Tres meses después.
Miley está a mi lado en nuestra cama. El apartamento es muy pequeño. Un estudio, pero no importa, maldita sea. Lo que importa es que es nuestro. Y barato. Y los tontos amigos de Joe no están de fiesta en nuestra casa cada noche. Eso también es importante. La empujo hacia mí como lo hago a menudo. Ella todavía tiene su cuarto en la residencia porque se supone que debe vivir en el campus el primer año, pero regresa bastante y Denika le ayuda a cubrirla. El trato funciona para ella porque le da a Denika más tiempo con su chica.
—Te sientes tan jodidamente bien. —Entierro mi cara en su cabello y paso la mano por su pecho. Se siente bien saber que está ahí. Que siempre estará ahí. Es por ella y Joe que aún sigo aquí. Y no un vegetal. Me llevaron al hospital rápido y, de lo que los doctores dicen, eso es lo que importa.
—¿Alguna vez no estás caliente? —pregunta.
—¿Por qué harías una loca pregunta como esa, pequeña bailarina?— Se da la vuelta y me mira. Demonios, es sexy. No puedo superar el hecho de que esté aquí. Que estamos malditamente aquí, juntos. Pude haber muerto el mismo día que mi mamá, que está jodido, pero no lo hice. Es posible que nos hayamos reunido por un estúpido juego. O porque los dos estábamos jodidos, o necesitamos cambiar, pero llegamos a algún lugar importante y eso es lo única cosa que cuenta. Jugaría ese juego otra vez para estar aquí. Para saber que realmente le estoy dando a mamá una razón para estar orgullosa de mi.
—Tienes razón. ¿Qué podría estar pensando? —Se ríe y me río. Me pregunto por qué no lo hacía más a menudo, antes de ella.
—¿A qué hora vas a trabajar? —pregunto.
—Cuatro. Voy a salir con Denika primero por un rato.— Han estado saliendo mucho últimamente, que estoy bastante seguro que Denika está avivada por ello. Ella intentó acercarse a Miley antes, pero mi bailarina nunca la dejó realmente. Está mejorando de eso ahora. Me inclino y casi la beso, pero sé que si lo hago, no pararé. Nunca quiero parar cuando la toco. La mayoría del tiempo no lo hago.
—Quiero ir a ver a mamá antes de que me dirija a tus tías y tíos.— Miley suspira.
—Todavía no tienes que trabajar. Dijeron que esperarían hasta el verano. Con tu trabajo y la escuela.— Sí, la besaré esta vez. Pretendo que es para callarla, pero en realidad es porque me gusta probarla. Es tan familiar ahora. Sabemos exactamente cómo movernos y he memorizado su sabor. Estoy duro en un par de segundos, pero sé realmente que no tenemos tiempo para eso.
—Han hecho mucho por mí, pequeña bailarina. Quiero pagarles. Se ocuparon de mis facturas del hospital. Pagaron porque mamá se mantuviera hasta que pude estar ahí para decirle adiós.— Su tío aceptó ser mi abogado en mi caso en la corte, pero terminaron por retirar los cargos ya que no había tenido tanta hierba en mí de todos modos. Por supuesto, también tienen algunas estipulaciones y quieren asegurarse de que estoy haciendo lo que debo hacer. Sin tratar. Siendo bueno para Miley . ¿Cómo diablos le pagas alguien por eso?
—Lo sé... lo entiendo.
—Estoy bien. No hay problema. —Dejé la escuela y me inscribí a tiempo parcial en la universidad de la comunidad. Todavía voy, pero lo estoy haciendo porque quiero ser algo. No porque tenga que hacerlo, pero también tengo cuentas por pagar. La escuela no va a ir a ninguna parte. Puedo manejar hacer ambas cosas.
—¿Sin dolores de cabeza o algo?— Me quejo y me empujo fuera de la cama. Sé que se preocupa, pero es todos los días.
—No, cariño. No hay dolores de cabeza. Todavía sé mi nombre, mi fecha de nacimiento y también quién eres. ¿Quieres ir conmigo al doctor la próxima vez para asegurarte?— Me da una mirada asesina que me dice que estoy siendo un idiota. Eso no es nada nuevo. Es mejor, pero eso es lo que soy. Tengo suerte de que me aguante... pero no es como si es fácil para ella llevarse bien con cualquiera. Creo que esa es una de las cosas que nos hace funcionar. Sin embargo, estoy contento de que dejó de molestarme sobre Liam. Odio a ese hijo de puta y nunca más quiero oír su nombre si puedo evitarlo. No estaba contenta de que no quería presentar cargos, pero ese no es mi estilo. Lo odio, pero también sé que no trató de matarme. Lo empujé primero. Le dijo tanto a la policía. No hay un entero infierno de mucho que podían hacer a ese punto. Además... joder, estoy cansado de pelear. Cansado de ser un rápido tirador. Esa ha sido mi mayor lección. Necesito aprender a pensar antes de actuar. El papá de Liam lo sacó de la escuela y eso también ayuda. Sabiendo que no está alrededor de Miley.
—Estoy siendo tan perra. No puedo creer que me preocupe por ti.—Va a hacer pucheros, pero me arrastro de vuelva a la cama y la pongo a horcajadas.
—Me alegro que te importe. —Y lo estoy. No buscamos que esto sucediera, enamorarse el uno del otro, pero lo hicimos y me alegro. No tengo planes de joderlo. Tomo su boca de nuevo, y ella felizmente me lo permite.
—¿Quieres que vaya contigo? Tengo tiempo antes de ver a Denika —dice. Asiento, sabiendo exactamente lo que está pidiendo, y necesitándola para estar conmigo. Me levanto, pasando la foto en nuestra mesita de noche de su mamá. Solía estar debajo de su colchón. Es bueno que la tenga arriba ahora. Cepillo mis dientes mientras ella toma una ducha. Cuando levanto su cepillo de dientes, accidentalmente golpeo la botella de sus medicamentos de ansiedad. Se siente muy llena. Lo bueno es que los toma cuando los necesita, pero también es bueno que no suceda muy seguido.
Nos vestimos antes de ir al cementerio. Hace frío y aun cuando sé que no tiene sentido preocuparme por mamá teniendo frío en este momento del año. Los dedos de Miley se entrelazan con los míos. Miro hacia ellos, sorprendido de nuevo por cómo llegamos aquí. Esto nunca hubiera sido yo antes de ella. Necesitando a alguien. Dándole una mierda a nadie. Miley toma la manta de su otro brazo y la deja sobre el suelo. Nos
sentamos y la empujo contra mí. Realmente no hablo con ella cuando estoy aquí con Miley. Se siente extraño por alguna razón, pero hablo con Miley. Hablamos sobre mamá y sé que si ella estuviera aquí, le encantaría sentarse y escucharnos. Probablemente nunca pensó que terminaría con una chica, viviendo con ella y dispuesto a admitir que la amo. O tal vez si lo pensó. Ella siempre veía cosas en mí que yo no estaba dispuesto a ver.
—Puedes tomar el auto de mi tía y tío si quieres. —Miley está recostada sobre la manta con su cabeza en mi regazo.
—Nah. Joe me está dejando tomar el suyo. No te quiero sin un auto.
—Aww. Me sigue sorprendiendo cuando eres dulce —bromea. Estamos en silencio por unos minutos. Miro la lápida de mi mamá. Las fechas. Su nombre.
"Sobrevivió por su hijo, Nicholas."
Los dedos de Miley trazan la palabra en mi muñeca. Mamá.
—Sabes... Casi me sentí mal deseando que sobrevivieras.— Miro hacia ella, preguntándome de qué está hablando. Sus cejas se arrugan y las suavizo con mi dedo, haciéndola reír.
—Eso no suena muy bien, pequeña bailarina.
—Era casi culpa... porque te quería tanto conmigo, pero sabía que si te ibas, estarías con ella. Fui lo suficientemente egoísta como para quererte conmigo aun así.— Su voz suena tan triste. Lo odio. Hemos tenido suficiente tristeza para toda una maldita vida. A partir de ahora, sólo debíamos recibir la luz del sol.
—Ven aquí. —La empujo hacia arriba y se acomoda en mi regazo. Sus brazos se envuelven alrededor de mi cuello y entierra su cara, así que no puedo verla.
—Quiero estar aquí contigo. Amo a mi mamá y deseo como el infierno que ella siguiera aquí... pero se ha ido. No hay manera de traerla de vuelta y... —La sostengo más fuerte—. Me das ganas de vivir. Al diablo con eso. No sólo vivir, me haces querer disfrutarlo. Jodidamente amarlo. No pretendo más. No juego más.
—Los juegos son más lo mío que lo tuyo.—Sacudo la cabeza porque ambos los jugamos, solo en maneras diferentes.
—No hubiera querido que me fuera con ella. —Beso su cabeza—. Estoy justo donde pertenezco y donde ella quería que estuviera. Donde quiero estar... contigo.
FIN
Nick está en silencio mientras la enfermera del hospicio hace una llamada telefónica. Él está tranquilo, mientras Maggie llora. Tengo miedo de muerte de que vaya a alejarse. Que corra. Entonces me siento como una idiota por pensar en eso. Denise se ha ido. Su madre acaba de morir. Él acaba de dejarla ir.
—Tengo que salir de aquí —dice finalmente. Salimos del apartamento y subimos al coche—. ¿Puedes llamar a Joe? —No me mira cuando habla, por lo que no ve mi asentimiento. Tomo mi celular y lo llamo.
—¿Puedes hacer que la casa esté vacía? — pregunto. Puedo entender por qué Nick quiera asegurarse de que nadie esté allí cuando lleguemos a casa.
—Ya está hecho —responde Joe. No sé cómo lo sabía, pero no importa.
—Gracias. Te lo agradecemos.
—Cuida de mi chico. —Lo oigo inhalar, sacudo la cabeza, sabiendo que probablemente está aspirando hierbas en sus pulmones en estos momentos.
—Lo haré. —Trato de poner el teléfono en el soporte de vaso, pero cae entre los asientos y el suelo. Lo dejo. No importa en estos momentos. Nada importa a excepción de Nick. Su mano está sobre mi pierna todo el camino a casa. ¿Me pregunto si él necesita esa conexión tanto como yo lo hago? Saber que a pesar de que duele, todavía hay alguien a mi lado. Y tiene que ser aún peor para él. Tal como prometió, la casa parece vacía cuando lleguemos. Oscuro. Ni siquiera la luz del porche está encendida. Nick suelta mi pierna y sale del coche, pero no se mueve. Me gustaría saber qué hacer por él. Una forma de disminuir el dolor. Salgo y camino al otro lado del coche.
—No puedo creer que ella se haya jodidamente ido. —Se apoya en mí contra el coche como lo hizo antes en la pared y me abraza. Su agarre me alivia. ¿Qué tan fácil sería para él correr en este momento? Lo hice cuando me enteré de lo de mi madre y nuestra situación era completamente diferente. Pero está aquí. Conmigo. Apoyado en mí y sosteniéndome.
—Te amo —le digo.
—Yo…
—¿No es eso malditamente dulce? —Una voz masculina viene detrás de nosotros. Nick instantáneamente se tensa.
