viernes, 17 de octubre de 2014

It Was Always You - Niley- Cap 17


Le tomó una semana a mamá invitar al Sr. Reynolds a cenar. Me preguntó unas veinte veces más si eso estaba bien conmigo. No tuve corazón para decirle que no. El Sr. Reynolds entra a la casa vistiendo un traje gris de tres piezas y corbata roja, como si fuera a la corte por una infracción de tráfico. En sus manos una docena de tulipanes púrpura para mi mamá y una caja de chocolates Frango para mí.
—Gracias —le digo embarazosamente cuando me entrega la caja. ¿Debo abrirla ahora, o esperar hasta más tarde... o mañana?
—Por qué no tomas asiento y te pones cómodo, Lou —dice mamá nerviosamente, sus manos jugueteando con el vestido negro y sofisticado que decidió usar—, ¿Quieres una bebida? ¿Vino... brandy... refresco?— El Sr. Reynolds sonríe, una cálida sonrisa que puedo decir es sincera.
—Sorpréndeme.— Mamá se ríe, una risa dulce y suave que no he oído en años. Cuando mamá está en la cocina, el Sr. Reynolds se vuelve hacia mí.
— ¿Cómo es volver al colegio después de estar ausente durante un año?— Me encojo de hombros.
—Está bien, supongo.— Él se queda mirando por la ventana. ¿Dónde está mi mamá? El reloj sobre la repisa de la chimenea hace tictac, cada segundo un recordatorio de cómo el tiempo pasa tan lentamente. Tictac. Tictac. Tictac. El Sr. Reynolds se frota las manos. Puedo decir que está tan ansioso como yo de que mi mamá vuelva. Tictac. Tictac. Tictac. Quiero excusarme y esconderme en mi habitación. No creo que pueda manejar ver a mi mamá en una cita con alguien que no sea mi papá. Justo cuando estoy a punto de ponerme de pie y excusarme, ella llega con tres bebidas y una gran sonrisa.
—Martinis para nosotros, Sprite para Miley.— El Sr. Reynolds toma el vaso de mi mamá. Sus manos se tocan un poco cuando ella se lo entrega. Sé que la alenté a invitar al Sr. Reynolds, pero él es demasiado grande, demasiado rubio, y... y no es mi papá. Me pongo de pie. Mamá me mira con una expresión cautelosa.
—¿Adónde vas, cariño?
—A mi habitación. Olvidé llamar a Mandy.— Mamá tiene esa mirada de cachorro en su cara; creo que ella sabe que estoy mintiendo. En mi habitación abro el primer cajón de mi escritorio. En un sobre guardo el número de teléfono de mi papá. Me tiemblan las manos mientras marco su número.
 Suena tres veces antes de que él conteste.
—Billy Ray Cyrus aquí.
—Um... ¿papá?
—Miley, ¿Eres tú?
—Sí.
—¿Cómo te está yendo mi niña?
—Muy bien.
—¿Y tu pierna? La última vez que hablamos estabas teniendo un poco de problemas.
—Está mejor, creo.— Se siente bien hablar con mi papá. Escuchar su voz familiar disipa la nube negra que siempre parece cernirse sobre mí. No quiero decirle la verdad sobre mi pierna, porque sólo quiero compartir buenas noticias. Si soy positiva, entonces tal vez él no quiera olvidar que soy su hija.
—Grandioso. ¿Y la escuela?— Me trago la realidad y digo tan alegremente como puedo.
—Perfecta. Estoy percibiendo todo como… —miento—. Wow —Hay silencio, pero no quiero que él cuelgue. Me siento desesperada. Él suena entusiasta, pero no estoy segura.
—¿Cómo está tu madre?— finalmente dice, rompiendo el silencio. Está teniendo actualmente una cita con su jefe en nuestra sala de estar.
—Ella está bien.
—Me alegra oírlo. Te extraño, cariño.
—Yo también te extraño. ¿Cuándo puedo verte?— No importa cuántas veces me prometo que no le rogaré, fallo. Es como si algo dentro de mí se rompiera cuando pienso que él va a terminar la conversación. Quiero gritar: ¿No soy lo suficientemente buena? pero no lo hago.
—En algún momento pronto, cuando el negocio se establezca.— La nube negra regresa… He oído esas mismas palabras antes. Demasiadas veces.
—Miley, ¿puedes hacerme un favor?— Estoy conteniendo las lágrimas, cuando digo.
—¿Cuál?
