Estoy sentado en el asiento del pasajero del coche de Miley
trasteando con el estéreo. Es el primer día que la veo desde el funeral de su madre y estoy jodidamente esperanzado de que no vayamos a tener esa estúpida conversación que a las chicas les gusta tener. Sí, ella se quedó y no tuvimos sexo. Ambos sabemos lo que pasó, o mejor dicho, lo que no pasó.
—Tienes una música de mierda —le digo. Cuando recurro a la radio, se sabe que mis opciones son limitadas. Se encoge de hombros.
—No estoy del todo puesta en música.— Esto me sorprende.
—Tú bailas.
—Sí, y escucho música para bailar. Cuando hay música, estoy pensando en mi cuerpo y cómo moverme y me dan ganas de hacer algo más que estar sentada.— La miro y sonrío.
—También estoy pensando en tu cuerpo y en cómo se mueve.— Me echa una mirada rápidamente.
—De algún modo, es imposible no pensar en mí.— Me río porque es verdad y ella es probablemente la única chica que conozco que tiene los cojones para decirlo.
—O tocar. —Me acerco y deslizo mi mano sobre su pierna. Por desgracia lleva vaqueros, pero dejo que mi mano se deslice aún más arriba.
—Me estás distrayendo.
—Esa es la intención. —Nunca imaginé que me divirtiera con ella como lo hago ahora. No me divierto con nadie de esta manera, pero al igual que es difícil no pensar sobre su cuerpo, también es difícil no disfrutar de ella. Sí, ella me cabrea, pero eso lo hace mejor. Y porque estamos cerca de la fiesta, y sólo han pasado unos pocos días desde el entierro de su madre, le pregunto
—¿Estás segura de que quieres salir?— Me mira una vez más. No puedo verla bien porque está oscuro, pero sé que sus ojos están puestos en mí.
—Vaya, Nick, podría pensarse que eres un buen tipo.— Su comentario me molesta un poco. No porque piense que soy un buen tipo, sino porque siempre desvía toda la mierda. Ha pasado por mucho últimamente. La he visto quebrarse y sé que no está bien como quiere que la gente piense. O tal vez tan bien como ella cree. Pero joder. Eso es lo que se supone que debo ser. Una distracción. Sabía que eso sería y lo sé ahora, así que, diablos, no sé cuál es mi problema con eso. Tal vez es porque estoy en el mismo barco.
—Los dos sabemos que no soy un buen tipo. Y también sabemos que hay un montón de mierda en tu cabeza. Esa es la razón por la que estoy preguntando. Si no quieres responder, entonces dime que no quieres. No juegues conmigo.
—No quiero responder.— Nos quedamos en silencio por unos minutos. Estoy más molesto de lo que tengo derecho a estar. Finalmente, ella habla
—Es duro. Estoy tratando de ser fuerte. Las distracciones ayudan. La diversión ayuda. Tú… ayudas. —Sé que ella no quiso decir la última parte. ¿Acaso yo quería oírlo? No lo sé.
—Bien.
—¿Cómo está tu madre?— Mierda. ¿Por qué comencé esto? Le acabo de dar mierda por lo que tengo que contestarle.
—Igual… ¿de qué otra manera? No hay ningún lugar a donde ir, sino abajo.
—Tú nunca…
—La viste, Miley. No hay esperanza. Ella ha dejado el tratamiento. El hospicio ya está involucrado. Los dos sabemos lo que va a suceder. —Las palabras duelen al salir. Quiero cerrar mi boca. Atraparlas, pero eso no va hacer las cosas diferentes. Ahora es su mano la que está en mi pierna.
—Así pues… esta noche… Cuando volvamos a casa… ¿quieres? —Hay diversión en su voz.
—Rayos, sí quiero.— Nos detenemos en la casa para la fiesta. Está fuera de la propiedad y puedo ver la hoguera desde aquí. Estoy a punto de abrir la puerta cuando Miley pregunta
—¿Cuál es tu problema con Liam?— Enciendo la luz interior.
—¿Qué es un idiota?
—Buen intento.— Me encojo de hombros.
—Es básicamente eso. Odio los tipos como él. Los que piensan que pueden salirse con la suya si así lo quieren. Estábamos de fiesta una noche y lo encontramos jodiendo a ese chico. Eran mierdas sobre cosas de fraternidad, pero tenían al chico cagándose en los pantalones de tanto miedo. Sus amigos y él lo estaban haciendo entrar y robar algo. Lo amenazaron. Nosotros le pateamos el trasero. A él no le gustó que le patearan el trasero y yo disfruté haciéndolo.— Cuando mis ojos se encuentran con los de ella, tiene esa mirada de chica perdida. No, no la mirada perdida, sino la mirada que dice que está pensando otro tipo de cosas que las demás chicas que me miran no piensan sobre mí.
—No hagas eso. No es para tanto —le digo. Una enorme sonrisa se asoma en su rostro. Una sonrisa arrogante que dice que no me va a gustar lo que va a decir.
—No te preocupes, Nick. No le diré a nadie que eres realmente noble.— Se baja del coche y cierra la puerta, sin darme otra opción más que salir para ir detrás de ella.
***
Estamos sentados alrededor de una gran fogata, con una cerveza en la mano. Hay como cuarenta personas aquí. Y más dentro de la casa. Nadie de los chicos bonitos de Miley, por lo que es más relajante que las fiestas de la fraternidad. Ella está sentada en mis piernas, mi brazo envuelto alrededor de su cintura. Joe está sentado a mi lado con la chica que sea que está deshuesando esta semana. Él continúa echándome esa mirada como lo hizo en la cocina esa noche. Como si supiera o sintiera algo que realmente no está.
—Cierra la boca —le digo cuando me guiña un ojo.
—¿Eh? —pregunta Miley.
—Nada. —Muerdo suavemente su hombro en vez de seguirle el juego a Joe.
—Ah, así que tú eres el nuevo sabor de la semana. Él es bueno, ¿no? —Miro hacia arriba para ver de pie a Deena delante de nosotros. Realmente no quería hacer esta mierda y esperaba que ella no estuviera aquí. Sé que ella no me quiere. Sólo quería joderme como lo quería yo, pero también sé que es la clase de chica que quiere estar en la cima. De las que quiere mostrarles a todos que nada le importa una mierda y que va a usar a Miley para hacerlo.
—¿Quién eres…? —pregunta Miley al mismo tiempo que yo digo
—: Deena.— Siento a Miley tensarse, pero no se mueve de mi regazo.
—Deja de jugar, D. Nadie quiere oírlo— Joe se ríe a mi lado.
—¿Acaso no puede hablar por sí misma? —añade Deena. Sé que esto no puede terminar bien. Deena no es de las que dan un paso atrás y Miley no se queda sentada y toma mierda de la gente.
—En realidad sí puede —dice Miley—. Y tal vez tú sólo estuviste durante una semana, pero yo he estado aquí durante más que eso. Y tampoco parece que vaya a ir a ningún lado.— Veo registrarse la sorpresa en el rostro de Deena. No se esperaba que Miley se defendiera. Se ve como la pequeña bailarina que es. Parece la princesa de la que acusé de ser. Eso es lo que Deena se esperaba.
—Bien por ti. —Deena busca algo que decir, peor sólo se queda ahí.
—¿Necesitas algo más? Estamos un poco ocupados.
—Perra —murmura Deena antes de marcharse. Entierro mi rostro en el cabello de Miley, sabiendo que probablemente más tarde voy a arrepentirme de esto, pero no parece importarme.
—Quieres quedarte un poco más, ¿eh?— Miley se ríe y dice
—Bueno, tienes tus utilidades. Ella tiene razón. Eres muy guapo y me gusta tu boca.— Se da la vuelta en mi regazo, sentándose a horcajadas sobre mí. Sus brazos rodean mi cuello y sus labios encuentran los míos. Tengo un jodido miedo de que yo también podría querer que se quedara un poco más.
***
Joe me pega en el hombro un tiempo después.
—¿Qué pasa amorcito?
—Vete a la mierda —le digo. Alejo mis ojos de Miley mientras habla con su compañera de habitación al otro lado de la fogata. Por qué rayos estoy aquí de pie y mirándola, no lo sé.
—Estás diferente. —Joe toma una calada de su cigarrillo.
—¿Por qué haces eso? ¿También quieres leer la palma de mi mano?— Apaga el cigarrillo y lo empuja dentro de una lata de cerveza.
—No soy psíquico y no creo que lo sea. Sólo presto atención a la mierda de mi alrededor. Y tampoco tengo miedo de decirlo. Te comportas como un cabrón y así te lo digo. —Se encoge de hombros y se aleja. Empujo todo pensamiento de mi cabeza y me vuelvo para mirar a mi pequeña bailarina.
Desperté desnuda y en brazos de Nick. Se está convirtiendo en una costumbre, una planificada, pero una de todas maneras. Su mano aferrada a mi pecho, como siempre lo hace. Creo que él la adjuntaría quirúrgicamente si pudiera. No entiendo a los chicos y su obsesión con los pechos. No es que tenga unos enormes, pero todavía lucho con los chicos hablando con mi pecho en lugar de mi cara. Nick se mueve detrás de mí y me doy cuenta por el cambio en su respiración que se está despertando. Se mueve, aprieta la mano y sé que está muy despierto.
—Incluso en tus sueños todo lo que piensas es en sexo —bromeo.
—¿Me puedes culpar? Soy bueno en eso. —Empuja una rodilla entre mis piernas. Gimo porque se siente tan bien, pero tengo cosas que debo hacer. Además, no estoy segura de si se supone que debemos hacer la cosa de la mañana siguiente. Por lo general no lo hacemos. Siempre me voy.
—No puedo. —Salto de la cama antes de que pueda cambiar de opinión. Se ve todo desgreñado y sexy y no quiero nada más que volver a subir a la cama con el imbécil.
—Voy a volver. —Me pongo la camisa y unos pantalones cortos antes de ir al baño. Veo cuerpos tendidos en la sala de estar. Este lugar está siempre lleno de gente. Sé que es de Joe y no de Nick, pero aún así se vuelve frustrante. Voy al baño y luego me cepillo los dientes con el cepillo de dientes que escondí aquí. Cuando me dirijo a la habitación, Nick luce como si estuviera ido de nuevo. El hombre puede dormir más que nadie que conozca. Su horario de escuela no es de tiempo completo, pero a veces me pregunto si alguna vez lo hace.
—Debería irme... Tengo que hacer los deberes. —Agarro mi bolso para ponerme mi propia ropa. Probablemente debería haber hecho eso desde el principio, pero hay algo caliente acerca de usar ropa de un chico que hace que una chica se sienta sexy... me encanta. No es que quiera ser amada por él o cualquier
otra persona, pero aún así. Nick abre los ojos. Se encoge de hombros como si lo que estuviera a punto de
decir no fuese un gran problema, pero los nervios de mi estómago me dicen que lo es.