—Ella lo tiene sometido. Por lo menos fueron lo suficientemente inteligentes para mantener la diversión a un lado.— Nick se mueve alrededor. Siento la ira rodando fuera de él. Liam y tres de sus amigos están detrás de nosotros. Huelo cerveza. Uno de ellos tiene una botella en la mano de la cual está bebiendo. Trato de envolver mis brazos alrededor de Nick por detrás. No necesitamos esto ahora mismo.
—Vámonos.— Él me saca de encima.
—¿Vas a escuchar a tu chica? ¿No tienes una boca grande, como tenías el otro día? —Este es Liam.
—Por favor golpéame, Chico Bonito. Te lo ruego. Ni siquiera lucharé al principio. —Nick da un paso adelante. Una vez más lo agarro del brazo y él se retira.
—No hagas esto. —Sé que esto no es totalmente sobre Liam. Él quiere hacer daño a causa de su mamá. Quiere hacer daño a otra persona a causa de ella. Miro a Liam y grito—: Elegiste el momento más inoportuno. Déjalo en paz.
—Métete en el coche, pequeña bailarina. —Otro paso, pero estoy justo detrás de él.
—¿Qué están haciendo aquí? —Estoy de pie junto a Nick, quien de nuevo intenta empujarme detrás de él.
—Él siempre aparece donde estamos en las fiestas. Metiéndose en nuestros asuntos, así que pensamos que era el momento de regresar el favor. —Mi estómago se revuelve al oír la voz de Liam. No puedo creer que este sea él. ¿Fue siempre así? ¿Es algo que la universidad ha hecho?
—¿Sólo están aquí para holgazanear y hablar o vinieron aquí por una razón?
—La voz de Nick es tensa. Unos pocos pasos de él y está justo en frente de Liam, casi nariz con nariz—. ¿Querías darme una lección, Chico Bonito? Hazlo. —Y luego empuja a Liam. Liam se tambalea hacia atrás.
—Qué mierda. Patéale el culo —le grita uno de sus amigos.
—¡No dejes que esta niñita obtenga lo mejor de ti otra vez! —dice otro. Todo sucede tan rápido a partir de allí. Nick me empuja hacia atrás cuando Liam se echa encima de él, golpeando a Nick en el medio. Ambos tropiezan. Caen hacia atrás. Lo veo caer a cámara lenta... abajo... abajo. Su cabeza se raja con fuerza en la acera, Liam está encima de él. Grito, pero es como si mi cuerpo hubiera entrado en una especie de shock de incredulidad. Esto no puede estar pasando. Nick no se mueve.
—¡Mierda! —Liam se levanta de encima. Todo parece normal. Nick se ve normal, pero es obvio que no lo está. Liam también lo ve—. Fue un accidente. ¡No era mi intención joderlo! —Él camina de un lado a otro. Lágrimas calientes corren por mi cara. No hay sangre. ¿Por qué no hay sangre? No estoy segura de si eso es bueno o no. Mi garganta duele, se siente en carne viva como si hubiera gritado y gritado. Empujo a Liam a un lado, caigo y me arrastro hacia Nick. Toco su pecho. Estómago. Quiero tirar de su cabeza en mi regazo, pero no creo que deba. Mis lágrimas lo golpean, formando un charco en su camisa.
—¡Consigue ayuda! ¡Llama a alguien! —lloro. ¿Por qué no se mueve? Por favor déjale moverse.
—¡Estoy sacando mi mierda de aquí! —grita uno de ellos. Los neumáticos chillan al mismo tiempo que los pies corren por la tierra. Por favor, no te mueras, por favor, no te mueras, por favor, no te mueras. Una y otra y otra vez las palabras fluyen a través de mi cabeza. Grito, me inclino y lo abrazo.
—Nick. Estoy aquí. Voy a buscar ayuda. — Luego lucho cuando alguien trata de alejarme de él.
—Miley. —Es Joe—. Tenemos que llevarlo a un maldito hospital.— La voz de Joe me despierta de ello. Me aparto mientras él levanta a Nick. Su cabeza se cae a un lado.
—Mi teléfono. Está en mi coche.
—A la mierda. Lo llevaremos allí.— Corro hacia el coche de Joe. Ni siquiera sé como estoy yendo ahora mismo, pero sé que tengo que hacerlo. Tengo que hacerlo por Nick. Abro la puerta.
—Entra —dice Joe. Él ya está acostando a Nick en el asiento trasero mientras me hago a un lado. Su cabeza está en mi regazo. No se siente como si hubiera un daño importante. No estoy segura de si esto importa. Sigo sintiendo su pulso, comprobando su respiración. Se siente como una eternidad y, al mismo tiempo, sólo unos pocos segundos cuando llegamos al hospital. Apenas recuerdo el viaje. Acabo de sostener a Nick de la manera en que él me sostuvo en el coche no hace mucho tiempo. Digo que estará bien. Que lo amo. ¿Deberíamos haberlo movido? ¿Qué si le hicimos daño moviéndolo? Demasiados pensamientos me golpean. Joe está fuera del coche y tira a Nick en sus brazos. Nos apresuramos a
través de la entrada de emergencias.
—¿Qué estas…? Habitación tres —grita una enfermera cuando ve a Nick en los brazos de Joe. Me esfuerzo por ver a través de las lágrimas borrando mi visión. Uno de los médicos agarra a Nick. Lo están poniendo en la cama. Dos enfermeras más y un médico entran precipitadamente. Mi corazón duele. Jadeo, tratando de respirar.
—Por favor, ayúdenlo. —Trato de entrar en la habitación.
—¿Qué pasó? —pregunta alguien.
—Fue empujado y se golpeó la cabeza contra el bordillo.— Uno de ellos maldice.
—Vas a tener que salir de aquí.— El miedo me atraviesa.
—¡No! No voy a dejarlo. —Él no me dejaría. Sé que no lo haría.
—Si quieres ayudar a sacarlo de aquí. Dales un poco de información y danos espacio. —Cierran la cortina. Joe me atrapa cuando me caigo.
—Ellos lo van a arreglar. Déjalos hacer su trabajo.
—Acaba de perder a su madre —sollozo. Por favor que esté bien. Por favor que esté bien—. No quiero dejarlo.
—No lo haces —me susurra en mi oído—. Estás haciendo esto para que puedan hacerse cargo de él. Él sabe que no lo dejarías.— Mis ojos se encuentran con Joe. Los suyos están inyectados en sangre y me pregunto si es de llorar o estar drogado. Cualquiera que sea la razón, es de alguna manera tranquilizadora. Y se preocupa por Nick. Él es un buen amigo.
—¿Disculpe, señorita? Tenemos que conseguir un poco de información acerca de usted —pide una enfermera morena. Asiento con la cabeza. Después de mirar una vez más a la cortina cerrada de la habitación de Nick la sigo. Joe se queda conmigo todo el tiempo, ayudando con parte de la información sobre Nick. Yo ni siquiera sé su cumpleaños. ¿Cómo no sé cuando es su cumpleaños? Les cuento lo que pasó. Llaman a la policía, prometiendo dejarme saber al segundo que sepan algo sobre él. Mis piernas están temblando tanto que es difícil caminar, pero no puedo sentarme tampoco. Joe me mira todo el tiempo, pero no habla. Es siempre tan relajado, pero ahora mismo, está tenso. Tenso. Se ve tan alarmado como me siento. Los policías vienen y seguimos sin saber nada de Nick. Les cuento lo que pasó. Quieren saber quien impulsó a quien en primer lugar. No quiero decirles ya que fue Nick. Todo fue un jodido accidente. Les doy el nombre completo de Liam. No sé de ninguno más.
—Su ex-novio es un imbécil. Es un niño mimado, rico que no le gusta perder y perdió. —Joe sale furioso de la habitación. La culpa golpea el aire fuera de mí. Ahogándome. Esto es todo por mi culpa. Debido al juego estúpido que le hice jugar. Termino de darles información y mi número de teléfono. Estoy caminando lejos cuando digo los últimos números. Retuerzo mis manos mientras me acerco a la mesa.
—Tengo que comprobar sobre Nicholas. —Casi me asusta preguntar, pero necesito saber. Él tiene que estar bien. Tiene que estarlo.
—¿Tiene alguna familia? —pregunta el recepcionista. Yo, creo. Soy familia.
—Ellos estaban preguntando por los padres.
—Su ma… —Oh Dios. ¿Cómo podría haberme olvidado casi tan rápido? Denise está muerta. Acaba de morir hace unas horas. Niego con la cabeza—. No. Su madre acaba de morir.— Ella suspira, pero puedo decir que es porque se siente mal.
—Por favor. —No me gusta suplicar. Odio eso. Voy a hacerlo en este momento. Debilidad o fuerza no importa. Nada importa, sólo Nick. Joe aparece de la nada, caminando a mi lado. Siento que somos un equipo. Ambos amamos al chico que está en la sala de emergencias. Es una locura porque yo no lo conozco bien. Él está allí mucho, fuma mucha marihuana. Nunca habría pensado que sería el tipo de persona que estaría con amigos, pero nunca pensé enamorarme de Nick tampoco. Los dos son mejor que lo que Liam y sus amigos alguna vez serían.
—Dinos —dice Joe, su voz dolorida. Ella suspira de nuevo.
—Ya que eres el que lo trajo, supongo que está bien. Déjame buscar a la enfermera.— Se desliza a través de la puerta. Camino de un lado al otro otra vez. He llorado tantas lágrimas que mi rostro por fin está seco, pero eso no cambia lo que siento por dentro. Me estoy rompiendo. La puerta corredera se abre y una doctora sale. Joe desliza un brazo alrededor de mí, para no perder el equilibrio él o yo, no lo sé.
—Usted es su...
—Prometida —le miento. Es una doctora, con el pelo corto y rubio.
—Le hicimos algunas examinaciones y hay una leve hinchazón en su cerebro, y un sangrado. Es un lugar donde la sangre se atrapa sin tener adónde ir. Cuando la cirugía esté hecha, entrará en la UCI3. Le daremos un par de días, haremos más pruebas mientras tanto. No sabremos mucho hasta entonces.— Casi me caigo, pero Joe me sostiene.
—¡Sólo se golpeó la cabeza! —Sé que suena ridículo pero la gente se cae y se golpea la cabeza todo el tiempo. Un minuto, él estaba de pie allí y por una pelea estúpida que tuvo que ver conmigo, está teniendo una cirugía y lo están llevando a UIC.
—Nuestras cabezas son muy frágiles. Algunas veces eso es todo lo que se necesita. La verdad es que él puede despertar y estar bien. Sin tener efectos secundarios. Nunca se sabe con el cerebro, pero...También puede que no. O tener un daño cerebral. Estoy segura de que hay más posibilidades de las que conocemos. No quiero oírlas.
—¿Puedo... Puedo quedarme con él?— Ella asiente.
—Cuando se instale en su habitación. No más de dos visitantes en las salas de UCI sin embargo.— Asiento con la cabeza y ella vuelve a entrar en la sala de emergencias.
—¿Puedo usar tu teléfono? —pregunto a Joe. Asiente—. No sé el numero de Maggie. Deberíamos llamarla.— No tengo ni idea de cómo sueno tan estable en estos momentos. Siento como si me estuviera cayendo a pedazos.
