La noche pasada va en reverso en mi mente. Parte de la idea del brazo de Nick a mi alrededor, parpadea hacia el viaje en coche, el cobertizo, Liam, la bebida. Mi corazón se acelera. Oh, Dios. Hice una tonta de mí misma. ¡Fui una idiota! Aprieto los ojos cerrados como si eso de alguna manera fuera hacer que se vaya, pero sé que no lo hará. Sucedió y no va a cambiar. No van a cambiar ninguna de las cosas que nos suceden. Todo lo que hay que hacer es seguir adelante. A partir de ahora. Estoy a punto de tratar de escaparme de la cama y ahorrarle Nick y a mí un trato con... ni siquiera sé con qué. No puedo decir que a la mañana siguiente, porque no pasó nada excepto de él viéndome de la manera en que nadie más me ha visto. La forma en que nadie debería. Trato de moverme y aprieta la mano. Es entonces cuando me doy cuenta de dónde está. ¡En mi pecho! Mierda. ¿Cómo puedo salir de esta? Trato de salir de nuevo y esta vez se mueve.
—Buenos días. —Su voz es áspera del sueño.
—Eh... Tengo que levantarme, pero... ummm.— Aleja su mano.
—Mierda. Lo siento. Reflejo.— Y sé que tengo que darle las gracias. Decir algo, porque lo que hizo fue enorme y que no tenía que hacerlo. La mayoría de los chicos no lo harían. No después de todo lo que ha pasado entre nosotros, pero en vez de agradecerle, lo que sale es
—¿Puedo usar el baño?
—Por supuesto. Está justo al otro lado del pasillo. ¿Está pensando en escabullirte lejos, Cenicienta?—Levantándome de la cama, me dirijo a él. Gran error. Enorme. Él es probablemente el chico más sexy que he visto nunca. No tiene la camisa y hay ese tatuaje tribal en el hombro derecho y que va todo el camino hasta el brazo. Sus músculos son duros, su sonrisa arrogante. Esto me hace odiarlo un poco.
—¿De princesa a Cenicienta?
—Estoy bromeando. Ve al baño. —Se levanta y me sigue. Sus pantalones cuelgan bajo. No demasiado bajo y están sostenidos por un cinturón, pero esa franja de calzoncillos bóxer se muestra contra su vientre.
—¿Estás pensando en venir conmigo?
—No, pero me gustaría lavarme los dientes. La cerveza no sabe tan bien al día siguiente.— Ugh. Él tiene razón. Yo estoy en el pasillo, dejándolo cepillarse los dientes primero, antes de que se vaya.
—Voy a estar en la cama. Solo vuelve cuando hayas terminado.— Bloqueando de la puerta detrás de mí, me apoyo sobre ella. No me siento como Cenicienta. Más como Dorothy en Oz. No tengo ni idea de lo que está pasando aquí. Cuando necesité a alguien fue Nick quien me ayudó. No me gusta necesitar ayuda. No sé si él me gusta, pero estuvo allí. Ha estado allí. Y aún si no me gusta, hay algo en él que saca mis secretos. Como si fuera un imán, mi pasado, mis secretos y mi dolor, pequeños fragmentos de metal que no pueden resistir su atracción. No entiendo y no sé si quiero hacerlo, pero se siente bien tener algunas de esas cosas desviadas hacia fuera.
—Deja de pensar tanto, Miley. —Voy al baño, lavo mis manos y enjuago mi boca con el enjuague bucal del mostrador. Pasando mis dedos por mi cabello trato de hacer que no parezca que no dormí anoche como un muerto. Y lo hice. Por primera noche desde que me enteré de mamá, realmente dormí. Huesos... En el bosque. Ida...
