vuelta.
—Estoy bastante segura que acabas de ordenarme hacer algo. Llegarás mucho más lejos si preguntas.— Nick sacude su cabeza. Tiene un hoyuelo que noto. Lo hace ver joven… tierno. Es una lástima que sepa la verdad. Pero es una contradicción, este tipo, con tatuajes, ropas que dicen que no la importa nada, y su mal hablar, con un rostro de el-chico-de-al-lado.
—Si quieres un auto, necesitas venir conmigo. Si quieres hablar sobre el estúpido juego que quieres jugar con tu ex, necesitas venir conmigo. Si no, me voy. Ha sido un mal día, Princesa.— Mal día. Sí, puedo entenderlo. No es que planee compartirlo con él, sin embargo. Otra ola de mareos me golpea. 
—Bien, voy contigo, pero porque necesito alguien que me lleve hasta mis dormitorios. No es que quiera ir a alguna parte contigo.
—Huh. Es divertido. Me parece a mí que quieres meterte en mis pantalones…—lo corto con la mirada, pero el continua igualmente—, o al menos quieres que la gente lo crea.
—No, quiero que crean que ya estoy ahí. En realidad, quiero que piensen que tú estás en los míos porque no hay otro lugar en el que prefieras estar. No creas que en realidad vas a tener algún vistazo de la mercancía, porque no va a suceder. Ahora, ¿hacia dónde está tu auto?— Soy puras palabras. Por dentro me estoy encogiendo, oyendo las palabras de Liam, pero si alguien saber cómo jugar, esa soy yo.
***
Nunca es buena idea tomar con el estómago vacío. Agrégale la emoción de una casi pelea con tu ex novio, sólo para que tu novio falso salve el día, y luego el sacudido viaje en su auto, y tu estómago estará listo. Las nauseas estás por todas partes. Nick está silencioso a mi lado. Es tan loco. Nunca entendí por qué las chicas iban por esos chicos cerrados, enojados, con pintas de chicos malos. No que vaya a ir por él, pero me até a mí misma con él y no es mi tipo de chico. He visto lo que pasa cuando las mujeres dejan que tipos como Nick se metan en sus vidas y no termina bien. Es bueno que lo odie. Nick pasa directo por un bache en el camino. Juro que hace a mi estómago subir vertiginosamente, casi saliendo por mi boca. 
—¿Lo estás haciendo a propósito?
—No —es lo único que contesta. Ya le había dado las direcciones hacia mis dormitorios, así que se estaciona en el frente y se detiene. 
—¿Cómo va a funcionar esto, Princesa?
—Puedo decirte ahora mismo que nada va a funcionar si sigues llamándome de esa forma. Mi nombre es Miley. Úsalo. Liam sabrá que odio un nombre como ese. —Él arruinó mi idea de un cuento de hadas. Pretendiendo que la chica que vivía con mi madre no era yo. Nick gruñe. 
—Sólo resolvamos esto. Necesito saber lo que esperas, y cuánto voy a ganar por eso.—Le ofrezco unos cientos de dólares, con lo cual está de acuerdo. Me sorprende que no haya pedido más. Decidimos qué tan a menudo necesita ser visto conmigo y el tipo de cosas que espero que haga (algunas muestras públicas de afecto, flores, y esas cosas).
—No queremos que esta relación dure mucho, porque probablemente me volvería loca. Pienso en tres semanas, y yo rompo contigo. —Sonrío con satisfacción.
—Te importa demasiado lo que la gente piensa. No me podía importar menos quién rompe con quién, y dos semanas, máximo.
—Bien —digo entre dientes. Comienzo a pensar si esto valdrá la pena—. Y no es que me importe lo que la gente piensa, es que…
—¿Qué? ¿No soportas tener una mancha en tu reputación? ¿Estabas acostumbrada a estar en la cima del mundo en la secundaria y ahora te das cuenta que nada de eso importa? ¿No soportas no tener una vida perfecta? Crees que eres demasiado buena— Sus palabras de pronto son demasiado. No sé si es por lo patas para arriba que se siente mi vida, el alcohol o qué, pero no puedo mantener mi boca cerrada. 
—¡No sabes nada de mí, así que deja de pretender que lo haces! ¡No soy perfecta, y jamás lo he sido! Era la típica niña pequeña con la mamá ausente quien preferiría salir de fiesta que cuidar de mí. Luego, me dejó en la casa de mis tíos un día, y nunca regresó. Cree lo que quieras sobre mí, pero sé consciente en este momento que nada ha sido perfecto para mí. ¡Es todo una gran mentira!— Mi pecho comienza a apretarse. Es difícil respirar. Mi cabeza palpita y el mareo me golpea de nuevo, sólo que esta vez es más que giros ebrios. Mis dedos hacen la cosa de cerrarse en un puño y no puedo detenerlo. Mierda. No puedo tener un ataque de pánico frente a él. No puedo ser tan débil. No después de lo que le vomité verbalmente. ¿Por qué dije eso? Me empujo fuera del auto y golpeo la puerta detrás de mí. Oigo otra puerta golpearse, pero es casi como un eco. Por favor, no lo dejes seguirme. Por favor, no dejes que nadie más salga. ¿Por qué no puedo controlarlo?
