domingo, 3 de noviembre de 2013

My Beautiful Mistake- Niley- Cap 26


La vida había vuelto a la normalidad, tal vez más para Miley que para mí. A primera vista estábamos muy felices, pero yo podría sentir una pared de cautela a mí alrededor. Ni un segundo con Miley se daba por sentado. Si yo la miraba y quería tocarla, lo hacia. Si ella no estaba en el apartamento y la extrañaba, iba a Morgan. Si estábamos en el apartamento, ella estaba en mis brazos. Regresar a la escuela como pareja por primera vez desde el otoño tuvo el efecto esperado. Mientras caminábamos juntos, tomados de la mano, riendo, y ocasionalmente besándonos, bueno más que ocasionalmente, el chisme se disparó a un máximo histórico. Como siempre en esta escuela, susurros e historias dignas de tabloide continuarían hasta que otro escándalo sacudiera el campus. Además de lo alterado que ya me sentía por mi relación con Miley, Joe fue poniendo cada vez más irritable por la última pelea del año. Yo no estaba muy lejos. Ambos dependíamos de las ganancias de esa pelea para financiar los gastos de manutención para el verano, por no hablar de parte del otoño. Desde que había decidido que la última pelea del año también seria mi última pelea para mi bien, lo necesitaríamos.
Las vacaciones de primavera se acercaron más, pero todavía no había noticias de Adam. Joe finalmente había escuchado a través de múltiples líneas de comunicación que Adam estaba con perfil bajo después de los arrestos que procedieron luego de la mas reciente pelea. El viernes antes de las vacaciones, el ambiente del campus se sentía más ligero, incluso con la nueva cubierta de nieve que había caído en la noche sobre el estado. De camino a la cafetería para el almuerzo, Miley y yo apenas escapamos de guerra de bolas de nieves publica; Demi, no tanto. Todos nosotros charlamos y nos reímos, esperando en línea por bandejas de Dios sabe qué, y luego nos sentamos en nuestros asientos habituales. Joe consoló a Demi  mientras que yo entretenía a James con la historia de cómo Miley hostigó a mis hermanos en la noche de póker. Mi teléfono sonó, pero no lo había notado hasta que Miley lo señaló.
— ¿Nick?—dijo. Me volví.
— Quizás quieras atender eso.— Miré hacia abajo en el teléfono celular y suspiré.
—Oh no— Una parte de mí necesita la última pelea, pero la otra parte de mí sabía que iba a ser tiempo pasado lejos de Miley. Después de ser atacada en la última, no había manera de que pudiera concentrarme si ella iba a ésta sin protección y no podría concentrarme por completo si ella no estaba allí, tampoco. La última pelea del año era siempre la más grande, y no podía permitirme el lujo de tener mi cabeza en otro lado.
— Podría ser importante—dijo Miley. Sostuve el teléfono al oído.
— ¿Qué pasa, Adam?
— ¡Mad Dog! Te va a encantar esto. Ya está hecho. ¡Tengo al maldito John Savage! Él está planeando irse a los pro el próximo año. Posibilidad de un muy buen pasar, mi amigo. Cinco cifras. Estarás tranquilo por un tiempo.
— Esta es mi última pelea, Adam.— El otro lado de la línea quedo en silencio. Me podía imaginar su mandíbula tensándose bajo su piel. Más de una vez había acusado a Miley de amenazar su flujo de dinero, y yo estaba seguro de que él la culparía por mi decisión.
—¿La traerás a ella?
— No estoy seguro, todavía
— Deberías dejarla en casa, Nick. Si esta es realmente tu última pelea, necesito que estés todo adentro.
— No voy a ir sin ella, y Joe se ira de la ciudad.
— No la cagues esta vez. Lo digo en serio.
— Lo sé. Te he oído.— Adam suspiró.
— Si realmente no consideras dejarla en casa, tal vez podrías llamar a Frankie. Eso probablemente tranquilice tu mente, y entonces podrás concentrarte.
