domingo, 10 de agosto de 2014

It Was Always You - Niley- Cap 02


Creo que a los terapeutas físicos les gusta demasiado su trabajo. Quiero decir, ¿por qué ellos siempre lucen felices y sonrientes mientras te hacen sudar y hacer muecas de dolor? Bastante seguro, Robert, mi terapeuta físico, está esperando por mí con una gran dentada y blanca sonrisa en el vestíbulo del área ambulatoria del hospital.
—Hola, Miley ¿Estás lista para trabajar esas piernas tuyas?— No realmente. 
—Supongo —digo, mirando hacia el piso. Sé que el trabajo de Robert es tratar de hacerme caminar mucho mejor. Pero no sirve de nada en ayudarme a caminar normal porque mi pierna está estropeada por dentro. La última cirugía que tenía que arreglar la fractura del platillo en mi tibia duró cerca de siete horas. Mi cirujano ortopédico bromea conmigo y me llama pierna biónica. Todo lo que sé es que tengo más clavos y plástico dentro de mí que el promedio de una caja de herramientas. Cuando vaya a España el próximo semestre, los inspectores del aeropuerto van a tener un día divertido conmigo. Probablemente me pedirán subir a la máquina de rayos x para estar seguros de que no estoy ocultando armas dentro de mi rodilla. Robert me escolta hasta la habitación de terapia física. Yo tengo que ir allí dos veces a la semana. Dos veces a la semana por casi un año y aún algunas personas me miran fijamente cuando camino.
—Miley, acuéstate y pon tu pie sobre mi hombro —Robert manda, empezando como de costumbre. Suspiro. Me acuesto en la camilla y pongo mi pie en el hombro de Robert. Él agarra mi pie en el lugar y se inclina. —Ejerce presión sobre ella.— Después del accidente, todo lo que puedo hacer es un pequeño impulso de bebé.
—Vamos, Miley. Tu puedes hacerlo mucho mejor que eso. Casi no siento.— Yo pongo mi antebrazo sobre mis ojos. 
—Eso nunca va a ser mejor que esto.
—Seguro lo será. Mira, tu nunca creías que serías capaz de caminar otra vez y aquí estás.— Puse más presión en mi pie.
—Trata chica. Estima el nivel de dolor ahora de uno a diez, siendo diez siendo.
—Ocho.
—¿Un ocho?— Incluso podría ser un nueve.
—Si trabajas duro ahora, la ganancia se mostrará más adelante —el dijo. Yo no contesto, pero mantengo incrementada la presión sobre mi pie. El se reclina y baja mi pie. ¡Uf! Eso es todo.
—Genial. Ahora mantén tus piernas rectas y sustituye doblándolas una al tiempo— Empiezo con mi pierna derecha. El accidente no la desarregló demasiado y las cicatrices se han curado. En su mayor parte. Pero cuando tengo que doblar mi pierna izquierda, siento como si un peso estuviera ligado a ella. Yo la doblo una pulgada a la vez. Solo levantar mi pierna me hace sudar como una corredora de larga distancia. La palabra patética resume bastante bien mis diecisiete años de vida.
—Un poco más —dice Robert mientras estoy a punto de bajarla—. ¿Cuál es tu nivel de dolor de uno a diez?— Antes de que pudiera contestar nueve, su móvil suena. Y suena. Y suena. 
—¿No vas a contestarlo? —pregunto.
—No mientras tengo una paciente. Mantén dobladas ambas piernas, Miley.
—Tal vez sea importante —digo con voz expectante.
—Sí lo es, ellos dejarán un mensaje. El Dr. Gerard me dijo que nos dejarás en enero —dice mientras yo alterno mis piernas.
—Sip —digo con los dientes apretados—. Obtuve una beca para ir a España por un semestre. Tuve que pedir una prórroga debido a la infección.— Robert silbó apreciativamente 
—¿España, huh? Eres una chica afortunada.— ¿Afortunada? Yo no soy afortunada. Las personas afortunadas no son golpeadas por autos y tienen que ir a una dolorosa terapia física. Las personas afortunadas no tienen padres divorciados y un papá que ellas ven una vez al año. Las personas afortunadas tienen amigos. Ahora que pienso sobre eso, yo probablemente soy la persona más desafortunada en el universo entero. Soporto la tortura en mi pierna por otros veinte minutos, estoy lista para salir, pero yo sé que esto no es todo. La última cosa que Robert hace en la terapia física es un masaje en los músculos de mi pierna. Saco mis pantalones de entrenamiento y me siento en la mesa de metal en mis shorts.
—¿Está desvaneciéndose lo enrojecido? —Robert pregunta mientras frota la crema medicada sobre mi pierna con las manos enguantadas.