—Miley —me llama, pero sigo caminado. Camino hacia la calle, sin idea de a dónde me dirijo, pero tengo que salir de allí antes de que lo pierda. —Miley. Detente.
—Déjame en paz —me las arreglo para decir, y sigo caminando. No voy a dejar que me vea así.
—Bien, diré esto mientras caminamos, entonces… ¿Y qué? ¿Y qué si tú mamá te abandonó?— Eso hace que congele mis pasos. De pronto, no me importa si no puedo respirar. Giro bruscamente para enfrentarlo. 
—¿Y qué? ¡De verdad eres un idiota! —Pongo mis manos en su pecho y empujo. Fuerte—. Cambié de idea. No voy a hacer esto contigo.— Lo escucho balbucear un “mierda”, pero no me importa. He terminado de jugar este juego con él. Me alejo dos pasos cuando él habla. 
—Mi mamá está muriendo. Lo veo todos los malditos días. La veo marchitarse cada vez más, sabiendo que pronto no estará.— Quiero moverme… para alejarme, pero no puedo. Es como si él estuviera al desnudo. Todo el enojo y arrogancia de su voz han sido reemplazados por dolor. No puedo hacerme girar para enfrentarlo, pero le digo
—: Y lo manejas siendo un imbécil. Yo lo manejo a mi manera. Una no es mejor que la otra.
—¿Es eso lo que estás haciendo? ¿Manejándolo, tratando de probar que nadie puede dejarte? ¿Qué siempre lo superarás, y que eres mejor que ellos?— Parte de mi quiere apagarse. Negar lo que acaba de decir, porque así de rápido acaba de verme exactamente por quién soy. No sé cómo sentirme al respecto. Finalmente, logro girar. Estamos cerca de la calle, al final del estacionamiento. Hay una luz sobre nosotros, pero la noche es oscura. Es como si todo el alcohol ha abandonado mi cuerpo. La ansiedad también. No puedo sentir mucho en estos momentos. 
—Así como tu intentas mostrar ninguna emoción. Tú no sientes nada. Como si odiaras al mundo.— Es extraño, tener esta conversación sobre apariencias con él. Este tipo que no conozco, y realmente no me gusta, y aún así, lo estoy dejando verme desnuda, todos esos lugares oscuros escondidos dentro de mí que nunca nadie ha visto. 
—¿Vas a decirle a alguien? —Intento mirarlo a los ojos.
—No. Es tú problema. No mío. —Nick suspira—. No soy fácil de tratar. Estás pidiendo por dos largas semanas, Princesa.
—Tampoco soy fácil de tratar, y te dije que no soy tu princesa.
—Necesito el dinero…
—Necesito… esto. —Necesito un rostro seguro. Necesito demostrar que puedo seguir adelante. Él sacude su cabeza y acaricia su brazo opuesto, hacia arriba y hacia abajo, con su mano izquierda. El tatuado. Entonces, hace la cosa más extraña. Nick sonríe. Estoy segura de que es falsa, y probablemente la que usa para llevar chicas a la cama, pero está fuera de lugar aquí, y ni puedo evitar estudiarla.
—Entonces, vamos, cariño. ¿Qué clase de novio sería si no me aseguro de que mi chica llegue bien a su habitación?

Me siento como un cabrón, que usualmente no es algo que me preocupe. Hay cosas muchas más importantes en las que pensar que herir los sentimientos delicados de alguien, pero cuando esta chica admitió lo que hizo por su madre, y reaccioné como siempre lo hacía, me sentí como la mierda. Todavía me siento como la mierda. Pero aún sigo sin creerme lo que estoy haciendo. Me molesta que tenga que hacerlo. Después de que mi madre pasara toda su vida tratando de cuidarnos a todos, tenía que morir y seguir preocupándose sobre cómo pagaría la renta. Y aquí estoy yo, prácticamente vendiéndome a mi mismo para hacer un trueque con esta chica y pretender ser su novio. Suelto una pequeña carcajada.
—¿Qué? —pregunta.
—Sólo pensaba que esto es un jodido juego de charadas.— Ignora eso, pero dice
—¿Quién es Deena? No puedo hacer esto si sales con alguien.
—No lo hago. En caso de que no te dieras cuenta, realmente no soy material para novio. Sólo conectamos. Estamos juntos cuando queremos, pero no es nada serio. No hay nada más.
—¿Será un problema?— Niego, aunque no pueda verme. 
—No, pero voy a decirle que ocurr...
—¡No! No puedes decirle a nadie.
—¿Qué me estoy vendiendo para ti?
—Ugh. No lo haces. No en realidad. No es como que algo realmente vaya a pasar entre nosotros —dice con burla.
—Créeme. Tampoco quiero. Eres de difícil mantenimiento.
—¡No lo soy!
—Y no iré allí contigo. Estoy cansado, molesto y fuera de combate. Simplemente encontrémonos dentro. —Serán dos jodidas semanas muy largas.
—Bien. Lo que sea.— Llegamos a su edificio y le abro la puerta. Me inclina la cabeza, pero luego la sacude.