— Hmmm… Eso no es una mala idea, en realidad—le dije.
— Piensa en ello. Házmelo saber—dijo Adam, colgando el teléfono. Miley me miró expectante.
— Es suficiente para pagar el alquiler durante los próximos ocho meses. Adam consiguió a John Savage. Él está tratando de ser un profesional.
— No lo he visto pelear, ¿Y tú?—preguntó Joe, inclinándose hacia adelante.
— Sólo una vez en Springfield. Es bueno.
— No lo suficiente—dijo Miley. Me incliné y la besé en la frente—Puedo quedarme en casa, Nick.
— No—dije, sacudiendo la cabeza.
—Yo no quiero que te golpeen como lo hicieron la última vez porque estabas preocupado por mí.
— No, Pigeon.
— Voy a esperar por ti— Ella sonrió, pero obviamente estaba obligada, poniéndome mas determinado.
— Le pediré a Frank que venga. Él es el único en quien confiaría para que pueda concentrarme en la pelea.
—Muchas gracias, idiota—se quejó Joe.
—Hey, tuviste tu oportunidad—le dije, sólo medio en broma. La boca de  se contrajo por un lado. Podía hacer pucheros todo el día, pero él dejó caer la pelota en Hellerton, permitiendo que Miley fuera apartada de su lado de esa manera. Si hubiera estado prestando atención, nunca habría sucedido, y todos lo sabíamos. Demi y Miley juraron que fue un jodido accidente, pero yo no dude en decirle a él lo contrario. Él estaba viendo la pelea en lugar de a Miley, y si Ethan hubiera terminado lo que empezó, yo estaría en la cárcel por asesinato. Joe le pidió disculpas a Miley durante semanas, pero luego lo lleve aparte y le dije que ya basta. A ninguno de nosotros nos gustaba revivirlo cada vez que su culpa se llevaba lo mejor de él.
— Joe, no fue tu culpa. Me lo sacaste de encima, ¿recuerdas? —dijo Miley, acercándose por sobre Demi para acariciar su brazo. Ella se volvió hacia mí. —¿Cuándo es la pelea?
—La semana que viene en algún momento. Te quiero allí. Te necesito allí. —Si hubiera sido algo menos que un imbécil, lo hubiera insistido en que se quedara en casa, pero ya se había establecido en numerosas ocasiones que yo no lo era. Mi necesidad de estar cerca de Miley Cyrus sobrepasaba cualquier pensamiento racional. Siempre había sido así, e imaginaba que siempre lo seria. Miley sonrió, apoyando la barbilla en mi hombro.
—Entonces voy a estar allí.— Dejé a Miley en su clase final, besándola en despedida antes de encontrarme con Joe y Demi en Morgan. El campus se fue vaciando rápidamente, y finalmente decide que era mejor fumar mi cigarrillo en la esquina, así no tendría que esquivar a las alumnas llevando equipaje o ropa sucia cada tres minutos. Saqué mi teléfono celular de mi bolsillo y marqué el número de Frankie, escuchando cada tono con creciente impaciencia. Por último, el buzón de voz salió.
—Frank, soy yo. Necesito un gran favor. Es algo delicado, así que llámame tan pronto como sea posible. Hasta luego.— Colgué el teléfono, viendo a Joe y Demi empujando a través de las puertas de cristal del dormitorio, cada uno con dos de sus bolsos.
— Parece que ya está todo listo.— Joe sonrió, Demi no lo hizo.
— Ellos realmente no están tan mal—le dije, empujándola con el codo. Su ceño fruncido no desapareció.
— Ella se sentirá mejor una vez que lleguemos allí—dijo Joe, más para alentar a su novia que para convencerme mí. Los ayude a cargar las cosas en el baúl y luego esperamos a que Miley terminará examen parcial y nos encontrara en el estacionamiento. Estiré mi gorrita tejida por sobre mis oídos y encendí un cigarrillo, esperando. Frankie todavía no había vuelto a llamar, y me estaba poniendo nervioso que él no fuera capaz de ir. 
