domingo, 29 de septiembre de 2013

My Beautiful Mistake- Niley- Cap 15


Dos semanas. Eso era todo lo que me quedaba para, ya fuera, disfrutar el tiempo que nos quedaba juntos, o de algún modo demostrarle a Miley de que yo podía ser quién ella necesitaba. Me vuelvo encantador; quito todos los inconvenientes; no reparo en gastos. Fuimos a los bolos, a citas para cenar, citas para comer, y para ir al cine. También pasamos tanto tiempo en el apartamento como era posible: rentábamos películas, ordenábamos comida, cualquier cosa para estar a solas con ella. No tuvimos ni una sola pelea. Adam llamó un par de veces. Aunque hice un buen papel, él no estaba feliz con cuán cortas eran las peleas. Dinero era dinero, pero yo no quería desperdiciar el tiempo estando lejos de Pidge. 
Ella estaba más feliz de lo que nunca la había visto, y por primera vez, me sentí como un ser humano normal y completo, en vez de un hombre enojado y roto. En las noches podíamos recostarnos y acurrucarnos como una vieja pareja de casados. Entre más se acercaba la última noche, más luchaba por mantenerme optimista y pretender que no estaba desesperado por mantener nuestras vidas del modo en el que estaban. La noche anterior a la última, Miley optó por cenar en Pizza Shack. Todo era perfecto: las migajas en el suelo rojo, el olor a grasa y especias en el aire, menos el desagradable equipo de fútbol. Perfecto pero triste. Era el primer sitio en el que íbamos a cenar juntos. Miley se río mucho, pero nunca se abrió. Nunca mencionó nuestro tiempo juntos. Todavía en esa burbuja. Todavía inconsciente. Que mis esfuerzos estuvieran siendo ignorados algunas veces era exasperante, pero ser paciente y mantenerla feliz eran las únicas maneras que tenían alguna oportunidad de tener éxito.
Ella se durmió aquella noche con bastante rapidez. Mientras ella dormía a tan sólo unos centímetros, yo la observé, tratando de guardar su imagen en mi memoria. La manera en la que sus pestañas caían contra su piel; la manera en la que su húmedo cabello se sentía contra mi brazo; el frutal, limpio olor que emanaba de su aromatizado cuerpo: el apenas audible ruido que su nariz hacía cuando exhalaba. Ella estaba tan tranquila, y se había acostumbrado a dormir en mi cama.
Las paredes rodeándonos estaban cubiertas con fotos de Miley en la época en la que estaba en el apartamento. Era oscuro, pero cada una estaba relacionada a un recuerdo. Ahora que finalmente se sentía como casa, ella se iba a ir. La mañana del último día de Miley sentía como si fuera a ser tragado por el dolor, sabiendo que ella empacaría a la mañana siguiente para Morgan Hall. Pidge estaría alrededor, tal vez me visitaría ocasionalmente, probablemente con Demi, pero estaría con Liam. Estaba al borde de perderla. El sillón crujió un poco mientras me balanceaba adelante y atrás, esperando a que ella se despertara. El apartamento estaba en silencio. Demasiado silencioso. El silencio pensaba sobre mí.
La puerta de Joe chilló mientras se abría y cerraba, y los pies descalzos de mi primo golpearon contra el suelo. Su cabello estaba levantado en todas las direcciones y sus ojos entrecerrados. Procedió a sentarse en la silla para dos, y me observó por un rato debajo de la capucha de su sudadera. Podría haber estado frío. No me di cuenta.
- ¿Nick? La vas a ver de nuevo. 
- Lo sé. -
- Por la Mirada en tu cara, no creo que lo sepas. -
- No será los mismo, Joe. Vamos a vivir diferentes vidas, a separarnos. Ella estará con Liam. -
- Tú no sabes eso. Liam mostrará su trasero. Ella se dará cuenta. 
- Entonces alguien más como Liam. 
Joe suspiró y puso una pierna en el sofá, sosteniéndolo por el tobillo. - ¿Qué puedo hacer?
