sábado, 6 de julio de 2013

Looking For My Destiny- Niley


Nick POV #1
Le había dicho a Sel que no quería gente por aquí esta noche. Ella los había invitado de todos modos. Mi hermana pequeña no acepta un no por respuesta, nunca.  Recostado en el sofá, estiré las piernas hacia fuera delante de mí y tomé un trago de mi cerveza. Tenía que andar por aquí abajo el tiempo suficiente para asegurarme de que las cosas no se iban a salir de las manos. Los amigos de Sel eran más jóvenes que yo. Tienden a ser un poco ruidosos a veces.
—Nick, conoce a Miley, creo que ella te pertenece. La encontré afuera un poco perdida —La voz de Joe rompió mis pensamientos.  Miré a mi hermanastro y luego a la chica a su lado. Yo había visto esa cara antes. Era más madura, pero la reconocía. Mierda. Era una de ellas. No sabía sus nombres, pero yo sabía que había dos de ellas. Ésta era... Miley. Corté mis ojos hacia Sel al verla de pie, no muy lejos con el ceño fruncido en su rostro. Esto no iba a ser bueno. ¿Joe no se había dado cuenta de quién se era?
— ¿Ah así? —Le pregunté devanándome los sesos para sacarla de alguna manera de aquí y rápido. Sel iba a explotar en cualquier momento. Estudié a la chica que había sido una fuente de dolor para mi hermana menor gran parte de su vida. Ella era preciosa. Su rostro en forma de corazón se destacó por un par de grandes ojos azules con el más largo de las pestañas naturales que jamás había visto en una mujer. Sedosos rizos rubios oscuros rozaban un par de pechos muy bonitos que ella estaba mostrando en una camiseta ajustada. 
Maldita sea. Si... ella se tenía que ir —Es linda, pero joven. No puedo decir que es mía. — La chica se estremeció. Si yo no hubiera estado observándola tan de cerca me lo habría perdido. La expresión perdida en su rostro no tenía sentido. Ella había entrado en esta casa sabiendo que estaba en territorio inoportuno. ¿Por qué se veía tan inocente?
—Oh, sí que es tuya. Ya que su papi huyo a París con tu mamá por las próximas semanas. Yo diría que ella ahora te pertenece a ti. Yo con mucho le puedo ofrecer una habitación en mi casa si quieres. Eso es, claro, si se compromete a dejar su arma mortal en su camioneta. —Joe encontraba esto divertido. La polla. Él sabía quién era ella muy bien. Le encantaba el hecho de que esto molestaba a Sel. Joe haría cualquier cosa para enojarla.
—Eso no la hace mía —le contesté.  Ella tenía que tomar la pista e irse. Joe se aclaró la garganta.
—Es una broma, ¿verdad? — Tomé un trago de mi cerveza y luego estabilice mi mirada en Joe. Yo no estaba de humor para él y el drama de Sel. Esto lo estaba llevando demasiado lejos. Incluso para él. La chica se tenía que ir. Ella parecía estar lista para correr. Esto no era lo que había estado esperando. ¿Realmente ella había pensado que su querido papá estaría aquí esperando por ella? Esa historia sonaba como una gran mierda.
—Tengo una casa llena de invitados esta noche y mi cama ya está llena. —Informé y luego volví a mirar a mi hermano— Creo que es mejor si la dejamos ir a un hotel hasta que pueda ponerme en contacto con su papi.
Miley cogió la maleta que Joe tenía en la mano.  —Él tiene razón. Debo irme. Esto fue una mala idea —dijo con un nudo en la voz.  Joe no dejo ir la maleta fácilmente. Ella tiró con fuerza para sacarla de su alcance. Podía ver las lágrimas no derramadas en sus ojos y tiró de mi conciencia. ¿Había algo que me estaba perdiendo aquí? ¿De verdad ella esperaba que le abriéramos nuestros brazos? Miley corrió hacia la salida. Vi la mirada alegre en el rostro de Sel mientras Miley pasaba a su lado. 
