sábado, 26 de julio de 2014

Falling Apart - Niley - Cap 23


Nick está en silencio mientras la enfermera del hospicio hace una llamada telefónica. Él está tranquilo, mientras Maggie llora. Tengo miedo de muerte de que vaya a alejarse. Que corra. Entonces me siento como una idiota por pensar en eso. Denise se ha ido. Su madre acaba de morir. Él acaba de dejarla ir.
—Tengo que salir de aquí —dice finalmente. Salimos del apartamento y subimos al coche—. ¿Puedes llamar a Joe? —No me mira cuando habla, por lo que no ve mi asentimiento. Tomo mi celular y lo llamo.
—¿Puedes hacer que la casa esté vacía? — pregunto. Puedo entender por qué Nick quiera asegurarse de que nadie esté allí cuando lleguemos a casa.
—Ya está hecho —responde Joe. No sé cómo lo sabía, pero no importa.
—Gracias. Te lo agradecemos.
—Cuida de mi chico. —Lo oigo inhalar, sacudo la cabeza, sabiendo que probablemente está aspirando hierbas en sus pulmones en estos momentos.
—Lo haré. —Trato de poner el teléfono en el soporte de vaso, pero cae entre los asientos y el suelo. Lo dejo. No importa en estos momentos. Nada importa a excepción de Nick. Su mano está sobre mi pierna todo el camino a casa. ¿Me pregunto si él necesita esa conexión tanto como yo lo hago? Saber que a pesar de que duele, todavía hay alguien a mi lado. Y tiene que ser aún peor para él. Tal como prometió, la casa parece vacía cuando lleguemos. Oscuro. Ni siquiera la luz del porche está encendida. Nick suelta mi pierna y sale del coche, pero no se mueve. Me gustaría saber qué hacer por él. Una forma de disminuir el dolor. Salgo y camino al otro lado del coche.
—No puedo creer que ella se haya jodidamente ido. —Se apoya en mí contra el coche como lo hizo antes en la pared y me abraza. Su agarre me alivia. ¿Qué tan fácil sería para él correr en este momento? Lo hice cuando me enteré de lo de mi madre y nuestra situación era completamente diferente. Pero está aquí. Conmigo. Apoyado en mí y sosteniéndome.
—Te amo —le digo.
—Yo…
—¿No es eso malditamente dulce? —Una voz masculina viene detrás de nosotros. Nick instantáneamente se tensa.
—Ella lo tiene sometido. Por lo menos fueron lo suficientemente inteligentes para mantener la diversión a un lado.— Nick se mueve alrededor. Siento la ira rodando fuera de él. Liam y tres de sus amigos están detrás de nosotros. Huelo cerveza. Uno de ellos tiene una botella en la mano de la cual está bebiendo. Trato de envolver mis brazos alrededor de Nick por detrás. No necesitamos esto ahora mismo.
—Vámonos.— Él me saca de encima.
—¿Vas a escuchar a tu chica? ¿No tienes una boca grande, como tenías el otro día? —Este es Liam.
—Por favor golpéame, Chico Bonito. Te lo ruego. Ni siquiera lucharé al principio. —Nick da un paso adelante. Una vez más lo agarro del brazo y él se retira.
—No hagas esto. —Sé que esto no es totalmente sobre Liam. Él quiere hacer daño a causa de su mamá. Quiere hacer daño a otra persona a causa de ella. Miro a Liam y grito—: Elegiste el momento más inoportuno. Déjalo en paz.
—Métete en el coche, pequeña bailarina. —Otro paso, pero estoy justo detrás de él.
—¿Qué están haciendo aquí? —Estoy de pie junto a Nick, quien de nuevo intenta empujarme detrás de él.
—Él siempre aparece donde estamos en las fiestas. Metiéndose en nuestros asuntos, así que pensamos que era el momento de regresar el favor. —Mi estómago se revuelve al oír la voz de Liam. No puedo creer que este sea él. ¿Fue siempre así? ¿Es algo que la universidad ha hecho?
—¿Sólo están aquí para holgazanear y hablar o vinieron aquí por una razón?
