viernes, 22 de noviembre de 2013

My Beautiful Mistake- Niley- Cap 27


Miley esperaba en la acera, su no sosteniendo los dos únicos dedos que tenía libre. El resto estaban aguantando bolsos o tratando hacer señas a Demi. Habíamos conducido en el Honda al aeropuerto dos días antes, por lo que Joe tuvo que dejar que su novia fuera por su coche. Demi insistió en ser la que nos recogiera, y todo el mundo sabía por qué. Cuando ella se detuvo frete a nosotros, miró directo al frente. Ella ni siquiera salió para ayudar con los bolsos. Miley cojeo hacia el asiento del pasajero y entró, mimando el lado que acababa de tatuarse con mi apellido. Tiré los bolsos en la ventana trasera e intenté abrir la puerta del asiento trasero.
— Uh…—dije, tirando dela palanca de nuevo. —Abre la puerta, Demi.
—No creo que lo haga—dijo ella, sacando la cabeza para mirarme. Avanzó un poco hacia delante, y Miley se puso tensa.
— Demi, para.— Demi pisó el freno, y levantó una ceja.
— Tú casi logras que mi mejor amiga muera en una de tus estúpidas peleas, luego te la llevas a Vegas y te casas con ella cuando yo estoy fuera de la ciudad, así que no solo no pude ser la dama de honor, si no que ¿tampoco pude ser testigo?— Tiré de la palanca de nuevo.
— Vamos, Demi. Me gustaría poder decir que lo siento, pero yo estoy casado con el amor de mi vida.
— ¡El amor de tu vida es una Harley!—Demi enfureció. Avanzó de nuevo hacia delante.
— ¡Ya no!—le rogué.
— Demetria Lovato…— comenzó Miley. Trató de sonar intimidante, pero Demi lanzó una mirada en su dirección tan severa que dejo a Miley acobardada contra la puerta. Los coches detrás de nosotros tocaban bocina, pero Demi estaba demasiado furiosa para prestar atención.
— ¡Está bien!—dije, levantando una mano—Está bien. ¿Y si nos uh... que tal si tenemos otra boda este verano? Con vestido, invitaciones, flores, todo. Puedes ayudarla a planearla. Te podrás parar al lado de ella, organizarle una despedida de soltera, lo que quieras.
— ¡No es lo mismo!—Demi gruñó, pero la tensión en su rostro se relajó un poco. —Pero es un comienzo.— Rebuscó hacia atrás por la puerta y subió la traba. Tiré de la manija y me deslizó en el asiento, con cuidado de no volver a hablar hasta que llegáramos al apartamento. Joe estaba limpiando su Charger cuando nos detuvimos en el estacionamiento.
— ¡Hey!— Él sonrió y me abrazó, y luego a Miley—Felicitaciones a los dos.
— Gracias—dijo Miley, todavía sintiéndose incómoda por la rabieta de Demi.
— Supongo que es algo bueno que Demi y yo ya estábamos discutiendo conseguir nuestro propio lugar.
— Oh, lo estaban—Miley dijo, inclinando la cabeza a su amiga.—Parece que no éramos los únicos tomando decisiones por cuenta propia.
— Íbamos a hablarlo contigo—dijo Demi a la defensiva.
— No hay prisa—le dije. —Pero me gustaría algo de ayuda para traer el resto de las cosas de Miley.
— Sí, claro. James acaba de llegar a casa. Le diré que necesitamos su camión— Los ojos de Miley se movían entre nosotros tres.
— ¿Se lo vamos a decir?— Demi no pudo contener su sonrisa de suficiencia.
— Va a ser difícil negarlo con esa gran roca en tu dedo— Fruncí el ceño.
— ¿No quieres que nadie lo sepa?
— Bueno, no, no es eso. Pero, nos casamos repentinamente, bebé. La gente va a enloquecer
—Tú eres la Sra. Jonas ahora. Ellos que se jodan— dije sin dudarlo.— Miley me sonrió, y luego miró a su anillo.
— Esa soy yo. Supongo que mejor represento a la familia apropiadamente.
— Oh, mierda— dije—Tenemos que decirle a papá.— La cara de Miley se puso blanca.
— ¿Tenemos?— Demi echó a reír.
— Estas esperando mucho de ella. Pasos de bebé, Nick, Jesús.— Me burlé de ella, todavía irritado porque no me dejara entrar en el coche en el aeropuerto. Miley esperaba una respuesta. Me encogí de hombros.
— Nosotros no tenemos que hacerlo hoy, pero muy pronto, ¿de acuerdo? No quiero que lo escuche de cualquier otra persona.— Ella asintió con la cabeza.
— Entiendo. Vamos a tomarnos el fin de semana y a disfrutar de nuestros primeros días como recién casados sin invitar a todos a nuestro matrimonio justo ahora.— Sonreí, sacando nuestro equipaje desde la ventana trasera del Honda.
— Hecho. Excepto por una cosa.
— ¿Cual?
— ¿Podemos pasar los primeros días en busca de un coche? Estoy bastante seguro de que te prometí un coche.