—Mantén mi teléfono. Iré a avisarle. Dame las llaves de tu coche también y voy a agarrar la suya.— Le doy las llaves y Joe no espera para decirme gracias. Se va. Mis dedos se mueven rápidamente por la pantalla. Es tarde, pero la tía Dolly respondo al segundo tono.
—¿Hola?
—Dolly. Es Miley. Por favor ven. Nick está herido. Te necesito.
***
Me siento en la cama de Nick, sosteniendo su mano de la misma manera en que él sostenía la de su mamá. No está bien. No es justo, pero estoy aprendiendo, o tal vez siempre lo he sabido, que la vida realmente nunca lo es. Joe está en la sala de espera. Se fue para que Dolly pudiera estar conmigo. Hay un tubo en la garganta de Nick, ayudándolo a respirar. Hay tantos botones, maquinas y pitidos. Cada vez que suena una alarma, salto. No sabemos cuándo o si va a despertar. No puedo apartar mis ojos de él. Su pelo, su boca. Quiero tocar su mejilla. Besarlo. Sostenerlo. ¿Cómo podemos estar aquí? Después de Denise no deberíamos estar aquí preguntándonos si Nick va a estar bien. Miro de nuevo a Dolly. Me da una sonrisa triste, se pone de pie y camina detrás de mí. Sus manos descansan sobre mis hombros y estoy tan agradecida que esté aquí.
No he sido justa con ella. Tal vez nunca. Nunca me dejé realmente acercarme a ella después de que mamá se fue. No he hablado con ella mucho desde que nos enteramos de la muerte de mamá, pero está aquí. Aquí a mi lado. Por Nick, independientemente de cómo nunca la dejé entrar. Quiero merecerla.
—Tengo pesadillas. —Es lo primero que sale de mi boca. Dolly da un pequeño jadeo detrás de mí, pero espera que continúe. Tan pronto como las palabras salen, me alegro de finalmente compartirlo con ella.
—Después de mamá... He empezado a tener pesadillas. Realmente sólo cuando duermo sola. Nick ayuda. Tal vez sólo saber que hay alguien allí. Solía
tenerlas después de que mamá se fue… ¿murió? No sé ni que palabra debería usar. Pero luego. Las tuve luego también. —Es un enorme peso fuera de mi pecho. Como si estuviera reduciendo la brecha entre nosotras que siempre luché por mantener allí.
—Oh, cariño. ¿Por qué nunca dijiste nada?— Me encojo de hombros.
—Porque tuve miedo. No quería ser débil. No quería tener que depender de nadie. Tenía miedo de contar contigo porque pensé que te irías como ella. Porque tenía que ser yo, ¿no? No hay ninguna otra razón por la que una madre dejaría a su hija.— Mis ojos se inundan, pero me las arreglo para evitar que las lágrimas caigan.
—No eres tú. Nunca fuiste tú, Miley. Espero que lo sepas ahora.— Asiento porque lo sé.
—Pronto, sólo fue fácil mantenerlas. Incluso cuando tuve que hablar con la doctora en un principio no se lo conté. Traté de luchar contra los ataques de pánico, no quería la medicina. Supongo que tenía incluso miedo de que una pastilla estúpida me dejara.— Su agarre se aprieta en mi hombro.
—Solía sentir como si fuera mi culpa que tu mamá haya terminado como lo hizo. Tal vez no fui lo suficientemente buena hermana. Quise tanto hacer lo correcto para ti y creo que lo hice. No le presté atención lo suficientemente cerca.
—No —susurro, pero todavía no puedo mirarla—. No fue tu culpa. No fue culpa de nadie. —Hago una pausa y tomo unas cuantas respiraciones—. Nick podría morir… O tener lesiones duraderas. Acaba de perder a su mamá y podría perder mucho más aparte de eso. En un segundo. Por una estúpida pelea. Perdimos tanto tiempo jugando juegos… Él me dio mucho y nunca se lo dije. — Las manos de Dolly tiemblan. Sé que está llorando. Pero todavía sigo hablando.
—Me gustaría contarte todo… Mis sobre cómo maduré y como me siento… Si tú quieres.— Las palabras no son tan duras como pensé que serían. Se sienten realmente liberadoras.
—Oh, Miley. Nada me gustaría más.
—También quiero hablar con alguien m{s. Un doctor o algo así. ¿Podrías… ¿Podrías ayudarme a arreglarlo?
—Absolutamente.— Finalmente me giro para mirarla pero no dejo la mano de Nick.
—Tu mamá nunca pidió ayuda. No el tipo de ayuda que necesitaba. Tú eres muy fuerte, una mujer valiente, Miley. No podría estar más orgullosa de ti.— En este momento, estoy bastante orgullosa de mí también.
—Gracias. —Me vuelvo de nuevo hacia Nick. Apoyo mi cabeza en su cama—. Estarías orgulloso de mí también. Lo sé. No puedo esperar hasta que despiertes para poder contártelo.
***
—¿Cómo se conocieron Nick y tú? —le pregunto a Joe. Ha pasado un día y medio. No he salido del hospital. Joe está la mayor parte del tiempo. La tía Dolly y Maggie han estado yendo y viniendo. Nadie trata de que me vaya, probablemente porque saben que no lo haré.
—Nos metimos en una pelea cuando él jodió con una chica que yo estaba viendo.— Me giro y miro al “hermano” de Nick. Estoy segura de que el personal del hospital sabe que está estamos aquí, pero han estado de acuerdo con esto.
—Dime que estás bromeando.
—¿Mentiría sobre algo tan serio? —Sonríe, recostándose en la silla. Se ve cómodo, pero sé que no lo está. Sé que está tan asustado como yo.
—Ustedes están locos. —Niego con la cabeza—. ¿Qué pasó?
—Nos golpeamos el uno al otro unas cuantas veces. Entonces le dije que él tenía una oscilación agradable, pero que jodería su pulgar si mantenía su puño de la manera en que lo sostuvo. Me dijo que me fuera a la mierda. Le pregunté si quería fumar una pipa y estuvimos bien después de eso. No sé por qué me sorprende. —Los hombres son tan locos. Joe niega con la cabeza.
—Somos mucho más fácil que las chicas. Ellas toman todo demasiado en serio. Además, sabía que seríamos geniales. —Golpea el lado de su frente.
—Tienes razón. Sabelotodo.
—Puedes apostar tu culo. Al igual que sé que él va a estar bien. No te dejaría. Es demasiado leal para esa mierda. Se preocupa por ti demasiado.— Le sonrío a Joe y elijo creerle. Me pregunto si Joe necesita a Nick también. Tengo la sensación de Nick no querría dejar a Joe tampoco.
***
Otro día pasa.
—Sus últimos exámenes se ven realmente bien. Buena actividad cerebral. El sangrado se ha ido. Vamos a empezar a disminuir la medicación y esperar a que despierte. Vamos a tener más respuestas después de eso. —La doctora me sonríe y trato de devolvérsela.
—Gracias.
—Lo estás haciendo bien. Sigue haciendo lo que estás haciendo. Sostén su mano. Habla con él. Creo que puede oírte.— Ella sale de la habitación. Sé que puede oírme también.
***
—Han disminuido tu medicamento Nick. Dicen que puedes despertarte en cualquier momento. No puedo esperar a ver tus ojos de nuevo. Tienes que abrirlos para mí, ¿de acuerdo?— Trato de mantener las lágrimas. Quiero sonar feliz. Fuerte para él.
—Incluso puedes llamarme princesa, si quieres. No por mucho tiempo, pero hecho de menos pelear contigo. Extraño lo engreído y presuntuoso que eres.— Inclinándome hacia delante, beso su mano.
—Le dije a Dolly que voy a hablar con alguien. Creo que va a ayudar. Es por ti, ¿sabes? Que soy más fuerte. Dios, yo solía pensar que eras un idiota. No puedo creer que no lo vi. No lo sé, pero eres todo Nick. Nadie me hace sentir como tú y te necesito. Tal vez no es bueno necesitar a la gente y tal vez eso me hace débil. No sé, pero sé que te necesito. Te quiero a ti. Me empujas cuando lo necesito y cedes cuando lo necesito también. Tu fuerza me da fuerza y quiero hacer esto por ti también. Mi tío y mi tía se están ocupando de tu mamá. La funeraria está esperando por ti. No queremos enterrarla sin ti. Te mereces estar ahí. Pero tienes que abrir los ojos, ¿de acuerdo? Por favor, abre los ojos pronto. Te amo. Te amo. Te amo.
***
El tubo de respiración se ha ido. Es capaz de respirar por sí mismo. Dicen que es una buena señal.
***
—Te traje un café. —Joe pone una taza en la mesa—. Luce mejor. — Entonces habla con Nick—. Todavía no te ves tan bien como yo, Nick, pero ya no te ves como mierda.
Casi le grito a Joe por decir eso, pero no. Así es como son y lo que hacen. Tenemos que tratar Nick como lo hacíamos. Esa es la mejor manera de conseguir que vuelva a nosotros.
***
Oscuridad es todo lo que veo. Es extraño, como si supiera que estoy durmiendo, pero de alguna manera me siento consciente también. Estoy cansada. Tan cansada. Trato de luchar contra el hecho de que estoy despertando. No consigo dormir mucho apoyada en la cama de Nick. Algo se aprieta alrededor de mi mano. Me siento sonreír en mi estado medio dormida. Amo cuando Nick aprieta mi mano. Ocurre de nuevo. No quiero despertar porque no quiero perderlo. Me encanta las veces en que Nick aparece en mis sueños. Otro apretón. Débil. Nick me sostiene más fuerte que eso. Mis ojos se abren y miro a Nick. Su aleteo. Abiertos. Cerrados. Abiertos otra vez. Mi corazón salta. Brinca. Explota. Hace todo lo que puede hacer. Presiono el botón de la enfermera.
—¿Nick? ¿Puedes verme? Es Miley. Estoy aquí.— Me estudia, sus ojos azules tan intensos que me embelesan. Veo familiaridad en ellos. Abre la boca, pero no sale nada. Las lágrimas caen por mi cara. Me aprieta la mano de nuevo.
—Shh, está bien —digo sonriendo—. No trates de hablar. Estoy aquí, bebé.— Ante eso sonríe. No es una sonrisa completa, pero sí una media. Con hoyuelo y todo. No puedo evitarlo. Me pongo a llorar. Me siento en la cama y toco su cabeza. Su cabello. Su rostro.
—Te amo. Sabía que ibas a estar bien. Yo...— No puedo hablar porque estoy llorando tanto. La voz de Nick está agrietada, rota por lo que me callo.
—Baila-rina.— Me duele la cara porque mi sonrisa es tan grande.
—Sí. Quiero bailar para ti —le digo. Consigo otra sonrisa. Su mano se desliza de la mía y me dan ganas de llorar otra vez, pero levanta su brazo. Toca un mechón de mi cabello, pero su brazo cae rápidamente después.
—Te… amo.— Te amo. No sólo “yo también”. Es en esas palabras que sé que vamos a estar bien. Todo va a estar bien.
—Yo también te amo.
