martes, 14 de octubre de 2014

It Was Always You - Niley- Cap 16


Desearía que mi mamá no insistiera en ir a mi cita de fisioterapia.
—Puedes solo dejarme —dije—. Solo vuelve y recógeme en una hora.— Mamá sacude la cabeza.
—El Dr. Gerrard quiere hablar con las dos.— Oh, no.
—Mamá, estoy bien. Robert espera que sus pacientes hagan lo imposible, eso es todo.
—Se que no es fácil, Miley—dice ella—. No te preocupes, no tienes que hacer lo que sientas incomodo. Solo haz lo mejor.— Cuando entramos al hospital, Robert nos está esperando con toda seguridad.
—Hola Miley, ¿Cómo estamos hoy?— ¿Estamos?
—Bien.
— ¿Has estado haciendo esos ejercicios de fortalecimiento que te enseñe?— Uh…
—Si. Bueno, a veces.— Robert sacude la mano de mi madre.
—Gusto en verla de nuevo, señora Cyrus.
—Igualmente —responde ella, luego se sienta mientras Robert me lleva a la lona de entrenamiento.
—Empecemos con estiramientos. —dice Robert—. Y calentemos esos músculos para ayudarlos a trabajar duro. Pon tus piernas en una "V".— Lo hago, pero mis piernas se asemejan más a una "I" que a una "V" porque mi pierna izquierda no quiere calentarse en este momento. No soy yo, es la pierna.
— ¿Eso es lo mejor que puedes hacer?
—Eso creo.— Robert se arrodilla junto a mí y dice.
—Toca tu pie izquierdo con tu mano derecha.— Lo intento, pero solo llego hasta mi rodilla.
—Vamos, Miley. Unas pulgadas más.— Alcanzo media pulgada más, lo que no impresiona a mi fisioterapeuta.
—Ella no puede —interviene mi mamá—. ¿Qué no puede ver que le duele?
—Señora Cyrus. —dice Robert—. Miley tiene que forzarse a sí misma con el fin de entrenar esos músculos.— Mamá esta apunto de responder cuando el Dr. Gerrard entra.
—Hola damas. Robert.— Mamá se levanta y abraza a mi cirujano. Después del accidente, él fue quien siempre nos dio esperanza y tenia manos para reconstruir el interior de mi pierna. Recuerdo la primera vez que lo conocí en el hospital. Entro con un gran abrigo blanco, una enorme sonrisa, y grandes dedos que iban a operar mi pierna abierta y arreglarla. El Dr. Gerrard se arrodilla junto a mí.
— ¿Qué tal te va, Miley? ¿Has corrido alguna maratón últimamente? —alzo las cejas.
—Solo estoy bromeando —admite—. Mala broma de cirujano.
—Necesita nuevo material, Dr. Gerrard —murmuro.
—Eso es lo que también dicen mis internos. —el Dr. Gerrard me tiene sentada en la mesa de exanimación y explora mis cicatrices
—Lucen bien —dice, entonces mira arriba—. Robert me dice que eres un poco tímida en fisioterapia.— Robert se queda parado ahí con su libreta en manos, el traidor. Me encojo de hombros.
—No puedo poner mucha presión en mi pie.
—Le duele —mamá hace caras. Mi doctor retrocede y toma un profundo respiro.
—De acuerdo— camina a la puerta y vuelve hacia mí, Miley. Me ayuda a bajar de la mesa, mientras yo cojeo hasta la puerta.
—¿Puedes poner más presión en tu pie izquierdo?
—No realmente.
—Está bien, vuelve y siéntate. —Cojeo devuelta a la mesa y me siento, mamá se acerca y me frota la espalda.
—Voy a ser directo —dice el Dr. Gerrard.