— ¿En serio?— Ella sonrió.
— Elije un color, bebé.— Miley saltó sobre mí otra vez, envolviendo sus piernas y brazos a mí alrededor y cubriéndome cara de besos.
— Oh, ya basta, ustedes dos—dijo Demi. Miley cayó a sus pies, y Demi la agarró por la cintura.
— Entremos. ¡Quiero ver tu tatu!— Las chicas corrieron por las escaleras, dejándonos a mi y Joe para ocuparnos del equipaje. Lo ayudé con las numerosas y pesadas maletas de Demi, agarrando las mias y las de Miley también. Cargamos el equipaje por las escaleras y estuvimos agradecidos de que la puerta había quedado abierta. Miley estaba tumbada en el sofá, con sus vaqueros desabrochados y doblados, mirando hacia abajo mientras Demi inspeccionaba las delicadas curvas negras a lo largo de la piel de Miley. Demi miró a Joe, quien tenia la cara roja y sudando.
— Estoy tan contenta de que no estemos locos, nene.
— Yo, también—dijo Joe. —Espero que querías estar aquí, porque yo no voy las voy a llevar de vuelta al coche.
— Así es, gracias— Ella sonrió con dulzura, volviendo al tatuaje de Miley. Joe resopló mientras desaparecía en su habitación, volviendo con una botella de vino en cada mano.
— ¿Qué es eso?—dijo Miley.
— Tu recepción—dijo Joe con una amplia sonrisa. Miley estacionó lentamente en un espacio de estacionamiento vacío, cuidadosamente revisando cada lado. Ella había elegido un nuevo Toyota Camry plateado el día anterior, y las pocas veces que yo podía ponerla detrás del volante, ella manejaba como si estuviera tomando prestado en secreto el Lamborghini de alguien. Después de dos paradas, ella finalmente puso el freno de mano y apagó el motor.
— Tendremos que conseguir una etiqueta para el estacionamiento— dijo, revisando el espacio de lado otra vez.
—Si, Pigeon. Me haré cargo de eso— dije por cuarta vez. 

Me preguntaba si debería haber esperado otra semana antes de añadir el estrés de un nuevo auto. Los sabíamos que para el final del día que el rumor de la escuela estaría esparciendo la noticia de nuestro matrimonio, junto con uno o dos escándalos ficticios. Miley, adrede, se puso unos jeans muy ajustados y un sweater al cuerpo para despejar las inevitables dudas sobre un embarazo. Quizás nosotros nos casamos repentinamente pero hijos era todo un nuevo nivel, y ambos estábamos dispuestos a esperar. Algunas gotas cayeron del cielo gris de la primavera mientras comenzamos nuestra caminata hacia nuestras clases en el campus. Puse mi gorra de béisbol roja bien bajo en mi frente, y Miley abrió su paraguas. Los dos nos quedamos mirando al edificio Keaton cuando pasamos, tomando nota de la cinta amarilla y el ladrillo ennegrecido por encima de cada ventana.  Miley agarró mi abrigo, y yo la abracé, tratando de no pensar en lo que había sucedido. Joe se enteró de que Adam había sido arrestado. Yo no le había dicho nada a Miley, temeroso de ser el siguiente, y causarle una preocupación innecesaria. Una parte de mí pensó que la noticia sobre el incendio mantendría la atención indeseada lejos del anillo de Miley, pero yo sabía que la noticia de nuestro matrimonio sería una distracción bienvenida de la triste realidad de perder compañeros de clase en una forma tan horrible. Como lo esperaba, cuando llegamos a la cafetería, mis hermanos de la fraternidad y del equipo de fútbol fueron a felicitarnos por nuestra boda y nuestro inminente hijo.
— No estoy embarazada—dijo Miley, sacudiendo la cabeza.
— Pero... ustedes están casados, ¿verdad? —dijo Lexi, dudosa.
— Sí—dijo Miley con sencillez. Lexi levantó una ceja.
— Supongo que averiguaremos la verdad muy pronto.— Giré mi cabeza hacia un lado.
— Asúmelo, Lex.— Ella me ignoró.
— Supongo que los dos ¿Se enteraron del incendio?
— Un poco— dijo Miley, claramente incómoda.
— Escuché que estudiantes estaban haciendo una fiesta allí. Que se han estado metiendo a escondidas en los sótanos durante todo el año.
— ¿Tan así?—le pregunté. Por el rabillo del ojo pude ver a Miley mirándome, pero traté de no parecer muy aliviado. Si eso era cierto, tal vez estaría fuera del gancho.
El resto del día lo pasamos siendo observado o felicitados. Por primera vez, no fui detenido entre las clases por diferentes chicas que querían saber sobre mis planes para el fin de semana. Ellas sólo me veían mientras pasaba caminando, reacias a acercarse al marido de otra persona.  En realidad era un poco agradable. Mi día iba bastante bien, y me preguntaba si Miley podría decir lo mismo. Incluso mi profesora de psicología me ofreció una pequeña sonrisa y asentimiento cuando ella escuchó mi respuesta a la pregunta sobre si el rumor era cierto. Después de nuestra última clase, me encontré con Miley en el Camry, y tiré las mochilas en el asiento trasero.