— ¿Te vas tan rápido? —Le preguntó Sel.  Miley no respondió.
—Eres una mierda sin corazón. ¿Lo sabías? —Gruñó Joe a mi lado. Yo no estaba de humor para tratar con él. Sel se pavoneaba hacia nosotros con una sonrisa triunfante. Había disfrutado de eso. Entendí por qué. Miley era más que un recordatorio de todo lo que Sel había perdido en su crecimiento.
—Ella se ve exactamente como la recuerdo. Pálida y fea—ronroneó Sel hundiéndose a mi lado en el sofá. Joe resopló. 
—Son tan ciegos al igual que malos. Ustedes pueden odiarla, pero ella es la boca del agua.
—No empieces —le advertí a Joe.  Sel podría parecer feliz, pero yo sabía que si ella moraba en eso mucho ella se podía romper.
—Si no vas a ir tras ella, yo sí. Y voy a poner su culo sexy en mi casa. Ella no es lo que ustedes dos asumen que es. Hablé con ella. Ella no tiene ni idea. 
Ese padre culo tonto suyo le dijo que viniera aquí. Nadie es tan buen mentiroso. —Joe dijo mientras miraba a Sel.
—Papá nunca le habría dicho que viniera a la casa de Nick. Vino aquí porque es una cazadora. Ella olió dinero. ¿Has visto lo que llevaba puesto? —Sel arrugó la nariz con disgusto. Joe rio entre dientes.
—Claro que sí vi lo que llevaba puesto. ¿Por qué crees que quiero llevarla de vuelta a mi casa tan mal? Ella es ahumadamente caliente, Sel. Me importa un carajo lo que digas. La chica es inocente, perdida y malditamente ahumada caliente. — Joe da media vuelta y se dirige hacia la puerta. Él iba detrás de ella. No podía dejar que lo haga. Él se dejó engañar fácilmente. Estuve de acuerdo en que la chica era agradable a la vista pero él estaba pensando con su polla.
—Detente. Voy a ir a por ella —le dije de pie.
— ¿Qué? —Preguntó Sel con voz horrorizada. Joe dio un paso atrás y me dejó pasar. No me volví hacia atrás y desconocí a mi hermana. Joe estaba en lo correcto. Que tenía que ir a ver si se trataba de un acto o si realmente había sido informada por su imbécil padre para venir aquí. Por no decir... quería mirarla sin una audiencia.

Nick POV #2
— ¿Miley? —Llamé, cuando salí del bar para verla apoyada contra el edificio. Tenía los brazos cruzados sobre su pecho defensivamente. No estaba seguro de lo que había pasado allí, pero si el redneck aspirante a vaquero se había salido de la línea yo iba a rasgar sus brazos.
—Sí, —respondió ella. Hubo un momento de duda en su voz. ¿Estaba molesta conmigo?
—No te podía encontrar. ¿Por qué estás aquí afuera? Esto no es seguro.
—Estoy bien. Vuelve adentro y continúa con tu sesión de besos en nuestra mesa. —Ella estaba enojada. Eso estaba claro. ¿Pero estaba celosa?
— ¿Por qué estás aquí afuera? —Pregunte lentamente dando otro paso hacia ella.
—Porque quiero, —replicó disparando una furiosa mirada en mi dirección.
—La fiesta es adentro. ¿No era eso lo que tú querías? ¿Un honky-tonk con hombres y bebidas? Te lo estás perdiendo aquí afuera. —Traté de aligerar el ambiente. La expresión de su rostro, dijo que no estaba funcionando.
—Aléjate, Nick. —Espetó. Bueno mierda, estaba enojada conmigo. ¿Debido a esa chica?
Di otro paso hacia ella. No podía ver lo suficiente claro en la oscuridad. —No. Quiero saber qué pasó. 
Miley puso ambas manos sobre mi pecho y me empujó. — ¿Quieres saber qué pasó? TÚ pasaste Nick. Eso es lo que pasó. —Rayaba en un grito y luego se volvió y empezar a caminar. Extendí la mano y la agarre antes de que pudiera ir demasiado lejos. No la estaba dejando sola esta vez. Si ella estaba enojada conmigo, quería saber por qué.