Los gemelos estaban a mitad de camino a Colorado con algunos de sus compañeros Sig Tau, y yo no confiaba en nadie más para mantener a Miley segura. Tomé varias caladas, resolviendo los diferentes escenarios en mi cabeza si Frankie no volvía a llamar, y lo jodidamente egoísta que estaba siendo, requiriendo su presencia en un lugar donde sabía que podía estar en peligro. Necesitaba concentración completa para ganar esta pelea, y eso dependía de dos cosas: la presencia de Miley, y la seguridad de Miley. Si Frankie tenía que trabajar o no me llamaba, yo tendría que cancelar la pelea. Eso era la única opción. Tomé una última calada del último cigarrillo en el paquete. Había estado tan absorto en la preocupación, que no me había dado cuenta de lo mucho que había estado fumando. Miré mi reloj. Miley debería haber salido de clase por ahora. En ese momento, ella llamó mi nombre.
— Hey, Pigeon.
— ¿Está todo bien?
— Lo esta, ahora— dije, tirando de ella contra mí.
—Está bien. ¿Qué pasa?
—Solo tengo un montón de cosas en mi mente—suspiré. Cuando ella dejó en claro que mi respuesta no era bastante buena, continué: —Esta semana, la pelea, tu estando allí…
—Te dije que iba a quedarme en casa.
— Te necesito allí, Pigeon—dije, arrojando el cigarrillo al suelo. Lo vi desaparecer en una profunda huella en la nieve, y luego tomé la mano de Miley.
— ¿Has hablado con Frank?— preguntó.
—Estoy esperando que me llame.— Demi bajó la ventanilla y asomó la cabeza por el Charger de Joe.
— ¡Date prisa! ¡Esta jodidamente helando!— Sonreí y abrí la puerta para Miley. Mientras miraba por la ventana a Joe y Demi repetir la misma conversación que habían tenido desde que se enteró de que ella se reuniría con sus padres. Así como nos detuvimos en el estacionamiento de la vivienda, sonó mi teléfono.
— ¿Qué carajo, Frankie?— pregunté, al ver su nombre en la pantalla. —Llamé hace horas. No es como si tú hicieras algo productivo en el trabajo o algo.
— No han sido horas, y lo siento. He estado en lo de Cami.
— Lo que sea. Escucha, necesito un favor. Tengo una pelea la semana que viene. Necesito que vayas. No sé cuando es, pero cuando te llame, te necesito allí dentro de una hora. ¿Puedes hacer eso por mí?
—No lo sé. ¿Qué hay para mí? —bromeó.
— ¿Puede hacerlo o no, idiota? Porque yo necesito que mantengas un ojo en Pigeon. Un idiota puso sus manos en ella la última vez y…
—¿Qué carajo, Chuck? ¿Hablas en serio?
— Sí.
— ¿Quién lo hizo?—preguntó Frankie, su tono inmediatamente grave.
— Me hice cargo de él. ¿Así que si te llamo…?
— Si. Me refiero, por supuesto, hermanito, yo estaré allí.
— Gracias, Frank—hice clic en mi celular y apoyé la cabeza en el respaldo del asiento.
—¿Aliviado?—preguntó Joe, viendo mi ansiedad disminuir por del espejo retrovisor.
—Si. No estaba seguro de cómo iba a hacerlo sin él allí.
—Ya te dije…—Miley comenzó, pero la detuve.
—Pigeon, ¿cuántas veces tengo que decirlo?— Ella sacudió la cabeza ante mi tono impaciente.
— Sin embargo, no lo entiendo. Tú no me necesitabas allí antes.— Me volví hacia ella, mi dedo tocando su mejilla. Ella claramente no tenía idea de qué tan profundo corrían mis sentimientos.
—Yo no te conocía antes. Cuando no estás ahí, no me puedo concentrar. Me pregunto dónde estás, lo que estás haciendo... si estás allí y puedo verte, me puedo concentrar. Sé que es una locura, pero así es como es.