—Entonces hazlos aquí. Tengo algunas que hacer también.— Algo ocurre dentro de mi pecho. He sido muy buena manteniéndolo a un brazo de distancia hasta ahora. No somos nada iguales. Creo que me odia la mitad del tiempo y no pertenecemos juntos. Esto debe tener un fin, pero con su simple solicitud, empiezo a ablandarme por dentro. Es el corazón de esa chica estúpida palpitante, la cosa de corazones-flotando-por-mi-cabeza. Cuando el chico que lucha tan duro para mantener la distancia, hace algo tan pequeño, es enorme. No puedo evitar dejarlo entrar. Dejarlo que signifique algo. Debería irme. Correr ahora porque Nick y yo no funcionaríamos. No sería como lo que fue con Liam. Él podría realmente hacerme daño, no sólo golpear mi orgullo.
—No lo hagas. Estás mirándome raro. No hagas eso, pequeña bailarina. — Su voz no suena enojada en lo absoluto. Casi suena confusa—. Es tarea. Tenía mi boca en tu... estaba dentro de ti anoche. No hagas una gran cosa de nada.— Pongo los ojos, tratando de actuar como si no fuera la gran cosa.
—No he hecho nada. Parece que eres el único que está haciendo un gran lío. ¿Quieres que me enamore de ti, Nick ? —Quiero burlarme de él y llamarlo Nicholas como su mamá lo hace, pero cualquier tipo de broma que tenga que ver con ella no se siente bien. No responde a mi pregunta, pero dice—: ¿Tus cosas están en tu coche?
—Sí. Voy a buscarlas.— Nick niega con la cabeza.
—Yo voy. Estoy seguro de que la casa está llena de idiotas desmayados.— Una vez más mi interior se ablanda. Otro gesto simple, pero de nuevo, algo muy dulce. Sentada en la cama, disfruto de la vista mientras Nick se viste. Puedo decir que sabe que estoy viendo, pero también sé que es arrogante como para no importarle. Sólo se desliza en un par de pantalones sin camisa antes de desaparecer. Se ha ido por unos cinco minutos, por lo que supongo se fue a bañarse también. Cuando llega de vuelta en la habitación, Nick cierra la puerta y deja caer mi mochila.
—¿Necesitas el ordenador? —pregunta. ¿Ordenador? Ni siquiera sabía que tenía uno.
—No. Tengo que escribir un artículo, pero tengo que hacer los primeros borradores en papel y lápiz.
—Estás putamente loca. —Guiña un ojo mientras habla, entonces toma un juego de llaves y abre una caja en el armario, antes de sacar un portátil.
—Tienes bajo llave tu computadora.
—Has visto las fiestas aquí, ¿verdad?— No sé por qué, pero eso me hace reír. Nick niega con la cabeza hacia mí mientras continuo riendo, pero está sonriendo también.
—Es una locura —le digo entre risas.
—Pensé que acabamos de decidir que estabas loca. —Luego añade—: Hablando en serio. Nunca se sabe lo que la gente hace cuando están jodidos. Estoy bien con la mayoría de las personas que vienen de fiesta aquí, pero el alcohol y las drogas hacen que la gente haga estupideces.— Esto hace que me congele. Música fuerte, mamá se fue. Te ayudaré a encontrar a tu mamá. Un estremecimiento me recorre.
—Oye. ¿Qué sucede? —Nick se acerca y hace girar un mechón de mi cabello alrededor de su dedo. Es tan dulce, tan normal que quiero apoyarme en él por ayuda. Decirle todo lo que no le dije a Liam en los años que salí con él. Quiero que me proteja como lo ha hecho tantas veces, pero eso me asusta demasiado. No puedo arriesgarme a necesitar a nadie... pero casi me siento como si lo necesitara.
—Nada. Sólo un escalofrío.— Ha tenido que levantarme demasiadas veces. De eso no es lo que se supone que somos y esa cosa entre nosotros, no quiero que termine.
—Un escalofrío mi culo. —Pero no insiste en ello, sólo enciende su computadora portátil y se pone a trabajar. Hago lo mismo. Trabajamos en silencio durante una hora, pero estoy muy consciente de él. De la forma en que huele a hombre y suavizante. Es curioso, porque su ropa está arrugada la mitad del tiempo y no importa lo que lleva puesto, pero siempre huele tan... limpio. Lo miro, con la frente arrugada mientras lee algo en la pantalla y pienso en lo cómodo que es. Lo tan fácil y normal, así que no puedo recordar si alguna vez me sentí así con Liam. En realidad, sé que no lo hice. Este es un juego. Nuestro juego. Uno que pedí, pero que con cada día se siente más real. Más real que nada lo ha hecho y no estoy segura de cómo me siento acerca de eso. Lo que debo hacer. No debería enamorarme de este chico. Él tiene mucho en su plato y no es el tipo de persona que se enamora realmente de alguien. Liam lo era y mira cómo terminó eso. Me vuelvo a mi papel. Pero lo hago. Creo que me gusta y una parte de mí quiere gustarle, mientras que la otra piensa que debo meter todo en la mochila y no volver nunca más. Cuando te gusta alguien confías en ellos y nunca he confiado en nadie en toda mi vida. ¿Cómo puedo elegir a Nick? Algo me golpea en el costado y salto.
—Mierda. —Veo a Nick que tiene un lápiz en la mano, cerca de mi espalda—. Me asustaste como la mierda.
—¿Dónde diablos estabas? Seguro como la mierda que no estabas aquí. — Está sonriendo. Me encanta tanto esa sonrisa. Es tan de niño. Tan contradictoria con la boca sucia y mala actitud.
—Estaba tan perdida en pensamientos acerca de ti que no pude soportarlo.— Quiero decir, estoy sentada aquí con Nick. ¿Cómo puedo no sentirme totalmente enamorada? Me mira casi confundido por un segundo antes de decir
—: Era tiempo para que te dieras cuenta de eso.— Y entonces su ordenador portátil se ha ido y mis libros y el cuaderno son empujados al suelo y Nick está en mí. Mi ropa ya no están en ningún momento y luego la suya. Tiene la boca en la mía y está buscando a tientas un condón. Su lengua se mueve hacia el pico de mi
pecho y grito antes de que empuje dentro. No es por cómo me siento ahora mismo o lo bien que nos movemos juntos. Se trata de él. Nosotros. Sé que ya no es sólo un pensamiento vacío. Es la verdad. Me estoy enamorando de Nick.
***
Nick está sentado en el coche conmigo mientras nos dirigimos a la cafetería. Estoy en una necesidad importante de cafeína y aunque sé que no bebe café y voy a volver a mi dormitorio después de esto, insistió en ir conmigo. Su teléfono se apaga por lo que parece ser la millonésima vez y me doy cuenta de lo que está sucediendo. Ha quedado con alguien para vender hierba. No tenía nada que ver conmigo. Rabia recorre bajo mi piel. No creo tener el derecho, pero no me gusta verlo hacer esto. Sé que no quiere hacerlo, pero entonces pienso en su mamá y sé que parte del dinero va a ayudarla. ¿Realmente puedo culparlo? Nos detenemos en el frente y apago el coche, le miro y digo sin pensar
—Puedo ayudar.— Nick empuja su celular en el bolsillo.
—¿Ayudar con qué?
—Dinero. —Me encojo de hombros—. Lo que sea que necesites.— Nick gime y deja caer su cabeza hacia atrás.
—No necesito que me salves, princesa.— El nombre duele. No quiero ser su princesa. Ese es el nombre con el que llamaba a la chica que odiaba.
—Vete a la mierda, Nick. —Alcanzo el pomo de la puerta, pero me toca el otro brazo.
—No estoy tratando de ser un idiota.
—Entonces no lo hagas —le lanzo de regreso.
—Puedo manejarlo.— Suspiro y toco su mano en mi brazo. Paso los dedos juntos medio esperando
que me aleje o se aleje, pero ninguno de nosotros lo hacemos.
—No me gusta que tengas que hacerlo.— Suspira, su respuesta me sorprende.
—Al igual que yo odio los demonios de mierda que has encerrado dentro de ti y que no me vas a contar. Los que sólo dejas escapar cuando no te puedes controlar y entras en pánico. No siempre podemos controlar lo que no nos gusta, pequeña bailarina.— Ese nombre me hace exhalar un suspiro. —Pero puedo hacer algo para ayudar.
—¿Y no sabes que ya me ayudas?— Nick se estremece.
—Ella apenas tiene lo suficiente para hacerse cargo de lo que necesita. Si está en un montón de dolor, se agota. Se está muriendo, Miley y si quiere prender el aire acondicionado todos los días durante todo el verano porque hace calor o si una de las únicas veces en las que puede comer anhela langosta y filete mignon, quiero que lo tenga. No quiere nada salvo que yo esté en esa escuela de mierda estúpida y no siempre recibo todo el dinero que necesito. No es como que lo esté haciendo porque quiero. Odio esa puta mierda. Mi padre vendió droga. Su madre era una adicta al crack. ¿Crees que quiero alimentar ese hábito de mierda?— Mi corazón se rompe por él, llamándolo. Quiero abrirlo y encerrarlo en su interior. Pero entonces, él puede conseguir un trabajo también. Vender hierba no es la única manera de hacer dinero. Sé lo que es, sé que no espera ser más de lo que es, que su padre era, por lo que juega el papel. Siguiendo el camino que piensa que está listo para él.
—Eres mejor que eso.— Y antes de que pueda sentirse frustrado o antes de que pueda irrumpirme, me arrastro a su regazo y lo beso. Mi mano se desliza a través de su cabello desordenado y agarra mis costados con tanta fuerza que es como si tuviera miedo de que me escapara.
—No eres una princesa. —Inclina su frente contra la mía. Esas palabras hacen más para mí de lo que quiero admitir. Su celular suena de nuevo.
—Me tengo que ir, nena.— La mano de Nick se desliza por mi cara y me besa rápidamente. Suspiro, pero me levanto de él y salimos del coche. Nick se acerca, la mano en mi cadera como siempre y me besa de nuevo.
—Eres tan jodidamente caliente.— Un guiño. Y luego se va. Denika se acerca a mí. Ni siquiera veo de dónde venía.
—Es muy triste que la única vez que veo a mi compañera de cuarto es cuando me encuentro con ella en una fiesta o en la cafetería.— Me encojo de hombros.
—Debes ver la forma en la que él te mira. No te quitaba los ojos de encima todo el tiempo que hablaste en la fiesta. Es lindo. Es caliente. Debemos salir en una cita doble alguna vez.— Sus palabras me hacen sentir triste y sigo viendo como Nick se aleja cada vez más.
—No es real. Es un juego.