— ¿Fue tan malo como pensabas?
— Sí—Ella suspiró.
—Supongo que hoy es un buen día para caer en lo mi papá, ¿no?
— No, pero debemos. Tienes razón, yo no quiero que se entere de la noticia por alguien más.— Su respuesta me sorprendió, pero no la cuestioné. Miley trató de conseguir que yo conduzca, pero me negué, insistiendo en tome confianza detrás volante.
El viaje hacia lo de papá desde el campus no tardó mucho tiempo, pero más que si yo hubiera conducido. Miley obedeció todas las leyes de transito, sobre todo porque ella estaba nerviosa por ser detenida y entregarle accidentalmente al policía la Identificación falsa. Nuestro pequeño pueblo parecía diferente, mientras lo atravesábamos, o tal vez era yo quien no era el mismo. No estaba seguro de si era por ser un hombre casado que me hacia sentir un poco más relajado, moderado, o si finalmente me había asentado en mi propia piel. Ahora estaba en una situación en la que no tenía que probarme a mí mismo, porque la única persona que me aceptaba completamente, mi mejor amiga, ahora era un elemento permanente en mi vida. Parecía como si hubiera completado una tarea, superado un obstáculo. Pensé en mi madre, y las palabras que ella me dijo hace casi una vida atrás. Fue entonces cuando lo entendí: ella me había pedido que no me asentara, que peleara por la persona que amaba, y por primera vez, hice lo que ella esperaba de mí. Finalmente había llegado a ser quien ella quería que fuera. Respiré hondo, y llegué a descansar mi mano sobre la rodilla de Miley.
— ¿Qué pasa?—preguntó.
— ¿Qué pasa con qué?
— La mirada en tu cara.— Sus ojos se movieron entre mí y la carretera, muy curiosa. Me imaginé que era una expresión nueva, pero no podría empezar a explicar lo que podría parecer.
— Estoy feliz, bebé.
— Yo también—Miley medio tarareó, medio rio. Es cierto que estaba un poco nervioso por decirle a mi padre acerca de nuestra escapada memorable a Las Vegas, pero no porque él se fuera a enojar. No podía poner mi dedo en eso, pero las mariposas en mi estómago se arremolinaban más rápido y más fuerte con cada cuadra más cerca que estábamos de la casa de papá. Miley se detuvo en el camino de grava, empapada por la lluvia, y se detuvo junto a la casa.
— ¿Qué crees que va a decir?—preguntó.
— No lo sé. Él va a estar feliz, eso si lo sé.
— ¿Eso crees?—preguntó Miley, sosteniendo mi mano. Apreté sus dedos entre los míos.
— Lo sé.— Antes de que pudiéramos llegar a la puerta principal, papá salió al porche.
— Bueno, hola, chicos—dijo, sonriendo. Sus ojos se arrugaron mientras sus mejillas hicieron subir las bolsas hinchadas bajo sus ojos. —No estaba seguro de quien estaba aquí. ¿Tienes un coche nuevo, Miley? Es bonito.
— Hey, Paul—Miley sonrió.—Nick lo hizo.
— Es nuestro—le dije, quitándome mi gorra—Pensamos en pasarnos por aquí.
— Estoy feliz de que lo hayan hecho… feliz. Estamos teniendo un poco de lluvia, supongo.
— Supongo—dije, mis nervios sofocaron cualquier habilidad que tenía para una pequeña charla. Lo que pensé que eran los nervios era realmente la emoción de compartir la noticia con mi padre. Papá sabía que algo nos traíamos.
— ¿Tuviste unas buenas vacaciones de primavera?
— Fueron... interesantes— dijo Miley, apoyándose en mi costado.
— ¿Ah, sí?
— Hicimos un viaje, papá. Nos escapamos a las Vegas por un par de días. Decidimos uh... nosotros decidimos casarnos.— Papá hizo una pausa durante unos segundos, y luego sus ojos rápidamente buscaron la mano izquierda de Miley. Cuando encontró la validación que buscaba, miró a Miley, y luego a mí.
— ¿Papá?—le dije, sorprendido por la expresión en blanco de su rostro. Los ojos de mi padre brillaban un poco, y luego las comisuras de su boca lentamente subieron. Él extendidas su brazos y me envolvió a mi y a Miley, al mismo tiempo. Sonriendo, Miley miró hacia mí. Le guiñé un ojo.
— Me pregunto qué diría mamá si estuviera aquí—dije. Papá se echó hacia atrás, con los ojos húmedos de lágrimas de felicidad.
— Ella diría que hiciste bien, hijo—. Él miró a Miley. — Ella te daría las gracias por darle a su hijo de vuelta algo que lo había abandonado cuando ella lo hizo.
— Yo no sé nada de eso—dijo Miley, secándose los ojos. Era evidente que estaba abrumada por el sentimiento de papá. Él nos abrazó de nuevo, riendo y apretándonos al mismo tiempo.
— ¿Quieres apostarlo?

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