—Tienes que empezar a forzarte a ti misma y dejar de favorecer a tu lado izquierdo.
—Estoy haciendo mi mejor esfuerzo —digo. El Dr. Gerrard no me acusa de mentir, pero puedo notar por la manera en que esta frunciendo los labios que no está convencido.
—Tal vez deberíamos dejar la fisioterapia —dice mi madre. El Dr. Gerrard aspira aire entre sus dientes apretados. El sonido sibilante es claramente un no como respuesta a la sugerencia de mi madre.
—Odiaría verla parar la fisioterapia.
—Tengo una sugerencia —Robert dijo—. ¿Qué tal si Miley comienza a jugar tenis de nuevo?— Mi corazón bombea más rápido, los golpes en mi cuerpo golpeando mi pecho como una danza trivial de la india.
—¿Estás bien? —pregunta mamá. No puedo responder. Mi esófago se siente constreñido.
—Necesito conseguir algo de aire —digo, luego me retiro de la mesa. Robert se acerca a mí
—Miley, solo estamos tratando de ayudarte.
—Lo sé. Pero no puedo seguir haciendo esto. Tan solo no puedo —me pongo mi sudadera, me alejo cojeando al lado de mi madre. Estoy pasando a personas en sillas de ruedas, doctores y enfermeras. ¿Ellos piensan que estoy tan loca como me siento? Cuando las puertas se abren aspiro aire fresco y trato de respirar profundamente. Respiro. Dentro. Fuera. Dentro. Fuera. ¿No se supone que respirar es algo que se hace inconscientemente? En este momento estoy muy consiente sobre eso. Tan consiente, de hecho, que creo que si me dejo de concentrar, tal vez me olvide de hacerlo. Cierro mis ojos. Respiro. Dentro. Fuera. Dentro. Fuera.
Me sentí de esta manera el día que mi papá se fue por última vez, cuando me di cuenta que podía ser su última visita. Tampoco era fuerte entonces. Parpadeo las lagrimas mientras me esfuerzo por olvidar. Por que duele mucho saber que su amor por mí no fue lo suficientemente fuerte para hacerlo quedarse. No era lo suficientemente digna para ser amada. El tenis fue mi salvación, pero incluso eso no funciono. Yo merecía ser admirada en la cancha, porque valía algo cuando jugaba. No solo era parte del equipo, yo era a la que mis compañeros admiraban. Cuantos más padres se presentaban a los partidos, más duro jugaba. Era como si quisiera que esos padres se arrepintieran que no fuera su hija. No importaba si mi papá me quería o no, habría otros padres que harían cualquier cosa para tenerme como su hija. Tener a otros papás felicitándome valía más que el trofeo de equipo universitario que gane en mi segundo año. Podría no ser digna del amor de mi papá, pero era digna de eso trofeo. Un dolor en mi pierna se disparo a mi columna vertebral, un burlón recordatorio de que nunca más iba a ser la campeona de nuevo.
— ¿Miley?— Me vuelvo hacia mi madre, quien ahora estaba oficialmente asustada.
—No puedo jugar tenis —le dije.
—El Dr. Gerrard quiere que lo intentes. Lo harás, ¿no? —pero no seré buena, y entonces mi papá no tendrá nada por lo que estar orgulloso de mi. Nunca querría que formara parte de su nueva familia.