- No me había sentido así desde que mamá murió. No sé qué hacer. - Dije ahogado. - La voy a perder. 
Las cejas de Joe se juntaron. - ¿Así que vas a renunciar a pelear, huh?
- He intentado todo. No puedo dejarla. Tal vez ella no se sienta del mismo modo sobre mí como yo de ella. -
- O tal vez ella sólo está intentando no hacerlo. Escucha. Demi y yo nos haremos invisibles. Todavía tienes está noche. Haz algo especial. Compra una botella de vino. Hazle espagueti. Haces un maldito buen espagueti. 
Un lado de mi boca se elevó. - El espagueti no va a hacer que ella cambie de opinión. 
Joe sonrió. - Nunca se sabe. Tu manera de cocinar es la razón por la que decidí mudarme contigo e ignorar el hecho de que eres un puto loco.
Asentí. - Lo intentaré. Intentaré lo que sea. -
- Sólo hazlo memorable, Nick. - Dijo Joe encogiéndose de hombros. – Ella podría entrar en razón. –
Joe y Demi se ofrecieron a recoger un par de cosas de la tienda de víveres así yo podría hacer la cena para Miley. Joe incluso accedió a hacer una parada en la tienda departamental para recoger una vajilla nueva de plata y así no tendríamos que usar la mierda de vajilla ‘mezcla y combina’ que teníamos en los gabinetes. Mi última noche con Miley estaba lista. Mientras acomodaba las servilletas esa noche, Miley apareció de la esquina en unos vaqueros agujereados y una camisa blanca suelta y floja.
- He estado salivando. Lo que sea que estás preparando, huele muy bien. - Serví el espagueti con la salsa Alfredo encima hondo en su plato, deslicé el pollo cajún rostizado encima, y después rocié un poco de tomate y cebolla verde picados.
- Esto es lo que he estado cocinando. - Dije, posicionando el plato frente a la silla de Miley. Ella se sentó, y sus ojos se abrieron, y después me observó llenar mi propio plato.
Arrojé un trozo de pan de ajo en su plato, y ella sonrió. - Pensaste en todo. – 
- Sí, así es. – Dije, descorchando el vino. El líquido rojo oscuro se derramó un poco cuando fluyó en su copa, y ella río entre dientes.
- ¿Sabes? No tenías que hacer todo esto.
Fruncí los labios. - Sí, si tenía que hacerlo. 
Miley tomó un bocado, y después otro, escasamente deteniéndose para tragar. Un pequeño gemido emanó de sus labios. - Esto está realmente bueno, Nick. - Dijo todavía masticando. - Me lo había estado ocultado. 
- Si te lo hubiera dicho antes, lo hubieras estado esperando todas las noches. – La sonrisa artificial que de algún modo puse, se desvaneció.
- Te voy a extrañar también, Nick. - Dijo, todavía masticando.
- Vas a seguir viniendo, ¿cierto? -
- Sabes que lo haré. Y tú vas a estar en lo de Morgan, ayudándome a estudiar, tal como lo hiciste antes. 
- Pero no será lo mismo. - Suspiré. - Vas a estar saliendo con Liam, nos vamos a mantener ocupados… nos vamos a ir en diferentes direcciones. 
- No va a cambiar mucho. 
Me reí una vez. - ¿Quién hubiera pensado por la primera vez que nos conocimos que estaríamos sentados aquí? No hubieras podido decirme 3 meses atrás que iba a ser tan miserable por despedirme de una chica. 
La cara de Miley decayó. - No quiero que seas miserable. 
- Entonces no te vayas. 
Miley tragó saliva, y sus cejas se movieron infinitesimalmente. - No puedo mudarme aquí, Nick. Eso es una locura. 
- ¿Quién lo dice? Acabo de tener las dos mejores semanas de mi vida.
- Yo también. 