— ¿Qué significa eso, Miley? —Pregunto, tirando de su espalda contra mi pecho. Ella se retorció en mis brazos haciendo pequeños frustrados gruñidos.
—Déjame. Ir. —Exigió. Ni lo sueñes.
—No hasta que me digas cuál es tu problema, —le contesté. Ella comenzó a torcerse y a luchar contra mi más duro pero la sostuve con bastante facilidad. No quería hacerle daño pero necesitaba entender lo que estaba mal. O yo la había enojado o lo hizo ese tipo.
—No me gusta verte tocar a otras mujeres. Cuando otros hombres agarran mi culo lo odio. Quiero que seas tú quien me toque allí. Quiero que me toques ahí. Pero no lo haces y tengo que lidiar con eso. Ahora, ¡déjame ir! — No esperaba eso. Ella tomó ventaja del hecho de que acababa de sorprender el infierno fuera de mí y se soltó de mi abrazo y luego se echó a correr. No estaba seguro de donde creía que iba en la oscuridad por sí misma.
Quería que la tocara... allí. Mierda. Estaba hundido. No podía luchar contra esto. Lo necesitaba. Si quería salvarnos de tanto el dolor más tarde iba a darme la vuelta y volver a entrar. Pero, maldita sea, si no podía encontrar la fuerza para luchar contra esta necesidad. Yo la quería. La quería tan jodidamente mal que estaba dispuesto a hacer este trabajo. Negarme yo mismo era una cosa pero negar a Miley era un tema totalmente distinto. No pensé en ello. No pude. Sólo actué por instinto. Fui tras ella. Una vez que estaba lo suficientemente cerca del Range Rover, hice clic en el botón de desbloqueo. Yo estaba tocando esta noche. Ahora mismo. Justo jodidamente ahora. Y era la cosa más estúpida que podía hacer. Para los dos, pero no me importaba una mierda. Estaba tomando lo que quería. Lo que ella quería.
—Entra o yo te meto, —exigí. Sus ojos se agrandaron en shock y trepa rápidamente al asiento trasero. Su pequeño y dulce culo estaba atrapado en el aire y mi miembro estaba duro al instante. Dios, ¿por qué la quiero tanto? No debería hacer esto. Miley era la única persona que no podía tener. Ella era mi enemigo. Era enemiga de Sel. Pero... la había estado observando. No era como yo suponía. Ella estaba tan dentro de mi piel que no podía ver bien. Subí tras ella.
— ¿Qué estás haciendo? —Preguntó. No le respondí. La presiono contra el asiento y tome otro sabor. La inocencia vertiendo fuera de ella era embriagadora. Era pura. No sólo con su cuerpo sino con sus pensamientos. No estaba rencorosa. No buscaba venganza. Confiaba en mí. Yo era el más grande idiota del mundo. Agarré sus caderas y la moví para que pudiera establecerse mis caderas entre sus piernas. Necesitaba la conexión. La calidez. Miley no lucha contra mí sino que hace exactamente lo que le pido. Quería reclamarla. Completamente. Pero estaba equivocado. Demasiado se interponía entre nosotros. Cosas que ella nunca perdonaría. Cosas que ella nunca entendería. Frenético, alcanzó el dobladillo de su camisa.
—Quítatela, —le digo mientras la levantó por encima de su cabeza y luego la arrojó en el asiento delantero. La suave perfecta piel de sus pechos se asomaba fuera de la parte superior del sujetador de encaje que llevaba. Tenía que verlo todo. Yo quería saborear todo. —Quiero que te quites todo, dulce Miley. —Alcanzó el broche del sujetador y rápidamente desabrochándolo entonces deslizó el sujetador por sus brazos. Ella era hermosa. Sabía que lo seria. Pero viendo los pezones rosados duros contra su piel cremosa me di cuenta que no sería capaz de regresar.