—No lo sé —digo—. No me gusta mirarlo —en realidad, yo miraría cualquier lugar excepto mi cicatrizada pierna izquierda. Es fea, como si un niño dibujara dos líneas rojas con un crayón subiendo y bajando por mi pantorrilla y muslo. Pero las marcas no son de un crayón. Son de varias cirugías después de que Nick Jonas me golpeara mientras conducía borracho. Yo trato de olvidarme de Nick, pero no puedo. Él ha estado empotrado en mi cerebro como un cáncer. Mis pesadillas del accidente habían parado, siquiera, gracias a Dios. Estas duraron por cerca de seis meses. Odio a Nick. Odio lo que él me hizo y estoy feliz de que él esté lejos. Yo trato de no pensar sobre en donde ha estado. Si pienso sobre eso es más difícil, probablemente me sentiré culpable. Yo no pienso sobre eso y camino con dificultad por mi vida ignorando las partes que tiran de mí en la medida en que no seré capaz de levantarme. Mientras Robert estudiadamente masajea los músculos de mi pierna, yo me contraigo.
—No debe de doler cuando hago esto —él dice.
—No lo hace —es solo… que no me gusta que las personas toquen mis cicatrices. Yo ni siquiera aguanto tocarlas. Robert examina mi pierna. 
—El rojo profundo se desvanecerá eventualmente. Dale algunos meses más.— Robert finalmente anuncia que ha terminado. Mientras yo me pongo de nuevo mis pantalones de entrenamiento, el escribe algo en mi archivo. Su bolígrafo se mueve más rápido de lo que puedo hablar.
—¿Qué estás escribiendo? —pregunto con cautela.
—Solo evaluando tu progreso. Estoy solicitando al Dr. Gerrard venir de visita durante tu terapia la próxima semana.— No entres en pánico, Miley, me dije. 
—¿Por qué?
—Me gustaría cambiar tu programa
—No me gusta cómo suena eso.— Robert me palmea en la espalda. 
—No te preocupes, Miley. Nosotros solo necesitamos contar con un plan de terapia física para que puedas hacerlo en España sin mí.— ¿Terapia física en España? No es exactamente lo que me imaginé haciendo en el extranjero. Yo no le digo esto a Robert. En vez de eso, yo le doy una sonrisa extenuada. Después de mi cita, me dirijo a la cafetería La Tía Mae donde mi mamá trabaja. Yo sé que no es glamuroso, pero ella debía tener un trabajo cuando mi papá se fue hace dos años. Su jefe, el señor Reynolds, es muy amable y le dio mucho tiempo libre cuando yo estaba en el hospital.  
Nosotras no somos ricas, pero tenemos un techo sobre nuestras cabezas y la comida de La Tía Mae en nuestros estómagos.  Me siento en una mesa y mi mamá va a la cocina a buscar la cena para mí. Estoy a punto de leer un libro cuando levando la mirada y miro a Danielle, Brianne, y mi prima Mandy entrar al restaurante. Dios, ellas lucen tan… perfectas. Yo solía ser amiga de Danielle y Brianne. Emily Jonas y yo solíamos pasar todo el tiempo con ellas.  Las cuatros estábamos en el equipo de tenis de la secundaria y éramos inseparables desde nuestra primera lección de tenis en el Centro Comunitario Tennessee cuando nosotras teníamos nueve años. Mandy era la extraña, la no atleta. Recuerdo a mamá haciéndome preguntar a Mandy si quería seguirnos con mis amigas cuando nosotras salíamos.  El accidente puso al revés a Tennessee. 
Cuando Nick me golpeó, él no solo destruyó mi pierna, él también destruyó mi amistad con su hermana, Emily, y la amistad de mi mamá con la Sra. Jonas. Allí ahora hay una barrera invisible entre nuestra casa y la casa de los Jonas donde una vez estuvo la política de puertas abiertas. Al principio no tenía tiempo para extrañar a Emily; en el hospital mi teléfono sonaba constantemente. Mi mamá se mantuvo ocupada contestando llamadas e instándome a tener conversaciones cortas para que yo pudiera concentrarme en curarme. Pero mientras los meses pasaban, las llamadas disminuían, entonces finalmente pararon totalmente. Todos los demás siguieron con su vida mientras me recuperaba en casa. Mandy solía venir y darme actualizaciones con chismes de la escuela. Ahora mi prima es amiga íntima de Brianne y Danielle, que es totalmente extraño porque antes del accidente ellas no le daban ni la hora del día. Yo nunca he preguntado a Mandy sobre Emily… y Mandy nunca ofrece ninguna información. El hermano de Emily fue a la cárcel por mí. Yo estaba segura que ella me odiaba por eso. Nosotros pasamos de ser las mejores amigas a extrañas de la noche a la mañana.