- ¿Entonces por qué siento como si nunca fuera a volver a verte? - Ella me observe por un momento, pero no contestó. En su lugar se puso de pie y caminó alrededor de la mesa del desayuno, sentándose en mi regazo. Todo en mí quería mirarla a los ojos, pero tenía miedo de que si lo hacía trataría de besarla, y nuestra noche estaría arruinada.
Ella me abrazó, su suave mejilla presionando a la mía. - Te vas a dar cuenta que dolor en el trasero era yo. Y después te olvidarás acerca de todo eso de extrañarme. - Susurró en mi oído.
Frote mi mano en círculos entre sus omóplatos, tratando de ahogarla tristeza. - ¿Lo prometes?
Miley me miró a los ojos, tocando cada lado de mi cara con sus manos. Acarició mi quijada con su pulgar. Pensamientos de rogarle que se quedara pasaron por mi mente, pero ella no me escucharía. No del otro lado de su burbuja. Miley cerró sus ojos y se recostó. Sabía que ella quería besar la esquina de mi boca, pero yo volteé el rostro para que nuestros labios se encontraran. Era mi última oportunidad. Tenía que darle un beso de despedida. Se paralizó un momento, pero después su cuerpo se relajó, y dejo que sus labios permanecieran en los míos.
Miley finalmente se alejó, jugando con una sonrisa. - Tengo un día importante mañana. Voy a limpiar la cocina, y después me voy a ir a la cama. –
- Te ayudaré-  Lavamos los platos juntos en silencio, con Happy dormido a nuestros pies. Sequé el último plato y lo puse en el estante, y después alancé su mano para guiarla al corredor. Cada pasó era una agonía.
Miley se bajó sus vaqueros, y después levantó su camisa sobre su cabeza. Agarrando una de mis camisas del armario, ella dejó que el gris y desgastado material de algodón deslizarse sobre su cabeza. Me quité la ropa y sólo dejé mi bóxer como había hecho docenas de veces con ella en la habitación, pero esta vez la solemnidad llenaba la habitación. Nos subimos a la cama, y apagué la lámpara. Inmediatamente envolví mis brazos a su alrededor y suspiré, y ella posicionó su rostro en mi cuello. Los árboles afuera de mi ventana formaban una sombra en las paredes. Traté de concentrarme en sus figuras y en la forma en que la luz y el viento cambiaban la forma de sus siluetas contra los diferentes ángulos de la pared. Cualquier cosa para evitar de mi mente los números en el reloj, o cuan cerca estábamos de la mañana. La mañana. Mi vida iba a cambiar para empeorar en sólo unas horas. Jesucristo. No podía resistirlo. Apreté mis ojos cerrados, tratando de bloquear ese tren de pensamientos.
- ¿Nick, estás bien? 
Me tomó un poco formar las palabras. - Nunca he estado meno bien en mi vida. - Ella presiono su frente contra mi cuello de nuevo, y la apreté más.
- Esto es una tontería. - Dijo. - Vamos a vernos todos los días. 
- Sabes que no es verdad.- Su cabeza ladeo un poco hacia arriba. No estaba segura si ella me estaba mirando fijamente, o se estaba alistando para decirme algo. Esperé en la oscuridad, en el silencio, sintiendo como si el mundo fuera a derrumbarse a mí alrededor de mí en cualquier segundo. Sin advertencia, Miley frunció sus labios y tocó mi cuello con ellos. Su boca se abrió cuando probó mi piel, y la calidad humedad de su boca permaneció en ese punto. Miré hacia abajo en su dirección, tomado completamente por sorpresa. Una familiar chispa ardía tras la ventana de sus ojos. Inseguro de cómo pasó, finalmente había llegado hasta ella. Miley finalmente se había dado cuenta de mis sentimientos hacia ella, y la luz de pronto había entrado.