—Dile a tu madre que le envié un cheque la semana pasada. Y que su abogado deje de llamar al mío. Me está costando una fortuna cada vez que llama, como ciento cincuenta por hora.
—Se lo diré.— Alguien está hablando en el fondo y puedo decir que estoy perdiendo su atención.
—Tengo que tomar otra llamada, cariño. Lo siento, es importante. Te llamaré pronto.
—Está bien. Te quiero, papá.
—Yo también te quiero, Smiley.— Hace clic. Trago saliva y apoyo mi cabeza contra la pared. Por mucho que me diga que no a mí misma, estoy llorando. Me gustaría tirarme en mi cama y sollozar en mi almohada, pero probablemente mi mamá me oiría. El teléfono suena, me asusta. Estoy todavía con el inalámbrico en mi mano. ¿Podría ser mi padre llamando de nuevo tan pronto? Él siempre dice que va a llamar pero nunca lo hace. Tal vez ha cambiado. Tal vez se dio cuenta después de oír mi voz que me extraña tanto que no puede aguantar más.
— ¿Hola? —digo con entusiasmo. Hay una vacilación en la línea, luego una grabación de voz de mujer dice.
—Esto es High Spring Water Company recordándole que hay un especial en nuestros garrafones de agua de cinco galones en el mes de octubre. Si desea pedir…— Cuelgo el teléfono en medio de la grabación. Dios, me siento tan sola. No hay nadie en mi vida que remotamente entienda lo que estoy pasando. Salvo una persona. Mis dedos marcan el número de los Jonas automáticamente antes de que mi cerebro pueda comprender lo que estoy haciendo.
—Hola.— Es él… Nick. Ni siquiera sé qué decir.
—¿Miley? Sé que eres tú, tenemos identificador de llamadas.— Me olvidé de eso.
—Hola —murmuro.
—¿Qué sucede?— Las lágrimas acuden a mis ojos.
—Yo sólo... quería hablar contigo.
—¿Por qué lloras? ¿Estás herida? ¿Te caíste?— No puedo hablar porque no quiero que sepa cuán débil soy... cuánto necesito su amistad en este momento. Dios, todos estos años pensé que iba a morir si no me amaba tanto como yo lo amaba. Pero ahora me doy cuenta de lo estúpida que fui.
—Si no me contestas, iré para allá así esté tu madre allí o no —su voz es fuerte y dominante, y sé lo que eso significa.
—No, no vengas. ¿Puedes encontrarte conmigo en el Parque Tennessee  en diez minutos?
—Allí estaré —promete. Uso la manga de mi camisa y me limpio los ojos.
—¿Nick?
—Sí.
—Gracias.— Echo agua sobre mis ojos en el baño, le digo a mi mamá que me voy a ir con Mandy, y me dirijo al parque. Nick se acerca un minuto después vestido con jeans y una camiseta con una simple camisa abotonada sobre ella. Desacelera su paso cuando me ve y, sin una palabra, me atrae en un abrazo. Ahora pierdo el control, directamente en su camisa. Me agarro a él cuando los sollozos comienzan y no paran. Lo dejo salir todo… la cita de mi mamá, la conversación con mi padre, mi confusión acerca de todo. Nick no se ríe, no se aleja, no habla... él sólo me permite ser yo. Cuando me calmo, me echo hacia atrás y veo el lío que he hecho en su camisa.
—Puse tu camisa toda asquerosa —digo entre resuellos.
—Olvida la camisa. ¿Qué está pasando? No pude entender una palabra de las que murmuraste en mi pecho.— Ahora estoy medio riendo y medio llorando. Él baja la mirada hacia mi mano. Lo hago, también. Lentamente extiende su mano y toma mis dedos en los suyos. Dios mío, cómo he soñado con nosotros tomados de las manos desde hace tantos años. Toma mi mano en la suya y nos vamos caminando por la calle juntos. Levanto la vista hacia sus ojos. Generalmente son sombríos y melancólicos, pero ahora veo una calidez que nunca había notado antes. Me lleva al viejo roble. Ambos nos sentamos, luego se recuesta contra el árbol a mi lado y deja ir mi mano.
—Muy bien, ahora habla.— Es fácil porque no tengo que mirarlo, sólo tengo que dejar salir todas las cosas que van mal en mi vida. Tomo una respiración profunda. Voy a tratar de decirlo todo sin ponerme histérica otra vez.
