domingo, 16 de febrero de 2014

Game Of Love - Niley - Cap 12


Miley medio que había esperado que la señorita Gore hiciera de chaperona en su primera "cita", así que cuando pareció que ellos estarían haciendo todo eso por su cuenta, estaba atrapada entre sentirse aliviada y nerviosa. Odiaba lo perra que había sido con Nick, realmente estaba avergonzada, pero esto era su culpa. El camino al restaurante de lujo había sido tranquilo. No tan incómodo como tenso. Ninguno de ellos sabía qué decir. ¿Qué tipo de rompe hielo utilizas cuando están pretendiendo salir uno con el otro? Miley jamás fue buena pretendiendo nada. Una vez en la secundaria, se presentó para las audiciones de la obra anual y lo hizo tan mal que tuvo que huir del escenario. Tendría que haber otra mujer en la larga lista de las mujeres con las que había sido visto recientemente que pudiera haber sido una mejor opción para este papel. Mientras se detenían junto al valet y su puerta era abierta, ella no pudo evitar notar lo diferentes que eran. Primero, ella ni siquiera intentaría que un valet estacionara su chatarra de Camry. Segundo, no comía en lugares como este. Si tenía que saber qué tenedor usar para su ensalada, o que cuchara usar para la sopa, estaba perdida. Nick apareció frente a ella, ofreciendo su mano como un obediente novio. Había una media sonrisa en su rostro, parte burlona, parte presumida. Lo observó y la tercera razón por la que ella no debería estar en la lista era notoriamente obvia.
Vestido con jeans oscuros y un suéter con escote en "V" que se ajustaba a sus estrechos lados y duro estómago, lucía como si acabara de salir de las páginas de la revista GQ. Incluso su cabello, artísticamente desordenado, lucía como si hubiese sido peinado por profesionales para este evento.  Miley inclinó la cabeza hacia atrás y se encontró con aquellos ojos increíblemente marrones. Se sentía como un trol estando de pie junto a él. No porque creyera que fuera así de fea, o así de gorda. Su autoestima no estaba completamente en el inodoro, pero era realista. Chicos como él, no salían con chicas como ella. Todo este asunto sólo terminaría humillándola. Nick tomó la iniciativa y enredó sus dedos con los de ella. 
—Aunque me guste mucho que te quedes ahí parada mirándome, deberíamos entrar. No estás usando un abrigo.— Miley se sonrojó y comenzó a tirar de su mano, pero él la sostuvo con más fuerza.
—Na-ah —murmuró, su voz liviana y juguetona—. La señorita Gore dijo que debíamos tomarnos de las manos, y estoy siguiendo las reglas.— Sus ojos se entrecerraron. 
—¿Ahora vas a escucharla?— Una expresión de pura inocencia cruzó su rostro. 
—Voy a ser un buen chico… ahora.— El calor que se había intensificado no tenía nada que ver con el hecho de que había sido atrapada observándolo. Lo que había visto hasta el momento del "Nick travieso" probablemente no era nada comparado con lo que en realidad era capaz. 
Nada fuera de lo normal ocurrió de camino a Jaws, pero Miley estaba sorprendida por el hecho de que el lugar no olía a comida de mar. Fueron sentados inmediatamente en el fondo, en una mesa iluminada por una vela. Las cabezas se giraban como lo hacían en las películas mientras él corría la silla para ella. Estando completamente consciente de sus alrededores, se dijo así misma que no debía mirar, que debía actuar como si aquello fuera totalmente normal, pero rápidamente escaneó el restaurante y encontró que la mitad de las mesas los estaban observando. Algunas de las expresiones eran simplemente curiosas. Otros los estaban mirando en completa sorpresa y asombro. Luego, entre estos, había miradas de confusión mientras iban de uno al otro, como si no pudieran entender cómo era que estaban cenando juntos. Ella tomo un profundo respiro. 
—Todo el mundo nos está observando.