"—Te ayudaré a encontrar a tu madre."— Abro la puerta, tratando de dejar atrás esos pensamientos. Nick está en su cama cuando yo llego, con un brazo sobre la cara y la manta hasta la cintura. Abre el ojo que no está cubierto, me mira y luego lo cierra de nuevo. Me quedo de pie, sin saber qué hacer. Esto no es como yo y no me gusta, pero ni siquiera entiendo el espacio en el que estamos en este momento, así que no estoy segura de cómo navegar.
—Yo no muerdo... bueno, si no quieres que lo haga. —Parte de su boca se curva hacia arriba—. Ya te dije lo mucho que a las mujeres les gusta mi boca.
—¡Alto! Te juro que eres tan desagradable. —Pero camino y me siento en el borde de la cama. Dejo salir una respiración profunda, aspirando otra dentro. Es el único sonido en la habitación, pero siento el ardor de sus ojos en mí—. Gracias... yo...— Nick suspira.
—No lo hagas. No tienes que agradecerme.
—Te hiciste cargo de mí.
—¿Y?— Me vuelvo hacia él, casi necesitando mirar alrededor de nuevo porque es mucho más difícil de esta manera.
—Durante la mayor parte de mi vida nunca he sido capaz de contar con nadie. Aún cuando podía, yo lo odiaba. Quiero decir, realmente depender de alguien. No pretendo negarlo. Me has visto en mis peores momentos... la parte de mí que odio y no quiero que nadie vea, pero estuviste allí. Eso significa mucho para mí.
—Si ese era tu peor, eres buena. Vas a estar bien, Miley. No lo dudo ni por un segundo.— No sé por qué sus palabras me dan ganas de sonreír. Aún así, no puedo hacerlo.
—Me has llamado Miley...
—Eh. Tuve una mala noche. No tengo ganas de defenderme de un ataque de esta mañana si te llamo princesa.— Lo llevo adentro, el pelo negro que siempre parece que se pasó los dedos a través de él. Los tatuajes y los bordes duros de su cara, sólo suavizados por los hoyuelos. Cuando lo miro, veo control. No sé por qué, porque realmente no lo tengo con él. Luchamos como locos, pero de alguna manera me siento segura y como si tuviera algún tipo de poder que nunca supe que había perdido.
—Había muy poca gente en el patio. Marihuaneros follando y gente demasiada borracha para saber qué demonios estaba pasando en realidad. Joe ha hablado con ellos sin embargo. Dudo que tengas que preocuparse porque la gente te dé mierda.— En este momento no estoy pensando en lo de anoche. No me importa quién vio o lo que pasó. Todo lo que puedo concentrarme es en la curva de sus labios. Los músculos de su abdomen y cómo se ondulan.
—Mierda. —Levanta la mano y estoy sorprendida cuando me toca el pelo—. Estás realmente tratando de matarme ¿no es así? Me estás comiendo vivo con tus ojos. —Entonces, me tira hacia él, su lengua suavemente sondeando mi boca. Abro y dejó que sus labios limpien cualquier residuo de pensamientos, además de Nick y lo que me está haciendo.
—Ven aquí —dice en contra de mi boca y me besa de nuevo. Me subo a horcajadas sobre su cintura. La mano de Nick se desliza a través de mi pelo y se apoya en la parte posterior de mi cabeza, profundizando el beso. Siento su erección haciendo a la presión empezar a construirse en mí. Su otra mano se desliza hacia arriba a la parte de atrás de mi camisa y, aunque sé que está mal y no es la forma correcta de tratar, cada farsa toca a otra cosa de la que no quiero pensar. Cuando él me está tocando, es definitivo, algo que sé. Su toque es en blanco y negro cuando no hay nada más en mi vida, aunque yo creía que era así. Me alejo.
—Me haces olvidar. Sólo quiero olvidar.— Nick nos mueve de un tirón, por lo que está encima de mí. Mis piernas se envuelven alrededor de él y entonces me besa de nuevo.
—¿Qué es lo que quieres, Miley? —Su boca se arrastra por mi cuello—. Dime lo que quieres.