—La voz de Nick es tensa. Unos pocos pasos de él y está justo en frente de Liam, casi nariz con nariz—. ¿Querías darme una lección, Chico Bonito? Hazlo. —Y luego empuja a Liam. Liam se tambalea hacia atrás.
—Qué mierda. Patéale el culo —le grita uno de sus amigos.
—¡No dejes que esta niñita obtenga lo mejor de ti otra vez! —dice otro. Todo sucede tan rápido a partir de allí. Nick me empuja hacia atrás cuando Liam se echa encima de él, golpeando a Nick en el medio. Ambos tropiezan. Caen hacia atrás. Lo veo caer a cámara lenta... abajo... abajo. Su cabeza se raja con fuerza en la acera, Liam está encima de él. Grito, pero es como si mi cuerpo hubiera entrado en una especie de shock de incredulidad. Esto no puede estar pasando. Nick no se mueve.
—¡Mierda! —Liam se levanta de encima. Todo parece normal. Nick se ve normal, pero es obvio que no lo está. Liam también lo ve—. Fue un accidente. ¡No era mi intención joderlo! —Él camina de un lado a otro. Lágrimas calientes corren por mi cara. No hay sangre. ¿Por qué no hay sangre? No estoy segura de si eso es bueno o no. Mi garganta duele, se siente en carne viva como si hubiera gritado y gritado. Empujo a Liam a un lado, caigo y me arrastro hacia Nick. Toco su pecho. Estómago. Quiero tirar de su cabeza en mi regazo, pero no creo que deba. Mis lágrimas lo golpean, formando un charco en su camisa.
—¡Consigue ayuda! ¡Llama a alguien! —lloro. ¿Por qué no se mueve? Por favor déjale moverse.
—¡Estoy sacando mi mierda de aquí! —grita uno de ellos. Los neumáticos chillan al mismo tiempo que los pies corren por la tierra. Por favor, no te mueras, por favor, no te mueras, por favor, no te mueras. Una y otra y otra vez las palabras fluyen a través de mi cabeza. Grito, me inclino y lo abrazo.
—Nick. Estoy aquí. Voy a buscar ayuda. — Luego lucho cuando alguien trata de alejarme de él.
—Miley. —Es Joe—. Tenemos que llevarlo a un maldito hospital.— La voz de Joe me despierta de ello. Me aparto mientras él levanta a Nick. Su cabeza se cae a un lado.
—Mi teléfono. Está en mi coche.
—A la mierda. Lo llevaremos allí.— Corro hacia el coche de Joe. Ni siquiera sé como estoy yendo ahora mismo, pero sé que tengo que hacerlo. Tengo que hacerlo por Nick. Abro la puerta.
—Entra —dice Joe. Él ya está acostando a Nick en el asiento trasero mientras me hago a un lado. Su cabeza está en mi regazo. No se siente como si hubiera un daño importante. No estoy segura de si esto importa. Sigo sintiendo su pulso, comprobando su respiración. Se siente como una eternidad y, al mismo tiempo, sólo unos pocos segundos cuando llegamos al hospital. Apenas recuerdo el viaje. Acabo de sostener a Nick de la manera en que él me sostuvo en el coche no hace mucho tiempo. Digo que estará bien. Que lo amo. ¿Deberíamos haberlo movido? ¿Qué si le hicimos daño moviéndolo? Demasiados pensamientos me golpean. Joe está fuera del coche y tira a Nick en sus brazos. Nos apresuramos a
través de la entrada de emergencias.
—¿Qué estas…? Habitación tres —grita una enfermera cuando ve a Nick en los brazos de Joe. Me esfuerzo por ver a través de las lágrimas borrando mi visión. Uno de los médicos agarra a Nick. Lo están poniendo en la cama. Dos enfermeras más y un médico entran precipitadamente. Mi corazón duele. Jadeo, tratando de respirar.
—Por favor, ayúdenlo. —Trato de entrar en la habitación.
—¿Qué pasó? —pregunta alguien.
—Fue empujado y se golpeó la cabeza contra el bordillo.— Uno de ellos maldice.
—Vas a tener que salir de aquí.— El miedo me atraviesa.
—¡No! No voy a dejarlo. —Él no me dejaría. Sé que no lo haría.
—Si quieres ayudar a sacarlo de aquí. Dales un poco de información y danos espacio. —Cierran la cortina. Joe me atrapa cuando me caigo.
