Tener el cuerpo dispuesto de Miley así de cerca, casi me envió al borde. Ver su pequeña mano alrededor de mi eje envió un torrente de sangre a mi polla. ¿Estaba lo suficientemente loco como para creer que algo vendría de esto, algo que no sea una amistad en torno a Lily y los beneficios secundarios de adorar su dulce cuerpo una vez que baje el sol? Seguramente ella se había dado cuenta que yo no encajaba en su vida, no a largo plazo. Pero tomaría lo que podía conseguir, por tanto tiempo como pudiera tenerlo. Esa noche me quedé dormido con el recuerdo de la gentil voz de Miley leyendo el libro favorito de Lily y la manera en que animaba las voces de cada personaje distinto para hacerla reír.
Con una somnolienta sonrisa plantada en mis labios, me di la vuelta y me dormí. El sábado, Miley me llamó y me pregunto si podía pasar a recoger a Lily para un día de chicas. Después de que me recuperé de mi silencio estupefacto, estuve de acuerdo. Esta chica continuaba volviendo mí. Es como si conociera el camino a mi endurecido corazón، a través de Lily. Quizá nunca antes consideré una relación seria porque nadie parecía interesada en desarrollar una relación seria con Lily también. Una vez que se enteraban de ella, desaparecían. Una hora después, Lily canturreó el nombre de Miley mientras miraba el pequeño SUV de BMW deteniéndose junto a la acera.
—Así que, ¿cuáles son los planes para hoy, chicas?
—Bueno, pensaba dejárselo a la Señorita Lily. Podríamos tener un lindo día de spa, o podríamos ir a esta tienda donde eliges una figura de cerámica para pintar.
—¡Sí! —El rostro de Lily se iluminó.
—¿Cuál quieres, muñequita? Tienes que elegir. —La generosidad de Miley era demasiada El rostro de Lily se arrugó en concentración por un momento antes de que levantara la mirada.
—¿Podemos hacer ambas?— Miley sonrió de esa manera torcida a la que le había agarrado cariño y
asintió.
—Claro que podemos, bomboncito.—Abroché a Lily en el asiento de atrás y puse su andador en el espacio de carga trasero, luego me reuní con Miley en la puerta del conductor.
—¿Estás segura de que estás bien con esto?
—Absolutamente. Ve a disfrutar tu sábado. Sólo mantén la línea erótica al mínimo. —Me dio un golpe en el pecho.
—Lo haré.—Las vi alejarse. La pequeña niña a la que le pertenecía mi corazón y la hermosa Miley que lo empujaba en una dirección completamente nueva. Aproveché la oportunidad poco común para una sesión de gimnasio extra con Joe, pero llegar a una casa vacía se sentía muy raro. Después de una hora de dar vueltas y matar el tiempo, decidí llamar a Miley y comprobar cómo estaban. Tal vez se estaba volviendo loca. Definitivamente era tiempo de comprobarla. Marqué su número y respondió en el primer timbre.
—Hola, Nick. —Sonaba sin aliento—. Terminamos en el lugar de cerámica y tomamos un almuerzo. ¿Qué sucede?— Escuché fuertes risas de fondo.
—¿Dónde están chicas?
—En el spa calle abajo. ¿Está bien si Lily se corta el cabello? Sólo será un corte.
—Ah, seguro. —Mi vecina usualmente se lo corta, pero qué diablos—. ¿Dónde están? Podría pasarme y ver a Lily.
—Claro. Le encantaría, estoy segura. —Me dio la dirección y salí en mi camioneta, necesitando salir de mi muy silenciosa casa. Cuando entré al spa, fui recibido por los sonidos de la música de la Nueva Era mezclados con el canto de pájaros, el bullido del agua y el aroma de lavanda que era tan fuerte que me golpeó en la cara. Giré una esquina y encontré a Miley y a Lily sentadas en largas sillas, sus pies apoyados frente a ellas.
—¡Nick! —gritó Lily una vez que me vio. Movieron sus rosadas uñas hacia mí. No estaba seguro de si se suponía que debía decir un cumplido.
—Mira eso. Dos muy hermosas chicas.—Sonrieron ante mi cumplido, así que asumí que dije la cosa correcta e hicimos nuestros caminos hacia el frente.
—Aquí. —Miley me tendió su tarjeta de crédito—. ¿Puedes hacerte cargo? Quiero correr a la panadería de al lado. Sólo será un minuto.
—Claro. —Tomé la tarjeta, pero planeaba pagar con la mía una vez que Miley se fuera. Ella ya había hecho mucho por nosotros. Pero cuando la chica en el mostrado me dijo que la cuenta era trescientos dólares, de mala gana le entregué la tarjeta de Miley . ¿Trescientos dólares por pintarse las uñas de los pies y un par de cortes de pelo? Su cabello no lucía diferente para mí. Una cosa estaba clara: Miley llevaba un estilo de vida que nunca sería capaz de permitirme. Y estaba seguro que Lily no necesitaba acostumbrarse a este tipo de tratamientos. Miley regresó unos pocos minutos después llevando una pequeña caja de pastel rosa, viéndose satisfecha. Firmó el recibo de la tarjeta de crédito y tomó la misma del mostrador, luego se dirigió hacia su auto con Lily a su lado.
—Nos vemos de nuevo en tu casa —gritó. Me quedé parado inútilmente hasta que se alejaron, luego pisoteé todo el camino hacia mi camioneta. Me detuve de camino a casa para recoger la cena para nosotros tres, necesitando hacer algo para mantener las cosas bajo control. Una vez que llegué a casa, pude escuchar a Lily cantando y jugando en su habitación y encontré a Miley sentada en el sillón, esperándome. Dejé las bolsas de comida en la mesa y me giré hacia ella.
—No tenías que hacerlo todo el día. —Mi voz sonó más dura de lo que pretendía. Ella se paró y puso las manos en su cadera.
—Sé eso, Nick. Quería hacerlo. Nunca tuve una hermana pequeña. ¿Ni siquiera se te ocurrió que me gusta pasar tiempo con ella?— Mierda. Soné como un verdadero idiota. Me froté la parte trasera de mi cuello.
—Lo lamento, es sólo que esto es nuevo para mí. —No se podía negar que la manera en que Miley estaba con Lily complicaba las cosas entre nosotros. Se retorcía en mis entrañas y sacaba mis instintos protectores. Su expresión se suavizó.
—Es nuevo para mí también. —Inclinó su cadera contra el mostrador, irguiéndose inconscientemente más cerca de mí. Levanté mi mano para acariciar su mejilla, incapaz de resistir el tocar su suave piel. Pasé mi pulgar encallecido por su mandíbula.
—Oye —Sus ojos se reunieron con los míos—, lo siento. Me pongo sensible con ella.
—Sip, lo noté. Esta es la última vez que intento hacer algo lindo. —Su tono era serio, pero levantó la mirada con una traviesa sonrisa torcida. Quise besar esa suficiencia en su hermoso rostro.
—Aw, no vayas por ese lado, pastelito. Vamos. Quédate a cenar.— Comprobó su reloj. —Eso probablemente podría arreglarse.
—¿Tienes que estar en algún lado? No me digas que es otra cita caliente con ese idiota consentido.— Se echó a reír.
—No, de hecho Patrick no ha llamado. Es sólo que mi mamá me ha estado acosándome para que vaya a cenar. Déjame llamarla y ver si puedo posponerlo hasta mañana por la noche.
—Seguro. Entra cuando hayas terminado.— Lily entró por el pasillo a mostrar sus uñas de color rosa a juego y de los pies y el hada rosa de cerámica que había pintado. Fue como si una explosión de color rosa hubiera invadido mi casa, infiernos, mi vida.
—Voy a poner esto en mi habitación —anunció, ya dirigiéndose por el pasillo. Miley volvió y se dirigió directamente hacia mí, con una sonrisa en su rostro. Tiré de ella en un abrazo.