—Te acostumbrarás. —Él tomó el asiento frente a ella y le brindó una pequeña sonrisa, una apretada que no mostraba dientes y tampoco revelaba esos hoyuelos suyos
—. O encontrarán algo más que observar.— Ella esperaba que encontraran algo pronto, desde que su rostro estaba llameando miles de sombras de rojos. 
—¿Llamaste por adelantado?— Nick desdobló su servilleta. 
—No. Pero ellos siempre se aseguran de que obtenga un buen lugar.— Sus cejas se alzaron. El restaurante se encontraba bastante lleno, así que tenían que haber dejado ciertos lugares libres para sus clientes "especiales". Ella no podía recordar la última vez que había sido acomodada enseguida en un agradable restaurante. Un mesero apareció en la mesa, vestido con una camisa blanca y pantalones negros. 
—Chardonnay, ¿está bien? —preguntó Nick. Miley asintió, casi deseando algo más fuerte. Mientras el mesero hacía un tipo de reverencia y se alejaba para traer la orden, ella buscó desesperadamente algo qué decir, cualquier cosa, pero su mente estaba vacía. Observó la votiva vela blanca perdidamente, hasta que sus ojos se debieron haber cruzado porque Nick se rió entre dientes profundamente. Ella forzó su mirada hacia arriba. 
— ¿Qué?
—Nada —respondió, apenas sonriendo—, es sólo que antes de esto, hablamos por tres horas seguidas sin tener un momento de incomodidad.— Miley mordió su labio inferior. 
—Es cierto.
—Así que, ¿qué ha cambiado? —Él se echó hacia atrás y su suéter se estrechó en sus anchos hombros.
—Bueno, el hecho de que ambos estamos pretendiendo salir es diferente. —Miley dio un vistazo alrededor y vio a alguien a unas pocas mesas redondas sostener un teléfono—. Y creo que alguien nos está tomando una foto.— Nick sonrió. 
—Estará en Facebook en unos pocos segundos.
—¿En serio?— Asintió.
—¿Esto sucede todo el tiempo?
—Sip.— Dios, ella no podía imaginar vivir de esa forma. Pero de nuevo, estaba viviendo así ahora, y realmente esperaba que su cabello luciera genial y no terminara con una papada por tener su cabeza inclinada hacia abajo. El mesero apareció, y ella rápidamente escaneó el menú mientras Nick ordenaba algún tipo de plato principal con carne y pescado.
—Tomaré los ostiones —dijo, cerrando el menú y devolviéndolo. El mesero hizo otra reverencia y desapareció de nuevo. Miley lo observó, preguntándose si siempre se movía así de rápido.
—¿Es eso lo único que vas a comer? —preguntó Nick. Lo enfrentó y deseó que no fuera tan condenadamente atractivo. ¿No podía tener al menos un diente torcido? ¿De verdad era demasiado pedir?
—Es suficiente.— Nick lucía dudoso pero sabiamente no persiguió ese particular camino hacia el infierno. 
—Estoy muriendo por saber algo.
—Tengo miedo de preguntar qué. —Ella agarró su vaso y tomó un sorbo de vino.
—Cuando nos conocimos en el club, ¿por qué no mencionaste que conocías a Danielle y a Kevin?— Se encogió internamente por la pregunta.
 —Yo… yo no creí que fuera tan importante en aquel momento.
—Pensaría que esa es una de las primeras cosas que la gente diría. —Mientras hablaba, él deslizó un dedo por el borde de su copa en un lento, despreocupado círculo que llamaba su atención
—Especialmente desde que no hay forma de que Danielle no haya hablado de mí.
—Tal vez ella no hablaba de ti. —Miley alejó forzosamente su mirada de su dedo—. ¿Nunca pensaste en eso?— Su risa fue profunda y envió un estremecimiento por sus brazos. 
—Oh, yo sé que Danielle ha hablado de mí.
—Tu ego nunca deja de sorprenderme.— Nick sonrío, y parecía como si fuese a seguir el tema con una
respuesta matadora que hubiera hecho reír a Miley de mala gana, pero el mesero llegó y platos calientes fueron colocados sobre la mesa. Cuando el mesero regresó a la cocina, Nick estaba de vuelta.