—Control —Me arqueé hacia él—. Algo del que pueda controlar el resultado. Fingir que todo está bien.
—Esto es todo lo que tengo. No tengo nada más que dar, además de esto justo ahora —Otro beso y luego pellizca el lóbulo de mi oreja. No tiene que decir con qué. Sé que él quiere decir con su mamá. Eso es lo que tenemos, estamos con tanto equipaje dañado que de alguna manera funciona. Nunca pensé que algo como esto iba a funcionar para mí.
—Eso es todo lo que quiero.— Esta vez, detiene el asalto con la boca y me mira. Mi respiración se atrapa.
—¿Así que intercambiamos una farsa por otra?— Sonrío.
—Sí... Supongo que lo hacemos.— Apoya la boca a un suspiro de distancia de la mía cuando un golpeteo viene de la puerta del dormitorio.
—¡Nick! ¡Saca tu culo de aquí!— Él se queja.
—Más vale que sea bueno. —Los músculos de la espalda se flexionan mientras se levanta y, por primera vez, veo un tatuaje sobre sus hombros. Es otro tribal abarcando de un hombro al otro. Nick tira de la puerta abriéndola.
—¿Qué?
—Dejaste tu celular en mi coche anoche, hombre. Tu mamá llamó.
—Mierda. —Nick arranca el teléfono de las manos de Joe y marca. La cama rebota cuando se vuelve a sentar, con la pierna temblando. No sé qué hacer. Si se tratara de algo más que una aventura ocasional, podría envolver mis brazos alrededor de él. Decirle que todo está bien y besar su hombro. Eso no encaja con lo que somos. Pero él hizo eso por mí anoche. Mis ojos van sobre Joe que levanta una ceja y me asiente con la cabeza hacia Nick, pero todavía no me muevo.
—Oye. ¿Estás bien? —Nick rompe el silencio en la habitación. Espero que él escuche.
—Voy a ir —Otra pausa—. Está bien. Yo quiero —Más escucha—. Deja de pelear. Estaré allí pronto —Nick cuelga el teléfono.
—¿Todo bien? —le pregunta Joe desde la puerta.
—Está bien. Necesito tu coche, eso sí.
—Supongo que eso significa que tu auto todavía está en mal estado.
—Puedes usar el mío si quieres —le digo. Nick se vuelve hacia mí, una pequeña arruga por los ojos casi como si se hubiera olvidado que estaba aquí. Me deja sintiendo un pequeño hueco por alguna razón.
—Eso está bien. No te preocupes por ello.
—Las llaves están en la cocina —bosteza Joe y luego se aleja.
—Te voy a llevar de vuelta a tu dormitorio realmente rápido y luego me tengo que ir. —Se levanta, abre un cajón y empieza a buscar alrededor por una camisa. La culpa me corroe. ¿Qué pasa si algo va mal con su madre y se perdió la llamada por mi culpa?
—¿Estás seguro? Si estás apurado, puedo encontrar otro paseo... o ir contigo.— Su cabeza se mueve bruscamente hacia mí en eso y sé que a él definitivamente no le gusta esa idea. Está en la punta de mi lengua decirle que se vaya al infierno. Que si me puede besar no debe avergonzarse de tenerme alrededor de su mamá, pero luego lo consigo. Eso no es de lo que se trata y se siente casi demasiado personal.
—No importa. Olvida la última parte.— Nick tira de la camisa por la cabeza.
—No es por ti... es jodidamente extraño, ¿sabes? Quiero decir, ver a alguien que no sabes cómo eso...— Mi mente parpadea para qué los huesos de la mamá deben haber lucido en el bosque.
—Sí... Sí, lo entiendo.— Se desabrocha el pantalón. —
A menos que quieras un show, necesitas salir de aquí. Voy a estar listo en unos dos minutos y luego tengo que correr.— Me muevo hacia la puerta, pero él me agarra del brazo antes de que pueda salir. Abre la boca y la cierra de nuevo, todo tipo de pensamientos juegan en sus ojos.