—Parece real para mí —responde Denika—. Tal vez no lo ven o no quieren, pero es real. A mí me parece que por fin has encontrado la persona con la que ser real. Tal vez en algún momento me dejarás entrar también.— Al igual que Nick, se aleja de mí. Aterrador como es, espero que tenga razón sobre Nick. Tal vez incluso sobre ella también.
Aquí nadie sabía quién era ella. Me pregunto si realmente yo lo hacía. Si la tía Dolly realmente lo hacía. Si mamá se conocía ella misma. ¿Sé quién soy? Las únicas personas quienes podemos reclamar aquí para fingir saber quién era mamá somos yo, tía Dolly, mi tío y su primo. De lo contrario, mi tía y amigos de mi tío. No hay mucho más de ellos porque no podría importarles y los que están aquí probablemente sólo vinieron por consideración a Dolly. Pero Liam está aquí. Su familia. Por supuesto Dolly y los mejores amigos de Mark estarían aquí. Están parados en el otro lado del ataúd negro. Ni siquiera entiendo porque hay un ataúd ya que todo lo que ella es, es huesos, pero sé que Dolly quiere lo mejor para ella. Siempre quiso más para mamá de lo que mamá quiso para ella misma. Nick está a mi lado llevando bonitos pantalones negros y camisa de manga larga color negro. Me pregunto si salió a comprar la ropa o si las tenía. No es que importe, pero le conozco, y este no es el tipo de cosa con el que está cómodo por lo que me siento agradecida de que lo esté haciendo por mí. También estoy agradecida de que no se hizo el pelo. Todavía se ve como siempre lo hace.
Su agarre en mi mano se aprieta, pero no lo aprieto de regreso. Me alegro de que esté aquí. Odio admitirlo, pero lo necesito aquí. Mi cuerpo está demasiado entumecido para hacer nada al respecto. Los restos de los huesos de mi madre están en una caja tan oscura como la noche que pasó en ese bosque. ¿Cuánto de ella, incluso se puede dejar? El pastor sigue y sigue. No me concentro en lo que dice, sólo la sensación de la mano ruda de Nick sosteniendo la mía. Este chico rudo que odia al mundo, maldice como un marinero, pero es tan dulce con su madre y está aquí conmigo. No entiendo cómo hemos llegado hasta aquí y por qué estamos juntos en esto, pero no estoy seguro de que podría llegar al final de este día sin él. Otra cosa que no me gusta admitir. Mi pecho se aprieta de nuevo. Cálmate, Miley.
—Lo estás haciendo jodidamente increíble —susurra Nick en mi oído y no puedo evitar sonreír ante eso. Sólo él usaría la palabra “joder” en el funeral de mi madre. El servicio termina y tienen que caminar conmigo avanzando primero para lanzar la rosa dentro. Nick permanece a mi lado. Siento los ojos de los demás sobre mí, mirándome, esperando a ver si voy a romperme. Dentro de lo que tengo. Estoy toda agrietada, las piezas yaciendo aquí y allá, pero por alguna razón, no pueden escapar. Es como si hubiera un control manteniéndolo y estoy agradecida, quiero ser libre de ello también. Una vez que las rosas se lanzaron adentro, nos dimos la vuelta. Sigo caminando así Nick sigue caminando, apoyándome mientras nos dirigimos hacia el coche ennegrecido. No puedo creer que alquilaran un coche para venir. Mamá no le importaba una mierda todo eso. Aunque no le importaba una mierda de nada, excepto fiestas y chicos. Nick se apoya en el coche y tira de mí hacia él. Mis brazos rodean su cuello y él rodea mi cintura. Tengo la cara en su cuello y creo que si iba a llorar, este sería el lugar perfecto para hacerlo, sin embargo, no lo hago.
—Eres tan jodidamente fuerte. —Me aprieta la cintura, como siempre lo hace Es entonces que la enormidad de lo que hice me golpea. Le pedí que fuera al funeral de mi mamá, mientras la suya está muriendo. Miro en esa caja y vio a Denise, pero está aquí y me sostiene, este muchacho con el que sólo estoy durmiendo.
—Lo siento.
—No hay razón para que lo hagas. —Nick se encoge de hombros. Pero lo hago. Mi tía y mi tío llegan al coche. Están tomando lo de Nick mejor de lo que pensaba. No es que ellos son el tipo de flipar, pero nunca lo he mencionado. Ni siquiera les dije que iba a venir conmigo. Lo que me hace sentir mal. Ellos me amarían, si se los permito. Dolly me aleja de Nick y me abraza. Está llorando tanto que mi vestido se moja, pero aun así no la puedo apartar. Mi tío murmura algo a Nick y Nick responde. Todo el mundo está caminando hacia su coche y ahora sólo quiero alejarme. Quiero un minuto para mí misma el cual ni siquiera pude tener porque estamos compartiendo un coche con mi tía y tío. Nick y yo nos deslizamos por la parte trasera y ellos en el frente. Tratan una pequeña charla con Nick, preguntando sobre la universidad, cómo nos conocimos, cuánto tiempo hemos salido y dándole las gracias por haber venido. Él habla tan poco como sea posible. No es uno de esos chicos que es bueno con los padres de alguien, o en mi caso, mi tía y tío.
***
Por alguna razón, la casa se sentía como que si hubiera más gente aquí de la que había en el servicio. Divertido cómo esto sucede. Las personas que no puedan asistir a la parte triste quieren entrar cuando el vino es ofrecido gratuitamente y se parece más a una fiesta.
—Muéstrame tu habitación. —Viene detrás de mí con esa ronca, engreída voz que reconozco como Nick. Gracias a Dios. La gente habla y camina sin prestar atención a la única hija de la mujer muerta. Tal vez sea porque murió hace diez años y otras personas lo vieron venir, aunque yo no lo hice. Una vez que estamos subiendo las escaleras, mantengo mi dedo enganchado con el suyo y lo llevó a mi habitación.
—Santa mierda. Es... feliz aquí. —Oigo la risa en su voz.
—¿Qué hay de malo en querer felicidad? —le pregunto, mirando alrededor de la habitación. Las flores están pintadas en las paredes en la parte superior. Cada una de las cuatro paredes de un color diferente. Trofeos de danza y fotos de mi equipo de baile están por todas partes. Es perfecto, como siempre quería. Nick mira a la cama.
—Es blanca —dice sonriendo.
—Supongo que eso significa que tienes buen gusto.— Se pasa de una pared a otra, buscando, disecando. No puedo dejar de preguntarme cómo se ve a través de sus ojos. Si la habitación se siente como yo o si él piensa que es una mentira.
—Tienes que ser buena, ¿eh? —Toca uno de los trofeos.
—Por supuesto.— Niega con la cabeza.
—Por supuesto.— Y entonces se acerca a mí. Su boca se encuentra con la mía. En un beso gentil, lento y suave mientras su lengua se desliza entre mis labios. Le dejé guiar y lo seguí, porque ahora es más fácil que pensar en nada. Nick no deja de besarme. Nuestras lenguas se enredan y espera su turno, pero no se tarda más. Cuando se retira estoy jadeando. Mi corazón se acelera. Cada vez que me toca lo quiero más.
—No lloras, pequeña bailarina. —Su barbilla se apoya en la parte superior de mi cabeza mientras nos sostenemos el uno al otro.
—No, si puedo evitarlo.
—Está bien, ya sabes.
—Guau. ¿Está el tipo duro apunto de darme una charla enérgica? —Me siento como una perra al segundo que las palabras vienen, pero él no me llama en ello.
—No sé si enérgica es la palabra correcta. —Entonces se inclina más cerca—. Sólo sabes que puedes. No te lo diré. Podría no ser capaz de hacer mucho por ti, pero voy a guardar tus secretos.— Mi respiración queda atrapada. Es la cosa más increíble que me ha dicho. Que tal vez nadie jamás me ha dicho. Sin embargo, significa mucho más por venir de él.
—Yo…
—¿Miley? —La puerta se empuja abierta y Liam está allí. Nick se tensa contra mí.
—¿Hay alguna razón por la que estás entrando en mi dormitorio? — pregunto a Liam. Él no me está mirando, sin embargo. Sus ojos son duros en Nick.
—Este es el servicio de su madre, si no te has dado cuenta. Podrías esperar para tomar ventaja de ella hasta más tarde, ¿no te parece?— Juro que sentí el cuerpo de Nick sobrecalentarse.
—¿Celoso porque puedo cuidar de ella mejor que tú? No pasa nada, Chico bonito, he pateado tu culo más de una vez, es natural que robe tu chica también.— Las palabras de Nick se sintieron como una bofetada en mi cara. Sé que son sólo para hacer enojar a Liam, pero golpearon todos los botones dentro de mí que no me gustaba que presionaran.
—Vete a la mierda. —Liam dio un paso en la habitación y Nick se mueve hacia él.
—¿Perdón? No me robaste a nadie. —Estoy temblando ahora. Nick no se voltea a mirarme. Liam finge que no estoy allí.
—¿Por qué no te vas de aquí para que podamos terminar donde lo dejamos? —dice Nick—. No me siento a gusto jodiendo contigo hoy.— Hay un puño alrededor de mi garganta, apretando y apretando. No sé por
qué me estoy volviendo loca, pero odio las cosas que Nick está diciendo, odio que Liam este aquí y luego el ataúd, esa gran caja negra donde sus huesos están probablemente perdidos en destellos a través de mi cabeza. Jadeo. Nick y Liam son voces apagadas en el fondo. Me aparto de ellos, no queriendo dejarme perderlo. ¿Por qué tengo que perderlo? Mi visión se torna borrosa. No puedo recuperar el aliento. Huesos. Ataúd. Mis pies se enredan y luego los brazos están ahí. La puerta se cierra y yo estoy en el piso en el regazo de alguien.
—Shh. Está bien. Relájate. Estás bien. Estamos bien.— Una mano corre a través de mi pelo. Los labios contra mi frente.
—Estás bien. Lo jodí. No debería haber hecho esta mierda hoy. Toma una respiración profunda.— Lucho a través del pánico, siguiendo la voz de Nick. Encuentro sus ojos marrones. Sus labios tristes. Liam. Me esfuerzo por salir del agarre de Nick.
—Se ha ido. Cerré la puerta. Está bien.— Ahora estoy de vuelta en mí y el hechizo se rompe. Salgo de su regazo y me pongo de pie. Abro la boca para decirle que no me trate como a un juego de tira y afloja, pero me detiene.
—No soy bueno en estas cosas. No hago estas cosas. Reacciono y eso es lo que hice. Era lo que no debía hacer.— No pude decir nada a su disculpa, porque sé que esto no se apuntó para venir pero está aquí y lo está haciendo y no es como que soy perfecta tampoco.
—No es tanto como dijiste. No lo vuelvas a hacer. —Enderezo mi ropa y peino mi pelo con los dedos—. Mejor nos vamos abajo.— Nick me detiene antes de que pueda alejarme.