Cada vez que pienso en volver a la escuela el lunes, mi estomago empieza a retorcerse. Yo he estado teniendo enseñanza en casa por unos tutores públicos asignados por el distrito escolar casi por mi tercer año entero debido a la infección en la pierna después de mi primera cirugía. Ahora soy estudiante de último año. Yo no sé qué será lo peor; salir de la casa o ir a la escuela y dar la cara a todos los chicos allí. ¿Qué pasa si me encuentro a Emily? ¿Qué debo decir? Mi prima y mis viejas amigas están de pie en el puesto de la anfitriona, esperando a ser sentadas. Muy bien, esta es el momento en que me gustaría que mi mamá no trabajara como mesera. Conociéndola, ella viste un uniforme rosa de poliéster con un botón en el que pueden leerse "PREGUNTAME POR MI EMPAREDADO DOBLE" que usualmente no me molesta. Pero que, además de su servicio con mis antiguas amigas, me dan ganas de esconderme debajo de la mesa. Mamá se retira de vuelta a la cocina con mi cena. Observo con agonía mientras ella hace lugar a Danielle, Brianne y Mandy . Sus ojos se iluminan. 
—¡Hola, chicas! —ella me señala para obtener mi atención—. ¡Mira Miley, son tus amigas y tu prima!— Brianne y las otras dan a mi mamá sonrisas falsas. Mamá es ajena a eso. Doy una pequeña señal y miro hacia abajo a una pequeña mancha en la esquina de la mesa, esperando que mi mamá entienda la sugerencia.
—¿Por qué no se sientan con Miley? Ella está sola —escucho a mi mamá decir. ¿Por qué ella no les dice que soy una perdedora ahora, también? Tal vez yo tenga una gran "P de perdedora" en un botón con un alfiler en el frente de mi camisa. Las chicas, incluida mi prima, solo se miran las unas a las otras y se encogen de hombros. 
—Seguro.— ¿Por qué pretenden ser mis amigas y ser todas falsas? No vale la pena.
—Hola —digo cuando mamá las dirige a mi mesa y deja mi comida favorita en frente de mí: un french dip, sopa de chícharos, acompañado de papas fritas con salsa.
—¿Sra. Armstrong, cuales son los emparedados dobles? —pregunta Brianne El resto de las chicas sonríen disimuladamente mientras yo me hundo más profundo en mi silla. Mamá no se estremece y continúa con su discurso. 
—Nosotros tenemos una nueva selección de emparedados con dos niveles con pavo y capas de tocino con lechuga, tomate, mayonesa, y nuestra salsa especial. También tenemos la nueva carne asada y queso doble. Todos vienen con dos capas de pan entre ellos.— Danielle luce como si ella estuviera enferma. 
—Mis arterias se obstruyen solo escuchando sobre todo ese colesterol.
—Olvida el colesterol —dice Mandy—. ¿Dos capas de pan? Carbohidratos— ¿Desde cuándo mi prima se convirtió en conocedora de carbohidratos? Yo miré hacia mi plato. Carbohidratos y más carbohidratos, colesterol y más colesterol.
—Tomaré una coca cola de dieta y una ensalada, Sra. Armstrong —dijo Brianne.
—Yo también —dijo Mandy.
—Y yo —Danielle repica.
—Tenemos Thousand island, queso azul, rancho, italiana baja en grasa…
—Thousand island para mí —dice Mandy—. A un lado.— Danielle frunce sus enceradas cejas, pensándolo bien. 
—Yo creo que tomaré la italiana baja en grasa. A un lado.— Brianne ladea su cabeza al lado y dice 
—Sin aderezo.— ¿Sin aderezo? ¿Qué sucedió con atragantarse con papas y pizza? Solo he estado fuera un año y estoy totalmente perdida. Mamá sale a entregar la orden, y yo me quedo con mi prima come ensalada, mis ex amigas… y mi French dip, sopa de chícharos, papas fritas y salsa. Yo estaba realmente hambrienta antes, pero ahora no pude comer. Brianne revuelve de un lado a otro su bolso y saca un pequeño espejo.
—Dámelo cuando hayas terminado —dice Mandy. Cuando mi prima tiene el espejo, ella intenta verificar la parte de atrás de su cabeza. Que en realidad no se puede hacer con un espejo, pero no voy a destrozar esa noticia para ella.
—¿Qué estás haciendo, Mandy? —Danielle pregunta.
—Yo creo que necesito tener mi cabello corto antes de mañana.— Danielle ríe. 