Siento que me ahogo en mi propia lengua todo el camino. Como si se estuviera hinchando, llenando mi boca, y garganta, ahogándome, pero todavía no puedo abrir la boca y decir una palabra. Mi mente está en blanco todo el tiempo, excepto por las mismas palabras yendo a través de mi cabeza, una y otra vez. Es hora, es hora, es hora. Esas simples malditas palabras, que quieren decir que todo está cambiando. Que voy a tener que seguir adelante, pero ella pronto estará muerta. Jodidamente ida. Ningún enorme latido del corazón, ninguna sonrisa. Nada más que piel y huesos, y mi nombre en su muñeca, hasta que finalmente ni siquiera será eso. Mi puño se aprieta en la puerta y la consola central, mientras mi bailarina me lleva a casa. A sentarme con mamá. Mientras que ella muere. Casi me atraganto. Algo quiere venir hasta mi garganta, pero lo reprimo. No puedo perderlo. No puedo. Todavía no. No antes de verla. Salimos del coche y Miley toma mi mano. No me pregunta si estoy bien. ¿Qué pregunta más estúpida y de mierda es esa? Odio cuando la gente pregunta algo que ya sabe la respuesta. En cambio, me pregunta
—¿Estás seguro de que quieres que me quede?— La tiro hacia mí, amándola por preguntar y aún necesitándola aquí, porque no hay manera de que pueda hacer esto solo.
—Quédate. —Es todo lo que digo, porque es lo único que puedo manejar. Asiente con la cabeza, comprendiendo. Siempre entendiendo, no importa lo idiota que yo esté siendo. Mis manos tiemblan jodidamente mientras caminamos dentro. Entrelazo mis dedos con los de ella, necesitando el cable a tierra que sólo esta chica puede darme.
—Oh, Nicholas. —Maggie me tira a sus brazos, pero no la abrazo de vuelta. No puedo hacer nada. No lo entiendo. El día antes de ayer, estaba bien. Riendo y hablando, y sentándose al sol.
—¿Qué pasó? —Me las arreglo para preguntar. Maggie se aleja.
—Ayer durmió la mayor parte del día. Estuvo vomitando.
—¿Por qué no me llamaste? —pregunto.
—Me pidió que no lo hiciera. Dijo que estaba cansada. Está en todo su derecho, Nicholas.
—Yo soy su hijo. —La empujo—. Tengo derecho.
—Otra enfermera del hospicio llegó esta mañana... Le recetaron mucha más morfina. La ayudará con el dolor. —Ayudará a matarla, quiere decir—. No quería tomar hasta que llegaras. Todavía esta durmiendo mucho, pero…— No escucho nada porque estoy en el pasillo. Camino a su cuarto. Está con un dolor de mierda porque quería esperarme. Su cabeza se vuelve, sus ojos están en la puerta tan pronto como entro.
—Nicholas… —Apenas susurra. Mis pies se plantan en el suelo. No me puedo mover. ¿Cómo diablos puede verse mucho peor en dos días? ¿Cómo pudo suceder de esta manera? Está conectada a un suero. La he visto con él en casa antes, pero esto es diferente. Mi pulso vibra en mis oídos. Mi pecho duele. Esta es mamá. La que siempre ha estado ahí. La que no quería nada, excepto que yo sea feliz. Que hiciera algo por mí mismo. Que fuera más que ella y mi papá. Y está jodidamente muriendo. Su brazo se extiende hacia fuera, con la mano abierta hacia mí. ¡Muévete, Nick! Siento la mano de Miley en mi hombro, alentándome. Un pie delante del otro, voy hacia ella.
—Hola, mamá. —Mi voz se quiebra y me odio por ello. Odio no poder ser más fuerte cuando ella me necesita.
—Hola. —Sus labios están agrietados de estar tan secos, pero se las arregla para estirarlos en una sonrisa de todos modos.
—Te amo. —Estoy cabreado de que esas sean las palabras que salen de mi boca. La amo y quiero que lo sepa, pero eso es lo que uno dice antes de despedirse. No estoy listo para el adiós todavía. No responde de inmediato. Sólo arrastra mi mano y trata de apretar.
—Estoy cansada.
—¿Estás dolorida? —¡Qué jodida pregunta! Por supuesto que está sufriendo. Yo sufro de sólo mirarla. Mamá asiente con la cabeza.
—Miley. Trae a Maggie. Dile que necesita los medicamentos.— Sigo sosteniendo su mano mientras me siento en la silla. Ninguno de los dos habla. Su respiración es poco profunda, fuerte. No es Maggie, pero otra enfermera entra en la habitación y agrega la medicina al suero. Las manos de Miley tocan mis hombros de nuevo. No veo a nadie. No hablo con nadie. No hago nada, excepto observarla.
La madre de Nick ha estado dormida por tres horas. Él no ha dicho ni una palabra en todo ese tiempo. Estoy sentada en una silla a su lado. Él sostiene su mano, con la cabeza entre sus brazos sobre la cama. A veces lo toco. Quiero que sepa que estoy aquí. Que siempre voy estar aquí. Alterno entre frotarle la espalda, tocar su pierna y alejarme un poco para darle su espacio. Aún así no dejo la silla. Mientras él esté a su lado, yo voy a estar en el suyo. Incluso por más tiempo. Mi corazón duele por él, se rompe por ella y por él. Por todos, porque este mundo será un poco más solitario sin ella en él. Sólo la conocí por poco tiempo y sé eso. Su estómago gruñe, pero no le pregunto si quiere comer. Sé que dirá que no. Veo a Nick. Miro a Denise y recuerdo a mi madre diciéndome adiós. Imagino cómo sus huesos estaban en ese bosque. Sola. Estoy contenta de que Denise no tendrá que irse sola de esa manera. Contenta de que Nick y yo no nos quedaremos solos. Se sienta lo suficiente para pasar una mano por su cabello. Está tan desordenado como nunca lo he visto. Su pierna rebota hacia arriba y hacia abajo. Pero no derrama ni una lágrima. Por primera vez, se vuelve y me mira. El dolor en sus ojos rasga mi pecho y hace que las lágrimas llenen mis ojos. No soy tan fuerte como él.
—No llores —susurra—. Todavía no. No lloraste por ti misma durante tanto tiempo. Si lo haces ahora, hazlo por ella, no por mí.— Asiento con la cabeza. Se inclina lejos de la cama, lo suficiente para deslizar su mano por un lado de mi cara. Para empujar mi cabello detrás de mi oreja. La sonrisa que me da es peor que el llanto. Es rota. De dolor. Y así de rápido su mano se aleja, vuelve su cabeza y está apoyado sobre la cama otra vez. Sosteniendo su mano y mirándola respirar. Las respiraciones de las que comienzo a contar los segundos entre ellas. Maggie entra y sale. La enfermera del hospicio también. Nick no habla con ninguna. Ellas hablan conmigo, pero sobre todo creo que quieren dejarnos solos con ella, mientras esperamos a que se vaya.
Los ojos de mamá se abren por primera vez en horas. Cinco para ser exactos. Sus ojos dan vueltas por la habitación, con el miedo tiñéndolos.
—¿Qué es? ¿Qué sucede? ¿Necesitas a la enfermera?
—¡Estoy tarde para el trabajo! —dice y trata de levantarse. ¿Trabajo? Ella no ha trabajado en un año.
—Mamá… tú no trabajas. Tú estás… —No puedo decirlo—. ¿Necesitas a la enfermera?
—No quiero ser despedida. Necesito el dinero. Mi hijo…—Se ve asustada. Retira su mano lejos de mí. Mi corazón se acelera. Mi cuerpo se adormece. ¿No sabe quién soy?
—Soy yo. Soy tu hijo. No tienes que trabajar. Sólo descansar.
—¿Nicholas? —su voz se quiebra, la confusión aún en sus ojos.
—Sí. Sí, soy yo. —Soy yo. Tengo que decirle quien soy. Quiero gritar. Vomitar. Despertarme de esta jodida pesadilla y saber que todo está bien.
—Nicholas… —dice otra vez, esta vez con reconocimiento. La enfermera entra en la habitación de nuevo, llena una jeringa y le inyecta más medicina contra el dolor. Uno, dos, tres. Sus ojos revolotean. Cuatro, cinco, seis. Está dormida de nuevo. Me dejo caer en la silla.
Ya la he perdido.
Nick dijo pocas palabras, pero ninguna de ellas era importante. Le di un abrazo y un poco de espacio. Maggie trajo un poco de comida, pero nadie la tocó. El único momento en que la dejamos, es cuando tenemos que ir al baño. Cuatro horas después ella finalmente abre sus ojos otra vez. ¿Cuántas horas hemos estado aquí? Respiro profundamente. Creo que mi corazón también se detuvo. Por favor deja que ella se recupere. Permite que lo reconozca. Deja que sea capaz de despedirse.
—Desearía… que… no… estuvieras… tan… triste… —dice ella, sonriendo débilmente. Siento la tensión en el cuerpo de Nick.
—Mamá. Hola. ¿Cómo te sientes?
—Feliz de verte —contesta ella. Sé que no debería hacerlo. Debo de ser fuerte, pero no puedo seguir conteniéndome y poco a poco grandes lágrimas brotan de mis ojos. No podía detenerlas y no sólo estaba llorando porque sintiera tristeza. Vi la forma en la que lo miraba y era hermosa. Ella lo amaba, con el mismo amor de una madre por su hijo. Profunda y completamente. Para ella, él era la persona más importante en el mundo y estoy muy contenta de que ellos se tengan el uno al otro.
—Siempre alagando mi lado bueno —dice Nick bromeando. Lo amo más por eso. Ella toma su mano. No me di cuenta que se había acercado a ella. Él le da su mano y la apretó.
—Déjame hablar con Miley. —Su voz es tan suave, que apenas puedo distinguir sus palabras. Nick parece entrar en pánico. Sus ojos van de mí a ella.
—Está bien —dice ella—. Es sólo un minuto. Lloro más fuerte. Necesito detenerme, pero no puedo hacer nada al respecto. Me seco los ojos mientras Nick se levanta y besa su mejilla. Se detiene y pone su frente en la mía. No necesito más palabras. Sólo nos apoyamos uno en el otro.
—Estaremos bien —le susurro. Él asiente.
—Te amo.
—Yo también —Y después se va. Tomo su lugar y me acerco para poder escucharla.
—Se ven hermosos juntos —dice con la voz quebrada, eso me hace empezar a llorar otra vez.
—Lo amo. Él es…
—Frustrante
—Sí —le digo sonriendo.
—Pero es maravilloso. —Su voz suena llena de orgullo en ese momento. No habrías sabido que ella se encontraba enferma. Sólo era una mamá orgullosa de su hijo.
—Creen que me engañaron desde el inicio. —dice—. Ustedes fueron los que se engañaron al pensar que así fue. —Asiento porque tiene razón. No me sorprendía que ella lo supiera. Me siento honrada de que sepa que vamos en serio.
—Cuida de él. —Las palabras suenan muy frágiles.
—Lo haré. —Apenas puedo responderle entre mis lágrimas. Aprieto su mano le digo en su oído—: Lo haré, lo haré, lo haré.
—También cuídate mucho. Él no se da cuenta, pero es bueno cuidando a la gente.
—Lo es —le digo con la misma convicción que ella usó a hablar de él—. Él cuida bien de mí.
—Tienes que ser capaz de cuidar de ti misma. Ambos tienen que ser capaces, Nicholas y tú. Está bien que ambos se apoyen el uno al otro, pero necesitan saber que ambos son fuertes.