—Así que, ¿por qué no dijiste nada?— Miley dejó caer la servilleta en su regazo y la acomodó en su lugar
con rápidos movimientos. No había forma de que fuera a admitir la verdadera razón.
—No creí que importara.
—¿Así como que no te sientes atraída por mí?— Ella suspiró. 
—¿De nuevo con eso?
—No. —Él sonrió y, su pequeño corazón saltó, allí estaban los hoyuelos—. Simplemente eres una terrible mentirosa.— Sinceramente, lo era. Nick cortó su filete medio cocido mientras ella perseguía un grasoso ostión por su plato. 
—La respuesta es sí —dijo él. El tenedor de ella se congeló. 
—¿A qué?— Él miró hacia arriba a través de sus gruesas pestañas. 
—Incluso si hubiera sabido que trabajabas para Danielle y que conocías a mi hermano, aún así te hubiera llevado a casa conmigo.— El corazón de Miley dio otra voltereta mientras lo observaba. ¿Cómo había sabido él la verdad? No quería analizar eso con mucha profundidad. El silencio cayó entre ellos mientras comían, ella notó que él apenas bebió algo de vino y se quedó con el agua mientras comía con un entusiasmo que envidió. Ella miró hacia arriba cuando alguien se acercó a la mesa. Era una castaña bonita, apenas en sus veintes, quién vestía el más hermoso vestido rojo con mangas en copete. Sus mejillas estaban sonrojadas mientras Nick colocaba sus cubiertos sobre la mesa.
—No quiero interrumpirte a ti y tu amiga —dijo la chica—, pero estoy aquí con mi amiga. —Ella hizo un ademán con su cabeza hacia una mesa con una sonriente rubia—. Y creí que debía hacerte saber que eres la razón principal por la cual miro béisbol.—Los labios de Miley se fruncieron. ¿Había otra pregunta de por qué el ego de Nick era tan grande?
—Gracias —contestó él, sonriendo—. Es bueno saber que estoy haciendo mi parte en repartir el amor por el juego.— Oh. Ruedo. De. Ojos. La chica mordió su labio inferior brillante y colocó una mano en la mesa al lado de Nick. Fue entonces cuando Miley notó un pedazo de papel en su mano. 
—Llámame, ¿de acuerdo? Cuando quieras.— Miley se preguntó si era visible, y también quiso esconderse debajo de la mesa cubierta de mantelería o recrear la escena de una jungla y llevar la chica afuera, lo cual no tenía sentido. La sonrisa de Nick no desapareció. 
—Eso es muy amable de tu parte, pero no estoy disponible.— Los ojos de Miley se abrieron en un tamaño épico mientras se quedaba bastante quieta y veía a la chica mirar primero a Nick y luego a ella.
—Ella es Miley —continuó Nick—, mi novia.— Una expresión estupefacta cruzó el rostro de la chica y su boca se abrió, pero la cerró. Murmurando una disculpa, regresó a su mesa, dónde inmediatamente comenzó a susurrar con su amiga. Miley cerró sus ojos con fuerza.
—Bien, eso probablemente estará en Twitter —dijo él, y ella abrió sus ojos—. ¿Qué? —Bromeó él—. Mi situación romántica es, aparentemente, una gran noticia.
Tomando un sorbo del vino, ella se dijo a sí misma que mantuviera su boca cerrada. Su boca no la escuchó.
—Cuando la foto de nosotros llegué a los periódicos…
—Un buen día para ti, estoy seguro.— Ella tomó aire profundamente. 
—Una señorita se me acercó en la calle mientras intentaba salir a almorzar y me dijo que eras muy bueno en la cama pero no tanto fuera de ella.
—Oh. —Él alzó una ceja—. Bueno, la parte de "en la cama" es cierta, ha sido…
—Esto no es gracioso.
—Oye, ¿por qué la actitud hacia mí?— ¿Estaba hablando en serio? Había un montón enorme de razones. Inclinándose hacia adelante, ella mantuvo su voz baja. 