—Mi mamá tiene una cita, con su jefe e hijo de la Sra. Reynolds. Creo que a mi mamá le gusta, pero no sé si estoy lista para que ella empiece a salir. Sé que es egoísta, pero mi papá prácticamente me ignoró desde el divorcio. Se volvió a casar, ya sabes. Y creo que su esposa quiere un hijo, como si él no tuviera ya una. Para colmo, mi doctor me dijo que debía jugar al tenis de nuevo, y cada vez que pienso en ello mi garganta comienza a estrangularse y tengo que recordar respirar... y luego te llamo porque eres el único con el que siento que puedo hablar. Lo cual es ridículo porque ¡eres tú!— Nick juega con un pedazo de hierba que arrancó del suelo.
—¿Crees que tu mamá sería feliz con ese tipo, el jefe? —pregunta. Vuelvo a pensar en la forma en que mamá se rió en el Festival de otoño y lo nerviosa que estaba esta noche.
—Sí, lo creo. Pero esa es la parte que me asusta. Es como poner fin a un capítulo en su vida y empezar de nuevo. Una madre soltera, novios... tantas cosas han cambiado.
—Estás haciendo demasiado hincapié en lo que podría ser. Haz algo para quitar de tu mente pensamientos de lo que nunca podría suceder.
—¿Cómo qué?
—Tomar una raqueta.
—Eso no es gracioso —le digo, ya tensándome y queriendo huir.
—No estoy tratando de ser gracioso, Miley —lo escucho suspirar, una respiración baja que sale lenta—. ¿Puedo ver tus cicatrices?— Oh, Dios mío.
—No— Sacudo mi cabeza febrilmente mientras sigo mirando al suelo. Y me doy cuenta que mi respiración acaba de hacerse más pesada.
—Por favor, no enloquezcas.
—No lo hago.
—Lo haces. Fui a la cárcel por algo que te hice y no tengo ni idea de cómo se ve.— Vuelvo mi cabeza y me quedo mirando sus ojos, más oscuros y más intensos de cómo jamás los he visto.
—¿Por qué me miras así?
—¿Recuerdas el accidente? —pregunta, totalmente centrado en mi respuesta. Niego con mi cabeza.
—¿No recuerdas nada? ¿Nuestra conversación antes del accidente, a mí golpeándote con el coche? ¿Nada en absoluto?
—No. Es un gran vacío. Sólo sé lo que la gente me dijo.— Él parpadea, luego mira hacia otro lado.
—Peleamos, tú y yo.
—¿Sobre qué?— Él emite una risa breve y cínica.
—Delta.— Estoy tratando de respirar de manera uniforme para no darle un indicio de que recuerdo. Cada palabra que él me escupió cuando le dije que lo amaba. Es la única parte de esa noche que está muy clara para mí. El resto se ha quedado atascado en una nube de niebla.
—No recuerdo —miento.
—Dijiste que estaba engañándome, que la viste con algún otro chico pero no quisiste decirme quién. Tenías razón, sabes —dice—. Estaba con Brian antes de que yo entrara a la cárcel —está mirándome otra vez, y esta vez no puedo apartar la mirada
—También dijiste que me amabas.— Trago, todavía hipnotizada por sus ojos. Esos ojos que nunca me dieron más que un vistazo hace un año están ardiendo en los míos.
—No recuerdo —susurro.
—Miley… —toma mi mano entre las suyas y coloca la palma de mi mano contra su mejilla áspera por todo un día de rastrojo. Vuelve su cabeza y besa la parte interna y sensible de mi palma, con sus ojos manteniendo mi mirada—. Debería haber hecho esto hace un año.
Mi corazón enloquece cuando él se inclina y roza sus labios con los míos.

No pude dormir anoche, lo que no es nada nuevo porque cada noche está llena de intranquilidad. Pero anoche no fueron pesadillas de la cárcel lo que me mantuvo despierto, o la noche del accidente y lo que pude haber hecho diferente. Yo estaba reviviendo lo que había pasado hace unas pocas horas. Besar a Miley fue la cosa más estúpida que he hecho jamás. Pero, mirando dentro de sus tristes ojos y rostro vulnerable me hizo desearla más de lo yo hubiera deseado cualquier cosa en mi vida. Anoche emociones reales estaban volando. Anoche honestamente estaba volando. Se sentía tan crudo. Mientras me estoy alistando para la escuela, pensé en nuestra conversación después del beso. Ella estaba nerviosa, lo podía decir por el temblor de esos labios contra los míos. Cerró sus ojos y se aferro a mí mientras nuestros labios se encontraban. Juro que nunca había estado más excitado. Cuando me incline hacia atrás, tenía una mirada preocupada en su rostro como si yo fuera a darle una nota de reprobada en sus habilidades de besar. 