—¿Y bien? ¿Puedes quedarte?— Acarició mi cuello e inhaló.
—Sí, pero tuve que hacer un trato con mi madre.— Besé sus labios entonces retrocedí para mirarla.
—¿Qué es eso?
—Le dije que estaba en donde mi amigo Nick e insistió que te unieras a nosotros para la cena. ¿Estás libre mañana?
—¿Cena? ¿Con tus padres? —La sujeté a distancia, examinándola. No podía estar hablando en serio. Pensé que sólo estábamos divirtiéndonos, pero esto... conocer a los padres era algo más, ¿verdad?Su labio inferior sobresalió. —¿Te parece bien?
—Ah, seguro. Probablemente puedo conseguir que Sophia venga.—Su sonrisa vaciló por un momento al mencionar el nombre de Sophia.
—Bien.— Miley ayudó a Lily a lavarse sus manos mientras me sentaba en la mesa. Me había detenido en la cafetería del vecindario y sin saber qué le gustaría a Miley, pasé por una hamburguesa y una ensalada con pollo a la parrilla para ella, acompañado con mi hamburguesa normal y el sándwich de queso de Lily. Una vez que todos estuvimos sentados alrededor de la mesa, Miley escogió la ensalada con pollo a la parrilla para la cena y Lily anunció que quería ensalada también. Miley gentilmente compartió la ensalada, dividiéndola en dos platos mientras yo abarrotaba la comida extra en el refrigerador para la cena de otra noche. Hicimos una pequeña plática mientras comíamos, Miley y Lily rememorando su día de chicas. Una vez que terminamos con la cena, Miley se paró de un salto de su silla.
—Oh, casi lo olvidaba. Conseguí postre. —Recuperó la caja rosa de la panadería de la encimera. Sacudí mi cabeza lentamente.
—Nos consientes. ¿Qué conseguiste?
—Pastelitos, ¿qué más? —Sonrió. Reí entre dientes y Lily aplaudió, completamente ignorante del apodo de Miley. Me incliné, cubriendo un brazo a través del respaldo de la silla de Miley mientras ella sacaba un pastelito de glaseado rosa de la caja y lo colocaba enfrente de Lily, quitando la envoltura de papel. Los ojos de Lily se ampliaron y no perdió tiempo en morder el enorme premio. Por su entusiasmo, pensarías que nunca he alimentado a la pobre niña. Miley se rió entre dientes y limpió glaseado rosa de la punta de la nariz de Lily. Observamos a Lily comer su pastelito en relativo silencio.
—No tenías que hacer todo esto lo sabes.
—Quería hacerlo —devolvió. Sabía que era inútil discutir con ella, pero algo sobre esto no estaba muy bien conmigo. ¿Ella estaba aquí cuidando de Lily y frecuentándome porque se sentía mal por nosotros? No éramos un caso de jodida caridad para que sienta lástima. Aparentando sentir mi estado de ánimo, Miley mojó su dedo índice en el glaseado de un pastelito y lo llevó a mi boca, sus ojos brillando con desafío. Alcancé y sujeté su muñeca, mis ojos se encerraron en los de ella mientras
arremolinaba mi lengua suavemente a través de la almohadilla de su dedo. Miley dejó salir un gemido profundo. Lily soltó una risita con nuestro espectáculo, recordándonos el hecho de que teníamos una audiencia. Aclaré mi garganta, tratando de recuperar algo de compostura y detener el palpitante dolor abajo en mis bolas.
—¿Quieres mostrarle a Miley cómo abrir el agua de la tina mientras limpio la cocina?— Lily se paró de un salto y con una mano sujetando su andadera, agarró la mano de Miley con la otra.
—Ven, Miley. Te mostraré donde guardo las burbujas.— Observándolas juntas me pregunté si Lily necesitaba un modelo a seguir femenino más estable en su vida. El pensamiento era aleccionador. Limpié la cocina con el sonido de placenteras carcajadas femeninas y salpicaduras de agua viniendo del pasillo. Una vez que terminé, me asomé en el baño, encontrando a Lily cubierta de burbujas, jugando con sus juguetes de bañera y Miley arrodillada sobre el lado de la tina, contoneando ese pequeño trasero hacia mí. Me tomé un momento para inspeccionar su bien formado culo, la forma que sus jeans abrazaban sus curvas y la manera que su camisa se había subido, exponiendo la curva de su espalda baja. Era tan sexy y ella ni siquiera lo sabía. Y ver su lado maternal con Lily, demonios, eso sólo desencadenó todas las clases de macho alfa en mí. La deseaba. Me atraparon mirando y Miley se enderezó, jalando su camisa abajo para cubrir la piel desnuda de su espalda.
—Miley, puedes bañarte y usar mis burbujas cuando termine, si quieres —dijo Lily. Los ojos de Miley se ampliaron, el rubor subiendo en sus mejillas. Le dio a la pequeña niña una sonrisa temblorosa.
—Oh, no gracias, amor. Estoy bien así.
—Termina. Es la hora de dormir —gruñí. Se giraron con la brusquedad de mi voz y los ojos de Miley se detuvieron en los míos.
—Ven, vamos a enjuagarte —instruyó, su voz tan temblorosa como la mía. Miley metió a Lily en la cama y me encontró en la sala de estar. Sin decir una palabra o un momento de duda, Miley cruzó la habitación y subió a mi regazo. Ahuequé su culo, jalándola más cerca, y la besé. Sus suaves, dulces besos estaban jugando con mi cabeza. Esto ya no se sentía como si sólo estuviéramos haciendo el tonto. Se sentía como algo más. Mucho más.
Nick cambió a una película bajo la estratagema de nosotros acurrucándonos en el sofá, pero la forma en que presionó firmemente su cuerpo contra mi espalda, acariciaba y mordisqueaba mi cuello me distraía bastante. Podía sentir su latido contra mi cuerpo, y me relajaba con la comodidad que me proporcionaba, incluso aunque no durara para siempre.
—¿Dónde vives, Miley ? —preguntó suavemente.
—¿Eh?— Hizo girar un mechón de mi cabello con su dedo.
—En la ciudad —bostecé—. ¿Por qué?
—No me gusta que tengas que manejar a casa en la noche —Su preocupación gentil flotó en el aire que nos rodeaba, sintiéndome fuera de lugar, pero dulce—. Pero si te quedas aquí… Lily podría preguntar todo tipos de preguntas que no estoy listo para contestar.— Lo que quería decir, es que él no estaba preparado para dónde esta relación se dirigía. ¿Estábamos aún en el territorio de relación? Dios, realmente necesito tener el control.
—Está bien, Nick. Vivo en un edificio seguro. Tengo un estacionamiento subterráneo y un portero —No mencioné el centro de fitness, spa y conserje las veinticuatro horas, sabiendo que eso era parte de mi vida que Nick no estaba acostumbrado. Él no insistió más, pero me di cuenta que mi respuesta no le satisfacción. Cubrió su pesado brazo alrededor de mi cintura y tiró de mí con más fuerza.
—¿Cómo es posible que sigas siendo virgen, pastelito? Eres demasiado sexy para tu bien.— No consideré solo su pregunta, también consideré mi respuesta. No era algo que había planeado.
—Fui a una escuela privada para niñas, y las pocas citas que tuve eran chaperones a mis bailes, organizados por mis padres. Pasamos la navidad en Aspen, veranos en la casa del lago, y creo que realmente no era el momento.— Me moví, acurrucándome más cerca de su cuerpo caliente. —Decidí quedarme cerca de la universidad en vez de marcharme y encontrar mi propio camino como me prometí que lo haría. Y supongo que seguí viviendo en el molde que mis padres crearon. Estúpido, ¿eh?