— Y loco es exactamente como me gusta—dijo, inclinándose para besar mis labios.
— Obviamente— Demi murmuró entre dientes. Antes de que el sol se pusiera demasiado lejos en el horizonte, Demi y Joe tomaron el Charger hacia el sur. Miley sacudió las llaves del Honda y sonrió.
— Por lo menos no tenemos que congelarnos en la Harley.— Sonreí. Miley se encogió de hombros.
—Tal vez deberíamos, no sé, ¿considerar tener nuestro propio coche?
— Después de la pelea, vamos a ir a comprar uno. ¿Qué tal?— Ella saltó, rodeó con sus brazos y piernas a mí alrededor, y cubrió mis mejillas, boca y cuello con besos. Subí las escaleras hasta el apartamento, haciendo una línea recta hasta el dormitorio. Miley y yo pasamos los próximos cuatro días acurrucados, ya sea en la cama o en el sofá con Toto, observando películas antiguas. Se hizo tolerable la espera de la llamada de Adam. Finalmente, el martes por la noche, entre las repeticiones de Boy Meets World, el número de Adam iluminó mi teléfono. Mis ojos se encontraron con Miley.
— ¿Sí?
—Mad Dog. Te presentas en una hora. Keaton Hall. Trae tu cara de juego, dulzura, él es Hulk Hogan en esteroides.
—Nos vemos entonces—me puse de pie, y a Miley conmigo.—Ponte algo cálido, bebé. Keaton es un edificio antiguo, y probablemente han apagado los calefactores por el receso.— Miley hizo un pequeño baile feliz antes de correr por el pasillo hasta el dormitorio. Las comisuras de mi boca se elevaron. ¿Qué otra mujer estaría tan emocionada de ver a su novio intercambiando puñetazos? No es de extrañar que cayera enamorado de ella. Me puse una sudadera con capucha y las botas, y esperé a Miley en la puerta principal.
— ¡Ya voy!—gritó, pavoneándose alrededor de la esquina. Se agarró a cada lado del marco de la puerta y movió la cadera hacia un lado.
— ¿Qué piensas?—preguntó, haciendo un mohín con sus labios tratando de imitar una modelo… o un pato. No estaba estoy seguro. Mis ojos viajaron desde su largo y abrigado cárdigan gris, camiseta blanca y ajustados jeans azules metidos dentro de altas botas negras. Su intención era bromear, pensando que luciría desaliñada, pero mi aliento de corto en cuanto la vi. Su cuerpo se relajó y dejó que sus manos caigan hasta los muslos.
— ¿Así de mal?
— No— dije, tratando de encontrar las palabras. —No está mal en absoluto.
Con una mano abrí la puerta, y le tendí la otra. Con un rebote en su andar, Miley cruzó la sala de estar y entrelazó sus dedos con los míos. El Honda fue lento al principio, pero llegó a Keaton con un montón de tiempo. Llamé a Frankie en el camino, pidiéndole a Dios que el fuera como me había prometido. Miley estaba a mi lado, esperando a Frankie junto a la alta pared norte de Keaton. Las paredes del este y el oeste estaban protegidas con andamios de acero. La universidad se estaba preparando para darle a sus más antiguos edificios una lavada de cara. Encendí un cigarrillo y di una calada, echando humo por la nariz. Miley apretó mi mano.
— Él va a estar aquí.— La gente ya estaba filtrando desde todas las direcciones, cuadras de distancia de aparcamiento en diferentes lotes. Cuanto más se acercaba la hora de la pelea, más gente se podía ver escalando por la salida contra incendios sur. Fruncí el ceño. La elección del edificio no se había pensado. La última pelea del año siempre traía a los mas grandes apostadores, y ellos siempre llegaban temprano para que pudieran hacer sus apuestas y asegurarse una buena vista. El tamaño del lugar sacaría a los espectadores con menos experiencia, que se presentaban mas tarde y terminaban aplastados contra la pared. Este año era excepcionalmente grande. Keaton estaba en las afueras de campus, lo que era preferible, pero su sótano era uno de los más pequeños.