—Has exitosamente secuestrado mi vida en cuestión de horas.— Nick frunció su entrecejo. 
—Yo no he hecho nada.
—¿De verdad? —preguntó entre dientes—. ¿Te tropezaste y caíste en la cama con tres chicas y sucede que había alguien allí para tomar una foto?— Sus ojos resplandecieron un azul oscuro. 
—Esa maldita foto. No dormí con ellas.— Miley no sabía si debía reírse o lanzarle su copa de vino en el
rostro. 
—Sí, dijo ningún hombre nunca.— Él rodó sus ojos. 
—¿Por qué nadie me cree? No lo entiendo.— ¿De verdad creía que era así de tonta? 
—Y todo esto porque me besaste…
—Y lo disfrutaste.
—Ese no es el punto, imbécil. —Miley echó un vistazo a su alrededor. Para su sorpresa, nadie les estaba prestando atención en aquel momento—. No tengo control de mi vida ahora gracias a ti.— Nick se inclinó hacia adelante, también, hasta que simplemente la llameante vela separaba sus bocas. 
—Y lo diré de nuevo: ¿cómo es que es mi culpa?
—¿Es cualquier cosa que hagas tu culpa? —exigió ella.
—Lo que sea. No tienes por qué aceptar esto.
—No tuve otra opción. Tu publicista del infierno me chantajeó. — Sorpresa brilló en el rostro de Nick, y Miley casi cayó de su silla.
—¿Qué? ¿Creíste que simplemente había accedido a hacer esto?
—Bueno, es decir, vamos, soy Nick Jonas. —Luego, sonrío con satisfacción. Ella estaba a segundos de lanzarle su plato de ostiones en el rostro.
—Dios, a veces no hay palabras. Sé que no soy el tipo de mujer con la que normalmente sales, pero no estoy tan desesperada como para tener que pretender que tengo un novio.— Una extraña expresión reemplazó la sorpresa y él se inclinó hacia atrás, cruzando sus musculosos brazos en su pecho, ella no los estaba mirando. 
—Sí, no eres como ellas.— De la nada, un filoso dolor atravesó su pecho. Ella se echó para atrás e intentó tragar el reciente bulto en su garganta. 
—¿Podemos terminar la noche aquí? Estoy segura que tu adorable público ya tuvo su dosis necesaria.— La esperada respuesta arrogante estuvo ausente mientras llamaba al mesero y pagaba la cuenta. Hizo lo que cualquier novio haría. Se puso de pie y tomó su mano en la suya, y aquel condenado bulto terminó entre sus pechos. Fuera, ella podía ver personas esperando. Alguien debía haber actualizado algún sitio o hecho una llamada. Nick se metió en su personaje una vez estuvieron en el aire nocturno de finales de noviembre. El flash de una cámara se hizo presente, y él soltó una mano para poner su brazo sobre sus hombros. Él torció su cabeza, acariciando su mejilla con su mandíbula. Un agradable temblor bailó alrededor de los hombros de Miley, y odió que su cuerpo quisiera inclinarse contra el de él, justo como todo el mundo esperaba que hiciera. Su mentón continuó hasta su cien, y ella tomó una fuerte respiración. 
—Podrías intentar relajarte —murmuró él—, porque ahora mismo, luces como si quisieras salir corriendo.
—Eso es porque quiero salir corriendo. —Pero forzó una sonrisa. Otro flash apareció, y Nick colocó un beso en su mejilla. Alguien mejor le dé un Oscar a este chico. —Eso es un poco vil.— Mientras esperaban que el valet volviera con su vehículo, un montón de más flashes cegaron a Miley. 
—Es la verdad.
—Ajá —murmuró él mientras deslizaba la mano fuera de sus hombros hacia la parte baja de su espalda, causando que se estremeciera
—. ¿Con qué te está chantajeando la señorita Gore?— La verdad se formó en la punta de su lengua, pero cerró su boca. La última cosa que quería compartir con Nick era cuán lamentablemente en quiebra estaba, y que podría perder su trabajo a causa de ello. 