—No, en absoluto, nena. Eso no es lo que quise decir —Me dio un abrazo, sosteniéndome cerca—. Sé que no soy el tipo con que usualmente sales, pero quizás… sólo por ahora…
—Shh. Vamos paso a paso, Nick —Entrelacé mis dedos con los suyos y los llevé a mis labios para darle un beso en la parte posterior de su mano. Se rió en mi oreja, enviando un susurro cálido a mi cuello.
—Puedo pensar en algo que me gustaría que besaras mejor que mi mano —Su voz era baja y áspera. Detrás de mí sentí la creciente erección en sus jeans y contuve irregularmente mi aliento. Me di vuelta en el estrecho sofá, así estaba frente a él. Sus ojos eran oscuros e intensos y llenos de deseo. Sin palabras, cada uno empezó a desabrochar los pantalones del otro mientras nuestras lenguas chocaban en un beso frenético. Nick sacó mis jeans por mis piernas, tomando mi ropa interior con ellos. Tiré de sus pantalones y bóxer lo suficientemente abajo como para sentir el calor de su sólido pene presionando contra mi firme vientre desnudo. Le agarré con ambas manos, tan abundante como era, y lo acaricié con cuidado.
—Mierda, eso se siente bien —Miró mis manos trabajando hacia arriba y abajo, gruñendo en su garganta. Tiró del dobladillo de mi blusa, y lo liberé momentáneamente para levantar los brazos por encima de mi cabeza, permitiéndole extraer la ilícita pieza de tela. Me arrastré encima de él, así que estaba acostada al ras de su cuerpo, su tensa erección empujando en mi apertura. Estábamos tan cerca, sólo unos milímetros más y estaría dentro de mí. Su oscura mirada chocó con la mía y me abrazó sin palabras. Sacudí mis caderas con las suyas, deslizando su pene contra mis pliegues húmedos. Sentí su cuerpo tensarse y cuando abrí mis ojos, los cerró y respiraba de manera desigual. Los sonidos de susurros suaves salían de la habitación de Lily. Nos apartamos, los ojos buscando al otro.
—¡Nicholas! —gritó Lily. Saltó, poniéndose sus jeans y se fue corriendo a la habitación. Me senté en el sofá y me puse la ropa. El momento se había ido. Podía oír la voz de Nick murmurando palabras cariñosas y calmantes para Lily. Me puse mis zapatos y mi chaqueta. Había sido un día largo, y mis
emociones sobre Nick y las quejas de Lily me dejaron exhausta. Nick regresó unos minutos más tarde, luciendo desgastado.
—¿Está bien?— Se frotó la parte trasera del cuello.
—Sí, está bien. Sólo un mal sueño. La puse en mi cama.— Oh. Miró mi chaqueta y frunció el ceño.
—Se está haciendo tarde —expliqué. Asintió con la cabeza.
—Sí, supongo que sí —Cruzó la habitación en dos zancadas fáciles y me atrajo a su pecho, plantando un beso suave en mi boca —. Buenas noches.
—Buenas noches —susurré, sin aliento por su beso. Me acompañó a la acera y se detuvo cerca de la puerta del auto cuando me subí en el interior.
—Así que mañana, ¿verdad? ¿A qué hora?
—A las seis. Nos encontraremos en frente del Sherman Oaks Country Club.— Negó con la cabeza.
—Maldita sea, pastelito…— Sabía que excluí convenientemente que la cena sería en el club de mis
padres. Le sonreí con dulzura.
—Oh, y ¿Nick? Usa una corbata —Cerré la puerta de mi auto en su expresión de asombro y él se apartó. Como pasamos de estrella-porno-paciente a pseudo-novio, no tenía ni idea. A pesar del día doméstico que compartimos, no podía olvidar que Nick y yo veníamos de partes muy diferentes de la vida, y sabía que la cena con mis padres pondría a prueba cualquier relación que habíamos desarrollado.
Vi a Nick inmediatamente. Estaba vestido con una camisa blanca abotonada y una corbata azul marino, con pantalones azul marino a juego. Se veía sexy como el pecado, pero no pude dejar de notar cuán fuera de lugar se veía en el engreído club, su tatuaje jugando-a-las-escondidas con el cuello de su 80 camisa. Y seguramente él también lo sentía, porque sus ojos se movían alrededor del estacionamiento buscándome y la postura de sus hombros sólo se relajó cuando sus ojos se encontraron con los míos. Me apreció con una sonrisa sexy cuando me acercaba, mis tacones de
aguja haciendo clic contra la calzada de ladrillo. Llevó una mano a la parte baja de mi espalda una vez que llegué y me atrajo a su cuerpo, dejando caer un beso en mi cuello.
—Te ves sexy, pastelito —gruñó. Me sonrojé por el cumplido, mirando el vestido negro ajustado que rara vez tenía oportunidad de usar.
—Gracias. —Mis ojos buscaron en el estacionamiento y cuando enfoqué en mis padres, me separé del abrazo de Nick. Mi mamá llevaba un pantalón de color azul pálido y papá estaba en su habitual pantalón Sunday y una chaqueta azul marino, cuello desabotonado, sin corbata. Era el único día de la semana que venía sin corbata, considerando que trabajaba 24/7. Pero sabía que hacer que Nick llevara una causaría buena impresión. Cuando se acercaron, Nick se inclinó en mi oído.
—¿Por qué tengo que usar una corbata si él no lo hace?— Le di un codazo en sus costillas, poniendo una sonrisa en mi cara mientras mis padres se acercaban. Un hombre en traje se acercó desde nuestra izquierda, lanzando un juego de llaves en la mano de Nick.
—Oye, que siga andando, volveré en un rato.—Los ojos de Nick se encontraron con los míos, llenos de irritación. ¡Oh! Mi confusión se aclaró y me di cuenta de que él pensó que Nick era el aparcaautos. Nick le gruñó algo al hombre, y le arrojó de nuevo las llaves justo cuando mis padres se detuvieron junto a nosotros. Mi mamá y yo intercambiamos besos y le di a papá un abrazo rápido antes de presentarles a Nick. Ellos le sonrieron cortésmente, y él y mi papá se dieron la mano.
—¿Qué fue eso? —preguntó mi papá, inclinando la cabeza hacia el hombre esperando en la escena para el verdadero aparca-autos.
—Sólo un malentendido —intervine rápidamente antes de que Nick pudiera abrir su boca, y puse una sonrisa en mi cara. Esto se sintió extraño. De una manera extraña. Ve con ello, Miley. Los ojos de mi madre recorrían mi vestido y cerró su boca. Tiré del dobladillo de mi falda, deseándola más cerca de mis rodillas. Nick se dio cuenta de lo que estaba haciendo y tomó mi mano entre las suyas, dándole un firme apretón antes de soltarla. Tomé una respiración profunda y seguí a mis padres al comedor. La anfitriona nos sentó en la mesa habitual de mis padres cerca de las ventanas con vista al campo de golf. Al ver cómo se estaba asentando el otoño, no muchos jugadores se desafiaban en el campo de golf hoy, pero para unas pocas almas dedicadas estaban a punto de acabar en el hoyo nueve. Nick fue siempre un caballero, parecía haber dejado atrás el percance con el valet y sacó mi silla antes de establecerse en su propia. Frunció el ceño ante la cantidad extensa de cubiertos en su lugar y le di un suave apretón a su rodilla debajo de la mesa.
—Miley nunca trajo una cita para nuestras cenas dominicales —dijo mí mamá, mirando con recelo a Nick. Nick pensó rápidamente, tomó mi mano en la parte superior de la mesa.