—Esto es por lo que traté de mantenerme alejado. Esto, Miley. No voy a ser capaz de detenerlo. No ahora.

Nick POV #3
—Por esta habitación mamá tuvo que comprar esta casa. Incluso diez años más tarde supe que esta habitación era especial— le dije a Miley mientras envolví mis brazos a su alrededor. No era mi intención decirle algo tan personal. Especialmente sobre mi mamá. Tenía que tener cuidado. 
—Es increíble— dijo en un susurro. Me encantaba el sonido de su voz. Estaba tan mesmerizada con la vista como yo siempre lo había estado. Nunca lo había compartido con los demás porque sabía que no lo sentirían. Pero Miley lo haría. 
—Llamé a mi papá ese día y le dije que había encontrado una casa en la que quería vivir. Él conecto a mi madre el dinero y ella la compró. Amaba la ubicación por lo que en esta casa pasamos nuestros veranos. Ella tiene una casa propia en Atlanta pero prefiere aquí— El deseo de que ella supiera más sobre sobre mí era tan fuerte como era peligroso. Tenerla aquí estaba mal. No podía mantenerla distanciada por más tiempo. Ya lo había intentado. No funcionó.
—Nunca querría irme— respondió. No podía dejarla seguir hablando de esta manera.  Cuanto más la dejaba acercarse, más fondo mi tumba era cavada. Esto sólo debería ser físico. Incluso si me volvía loco con tan solo una sonrisa suya hasta el nivel de no poder confiar en mí mismo. Llevarla a mis otros lugares y mostrarle por que los amaba era tan tentador. Incline mi cabeza y besé la suave piel de su oreja. 
—Ah, pero no has visto mi cabaña en Vale o mi piso en Manhattan. — dije en voz baja haciéndola temblar. Eso era lo que esto tenía que ser. Un deseo que ambos sentíamos. Le di la vuelta hasta que quedo frente a mi cama. —Y esta es mi cama, — le dije mientras la conduje hacia ella, guiándola por sus caderas. Su cuerpo se tensó bajo el mío. No me gusto eso. No quería que tuviera miedo de mí. Anhelaba esa sonrisa suya llena de confianza. Esta noche tenía que ser porque los dos lo queríamos. —Miley, incluso si lo único que hacemos es besarnos o simplemente yacer allí y hablar, estoy bien con eso. Sólo te quería aquí. Cerca de mí. — Y volviéndome loco.
Miley se dio la vuelta y me miro. —Tú no pretendes eso. Te he visto en acción Nick Jonas. No llevas a chicas a tu habitación y esperas hablar. — la despreocupación en su voz no se reflejaba en su mirada. Sabía que le molestaba. 
—No traigo chicas aquí en absoluto, Miley. — La pequeña mueca de confusión tirando de sus labios era malditamente tentadora. Quería eliminarla besándola.
—La primera noche que llegué aquí dijiste que tu cama estaba llena, — dijo lentamente, como si no estuviera segura de querer mencionar eso noche. Había sido duro con ella esa noche. Si tan solo ella entendiera por qué. —Sí, porque yo estaba durmiendo en ella. No traigo chicas a mi habitación. No quiero sexo sin sentido contaminando este espacio. Me encanta estar aquí. 
—La mañana siguiente una chica estaba todavía aquí. Tú la habías dejado en la cama y ella vino buscándote en su ropa interior. 
No se le olvidaba nada. No pude evitar sonreír. — La primera habitación a la derecha era la habitación de Joe hasta que nuestros padres se divorciaron. La uso como mi habitación de soltero por ahora. Es donde tomo a las chicas. Aquí no. Nunca aquí. Eres la primera. Bueno, dejo a Henrietta subir aquí una vez a la semana para limpiar, pero te prometo que no hay nada de meterse la mano entre nosotros. — La tensión desapareció de su cuerpo mientras trazaba pequeños círculos en su espalda con mi mano. Amaba su sedosa piel. No había nada que no haría para que me dejara averiguar que otros lugares eran tan suaves.