—Yo…
—Tu mamá te ama —dice interrumpiendo. Jadeo por la sorpresa. Mis lágrimas corren en su mano y me siento culpable, pero no puedo detenerlas.
—Te ama. Es imposible no hacerlo. Probablemente ella no siempre sabe cómo demostrártelo. Tal vez no siempre ha hecho lo correcto pero definitivamente te ama. Lo hace —dice.
—Gracias —le digo una y otra vez. Hasta que mi voz es ronca. Ella sabe lo mucho que significan esas palabras para mí, porque si ella lo dice tienen que ser reales.
—Él te ama —añade—. Y tú lo amas. Eres todo lo que buscaba para él.— No puedo detenerme. Me pongo de pie y apoyo mi cabeza en su pecho. Sigo llorando. Ella me consola. Su mano acaricia mi cabello. Es el mismo gesto que Nick tiene conmigo y me pregunto cuántas veces ella lo consoló del mismo modo. Finalmente cuando dejo de llorar, me incorporo.
—Gracias. También te quiero. —Un rápido asentimiento es mi respuesta.
—Necesito a Nicholas —dice con una voz llena de dolor—. Necesito a mi hijo.
Mis pies están agobiados, pero de alguna manera logro hacer que se muevan. Miley está en el pasillo mientras cierro la puerta de la habitación de mamá. No sé si está bien o si es correcto o si me hace el más débil hijo de puta en el planeta, pero me meto en la cama con ella, esperando y rezando para no lastimarla. Todo lo que sé es que la necesito. Envuelvo mi brazo alrededor de ella. Acurrucado en mi lado. Me siento pequeño... como un niño. Como solía meterme en la cama con ella cuando tenía una pesadilla o los vecinos gritaban tan alto que me asustaban.
—Mi dulce, dulce niño —dice. No sé cómo se las arregla para hacer que su voz suene clara, más fuerte. Probablemente por mí. Porque sabe que lo necesito.
—Vive tu vida —dice finalmente. Tengo que mirar hacia arriba para verla porque no sé lo que significa. Suspira. Muerde sus labios agrietados.
—Puedes hacer lo que quieras, Nicholas. Eso es todo lo que siempre quise que supieras. Eres mejor que yo. Mejor que tu padre. Puedes tener cualquier cosa. Ser cualquier cosa. Hacer cualquier cosa... Pero vive tu vida. Si decides que la universidad no es lo que quieres, no lo hagas por mí. Quiero que puedas encontrar lo que te hace feliz y lo mantengas. Agárrate a ello con todas tus fuerzas. Si alguna vez te empujé a cualquier cosa es porque quería que supieras que estás mejor que vendiendo drogas, yendo a la cárcel. Esforzarse para ganar unos centavos es como he tenido que hacer yo.— Vendiendo drogas. Yendo a la cárcel. ¿Te suena familiar? Las cosas por las que odiaba a mi padre. Sus ojos mantienen mi mirada intensamente.
—Sólo sé bueno... Sé feliz. Eso es todo lo que quiero para ti. Y para que sepas como de único eres. Eres fuerte, leal, cariñoso. Haces sonreír a esa chica ahí afuera como si tuviera el mundo en la palma de su mano. —Hace una pausa por el esfuerzo de tanto hablar. Luego susurra—: Tú me diste el mundo.— Me estoy rogando decir algo, pero no puedo encontrar las palabras. Están encerradas dentro de mí. Cada vez que intentan deslizarse a través, una puerta se cierra sobre ellas, bloqueándoles la salida.
—Tú me diste el mundo —dice de nuevo—. Tú eres la única cosa que he hecho que significa algo.
—Tú me hiciste quien soy —es lo que me arreglo para decir. Espero que sea suficiente. Espero que sea correcto. Cuando la miro, su cara esta húmeda. Lágrimas dando humedad a sus labios que se convierten en una sonrisa.
***
Horas han pasado. Ni siquiera sé cómo en el infierno de cuantas. Pasan mientras ella duerme y respira esos alientos rasposos. No ha despertado nuevamente durante mucho tiempo. Es media noche ahora. Todo lo que tengo que hacer es mirar el reloj, pero no tengo la energía. Miley está de pie en la ventana, mirando hacia la oscuridad. Sólo hay una pequeña luz junto a la cama en la que esta mamá. Una farola brilla contra mi bailarina. Mirándola, de pronto la necesito. Para sentirla y hablar con ella. Salta cuando la silla cruje mientras me levanto. Sin decir una palabra, camino hacia ella y la tiro entre mis brazos. Entierro mi cara en su cuello mientras se aferra a mi espalda. Y de alguna manera... me siento mejor. Todavía roto y perdido y enojado, pero también no tan solo. Doy un paso adelante y Miley retrocede. Se inclina contra la pared y sólo me deja abrazarla. Me sostiene.
—Estoy perdiéndola. —Estas palabras se abren paso entre mis labios, en su cuello—. Estoy jodidamente perdiéndola. No quiero perder a nadie más que amo. No quiero perderte. —No sé de donde las palabras repentinamente vienen, pero no puedo hacer que se detengan. No las puedo enrollar—. Soy un idiota la mitad del tiempo, pero me haces mejor. Me haces feliz. No quiero perderte a ti. Te amo. No quiero perderte.
—Yo también te amo. No voy a ninguna parte. Nos hacemos mejor mutuamente.—Me aparto de ella. Pongo mis manos en sus caderas. Clavo mis uñas porque necesito mantenerla tan fuerte como pueda. Y luego me inclino hacia adelante y la beso. Es lento y suave. Ella gime y lo digiero. Saboreo cada parte de su boca. Doy lo mío. Empujo contra ella. Tiro de ella hacia mí.
—Quiero ser alguien —le digo cuando me aparto—. No sé quién. Solo sé que no quiero ser el tipo que vende hierba. El que rompe su teléfono contra un árbol cuando se da cuenta que se enamoró de una chica. Quien va a la cárcel y se desquita con ella porque está ahí para su madre cuando él no estaba.
—Eres más que eso —me dice.
—No sé si lo soy, pero quiero serlo.
—Mi mamá me amó —dice Miley, sorprendiéndome—. No sé si quería dejarme, pero me amaba. Y no soy perfecta. No quiero serlo. Tengo ataques de pánico con los que no trato, pero lo necesito. Lo haré.— La beso de nuevo porque es tan jodidamente fuerte. En este momento, en la sala en penumbra, mientras mi mamá duerme en la cama de al lado, hacemos nuestros votos el uno al otro. Para dejar de fingir. Para crecer. Para hacer lo que en el infierno tenemos que hacer para no ser las personas que tuvieron que jugar un jodido juego de adivinanzas para enamorarse. Ambos estamos tranquilos. La respiración de mamá es el único sonido en la habitación. Nos apoyamos en la pared, abrazándonos.
—No podría hacer esto sin ti, pequeña bailarina.
—No quiero estar en ningún otro lugar.— Tomo un par de respiraciones profundas antes de decir—: No quiero decirle adiós. —Pero tengo que hacerlo. Lo sé. Sé que probablemente ella lo está esperando.
—Lo sé. Lo siento.— La beso de nuevo.
—Lo sé.
***
La luz de día ha llegado y pasado otra vez. Es la noche siguiente. Mamá no ha despertado más. Maggie y la enfermera del hospicio entran y salen. Le dan medicina. Sonrisas tristes. Su mano no sostiene más las mía, pero trato de mantenerla apretada lo suficiente por los dos. Sé lo que tengo que hacer. Cada vez que abro mi boca no sale. Así que me siento aquí. Viéndola morir. Viéndola sufrir. Esperando. Mamá no hace ningún ruido junto a las respiraciones que suenan casi dolorosas. Jodidamente lo son. Echo un vistazo a Miley y ella me está mirando. Trato de decírselo con los ojos. Le hago saber que estoy dejando que se vaya. Ella me da un pequeño guiño. Me muero jodidamente de miedo de hacer esto, pero también orgulloso. Orgulloso porque estoy dejándola libre. Dejándola estar en el sol. Me inclino hacia adelante mi boca junto a su oído. Mis palabras son suaves, sólo para ella y para mi.
—Te mentí la última vez que preguntaste, pero quiero que sepas, soy feliz. Nunca me empujaste a menos que necesitara ser empujado. Me diste todo y te juro por Dios, voy a hacer que te sientas orgulloso de mí. Por ti... y también por mí. Te amo... —Mi voz se quiebra. Las palabras desbloquean las malditas lágrimas que sostenía y lloro por fin. Lloro por ella. Por mí. Por todo el jodido mundo que está perdiéndola
—Soy feliz. Voy a estar bien. Voy a vivir por mí, pero también por ti. No tienes que preocuparte por mí. Puedes irte... Tengo a Miley y jodidamente la amo. Cristo. No debería estar maldiciendo en este momento, pero la amo. Lo hago. Vamos a estar bien.— Juro que ella aprieta su mano sobre la mía. Nada se mueve. Su respiración no cambia, pero sé que me escucha. Sé que está orgullosa de mí. Yo estoy orgulloso de mí.
—Te amo. Estoy bien —le digo de nuevo. Entrelazo mis dedos con los de ella y me siento en el borde de la cama. Miro a Miley y se acerca. Se sienta detrás de mí, una mano sobre mí y otra sobre mamá. Y esperamos. Segundos. Minutos. Media hora. Su respiración se hace más lenta. Se suaviza.
—Estoy bien —le digo de nuevo. Levanto su muñeca. Beso mi nombre allí. Una respiración más.
Espero.
Y espero.
No respira de nuevo.
Se ha ido.
Estoy siendo un cretino de nuevo, pero parece que no puedo detenerme. Ella me habló de un hombre poniendo sus manos sobreella y aquí estoy a punto de tirarla desnuda y hacer lo mismo. Debería simplemente sostenerla en un momento como éste, pero Cristo, la quiero y ella me quiere también. Eso tiene que hacerlo correcto.
—Nunca voy a dejar que alguien te haga daño —le digo, con la esperanza de que eso lo haga correcto.
—Lo sé.— Mis manos se deslizan hasta su cintura. Empujo su camisa arriba y tiro de ella sobre su cabeza. Su sujetador amarillo contrasta con su piel morena. Es tan sexy. De repente me siento como un idiota porque ella durmió en esta ropa toda la noche. Debería haberla desnudado antes. Tenía que haber sido incómodo. Inclinándome hacia delante, pruebo sus labios abiertos con la lengua. Tengo que probarla. Sentirla mientras se inclina y también me prueba. Es tan jodidamente loco estar aquí con ella de esta manera. Hemos tenido sexo antes, pero esto es diferente, lo que me hace sentir como un marica por pensarlo, pero no me importa. Esta chica es mía. He tenido bastantes chicas antes, pero ninguna de ellas era mía. No quería que fueran una parte de mí, para mantenerlas, y con ella no quiero nada más que mantenerla a salvo y mantenerla conmigo todo el tiempo. Nuestras bocas siguen lamiendo y chupando y probándose una a la otra mientras trabajo en los broches en su sujetador. Juro que jodidamente ronronea contra mi boca mientras este cae al suelo. Me alejo porque no hay manera de que no la mire ahora mismo. A su esbelto cuerpo, todo oscuro y tonificado.