—Bueno, estoy feliz de estar aquí.— Mi madre se acomodó en su silla, con la espalda todavía erguida, pero aparentemente satisfecha con su respuesta. El camarero vino por nuestra orden de bebidas, empezando con Nick, él ordenó una botella de cerveza. Hice una mueca. Nunca bebía en las cenas de los domingos. Era una especie de una cosa con mis padres. El resto de nosotros pedimos té helado. Cuando el camarero volvió con las bebidas, Nick desechó la sugerencia de un vaso para la bebida y pensé que los ojos de mi madre se iban a salir de su cabeza. Pero cuando él inclinó la cabeza hacia atrás y bebió directamente de la botella, dejando al descubierto una pequeña sección de su tatuaje, mi madre ahogó un grito y se agarró el mantel frente a ella. Quería ir al baño y esconderme. No habría sido la primera vez que lo habría hecho. El más lejano puesto en el lado izquierdo del baño de mujeres había servido como lugar para desaparecer unas cuantas veces durante los años en los que tenía que escapar a la intromisión de mi madre. Papá finalmente hizo la pregunta que sabía que había estado en su mente desde que conoció a Nick.
—Entonces, ¿qué haces, Nick?— Nick tomo hacia atrás otro trago fortificante de cerveza antes de responder.
—Yo trabajo de la construcción. Techos en su mayoría.
—Umm —Mi madre apretó los labios.— Mi padre se limitó a asentir.
—¿Te gusta trabajar con las manos? Nunca fui muy bueno en eso.— Demonios, prácticamente tengo que llamar a un electricista sólo para cambiar una bombilla. Nick sonrió, relajándose un poco en su silla.
—Sí, me gusta ver los resultados tangibles de mi trabajo. Hago todo tipo de cosas, carpintería, electricidad, quisiera saber si alguna vez necesitas una mano. Yo trazo la línea en la plomería, pero el resto por lo general puedo entenderlo.— Yo nunca había oído hablar a Nick de su trabajo, me di cuenta. Me gustaba oírle describirlo. Era lo mismo que yo sentía acerca de la enfermería. Me gustó la idea de ayudar a mejorar algo, dejándolo en mejores condiciones que la forma en que lo encontré. Claro, mi trabajo era con la gente, y Nick estaba con materiales inanimados, pero comprendí lo que quiso decir. Dudaba que mi papá pudiera referirse, los balances no eran exactamente emocionantes. Pero me gustaba que él asintiera con la cabeza y sonriera, al menos, trataba de relacionarse con Nick . El camarero tardó en volver, tomando nuestro pedido.
—¿Las costilla especiales, señor y la señora Cyrus?— Mis padres estuvieron de acuerdo. Nick le entregó su menú sin mirarlo.
—¿Hay hamburguesas aquí?— El camarero asintió con la cabeza.
—Por supuesto, señor.— Sin saber lo que me poseía, tal vez fue la despreocupada Miley comiendo
alitas de pollo, haciendo su reaparición, y seguí el ejemplo de Nick.
—Voy a tomar la hamburguesa también.
—Pero tú siempre tomas las costillas —Mi madre interrumpió.
—Lo sé, pero estoy de humor para una hamburguesa esta noche.
—No seas ridícula, ella pedirá la costilla —le dijo a mi madre al camarero. La mirada del camarero rebotó entre mi madre y yo, aparentemente seguro de a quién escuchar, cuando Nick interrumpido.
—Miley es una chica mayor, ella sabe lo que quiere —El comunicado fue vino un significado más profundo y todos lo sabían. No pude evitar sonreírle antes de volverme hacia el camarero.
—La hamburguesa, por favor. La carne bien hecha con queso gouda.— Nick se inclinó hacia atrás, cubriendo su brazo sobre el respaldo de mi silla, casualmente bebiendo su cerveza.
—¿Has visto mucho a Patrick, querida? —preguntó mamá.
—Buen momento, mamá.— Nick me miró, claramente interesado a mi respuesta.
—No, mamá—le dije en un tono cortante, le envié una advertencia. El resto de la cena transcurrió sin drama adicional. Mi papá y Nick trataron de encontrar temas que tratar, y después de varios intentos fallidos con inversiones 401k1, y luego la política, que finalmente se decidieron por algo en lo que ambos podrían estar de acuerdo: Chicago Bears, fútbol. Estaban discutiendo animadamente del draft y la última detención del quarterback. Mi madre comía en silencio, apuñalando su cena y empujándola alrededor de su plato. Mi hamburguesa estaba deliciosa, y me pregunté por qué nunca me había pedido una por mi cuenta antes. Comí cada bocado y casi estallaba en mi vestido para cuando nos fuimos marchamos del restaurante un poco más tarde. Nick y yo permanecíamos en el estacionamiento después de que mis padres se alejaron. Su camioneta sobresalía como un pulgar adolorido en el estacionamiento lleno de sedanes de lujo y SUVs. Mi propio incluido.
—¿Sophia está cuidando a Lily?
—Sí —contestó.
—¿Tienes tiempo para venir a tomar una copa? Yo no vivo lejos de aquí. —Me gustó la idea de verlo donde yo vivía, por no hablar, yo estaba ansiosa por terminar donde lo dejamos anoche antes de que nos viéramos interrumpidos por la pesadilla de Lily. Suspiró y se pasó las manos por el pelo, luego tiró de la corbata floja en el
cuello.
—No creo que sea lo mejor.— El aire alrededor cambió. Me sentía rígida y fría.
—¿Nick? —Desplazándome un paso más cerca—. ¿Qué es? —me preparé, dispuesta a oír que los perjuicios de mi madre fueron demasiado para él, y terminaba conmigo.
—Tengo que llegar a casa con Lily —Sus ojos se negaban a encontrarse con los míos y supe que había algo que estaba conteniendo. Estaba a punto de decirle que Lily iba a estar bien durante una hora, pero algo en su postura rígida me dijo que no lo presionara.
—Oh, supongo que podría ir a tu casa, entonces.— Dio un paso atrás.
—Esta noche no, Miley.— 1 401K: Es un tipo de cuenta de ahorros de jubilación en los Estados Unidos. Fruncí el ceño, y cuando me di cuenta de que me había llamado Miley en lugar de pastelito, mi estómago se retorció en un nudo doloroso.
—¿Qué está mal?
—Escucha, Miley. Tú y yo somos nos divertimos, pero ambos sabemos que yo no puedo permitirme la mierda a que estas acostumbrada. Cenas de costillas y pedicuras de trescientos dólares no se ajustan a mi vida. Esto tiene que terminar en algún momento y cuanto más tiempo pasamos juntos sólo perjudicará a Lily más cuando eso pase.
—Lo siento, yo pensé que el baño caliente y el masaje serían bueno para sus piernas —Esa visita al spa no había sido para mí. Lo había hecho pensando en Lily. Sus ojos se abrieron ante la comprensión, y un destello de culpa parpadeaba a través de ellos.
—De todos modos, ya sabes que tengo razón. La desaprobación estaba escrita en las caras de tus padres. Yo no fui a la universidad. Yo no tengo un cierto grado de fantasía. Tengo responsabilidades, una hipoteca, y la custodia de una niña de seis años.
—¿Qué fue todo eso dentro acerca de Miley es una chica grande, ella sabe lo que quiere? —lo desafié. Claro, él tenía responsabilidades, ¿pero cuando le había mostrado que no estaba a bordo con Lily? ¿Y qué si él no tenía un título universitario? Él tenía una malita maestría en la seducción.
—Tú eres una adulta. Debes ser capaz de hacer frente a tus padres.
—Bueno... yo sé lo que quiero —Mi tono desafiante y mis ojos no vacilaron a los suyos. Suspiró y miró más allá de mí.
—Puede ser, pero tengo una niña a quien cuidar. Ella no tiene a nadie más. Ella tiene que venir primero. Lo siento.
—Lo sé —Comprendí eso, realmente lo hice.
—¿Me estás diciendo que piensas que tus padres aceptarían que nosotros saliéramos? No. Sabes que no lo harían. Tú mamá trataba de emparejarte con Patrick mientras yo estaba sentado ahí.
—No me importa.