—¿Has tomado algo? ¿Para los ataques de pánico?— Niego con la cabeza. Ya no más.
—No necesito medicación. Las he manejado desde hace años. Estaría bien si todo el mundo me dejara en paz.— Pero no estoy bien. Él no está bien tampoco. Lo hacemos a través del resto del día. Nick siempre está ahí, pero no nos tocamos. No es lo mismo como lo era antes de que enloqueciera. Cuando me detengo enfrente de su casa, me siento allí, no estando segura de qué hacer.
—Ven conmigo —dice. No preguntó y estoy muy agradecida por ello. Apago el coche y entro. Nos dirigimos directamente a la habitación de Nick.
—No me gusta este vestido —le digo cuando llegamos a su habitación. Abre su cajón y me lanza una camiseta. Estoy tan sorprendida que casi la pierdo. Nick comienza a desnudarse primero. Deja sus pantalones en una silla y luego la camisa. Me imagino que tengo que empezar a hacer lo mismo, así que saco
mi vestido, pantimedias y luego la camisa. ¿Qué estamos haciendo? Por lo general, él me desnuda, no me da ropa para vestir.
—Apaga la luz, ¿quieres? —dice antes de meterse en la cama en bóxer.
—Estás camuflado. ¿Cómo te encontraré? —me burlo de él y rompe en una sonrisa.
—No creo que puedas perderme.— Apago la luz y me meto en la cama usando mis bragas y la camiseta de Nick. Espero que me bese. O lame o muerda mi cuello. Le gusta usar su lengua y los dientes. En su lugar, me tira hacia él, de espalda a su pecho. El brazo se envuelve alrededor de mi cintura y se ajusta perfectamente allí.
—Lo jodí —dice de nuevo—. No debería haber hecho eso.— Sus palabras no son esperadas, pero de alguna manera son lo que necesito.
—Lo sé. Está bien. —Hago una pausa, y luego—: No puedo creer que se haya ido.— Nick me aprieta con más fuerza. Besando mi pelo.
—Es más fácil de ocultar en la oscuridad... pero más fácil dejarse ir también.— Y sé que él se está escondiendo. No quiere que lo vea cuando dice cosas así. No puede ser tan cerrado. ¿Yo? Estoy dejándome ir. Finalmente, una lágrima resbala de mi ojo. La limpio y me duermo.
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asdfghjk miren la foto, es una nueva/vieja foto Niley, no se pero me dio mucha alegria.
Aby y Jeny si leen esto, gracias por matar mi esperanza de Niley ¡¡Odiosas!!
No puedo creer que esté haciendo esto. Estoy sentado fuera del dormitorio de Miley, esperando que baje para poder ir a ver a mi mamá. Mi jodida mamá. Joe sólo la vio en persona una vez. No hago esto, pero mamá ha estado volviéndome loco sobre esto por los pasados tres días. No podía decepcionarla por algo tan pequeño. Miley y yo realmente estamos jugando el juego. ¿Qué es añadirle otro nivel? Otra mentira que ambos podríamos jugar y pretender que en verdad es una buena idea. No soy estúpido. Sé que no lo es, pero sé que cuando la toco me consume y realmente necesito un descanso mental. Para perderme en su calor.
—Hola —dice detrás de mí. Me pongo de pie y doy la vuelta. Demonios, es caliente. Sus piernas son firmes y ahora sé que es debido a que baila. Por supuesto que está usando una falda porque puede que no se dé cuenta, pero en algunos aspectos es en realidad una princesa. El calor abrasa por debajo de mi piel y quiero olvidar todo, llevarla de vuelta a su habitación y desnudarla.
—Volvamos a tu habitación. —Doy un paso hacia ella, casi tocándola pero me detengo. Esta situación en la que estamos es tan jodida porque es una mentira y no sé cómo actuar a su alrededor. A la mierda. Dejo que mi mano se deslice bajo su camisa y agarro su cintura.
—Será mucho más divertido quedarnos aquí —digo en su oído.
—Nick. —Suena como una advertencia, pero inclina su cabeza a un lado para darme mejor acceso a su cuello. Meto mi lengua en el hueco detrás de su oído.
—Vamos. —La tiro en contra de mí y la dejo sentir la reacción que tiene mi cuerpo por ella.
—Tu mamá nos está esperando.— Beso un sendero hasta su boca.
—No… aún no le dije. Pensé en llamarla por el camino.— Esto la hace tensarse y estoy seguro que va a ser una de esas cosas por las que las chicas hacen un gran alboroto cuando en la realidad no importa.
—No hagas eso. Vamos. —Trato de persuadirla.
—¿Me ibas a llevar a conocer a tu mamá y ni siquiera le dijiste?— Gimiendo, me alejo.
—No es gran cosa. Iba a llamarla antes de irnos.
—No. Nunca planeaste ir. Tal vez pensaste que lo hacías, pero no.
—Yo… —No tengo una respuesta. No debería tener que tener una—. Estás actuando como una novia.— Me empuja lejos.
—Tú estás actuando como un cretino.— Miley trata de alejarse, pero agarro su muñeca. Tiene la jodida razón y lo sé.
—Espera. —Y lo hace. No se da la vuelta y no habla de inmediato. Finalmente lo hago funcionar y digo—: Esto no es fácil.— Miley se da la vuelta y puedo verlo en sus ojos. Lo entiende. Es loco lo mucho que esta chica me entiende. No pretendo entenderlo ni lo quiero.
—Pero es importante.— Le doy un pequeño asentimiento.
—La llamaré en el auto.— Nos subimos al auto y saco mi teléfono y llamo a mamá. Toma un tiempo que conteste, pero siempre lo hace.
—¿Hola? —Su voz suena ronca.
—Hola. Me dirijo hacia allí. Llevo… llevo a Miley conmigo. Sólo quería asegurarme de que te encontrabas en casa y no corriendo por la ciudad.— Espero una risa y la obtengo.
—Te amo —dice y no estoy seguro de por qué.
—También te amo, mamá. ¿Estás bien? Si quieres que vaya solo…
—… No lo creo —me interrumpe—. No te estás saliendo de esto, Nicholas. No puedo esperar a conocerla. —No estoy sorprendido cuando cuelga.
—Estamos bien —le digo a Miley y enciende el auto. Le doy las instrucciones para el lugar de mamá, mi pierna saltando arriba y abajo todo el tiempo. No sonaba bien. ¿Cuándo sonó bien alguna vez? ¿Estoy haciendo lo correcto o soy el más grande fraude de mierda en el mundo por mentirle a mi mamá moribunda sobre Miley? La miro a ella. También se ve nerviosa y me doy cuenta de que probablemente tiene mierda pasando en este momento y he sido un cretino inmenso para pensar en eso.
—¿Estás bien?— Asiente. Lo reconozco como la respuesta que doy cuando realmente no estoy para nada bien.
—Esto significa mucho para mí. —Es la mejor manera en que puedo pensar para decir gracias.
—Lo sé.
—¿Hablaste con tu tía?—Miley me mira y me da esa sonrisa que sé envía a los chicos sobre sus traseros todo el tiempo.
—Esto no es sobre mí.
—Preferiría que lo fuera.
—También lo sé.— Nos detenemos en el complejo de apartamentos de mi mamá.
—Ella no se ve bien.
—Más cosas que ya sé.— No puedo evitar esbozar una sonrisa.
—Y dijiste que yo era un cretino. —Me detuve por unos segundos—. Sabes que va a pensar que eres mi chica, ¿verdad? Que va a estar toda efusiva contigo porque nunca he traído a nadie a casa y todo lo que ella quiere es… —No puedo terminar el resto.
—Lo sé.— Me siento como un marica porque en realidad me estoy quebrando aquí, pero Miley se inclina hacia adelante y me besa. Pierdo mi cabeza por ella como siempre, mordiendo su labio y chupando su lengua en mi boca. Cristo, deseo a esta chica. Más de lo que alguna vez he deseado a alguien más. Se aleja demasiado pronto. Salimos del auto y la guio al apartamento.
—Parece que soy el que está pidiendo que juegues el juego esta vez —le digo antes de abrir la puerta. Mamá está sentada en su silla de ruedas en la ventana cuando llegamos. Tiene un sombrero que no se pone hace mucho y sé que es debido a Miley. Joder, odio que tenga que conocer a la primera chica que traigo a casa moribunda y sin cabello. Odio ser un maldito mentiroso y ni siquiera es real. Me duelen los intestinos. Intento no respirar por la nariz a medida que avanzamos al interior.
—Hola, mamá. Encontré a esta chica afuera. ¿La conoces? —Señalo a Miley, quien me da una manotada en el brazo. Mamá grita
—¡Nicholas! —Y quiero maldecir el nombre. ¿Cómo pude darle cabida a eso? Mi mano pica por sujetar a Miley. No sé si es porque me estoy desmoronando aquí o porque quiero interpretar mi parte. No es algo que mi mamá esperaría, sin embargo, así que no lo hago.
—Mamá, esta es Miley. Miley, esta es mi mamá, Denise.
—Es un placer conocerte. —Miley extiende su mano para mi mamá quien la sacude.
—Es un placer conocerte, también. —Entonces me mira—. Es preciosa. ¿Qué está haciendo contigo?
Todos nos reímos. Las risas de Miley y mi mamá se sienten mucho más reales que las mías. Sigo viéndola a través de los ojos de Miley, esta frágil mujer moribunda, como es que siempre lo ha sido. No sabe de la mujer que solía trabajar su trasero todos los días. Quien trató de hacerme jugar cada deporte que podía incluso aunque no pudiéramos permitírnoslo, o quien seguía sin dormir después de varios turnos de noche en el trabajo para estar allí cuando la necesitara. La mujer que amaba reírse y siempre contaba chistes y tenía un temperamento que la convertía en una buena arma para tener en tu lado.
—Por favor, toma asiento, Miley —dice mamá suavemente, pero podía decir que trataba de no hacerlo. Trataba de sonar normal.
—No tienes que fingir ser amable con Miley. Me da mierda todo el tiempo. Sólo está mostrando su lado bueno.— Miley se ríe y coge mis costados como si fuera a hacerme cosquillas. No tengo ninguna pista de qué está pensando porque definitivamente no soy cosquilloso, pero aun así, agarro sus brazos y la tiro hacia mí. Ahora tiene sus brazos alrededor de mi cintura y estamos pecho contra pecho. Se está riendo y casi quiero reír con ella. Por un segundo se siente real y está bien. El nudo en mi estómago afloja y no estoy asustado de respirar. Cuando escucho a mi mamá inhalar, bajo la mirada y veo sus ojos húmedos. Me alejó de un tirón de Miley y me inclino hacia abajo.