— ¿Podemos ir a casa? Quiero ir a casa.— Mamá suspira. Odio sentirme como si la estuviera decepcionando. Sé que ella trata muy duro de mantenernos psicológica, física y económicamente. Ella es como la pequeña porrista de nuestra familia. Cuando nos metemos en el auto, me tranquilizo. Miro a mi mamá, conduce el auto con una mirada triste en su cara. 
—Mamá, ¿Qué es lo que quieres de la vida?— Ella me da una pequeña sonrisa. 
—En este momento, dinero.
—Aparte del dinero.— Ella inclina su cabeza a un lado, pensando. Cuando llegamos a una luz roja, voltea hacia mí. 
—Supongo que me gustaría un compañero con el cual compartir mi vida.
— ¿Extrañas a mi papa?
—A veces. Extraño la compañía, salir como pareja. No extraño las peleas.— La luz se pone verde y aceleramos, nuestro auto pasa a una mujer y un hombre tomados de la mano con su hija. — ¿Querrá él que lo visite alguna vez?
—Un día —dice ella, pero puedo notar que no esta tan segura.
—¿Quieres salir con el Señor Reynolds? —le pregunto. Sus ojos se ensanchan. 
—¿Por qué preguntas tal cosa?
—Porque estuviste bailando con él en el festival de otoño. Él no tiene hijos. Creo que vino para estar contigo.— Mamá ríe, esa gran risa que llena el auto, y que probablemente las personas en el auto de al lado podrían oír, también.
—El restaurante de la Tía Mae fue uno de los patrocinadores del evento, Miley. Por eso Lou estaba ahí.
—Bueno —dije a la defensiva—. Ustedes dos se veían muy amigables.
—Él sólo estaba siendo amable.—Sacudo mi cabeza. 
—No lo creo.
—Hmm...
—¿Qué significa eso?
—Nada. Solo vuelve a ser una niña, ¿quieres?— Nos sentamos en silencio el resto del camino a casa. Cuando caminamos dentro de la casa, ignore el nudo de mi garganta mientras decía. 
—Para el registro… si quieres invitar al señor Reynolds a cenar una noche, no me importaría —y me dirigí arriba a mi habitación. En mi habitación, quería retirar mis palabras. Solo las dije porque sé que tan miserable había estado mi mamá últimamente. Pero la verdad es que también extraño a mi papá todos los días. Más que nada. Y sé que tiene otra esposa y otra vida. ¿Pero qué si mi mama y el señor Reynolds comienzan a salir? o peor aún, se casan. ¿Querrían ellos empezar una nueva vida sin mí, también? Cierro mi puerta con seguro y abro mi armario. En la parte trasera, en las sombras más oscuras, esta mi raqueta. Sé que está ahí, aunque este escondida detrás de ropa. Siento su presencia cuando estoy en mi cuarto, algo así como kriptonita para Superman. La desesperación se mueve sobre mí. Extiendo la mano y agarro el mango. El peso de la raqueta es extraño pero familiar, al mismo tiempo.
—Miley, abre la puerta —pánico—. Sólo un segundo— Lanzo la raqueta al armario y abro la puerta. Mi madre me mira de manera extraña. Me cepillo el cabello de la cara, esperando que ella no pueda ver a través de mi y darse cuenta que siempre he sabido donde esta mi raqueta perdida. 
—Mamá, ¿Qué pasa?
—Estaba pensando. Sobre Lou, mi jefe. ¿Estabas hablando en serio cuando dijiste que debería invitarlo a cenar?