—A mí sí —Su expresión no vaciló. Era como si alguien hubiera pisoteado mi pecho, y yo luchaba por respirar.
—Nick ... —Extendí la mano por su brazo, pero él dio un paso atrás.
—Vete a casa, Miley.— Su tono carente de emoción casi me heló la piel y me encontré un paso
atrás en mis talones. No quería que me viera llorar, me di la vuelta y huía a mi coche.
Con una somnolienta sonrisa plantada en mis labios, me di la vuelta y me dormí. El sábado, Miley me llamó y me pregunto si podía pasar a recoger a Lily para un día de chicas. Después de que me recuperé de mi silencio estupefacto, estuve de acuerdo. Esta chica continuaba volviendo mí. Es como si conociera el camino a mi endurecido corazón، a través de Lily. Quizá nunca antes consideré una relación seria porque nadie parecía interesada en desarrollar una relación seria con Lily también. Una vez que se enteraban de ella, desaparecían. Una hora después, Lily canturreó el nombre de Miley mientras miraba el pequeño SUV de BMW deteniéndose junto a la acera.
—Así que, ¿cuáles son los planes para hoy, chicas?
—Bueno, pensaba dejárselo a la Señorita Lily. Podríamos tener un lindo día de spa, o podríamos ir a esta tienda donde eliges una figura de cerámica para pintar.
—¡Sí! —El rostro de Lily se iluminó.
—¿Cuál quieres, muñequita? Tienes que elegir. —La generosidad de Miley era demasiada El rostro de Lily se arrugó en concentración por un momento antes de que levantara la mirada.
—¿Podemos hacer ambas?— Miley sonrió de esa manera torcida a la que le había agarrado cariño y
asintió.
—Claro que podemos, bomboncito.—Abroché a Lily en el asiento de atrás y puse su andador en el espacio de carga trasero, luego me reuní con Miley en la puerta del conductor.
—¿Estás segura de que estás bien con esto?
—Absolutamente. Ve a disfrutar tu sábado. Sólo mantén la línea erótica al mínimo. —Me dio un golpe en el pecho.
—Lo haré.—Las vi alejarse. La pequeña niña a la que le pertenecía mi corazón y la hermosa Miley que lo empujaba en una dirección completamente nueva. Aproveché la oportunidad poco común para una sesión de gimnasio extra con Joe, pero llegar a una casa vacía se sentía muy raro. Después de una hora de dar vueltas y matar el tiempo, decidí llamar a Miley y comprobar cómo estaban. Tal vez se estaba volviendo loca. Definitivamente era tiempo de comprobarla. Marqué su número y respondió en el primer timbre.
—Hola, Nick. —Sonaba sin aliento—. Terminamos en el lugar de cerámica y tomamos un almuerzo. ¿Qué sucede?— Escuché fuertes risas de fondo.
—¿Dónde están chicas?
—En el spa calle abajo. ¿Está bien si Lily se corta el cabello? Sólo será un corte.
—Ah, seguro. —Mi vecina usualmente se lo corta, pero qué diablos—. ¿Dónde están? Podría pasarme y ver a Lily.
—Claro. Le encantaría, estoy segura. —Me dio la dirección y salí en mi camioneta, necesitando salir de mi muy silenciosa casa. Cuando entré al spa, fui recibido por los sonidos de la música de la Nueva Era mezclados con el canto de pájaros, el bullido del agua y el aroma de lavanda que era tan fuerte que me golpeó en la cara. Giré una esquina y encontré a Miley y a Lily sentadas en largas sillas, sus pies apoyados frente a ellas.
—¡Nick! —gritó Lily una vez que me vio. Movieron sus rosadas uñas hacia mí. No estaba seguro de si se suponía que debía decir un cumplido.
—Mira eso. Dos muy hermosas chicas.—Sonrieron ante mi cumplido, así que asumí que dije la cosa correcta e hicimos nuestros caminos hacia el frente.
—Aquí. —Miley me tendió su tarjeta de crédito—. ¿Puedes hacerte cargo? Quiero correr a la panadería de al lado. Sólo será un minuto.
—Claro. —Tomé la tarjeta, pero planeaba pagar con la mía una vez que Miley se fuera. Ella ya había hecho mucho por nosotros. Pero cuando la chica en el mostrado me dijo que la cuenta era trescientos dólares, de mala gana le entregué la tarjeta de Miley . ¿Trescientos dólares por pintarse las uñas de los pies y un par de cortes de pelo? Su cabello no lucía diferente para mí. Una cosa estaba clara: Miley llevaba un estilo de vida que nunca sería capaz de permitirme. Y estaba seguro que Lily no necesitaba acostumbrarse a este tipo de tratamientos. Miley regresó unos pocos minutos después llevando una pequeña caja de pastel rosa, viéndose satisfecha. Firmó el recibo de la tarjeta de crédito y tomó la misma del mostrador, luego se dirigió hacia su auto con Lily a su lado.
—Nos vemos de nuevo en tu casa —gritó. Me quedé parado inútilmente hasta que se alejaron, luego pisoteé todo el camino hacia mi camioneta. Me detuve de camino a casa para recoger la cena para nosotros tres, necesitando hacer algo para mantener las cosas bajo control. Una vez que llegué a casa, pude escuchar a Lily cantando y jugando en su habitación y encontré a Miley sentada en el sillón, esperándome. Dejé las bolsas de comida en la mesa y me giré hacia ella.
—No tenías que hacerlo todo el día. —Mi voz sonó más dura de lo que pretendía. Ella se paró y puso las manos en su cadera.
—Sé eso, Nick. Quería hacerlo. Nunca tuve una hermana pequeña. ¿Ni siquiera se te ocurrió que me gusta pasar tiempo con ella?— Mierda. Soné como un verdadero idiota. Me froté la parte trasera de mi cuello.
—Lo lamento, es sólo que esto es nuevo para mí. —No se podía negar que la manera en que Miley estaba con Lily complicaba las cosas entre nosotros. Se retorcía en mis entrañas y sacaba mis instintos protectores. Su expresión se suavizó.
—Es nuevo para mí también. —Inclinó su cadera contra el mostrador, irguiéndose inconscientemente más cerca de mí. Levanté mi mano para acariciar su mejilla, incapaz de resistir el tocar su suave piel. Pasé mi pulgar encallecido por su mandíbula.
—Oye —Sus ojos se reunieron con los míos—, lo siento. Me pongo sensible con ella.
—Sip, lo noté. Esta es la última vez que intento hacer algo lindo. —Su tono era serio, pero levantó la mirada con una traviesa sonrisa torcida. Quise besar esa suficiencia en su hermoso rostro.
—Aw, no vayas por ese lado, pastelito. Vamos. Quédate a cenar.— Comprobó su reloj. —Eso probablemente podría arreglarse.
—¿Tienes que estar en algún lado? No me digas que es otra cita caliente con ese idiota consentido.— Se echó a reír.
—No, de hecho Patrick no ha llamado. Es sólo que mi mamá me ha estado acosándome para que vaya a cenar. Déjame llamarla y ver si puedo posponerlo hasta mañana por la noche.
—Seguro. Entra cuando hayas terminado.— Lily entró por el pasillo a mostrar sus uñas de color rosa a juego y de los pies y el hada rosa de cerámica que había pintado. Fue como si una explosión de color rosa hubiera invadido mi casa, infiernos, mi vida.
—Voy a poner esto en mi habitación —anunció, ya dirigiéndose por el pasillo. Miley volvió y se dirigió directamente hacia mí, con una sonrisa en su rostro. Tiré de ella en un abrazo.
—¿Y bien? ¿Puedes quedarte?— Acarició mi cuello e inhaló.
—Sí, pero tuve que hacer un trato con mi madre.— Besé sus labios entonces retrocedí para mirarla.
—¿Qué es eso?
—Le dije que estaba en donde mi amigo Nick e insistió que te unieras a nosotros para la cena. ¿Estás libre mañana?