—No es de tu incumbencia.
—Mmm, debe ser jugoso si no quieres compartirlo. —Él se acercó un paso más y colocó su otra mano en su cadera. Miley se congeló. 
—¿Qué estás haciendo?
—Dándoles algo que poner en los periódicos.
—Tú no…—Nick la besó de nuevo. No fue nada como aquel en la acera, o aquellos en su habitación. Este había comenzado lento, barridos tentadores de sus labios. Ella forzó a sus labios a quedarse cerrados y se mantuvo quieta entre sus brazos. Podrían pretender estar saliendo, pero esto, los besos, no eran para nada parte del trato. En la ola de flashes, Nick gruñó bajo en su garganta, y Miley tembló. 
—No luches contra lo que sabes que quieres —dijo en un tono bajo, seductivo.
—No tienes idea de lo que quiero —contestó ella, pero diablos, lo que quería era tenerlo entre sus piernas. Pero no de esta forma, no cuando estaban fingiendo. Sus labios hicieron otro barrido, pero esta vez él atrapo su labio inferior entre sus dientes, y ella jadeó. Calor explotó para cada una de sus terminaciones nerviosas y como antes, su cuerpo le ganó a su mente. Él tomó completa ventaja de ello, deslizando su lengua dentro, tomando el total control en pocos segundos. 
Su mano viajó hasta su nuca y la sostuvo allí mientras su boca estaba ardiente y demandante, inclinada a través de sus labios. En ese momento, ella no se iría a ninguna parte en ningún minuto. Oh querido señor no. Sus rodillas estaban débiles y los músculos en su estómago hacían cosas apretadas, graciosas. El beso continuó, y era como debía ser. No apresurado en el calor del momento. No un acto para probar que había atracción. Era sin prisas, y un asalto de medida seducción que dejaba sus sentidos tambaleantes. Nick levantó su boca apenas de la de ella. 
—Dime cómo logró la señorita Gore que hicieras esto.
—No fue chantaje —dijo ella, jugando con su brazalete. Luego, recordó lo que la señorita Gore le había dicho y no estaba segura qué fue lo que la provocó a decir lo siguiente. Tal vez fue lo que él había dicho sobre que era diferente a las chicas con las que normalmente salía. O tal vez fue lo jadeante y deslumbrada que la había dejado aquel beso, y cómo estaba segura que ese tipo de respuesta la iba a meter en nada más que problemas
—. Salir contigo hará que mis opciones para citas aumenten en el futuro, ¿cierto? Los chicos van a querer saber qué tengo que captó tu atención.— Nick la observó por un largo momento y luego dijo
—Claro.— El valet apareció con las llaves de Nick en su mano antes de que ella pudiera arrepentirse de sus palabras. Dios, eso había sonado tan mal como cuando la señorita Gore lo había dicho. Apenas estaba consciente de las cámaras apagándose cuando la puerta del pasajero fue sostenida para ella mientras tomaba asiento dentro del vehículo. En pleno deslumbre, colocó sus dedos en sus labios mientras Nick trotaba alrededor del auto y subía.
La apariencia juguetona había desaparecido de los movimientos de Nick cuando entró en su Jeep. Su mandíbula estaba tiesa en una línea fuerte y firme. No la miró. De hecho, no dijo nada mientras colocaba el vehículo en marcha. Miley alejó su mirada de él, no teniendo idea de qué decir. Quería disculparse pero no estaba segura si de verdad tendría algún punto. Y además, por un momento, un ciego y estúpido momento, cuando su boca había estado contra la de ella, se había olvidado de lo que en realidad estaba sucediendo. Que no era el tipo de mujer que Nick prefería, y que él, como ella, no tenía otra opción más que aquella. Esto estaba muy mal, y no tenía idea de cómo podría hacerlo sin arrancarse las cabezas entre ellos. O cuánto tiempo podría durar sabiendo que cada toma de manos, cada beso para las cámaras, era falso.

1 comentario:

  1. Impresionante, me encanto como siempre genial siguela pronto

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