— Esta es una de las peores ideas que Adam ha tenido— me quejé.
— Es demasiado tarde para cambiar ahora—dijo Miley, sus ojos viajando por los bloques de hormigón.
Abrí mi celular y le disparó un sexto texto a Frankie, y luego cierro el teléfono.
— Pareces nervioso esta noche— susurró Miley.
— Me sentiré mejor cuando Frank tenga su culo punk aquí.
— Estoy aquí, tú quejosa niña—dijo Frankie en voz baja. Suspiré con alivio.
— ¿Cómo has estado, hermana?—Frankie preguntó Miley, abrazándola con un brazo, y luego en broma empujándome con el otro.
—Estoy bien, Frank—dijo ella, divertida. Dirigí a Miley de la mano a la parte posterior del edificio, mirando hacia atrás a Frankie mientras caminábamos.
— Si los policías aparecen y nos separamos, me reunimos en el edificio Morgan, ¿de acuerdo?— Frankie asintió con la cabeza justo cuando se detuvo junto a una ventana abierta cerca del suelo.
— Estás jodiendo conmigo—dijo Frankie, la mirada fija en la ventana. —Miley apenas va a pasar a través de allí.
— Vas a pasar—le aseguré a él, arrastrándome hacia la oscuridad interior. Ahora, acostumbrada al allanamiento de morada, Miley no dudó en tirarse en el suelo congelado, deslizarse hacia atrás por la ventana y caer en mis brazos. Esperamos por unos momentos, y luego Frankie gruñó mientras se empujaba fuera de la cornisa y aterrizaba en el piso, a punto de perder el equilibrio cuando sus pies tocaron el hormigón.
— Tienes suerte de que quiera a Miley. Yo no haría esa mierda por cualquiera— gruñó, sacudiéndose la camisa. Di un salto y cerré la ventana con un tirón rápido.
— Por aquí—le dije, guiando a Miley y a mi hermano a través de la oscuridad. Navegamos lejos dentro del edificio hasta que una pequeña llama de luz pudo ser vista por delante. Un murmullo de voces emanaba de un mismo punto, mientras que nuestros tres pares de pies crujían contra el concreto suelto en el suelo. Frankie suspiró después de la tercera vuelta.
— Nunca vamos a encontrar nuestro camino fuera de aquí.
— Sólo sígueme. Va a estar bien—le dije. Era fácil de discernir lo cerca que estábamos por el creciente volumen de la multitud que esperaba en la habitación principal. La voz de Adam se acercó el megáfono, gritando nombres y números. Me detuve en la habitación de al lado, mirando a su alrededor las mesas y sillas cubiertas con sábanas blancas. Un sentimiento enfermizo se apoderó de mí. El lugar era un error. Casi tan grande como traer a Miley a un lugar tan peligroso. Si se desataba una pelea, Miley estaría protegida por Frankie, pero el refugio seguro lejos de la multitud estaba lleno de muebles y equipo.
— Entonces, ¿cómo vas a jugar a esto?—preguntó Frankie.
— Divide y vencerás.
— ¿Divide qué?
— La cabeza del resto de su cuerpo.— Frankie asintió rápidamente.
—Buena idea.
— Pigeon, quiero que te pares por esta puerta, ¿de acuerdo?—Miley miró a la sala principal, con los ojos abiertos mientras contemplaba el caos. —Pigeon, ¿me oyes?—le pregunté, tocando su brazo.
— ¿Qué?—preguntó, parpadeando.
— Quiero que te pares por esta puerta, ¿de acuerdo ? Mantente aferrada al brazo de Frank en todo momento.
— No me voy a mover— dijo—Te lo prometo.— Sonreí ante su dulce expresión abrumada.
—Ahora tú te ves nerviosa.— Miró hacia la puerta, y luego a mí.
