—Nick, espero que aprobaras los exámenes —mi madre grita desde la cocina. Me estoy lavando las manos por tercera vez esta noche. Tengo pintura hasta los codos, cortesía de mi trabajo de servicios comunitarios. La pareja de ancianos del centro de mayores han contratado para que les pinten la cocina con un rosa intenso para que haga juego con las falsas rosas rosas de la mesa de la cocina.
—Hice lo que pude —digo.
—Esperemos que lo que pudiste sea lo suficientemente bueno.— Me seco las manos en una toalla, preguntándome cuando parará de tratarme como un extraño. Algún día voy a cortar su exterior de plástico. Algún día pronto. El teléfono suena. Mi mama contesta, luego me lo pasa.
—Es para ti. Es Damon —cojo el teléfono.
—Hey.
—El representante de The Trusty Nail dijo que llegaste tarde.— Oh, mierda.
—Me tenía que quedar después de clase porque...
—Lo he oído todo, no malgastes tu aliento —ladra, interrumpiéndome—. Cero tolerancia. Te registras en servicio comunitario a tiempo. Periodo. ¿Lo entiendes?
— Lo entiendo.
—Esto va a tu expediente, Nick. Puedo solicitar a un juez para enviarte de vuelta al DOC. Sigue jodiéndola y lo haré…— Sigue balbuceando, pero estoy demasiado enojado para escuchar.—… Te dije que fueras un ciudadano modelo y que estuvieras a tiempo en tu trabajo. Me has defraudado. No dejes que pase otra vez.
—No fue mi culpa —argumento.
—Si tuviera un centavo por cada vez que he oído esas palabras, sería millonario.— Duro de pelar.
—Lo capto, Damon. Alto y claro.
—Bien. Lo comprobaré contigo mañana —dice, luego cuelga. Cuando cuelgo el teléfono, me doy cuenta de que mamá ha estado escuchando mi mitad de la conversación. Me está mirando, pero hay un vacío en sus ojos, como si ella no estuviera toda ahí.
—¿Está todo bien?
—Sip — digo. Solo aterciopelado.
—Bien —agarra su bolso del sofá—. Voy a la tienda de comestibles. Voy a hacer mis Spaghetti Espectaculares para el Festival de Otoño el sábado por la noche.—Mamá siempre hace voluntariado a favor de mierda. Adora la atención, supongo. Su plato de Spaghetti Espectacular ha ganado el premio a la mejor receta de Ayudante de Damas cada año. Incluso tiene los premios cuidadosamente apilados en el salón. Mamá sale volando por la puerta en su habitual frenesí de caos.
—Está loca, ya sabes —dice Emily desde la puerta de la cocina.Hoy mi hermana lleva vaqueros oscuros con cadenas colgando. El final de una cadena se une a una de las piernas del pantalón y el otro final está unido a la otra pierna. ¿Cómo puede andar así? Veo a mamá bajar la entrada cuando miro por la ventana del salón.
—Dímelo a mí.
—¿Crees que las cosas volverán a lo normal alguna vez? —pregunta Emily, con esperanza llenando su voz.
—Mejor será —voy a pasar mis días intentándolo, empezando ahora mismo con mi hermana. Está a punto de volver a la cocina, pero no la dejo escapar—. ¿Alguna vez hablaste con, ya sabes, Miley?— Ella se congela, luego sacude su cabeza lentamente.
—¿No desde el accidente?— Sacude su cabeza de nuevo.
—No quiero hablar de ello, Nick. Por favor no me hagas hablar de ello. No ahora.
—¿Cuándo, entonces? —no contesta—. Algún día vamos a hablarlo, Emily. No puedes evitar la conversación para siempre —me pongo la chaqueta, agarro un balón de baloncesto del garaje y me dirijo fuera. Evito incluso mirar a la casa de los Cyrus conforme me dirijo al parque en la dirección contraria. Necesito lanzar algunas canastas para despejar mi cabeza. Mi jodida hermana es la que necesita terapia de grupo. Yo era el que estaba encerrado y todo el mundo que se quedó en casa, son unos malditos chiflados. Oh, la ironía cómica.