—¿Qué? ¿Crees que soy un puto Neanderthal que no sabe cómo tratar a una chica?
—No. Un Neanderthal tiene mejor boca.— Una risa se me escapa, sorprendiéndome. No me acuerdo de la última vez que me reí y eso me pone nervioso. De repente quiero hacerle lo mismo. Dejarla ver cómo se siente balancearse por el borde del precipicio. Me giro y la enfrento, yendo hacia Miley en vez de a la puerta. Ella retrocede y avanzo un paso. Cuando choca contra la pared, sigo caminando. Coloco mis manos una a cada lado de su cabeza. Inhala aire y yo flaqueo un poco, antes de atraparme. Más cerca… me inclino hasta que mis labios están justo sobre su oreja. Huele como a alcohol, pero también a una especie de perfume.
—Creo que te gustaría mi boca, princesa. Nunca he recibido quejas. Prometo que te hará sentir muy bien.— Jadea y de repente quiero cumplir mi amenaza. Quiero morderle el lóbulo. Besar el punto de atrás para ver si la vuelve loca.
—Nick…
—Sí. —Inhalo. Maldición, es algo sexy. Puedo sentir su cuerpo contra el mío y quiero más.
—Si no te alejas de mí ahora mismo, tu boca será la única cosa que tengas para hacerle sentir muy bien a las chicas.— Sus palabras me sacan del trance en el que estaba. No, no voy a ir por ahí con esta chica, pero tengo que divertirme. 
—¿Por qué? ¿Tienes miedo de no poder quitarme las manos de encima? ¿Tal vez quieras hacer que esto sea más que un juego?— Siento su respiración contra mi rostro. Mi pene reacciona a su cercanía, pero aun así no me muevo.
—¿Esto usualmente funciona con las chicas? —Su voz es un poco más ronca que antes.
—Funciona ahora.— Suelta un pequeño chillido y sé que la tengo. Me quiere. Miley me aparta de un empujón, agarrándome con la guardia baja. Girándose, vomita sobre todo el suelo.
—Mierda. —Me paso las manos por el pelo. Cómo diablos una chica puede parecer bien un minuto y al otro estar vomitando—. ¿Puedes andar?— Miley me mira desde su posición encorvada, rueda sus ojos y dice
—Claro que puedo andar. —Se levanta y alisa su ropa. Tengo que darla crédito por intentarlo, pero no logra dar ni dos pasos antes de aferrarse a la pared. Debería irme. No tengo tiempo para esto y más importante aún no quiero hacerlo, pero no obstante me acerco. 
—Rodéame el cuello, y no discutas o me voy.— Hace lo que le digo y la cargo en mis brazos. Entramos y no llegamos muy lejos antes de que una chica grite.
—Te meterás en problemas por entrar aquí. Tienes suerte de que no estén en su escritorio.— Efectivamente había un jodido escritorio allí. Joder. Olvidé las reglas acerca de los dormitorios.
—¿No hay manera de que pueda subirla por las escaleras? Como que necesita ayuda para desvestirse.
—Gilipollas —murmura la princesa. Las otras chicas se echan a reír.
—¿No hay nada que pueda hacer?
—Estoy bien, puedo hacerlo—dice. Una de las chicas salta
—La ayudaré —pero me mira todo el tiempo. Asiento y la guiño. Viendo una hoja de papel en la mesa, rompo un trozo y agarro un bolígrafo. Empiezo a escribir su nombre, pero luego lo tacho. Si voy a hacer esto, tengo que hacerlo bien.
"Nena, llámame."
Nick.
Le dejo el número y mi nombre. Coloco el papel en su mano. Me quedo de pie, observando como la otra chica ayuda a Miley, y espero hasta que las pierdo de vista. ¿En que narices me había metido?
***
La casa está llena cuando llego. Pienso en aprovecharlo, pero estoy agotado. Encuentro a Deena, la despego de mí y le digo que estoy saliendo con alguien. Se ríe porque sabe que no tengo citas, pero lo dejo así. Hice mi parte. Estoy en la cama cuando mi teléfono suena. No conozco el número, pero de todas formas contesto. 
—¿Sí?
—Hola…— Es Miley.
—¿Es parte del trato toda esa cosa de llamar por las noches?— Suena medio dormida y otra vez me siento un idiota por ser un asno.
—Gracias… sólo quería decir gracias. Por todo. Y por asegurarte de que alguien me ayudará a entrar— Sus palabras me sorprenden como el infierno. ¿Ésta pseudo-princesa realmente siente que siempre será abandonada? ¿Que tiene que aferrarse a esa imagen para hacerse creer así misma que vale algo la pena? Eso apestaba. Pero no me importa. Ni siquiera me gusta. Tengo esta estúpida, jodida promesa que cae sobre mí y una madre muriéndose. Eso es lo que importa.
—Tendrás que pagarme un extra.— No sé siquiera si me escuchó porque la línea está muerta.

1 comentario:

  1. Subeee pronto por favor me estoy muriendo por el otro capitulo y capitulos de tu otro blog tambien amo como escribis ..subee por fis :)

    ResponderEliminar