Invité a Brian a encontrarnos en el parque para hacer algunos pases. Estaba practicando tiro libre cuando se estaciona en su Yukon.
—Te ves como un tipo de mediana edad estando en esa cosa —dije. Él me da una falsa mueca como si se sintiera insultado—. Es mejor que el carro que tú conduces.
—No conduzco ninguno.
—Exactamente.— Nos quedamos enfrentándonos el uno al otro. Digo lo que debe ser dicho. 
—Escucha, respecto a ti y Delta. ¿Qué tal si lo llamamos una tregua?
—Me parece justo.— Le paso el balón. Él dribla el balón muy lejos de su cuerpo, así que yo lo empujo y se lo quito.
—El basquetbol aun no es lo tuyo, ¿cierto? —dribleo por la pista. Brian arrastra los pies hacia delante y atrás, siguiendo cada uno de mis movimientos. Cuando me detengo, sus brazos están levantados y está listo para bloquear mi tiro. 
—Llévame a un tapete de lucha y te pateare el trasero.— Hago un tiro. Rebota fuera del aro y Brian toma el balón. Brian es un jugador ansioso. Corre a través de la pista y lanza demasiado rápido, fallando la cesta por una milla de distancia. El balón aterriza en la grama. Yo vuelvo a poner el balón en juego. 
—Eres un peso liviano, Bri —digo—. Te inmovilizaría en menos de un segundo.
—Pon tu dinero en lugar de tu boca, grandote, mañana después de la escuela.— Rodeo a Brian y hago una fácil anotación. 
—Tengo que trabajar.— Él agarra el balón. 
—Dices eso, pero nunca dices donde. Los rumores dicen que eres homo y te encuentras con tu amante después de la escuela. ¿Es él quien te ha hecho esos morados en el rostro?— Mis músculos se comienzan a tensionar. 
—No me salgas con esa mierda.— Brian comienza a driblar alrededor de la cancha, sus ojos en la cesta. 
—¿Por qué? ¿Vas a amenazarme como amenazaste a Drew?— Brian tira y el balón, encesta. Esta vez yo sostengo el balón bajo mis brazos parando el juego. 
—Él estaba intentando sacarme de quicio y tú lo sabes —mi viejo amigo cruza los brazos sobre el pecho.
—Has cambiado, Nick. Ya ni siquiera te conozco. Esto no tiene nada que ver con Delta.
—Eso es pura mierda. Sigo siendo la misma persona.— Él se ríe. 
—Estas a la defensiva. Todo el mundo lo sabe, excepto tú. Esa es la parte escalofriante.— No, la parte escalofriante es que la gente no se da cuenta cuanto han cambiado ellos. 
—¿Así que todo el mundo sigue igual excepto yo?
—No, viejo. Todo el mundo ha cambiado, nadie sigue igual. Tú eres el único que no logra aceptarlo. Ya no eres un estudiante de segundo año, ya no estás saliendo con Delta, ya no eres el semental de la lucha. Eres un tipo malo, un amenazante ex convicto.— Le mostrare un amenazante ex convicto. Driblo el balón por la cancha, y cuando Brian se mete en mi camino lo empujo antes de hacer el tiro.
—¡Foul! —grita Brian.
—Dijiste que aceptara ser un tipo malo, un ex convicto. Solo estoy aceptando la sugerencia.— Le tiendo una mano. Él me da una mirada desconfiada, luego agarra mi muñeca mientras lo levanto. Yo anoto otras tres cestas y recupero dos de los rebotes de Brian.
—¿Sabes que es lo que necesitas? —dice Brian mientras se limpia el sudor de la frente.
—¿Un nuevo mejor amigo? —sugiero.
—No. Necesitas una novia. Nombra una chica que pienses que este buena. Solo dame un nombre.
—Miley Cyrus.
—No, en serio. Nombra una chica.
—Hablo enserio.
—Hombre, eso es enfermizo. Fuiste a la cárcel por culpa de ella.
—Soy bastante consciente de eso.
— ¿Me estás diciendo que estas caliente por Miley Cyrus? ¿Tu vecina? ¿La chica que camina raro porque le atropellaste la pierna con tu coche?
—Brian, estas comenzando a actuar como Drew.— Brian se ve confundido mientras trata de comprender lo que acabo de admitir en frente de él. Luego rompe en risas. No puede detenerse y se cae al suelo en su histeria, cogiéndose el estomago. 