Me incliné, presionando mis labios contra los suyos, suave y lento. Mientras más tiempo nuestras bocas permanecían unidas, más me sentía abrumado por la realidad del asunto. Miley me puso más cerca de ella. Cada movimiento que hacía era una afirmación más de la respuesta. Ella sentía lo mismo. Ella me quería. Ella me deseaba. Quería correr alrededor de la calle y gritar en celebración, y al mismo tiempo no quería mover mi boca de la suya. Su boca se abrió, y moví mi lengua adentro, probando y buscando suavemente.
- Te deseo. - El peso de sus palabras cayó en mí, y entendí lo que quería decir. Una parte de mí quería arrancar cada pedazo de tela entre nosotros, la otra encender todas las luces y sirenas. Estábamos finalmente en la misma página. Ha había necesidad de apresurarlo ahora. Me aleje un poco, pero Miley sólo se volvió más determinada. Me aleje todo el camino en posición vertical sobre mis rodillas, pero Miley se quedó conmigo.
Agarre sus hombros para mantenerla a raya. - Espera un segundo. - Susurré, respirando fuerte. - No tienes que hacer esto, Pidge. Esto no es de lo que se trata está noche. 
Aunque yo quería hacer lo correcto, la inesperada intensidad de Miley junto con el hecho de que no había tenido sexo en un periodo de tiempo que de seguro era el record de mi vida, mi pene estaba orgullosamente erecto contra mi bóxer. Miley se recostó otra vez, y está vez la deje acercarse lo suficiente para tocar sus labios a los míos. Ella miro en mi dirección, seria y decidida. 
- No me hagas rogar. - Ella susurró contra mi boca. No importaba cuan noble yo intenté ser, esas palabras saliendo de su boca me estaba destruyendo. Agarré la parte de atrás de su cuello y sellé mis labios contra los suyos. Los dedos de Miley recorrieron la longitud de mi espalda y se quedaron en el elástico de mi bóxer, antes de parecer querer contemplar su siguiente movimiento. Seis semanas tensión sexual reprimida me abrumaron, y nos estrellamos en el colchón. Mis dedos se enredaron en su cabello mientras me posicioné entre sus rodillas abiertas. Justo cuando nuestras bocas de encontraron de nuevo, ella deslizó su mano al frente de mis bóxer.
Cuando sus suaves dedos tocaron mi piel desnuda, un gemido gutural surgió. Era es mejor maldito sentimiento que podría imaginar. La vieja y gris camisa que Miley vestía fue la primera cosa en desaparecer. Afortunadamente la luna llena alumbraba la habitación lo suficiente para que yo pudiera apreciar sus pechos desnudos por solo unos instantes antes de que impacientemente me moviera al resto de ella. Mi mano apretó sus bragas, y después las deslicé debajo de sus piernas. Probé su boca mientras seguía la línea interna de su pierna, y viajé por la longitud de su muslo. Mis dedos fueron dentro de la suave y mojada piel de Miley, y ella dejó escapar un largo y vacilante suspiro. Antes de que fuera más allá, una conversación que habíamos tenido anteriormente no hace mucho se reprodujo en mi mente. Miley era virgen. Si esto era lo que ella realmente quería, yo tenía que ser gentil. La última cosa que quería hacer era herirla.
Sus piernas se doblaron y retorcieron con cada movimiento de mi mano. Lamí y succioné diferentes puntos de su cuello mientras esperé a que ella tomara una decisión. Sus caderas se movieron de lado a lado, y se mecieron de atrás hacia adelante, recordándome del modo en que ella bailó contra mí en el ‘RED’. Tiró de su labio inferior, y lo mordió, hundiendo sus dedos en mi espalda al mismo tiempo. Me posicione sobre ella. Todavía tenía puestos mis bóxer, pero podía sentir su piel desnuda contra mí. Ella era tan malditamente cálida, contenerme fue la cosa más difícil que jamás me había obligado a hacer. Ni siquiera un centímetro más y pude haber empujado a través de mis bóxer y haber estado dentro de ella.