—Dame un beso, por favor, — dijo Miley en una suave suplica, para después presionar sus labios contra los míos. Esa era la indicación que necesitaba. Empujándola hasta que cayó sobre mi cama, cubrí su cuerpo con el mío. Su boca era tan dulce y cálida. No me cansaba de ese sabor que era Miley. Deslice mis manos por su cuerpo hasta que llegue a sus rodillas y luego las empujé para poder colocarme entre ellas. Aquí era donde tenía que estar. Metido apretadamente contra su calor.
Las manos de Miley frenéticamente tiraron de mi camisa. Sabía lo que quería y estaba más que feliz de poder complacerla. Sentándome sobre mis talones, tiré de mi camisa y la arrojé a un lado. Sus manos estuvieron a menos de un segundo en mí. En mis brazos, deslizándose por mi pecho y luego frotando sus dedos sobre mis pectorales. No podía respirar lo suficiente como para calmarme. La quería desnuda y quería estar dentro de ella. Ahora. Mis manos temblaban de necesidad mientras desabrochaba su camisa. Iba a rasgarla. Miley comenzó a ayudarme. Si no estuviera tan condenadamente duro estaría avergonzado de que ella sintiera mi urgencia. Una vez que logramos desabrocharla, la eché hacia tras y baje su sujetador hasta que el más bonito par de tetas que había visto saltaron libres.
 Sus pezones me recordaron a pequeños dulces rojos. Quería probar cada uno de ellos y pasar el tiempo disfrutando de ellos en mi boca. Pero no sería capaz de calmarme lo suficiente como para ir a un ritmo más lento. Tiré con fuerza de un pezón queriendo memorizar su dulce sabor cuando ella empujo contra mí y grito. Dejé escapar a su pezón de mi boca y me deslice por su cuerpo hasta llegar a su falda. No estaba seguro si ella me detendría. Si lo hacía iba a necesitar una ducha helada y dudaba que incluso eso ayudara. Manteniendo mis ojos en ella, baje su falda y sus bragas. Observando por algún tipo de miedo o incertidumbre. Detenerme sería casi imposible pero encontraría una manera. Levantó sus caderas para permitirme retirar su falda con facilidad. Eso fue prometedor. Me senté de nuevo y le señale que se sentara. Quería su camisa y su sujetador completamente fuera de su cuerpo. Ella no dudó. Vino hacia mí con facilidad. Quité la camisa y sujetador y los tiré lejos. Tragando saliva me sentí como un adolescente a punto de tener sexo por primera vez.
—Desnuda en mi cama es incluso más increíblemente hermoso de lo que pensé que sería… y créeme que he pensado en ello. Mucho. — Regresé de nuevo sobre ella y presione mi palpitante polla contra su calor. Diablos, eso se sentía bien. 
— ¡Sí! ¡Por favor!— Exclamó, rasguñándome. Tan increíblemente caliente. Respire hondo y traté de recordar que tenía que ir más despacio. Si iba a enterrarme dentro de ella esta noche, ella tenía que estar lista. No había nada que yo pudiera hacer para que no sintiera dolor, pero primero la haría sentirse jodidamente bien. Me moví por su cuerpo, besando el interior de sus muslos desnudos para luego levantar mis ojos y observar su mirada sorprendida mientras deslice mi lengua sobre su clítoris hinchado.
—Nick— respiró mientras sus manos se aferraron desesperadamente a las sábanas. Mi corazón golpeo con fuerza contra mi pecho al oírla decir mi nombre en un gemido de placer.
—Dios, eres dulce, — le dije antes de volver a probarla. No le estaba mintiendo. Realmente era lo mejor que había probado en mi vida. La inocencia era nueva para mí. Era jodidamente embriagador.
—Nick, por favor, — gimió. Eso iba a ser guardado en mi memoria para otro día.
—Por favor, ¿qué?, bebé. Dime qué es lo que deseas. — Ella negó con la cabeza y la súplica silenciosa en sus ojos casi me hizo complacerla, pero quería oírla decirlo. —Quiero oírte decirlo Miley. — le dije queriendo probarla de nuevo.