—Ellos lo van a arreglar. Déjalos hacer su trabajo.
—Acaba de perder a su madre —sollozo. Por favor que esté bien. Por favor que esté bien—. No quiero dejarlo.
—No lo haces —me susurra en mi oído—. Estás haciendo esto para que puedan hacerse cargo de él. Él sabe que no lo dejarías.— Mis ojos se encuentran con Joe. Los suyos están inyectados en sangre y me pregunto si es de llorar o estar drogado. Cualquiera que sea la razón, es de alguna manera tranquilizadora. Y se preocupa por Nick. Él es un buen amigo.
—¿Disculpe, señorita? Tenemos que conseguir un poco de información acerca de usted —pide una enfermera morena. Asiento con la cabeza. Después de mirar una vez más a la cortina cerrada de la habitación de Nick la sigo. Joe se queda conmigo todo el tiempo, ayudando con parte de la información sobre Nick. Yo ni siquiera sé su cumpleaños. ¿Cómo no sé cuando es su cumpleaños? Les cuento lo que pasó. Llaman a la policía, prometiendo dejarme saber al segundo que sepan algo sobre él. Mis piernas están temblando tanto que es difícil caminar, pero no puedo sentarme tampoco. Joe me mira todo el tiempo, pero no habla. Es siempre tan relajado, pero ahora mismo, está tenso. Tenso. Se ve tan alarmado como me siento. Los policías vienen y seguimos sin saber nada de Nick. Les cuento lo que pasó. Quieren saber quien impulsó a quien en primer lugar. No quiero decirles ya que fue Nick. Todo fue un jodido accidente. Les doy el nombre completo de Liam. No sé de ninguno más.
—Su ex-novio es un imbécil. Es un niño mimado, rico que no le gusta perder y perdió. —Joe sale furioso de la habitación. La culpa golpea el aire fuera de mí. Ahogándome. Esto es todo por mi culpa. Debido al juego estúpido que le hice jugar. Termino de darles información y mi número de teléfono. Estoy caminando lejos cuando digo los últimos números. Retuerzo mis manos mientras me acerco a la mesa. 
—Tengo que comprobar sobre Nicholas. —Casi me asusta preguntar, pero necesito saber. Él tiene que estar bien. Tiene que estarlo.
—¿Tiene alguna familia? —pregunta el recepcionista. Yo, creo. Soy familia.
—Ellos estaban preguntando por los padres.
—Su ma… —Oh Dios. ¿Cómo podría haberme olvidado casi tan rápido? Denise está muerta. Acaba de morir hace unas horas. Niego con la cabeza—. No. Su madre acaba de morir.— Ella suspira, pero puedo decir que es porque se siente mal.
—Por favor. —No me gusta suplicar. Odio eso. Voy a hacerlo en este momento. Debilidad o fuerza no importa. Nada importa, sólo Nick. Joe aparece de la nada, caminando a mi lado. Siento que somos un equipo. Ambos amamos al chico que está en la sala de emergencias. Es una locura porque yo no lo conozco bien. Él está allí mucho, fuma mucha marihuana. Nunca habría pensado que sería el tipo de persona que estaría con amigos, pero nunca pensé enamorarme de Nick tampoco. Los dos son mejor que lo que Liam y sus amigos alguna vez serían.
—Dinos —dice Joe, su voz dolorida. Ella suspira de nuevo. 
—Ya que eres el que lo trajo, supongo que está bien. Déjame buscar a la enfermera.— Se desliza a través de la puerta. Camino de un lado al otro otra vez. He llorado tantas lágrimas que mi rostro por fin está seco, pero eso no cambia lo que siento por dentro. Me estoy rompiendo. La puerta corredera se abre y una doctora sale. Joe desliza un brazo alrededor de mí, para no perder el equilibrio él o yo, no lo sé.
—Usted es su...
—Prometida —le miento. Es una doctora, con el pelo corto y rubio. 
—Le hicimos algunas examinaciones y hay una leve hinchazón en su cerebro, y un sangrado. Es un lugar donde la sangre se atrapa sin tener adónde ir. Cuando la cirugía esté hecha, entrará en la UCI3. Le daremos un par de días, haremos más pruebas mientras tanto. No sabremos mucho hasta entonces.— Casi me caigo, pero Joe me sostiene.