***
Al día siguiente estoy sentado en la oficina del director. Mamá y Papá tienen que venir conmigo para oír si he aprobado o no los exámenes. Dios, esto da asco. Meyer abre una carpeta y se me queda mirando. La carpeta da asco, también. Especialmente una que no tiene nada que hacer conmigo. El abogado defensor asignado a mi caso después del accidente tenía una carpeta esbozando el accidente, mi arresto y la historia de mi vida. El guardia en el DOC tenía una carpeta de lo mismo. Es como si no fuera un tío
más. He sido reducido a palabras escritas por otros sobre mí. Incluso Damon se basa en una maldita carpeta. Podría decirles un infierno muchas más cosas de lo que cualquier carpeta pueda decir.
—Mientras Nick hizo asombrosamente bien casi todos los exámenes —Meyer dirige su atención a mi padre—, no ha pasado los requerimientos para estudios sociales. —Dios, eso no es una sorpresa considerando lo que Emily dijo. La sonrisa de mama pierde su brillo por un segundo.
—Estoy segura de que es un error.— Miro por encima a papá. Me mira antes de decir,
—Nick pasó por el programa académico en el, ah, Departamento de Correcciones.— Meyer levanta una mano.
—Eso puede ser, Dr. Jonas. Pero el no aprobó estudios sociales o no ganó suficientes créditos para ser de ultimo año.— Voy a decir lo que he estado esperando a decir todo el tiempo, al infierno las consecuencias.
—Simplemente podría abandonar.— Mamá frunce el ceño.
—Nick, no —sí, ¡una verdadera reacción pública en directo! Las cejas de papá se arrugan.
—Hijo, no vas a abandonar. Estoy seguro de que el Sr. Meyer puede resolver algo. ¿Verdad?— El tipo toma una respiración honda y saca otra carpeta, con lo cual me dan ganas de reír. Estudia el contenido mientras todos nosotros esperamos en silencio.
—Bueno, podría ponerlo en un nivel junior de estudios sociales pero manteniendo todas sus asignaturas de nivel de último curso.
—Oh, esa es una idea maravillosa —grita mamá. Papá asiente.
—Tendrá que tomar clases de verano y graduarse tarde. No es ideal pero...
—Está bien, ¿no Nick?— Oh, hombre. ¿Escuela de verano? ¿Por qué no me clavan astillas bajo las uñas en su lugar?
—Como sea, papá.— Miro fuera de la ventana como los coches pasan por la escuela y los pájaros vuelan a quien sabe dónde.
—Nick, ¿Por qué no coges un horario de mi secretaria? —dice el director, luego comprueba su reloj—. Puedes pillar la última mitad de tu tercera clase si te das prisa.— Papá y mamá están silenciosos conforme salimos de la oficina de Meyer. La secretaria me pasa una hoja de papel.
—Aquí está tu horario de clases.— Camino hacia Ingles de último curso. Déjale al viejo Meyer el hacerme entrar en la clase a mitad de la clase. Hago una mueca de dolor cuando abro la puerta. Casi puedo oír la voz de locutor en mi cabeza. Si, señoras y señores, la principal atracción… directamente desde la cárcel de menores… ¡Nick Jonas! Siento sesenta ojos en mí, quemando en mi cráneo conforme me acerco al profesor, el Sr. Edelsen.
—¿Puedo ayudarte? —pregunta.
—Estoy en esta clase.— Silencio. Miradas. Músculos tensándose.
—Bueno, toma asiento entonces.— Camino hacia la parte de atrás de la clase y cojo un asiento al lado de Drew Rudolph. Solíamos salir. Ya sabes… antes. Después de clase tengo el almuerzo. Pago una manzana y una coca-cola del dinero que me dieron mis padres esta mañana. Conforme camino por el comedor, mantengo la cabeza alta. Dejémosles hablar sobre el ex-convicto todo lo que quieran. Enfrentar estos niños no es nada comparado con los tíos del DOC. Cuando giro la esquina, me topo con Delta. Es la primera vez que hemos estado así de cerca desde mi arresto.