—Por favor lámeme otra vez— suplicó. Fue un milagro que no me corriera en mis pantalones. 
— ¡Maldita sea!—Gemí antes de deslizar mi lengua dentro de esa pequeña humedad el cual me tenía fascinado. Quería que se viniera. Quería oírla. Chupé suavemente sobre su clítoris y ella se tensó para luego empujar sus caderas contra mi boca antes de gritar mi nombre una y otra vez. Mi paciencia había terminado. Tiré de mis pantalones y deslice el condón antes de que ella pudiera regresar completamente. Cuando abrió sus ojos yo ya estaba nuevamente sobre ella. 
—El condón esta puesto; Tengo que estar dentro, —le susurre al oído mientras abrí sus piernas y presione contra su entrada. —Santa mierda, estás tan mojada. Va a ser difícil no caer derecha dentro de ti, voy a tratar de ir despacio. Te lo prometo. —tuve que usar cada gramo de fuerza de voluntad para no empujar dentro de ella en un solo golpe. Sus piernas se abrieron aún más y levanto las caderas para deslizarme más dentro.
—No te muevas. Por favor, bebé, no te muevas, — le rogué mientras presione más adentro hasta que sentí la barrera detenerme. —Eso es todo. Voy a hacerlo rápido, pero luego voy a parar una vez que esté dentro y voy a dejar que te acostumbres a mí. — Sentí a mi cuerpo entero temblar mientras me prepare para hacerle daño voluntariamente e ir al cielo al mismo tiempo. Cerrando mis ojos empuje duro y Miley gritó aferrándose a mí. Me quedé quieto. Quería empujar dentro de ella como un hombre poseído pero ella tenía dolor y eso me importaba. A la mierda, en verdad ella me importaba.
—Está bien. Estoy bien— me aseguró.
Me obligue a abrir los ojos y la miré. — ¿Estás segura? Porque cariño, quiero mover tan condenadamente mal. — Ella asintió con la cabeza y no le pregunté de nuevo. Necesitaba moverme. Me retire y luego entre nuevamente, esperando que Miley me pidiera que me detuviera.
— ¿Te duele?— le pregunte quedándome quieto.
—No. Me gusta, — dijo moviéndose debajo de mí. En el siguiente empuje ella gimió y abrió más las piernas.
— ¿Te gusta eso?— le pregunte incapaz de apartar mis ojos de ella. Era hermosa. Pero también iba a arruinarme. Completamente.
—Sí. Se siente tan bien. — Me deje llevar. Acercándome al cielo. Se sentía tan bien. Tan apretado. Tan caliente. No podía obtener lo suficiente.
—Sí. Dios, eres increíble. Tan apretada. Miley eres tan jodidamente apretada, — dejé escapar mis pensamientos mientras me acercaba a mí liberación. Levanto sus rodillas y las presiono contra mis caderas para hacer la penetración más profunda. 
— ¿Está cerca, nena?— Por favor, que este cerca.
—Creo, — Dijo en voz baja y supe que yo estaba ya más cerca. Deslice mi mano y froté mi pulgar contra su clítoris. Ella tenía que venirse.
—AH! Sí allí, — gritó mientras se aferraba a mis brazos. Mi visión se borró y mi cuerpo explotó. Un rugido surgió en mi pecho y me di cuenta en ese momento de que quería hacer esto otra vez.  Y otra vez.
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Hola chicas, como estan?? hahha en un rato mas subo el sinopsis de la otra nove, espero que esta les haya gustado tambien. PD: Tambien odio la palabra tetas.

2 comentarios:

  1. Fabuloso me encanta eres genial xxxoooxxx

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  2. QUE????????????????!!!!!!!!!!!!
    ESO NO PUEDE QUEDAR ASI
    Y EL FINAL FELIZ?
    HRFJKGJIGUIJB
    SIGUELA!!!!!!!!!!!!!!!!

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