—Vamos a enganchar más tarde, ¿no?— Un gran aliento empuja fuera de mis pulmones.
—Sí.
Tengo dos textos de personas que están buscando para comprar cuando estoy de camino a la casa de mamá. Los ignoro, y tiro mi celular en el asiento del copiloto del auto de Joe. No estoy de humor para tratar con esto ahora mismo. Todavía estarán allí después de ver cómo está mamá. Mierda. No puedo creer que dejé mi celular la noche anterior. Yo no hago eso. Siempre lo llevo y pasé una noche entera sin darme cuenta que no estaba ahí. Podría haber sido mucho peor y yo no podría haber estado ahí. Accidentalmente machaqué los engranajes de mierda de Joe. Estoy temblando tanto como Miley la noche anterior lo cual es completamente jodido. Me meto en el complejo de apartamentos y parque de mamá. Los niños pequeños están corriendo por el lugar, fuera de su ventana y quiero decirles que se calmen porque ella podría estar descansando, pero no lo hago. Sé que ella siempre dice que le encanta escuchar a los niños jugar.
—Oye. ¿Cómo estás? —pregunto cuando entro. Ella está sentada en su silla de ruedas, con su manta aunque hace calor aquí dentro.
—Te dije, no tenías por qué venir, Nicholas , pero me alegro de verte. —Me da una sonrisa y yo beso su cabeza calva.
—La mayoría de la gente. —Me pregunto algunas veces si ella sabe que estoy fingiendo por ella. Si ella sabe que me estoy desintegrando por dentro, y simplemente no dice nada—. No deberías tratar de salir por ti misma de la cama, Mamá.— Alguien de veintiuno años no debería tener que regañar a su propia madre. Hay algo realmente jodido en esta situación.
—Fue una caída.
—No puedes permitirte el lujo de dañarte a ti misma.— Ella suspira.
—Estoy muriendo de todos modos. A veces, sólo quiero hacerlo con un poquito de dignidad. Una mujer debería ser capaz de salir de su cama por sí misma.— Mis manos se aprietan en un puño. Si, sé que está jodidamente muriendo, pero eso no significa que quiero escucharla decirlo. No quiere decir que algo loco y
salvaje no pueda suceder. Miley pensó que su madre la rescato de ella y no lo había hecho. Tal vez todo lo contrario sucede aquí. Las personas consiguen mejorar todo el tiempo. Sé que es una mentira. No va a suceder, pero demonios que quiero pretenderlo.
—Lo siento. No tendría que haber dicho eso. Ha sido un mal día. —Mamá cierra sus ojos y de inmediato me siento como una mierda. Ella no tiene un montón de días malos. Es optimista. El vaso esta medio lleno, sol y flores y trato de parecer de acuerdo, pero realmente alguien pisó la mitad de mi bebida.
—Está bien. No es tu culpa. Estaba despierto hasta tarde ayudando a esta chica anoche, así que estoy en el borde.— En su abrir de ojos y la mirada que me da me doy cuenta de mi error. No menciono chicas en frente de ella, probablemente porque no hago más que joder con ellas. Ahora la lleve hasta Miley (que es una mierda de por sí misma) y ella va a aferrarse a ello. Tal vez debería darle algo a lo cual aferrarse. Descarto la idea porque ya estamos demasiado atados juntos. Nuestras vidas se están volviendo demasiado entrelazadas y es lo último que cualquiera de nosotros necesita en estos momentos. Los dos estamos muy jodidos para eso. Ella va a terminar bien sin embargo. Personas como ella siempre terminan así.
—¿Es una chica con la que estás…?
—No. —Me aparto de ella.
—¿Estás seguro? ¿Por qué no me miras, Nicholas?— Escucho la sonrisa en su voz y eso me hace querer hacer lo mismo. No es a menudo que ella es capaz de darme una real, con felicidad y esperanza y se trata
de una maldita mentira porque nada está realmente pasando con Miley. Me volteo frente a mamá.