—Oye. ¿Estás bien? ¿Pasó algo? —Ni siquiera importa que haya un maldito pánico en mi voz y que Miley está justo aquí. Mamá me mira. Toca mi cabello. Mi mejilla. Y sonríe.
—Todo está perfecto, Nicholas.— No. Todo es un juego de mierda.
***
Estamos conduciendo de vuelta a casa y no puedo sacar la visita de mi mente. Mamá y Miley estaban todas jodidamente amistosas y riendo. Sé quedó despierta más tiempo de lo que lo había hecho en un largo tiempo. Incluso guardó el número telefónico de Miley, lo cual tengo que admitir, no me gustó demasiado. Lo cual me hizo sentir como un imbécil, pero soy un imbécil así que bien podría aceptarlo. Hacia el final se veía cansada… tan malditamente cansada que se quedó dormida en el segundo que la ayudé a volver a la cama. Ha perdido más peso, su cuerpo se siente tan pequeño, como una ramita que si pisas se romperá por la mitad.
—Ven a casa conmigo. —Las palabras no fueron planeadas, pero me alegra que salieran.
—Tu auto…
—A la mierda mi auto.— Miley no responde, pero va a mi lugar en lugar de los dormitorios. De hecho, se encontraba tranquilo cuando llegamos. Tanto como puedo decir, Joe ni siquiera estaba en casa, lo cual es una gran sorpresa. En el segundo en que se cierra la puerta estoy sobre ella. Besándola, mi cuerpo se aprieta contra el suyo mientras la mantengo entre mi cuerpo y la pared.
La mano de Miley aprieta mi cabello y envuelve sus piernas alrededor de mi cintura. Estoy tan duro, no estoy seguro de poder esperar. La deseo. La necesito. Mi boca no sale de la suya mientras voy a tropezones por el pasillo con ella en mis brazos. Cierro la puerta con una patada y deslizo una mano bajo su falda. Sí, me gustan sus faldas. Fácil acceso. Y según el sentir de las cosas, me desea tanto como yo a ella. La tiendo en la cama y las ropas están saliendo. No hay conversación. No hay risas. Nada más que las ansiosas manos y tristes ojos. Es tan malditamente sexy, toda piel suave y curvas femeninas. Tan jodido como sea, trato de evitar sus ojos. Tampoco quiero que mire en los míos. Sólo quiero sentir su calor envolviéndose a mí alrededor en lugar del frío dolor que ambos sentimos. Agarro un condón de mis pantalones y lo abro con los dientes.
No quiero pensar o sentir nada más que Chayenne. Está acostada de lado en la cama. Pongo mis manos de plano sobre el colchón, a cada lado se su cabeza. Y no nos movemos. Está debajo de mí y estoy inclinado sobre ella y quiero empujar a casa. Pero no puedo moverme. ¿Por qué no puedo moverme? Su mano se desliza hacia arriba, se envuelve alrededor de mi cuello y se ensarta a través de mi cabello. Eso es todo lo que necesito. Mis ojos no dejan los de ella ni los de ella los míos mientras empujo dentro. Sólo estar dentro de ella me hace olvidar todo lo demás. Se siente tan malditamente bien. De repente, mis ojos no pueden dejar los suyos mientras me muevo, haciendo lo que ambos necesitamos que haga.
***
—Debería irme… —Miley está a mi lado, mi brazo colgando a su alrededor. Demonios, no han pasado diez minutos desde que terminamos.
—¿Sí? —Beso su hombro, haciéndole saber que estoy listo para otra ronda si ella lo está.
—Sí —responde, así que me alejo de ella. No escondo el hecho de que estoy disfrutando la vista mientras se viste. Es preciosa. Lo sabe. Lo sé. No voy a pretender que no lo es.
—¿Qué pasa con tu auto? —pregunta. Me encojo de hombros. El pedazo de mierda no importa de todas formas.
—Haré que Joe me lleve para recogerlo.
—Puedo recogerte.
—Te llamaré.— Está de pie allí por un segundo, con los brazos cruzados, buscando con la mirada todo en mi habitación excepto a mí.
—¿Qué es? —pregunto. Aún se ve nerviosa—. Te acabo de mostrar la cosa más dolorosa en mi vida. Creo que nuestras líneas han sido disparadas bastante al infierno, ¿no te parece?— Me siento. Desnudo.
—Están teniendo un servicio para mi mamá.
—Mierda —digo. Sabía que algo pasaba, pero actuó todo el día. Por mí. Por mamá. La alcanzo, pero niega con la cabeza.
—¿Puedes venir conmigo? Nos vamos a reunir después en la casa de mi tía. Comida. Personas. La familia de Liam estará allí.— Tengo que contenerme para no decir algo sobre él, pero lo hice. Fue jodidamente increíble con mi mamá hoy y puedo hacer esto por ella.
—Sí. Está bien. Iré. —Estoy sorprendido de que me moleste que no me deje abrazarla. Es para lo que estoy aquí. Para hacerla olvidar, como lo hizo por mí. Es todo lo que puedo hacer.
—Gracias… yo… gracias. Te enviaré un mensaje con la información.— Sale de mi habitación. Dejo escapar un suspiro y caigo de espaldas sobre la cama. No tengo idea de qué diablos estamos haciendo aquí o incluso de cómo sucedió. Mi puerta abriéndose me hizo levantar la mirada. Agarro una almohada para cubrir la mercancía, pero es Miley.
—Eres un buen hijo, Nick. Tú… eres increíble con ella. Sólo quería que lo supieras.— Esta vez, se ha ido para siempre, pero no deja mis pensamientos. Y por primera vez admito para mí mismo, no quiero que se vaya.
Mi sueño ha sido continuo sólo por segunda vez desde que me enteré de mamá. Se siente bien tener una noche completa. No ser perseguida y acosada por pesadillas que hacen que me sienta débil. Por recuerdos que no puedo cambiar, y preguntas para las que probablemente nunca tendré respuestas. No puedo creer que Nick me haya pedido que vaya a ver a su mamá. Me pregunto si lo decía en serio. Si será una de esas cosas que la gente dice cuando está demasiado borracha para saber mejor, y trata de olvidar después. Es lo que estoy asumiendo. No sé cómo sentirme al respecto de cualquier manera en algunos aspectos, sería más fácil si se olvida. Se sintió bien cuando lo pidió. Me pregunto por qué lo hizo. Sé que no podría haber sido algo que él quería, lo que significa que de alguna manera su mamá sabe de mí. ¿Qué le ha dicho? ¿Que soy la razón por la que llegó tarde, el otro día? ¿Alguna chica estropeada con la que tiene un lío? Pero en realidad no. Soy la chica con la que se supone que se divierte, pero realmente no hemos hecho mucho. La mano de Nick agarra mi cintura y la aprieta. No muy fuerte, pero lo suficientemente fuerte para saber que está ahí. Que está despierto. Mi corazón se acelera y mi respiración se hace difícil.
—No más juegos. Te deseo —dice en mi oído. Su aliento es cálido. Todo su cuerpo se moldea contra mi espalda. Siento su erección empujando contra mí.
—Date la vuelta, Miley.— Hago lo que dice y su boca baja sobre la mía. Es más urgente y necesitado que todos nuestros besos combinados.
—¿Pensé que la cerveza no sabía nada bien al día siguiente? —pregunto cuando su boca se mueve hacia abajo por mi cuello.
—No tengo tiempo. —Nick lame mi clavícula y luego chupa mi carne en su boca. Gimo y me arqueo hacia él. Está poniendo las barreras otra vez. Lo sé, pero no me importa. Las necesitamos allí, así ambos recordamos exactamente de que se trata esto. Así somos capaces de olvidar. Nick empuja mi camisa y me levanto para que pueda sacarla de una vez sobre mi cabeza. Quiero que se vaya. Nada entre nosotros, porque sus manos se sienten tan bien en mí. Cuando me toca, no pienso en nada más. No siento nada más y todo lo que necesito es este alivio. Mi sujetador viene después. No tengo tiempo para sentirme avergonzada porque su boca caliente y húmeda cubre mi pezón y otra vez todo lo que hay, es Nick.Aprieto la mano en su pelo, en un puño, no estoy segura si estoy tratando de acercarlo porque necesito más o empujándolo porque es demasiado. Él gime. Por mí tirando de su pelo o porque me siento tan bien para él o lo que él me hace a mí, no lo sé y no me importa. Dejé que mi mano se deslizara hacia abajo por los suaves planos de su espalda, debajo de sus calzoncillos y lo acuno.
—Joder —jadea y se mueve en contra de mi centro. Maldice demasiado y quiero decirle, pero no creo que pueda formar las palabras correctas en estos momentos. Está tan duro, se empuja entre mis piernas y me frota perfectamente. Y después se fue y echo de menos el peso encima de mí. Nick está mirándome con esos marrones, marrrones ojos, su cabello despeinado aún más de lo que lo he visto alguna vez.
—¿Estás segura? —confirma. Casi sonrío porque preguntó. Es tan duro y áspero, pero tiene ese lado atento que no sé si se da cuenta que está ahí. No estoy segura de que sea una buena cosa que esté ahí, por eso digo
—Soy lo suficientemente inteligente como para saber lo que quiero.— Sin decir palabra, se baja de la cama. Veo los músculos nervudos de su espalda moverse mientras camina hacia su tocador, abre el cajón superior y saca un condón. Los nervios de repente hacen su camino furtivamente. Sólo he estado con Liam. Yo sólo tenía previsto estar con él porque funcionábamos y me dio lo que necesitaba, pero ahora, a pesar de que sé más que nada que deseo a Nick, me da miedo. Tal vez el hecho de que lo deseo mucho es lo que me asusta. Alcanzo la manta, pero él me detiene.
—No hagas eso. No seas tímida pequeña bailarina. —Y tan fácilmente, empuja sus calzoncillos hacia abajo. No hay vergüenza, no es que tenga nada que sea vergonzoso, pero se desnuda físicamente tan fácilmente. Tal vez sea porque el resto de él está tan cerrado. Nick se sube encima de mí en la cama. No sé en qué emoción enfocarme: la pasión o los nervios, pero entonces él está tirando de mis bragas por mis piernas. Y está poniéndose el condón. Cuando sus labios besan mi vientre, la pasión gana. Entonces su boca encuentra la mía. Está empujando y grito, mis uñas en su espalda, mi mente se apaga. Sí, mi mente se apaga, pero mi cuerpo está definitivamente encendido. Nick comienza a moverse y me muevo con él. Me duele un poco, pero sus labios en mi boca y su mano en mi pecho ayudan a aliviar el dolor. Tanto el dolor físico y el que pesa sobre mi pecho que ha estado ahí desde que me enteré de mamá. Tal vez más.