—¿Cena? ¿Con tus padres? —La sujeté a distancia, examinándola. No podía estar hablando en serio. Pensé que sólo estábamos divirtiéndonos, pero esto... conocer a los padres era algo más, ¿verdad?Su labio inferior sobresalió. —¿Te parece bien?
—Ah, seguro. Probablemente puedo conseguir que Sophia venga.—Su sonrisa vaciló por un momento al mencionar el nombre de Sophia.
—Bien.— Miley ayudó a Lily a lavarse sus manos mientras me sentaba en la mesa. Me había detenido en la cafetería del vecindario y sin saber qué le gustaría a Miley, pasé por una hamburguesa y una ensalada con pollo a la parrilla para ella, acompañado con mi hamburguesa normal y el sándwich de queso de Lily. Una vez que todos estuvimos sentados alrededor de la mesa, Miley escogió la ensalada con pollo a la parrilla para la cena y Lily anunció que quería ensalada también. Miley gentilmente compartió la ensalada, dividiéndola en dos platos mientras yo abarrotaba la comida extra en el refrigerador para la cena de otra noche. Hicimos una pequeña plática mientras comíamos, Miley y Lily rememorando su día de chicas. Una vez que terminamos con la cena, Miley se paró de un salto de su silla.
—Oh, casi lo olvidaba. Conseguí postre. —Recuperó la caja rosa de la panadería de la encimera. Sacudí mi cabeza lentamente.
—Nos consientes. ¿Qué conseguiste?
—Pastelitos, ¿qué más? —Sonrió. Reí entre dientes y Lily aplaudió, completamente ignorante del apodo de Miley. Me incliné, cubriendo un brazo a través del respaldo de la silla de Miley mientras ella sacaba un pastelito de glaseado rosa de la caja y lo colocaba enfrente de Lily, quitando la envoltura de papel. Los ojos de Lily se ampliaron y no perdió tiempo en morder el enorme premio. Por su entusiasmo, pensarías que nunca he alimentado a la pobre niña. Miley se rió entre dientes y limpió glaseado rosa de la punta de la nariz de Lily. Observamos a Lily comer su pastelito en relativo silencio.
—No tenías que hacer todo esto lo sabes.
—Quería hacerlo —devolvió. Sabía que era inútil discutir con ella, pero algo sobre esto no estaba muy bien conmigo. ¿Ella estaba aquí cuidando de Lily y frecuentándome porque se sentía mal por nosotros? No éramos un caso de jodida caridad para que sienta lástima. Aparentando sentir mi estado de ánimo, Miley mojó su dedo índice en el glaseado de un pastelito y lo llevó a mi boca, sus ojos brillando con desafío. Alcancé y sujeté su muñeca, mis ojos se encerraron en los de ella mientras
arremolinaba mi lengua suavemente a través de la almohadilla de su dedo. Miley dejó salir un gemido profundo. Lily soltó una risita con nuestro espectáculo, recordándonos el hecho de que teníamos una audiencia. Aclaré mi garganta, tratando de recuperar algo de compostura y detener el palpitante dolor abajo en mis bolas.
—¿Quieres mostrarle a Miley cómo abrir el agua de la tina mientras limpio la cocina?— Lily se paró de un salto y con una mano sujetando su andadera, agarró la mano de Miley con la otra.
—Ven, Miley. Te mostraré donde guardo las burbujas.— Observándolas juntas me pregunté si Lily necesitaba un modelo a seguir femenino más estable en su vida. El pensamiento era aleccionador. Limpié la cocina con el sonido de placenteras carcajadas femeninas y salpicaduras de agua viniendo del pasillo. Una vez que terminé, me asomé en el baño, encontrando a Lily cubierta de burbujas, jugando con sus juguetes de bañera y Miley arrodillada sobre el lado de la tina, contoneando ese pequeño trasero hacia mí. Me tomé un momento para inspeccionar su bien formado culo, la forma que sus jeans abrazaban sus curvas y la manera que su camisa se había subido, exponiendo la curva de su espalda baja. Era tan sexy y ella ni siquiera lo sabía. Y ver su lado maternal con Lily, demonios, eso sólo desencadenó todas las clases de macho alfa en mí. La deseaba. Me atraparon mirando y Miley se enderezó, jalando su camisa abajo para cubrir la piel desnuda de su espalda.
—Miley, puedes bañarte y usar mis burbujas cuando termine, si quieres —dijo Lily. Los ojos de Miley se ampliaron, el rubor subiendo en sus mejillas. Le dio a la pequeña niña una sonrisa temblorosa.
—Oh, no gracias, amor. Estoy bien así.
—Termina. Es la hora de dormir —gruñí. Se giraron con la brusquedad de mi voz y los ojos de Miley se detuvieron en los míos.
—Ven, vamos a enjuagarte —instruyó, su voz tan temblorosa como la mía. Miley metió a Lily en la cama y me encontró en la sala de estar. Sin decir una palabra o un momento de duda, Miley cruzó la habitación y subió a mi regazo. Ahuequé su culo, jalándola más cerca, y la besé. Sus suaves, dulces besos estaban jugando con mi cabeza. Esto ya no se sentía como si sólo estuviéramos haciendo el tonto. Se sentía como algo más. Mucho más.
Nick cambió a una película bajo la estratagema de nosotros acurrucándonos en el sofá, pero la forma en que presionó firmemente su cuerpo contra mi espalda, acariciaba y mordisqueaba mi cuello me distraía bastante. Podía sentir su latido contra mi cuerpo, y me relajaba con la comodidad que me proporcionaba, incluso aunque no durara para siempre.
—¿Dónde vives, Miley ? —preguntó suavemente.
—¿Eh?— Hizo girar un mechón de mi cabello con su dedo.
—En la ciudad —bostecé—. ¿Por qué?
—No me gusta que tengas que manejar a casa en la noche —Su preocupación gentil flotó en el aire que nos rodeaba, sintiéndome fuera de lugar, pero dulce—. Pero si te quedas aquí… Lily podría preguntar todo tipos de preguntas que no estoy listo para contestar.— Lo que quería decir, es que él no estaba preparado para dónde esta relación se dirigía. ¿Estábamos aún en el territorio de relación? Dios, realmente necesito tener el control.
—Está bien, Nick. Vivo en un edificio seguro. Tengo un estacionamiento subterráneo y un portero —No mencioné el centro de fitness, spa y conserje las veinticuatro horas, sabiendo que eso era parte de mi vida que Nick no estaba acostumbrado. Él no insistió más, pero me di cuenta que mi respuesta no le satisfacción. Cubrió su pesado brazo alrededor de mi cintura y tiró de mí con más fuerza.
—¿Cómo es posible que sigas siendo virgen, pastelito? Eres demasiado sexy para tu bien.— No consideré solo su pregunta, también consideré mi respuesta. No era algo que había planeado.
—Fui a una escuela privada para niñas, y las pocas citas que tuve eran chaperones a mis bailes, organizados por mis padres. Pasamos la navidad en Aspen, veranos en la casa del lago, y creo que realmente no era el momento.— Me moví, acurrucándome más cerca de su cuerpo caliente. —Decidí quedarme cerca de la universidad en vez de marcharme y encontrar mi propio camino como me prometí que lo haría. Y supongo que seguí viviendo en el molde que mis padres crearon. Estúpido, ¿eh?
—No, en absoluto, nena. Eso no es lo que quise decir —Me dio un abrazo, sosteniéndome cerca—. Sé que no soy el tipo con que usualmente sales, pero quizás… sólo por ahora…
—Shh. Vamos paso a paso, Nick —Entrelacé mis dedos con los suyos y los llevé a mis labios para darle un beso en la parte posterior de su mano. Se rió en mi oreja, enviando un susurro cálido a mi cuello.
