jueves, 7 de agosto de 2014

It Was Always You - Niley- Cap 01


He estado esperando un año para este momento. No todos los días tienes la oportunidad de salir de la cárcel. Claro, en el juego del Monopoly solo tienes que tirar los dados tres veces y esperar un doble o pagar una multa y ser libre. Pero no hay juegos aquí en el Departamento Correccional, complejo de menores de Illinois; o DOC como nosotros los reclusos lo llamamos. Oh, no es tan duro como parece. Toda la división de menores varones es difícil, pero no es como la DOC para adultos. Tú podrías preguntarte por qué he estado encerrado durante el año pasado. Fui declarado culpable de golpear a una chica con mi auto mientras conducía borracho. Fue el golpe y la fuga del accidente, también, lo que en realidad hizo que el juez en mi caso se cabreara fuertemente. Él me clavó tres meses más por eso.
—¿Estás listo, Nick? —Jerry, el guardia de la celda pregunta.
—Sí, señor —he estado esperando trescientos diez días para ello. Diablos, sí, estoy listo. Respiro profundo y sigo a Jerry a la habitación donde el comité de revisión me evaluará. He sido preparado por los otros chicos de mi bloque de celdas. Siéntate erguido, mira lleno de remordimiento, sé cortes, y todas esas cosas pero, a decir verdad, ¿Cuánto se puede confiar en los chicos que no han salido por sí mismos? Mientras Jerry abre la puerta de la sala de evaluación, mis músculos comienzan a temblar y me estoy poniendo todo sudoroso bajo el overol oficial, calcetines oficiales, y sí, mis calzoncillos oficiales. Tal vez no estoy listo para esto después de todo.
—Por favor siéntese, Nick—ordena una mujer que lleva gafas y una mirada severa en su rostro. Juro que la escena es de una mala película pasada de moda. Siete personas sentadas detrás de una mesa de 1,82 m de largo en frente de una silla de metal solitaria. Me siento en el frío y duro metal.
—Como usted sabe, estamos aquí para evaluar su capacidad de salir de aquí y comenzar su vida como un ciudadano libre.
—Sí, señora —le digo—. Estoy listo para salir.— Un tipo grande, quien puedo decir va a jugar al "policía malo" extiende su mano.
—Oye, despacio. Tenemos algunas preguntas antes de tomar nuestra decisión.— Oh, hombre.
—Lo siento.— El grandote comprueba mi archivo, volteando página tras página.
—Hábleme de la noche del accidente.— La noche en mi vida que quiero borrar de la historia. Tomando una respiración profunda, le digo
—Yo estaba bebiendo en una fiesta. Conduje a casa, pero perdí el control del auto. Cuando me di cuenta de que golpeé a alguien, me asusté y conduje de vuelta a la fiesta.
—¿Usted conocía a la chica que golpeó?— Los recuerdos me asaltaron.
—Sí, señor. Miley Cyrus… mi vecina —yo no agregué que ella era la mejor amiga de mi hermana.
—¿Y usted no salió del auto para ver si su vecina estaba herida?— Me muevo en mi silla.
—Supongo que no estaba pensando con claridad.
—¿Supone? —otro miembro del comité pregunta.
—Si pudiera regresar el tiempo, le juro que lo haría. Cambiaría todo.— Ellos me interrogan durante otra media hora y las respuestas brotan. Por qué estaba bebiendo mientras era menor de edad, por qué me subiría al auto borracho, por qué dejé la escena del accidente. No sé si estoy diciendo lo equivocado o lo correcto, pero me puse en el borde. Estoy siendo simplemente yo… Nick Jonas, de dieciocho años. Si ellos me creen, tengo una oportunidad de conseguir la libertad antes. Si no lo hacen… bueno, voy a estar comiendo esta mierda de alimentos por otros seis meses y continuare durmiendo con convictos. Grandote me mira.
—¿Cómo sabemos que no estarás en otra borrachera?— Me siento con la espalda recta en la silla y dirijo mi atención a todos y cada uno de los miembros del comité.
—No se ofendan, pero no quiero volver aquí de nuevo. Cometí un error enorme, uno que me persigue día y noche desde que estoy aquí. Solo… déjenme ir a casa —por primera vez en mi vida, estoy tentado a arrastrarme. En cambio, me recuesto a esperar otra pregunta.
—Nick, por favor espere afuera mientras tomamos nuestra decisión —la mujer de las gafas dice. Y es todo. Solo eso. Espero en el pasillo. Normalmente soy un chico que no se rompe bajo presión, y el último año en la cárcel definitivamente me ha dado una pieza invisible de una armadura que me pongo alrededor. Pero esperar por un grupo de desconocidos para decidir tu destino es severamente tenso. Me seco las gotas de sudor en mi frente.
—No te preocupes —dice Jerry el guardia—. Si no ganas con ellos, podrías tener otra oportunidad en unos pocos meses.
—Genial —murmuro de nuevo, no me consuela en absoluto. Jerry se ríe, las esposas de plata brillante colgando en su cinturón tintinando con cada movimiento. Al tipo le gusta demasiado su trabajo. Esperamos una media hora por alguien que salga de la habitación y me dé una señal de lo que viene. ¿Libertad o más tiempo en prisión? Estoy cansado de estar en la noche encerrado en la celda. Estoy cansado de dormir en una litera con resortes que empujan en mi espalda. Y estoy cansado de ser observado las veinticuatro horas al día por guardias, personal, camareras y otros reclusos. La mujer de las gafas abre la puerta.