— No tengo un buen presentimiento sobre esto, Nick. No de la pelea, pero... algo. Este lugar me da escalofríos.— No podía no estar de acuerdo.
— No vamos a estar aquí mucho tiempo.— La voz de Adam se acercó la bocina, empezando su anuncio de apertura.Toqué cada lado de la cara de Miley, y la miré a los ojos.
— Te amo—El fantasma de una sonrisa asomo en sus labios, y la atraje hacia mí, abrazándola con fuerza contra mi pecho.
—... así que no utilicen su suerte para estafar al sistema, muchachos! —dijo la voz de Adam, amplificada por el megáfono.— Enganché el brazo de Miley alrededor del de Frankie.
— No le quietes los ojos de encima. Ni por un segundo. Este lugar se pondrá loco una vez que empiece la pelea.
—... así que vamos a darle al bienvenida al contrincante de esta noche…JOHN SAVAGE!
— La protegeré con mi vida, hermanito—dijo Frankie, tirando ligeramente el brazo de Miley para dar énfasis.— Ahora ve a patear el culo de ese tipo, así podemos largarnos de aquí
— ¡Sacudan sus botas, chicos, y suelten sus bragas, señoras! Aquí esta: NICK 'Mad Dog' JONAS!— En la introducción de Adam, entré en la habitación principal. Brazos se agitaban, y voces de muchos aullidos al unísono. El mar de gente abrió ante mí, y poco a poco hice mi camino hacia el círculo. La habitación estaba iluminada sólo con faroles que colgaban del techo. Aun tratando de mantener un perfil bajo desde casi es arrestado anteriormente, Adam no quería que las luces brillantes alertaran a nadie de afuera. Incluso en la penumbra, podía ver la gravedad de la expresión de John Savage. Se alzaba sobre mí, sus ojos desorbitados y ansiosos. Saltó de un pie al otro un par de veces, y luego se quedó inmóvil, mirando ceñudo hacia mí con el asesinato en mente.
Savage no era un aficionado, pero sólo había tres formas de ganar: knockout, la sumisión y la decisión.
La razón por la que la ventaja siempre había estado en mi favor era porque tenía cuatro hermanos, quienes luchaban diferentes maneras. Si John Savage luchaba como Frankie  se basaría en la ofensiva, la velocidad y ataques sorpresa, para lo que estuve entrenando durante toda mi vida. Si él luchaba como los gemelos, con combinaciones de puñetazos y patadas, o cambiando sus tácticas para lanzar golpes, entrené para eso toda mi vida. Kevin era el más letal. Si Savage luchaba inteligentemente, y probablemente lo hiciera, a juzgar por la forma en que me estaba midiendo, lucharía con el equilibrio perfecto de fuerza, velocidad y estrategia. Yo sólo intercambie golpes con mi hermano mayor, un par de veces en mi vida, pero cuando tenía dieciséis años, él no podía vencerme sin la ayuda de mis otros hermanos.  Sin importar lo mucho que John Savage había entrenado, o qué ventaja pensaba que tenía, ya había luchado con él antes. Yo había luchado con todo el mundo que valiera la pena luchar… y había ganado. Adam hizo sonar el megáfono, y Savage dio un corto paso hacia atrás antes de conectar un golpe en mi dirección. Yo lo esquivé. Él, sin dudas, lucharía como Kevin.
Savage se acercó demasiado, así que use mi pie y lo lancé de nuevo en la multitud. Lo empujaron de nuevo al círculo, y él se me acercó con un nuevo propósito. Arrojó dos golpes consecutivos, y luego lo agarré, empujando su cara hacia abajo en mi rodilla. John se tambaleó hacia atrás, ahí se fue su ingenio, y luego volvió a la carga. Lancé un gancho y fallé, y luego él trató de envolver sus brazos alrededor de mi cintura. Ya sudando, era fácil deslizarse de sus manos. Cuando me di la vuelta, su codo se reunió con mi mandíbula, y el mundo se detuvo por menos de un segundos antes de que yo me lo quitara de encima y le respondí con un gancho de izquierda y derecha, lanzando uno tras otro. El labio inferior de Savage se dividido y salpicó. Con la primera sangre aumentó el volumen de la sala a decibeles ensordecedores. 