—Eres tan sexy.— Esto consigue una sonrisa de ella. Sus manos están en mí, empujando mi camisa. Estoy tan duro por ella. Estoy a punto de hacer el amor con esta chica. Maldición, suena estúpido pensar de esa manera, pero es la verdad. Y no puedo esperar más. Lucho con sus pantalones, empujándolos abajo. Sus bragas hacen juego con el color de su sujetador y el hecho es que los quiero fuera de ella y en el suelo. Los míos vienen después. Los dos estamos agarrándolos y riendo. Jodidamente riendo porque estamos tan apurados por tenernos al otro. Nunca ha sido así… con ella o alguien más. Agarro un condón del cajón. Los labios de Miley vienen duros a los míos. Estamos jodidamente frenéticos y necesitados y urgentes. La levanto antes de cubrir su cuerpo con el mío en la cama. La beso de nuevo. Sus manos tiran de mi pelo.
—Nick... date prisa.— Nos reímos de nuevo. Nunca me reí como lo hago con ella. Horas atrás, estaba cabreado y fresco de la cárcel y siendo un cretino con mi mamá, pero ahora estoy aquí con ella... Feliz. Estoy jodidamente feliz.
—Quiero jugar. —La pruebo. Doy un golpecito a su pezón con mi lengua. Uno y luego el otro. Sus piernas se envuelven a mí alrededor y me empuja contra ella, sintiéndolo, no yendo a su interior. Miley gime. Arqueándose hacia mí y sé que si no la lleno, voy a volverme loco. Rasgo el paquete abriéndolo con los dientes. Mis antebrazos descansan en la cama, uno a cada lado de su cabeza. Sus oscuros ojos me miran, iluminados con la salida del sol del exterior.
Mis ojos no dejan los suyos mientras empujo dentro. A quién diablos le importa cómo suena porque esto también se siente diferente. Agarra mi espalda y tomo sus labios. Nos estamos moviendo juntos y se siente tan bien que podría explotar en este momento. Nuestros cuerpos están resbaladizos por el sudor y también me encanta cómo se siente esto. Sigo yendo. Más duro. Más rápido. Por ella. Por mí. Porque quiero seguir con esto. Quiero mantener este sentimiento. De ella. De ser feliz. Esto ya no es un juego de mierda. No hay charadas aquí. No sé exactamente cómo llamarlo, pero sea lo que sea, es nuestro. Voy a aferrarme a esto. Y nunca dejarlo ir.
***
Miley está casi encima de mí, mi mano en su pelo, su aliento en mi pecho. No está dormida, aunque hemos yacido aquí unos treinta minutos, ninguno de los dos ha hablado. Tenemos tanta mierda con que lidiar: Mi mamá, mi próxima cita en la corte, su pánico. Todo está ahí, pero no en este momento porque en esta habitación, es como que no hay nadie más que nosotros. Me siento, no queriendo salir de la cama, pero necesito orinar y tenemos un montón de mierda que hacer. Estoy en el borde de la cama, mi edredón blanco a su alrededor.
—No —dice Miley llegando a mí.
—Tengo que levantarme.
—Tienes que quedarte en la cama, porque si te levantas, tengo que levantarme, y estoy agotada. —Es una locura, pero escucho la sonrisa en su voz. Me vuelvo hacia ella.
—Sé que te agoté, pero…— Mis palabras se cortan con su juguetón empujón. Riendo, trato de salir de la
cama, pero entonces ella está sentada, desnuda detrás de mí. Uno de sus brazos está envuelto alrededor de mi hombro y el otro bajo de mi otro brazo. Asegura sus manos uniéndolas.
—No vas a ninguna parte.
—O te llevaré conmigo. —Sonrío. Ella se ríe y me estoy riendo de nuevo. Miro a un lado para poder verla asomándose por encima de mi hombro
—Sé que soy difícil de resistir.— Eso me gana una rodada de ojos.— Las palabras están fuera de lugar aquí, pero vienen de todos modos.
—Quiero hacer las paces con mamá. Hacer algo por ella hoy. ¿Quieres venir?— Otra sonrisa. Va directo a mi polla, poniéndome duro. Miley apoya la barbilla en mi hombro.
—No te dejaría ir sin mí.
—Acerca de lo que me dijiste antes...
—Lo sé. Tengo que lidiar con eso.
—Te voy a ayudar. —Quién sabe si siquiera pueda, pero quiero que sepa que estaré allí.
—Lo sé —responde otra vez—. Ahora vamos. Vamos a ver a tu madre.
***
—Todavía no puedo creer que estés tatuada. Eso es genial. —Le guiño a mamá. Estamos sentados en una manta fuera del complejo de apartamentos. No sé si es inteligente traerla hasta aquí, pero ella quería un poco de aire fresco y joder, si hay una cosa que debe ser capaz de tener, es el aire. Tuvimos un picnic, aunque no lo hizo cada tanto. Demonios, realmente no sé muy bien si comió algo, pero sonríe y sigue mirando hacia el sol o por encima de mí y Miley.
—Soy una mamá genial. ¿Qué puedo decir?— Miley, mamá y yo reímos. La miro. Sus ojos marrones hacen juego con los míos, pero con círculos morados alrededor. Pero su sonrisa. Es tan grande, tan brillante, tan jodidamente feliz. Cristo, la voy a extrañar. Ella es todo lo que he tenido.
—No —susurra, de alguna manera leyendo mis pensamientos. Miley se acerca y me aprieta la mano. Trato de sonreír. No estoy seguro de lo real que parezca, pero lo manejo. Las nubes están empezando a mitigar y sé que no tenemos mucho más tiempo. Me sorprende que aún haga tanto calor y este soleado.
—¿Te dolió? —le pregunto.
—¡Sí! ¿No lo hizo el tuyo?
—Pfft. No.
—Aunque ella lo hizo increíble. No se encogió ni una vez —añade Miley. Tengo celos de que tuviera eso con mamá, pero también me alegra. Me alegro de que si alguien tuviera que estar ahí para ella aparte de mí fuera mi chica.
—Eso es porque era el nombre de mi bebé. ¿Cómo puedo encogerme haciendo una de las cosas más hermosas que he hecho?— Sus palabras me golpearon en el pecho. Es como un martillo a mi corazón, que late, pero de alguna manera tampoco se rompe. Está herido. Herido como el infierno, pero no se romperá por algo que ella hizo por mí. Me extiendo y tomo su mano. Tengo la de Miley en un lado y la de mamá en el otro. Y pienso... Me pregunto si tal vez este… Este momento es uno de los más hermosos para mí. Realmente nunca me preocupé por la belleza antes. No, a menos que estuviera buscando a una chica para conectar y eso es un tipo diferente de belleza. Me pregunto si voy a buscarlo ahora. En otros lugares.
—Lo siento. Acerca de ayer. —No tenía la intención de traerlo a colación, pero creo que hay que decirlo—. Fui un idiota, pero me alegro de que lo hicieras. Me siento honrado de que lo hicieras.— Sus ojos nadan por las lágrimas.
—Lo sé, bebé. Lo sé. —Luego mira a Miley—. Vamos a hablar acerca de ti. Quiero saber todo lo que pueda sobre la chica que le robó el corazón a Nicholas.— Cuando Miley me mira, veo que tiene lágrimas en los sus ojos también. Asiento con la cabeza y empieza a hablar. Las veo y escucho mientras Miley le cuenta a mamá acerca de su baile. Cuánto le encanta. Cómo le dio algo en qué concentrarse cuando su mamá se fue. También le habla de su mamá. No todos los detalles, sino de cómo las cosas no habían sido perfectas y cómo recientemente se enteró de su muerte. Hablan acerca de la escuela y cómo Miley ama inglés, pero está pensando en hacer algo para ayudar a los niños. Psicología o algo así. No puedo creer que no lo sabía. Que no tomara el tiempo para preguntar. Hay tantas cosas que he estado haciendo mal… durante años y mientras las veo, mi chica y mi mamá agonizante, sé que necesito arreglarlo. Hacerlo mejor. Se ponen sobre el tema de las fotos. Se está haciendo más fresco afuera y veo temblar a mamá.
—¿Por qué no vamos adentro y miramos algunas? Mostrarle a Miley que siempre he sido tan guapo como lo soy ahora.— Están de acuerdo y tengo que levantar a mamá para ponerla en la silla. Siento sus huesos a través de su piel, y esa bata que todavía lleva. Otro martillazo. Más disparos, acertando en el blanco. Pasamos una hora mirando fotos antiguas. Miley ríe y llora. Mamá también lo hace. Casi me siento mirando hacia adentro desde el exterior, pero está bien. Soy un parte de ello también. Ella siempre ha trabajado tan duro. No tenía un montón de amigos. Su tiempo libre lo pasó conmigo hasta que tuvo demasiado de un hijo idiota y estaba fuera todo el tiempo. Aun así, yo o el trabajo. Eso es todo lo que le importaba. Es divertido verla con Miley. Como ella tiene una amiga, o una hija. Me pregunto si la ve de esa manera. Me alegro de que se lo diera. Mamá finalmente admite que está cansada. Abraza a Miley despidiéndola antes de que la ayude a ir a su habitación. Está en la cama y me inclino para besarla en la frente, pero me detiene.
—Gracias. —Sus manos cubren mis mejillas y lágrimas se derraman por su cara—. Este día ha sido perfecto, Nick. Al igual que tú, siempre será una parte de mí.— Niego con la cabeza. Mis ojos duelen cuando trato de luchar contra las lágrimas. No puedo hacer esto. No podemos hacer esto ahora. No es el momento. No estoy listo.
—Vamos a tener más de ellos —le digo, pero no puedo mirarla a los ojos cuando lo digo—. Lo prometo.
—Lo sé. —Apoya su frente contra la mía y nos sentamos allí. Cierro los ojos porque soy malditamente débil y no puedo manejar verla. Para ver si no cree que vamos a tener más días como éste y deseando darle algunos antes. Sé que quiere decir más. Lo siento en la forma en que su mano toca mi mejilla, pero no lo hace. Todo lo que dice es
—: Ahora ve a pasar el día con esa chica tuya. Ella es algo especial.— Asiento con la cabeza. Quedándome unos segundos más antes de alejarme.
—Si... lo es. Tengo suerte de tenerla.
—Es igual afortunada de tenerte.— Eso espero. Jodidamente de verdad lo hago.
Nick no tiene ganas de hacer nada después de ver a su madre. Lo que entiendo. No puedo imaginarme pasando a través de esto y deseo que hubiera algo que pudiese hacer por él. Odio sentirme impotente. Sé que es algo que comparto con él. Creo que ambos nos hemos sentido así con demasiada frecuencia. Probablemente sea una de las cosas que nos unió. Nos quedamos en su casa de nuevo. Está tan salvaje y loca como siempre. Me pregunto si Joe hace algo más que irse de fiesta.
—¿Cómo manejas tanta fiesta todo el tiempo? —pregunto mientras estamos acostados en la cama al día siguiente. Nick se encoge de hombros.
—¿Porque siempre la hacía con él?
—Oh. —Su respuesta hace que felicidad se dispare a través de mí. Está conmigo en vez de irse de fiesta—. Soy más divertida, ¿no? —bromeo. Nick se ríe. Me encanta el sonido.
—Eres una maldita arrogante, eso es lo que eres.
—Tienes la peor boca.