—Puedo pensar en algo que me gustaría que besaras mejor que mi mano —Su voz era baja y áspera. Detrás de mí sentí la creciente erección en sus jeans y contuve irregularmente mi aliento. Me di vuelta en el estrecho sofá, así estaba frente a él. Sus ojos eran oscuros e intensos y llenos de deseo. Sin palabras, cada uno empezó a desabrochar los pantalones del otro mientras nuestras lenguas chocaban en un beso frenético. Nick sacó mis jeans por mis piernas, tomando mi ropa interior con ellos. Tiré de sus pantalones y bóxer lo suficientemente abajo como para sentir el calor de su sólido pene presionando contra mi firme vientre desnudo. Le agarré con ambas manos, tan abundante como era, y lo acaricié con cuidado.
—Mierda, eso se siente bien —Miró mis manos trabajando hacia arriba y abajo, gruñendo en su garganta. Tiró del dobladillo de mi blusa, y lo liberé momentáneamente para levantar los brazos por encima de mi cabeza, permitiéndole extraer la ilícita pieza de tela. Me arrastré encima de él, así que estaba acostada al ras de su cuerpo, su tensa erección empujando en mi apertura. Estábamos tan cerca, sólo unos milímetros más y estaría dentro de mí. Su oscura mirada chocó con la mía y me abrazó sin palabras. Sacudí mis caderas con las suyas, deslizando su pene contra mis pliegues húmedos. Sentí su cuerpo tensarse y cuando abrí mis ojos, los cerró y respiraba de manera desigual. Los sonidos de susurros suaves salían de la habitación de Lily. Nos apartamos, los ojos buscando al otro.
—¡Nicholas! —gritó Lily. Saltó, poniéndose sus jeans y se fue corriendo a la habitación. Me senté en el sofá y me puse la ropa. El momento se había ido. Podía oír la voz de Nick murmurando palabras cariñosas y calmantes para Lily. Me puse mis zapatos y mi chaqueta. Había sido un día largo, y mis
emociones sobre Nick y las quejas de Lily me dejaron exhausta. Nick regresó unos minutos más tarde, luciendo desgastado.
—¿Está bien?— Se frotó la parte trasera del cuello.
—Sí, está bien. Sólo un mal sueño. La puse en mi cama.— Oh. Miró mi chaqueta y frunció el ceño.
—Se está haciendo tarde —expliqué. Asintió con la cabeza.
—Sí, supongo que sí —Cruzó la habitación en dos zancadas fáciles y me atrajo a su pecho, plantando un beso suave en mi boca —. Buenas noches.
—Buenas noches —susurré, sin aliento por su beso. Me acompañó a la acera y se detuvo cerca de la puerta del auto cuando me subí en el interior.
—Así que mañana, ¿verdad? ¿A qué hora?
—A las seis. Nos encontraremos en frente del Sherman Oaks Country Club.— Negó con la cabeza.
—Maldita sea, pastelito…— Sabía que excluí convenientemente que la cena sería en el club de mis
padres. Le sonreí con dulzura.
—Oh, y ¿Nick? Usa una corbata —Cerré la puerta de mi auto en su expresión de asombro y él se apartó. Como pasamos de estrella-porno-paciente a pseudo-novio, no tenía ni idea. A pesar del día doméstico que compartimos, no podía olvidar que Nick y yo veníamos de partes muy diferentes de la vida, y sabía que la cena con mis padres pondría a prueba cualquier relación que habíamos desarrollado.
Vi a Nick inmediatamente. Estaba vestido con una camisa blanca abotonada y una corbata azul marino, con pantalones azul marino a juego. Se veía sexy como el pecado, pero no pude dejar de notar cuán fuera de lugar se veía en el engreído club, su tatuaje jugando-a-las-escondidas con el cuello de su 80 camisa. Y seguramente él también lo sentía, porque sus ojos se movían alrededor del estacionamiento buscándome y la postura de sus hombros sólo se relajó cuando sus ojos se encontraron con los míos. Me apreció con una sonrisa sexy cuando me acercaba, mis tacones de
aguja haciendo clic contra la calzada de ladrillo. Llevó una mano a la parte baja de mi espalda una vez que llegué y me atrajo a su cuerpo, dejando caer un beso en mi cuello.
—Te ves sexy, pastelito —gruñó. Me sonrojé por el cumplido, mirando el vestido negro ajustado que rara vez tenía oportunidad de usar.
—Gracias. —Mis ojos buscaron en el estacionamiento y cuando enfoqué en mis padres, me separé del abrazo de Nick. Mi mamá llevaba un pantalón de color azul pálido y papá estaba en su habitual pantalón Sunday y una chaqueta azul marino, cuello desabotonado, sin corbata. Era el único día de la semana que venía sin corbata, considerando que trabajaba 24/7. Pero sabía que hacer que Nick llevara una causaría buena impresión. Cuando se acercaron, Nick se inclinó en mi oído.
—¿Por qué tengo que usar una corbata si él no lo hace?— Le di un codazo en sus costillas, poniendo una sonrisa en mi cara mientras mis padres se acercaban. Un hombre en traje se acercó desde nuestra izquierda, lanzando un juego de llaves en la mano de Nick.
—Oye, que siga andando, volveré en un rato.—Los ojos de Nick se encontraron con los míos, llenos de irritación. ¡Oh! Mi confusión se aclaró y me di cuenta de que él pensó que Nick era el aparcaautos. Nick le gruñó algo al hombre, y le arrojó de nuevo las llaves justo cuando mis padres se detuvieron junto a nosotros. Mi mamá y yo intercambiamos besos y le di a papá un abrazo rápido antes de presentarles a Nick. Ellos le sonrieron cortésmente, y él y mi papá se dieron la mano.
—¿Qué fue eso? —preguntó mi papá, inclinando la cabeza hacia el hombre esperando en la escena para el verdadero aparca-autos.
—Sólo un malentendido —intervine rápidamente antes de que Nick pudiera abrir su boca, y puse una sonrisa en mi cara. Esto se sintió extraño. De una manera extraña. Ve con ello, Miley. Los ojos de mi madre recorrían mi vestido y cerró su boca. Tiré del dobladillo de mi falda, deseándola más cerca de mis rodillas. Nick se dio cuenta de lo que estaba haciendo y tomó mi mano entre las suyas, dándole un firme apretón antes de soltarla. Tomé una respiración profunda y seguí a mis padres al comedor. La anfitriona nos sentó en la mesa habitual de mis padres cerca de las ventanas con vista al campo de golf. Al ver cómo se estaba asentando el otoño, no muchos jugadores se desafiaban en el campo de golf hoy, pero para unas pocas almas dedicadas estaban a punto de acabar en el hoyo nueve. Nick fue siempre un caballero, parecía haber dejado atrás el percance con el valet y sacó mi silla antes de establecerse en su propia. Frunció el ceño ante la cantidad extensa de cubiertos en su lugar y le di un suave apretón a su rodilla debajo de la mesa.
—Miley nunca trajo una cita para nuestras cenas dominicales —dijo mí mamá, mirando con recelo a Nick. Nick pensó rápidamente, tomó mi mano en la parte superior de la mesa.
—Bueno, estoy feliz de estar aquí.— Mi madre se acomodó en su silla, con la espalda todavía erguida, pero aparentemente satisfecha con su respuesta. El camarero vino por nuestra orden de bebidas, empezando con Nick, él ordenó una botella de cerveza. Hice una mueca. Nunca bebía en las cenas de los domingos. Era una especie de una cosa con mis padres. El resto de nosotros pedimos té helado. Cuando el camarero volvió con las bebidas, Nick desechó la sugerencia de un vaso para la bebida y pensé que los ojos de mi madre se iban a salir de su cabeza. Pero cuando él inclinó la cabeza hacia atrás y bebió directamente de la botella, dejando al descubierto una pequeña sección de su tatuaje, mi madre ahogó un grito y se agarró el mantel frente a ella. Quería ir al baño y esconderme. No habría sido la primera vez que lo habría hecho. El más lejano puesto en el lado izquierdo del baño de mujeres había servido como lugar para desaparecer unas cuantas veces durante los años en los que tenía que escapar a la intromisión de mi madre. Papá finalmente hizo la pregunta que sabía que había estado en su mente desde que conoció a Nick.