- Pigeon. - Dije jadeante. - No tiene que ser está noche. Esperaré hasta que estés lista. - Miley alcanzó el cajón de arriba de la mesa de noche y la abrió. El sonido de plástico crujió en su mano, y después ella abrió el paquete cuadrado con sus dientes. Eso fue una luz verde, si alguna vez había visto una. Mi mano dejó su espalda, y me bajé mi bóxer, pateándolos violentamente. Toda la paciencia que tenía se había ido. La única cosa en la que podía pensar era en estar dentro de ella. Deslicé el látex sobre mí, y después baje mis labios entre sus muslos, tocando las partes más sensibles de mi piel contra la suya.
- Mírame, Pigeon. - Solté. Sus grandes, redondos y grises- azules ojos miraron en mi dirección. Era tan irreal. Esto era sobre lo que había estado soñando desde la primera vez que ella me rodó los ojos, y estaba pasando finalmente. Ladeé mi cabeza, y después me incliné para besarla tiernamente. Continué y después me tensé, empujando hacia adentro lo más gentilmente que pude. Cuando me hice hacia atrás, miré a los ojos de Miley. Sus rodillas sostenían mis caderas en un agarre fuerte, y se mordió el labio inferior más fuertes que antes, pero sus dedos estaban haciendo presión sobre mi espalda, colocándome más cerca, Cuando me balanceé dentro de ella de nuevo, ella apretó los ojos con fuerza.
La besé suave y pacientemente. - Mírame. - Susurré. Ella canturreó, gimió y gritó. Con cada sonido que ella hacía se me hacía más difícil controlar mis movimientos. El cuerpo de Miley finalmente se relajó, permitiendo que me moviera contra ella en un movimiento más rítmico. Entre más rápido me movía, menos en control me sentía. Toqué cada parte de su piel, lamí y besé su cuello, mejillas y labios. Me apretaba contra ella una y otra vez, y cada vez yo empujaba más dentro.
- Te he deseado por tanto tiempo Miley. Eres todo lo que quiero. - Dije en un suspiró contra su boca. Agarré su muslo con una mano y me apoyé en mi codo. Nuestros estómagos se deslizaron fácilmente contra el otro y gotas de sudor comenzaron a formarse en nuestra piel. Pensé en volverla, o en ponerla encima de mí, pero decidí que prefería sacrificar la creatividad por ser capaz de mirarla a los ojos, y quedarme tan cerca a ella como pudiera. Justo cuando pensé que podía hacer que durará toda la noche, Miley suspiró
-Nick. - El sonido de ella diciendo mi nombre en un suspiro me tomó desprevenido y me volvió loco. Tenía que ir más rápido, empujar más profundo hasta que cada músculo en mi cuerpo se tensara. Gemí y me sacudí un par de veces antes de colapsar finalmente. Inhalé por la nariz contra su cuello. Ella olía a sudor, y su loción… y yo. Era malditamente fantástico.
- Ese fue un gran primer beso. - Ella dijo con una expresión contenta y cansada.
Escaneé su cara y sonreí. - Tú último primer beso. -  Miley parpadeó, y después caí en el colchón con ella, agarrando su desnuda espalda baja. 
De repente la mañana era algo por lo que esperar. Iba a ser nuestro primer día juntos, en vez de empacar la miseria mal disimulada, podíamos quedarnos durmiendo, pasar una ridícula cantidad de tiempo en la cama, y después sólo disfrutar el día como pareja. Eso sonaba malditamente cerca al cielo para mí. Tres meses atrás, nadie habría podido convencerme de que me sentiría de ese modo. Ahora, no había nada que quisiera más. Un gran y relajado aliento se movió en mi pecho arriba y abajo lentamente mientras me quedé dormido al lado de la segunda mujer que había amado.

2 comentarios:

  1. awww me encantoooo
    adoro esta novela
    me encanto el capitulo
    SIGUELA!

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  2. Hola, amo tu novela pero nunca había comentado
    hace muy poco abrí un blog y comencé con una novela un poco diferente amaría si pudieras leerlo y dejar tu opinión http://differentsumermemilove.blogspot.com/2013/10/adorable-rebelde-1.html

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