—Pensé que decidimos que a las mujeres les gusta mi boca. Te gusta mi boca, ¿no?— Empieza a usarla en mí y no puedo evitar temblar. Definitivamente sabe cómo hacerlo.
—Siempre estás distrayéndome. —Dejo mis ojos cerrados y sólo siento.
—Te gusta eso también.— Y tiene razón. Lo hago. También me gusta su lado juguetón. Amo ser la única que puede verlo.
—Deja de hablar. —Mi mano se desliza por su cabello.
—Hecho —dice. Como siempre, Nick cumple su palabra.
***
—¿Has hecho esto antes? —le pregunto a Nick mientras sube la colina de hierba. Varias personas ya están sentadas en el suelo, mantas de diferentes colores o sillas debajo de ellos. Hay algunos árboles, pero no muchos. Probablemente por eso lo hacen en otoño, así no es demasiado caluroso. Esta noche hará frío sin embargo. Estoy deseándolo.
—¿El qué? —responde. Casi olvido que le hice una pregunta.
—Los conciertos en el parque. ¿Los has visto alguna vez? —Están patrocinados por la Universidad. Las bandas Indie tocan en ellos. Ni siquiera sabemos qué tipo de música esperar, pero se siente como salir de casa. Como hacer algo normal. Nick pone los ojos en blanco.
—Sí. Todo el maldito tiempo. Ayudo a organizarlo.— Niego y me río de él.
—Tienes razón. ¿En qué pensaba? Se requeriría que de hecho quisieras hacer algo normal o feliz.— Entonces hace algo que me sorprende. Nick me taclea. Es cuidadoso y bajo facilmente porque… bueno porque no me importa ser tumbada por él. Se sienta en mi estómago, montándome. Es capaz de mantener mis dos manos en una suya y no puedo escapar.
—¿Qué tal esto? ¿Es normal y feliz? ¿Es esto lo que se supone que debo hacer? ¿Taclearte y ser jodidamente cursi en público?— Su voz es ligera. Una sonrisa se inclina en su boca.
—No. No lo estás haciendo bien —digo. Ladea la cabeza.
—¿No? Mierda.
—Se supone que tienes que besarme.— Sin decir palabra, se inclina y hace exactamente lo que le he dicho. Nuestras lenguas bailan juntas, alrededor de la otra de la forma en la que me llama pequeña bailarina. Demasiado pronto se aparta.
—Es buena en eso, ¿eh? —Al sonido de la voz de Liam, me tenso. Nick no, sin embargo. Está lejos de mí y de pie en dos segundos. —¿Qué coño acabas de decir? —sisea Nick. Me apresuro a mis pies. ¿Qué vi en Liam alguna vez?
—No lo hagas. —Agarro los brazos de Nick.
—Dije que es buena en eso, aunque estoy bastante seguro de que me has oído. —Pelirroja está a su lado. Estoy sorprendida de que no tenga a ningún amigo con él. Es tan cobarde.
—No digas ni una palabra sobre ella de nuevo. Habla mierdas sobre mí todo lo que quieras. La traes a colación y tendré que patearte el culo. De nuevo.
— ¿Cuántas veces tomará? —Nick empieza a elevar uno, dos, tres, cuatro, cinco dedos hasta que está levantando las dos manos—. ¿Realmente haremos esto de nuevo? — pregunta—. Estoy dentro si tú lo estás, pero tienes a tu chica contigo y odiaría que ella tuviese que limpiarte de nuevo. ¿Por qué no haces lo que sea que hayas venido a hacer? Habla mierdas sobre mí con tus amigos después y finge que eres lo suficientemente hombre como para que te importe. Por si no lo sabías, estoy tratando de besar a mi chica.— Conozco a Nick. Realmente pelearía si Liam intenta algo. Aprieto mi agarre en su mano. La cara de Liam es de un brillante color rojo. Está molesto y avergonzado. No me puedo creer que estuviese tanto tiempo con él. Que fuese tanto como él.
—Esto no ha terminado —dice Liam antes de marcharse. Es difícil no reírse. Es una cosa de película “B” para decir.
—Real y jodidamente le odio. —La tensión en Nick finalmente se libera.
—Lo siento. Sólo quiero pasar un buen día.— Suspira, lo que no suena muy bien, pero dice
—Lo haremos. Somos normales y felices, ¿recuerdas?— Sonrío antes de que terminemos el senderismo por la colina, encontremos un lugar y nos tumbemos en nuestra manta. La música comienza no mucho después. Un chico con una guitarra que suena un poco como Bobby Long, es una de las pocas personas a las que realmente escucho. Este tipo no es tan bueno. Me siento entre las piernas de Nick y él me rodea con los brazos. Siento su corazón contra mi espalda y me pregunto si el mío coincide con su ritmo. Cuando empieza a hacer frío, nos rodea con la manta. Liam está olvidado. Todo lo demás puede esperar. Simplemente nos sentamos y escuchamos. Ni siquiera estoy segura de si le gusta este tipo de música, pero está aquí y eso significa mucho para mí.
—Me debes por esto —susurra en mi oído antes de morderlo con los dientes.
—¿Cómo sabía que dirías algo como esto?— Se ríe y sigue sosteniéndome. Me alegro de que haga frío, pero incluso si estuviese a cien grados sobre cero seguiría amando tenerle rodeándome. Cuando se acaba, nos tomamos de la mano mientras regresamos al coche. No estoy segura de cuántos días más tendremos como estos, si sería un golpe de suerte porque él necesitaba un respiro o si trataríamos de hacer de esto nuestra nueva rutina. Todo lo que sé es que me encantó. Me encanta todo lo que hago con él.
—Fuimos a una jodida cita, pequeña bailarina —se burla Nick cuando llegamos al coche.
—Estaba pensando en eso. Sonríe. —No fue tan malo. Mamá estará orgullosa.— Le devuelvo la sonrisa antes de abrazarle. ¿Qué pasa con este chico que me hace ir sin intentarlo? ¿Que hace que necesite tocarle y hablarle y simplemente estar con él?
—¿Sólo saliste conmigo para hacer a tu madre feliz? —Me río. Nick niega con la cabeza.
—¿Estás tratando de no elogiarme?— Le empujo juguetonamente antes de entrar en el coche. Está justo detrás de mí, echando la manta en el asiento trasero y luego subiendo al lado del pasajero. Acabo de encender coche cuando mi móvil suena. Es el número de Denise. Nick no tiene un móvil nuevo así que tal vez sólo está llamando para decir hola.
—Hola. —Escucho. Lágrimas inundan mis ojos automáticamente. Mi corazón se rompe—. Esta bien… entiendo.— Cuelgo y miro a Nick.
—Era Maggie. —Agarro su mano y se tensa—. No esta haciéndolo bien… Estan llamando a enfermos terminales. Creen que es la hora.— Tan rapidamente nuestra normalidad… nuestra felicidad, se termina.
Labios fantasmas a través de mi piel. Es de noche, creo. Sé que hay una manta sobre mí. Un cuerpo duro contra mí, y únicamente el aroma a Nick. La noche se vuelve a mí. Nuestra lucha, mi ataque de pánico. Él me cuida. De nuevo. Mis músculos se ponen rígidos. Estoy media enojada con él por la forma en que actuó y media enojada conmigo misma por necesitar de él. No debería necesitar de él o de alguien más... aunque está bien para apoyarse? No lo sé, especialmente desde que no sé cómo se siente él. Pequeños destellos parpadearon a través de mi mente. ¿Yo le dije que lo amaba? Creo que lo hice. O tal vez acabo de decir las palabras en mi cabeza. Mi pulso comienza a volverse loco.
—Pequeña bailarina… —susurra Nick en mi oído. Sonrío al nombre. Su mano se abre paso debajo de mi camiseta mientras cepilla su pulgar hacia atrás y hacia adelante en mi vientre. Sonríe o no, yo no contesto, con la esperanza de que piense que aún estoy durmiendo. Tal vez no lo dije. Tenemos que hablar. Lo sé, pero hay tantas cosas pasando en mi cabeza, en nuestras vidas, que no sé ni por dónde empezar. Todo lo que sé es que tengo preguntas para él, pero no estoy segura de que esté dispuesta a responder alguna.
—¿Es esto de lo que los chicos hablan cuando su chica finge dormir porque no está de humor para el sexo? Te lo prometo, lo disfrutarás.— Esto me hace reír, me doy cuenta cuál era su punto. ¿Quién es este hombre
y cómo lo conozco tan bien? ¿Cuándo sucedió y cómo alguien puede ser mucho más de lo que nunca pensé que podría ser? Estamos los dos en silencio durante un minuto. Oigo las ruedas girando en su cabeza, igualando el ritmo a los de la mía. Tenemos a su madre para discutir, y la cárcel, salidas de monstruo, y mi posible confesión media dormida. ¿Por qué demonios no puede ser fácil?
—Parece que la fiesta se calmó —le digo, pensando que es lo más seguro de que hablar. No hay música golpeando a través de las paredes.
—Soy un idiota —es la respuesta de Nick. Y lo es... pero no lo es al mismo tiempo. Su mano todavía está bajo mi camisa, sus labios presionan contra mi cuello. Creo que es más fácil de esta manera, nuestra oscuridad como él dijo. Más fácil de ocultar y más fácil para nosotros venir limpio en estas sombras también.
—Lo eres... pero lo entiendo. Sólo estabas protegiendo a tu madre.
—No. —Nick rueda a su espalda. Lo sigo, estando a mi lado con mi brazo alrededor de él. Estamos completamente vestidos, con excepción de los zapatos. — Estaba siendo un idiota con ella. Me estaba protegiendo a mí mismo. No debía haber sido un gran problema que ella obtuviera un maldito tatuaje.
—¿Por qué…?
—Porque es final. —Su mano se aprieta, muerdo las uñas bajo mi piel. No puedo ayudar pero me pregunto si eso significa que hago algo por él también. Si de alguna manera le ayudo en la forma en que el me ayuda.
—Lo siento. —Las palabras son tan ridículas a veces. En realidad, no significa nada, pero son todo lo que tengo—. Debes de saber que lo hizo porque te ama sin embargo. Y no importa qué, ella sabe lo mucho que la amas.— Más silencio. Su agarre se ha aflojado un poco, su pulgar se mueve de nuevo. Con cada deslice me siento más cerca de él, lo cual sé que no tiene sentido, pero es la verdad.
—Tengo que hacer las paces con ella... Mi cabeza me ha estado jodiendo.Hemos tenido esta loca conversación y yo estaba por todos lados. Entonces fui detenido. Obtuve revisión. Fui a la cárcel. Mientras tanto tú estabas cuidando de ella mientras yo estaba encerrado. Me sentí como una mierda y lo saqué en ti— Sus palabras me dejaron atónita. Sí, Nick siempre es honesto. Él no se contiene, pero por lo general es cuando él está siendo un idiota, no se abre. Nunca esperé oír estas palabras de él. No sé qué pensar de ellas. Todo lo que sé es que hacen a mi corazón expandirse. Bombean la sangre de vida en ese órgano vital, porque de alguna manera sé que es porque soy yo. Él se siente cómodo mostrándose a sí mismo para mí.
—Estás pasando por mucho.