—Hola, Nick — dice con un acento de burla en su voz—. Drew me contó que te vio en clase de inglés —asiento.
—¿Recuerdas cuando teníamos ingles juntos?— Amigo, lo hago. Solíamos tomar pausas para el baño al mismo tiempo y encontrarnos en algún pasillo desiertos para besarnos y sentirnos el uno al otro.
—Lo recuerdo.—Me sonríe con sus dientes brillantes y sus asesinos labios llenos. Podría haber besado esos labios para siempre. Todavía puedo.
—Bueno, supongo que te veré más tarde —dice.
—Más tarde —digo, viendo su trasero balanceándose mientras se aleja.
***
Después del colegio, por servicio comunitario, arreglé la verja de una señora mayor y colgué su lámpara.
Antes de que me arrestaran habría llegado a casa para encontrar al menos diez mensajes de Delta, pidiéndome que la llamara. Pero esta vez llego a casa y el contestador solo tenía un mensaje… de Damon. Le devolví la llamada. Nuestra conversación fue así.
—¿Nick?
—¿Si?
—Buen trabajo hoy. A tiempo y todo.
—Gracias.
—Sigue así. Te llamaré en dos días.— ¡Yuju! Me dejara solo por la friolera de dos días. Mi padre trabaja hasta tarde esta noche así que somos solo yo, mi madre, y Emily. Emily está removiendo su comida por su plato, sin comer en realidad. Mamá está tan ocupada cotorreando con sus amigas por teléfono. No creo que se dé cuenta de que Emily y yo estamos sentados a la mesa con ella. Estoy agradecido cuando todos en mi casa están durmiendo. Es el único momento que se parece a los viejos tiempos. Por la noche estoy tumbado en mi cama, mirando el reloj como he hecho durante las últimas dos horas. Tres en punto de la mañana. No puedo dormir. Demasiados pensamientos corriendo por mi inútil cabeza. Quizás necesito un inconfortable y demasiado utilizado colchón como tenía en el DOC con el propósito de conseguir una noche completa de sueño.
Echando hacia atrás el edredón, me levanto y voy y vengo por mi habitación. La imagen de Delta en mi cabeza me devuelve la mirada, su sonrisa una promesa secreta entre nosotros dos. Quito el teléfono inalámbrico del salón y lo llevo de vuelta a mi habitación. Marco el numero de Delta, la línea privada que solo suena en su habitación, pero cuelgo antes de que suene. ¿Y si está saliendo con alguien más y no quiere hablar conmigo? Seguro como el infierno que no quiero correr tras ella si está colgada de otro tipo. Miro por la ventana, midiendo cuanto tiempo será hasta que salga el sol. En el DOC, siempre había chicos que no podían dormir. Podías verlos enfrente sentados en sus literas, o podías oírlos dando vueltas. Los tipos nuevos y los niños más jóvenes tenían el momento más difícil. Estarían llorando en silencio, la única indicación seria un sorbo por la nariz al azar u hombros caídos y agitándose. Incluso aunque algunos de ellos tenían solo doce o trece años, intentaban actuar como hombres.
Pero eran, al fin y al cabo, solo chicos. Noto una luz encendida en la habitación de Miley, el resplandor de las cortinas cubriendo su ventana. Tengo clase de informática con ella, pero normalmente me siento atrás mientras que ella toma asiento en primera fila. Mantengo mi cabeza baja porque los chicos en clase analizan cada movimiento mío. Cuando el timbre suena, Miley es la primera en salir… a veces creo que sale de ahí antes de que el timbre incluso suene. ¿Cree que es la única afectada por el accidente?
Siguela por favor!
ResponderEliminarNueva lectora :) Síguela!! Por cierto tienes Twitter??
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