No puedo creer que eso pasara, dijo ella. Ni siquiera sé que respondí. Todo lo que recuerdo es este sentimiento de estupidez esparciéndose sobre mí, y preguntarme qué demonios me hizo besar a una chica a la que debería evitar acercarme a toda costa. Pero estar cerca de ella se sentía malditamente correcto, no pude resistirla. Nosotros habíamos pasado a través de mucho, nuestras vidas están engranadas y estamos varados en esta red juntos. La parte enferma es que, no quiero salir de ello. Miley es frustrante, está confundida, está molesta… y tararea unas ridículas melodías cuando está trabajando en casa de la Sra. Reynolds. Pensarías que yo me volvería loco por eso. No puedo evitar que me guste cuando sopla su cabello fuera de su cara cuando está trabajando, o cuando mira a la Sra. Reynolds de soslayo cuando está insistiendo en que Miley está plantando sus estúpidos bulbos mal… y cuando no está tarareando, resisto la urgencia de decirle que continúe. Contrólate, Nick. Después de que la besaste corrió a casa lo más rápido que pudo.
Ok, entonces después de que la bese me dejo en el árbol preguntándome como me metí en este desastre. Por mucho que deseo a Miley, no puedo tenerla. Tal vez debería escribirle una carta y deslizarla dentro de su casillero, disculpándome por la noche anterior. Me senté en mi escritorio y saque una hoja de papel.
"Miley,
Siento lo de anoche."
Nick.
La leí para mí mismo y sonaba idiota. La arrugue y empecé de nuevo.
"Miley, Si te asuste anoche, lo siento. Fue un beso inofensivo que no significo nada". Nick
Lo arrugue casi tan pronto como firme con mi nombre. Porque sí significo algo. Los besos de Delta son más vacios para mí que una flauta. Y, maldita sea, no siento haberme deslizado y acercado a Miley. Quería besarla y todavía quiero besarla. Ok, así que preferiría que ella hubiera dicho algo como Vamos a intentar eso de nuevo, pero ahora me conformaba con que no huyera. Calmándome, me dirigí a la escuela más temprano e intente olvidar a Miley y la noche pasada. Camine penosamente por mi día hasta que llegue a la clase de computación. Miley está sentada hasta adelante, sus ojos fijos en la pantalla en frente. Ni siquiera noto cuando entre. Esperaba obtener alguna señal de que todo está bien entre nosotros, pero no conseguí nada de nada. Oh, sí. Si conseguí...Delta. Ha estado dándome sus mejores sonrisas seductoras todo el día, prometiendo realizar todas mis fantasías. Poco sabe que mis fantasías son consumidas por una chica que se rehusa a mirar en mi dirección. Afortunadamente para mí, logre deshacerme de Delta y su sobreexpuesto escote todo el día.
Me dirigí al autobús después de la escuela, intentando sin mucho éxito no estar sorprendido si Miley se sienta al frente en vez de al lado de mí. Me deje caer pesadamente hacia atrás y pude ver su camiseta rosada y sus jeans descoloridos llegando por el pasillo. Su largo cabello cubre un lado de su cara, como si se estuviera escudando de mi mirada. Pasa los asientos de adelante y se dirige a los posteriores, nunca mirándome. Cuando se desliza a mí lado y el autobús se dirige lejos de la escuela, dejo escapar un aliento. Estar en la escuela me está estresando. Los profesores me miran, los chicos me miran… todo el mundo me mira excepto Miley estos días. Miro abajo hacia nuestras rodillas, tocándose ligeramente. Jeans contra jeans. ¿Nota el calor transfiriéndose de su cuerpo al mío? ¿Acaso se da cuenta de lo que me está haciendo? Lo sé, lo sé, no soy virgen y el ligero toque de la rodilla de una chica me está volviendo loco. Ni siquiera sé lo que estoy sintiendo por Miley, solo sé que estoy sintiendo. Es algo que he intentado evitar y negar hasta ayer, cuando la sostuve en mis brazos mientras sus lagrimas se derramaban en mi camisa.