—Lo que es una excusa de mierda. No me gustan las excusas. ¿Qué te dije la primera noche? Dijiste que tu mamá se fue y yo dije “entonces”. Es lo que es y lo debería saber. —Su voz suena tan resuelta. Es tenso, pero también como si hubiera tomado una decisión y ahora sabe que no hay nada que hacer, pero va con ello. Estoy celosa de él por eso. Yo sé lo que siento por él, pero haciendo hincapié en tratar de averiguar si lo dije en voz alta o si él me oyó. No puedo dormir por las pesadillas. Sé que mamá se ha ido, pero no puedo lidiar con eso.
—No dejes que esto vaya a tu cabeza, eres más fuerte de lo que crees.
—Mientras que seas tú, pequeña bailarina. —Nick pasa su mano y empuja el manto sobre nosotros—. Es jodidamente caliente ahí abajo.— Creo que salí fácil con el cambio de tema, pero igual de rápido que la manta se había ido, me está tirando sobre él por lo que estoy acostada encima.
—¿Qué te ha pasado? —Él levanta la vista hacia mí, y la mía baja a Nick. Sólo veo sombras tenues de él por la luz que brilla a través de su ventana. Nick empuja un pedazo de cabello detrás de mí oreja. Es una cosa que los novios hacen. No es una cosa de estoy-durmiendo-contigo-por-diversión. Eso a la vez me asusta y me emociona. Tal vez él siente lo mismo... El miedo gana.
—Este chico está todo enojado conmigo y me molestó.
—Sé real conmigo.— Él es casi más serio de lo que jamás lo he visto. Eso me quita el aliento.
—Pensé que esto era un juego —le recuerdo.
—Ya no es así y lo sabes. Todo lo demás en mi vida está totalmente jodido. Esta es la única cosa que es real.— Jadeo. Es lo que quiero oír. Lo que necesito escuchar. Lo que siento en cada uno de mis latidos llenos de cicatrices.
—Estoy cansado de correr. —Nick acaricia mi pelo—. Quiero algo que no esté roto... Que no esté jodido o muriendo. La vida de mamá siempre ha sido rota. Tenía una madre adicta a las drogas y vivía en el sistema. Mi viejo era un pinchazo y un drogadicto. Esta es la única cosa que es real. No huyas de mí, pequeña bailarina.— Cada una de sus palabras bombeaban vida a mi corazón, tan grande y lleno. Creo que podría explotar. O tal vez es sólo la presión adecuada.
—Yo no voy a ninguna parte —le digo. Creo que las comisuras de su boca se inclinaron hacia arriba en la sonrisa con hoyuelos-sexy. Soy más real contigo de lo que he estado siendo con alguien más en mi vida. Y es verdad. ¿Cuánto tiempo estuve con Liam y él no sabía nada del pánico? Tía Dolly sabía, pero yo siempre lo jugué fuera lo mejor que pude. Incluso con los médicos. Sólo Nick me ha visto en mis peores momentos y él todavía está aquí. Queriendo más de la oscuridad de mi pasado. Mirando su contorno sombreado debajo de mí, me doy cuenta de que quiero dárselo a él. Que yo estaría dispuesta a admitir, por primera vez, que necesito a alguien que me ayude a entrar a la luz. Pongo mi cabeza en su pecho. Siento el latido de su corazón contra mi mejilla. Me gustaría que estuviéramos tan físicamente desnudos como lo estábamos emocionalmente. Una de las manos de Nick se desliza debajo de la camisa, burlándose de la piel sensible en la parte baja de mi espalda, mientras que la otra corre a través de mi pelo. Me golpea de nuevo lo cerca que estamos. Me pregunto si se da cuenta de lo mucho que me está dando en estos momentos.
—Mi mamá era la más joven... mimada y rebelde. Se metió en un montón de problemas y mis abuelos siempre la dejaron deslizarse. Ella lo mantiene y según mi tía, se escapó con un novio cuando tenía dieciocho años. No había terminado la escuela secundaria todavía. Por supuesto, quedó embarazada de mí y eso no duró mucho. Volvió a su casa, pero las ganas de fiestas eran demasiado, así que ella dejó de nuevo, llevándome con ella. Realmente no me acuerdo de mis abuelos. Cuando murieron en un accidente de coche, creo que ella se puso peor. Tía Dolly dice que no sabían dónde estábamos la mitad del tiempo y después mamá se presentó conmigo. Me dejó con ellos durante unos días, volvió y me llevó lejos de nuevo. Odio la forma en que la historia suena. La forma en que la pinta a ella. No estoy segura de si eso es bueno o no.
—Era divertida, aunque. Ella me hacía reír todo el tiempo.— Nick es tan silencioso, si no fuera porque sus manos siempre están en movimiento pensaría que se quedó dormido. Estoy agradecida por el silencio. No sé si podría seguir adelante si él me interrumpiera. —De todos modos, cuento largo. Todavía le gustaba ir de fiesta y ella me traía con ella. En una de las fiestas, se quitó, probablemente con un chico o algo así. Ella me dijo que me quedara en la habitación. —Me acurruqué cerca de él, esperando que su corazón contra mi mejilla bombeara fuerza dentro de mí—. Estaba oscuro... tan oscuro y este hombre y la mujer entraron. Estaban riendo y besándose. La música estaba muy alta en la casa. Traté de esconderme, pero ellos encendieron la luz y me vieron. Ellos se rieron y yo corrí. Rugí, el ruido familiar de pánico pulsando a través de mí.
—Te tengo. —Nick me aprieta. Nunca me he sentido tan cerca de otro ser humano, como lo hago en este momento.
—Estaba lleno... tan lleno y ruidoso. No podía oír nada sobre la música. Todo lo que quería era mi mamá. Empujé a través de las personas. Ellos derramaron cerveza sobre mí y tropezaron conmigo, pero no pude encontrarla. Ella estaba perdida.— Tomé un par de respiraciones profundas.
—Me tropecé en el patio trasero y, por último, al final podía oír. La música estaba de fondo, pero todavía no podía encontrarla. Empecé a llorar. Fue entonces cuando el tipo me encontró... era grande, con una gran barba desaliñada, nunca lo olvidaré.— Nick maldijo. Nunca he oído su voz tan fuerte.
—¿Te lastimó? —Lo sentítragar saliva, su estómago contra mi pecho. A pocas lágrimas salen libres.
—Casi. —Susurro."Te ayudaré a encontrar a tu mamá".
—Me dijo que me ayudaría a encontrarla. Al principio me agarró y me asusté, pero luego dijo que sabía dónde estaba y me fui con él. Yo no lo sabía. Juro por Dios que no lo sabía, Nick.— Estoy llorando más fuerte ahora. Las lágrimas fluyen libremente, mojando su camisa. Las manos de Nick se apretar a mi alrededor. Él me hace callar y besa la parte superior de mi cabeza.
—No tienes que decir nada más, nena. Cristo, lo siento. Tan jodidamente lo siento, por preguntar.— Niego con la cabeza, porque ahora tengo que dejarlo salir. Lo tengo que decir por primera vez en mi vida.
—Estábamos en un viejo barrio venido. La casa de al lado estaba vacía y me llevó con él. Recuerdo que mi corazón latía con tanta fuerza. No creo que alguna vez latiera tan duro, pero lo único que quería era a mi mamá. Quería encontrarla y volver a casa donde nos podíamos reír y ser normal. Tan pronto como la puerta se cerró detrás de mí, me empujó contra la pared. Me golpeé la cabeza y caí. Recuerdo congelarme. Sabía que tenía que levantarme y hacer algo. Correr, pero no pude hacerlo yo misma.
—Se inclinó hacia abajo —Por favor. Por favor, detente. —Su barba rascó mi cara. Su aliento me hizo querer vomitar.— Nick esta inmóvil todavía no sé si él aún está respirando. Él me sostiene tan apretada, me duele, pero lo necesito demasiado.
—¿Cuántos años tenías?
—Siete.— Maldice de nuevo.
—Sus manos estaban en mis pantalones, Nick. Estaba desabrochado y descomprimido. Traté de darle una patada y me golpeó. Él fue por mis pantalones de nuevo. —Dios esto es difícil. Muy muy difícil. —Eso es lo cerca que estuve, a... Pero alguien entró y eso lo desvió. Finalmente me hice correr. Corrí todo el camino a casa en medio de la noche y ella estaba allí. Se había olvidado de mí y me dejó. ¿Cómo podría olvidarme?— Nick se sienta, me sostiene en su regazo. Mis brazos rodean su cuello y lloro. Lloro por esa pequeña niña que aprendió esa noche a no contar con nadie. Por la que aún no quería que mi mamá me dejara cuando me trajo a la tía Dolly. La que se sentía abandonada. Quien nunca dejó a Dolly entrar. O a Liam. Quién hizo al pánico parecer menos a los médicos porque pensó que si de alguna manera me hacía perfecta, significaría que la gente que amaba no me dejaría. Quién le pidió a Nick ser mi novio falso sólo para demostrar a Liam que no lo necesitaba. Lloro por la persona que soy ahora. Quién no sabe si debería odiar a mi madre por haberme dejado. Si ella realmente me abandonó o si la quería tener o no.
—Tú no tienes que hacerlo por tu cuenta. Déjame tomar algo de peso, nena.— Pero él tiene mucho ya.
—Tú tienes tus propios problemas.
—Vamos a compartir uno del otro.— Mi mano se aprieta en su cabello y sigo llorando. Nick no se aparta. Lo que no me apura. Sólo me sostiene como lo ha hecho tantas veces antes. Finalmente, después de lo que se siente como una eternidad, mis lágrimas paran. Tiene que ser mañana muy temprano porque el sol comienza a brillar, manchas pequeñas de luz comienzan a romper a través de las persianas de su ventana. Miro a Nick. Sus ojos se ven rojos. De la falta de sueño o tal vez de otra cosa. No sé. Sus manos toman mi mejilla.
—¿Estás bien? —pregunta finalmente. Estamos cerca. Tan cerca mientras me siento en su regazo.
—Sí... Gracias.
—Soy jodidamente bueno en esta mierda de novio. ¿Quién lo hubiera pensado? —Novio. Me gusta el sonido de eso. Le doy una pequeña sonrisa, porque es todo lo que puedo reunir. Agradezco el intento sin embargo. De repente lo necesito a él más que mi próximo aliento. Para sentirlo en una forma que nunca había sentido a ninguna otra persona. Sí, hemos hecho esto antes. Lo he hecho antes. Pero esto será diferente.
—Por favor... —Trato de subir más a él. Dentro de él—. Te necesito.
—Miley...
—No. No hagas eso. Está bien. Nada ha cambiado.— Los dos sabemos que es mentira. Todo ha cambiado, pero no en la forma en que él está pensando.
—Te amo, lo digo de nuevo, esta vez completamente despierta y en control de mis palabras.— Él aprieta sus labios suavemente con los míos.
—Yo también... —Jadeo un poco sorprendido de que lo dijera. No, no usa la palabra amor, pero está lo suficientemente cerca.
—Te lo dije antes también. —Parece que lee mi mente.
—No te escuché.— Cuando se pone de pie, yo gemí pensando que él se va a alejar. Nick dobla sus dedos.
—Ven aquí, pequeña bailarina.— Mi corazón golpea frenéticamente contra mi pecho. El calor inunda mi
cuerpo. Lo miro. Y me levanto.