—¡Sólo se golpeó la cabeza! —Sé que suena ridículo pero la gente se cae y se golpea la cabeza todo el tiempo. Un minuto, él estaba de pie allí y por una pelea estúpida que tuvo que ver conmigo, está teniendo una cirugía y lo están llevando a UIC.
—Nuestras cabezas son muy frágiles. Algunas veces eso es todo lo que se necesita. La verdad es que él puede despertar y estar bien. Sin tener efectos secundarios. Nunca se sabe con el cerebro, pero...También puede que no. O tener un daño cerebral. Estoy segura de que hay más posibilidades de las que conocemos. No quiero oírlas. 
—¿Puedo... Puedo quedarme con él?— Ella asiente. 
—Cuando se instale en su habitación. No más de dos visitantes en las salas de UCI sin embargo.— Asiento con la cabeza y ella vuelve a entrar en la sala de emergencias.
—¿Puedo usar tu teléfono? —pregunto a Joe. Asiente—. No sé el numero de Maggie. Deberíamos llamarla.— No tengo ni idea de cómo sueno tan estable en estos momentos. Siento como si me estuviera cayendo a pedazos.
—Mantén mi teléfono. Iré a avisarle. Dame las llaves de tu coche también y voy a agarrar la suya.— Le doy las llaves y Joe no espera para decirme gracias. Se va. Mis dedos se mueven rápidamente por la pantalla. Es tarde, pero la tía Dolly respondo al segundo tono. 
—¿Hola?
—Dolly. Es Miley. Por favor ven. Nick está herido. Te necesito.
***
Me siento en la cama de Nick, sosteniendo su mano de la misma manera en que él sostenía la de su mamá. No está bien. No es justo, pero estoy aprendiendo, o tal vez siempre lo he sabido, que la vida realmente nunca lo es. Joe está en la sala de espera. Se fue para que Dolly pudiera estar conmigo. Hay un tubo en la garganta de Nick, ayudándolo a respirar. Hay tantos botones, maquinas y pitidos. Cada vez que suena una alarma, salto. No sabemos cuándo o si va a despertar. No puedo apartar mis ojos de él. Su pelo, su boca. Quiero tocar su mejilla. Besarlo. Sostenerlo. ¿Cómo podemos estar aquí? Después de Denise no deberíamos estar aquí preguntándonos si Nick va a estar bien. Miro de nuevo a Dolly. Me da una sonrisa triste, se pone de pie y camina detrás de mí. Sus manos descansan sobre mis hombros y estoy tan agradecida que esté aquí. 
No he sido justa con ella. Tal vez nunca. Nunca me dejé realmente acercarme a ella después de que mamá se fue. No he hablado con ella mucho desde que nos enteramos de la muerte de mamá, pero está aquí. Aquí a mi lado. Por Nick, independientemente de cómo nunca la dejé entrar. Quiero merecerla.
—Tengo pesadillas. —Es lo primero que sale de mi boca. Dolly da un pequeño jadeo detrás de mí, pero espera que continúe. Tan pronto como las palabras salen, me alegro de finalmente compartirlo con ella.
—Después de mamá... He empezado a tener pesadillas. Realmente sólo cuando duermo sola. Nick ayuda. Tal vez sólo saber que hay alguien allí. Solía
tenerlas después de que mamá se fue… ¿murió? No sé ni que palabra debería usar. Pero luego. Las tuve luego también. —Es un enorme peso fuera de mi pecho. Como si estuviera reduciendo la brecha entre nosotras que siempre luché por mantener allí.
—Oh, cariño. ¿Por qué nunca dijiste nada?— Me encojo de hombros. 
—Porque tuve miedo. No quería ser débil. No quería tener que depender de nadie. Tenía miedo de contar contigo porque pensé que te irías como ella. Porque tenía que ser yo, ¿no? No hay ninguna otra razón por la que una madre dejaría a su hija.— Mis ojos se inundan, pero me las arreglo para evitar que las lágrimas caigan.
—No eres tú. Nunca fuiste tú, Miley. Espero que lo sepas ahora.— Asiento porque lo sé. 