Mi codo se echó hacia atrás, y mi puño siguió hasta el final, haciendo una corta parada en la nariz de Savage. No me detuve, a propósito atontándolo, así que tendría tiempo para mirar hacia atrás y ver a Miley. Ella se quedó donde yo le había pedido, con el brazo todavía enganchado alrededor de Frankie. Satisfecho de que ella estaba bien, me centré en la lucha de nuevo, esquivando rápidamente cuando Savage lanzó un tambaleante puñetazo y, a continuación, lanzó sus brazos alrededor de mí, tirándonos a ambos al suelo. John aterrizó debajo de mí, y sin siquiera intentarlo, mi codo se estrelló contra su cara. Él puso mi cuerpo en una tenaza con sus piernas, trabándolas con sus tobillos.
— ¡Voy a acabar contigo, maldito idiota!— gruñó John. Le sonreí, y luego me levanté del suelo, levantándonos los dos. Savage luchó para quitarme equilibrio, pero ya era hora de llevar a Miley a casa. La voz de Frankie estalló sobre el resto de la multitud.
— ¡Azota su culo, Nick!— Me caí hacia adelante y ligeramente hacia un lado, golpeando la espalda de John y su cabeza contra el cemento en un golpe devastador. Mi oponente ahora aturdido, eché hacia atrás mi codo y empujó mis puños en su rostro y a los lados de su cabeza una y otra vez hasta que un par de brazos se enganchados debajo mio y me apartaron.
Adam lanzó un cuadrado rojo en el pecho de Savage, y la sala explotó cuando Adam me agarró la muñeca y levantó la mano en el aire. Miré a Miley, que estaba saltando arriba y abajo, cabezas por encima de la multitud, ayudada por mi hermano. Frankie estaba gritando algo, una enorme sonrisa en su rostro. Justo cuando la multitud comenzó a dispersarse, vi una mirada de horror en la cara de Miley, y segundos más tarde, un grito colectivo de la multitud provocó pánico. Una farola que colgaba en la esquina de la habitación principal había caído, incendiando una sabana blanca. El incendio se extendió rápidamente a la sabana contigua, comenzando una reacción en cadena. La multitud gritando corría hacia la boca de la escalera mientras el humo llenaba rápidamente la habitación. Caras asustadas, tanto hombres como mujeres, se destacaron por las llamas.
— Miley—grité, dándome cuenta de lo lejos que ella estaba, y cuántas personas estaban entre nosotros. Si no podía alcanzarla, ella y Frankie tendrían que encontrar su camino de regreso a la ventana a través del laberinto de pasillos oscuros. El terror se clavó en mi interior, estimulándome a empujar violentamente al que sea que me cruzara en el camino.
La habitación se oscureció, y un ruido fuerte sonó desde el otro lado de la habitación. Los otros faroles se encendían y se añadían a la hoguera en pequeñas explosiones. Yo alcancé a ver Frankie, que estaba agarrando el brazo de Miley, tirando de ella detrás de él mientras trataba de abrirse paso entre la multitud. Miley sacudió la cabeza, tirando hacia atrás. Frankie miró a su alrededor, formando un plan de evacuación, mientras se encontraban en el centro de la confusión. Si trataban de salir por la escalera de incendios, serían los últimos en salir. El fuego estaba creciendo rápidamente. No lo lograrían pasar a través de la multitud hasta la salida a tiempo. Cualquier intento que hice para llegar a Miley fue frustrado cuando parte del público subía y me empujaba más lejos. Los emocionados vítores que llenaron la habitación antes fueron remplazados por gritos horrorizados de miedo y desesperación mientras todo el mundo luchaba para llegar a las salidas. Frankie sacó a Miley hacia la puerta, pero ella luchaba contra él para mirar hacia atrás.