—¡Eso es… comiquísimo! —grita cuando logra respirar—. Oh Dios mío no puede ser cierto… —dice, luego vuelve a reírse histéricamente. Yo estoy considerando seriamente patearle el trasero justo ahora. Pero este no es Vic o Drew, es Brian. Tomo el balón y me dirijo a casa, pero no sin antes decirle a Brian que se vaya al infierno. Nadie está en casa; tengo la casa para mí solo. Quiero gritar al tope de mis pulmones, pero cuando estoy a punto de hacerlo suena el timbre. Brian es un idiota si es tan estúpido de venir a casa a reírse en mi cara otra vez. Tal vez, después de todo, usare su cabeza como bolsa de boxeo. Pero abro la puerta y mi ex mejor amigo no está parado enfrente a mí. Es Delta, mi ex novia. Labios brillantes y todo lo demás. 
—Hola —dice.
—Hola.
—¿Están tus padres en casa?
—Nop —ella ya sabía que no estaban.
—¿Puedo entrar?— Yo abro más la puerta. Ella va directamente hacia arriba en dirección a mi alcoba. Veo su espalda y mis ojos se enfocan en su tanga sobresaliendo por encima de su short antes de seguirla. Cerrando mi puerta como siempre lo hago cuando estamos a punto de enrollarnos, me recuesto contra la puerta y la miro. Pero esta vez no vamos a enrollarnos. Lo sé. Ella obviamente, no lo sabe, puedo decirlo por la forma en que esta vestida. Una camisa con un escote ridículamente bajo, juro que sus pezones están a milímetros del borde del cuello embobado. Y sus short revelan mucho más de lo que alguna vez quisiera que una novia mía revelara. Pero ella no es mi novia, es la novia de Brian. Delta deambula alrededor de mi alcoba, toqueteando con sus dedos mi escritorio, mi closet, y mis estanterías de libros. Cuando levanta mi sable de luz y lo enciende, estoy tentando a decirle que no lo toque.
—¿Cuándo vas a deshacerte de todos estos juguetes? —pregunta, agitándolo en el aire. Yo no respondo.
Suspirando dice —Se que Brian te conto sobre él y yo. Pero aun te amo, lo sabes —ella cierra la distancia entre nosotros, tan cerca que alcanzo a oler sus labios de cereza. Los lame y se inclina para un beso. Yo aparto la cabeza lejos de ella. 
—¿Qué? ¿Un solo novio no es suficiente para ti?
—Los quiero a ambos.
—Se ha terminado, Delta. Más que terminado.
—No lo está y tú lo sabes. Porque… y sé que esto suena egoísta, pero es cierto… no quiero que nadie más te tenga.
—Termina con Brian. El tipo quiere casarse contigo.— Ella se ríe. 
—Mis padres piensan que él es bueno para mí, así que les sigo el juego. Además, necesito un novio con el que pueda estar en público. Pero tú puedes ser mi novio privado, Nick
—Eso nunca va a pasar.
—¿Quieres apostar? —da un paso hacia atrás, apuntándome con el sable, y empuja la desafilada punta contra mi garganta. Una malvada sonrisa cruza por su boca—. Puedes ser mi pequeño secreto. Te gusta guardar secretos ¿no es cierto Nick?— Mi pulso se acelera, y el ambiente en el cuarto cambia en forma instantánea. Un pensamiento arde en mi mente… ella lo sabe.
—¿Qué quieres? —digo sin alterar la voz.
—Nick, no parezcas tan triste. Solo te quiero a ti, —dice ella, luego baja el sable y va por otro beso. Esta vez yo no me aparto de ella.

4 comentarios:

  1. Sube otro ahorita sería bonito por fis !! Continua me encanta esta nove la dejaste en el mejor momento

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  2. genial que intriga estoy deseando leer el siguiente

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  3. te odioo!!! xq xq xq siempre me haces esto????!!!!!
    es que nunca puedes subir mas de un capitulo o por lo menos no dejarla en la mejor mejor parte
    aaaanjekjrefknjrkjrfe es frustrante no sabes cuanto adoro tu novela
    mierda me encanto me gusto mas la parte donde nick dice que la quiere a miley como novia
    ojala no suceda eso con delta
    vaya a buscar a miley y bueno 1313 jijiji
    SUBI MAÑANA EL SIGUIENTE O SI QUERES HOY
    TE QUIERO PERO ODIO CUANDO ME DEJAS ASI!
    SUBE SUBE SUBE YA!!!!!!
    BESOS

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  4. Amo tu novela siguela por favor! Has maraton

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