Nothing Lasts Forever -Memi- Cap 17

Paso el verano y nos fuimos unos días a la casa de la abuela, y no vi a Demi hasta marzo, hablábamos por teléfono casi diario, mis padres se resignaron, pero tampoco me dejaron ir a verla.

Cuando comenzaron las clases, me anote a muchas actividades extracurriculares, entre este mas alejado del campo mas oportunidad tengo de ver a Demi.

A mediados de marzo, volví a su casa creo que ella estaba trabajando y también creo que la abuela la esta ayudando económicamente, ellas no me han dicho nada pero yo no les pregunto.

Vi a Demi estaba muy delgada, y su salud estaba deteriorada, al verme me saludo y dijo:

-¡¡Miley!! Sabia que ibas a volver a comienzo de clases, te tengo un regalo.

Me regalo una foto, una foto en blanco y negro, estaba toda oscura, solo era iluminada por la luz de la vela. Esta vez no necesite preguntarle nada solo le agradeci. Y la abrace.

Un domingo fui al centro comercial a comprar ropa y un par de libros y me encontré con un amigo de papa.

-Nos enteramos de lo de Demi -dijeron después de preguntarme por el colegio, la familia y esas cosas. Bastante incómodo es para una mujer encontrarse con amigos de su padre en un lugar tan impersonal como un centro comercia, como para también tener que hablar de cosas tan delicadas como la enfermedad de su hermana. Me quedé callada.

 -Es una enfermedad terrible... —insistieron.

 -Si...—balbuceé
.

 -...la leucemia...

-¿La...leucemia..?

-Sí claro. Leucemia. La enfermedad de Demi. Pobrecita.

No recuerdo si les contesté, sé que me fui indignada. Mis padres, al no poder evitar la evidencia de que Demi se iba a morir, tuvieron que inventarle una enfermedad. Como si fuera más digno morirse de leucemia que de SIDA. Como si fuera indigno ser sidosa. Como si en la muerte hubiera alguna dignidad.

Todos los muertos están solos. Todos. Demi en el cajón parecía más sola todavía.

Tenía la soledad de los muertos, de todos los muertos, pero también, la soledad de la muerte joven. La soledad de una muerte negada por su familia.

Alguien dijo una vez, no sé quién, que el SIDA es como la guerra, son los padres los que despiden a sus hijos. Demi no tuvo esa suerte. La abuela y yo solamente la acompañamos hasta el final. Cuando Demi murió, papá estaba de viaje de negocios.

Una tarde le hable de Nick a Demi, era un compañero de arte moderno de la universidad, a mi me encantaba era guapo, caballeroso, lindo esa es la palabra justa,, era inteligente e irreverente, tan distinto a todos los chicos que había conocido antes.

-Lila, parece que nuestra chica se ha enamorado- dijo aplaudiendo.

Yo me sonroje y le dije

-Yo te cuento de un chico que me gusta y no se que hacer,  y tu lo único que haces es burlarte, y además tengo miedo a que me rechace.

-Miedo al rechazo… Hermanita, voy a decirte algo, tal vez lo único que aprendí en mi corta vida. Si la cuerda no fuera delgada, no tendría gracia caminar por ella.