—Porque estas siendo ridícula. ¿Estás lastimada? Dijiste que había un moretón en tu...
—Deja de cambiar de tema.—Caigo en el sofá.
—Estoy bastante seguro que tú lo haces. —Una parte de mi realmente quiere mantener este tema. Es como lo que solíamos tener. Pasá la mayor parte de mi vida siendo sólo nosotros dos y ella siempre ha sido una de esas con manos de mamá. Si pudiera pasar tiempo conmigo, si no estaba trabajando, quería estar conmigo. Siempre hemos estado cerca y se siente como eso ahora. Como antes cuando no era calva o caía cuando intentaba salir de la cama sola. Quiero aferrarme a eso.
—¡Te gusta esa chica! —Está más animada de lo que he visto en un jodido largo tiempo. Ella rueda la silla más cerca de mí—. Nicholas…
—No me gusta, mamá. Jesús, lo haces sonar como si tuviéramos doce.
—¿Quién es ella?— No lo sé. ¿Quién es cualquiera de nosotros, realmente? Infiernos, ¿qué sabemos de nosotros mismos? No puedo responder eso sin embargo.
—Es una amiga —Me encojo de hombros. Lo que supongo que es, lo que es extraño como el infierno—. No es nada. Es una chica de la escuela.— Y luego estamos los dos tranquilos y sé que de alguna manera se
decepcionó. O tal vez no es realmente eso. Tal vez quiere más de mí. Una sonrisa surge de repente. Hay líneas profundas grabadas en su frente y se ve más vieja… más enferma rápidamente.
—No quiero que estés solo.— Mi jodido corazón para y mi pecho se hunde. No quiero tener esta conversación con ella. El pensamiento me da ganas de vomitar, golpear algo. Prácticamente sólo el hablar de eso con ella.
—Estoy bien.
—Nicholas, lo sé.
—No. —Niego con la cabeza y me levanto—. No vamos a ir allí. ¿De acuerdo? Sólo quería ver como estabas. ¿Segura que estas bien?
—Sí, doctor. Estoy bien. Me chequearon.— Niego con la cabeza hacia ella, pero puedo decir que sólo se está divirtiendo conmigo. Diversión. No entiendo como puede hacer eso. Como puede sabiendo lo que está sucediendo y no enloquece. Me hace sentir como un marica porque está manejando esto mucho mejor que yo.
—¿Tienes hambre? ¿Nos hago algo de comer? —Ella no come mucho, pero hace esos batidos que le gustan. A veces come cosas ligeras, sopas y mierdas así.
—Me gustaría eso.— Me dirijo a la cocina y nos hago un sándwich que sé que ella no va a comer. Hay una gran olla de sopa en la nevera así que caliento un poco para ambos. Tomo mi sopa mientras ella bebe de ella. Me pregunta acerca de mis clases como siempre lo hace. Mi celular salta todo el tiempo, pero lo ignoro. Odio tratar esa mierda cuando estoy con ella.
—Quiero un tatuaje —dice mamá de la nada. Casi me ahogo con un fideo. Ella siempre me hace sufrir un infierno por mis tatuajes. Los odia. Piensa que son inútiles por lo que sus palabras no podrían sorprenderme más.
—Pensé que odiabas los tatuajes.
—Las cosas cambian.— Mierda. Sep. Lo hacen. Me pregunto si esta es una de esas cosas de la lista
de ahora o nunca. Algo que ella decidió que tenía que hacer antes de irse.
—Está bien —Me encojo de hombros—. Vamos a ir alguna vez.
—Pronto —dice mamá. Esa simple palabra es como un cuchillo cortando a través de mí, cortándome desde el cuello hacia abajo. De repente no quiero llevarla a hacerse un tatuaje nunca. Si no puede hacer las cosas de su lista, no se puede ir. No es justo lo contrario—. Ellos dicen que debería ser algo importante. Es… algo que quiero llevar conmigo.