—Pronto, sólo fue fácil mantenerlas. Incluso cuando tuve que hablar con la doctora en un principio no se lo conté. Traté de luchar contra los ataques de pánico, no quería la medicina. Supongo que tenía incluso miedo de que una pastilla estúpida me dejara.— Su agarre se aprieta en mi hombro. 
—Solía sentir como si fuera mi culpa que tu mamá haya terminado como lo hizo. Tal vez no fui lo suficientemente buena hermana. Quise tanto hacer lo correcto para ti y creo que lo hice. No le presté atención lo suficientemente cerca.
—No —susurro, pero todavía no puedo mirarla—. No fue tu culpa. No fue culpa de nadie. —Hago una pausa y tomo unas cuantas respiraciones—. Nick podría morir… O tener lesiones duraderas. Acaba de perder a su mamá y podría perder mucho más aparte de eso. En un segundo. Por una estúpida pelea. Perdimos tanto tiempo jugando juegos… Él me dio mucho y nunca se lo dije. — Las manos de Dolly tiemblan. Sé que está llorando. Pero todavía sigo hablando. 
—Me gustaría contarte todo… Mis sobre cómo maduré y como me siento… Si tú quieres.— Las palabras no son tan duras como pensé que serían. Se sienten realmente liberadoras.
—Oh, Miley. Nada me gustaría más.
—También quiero hablar con alguien m{s. Un doctor o algo así. ¿Podrías… ¿Podrías ayudarme a arreglarlo?
—Absolutamente.— Finalmente me giro para mirarla pero no dejo la mano de Nick.
—Tu mamá nunca pidió ayuda. No el tipo de ayuda que necesitaba. Tú eres muy fuerte, una mujer valiente, Miley. No podría estar más orgullosa de ti.— En este momento, estoy bastante orgullosa de mí también.
—Gracias. —Me vuelvo de nuevo hacia Nick. Apoyo mi cabeza en su cama—. Estarías orgulloso de mí también. Lo sé. No puedo esperar hasta que despiertes para poder contártelo.
***
—¿Cómo se conocieron Nick y tú? —le pregunto a Joe. Ha pasado un día y medio. No he salido del hospital. Joe está la mayor parte del tiempo. La tía Dolly y Maggie han estado yendo y viniendo. Nadie trata de que me vaya, probablemente porque saben que no lo haré.
—Nos metimos en una pelea cuando él jodió con una chica que yo estaba viendo.— Me giro y miro al “hermano” de Nick. Estoy segura de que el personal del hospital sabe que está estamos aquí, pero han estado de acuerdo con esto. 
—Dime que estás bromeando.
—¿Mentiría sobre algo tan serio? —Sonríe, recostándose en la silla. Se ve cómodo, pero sé que no lo está. Sé que está tan asustado como yo.
—Ustedes están locos. —Niego con la cabeza—. ¿Qué pasó?
—Nos golpeamos el uno al otro unas cuantas veces. Entonces le dije que él tenía una oscilación agradable, pero que jodería su pulgar si mantenía su puño de la manera en que lo sostuvo. Me dijo que me fuera a la mierda. Le pregunté si quería fumar una pipa y estuvimos bien después de eso. No sé por qué me sorprende. —Los hombres son tan locos. Joe niega con la cabeza. 
—Somos mucho más fácil que las chicas. Ellas toman todo demasiado en serio. Además, sabía que seríamos geniales. —Golpea el lado de su frente.
—Tienes razón. Sabelotodo.
—Puedes apostar tu culo. Al igual que sé que él va a estar bien. No te dejaría. Es demasiado leal para esa mierda. Se preocupa por ti demasiado.— Le sonrío a Joe y elijo creerle. Me pregunto si Joe necesita a Nick también. Tengo la sensación de Nick no querría dejar a Joe tampoco.
***
Otro día pasa.
—Sus últimos exámenes se ven realmente bien. Buena actividad cerebral. El sangrado se ha ido. Vamos a empezar a disminuir la medicación y esperar a que despierte. Vamos a tener más respuestas después de eso. —La doctora me sonríe y trato de devolvérsela.
—Gracias.