—Nick, estamos listos para usted.— Ella no está sonriendo ¿Es una mala señal? Estoy preparándome para malas noticias. Me levanto y Jerry me da una palmadita en la espalda. ¿Una palmadita de lastima? ¿Sabe algo que yo no? El suspenso me está enloqueciendo. Me siento en la silla de metal. Todos los ojos están sobre mí. Grandote cruza las manos sobre la mesa y dice.
—Todos estamos de acuerdo en que sus acciones del año pasado referente al accidente fueron reprensibles.— Ya lo sé. En realidad sé eso.
—Pero creemos que fue un incidente aislado que nunca será repetido. Usted ha demostrado positivas cualidades de liderazgo con los otros presos y ha trabajado duro en sus ocupaciones aquí. El comité de revisión ha decidido liberarlo y que tenga que terminar su sentencia con cincuenta horas de servicio comunitario.— ¿Significa eso lo que creo que significa? 
—¿Libertad? ¿Yo puedo salir de aquí? —pregunto al Grandote.
—Usted se reunirá con su entrenador de evolución mañana en la mañana. Va a organizar sus tareas de servicio comunitario y el informe de su progreso para nosotros.— Otro miembro de la comisión me señala con su limpio dedo. 
—Si mete la pata, su consejero de transición puede pedir al juez traerlo de vuelta para cumplir el resto de su sentencia ¿Me entiende?
—Sí, señor.
—Nosotros no damos descanso a los repetidores. Vuelva a casa, sea un ciudadano modelo, acabe sus requerimientos de servicio comunitario, y tenga una buena y limpia vida.— Lo entiendo. 
—Lo haré —digo. Cuando vuelvo a mi celda, el único allí es el chico nuevo. Tiene doce años y todavía llora todo el tiempo. Tal vez debería haber pensado dos veces antes de enterrar un cuchillo en la espalda de la niña que se negó a ir al baile de la escuela con él.
—¿Nunca vas a dejar de llorar? —le pregunto al niño. Tiene la cara en la almohada y yo no creo que me escuche. Pero entonces escucho un apagado
—Odio este lugar. Quiero ir a casa.— Cambio mis botas de trabajo porque tengo el placer de tener que limpiar los contenedores de basura hoy. 
—Sí, yo también —le digo—. Pero estás atrapado aquí, puede que así lo entiendas y recibas el programa.— El niño se sienta, lloriquea y se limpia la nariz con el dorso de su mano. 
—¿Cuánto tiempo llevas aquí?
—Casi un año.— Eso lleva al chico a sumergirse en la almohada para más lamentos. 
—Yo no quiero estar encerrado durante un año —exclama. Joe, otro compañero de celda, entra en la habitación. 
—En serio Nick, si ese chico no se calla, yo lo mataré. No he dormido en tres noches debido a ese llorón.— Los lamentos pararon, pero luego los lloriqueos empezaron. Y en realidad son peores que los lamentos.
—Joe, dale al niño un descanso —le digo.
—Eres demasiado blando, Nick. Obtendrá resistencia.
—¿Así que puede ser como tú? No te ofendas hombre, pero te asustaría un asesino en serie —le digo. Una mirada a Joe y sabes que es un tipo duro. Tatuajes por todo el cuello, la espalda y los brazos. Cabeza afeitada. Cuando mi madre viene de visita, actúa como si sus tatuajes fueran contagiosos.
—¿Y? —Joe dice—. ¿Ellos van a dejarte salir de aquí?— Me siento en mi cama. 
—Sí, mañana.
—Suertudo hijo de puta. ¿Vas a volver a ese pequeño pueblo con nombre gracioso? ¿Cómo es que se llama?
—Tennessee.
—¿Así que tendremos que aguantar a solas a llorón mientras estás en Tennessee? Eso es una mierda —le da al niño una amplia mirada. Si yo no conociera mejor a Joe, también me daría miedo. Eso endurece al chico de nuevo. Joe se ríe y luego dice 
—Bueno, te daré el número de mi primo Río en Chicago. Si necesitas salir disparado de Paradise, Río te ayudará.
—Gracias, hombre —le digo. Joe sacude su cabeza hacia el niño llorando. 
—Más tarde, amigo —y deja la celda abierta.—Toco al chico en el hombro. Se sacude, asustado.
—No voy a hacerte daño —le digo Se vuelve hacia mí. 
—Eso es lo que dicen todos. Me enteré de lo que ocurre en las cárceles —él empuja su trasero hacia la pared.
—No te hagas ilusiones, niño. No eres mi tipo. Me gustan las chicas.
—¿Y el tipo de los tatuajes?— Lucho contra el impulso de reír. 
—Él es hatero, también. Chico, estás en un centro de menores.
—Me dijo que me va a matar.
—Él dice eso porque le agradas —le aseguro. Joe tiene un mal sentido del humor—. Ahora, sal de la cama, deja de llorar y ve al grupo.— Grupo es la terapia de grupo. Cuando todos los internos se sientan y discuten su mierda personal sobre sus vidas. Mañana estaré saliendo de este infierno de lugar. No más del grupo. No hay más compañeros de celda. No más comida de mierda. No hay más contenedores que limpiar. Mañana me voy a casa.

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