***
Ninguno de los dos dice una palabra mientras Nick se levanta para deshacerse del condón. Ni una sola palabra cuando se sube a la cama. Ni una palabra mientras estamos acostados... y yacemos allí. Los nervios están de vuelta, encabezados con la torpeza. Si este fuera Liam, se habría desmayado sosteniéndome. Los ojos de Nick están abiertos y también los míos, su brazo derecho y mi brazo izquierdo es la única parte de nosotros tocándose.
—Probablemente debería irme. Tengo algunas cosas de las que ocuparme. —A pesar de mis palabras. No me muevo.
—Está bien. Sí, siempre que lo desees, puedo traerte de vuelta.— Me levanto y comienzo a vestirme. No me gusta ponerme lo mismo dos días seguidos y no puedo esperar a volver al dormitorio a cambiarme. Pero aún así, quisiera que dijera algo. Lo que sea. No lo necesito pidiéndome que me quede, pero una especie de algo ayudaría a calmar la tormenta en mi estómago. Nick se sienta en el borde de la cama, agarra mi camisa y me la pasa. Me la pongo, diciéndole que me tengo que ir al baño y salgo antes de que pueda levantarse. Me salpico agua en la cara, esperando que pueda lavar las últimas semanas de mi vida. Cuando me miro en el espejo, todo sigue ahí. Todavía estoy allí. Pero me siento bien. La primera vez que me acosté con Liam me asusté. Fui al baño, me senté en el suelo y tuve un ataque de pánico sobre el que nunca supo. No sabía nada de ninguno de ellos. Una vez que me calmé, me lavé la cara como acabo de hacer aquí y volví a entrar en la habitación sonriendo. Se siente bien no tener que sonreír si no lo deseo. Nick sigue en su habitación cuando salgo. Lleva un par de grandes pantalones cortos y una camiseta. No debería lucir tan magnífico en él como lo hace. Toma las gafas de sol y se las pone. Es la primera vez que lo he visto usarlas y no puedo dejar de preguntar
—¿Tienes un poco demasiado de beber anoche?
—Estoy bien. —Su voz suena lejana. Estoy segura de que es así con cada chica con la que duerme. No sé por qué realmente no me lo esperaba con nosotros. No sé si me interesa o no. Definitivamente no debería importarme. Sacudo la cabeza y salgo de la habitación. No voy a tratar con esto. Se supone que es fácil y si él va a ser un idiota después, no vale la pena. Nick me sigue fuera y estamos en silencio durante los diez minutos que maneja hasta mi dormitorio.
—Déjame saber... sobre tu madre. —Alcanzo la manija mientras se detiene en el aparcamiento. La única respuesta que recibo es un gesto de la cabeza. Otra vez, lo que sea. Abro la puerta, salgo y la cierro. Se supone que debemos tener la edad suficiente para dormir juntos sin que sea incómodo al día siguiente. Sobre todo cuando te puedo decir que es lo que él hace, se acuesta con personas con las que nunca planea ser serio. Estoy casi a los pasos cuando le oigo gritar
—Miley. —Me giro y Nick está fuera de la puerta del conductor, mirándome. Segundos pasan y no dice nada.
—Tic tac —le digo.
—¿Te ayudó? —Sus palabras salen inseguras. La presión en mis hombros se evapora. Dejo escapar un profundo suspiro y de pronto sé que vamos a estar bien. Que sea lo que sea, esta farsa que estamos representando sigue intacta.
—Sí... sí lo hizo. ¿Y a ti?— Entonces sonríe. No es una enorme y no puedo ver lo suficientemente bien como para saber si está mostrando su hoyuelo.
—Sí. —Nick sube de nuevo a su coche y luego se fue. Me río entre dientes mientras voy adentro. Sonrío de nuevo cuando entro a mi habitación. No estoy ahí por un minuto antes de que mi teléfono suene. Una mirada quita la sonrisa de mi cara. Sé que no puedo seguir ignorándola.
—Hola —le digo a la tía Dolly cuando cojo el teléfono.
—¡Miley! He estado tan preocupada por ti. No me evites nunca más así. Sé que es difícil... pero tenemos que permanecer juntas.— Y sé lo que está diciendo. Es la hermana de mi madre. Soy su hija. Somos todo lo que queda de ella. No me gusta cómo la estoy tratando, pero parece que no puedo parar tampoco. No puedo dejarla entrar. Mi mano se estrecha alrededor de mi teléfono.
—No.
—Estoy preocupada por ti.
—Estoy bien. —¿Lo estoy? Tía Dolly suspira.
—Queremos tener un servicio para ella, Miley.
—¡¿Qué?! —Me paseo por la habitación. Mi corazón tiene un ataque y mi pecho se aprieta. No te asustes, no te asustes, no te asustes. ¿Por qué es aún una sorpresa? Debería haberlo esperado. Es normal, pero...
—Se lo merece. Quiero decir adiós.— ¿Se lo merece? Sí, pero me dejó. Todavía me dejó y era tan normal para ella que no pensamos dos veces sobre ella nunca regresando. ¿Qué si fue a ese bosque y se suicidó?
—Yo...
—Va a ser bueno para nosotras, Miley. Quiero un lugar para ir a verla. Ella ha estado sola todo este tiempo. —La voz de Dolly se rompe—. Era mi hermanita. —El dolor en su voz se clava en mí. Era mi mamá. ¿Qué hay de malo en mí?
—Lo sé. Lo siento. Vamos a hacerlo.— Las palabras salen, pero no es lo que quiero decir. Si le digo adiós, eso significa que realmente se habrá ido.
Me desconecto en clase incluso más de lo usual. Vengo porque es importante para mamá y hago la mierda que hay que hacer para salir del paso, pero eso es todo. Por suerte, este tipo de cosas no es difícil para mí. ¿Mis calificaciones son lo mejor? No, pero son las necesarias para conseguir las becas y la ayuda financiera que necesito para mantenerme en este lugar. Y funciona. Los profesores sienten que están haciendo su trabajo. Mamá cree que de repente voy a tener esta vida increíble que ella nunca tuvo porque estoy en mi camino a un pedazo de papel que no hace nada para garantizarme un trabajo cuando termine. La hace feliz hacerme sentir que no soy el peor hijo en el mundo así que todo va bien. Pero hoy, siento como si estuviera aquí, incluso menos de lo normal. Cristo, Miley se sintió bien el otro día. Los pequeños gemidos de la parte posterior de su garganta. Todo su cuerpo alineado contra el mío. Todavía estoy tratando de averiguar por qué me detuve.
Sí, su compañera de cuarto llegó a casa, pero ella se fue y no había nada que me detuviera de quedarme y terminar lo que empezamos. Mi cuerpo tiene la necesidad de terminarlo ahora mismo, pero me sentía como el culo. Cuando estoy con una chica, lo hago y no tengo que sentir. Pero tuve sentimientos y no me gustó. Todas esas emociones inoportunas me hicieron acobardarme. Pero ambos lo deseábamos. Ambos lo deseábamos tan mal que hace mi culpa aún más jodida. Cuando la clase termina, agarro mis cosas y salgo. Mi coche está funcionando por ahora, así que me dirijo hacia él y entro, lo enciendo, pero no voy a ninguna parte. No sé por qué diablos estoy aquí sentado, revisando mi teléfono que se encuentra otra vez en mi mano. Mi cabeza está jodida, pero no sé por qué, y eso me molesta más. Mi teléfono suena y le doy la vuelta para ver un texto de Miley .
"¿Qué hay?"
"Esperándote" le respondo. Lo cual es sólo la mitad de una respuesta de mierda, pero suena bien. Hoy es un día tarde para mí, así que ya son más de las tres, pero no sé cuál es su horario. Por todo lo que sé, ella ni siquiera está aquí.
"Tengo otra hora… ¿después?" Mi pulso se acelera como si fuera un chico de dieciséis años a punto de tener sexo por primera vez.
"Encuéntrame en tu dormitorio" es todo lo que digo y luego manejo alrededor como si tuviera una razón para esperarla cuando ella puede manejar por sí misma. Cuando se acerca un poco más de una hora después, estoy inclinado contra mi coche esperando. Ha vuelto a la Miley con jeans ajustados que probablemente cuesten más que mi armario entero y una camiseta que muestra una buena cantidad de escote.
—¿Vienes? —le pregunto, cruzando los brazos.
—¿Me invitas? —Ella hace lo mismo. Mantengo mi sonrisa porque no me gusta el hecho de que me haga querer hacerlo tan a menudo.
—Acabo de hacerlo.— Rueda los ojos.
—Yo podría haber encontrado mi camino a tu casa.— Me encojo de hombros porque no sé qué contestar sin parecer un cursi.
—Me vuelves loca —dice, pero está caminando hacia mi coche. Regreso al asiento del conductor y nos alejamos. No estamos en el coche durante dos minutos cuando suena su celular. Observo mientras Miley presiona silencio.
—¿Tienes hambre? —pregunto.
—En realidad sí.
—Vamos a un autoservicio.— Su teléfono suena de nuevo. Lo silencia. Después de que agarramos nuestra
comida, suena otra vez.
—Sabes que no me importa una mierda si ese es tu niño bonito, ¿verdad? Juega tus juegos si así lo deseas. Los dos sabemos lo que esto es. —Golpeo mis dedos sobre el volante, frustrado.
—Ten cuidado, Nick o voy a pensar que estás celoso.
—Ten cuidado o voy a creer que quieres que lo esté.— Ella suspira y estoy bastante seguro de que la cabreé más de lo que quería.
—Es mi tía —dice finalmente mientras paramos en frente de mi pequeña casa. Mierda. Y de nuevo me siento como un idiota.
—¿No quieres hablar con ella? —Apago el motor.
—En realidad no. Ella está enloqueciendo. Piensa que estoy teniendo un momento difícil y quiere que vuelva a casa.— Parpadeo de nuevo a la noche en el patio, viendo a todos amontonados en un rincón detrás del cobertizo. Estuve a punto de decirle que está teniendo un momento difícil y que tal vez debería ir a casa, pero no estoy seguro de que ese sea mi trabajo. Echándole un vistazo a sus manos, veo que tiemblan ligeramente y sus pechos suben y bajan contra su camisa. Así que hago por lo que estoy aquí. Lo que ella necesita de mí. Deslizo la mano por su pelo y tiro de ella hacia mí. Silencio sus pensamientos y sus palabras con mi boca. Miley me besa ávidamente como siempre lo hace, como si estuviera hambrienta de mí y sé que me estoy muriendo de hambre por ella, así que la beso más profundo. Dejo que mi otra mano se deslice por su pierna y hacia arriba. Cuando nos alejamos, los dos estamos respirando con dificultad, pero no creo que siga pensando en su tía o su madre.
—Maldita sea, soy bueno —le digo, por lo que me gano un golpe en el brazo. Salimos del auto y entramos. No estoy sorprendido de ver a Joe sentado en la sala de estar con algunas personas rodeándolo. Las cervezas están en la mesa de café y están escuchando música en el televisor. Este lugar nunca está vacío y me vuelve loco.