—Entonces, ¿qué haces, Nick?— Nick tomo hacia atrás otro trago fortificante de cerveza antes de responder.
—Yo trabajo de la construcción. Techos en su mayoría.
—Umm —Mi madre apretó los labios.— Mi padre se limitó a asentir.
—¿Te gusta trabajar con las manos? Nunca fui muy bueno en eso.— Demonios, prácticamente tengo que llamar a un electricista sólo para cambiar una bombilla. Nick sonrió, relajándose un poco en su silla.
—Sí, me gusta ver los resultados tangibles de mi trabajo. Hago todo tipo de cosas, carpintería, electricidad, quisiera saber si alguna vez necesitas una mano. Yo trazo la línea en la plomería, pero el resto por lo general puedo entenderlo.— Yo nunca había oído hablar a Nick de su trabajo, me di cuenta. Me gustaba oírle describirlo. Era lo mismo que yo sentía acerca de la enfermería. Me gustó la idea de ayudar a mejorar algo, dejándolo en mejores condiciones que la forma en que lo encontré. Claro, mi trabajo era con la gente, y Nick estaba con materiales inanimados, pero comprendí lo que quiso decir. Dudaba que mi papá pudiera referirse, los balances no eran exactamente emocionantes. Pero me gustaba que él asintiera con la cabeza y sonriera, al menos, trataba de relacionarse con Nick . El camarero tardó en volver, tomando nuestro pedido.
—¿Las costilla especiales, señor y la señora Cyrus?— Mis padres estuvieron de acuerdo. Nick le entregó su menú sin mirarlo.
—¿Hay hamburguesas aquí?— El camarero asintió con la cabeza.
—Por supuesto, señor.— Sin saber lo que me poseía, tal vez fue la despreocupada Miley comiendo
alitas de pollo, haciendo su reaparición, y seguí el ejemplo de Nick.
—Voy a tomar la hamburguesa también.
—Pero tú siempre tomas las costillas —Mi madre interrumpió.
—Lo sé, pero estoy de humor para una hamburguesa esta noche.
—No seas ridícula, ella pedirá la costilla —le dijo a mi madre al camarero. La mirada del camarero rebotó entre mi madre y yo, aparentemente seguro de a quién escuchar, cuando Nick interrumpido.
—Miley es una chica mayor, ella sabe lo que quiere —El comunicado fue vino un significado más profundo y todos lo sabían. No pude evitar sonreírle antes de volverme hacia el camarero.
—La hamburguesa, por favor. La carne bien hecha con queso gouda.— Nick se inclinó hacia atrás, cubriendo su brazo sobre el respaldo de mi silla, casualmente bebiendo su cerveza.
—¿Has visto mucho a Patrick, querida? —preguntó mamá.
—Buen momento, mamá.— Nick me miró, claramente interesado a mi respuesta.
—No, mamá—le dije en un tono cortante, le envié una advertencia. El resto de la cena transcurrió sin drama adicional. Mi papá y Nick trataron de encontrar temas que tratar, y después de varios intentos fallidos con inversiones 401k1, y luego la política, que finalmente se decidieron por algo en lo que ambos podrían estar de acuerdo: Chicago Bears, fútbol. Estaban discutiendo animadamente del draft y la última detención del quarterback. Mi madre comía en silencio, apuñalando su cena y empujándola alrededor de su plato. Mi hamburguesa estaba deliciosa, y me pregunté por qué nunca me había pedido una por mi cuenta antes. Comí cada bocado y casi estallaba en mi vestido para cuando nos fuimos marchamos del restaurante un poco más tarde. Nick y yo permanecíamos en el estacionamiento después de que mis padres se alejaron. Su camioneta sobresalía como un pulgar adolorido en el estacionamiento lleno de sedanes de lujo y SUVs. Mi propio incluido.
—¿Sophia está cuidando a Lily?
—Sí —contestó.
—¿Tienes tiempo para venir a tomar una copa? Yo no vivo lejos de aquí. —Me gustó la idea de verlo donde yo vivía, por no hablar, yo estaba ansiosa por terminar donde lo dejamos anoche antes de que nos viéramos interrumpidos por la pesadilla de Lily. Suspiró y se pasó las manos por el pelo, luego tiró de la corbata floja en el
cuello.
—No creo que sea lo mejor.— El aire alrededor cambió. Me sentía rígida y fría.
—¿Nick? —Desplazándome un paso más cerca—. ¿Qué es? —me preparé, dispuesta a oír que los perjuicios de mi madre fueron demasiado para él, y terminaba conmigo.
—Tengo que llegar a casa con Lily —Sus ojos se negaban a encontrarse con los míos y supe que había algo que estaba conteniendo. Estaba a punto de decirle que Lily iba a estar bien durante una hora, pero algo en su postura rígida me dijo que no lo presionara.
—Oh, supongo que podría ir a tu casa, entonces.— Dio un paso atrás.
—Esta noche no, Miley.— 1 401K: Es un tipo de cuenta de ahorros de jubilación en los Estados Unidos. Fruncí el ceño, y cuando me di cuenta de que me había llamado Miley en lugar de pastelito, mi estómago se retorció en un nudo doloroso.
—¿Qué está mal?
—Escucha, Miley. Tú y yo somos nos divertimos, pero ambos sabemos que yo no puedo permitirme la mierda a que estas acostumbrada. Cenas de costillas y pedicuras de trescientos dólares no se ajustan a mi vida. Esto tiene que terminar en algún momento y cuanto más tiempo pasamos juntos sólo perjudicará a Lily más cuando eso pase.
—Lo siento, yo pensé que el baño caliente y el masaje serían bueno para sus piernas —Esa visita al spa no había sido para mí. Lo había hecho pensando en Lily. Sus ojos se abrieron ante la comprensión, y un destello de culpa parpadeaba a través de ellos.
—De todos modos, ya sabes que tengo razón. La desaprobación estaba escrita en las caras de tus padres. Yo no fui a la universidad. Yo no tengo un cierto grado de fantasía. Tengo responsabilidades, una hipoteca, y la custodia de una niña de seis años.
—¿Qué fue todo eso dentro acerca de Miley es una chica grande, ella sabe lo que quiere? —lo desafié. Claro, él tenía responsabilidades, ¿pero cuando le había mostrado que no estaba a bordo con Lily? ¿Y qué si él no tenía un título universitario? Él tenía una malita maestría en la seducción.
—Tú eres una adulta. Debes ser capaz de hacer frente a tus padres.
—Bueno... yo sé lo que quiero —Mi tono desafiante y mis ojos no vacilaron a los suyos. Suspiró y miró más allá de mí.
—Puede ser, pero tengo una niña a quien cuidar. Ella no tiene a nadie más. Ella tiene que venir primero. Lo siento.
—Lo sé —Comprendí eso, realmente lo hice.
—¿Me estás diciendo que piensas que tus padres aceptarían que nosotros saliéramos? No. Sabes que no lo harían. Tú mamá trataba de emparejarte con Patrick mientras yo estaba sentado ahí.
—No me importa.
—A mí sí —Su expresión no vaciló. Era como si alguien hubiera pisoteado mi pecho, y yo luchaba por respirar.
—Nick ... —Extendí la mano por su brazo, pero él dio un paso atrás.
—Vete a casa, Miley.— Su tono carente de emoción casi me heló la piel y me encontré un paso
atrás en mis talones. No quería que me viera llorar, me di la vuelta y huía a mi coche.