—Chicas, dejen de enloquecer. Es una fiesta, no un baile presidencial.
—¿Qué fiesta? —pregunto, entonces quiero morir por preguntar. Obviamente yo no estaba invitada. Yo no quiero ir de todos modos. Pero ahora parece como si yo quisiera ir. Las chicas se miraron unas a otras. Ellas no quieren decirme sobre la fiesta. Ugh, ¿Y por qué pregunté?
—Una fiesta de vuelta a la escuela —Danielle finalmente dijo—. En la casa de Brian Newcomb.— Yo no lo sé, pero mamá viene con las coca colas de dieta y un extra grande pedazo de tarta para mí en ese exacto momento. 
—¡Oh, una fiesta! ¿Cuándo? A Miley le ENCANTARÍA ir a la fiesta, ¿no te gustaría, cariño?— En lugar de responder, yo muerdo un gran pedazo de French dip. Eso me salva de tener que contestar, pero ahora me siento como si fuera a atragantarme con el pedazo gigantesco de carne en mi boca. Brianne luce como si ella fuera a vomitar solo por mirarme.
—Uh, tu puedes venir si quieres, Miley—mi prima dice. Era definitivamente una invitación por lástima, nadie más que una mesera de La Tía Mae se dio cuenta de eso. Yo no voy a ir a la fiesta. Yo no quiero saber cómo voy a decírselo a mamá y dejar fuera a mis ex amigas del enredo al mismo tiempo. Tomo mi tiempo para masticar. Antes del accidente yo era una estudiante de tercer año en el equipo principal de tenis. Pero ahora como estudiante de último año, yo ni siquiera estaba en el equipo de primer año. No es lo que quiero, porque entonces yo habría tenido que vestir esas cortas faldas de tenis. Yo nunca vestiré una falda de tenis otra vez porque yo nunca voy a mostrar a nadie mi horrible cicatriz. Además que, tú no puedes jugar tenis cuando ni siquiera puedes caminar en línea recta. Mientras trago el último fajo de carne, me doy cuenta de que ellas están esperando por una respuesta. Umm…
La ilusionada mirada en el rostro de mi mamá me hace darme cuenta de que ella siente pena por mí. Como si importara que yo no sea amiga de ellas ya. Mamá se preocupa. Ella tiene que hacer frente con pagar por la mitad de las facturas médicas que la aseguradora no cubrió. Mis padres están divorciados y odio sentir como estoy agregándole estrés. La culpa, como una gran bola de carne asada, se instala en mi inmensa y llena tripa de French dip. Quiero contraerme cuando me escucho decir: 
—Seguro, suena como algo divertido.— Mamá deja salir un respiro mientras las chicas beben.
—¿Puedes recogerla? —mamá pregunta a mi prima.
—Seguro, tía Tish—Mandy dice. Seriamente, me siento como una pequeña niña teniendo a mi mamá haciendo una cita de juego para mí. Especialmente cuando escucho preguntar a mi mamá 
—¿A qué hora?
—Creo que a las ocho.
—¡Geeeenial! —dice mamá como el tigre en el comercial del cereal. ¿Cómo voy a salir de esto sin que mi mamá me descubra? No hay manera de que yo vaya a una fiesta y tenga a personas mirando como moscas sobre mí. Ya es suficiente malo tener que lidiar con las burlas en la escuela el lunes. Después de que mamá trae sus ensaladas y nos deja solas por dos minutos, Brianne me encandila con una maliciosa sonrisa. 
—¿Quieres saber las grandes noticias?— ¿Noticias? Um, Exactamente yo no he estado en circulación con los chismes últimamente. 
—¿Eso de que el señor Meyer usa un peluquín? —escuché eso sobre nuestro director de escuela hace un rato. Brianne ríe. 
—No, esa es totalmente una noticia vieja. Yo estoy hablando sobre Nick Jonas, será liberado mañana. —¿Qué? Danielle sumerge el tenedor en el aderezo y pincha un pedazo de lechuga. 
—La señora Jonas llamó a mi mamá hoy y se lo dijo. Libertad anticipada. Me pregunto si le permitirán volver a la escuela.— ¿Libertad anticipada? Se supone que debería estar alejado por al menos seis meses más. Yo tenías un plan perfecto. Salir a España antes de que él volviera. Un profundo dolor agudo en mi pecho me golpea cuando tomo un respiro, y mis dedos están temblando. Yo estoy teniendo un mini ataque de pánico, pero tratando de no permitir que nadie más lo sepa.
—¿Miley, estas bien? —Mandy pregunta mientras pongo la tarta lejos de mí No, definitivamente no estoy bien.

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