Dios, nuestras rodillas tocándose no es suficiente. Necesito más. Ella esta anudando sus dedos en su regazo como si no supiera qué hacer con ellos. Quiero tocarla, ¿pero y si se aleja como antes? Nunca había sido tan cobarde con una chica en mi vida. Mordí mi labio inferior mientras deslizaba mi mano una millonésima de milímetro más cerca de su mano. No parece asqueada así que la moví más cerca. Y más cerca. Cuando las puntas de mis dedos tocaron su muñeca, se congelo. Pero no quito su mano. Dios, su piel es tan suave, pienso mientras mis dedos trazan un camino desde su muñeca a sus nudillos y a sus suaves y cuidadas uñas. Juro que tocarla así me está volviendo loco. Es más erótico, más intenso que cualquier otro momento con Delta. Me siento de nuevo tan incomodo e in experimentado como un novato. 
Levante la vista. Todo el mundo es inconsciente de la intensidad de emociones corriendo desenfrenadamente en la parte de atrás del autobús público. Cuando miro de nuevo hacia abajo a mi mano cubriendo la suya, estoy agradecido de que no haya recobrado sus sentidos y retirado su mano. Como si supiera mis pensamientos, ambos volteamos nuestras manos al mismo tiempo para que así nuestras manos estén palma contra palma… dedo contra dedo. Su mano esta empequeñecida contra la mía. La hace ver más delicada y pequeña de lo que me había dado cuenta. Siento una necesidad de protegerla y ser su héroe si alguna vez necesita uno. Con un ligero cambio de mi mano, enlacé mis dedos a través de los suyos. Estoy agarrado de manos. Con Miley Cyrus. Ni siquiera voy a pensar acerca de lo malo que es porque se siente muy correcto. Ella esta evadiendo mirarme, pero ahora voltea su cabeza y nuestros ojos se traban. Dios, ¿Cómo no pude haber notado antes cuan largas son sus pestañas y como sus ojos azules verdosos tienen motas de oro que destellan cuando el sol brilla sobre ellas? El autobús se detiene repentinamente y miro hacia fuera por la ventana. Es nuestra parada. Ella debe haberse dado cuenta porque empuja su manos fuera de la mía y se para. La sigo, todavía tambaleándome. Llegamos a la casa de la Sra. Reynolds. Puedo oler la esencia de galletas invadiéndonos mientras caminamos hacia dentro.
—Oh, estoy tan feliz de que ambos estén aquí —canturrea la Sra. Reynolds—. Pasen a la cocina. Tengo… —la anciana ladea su cabeza a un lado, mirándonos a Miley y a mí en su sala—. ¿Está haciendo calor afuera? —pregunta. Miley sacude su cabeza mientras yo digo,
—No particularmente.
— ¿Entonces porque los dos están tan sonrojados? —ella pregunta, enarcando sus cejas. Oh, mierda. Mientras Miley se encoje de hombros y se dirige a la cocina, le informo a la anciana,
—Soy un tipo. No me sonrojo.
—Uh huh —ella dice. Después de comer las galletas, las cuales ella insiste son su propia receta secreta de la marca Snickerdoodle, me dirigí hacia fuera. Mientras estoy trabajando, robe miradas de Miley mientras se agachaba en el suelo y plantaba los bulbos con las instrucciones verbales de la Sra. Reynolds nunca lejos de ella. Cuando la anciana tomo su siesta, escuche a Miley tararear mientras yo trabajo en el mirador. Es tranquilizador. Su voz flota a través del aire mientras trabajo. Pero cuando el tarareo se detiene, miro a mí alrededor y Miley no está aquí. Me dirigí a la casa. La encontré sacando limones del refrigerador. La observo mientras los corta y los exprime en la jarra.
—¿Me estas siguiendo? —ella pregunta, pero no se encuentra con mi mirada. 
—Si —le digo.
—¿Por qué?
—¿Honestamente?—Ella me mira, sus cejas enarcadas. Le doy la única respuesta honesta y verdadera que tengo.
—Estas donde yo quiero estar.

2 comentarios:

  1. Omg se puso buenisima sigula !!

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  2. por fiiiiin!!!!!!
    pense que jamas llegariamos a ese momento
    no sabes cuanto te estoy amando justo ahora
    gracias por subir y lo mejor gracias por este capitulo
    me encanto lo ame lo adore las parte del beso y cuando el le agarra de la mano me quebre en llanto
    a partir de ahora creo que las cosas van a ir mejorando un poco respecto a esta relacion
    espero con ansias el siguiente!
    besos

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