—Lo estás haciendo bien. Sigue haciendo lo que estás haciendo. Sostén su mano. Habla con él. Creo que puede oírte.— Ella sale de la habitación. Sé que puede oírme también.
***
—Han disminuido tu medicamento Nick. Dicen que puedes despertarte en cualquier momento. No puedo esperar a ver tus ojos de nuevo. Tienes que abrirlos para mí, ¿de acuerdo?— Trato de mantener las lágrimas. Quiero sonar feliz. Fuerte para él.
—Incluso puedes llamarme princesa, si quieres. No por mucho tiempo, pero hecho de menos pelear contigo. Extraño lo engreído y presuntuoso que eres.— Inclinándome hacia delante, beso su mano.
—Le dije a Dolly que voy a hablar con alguien. Creo que va a ayudar. Es por ti, ¿sabes? Que soy más fuerte. Dios, yo solía pensar que eras un idiota. No puedo creer que no lo vi. No lo sé, pero eres todo Nick. Nadie me hace sentir como tú y te necesito. Tal vez no es bueno necesitar a la gente y tal vez eso me hace débil. No sé, pero sé que te necesito. Te quiero a ti. Me empujas cuando lo necesito y cedes cuando lo necesito también. Tu fuerza me da fuerza y quiero hacer esto por ti también. Mi tío y mi tía se están ocupando de tu mamá. La funeraria está esperando por ti. No queremos enterrarla sin ti. Te mereces estar ahí. Pero tienes que abrir los ojos, ¿de acuerdo? Por favor, abre los ojos pronto. Te amo. Te amo. Te amo.
***
El tubo de respiración se ha ido. Es capaz de respirar por sí mismo. Dicen que es una buena señal.
***
—Te traje un café. —Joe pone una taza en la mesa—. Luce mejor. — Entonces habla con Nick—. Todavía no te ves tan bien como yo, Nick, pero ya no te ves como mierda.
Casi le grito a Joe por decir eso, pero no. Así es como son y lo que hacen. Tenemos que tratar Nick como lo hacíamos. Esa es la mejor manera de conseguir que vuelva a nosotros.
***
Oscuridad es todo lo que veo. Es extraño, como si supiera que estoy durmiendo, pero de alguna manera me siento consciente también. Estoy cansada. Tan cansada. Trato de luchar contra el hecho de que estoy despertando. No consigo dormir mucho apoyada en la cama de Nick. Algo se aprieta alrededor de mi mano. Me siento sonreír en mi estado medio dormida. Amo cuando Nick aprieta mi mano. Ocurre de nuevo. No quiero despertar porque no quiero perderlo. Me encanta las veces en que Nick aparece en mis sueños. Otro apretón. Débil. Nick me sostiene más fuerte que eso. Mis ojos se abren y miro a Nick. Su aleteo. Abiertos. Cerrados. Abiertos otra vez. Mi corazón salta. Brinca. Explota. Hace todo lo que puede hacer. Presiono el botón de la enfermera.
—¿Nick? ¿Puedes verme? Es Miley. Estoy aquí.— Me estudia, sus ojos azules tan intensos que me embelesan. Veo familiaridad en ellos. Abre la boca, pero no sale nada. Las lágrimas caen por mi cara. Me aprieta la mano de nuevo.
—Shh, está bien —digo sonriendo—. No trates de hablar. Estoy aquí, bebé.— Ante eso sonríe. No es una sonrisa completa, pero sí una media. Con hoyuelo y todo. No puedo evitarlo. Me pongo a llorar. Me siento en la cama y toco su cabeza. Su cabello. Su rostro. 
—Te amo. Sabía que ibas a estar bien. Yo...— No puedo hablar porque estoy llorando tanto. La voz de Nick está agrietada, rota por lo que me callo. 
—Baila-rina.— Me duele la cara porque mi sonrisa es tan grande.
—Sí. Quiero bailar para ti —le digo. Consigo otra sonrisa. Su mano se desliza de la mía y me dan ganas de llorar otra vez, pero levanta su brazo. Toca un mechón de mi cabello, pero su brazo cae rápidamente después.
—Te… amo.— Te amo. No sólo “yo también”. Es en esas palabras que sé que vamos a estar bien. Todo va a estar bien.
—Yo también te amo.

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