— Nick—gritó, buscándome. Tomé aire para gritar de nuevo, pero el humo llenó mis pulmones. Tosí, agitando el humo.
— ¡Por aquí, Nick!— gritó Frankie.
— ¡Solo sácala de aquí, Frank! ¡Saca a Pigeon de aquí!— Los ojos de Miley se abrieron, y ella negó con la cabeza.
— ¡Nick!
— ¡Sólo vete!—le dije—¡Los encontraré afuera!— Miley se detuvo un momento antes de que sus labios formaron una línea dura. Alivio me recorrió. Miley Cyrus tenía un fuerte instinto de supervivencia, y acaba de hacerle efecto. Ella agarró la manga de Frankie y tiró de él en la oscuridad, lejos del fuego.
Me volví, buscando mi propio camino. Decenas de espectadores estaban arañando su camino hacia el estrecho acceso a las escaleras, gritando y luchando entre sí para llegar a la salida. La habitación estaba casi negra del humo, y sentía mis pulmones luchando por aire. Me arrodillé en el suelo, tratando de recordar las diferentes puertas que se alineaban en la habitación principal. Me volví hacia la escalera. Ese era el camino por el que quería ir, lejos del fuego, pero me negué a entrar en pánico. Había una segunda salida que conducía a la escalera de incendios, una que a sólo unas pocas personas se les ocurriría. Me agaché y corrí hacia donde recordaba que estaba, pero me detuve. Pensamientos de Miley y Frankie perdiéndose destellaron en mi mente, alejándome de la salida. Escuché mi nombre, y miró hacia el sonido.
— ¡Nick! ¡Nick! ¡Por aquí! —Adam estaba en la puerta, haciéndome señas. Negué con la cabeza.
—¡Debo encontrar a Pigeon!— El camino hacia la habitación más pequeña por donde Frankie y Miley se escaparon estaba despejado, así que corrí por la habitación, golpeándome con alguien de frente. Era una chica, una estudiante de primer año por el aspecto, su rostro cubierto con vetas negras. Estaba aterrorizada.
— ¡A-ayúdeme! ¡No puedo... No sé el camino!—dijo, tosiendo.
— Adam—gritó. La empujé hacia la dirección de la salida—¡Ayúdala a salir de aquí!— La niña corrió hacia Adam, y él le agarró la mano antes de desaparecer por la salida antes de que el humo oscureciera totalmente la vista. Empujé por el piso y corrí hacia Miley. Otros estaban corriendo por los laberintos oscuros también, llorando y jadeando mientras trataban de encontrar una salida.
— Miley—grité en la oscuridad. Estaba aterrado de hayan tomado el camino equivocado Un pequeño grupo de jóvenes de pie en el final de un pasillo, llorando.
— ¿Has visto a un chico y una chica pasar por aquí? Frankie es así de alto, se parece a mí— dije, con una mano en mi frente. Ellos negaron con la cabeza. Mi estómago se hundió. Miley y Frankie habían ido por el camino equivocado. Señalé pasado el grupo asustado.
—Sigan ese pasillo hasta que lleguen al final. Hay una escalera con una puerta en la parte superior. Tómenla, y luego vayan a la izquierda. Hay una ventana por la que pueden salir.— En lugar de dar marcha atrás en los pasillos por dónde vinimos, giré a la izquierda, corriendo por la oscuridad, con la esperanza de que iba a tener suerte y encontrarme con ellos de alguna manera. Oí gritos de la habitación principal mientras empujaba adelante, decidido a asegurarme de que Miley y Frankie hubieran encontrado la manera de salir. Yo no me iría hasta que lo supiera con certeza. Después de correr a través de varios pasillos, sentí pánico pesando mi pecho. El olor a humo me había alcanzado, y yo sabía que con la construcción, el edificio viejo, los muebles, y las sabanas que cubrían todo alimentando el fuego, todo el sótano sería tragado por las llamas en cuestión de minutos.
— ¡Miley!—grité de nuevo— ¡Frank!
Nada

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