—¿Un trago? —ofrece Joe. Suena medio dormido—. Las cervezas están en la nevera —dice, y estoy a punto de decirle que no, pero luego Miley dice gracias y se dirige hacia la cocina. Caigo en la silla y me doy cuenta de que esto va a tomar un tiempo.
Ella regresa a la habitación y me entrega una cerveza, la cual tomo, y luego se sienta en el sofá junto a Joe. Es el único lugar vacío. Perry y Dax están sentados al otro lado de él. Monique, la chica de Perry viene por el pasillo y se sienta en su regazo. Veo que tanto Dax como Perry miran a Miley, luego a mí como si estuvieran tratando de averiguar lo que está pasando. No suelo llegar a casa con chicas. Deena está cerca, pero eso es sólo porque está siempre de fiesta con todos. Realmente no estoy disfrutando todo esto. Pasar el rato con mis amigos y Miley. Esto hace que se sienta como algo que no somos, pero me siento aquí y como mi comida mientras ella hace lo mismo y Joe, de pronto despierto, habla con ella. Unos golpes en la puerta y sé que las cosas se van a poner mucho peor. Veo que Joe no se mueve así que me levanto.
—Cabrón —digo cuando abro la puerta. Jack y Oscar entran.
—¡Qué mierda pasa! —grita Oscar. Siempre está actuando como un idiota y me vuelve loco.
—La cerveza es una mierda. Tengo Tequila. —Tiene una bolsa de papel marrón en la mano. Cierro la puerta y continúo de pie.
—Maldita sea. ¿Quién eres tú? —dice Jack, acercándose a Miley. Doy un paso adelante para decirle que retroceda. Para decirle que ella está conmigo, y que mantenga su mierda lejos, pero no lo hago porque ella no es mía. No tenemos ningún tipo de promesa y no quiero nada, así que me siento a ver cómo va a manejar la situación. Joe lo hace por ella.
—Es la chica de Nick. Retrocede.— Sus palabras me molestan. Sí, yo estaba a punto de decir lo mismo, pero no es mía y no quiero que lo sea. No del todo, al menos. Pero tampoco quiero que ellos traten de conseguirla, así que no digo nada.
—Guau. La chica de Nick, ¿eh? No lo sabía. —Ella me mira y me guiña un ojo.
—Vamos a jugar strip poker —dice Oscar. Tanto Miley como Monique se oponen.
—¿Quarters? —dice Monique. Ni ella ni Miley se han dicho ni una palabra la una a la otra. Las chicas son así de locas, siempre se miran y ninguna de las dos quiere hablar hasta que la otra lo haga primero. Espero que Miley diga que no, pero se encoge de hombros como si estuviera en el juego. Lo que no sería una mala idea porque, obviamente, necesito una bebida para calmar el infierno en mí. Nos trasladamos a la mesa de la cocina, todos amontonados en torno a ella. Monique está otra vez sobre el regazo de Perry, con cientos de pequeñas trenzas colgando sobre su hombro. Joe saca su pipa y la hierba y todos alrededor de la mesa, menos Miley y yo, fuman, y luego ponen las botellas en el centro y todos tenemos nuestros vasos llenos. No sé que me hace hacerlo, pero me acerco a su oído y lo pellizcó con mis dientes.
—Si te emborrachas, no podré hacer mi camino contigo.— Observo cómo a su hombro desnudo se le pone la piel de gallina. Maldita sea, hace calor. Quiero besarla. Recorrerla con mi lengua, pero hay una mesa llena
de gente aquí y no hago cosas así. Las demostraciones públicas son para parejas y nosotros no somos pareja. Lo que Deena y yo hicimos fue más o menos en privado. Sí, todo el mundo sabía y no me importaba, pero tampoco iba por ahí murmurando mierda en su oído. Me recuesto en la silla para darnos un poco de espacio. Miley se vuelve hacia mí y sonríe.
—No te preocupes. Voy a estar bien.— Quiero decirle que no quiero que esté bien. En su lugar, me inclino hacia delante y añado un poco más de tequila a mi vaso.
***
Estoy muy jodido. No recuerdo la última vez que bebí tanto, pero un juego llevó a otro. Era una locura ver a Miley con mis amigos. Son tan diferentes, pero se partió de la risa toda la noche y ella y Joe mantuvieron esas miradas que, si yo no quisiera nada más que meterla en mi cama, estaría muy enojado. Todo el mundo se va, me apoyo contra la encimera de la cocina y le hago señas con mi dedo.
—Ven aquí —le digo. Miley se pone entre mis piernas y me siento mareado como el infierno, pero todavía me las arreglo para besarla. Ella sabe a tequila y mi cuerpo está gritando, finalmente porque esto es lo que he querido toda la noche, pero luego tengo que agarrar la barra para mantenerme de pie.
—Estás tan destrozado. ¿No me digas que no te emborrachaste? —Sonríe, pero yo no tengo ganas de sonreír. Trato de besarla de nuevo, pero retrocede—. Estás demasiado borracho, Nick. Tengo que irme.
—Dame unos minutos y voy a estar bien.— Hace una pausa durante unos segundos antes decir
—Tengo que irme.— Pero no suena como si quisiera irse y seguro como el infierno que no quiero que se vaya, así que engancho mi dedo en el lazo de sus pantalones y comienzo a dirigirme hacia mi habitación. Se está riendo, pero me sigue. Cierro de golpe la puerta detrás de nosotros, me quito la camisa, los zapatos y mis jeans.
—Sólo necesito unos minutos. —El cuarto está girando. ¿Por qué demonios bebí tanto? Me subo a la cama en bóxer, me apoyo en el codo y la miro—. ¿Tienes miedo, pequeña bailarina? —pregunto. Comosabía, ella se quita sus zapatos. Observo cómo los vaqueros salen después y está de pie allí en esas bragas púrpura brillante contra su piel de caramelo.
—Te preguntaría si tienes algo que podría usar, pero se siente demasiado oficial, ¿no? ¿Yo usando tu ropa? —Sonríe. Al menos creo que lo hace.
—No vas a necesitar ropa.—Se encoge de hombros, apaga la luz y se desliza en la cama conmigo.
—Sólo unos minutos —le digo de nuevo. Cierro los ojos para evitar la habitación. Para sentirla contra mí—. Tienes que hacerme un favor. —Mis labios están en contra de su cuello. Lamo su piel sólo porque necesito probarla.
—¿Qué? —Suena dormida. O tal vez soy yo. No sé. ¿Cuál era el favor?
—Mi madre —Trato de besar su cuello de nuevo, pero no tengo la energía. Mi cerebro me está diciendo que cierre la boca, pero mi borracho no escucha—. Te necesito para ir a verla conmigo.—Miley está en silencio durante unos segundos. Estoy muy jodidamente preocupado por ello.
—Claro... sí. Bien. Puedo hacer eso.— Y luego nada.
Meto la imagen de mi madre debajo del colchón y salgo de la cama. Yo no esperaba que él me agarrara otra vez hoy, pero me alegro de que lo hiciera. Contenta de poder empujar mis recuerdos y dejar que Nick me distraiga. Me deslizo en un par de zapatilla y me pongo un sujetador, a pesar de que no lo vaya a llevar por mucho tiempo, antes de que me cuele por la puerta al pasillo. Afortunadamente, el RA no está en ninguna parte a la vista, pero yo por supuesto tengo que dirigirme a la entrada principal. Estamos protegidos como en una prisión de alta seguridad. Mi corazón late más rápido, y no estoy segura de si es porque tengo miedo de ser atrapada, porque estoy emocionada de verlo, o porque cuando esto se rompe se vuelve loco a veces. Ignoro todo porque Nick me da algo para concentrarme. Cuando llego a la puerta, compruebo que en el pasillo no haya nadie cerca, antes de deslizar mi tarjeta. Las puertas dan un chasquido al abrirse. De pie está parado Nick usando lo mismo que había llevado antes, y con una sonrisa que era una mezcla entre el arrogante Nick y algo que no reconocía.
—No me mires así. —Niego con la cabeza.
—¿La mirada que dice que tu bajaste aquí horriblemente rápido?
—¿Quién vino a quién?— Se encoge de hombros.
—Yo no creo que nadie pueda culparme. ¿Me vas a dejar pasar?
—Sí. Asegúrate de ser silencioso. Si nos atrapan, no te conozco. No eres más que un acosador espeluznante que me sigue a mi habitación. —Me giro para alejarme, pero Nick agarra mi brazo.
—¿Está tu compañera de cuarto?— Ruedo mis ojos, ya que es un poco tarde para que me pregunte eso. Nick parece comprenderlo porque me da otra sonrisa y luego sus labios encuentran los míos. Estoy aplastada entre la pared y su duro cuerpo, y lo único en lo que puedo pensar es en que, maldita sea este hombre sabe besar. Las manos de Nick se mueven por mis caderas como si él estuviera tratando de mantenerme en ese lugar, Quiero decirle que yo no voy a ir a ninguna parte, pero mi boca está demasiado ocupada siendo devorada por él.
—Tengo una habitación para esto. —Por fin soy capaz de decirlo cuando sus labios están en mi cuello.
—Yo no podía esperar. Ya he sido un santo. —Se aleja y yo desearía no haber dicho nada en absoluto. El ruido de una puerta suena detrás de nosotros. Agarro la mano de Nick y giro por un pasillo. Es el camino más largo, pero todavía podemos llegar a mi habitación desde aquí. El riesgo de ser descubierto es más probable, pero estoy bastante segura de que a nadie aparte de la RA le importaría. Este es el único tipo de situación en la que Nick me dejaría que lo condujera alrededor. No estamos corriendo, pero caminamos rápido, y por primera vez me doy cuenta de que estos pasillos son demasiado largos. Yo giro de nuevo, antes de entrar en el hueco de la escalera.
Los dos estamos subiendo las escaleras, y luego asomo mi cabeza por una puerta para asegurarme de que no hay nadie en el pasillo. Mi habitación está a solo tres puertas, por lo que nos deslizamos discretamente. Al segundo de que nosotros estamos dentro su boca encuentra la mía de nuevo. Mi instinto es detenerlo. Utilizar la mano que tengo sobre su cadera y empujarlo lejos. Quiero decir, dar a una chica un minuto. No he dejado que nadie se aproveche de mí en un tiempo, pero luego recuerdo que esto es lo que yo quiero. Él no está tomando ventaja de nada. Los dos queremos lo mismo, así que en vez de empujarlo, mi mano sobre su cadera lo empuja más cerca. Entonces él se aleja, pero sigue en pie tan cerca de mí que puedo sentir cada parte de él. Siento su deseo por mí. La respiración de Nick es jadeante y siento como el calor sube a través de mi cuello. Estoy atrapada preguntándome porque se detuvo y si se siente contento de haberlo hecho. Este es un nuevo territorio. ¿Cómo sigues adelante cuando tu plan es solo enrollarte? ¿Tenemos nosotros que hablar? ¿O solo deberíamos hacerlo? ¡Basta ya! Odio el sentimiento de no saber qué hacer. Sin saberlo. Nick me salva.