—¿Qué? —Mi voz se quiebra. Mamá sonríe.
—No te voy a decir todavía. Sigo tratando de averiguar los detalles.— Trato de jugar a su juego feliz el resto de la comida. Hablo de farsas. Le cuento mierda sobre Miley a ella, pero mírame. Mi puta vida es un juego. Después del almuerzo limpio el desorden. Su enfermera entra y me sonríe y mi celular se apaga otra vez. Es una excusa, pero la tomo. No soy mejor que mi mamá ya que no me puedo quedar alrededor.
—Me tengo que ir. Tengo algunas cosas que atender. ¿Quieres que te ayude y meta en la cama antes de irme?— Mamá bosteza y sé que lo necesita. Me da un pequeño asentimiento y la ruedo a su habitación. Juro que ha perdido más peso. Es como recoger a un niño cuando la pongo en la cama, beso su cabeza calva de nuevo. —No más levantarse de la cama por ti misma. Tienes ayuda por una razón.
—Sí, doctor. —Sonríe de nuevo. Camino hacia la puerta, pero paro antes de irme. No sé que me hace hacerlo, pero me volteo a ella y digo.
—Tratare de traerla. ¿Bien? No sé cuando, pero veré que puedo hacer.— Es un jodido gran paso y uno tonto de hacer. Pero lo voy a hacer. Por mamá, incluso si todo el asunto con Miley es una mentira. Incluso desde el otro lado de la habitación puedo ver las lágrimas en sus ojos.
—No puedo esperar para conocerla, Nicholas.— Me siento más como una mierda cuando me fui que cuando llegué aquí.
***
Hago una breve parada en casa para agarrar lo que necesito. Mi intestino se revuelve todo el tiempo. Mamá odiaría esta parte de mí. Odiaría que esté haciendo lo mismo que mi papá hizo, pero para mí es porque tengo que hacerlo, no porque quiero. Nada hace este tipo de dinero y me permite trabajar en mi propio horario para que cuando mamá tenga un problema, pueda estar ahí. Puedo hacer las paradas que necesito y obtener dinero. No me gusta que la gente venga a nuestra casa si puedo evitarlo. Pienso en ir con Miley. Le dije que conectábamos más tarde y sí, quiero eso. Para perderme en ella y no pensar en todas las otras cosas, pero me siento en carne viva. Demasiado abierto para dejarla acercarse. Arriesgándome a meterla
dentro. Aun así, doy la vuelta desde la casa hacia los dormitorios. Tengo que olvidar más. Sé cómo mantenerme a raya. Infiernos, no tengo siquiera que intentarlo. No es diferente con ella. Aparco el auto y le mando un texto. Mi teléfono suena unos tres segundos más tarde y sonrió.
—¿Cómo me harás entrar?
—¿Quién dijo que lo haría? Tal vez estoy haciendo tarea.
—Soy más divertido que la tarea.
—Tú sabes que sería mucho más fácil si me fuera contigo.
—Seh, pero esto es más emocionante. —No sé por qué no la quiero en mi casa ahora mismo. Tal vez es Joe y su culo psíquico que hará que diga cosas que no quiero oír. Miley ríe.
—Ve por el lado derecho del edificio. En la parte posterior, hay una puerta. Necesito asegurarme que la RA no está alrededor. Te enviaré un texto si está. Si no, la puerta se abrirá en aproximadamente tres minutos. —No espera mi respuesta antes de colgar. Golpeo la puerta del auto de Joe y estoy a mitad de camino alrededor del edificio cuando me doy cuenta de que el zumbido bajo mi piel es real. Emoción, entusiasmo. Por primera vez, en un maldito largo tiempo realmente quiero algo. Y sé que es el bulto detrás de mi bragueta el que me está haciendo pensar de esta manera, pero todavía se siente jodidamente bueno.
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Feliz Dia Niley =D
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