—Tú eres una bailarina.— Me pregunto cómo lo sabía, pero entonces recuerdo las imágenes de la cómoda. Yo y las chicas de mi grupo de baile en la escuela secundaria. Acabábamos de ganar el estatal.
—Lo soy.
—Mierda, estoy jodiendo con una animadora. —se ríe Nick.
—No soy una animadora, soy una bailarina. ¿Y a quien le importa si lo soy?— Nick me mira, retrocede lo suficiente para que sus ojos puedan rastrear cada lugar de mi cuerpo. Me estremezco.
—Tienes razón. ¿Por qué me estoy quejando?— Da un paso y se acerca a mí de nuevo. Tan cerca. Mierda, él es hermoso. Soy más inteligente que decirle lo que pienso. Sus jeans están un poco holgados como siempre, sus piernas están a cada lado de mí. Tiene sus manos en mis caderas, el dedo de su mano derecho está tocando la piel de debajo de mi camiseta.
—¿Cómo está tu madre? —pregunto. Se siente bien hablar con alguien en una situación como esta. Yo no quiero estar tan cerca de él, pero estoy realmente nerviosa y no estoy segura de cómo detenerlo. ¿Hablar o besar? Sé que suena como una diversión más. Se tensa un poco.
—No quiero hablar de mi madre. ¿Tú quieres?— Niego con la cabeza, porque él tiene razón. Hablar está sobrevalorado. Nick se quita la camiseta, engancha uno de sus dedos con los míos y confirma.
—¿Cuál cama?— Oh, está bien. Él definitivamente ha hecho esto antes. Me rio porque esto era una situación diferente. Si yo quería más, y él no era tan diferente de mí, podía ver como una chica podría perder la cabeza por él.
—¿Algo gracioso?
—La de la derecha —le digo contestando la pregunta. Nick se echa sobre mi cama y me tira hacia abajo detrás de él. Yo espero que vaya a por mi ropa, pero en cambio me besa de nuevo.
—Manta —murmuro, entre besos.
—Si tienes frio es que estoy haciendo algo mal.
—¿Y si mi compañera de cuarto llega a casa?
—Gallina —bromea, pero agarra la manta y tira de ella sobre nosotros. No sé porque la necesitaba todavía. No es como si estuviéramos desnudos, pero de alguna forma se sentía más seguro, no estábamos tan al descubierto como lo estábamos antes. No estoy segura de si tampoco me refería a la ropa. Nick pasa una mano por mi pelo y toma mi boca de nuevo. Es una explosión lenta. Cada movimiento de su lengua envía sacudidas de placer a través de mí.
Son como una goma de borrar, borrando todos los pensamientos en los cuales no quiero pensar. Me sorprende que no solo lo esté haciendo. Esto se supone que son los juegos previos o cualquier otra cosa, pero se está tomando su tiempo y estoy agradecida por ello. No es que alguna vez lo admitiría. Y cuanto más tiempo el este aquí, más tiempo en el cual no tendré que pensar en nada más. Sus manos se deslizan hacia mi camiseta y otra vez me estremezco. Todo en lo que puedo pensar o concentrarme es en Nick y lo que siento y lo muchísimo que lo necesito. Esto es a mi manera y lo que quiero, cuando quiero y no me importa si sobre él hay otra chica o si se aleja o cualquier otra cosa.
—Siéntate. —Su boca está deslizándose por mi cuerpo mientras sus manos se mueven sobre mi camiseta. Me inclino hacia delante y Nick sigue empujando hasta que mi camiseta se desliza por encima de mi cabeza y cae en el suelo. Su boca pellizca mi pecho a través de mi sujetador, utiliza una mano para desengancharlo. Burbujas de placer dentro de mí. Me duele por todas partes, pero es el tipo de dolor que yo quiero.
—Oh, Dios, no puedo creer que hayas hecho eso con una sola mano. Eso debería hacer que me corra ahora mismo.— Me distrae el hecho de que él me ha visto sin camiseta por primera vez. Yo quiero cubrirme, pero no voy a hacerlo porque yo me encuentro tranquila y no quiero perder los estribos.
—¿Quieres correrte, Miley? —Espero escuchar una broma o sentir su boca, pero no pasa nada de eso. El está encima de mí ahora y me mira. Sus ojos son tan azules como el cielo, pero no tienen nada de él.
—No.— Luego viene la sonrisa y mira abajo hacia mi pecho. Sus dedos tocan uno de mis pezones y si no suena cursi quiero admitir que siento como si me estuvieran tocando por todas partes.
—¿Qué quieres? —Se inclina hacia delante y su boca toma el lugar que ocupaba su dedo en mi pecho. Él lo toca con la punta de su lengua y me arqueo hacia él.
—No lo sé. —Yo odio ese tipo de respuesta. Yo lo sé. Yo debería ser capaz de decirlo, pero no puedo. Solo quiero sentir y olvidarme de todo lo demás. La imagen debajo de mi colchón, las pesadillas que me mantienen despierta y como pensé que algo tan insignificante como Liam, no debería haber tenido ningún
significado en mi vida en absoluto. Y de pronto, me dan ganas de llorar. ¿Por qué me dan ganas de llorar? Sacudo la cabeza, cierro los ojos y retengo las lágrimas. No es a causa de Nick. Dios, lo que está haciendo se siente tan bien. A lo mejor es porque se siente bien y no sé si debería sentirse así en estos momentos. Cuando su boca deja de moverse, dejo que mis ojos se abran, esperando que la humedad no se note.
—Esto va a darme un dolor de cabeza enorme y probablemente me voy a arrepentir más tarde, pero estás tan caliente —dice. Ni si quiera me mira a los ojos. Su mirada esta firme en mis pechos y todo es tan ridículo y loco, y justo lo que yo necesitaba es no poder para de reírme. Por último, me mira de nuevo y la mirada en sus ojos me dice que él sabe que yo estaba luchando hace unos minutos.
—¿Debo continuar?— ¿Cuándo llegue a ser tan débil? Nunca he tenido que ser mimada en toda mi vida pero este chico que apenas conozco ha tenido que hacerlo una y otra vez. ¿Había habido alguien antes que lo hubiera hecho? ¿O yo tenía que aceptar esto?
—Si no lo haces, voy a tener que enojarme.— Nick acepta.
—No queremos eso.— Y luego su boca esta sobre la mía de nuevo. Mis pezones sienten un hormigueo por su toque. Su mano se mueve hacia abajo. Sobre mi sudor y mis bragas también. Me pongo tensa cuando su dedo empuja, es un buen momento porque se siente tan bien que no puedo manejarlo. Empiezo a sentirme a misma comenzar a desmoronarme mientras me muevo con su mano. Mi cuerpo esta quemándose caliente. Tenía razón. Definitivamente no tengo frio. La mano de Nick y su boca continúan el duelo por su placer mientras yo muerdo con fuerza. Un estallido de brotes de placer recorre a través de mí mientras empuja otro dedo. No me dan ganas de gritar, pero el movimiento lento en mí está formando una bomba a punto de explotar en cualquier momento. Y tal como lo hace, al igual que yo estoy destrozada, vuelo alto y me golpea
el mayor placer que he sentido, me pongo a la deriva en mi camino de regreso a la tierra. Como Nick se desliza hacia arriba de mi cuerpo otra vez y sé que él se está moviendo para que pueda tomar sus pantalones. La puerta se abre.
—Miley. A que no adivinas... oh. Guau. ¡Mierda! —Denika ni siquiera vuelve la cabeza.
—¡Denika! —grito. Nick está encima de mí y yo estoy cubierta, pero todavía siento el calor en mis mejillas.
—Joder —murmura Nick y estoy empezando a conocerlo lo suficientemente bien como para saber lo que eso significa. Esto ha terminado por ahora.
—¿Te importa? —le pregunto, tratando de echarla fuera—. Estamos un poco ocupados ahora.— Una sonrisa se extiende por todo su rostro y me guiña un ojo.
—Me voy de aquí. —La puerta está casi cerrada antes de que su cabeza aparezca de nuevo—. Caliente. En serio. Eres mucho más guapo que el otro tipo. —Y entonces se va. Nick no se mueve y yo tampoco. Finalmente dice
—Vamos a mi casa la próxima vez.— Yo trato de que suene claro, como él lo hace.
—Tu culpa. Podrías haberme llamado en otro momento.— Ya está en movimiento y sentado. Se inclina sobre la cama, agarra mi camiseta y me la da a mí. De repente me siento mal porque estoy bastante bien y un poco aliviada, pero él no lo estaba.
—¿Qué pasa con…?— Esto le hace sonreír.
—Me alegro de ser divertida para ti.
—Eso de que te preocupes por mi bienestar está bien, pero estoy bien por ahora. Tú me debes una. —Me guiña un ojo y se levanta, agarra su camiseta y se la pone. Lo que sea.
—Yo estaba un poco aburrida de todos modos. Yo debería hacer algunos deberes.
—Mierda. —Pero está sonriendo y creo que se está divirtiendo tanto como yo. Si esto hubiera pasado con Liam, nosotros haríamos los deberes juntos. O seguiríamos haciéndolo, pero lo que tengo con Nick es diferente. No se trata de algo más que esto.
—Yo te llamo, ¿está bien? —Parece inseguro. Lame sus labios y comienza a inclinarse hacia mí, pero se detiene. Casi le digo que está bien que me bese, pero no quiero que se vea como que quiere que me bese si eso no es lo que él quiere.
—Me parece bien.— Con una mirada más, Nick se dirige a la puerta. Su mano toca la manivela, pero no se mueve. Lo oigo mientras deja escapar un profundo suspiro, antes de que se dé la vuelta.
—Dime que no soy un cabrón por hacer esto.— No lo es, pero es genial que pregunte.
—Eres un cabrón, pero no por esto. No te preocupes.— Esto era lo correcto que tenía que decir porque me da un guiño y una sonrisa.
—Mantén eso. La honestidad. —Nick tira de la puerta y sale—. Te veré más tarde, pequeña bailarina.
Al igual que Denika, se ha ido. No puedo dejar de pensar en que me gusta ese nombre mucho más que el de princesa. Aun así mis pensamientos tienen prisa de volver nuevamente. Ruedo sobre mí, saco la foto de debajo de mi colchón y cubro mi cabeza con la manta. Mi mente inmediatamente va donde lo hace todas las noches. Preguntándome si sabía lo que iba a ocurrir cuando me dejó. Preguntándome si quería dejarme y como fueron sus últimos minutos.