domingo, 14 de julio de 2013

My Beautiful Mistake- Niley- Cap 01


Malditos buitres, ellos te esperarían por horas. Días. Noches, también. Mirándote, escogiendo que partes de ti arrancarán primero, qué piezas serían las más dulces, las más tiernas, o simplemente que parte será la más conveniente. Lo que ellos no saben, lo que nunca han anticipado, es que la presa está fingiendo. Son los buitres los que son fáciles. Sólo cuando piensan que todo lo que tienen que hacer es tener paciencia, sentarse y esperar a que expires, es el momento de sorprenderlos. Ese es el momento de traer tu arma secreta: una absoluta falta de respeto al status quo; rechazar el orden normal de las cosas. Ahí es cuando los sacudes con tanta fuerza, no te importa una mierda. Un oponente en el Círculo, algún imbécil malo al azar tratando de exponer tu debilidad con insultos, una mujer tratando de amarrarte; sucede cada vez. Había tenido mucho cuidado desde muy joven para vivir mi vida de esta manera.
 Estos imbéciles con su corazón sangrando, iban por ahí dando su alma a cada banshee caza-fortuna que les sonreía. Pero de alguna manera yo era de los que nadaban contra la corriente. Era un hombre diferente. Su forma de vivir era más difícil si me preguntas. Dejando la emoción en la puerta, y reemplazándola con insensibilidad, o ira (que era mucho más fácil de controlar) era fácil. Dejarte sentir vulnerable. Tantas veces como he tratado de explicar este error a mis hermanos, primos o amigos, me recibieron con escepticismo. Tantas veces como los había visto llorando o perdiendo el sueño por alguna puta tonta en un par de malditos tacones que nunca dio una mierda por ellos de todas formas, no podía entenderlo. Las mujeres con ese tipo de angustia no dejarían que te enamores de ellas tan fácilmente. No se inclinaban en tu sofá o te permitían encantarlas en su habitación la primera noche, ni siquiera la décima.
Mis teorías fueron ignoradas porque esa no era la manera de las cosas. Atracción, sexo, enamoramiento, amor, y luego la angustia. Ese era el orden lógico. Y, ese siempre fue el orden. Pero no para mí. De. Ninguna. Maldita. Manera. Decidí hace mucho tiempo que alimentaría a los buitres hasta que una paloma llegara. Una paloma. El tipo de alma que no le impedía nada a nadie, simplemente caminaba y se preocupaba de sus propios asuntos, tratando de pasar por la vida sin joder al resto de las personas con sus propias necesidades y hábitos egoístas. Valiente. Una comunicadora. Inteligente. Hermosa. De voz suave. Una criatura que es camarada con la vida. Inalcanzable hasta que tenga la razón para confiar en ti.
Mientras estaba parado en la puerta de mi apartamento, chasqueé la última parte de las cenizas fuera de mi cigarro, la chica con la chaqueta de color rosa y con sangre en el Círculo destelló en mi memoria. Sin pensarlo, la llamé Pigeon. En el momento era un apodo estúpido para ponerla más incómoda de lo que ya estaba. Su rostro manchado con carmesí, sus ojos muy abiertos, exteriormente parecía inocente, pero me di cuenta que era sólo la ropa. La empujé de mi memoria mientras miraba fijamente la sala de estar. Delta estaba acostada perezosamente en mi sofá, mirando la televisión. Se veía aburrida y me pregunté por qué ella seguía en mi apartamento. Por lo general tomaba su mierda y se iba antes de que la echara.
La puerta se quejó cuando la abrí un poco más. Me aclaré la garganta y recogí mi mochila por las correas. —Delta. Me voy. — Se incorporó y se estiró, y luego se apoderó de la cadena de su bolso excesivamente grande. No podía imaginar que tuviera suficientes pertenencias para llenarlo. Delta colocó los eslabones de plata por encima de su hombro y luego se deslizó sobre sus tacones, paseándose por la puerta.
—Mándame un mensaje si estás aburrido —dijo sin mirarme. Se puso sus gigantes gafas de sol y luego bajó las escaleras, sin encontrarse afectada por despedirla. Su indiferencia es exactamente la razón porque Delta es una de mis pocas viajeras frecuentes. No lloró por el compromiso o tuvo una rabieta. Tomó nuestro arreglo por lo que era y luego se fue. Mi Harley brillaba en el sol mañanero del otoño. Esperé que Delta se alejara del estacionamiento de mi apartamento y luego bajé corriendo las escaleras, abrochando mi chaqueta. La clase de humanidades del Dr. Rueser comenzaba en media hora, pero a él no le importaba si yo llegaba tarde. Si no lo molestaba, realmente no tenía sentido matarme por llegar allí.
— ¡Espera! —dijo una voz detrás de mí.
Joe estaba en la puerta de nuestro apartamento, sin camisa y mantenía el equilibrio sobre un pie mientras intentaba ponerse un calcetín en el otro. —Quería preguntarte anoche. ¿Qué le dijiste a Marek? Te inclinaste en su oído y le dijiste algo. Él parecía que se tragó su lengua.
—Le agradecí por sacarme de la ciudad hace unas semanas, porque su madre era una salvaje.
Joe me miró, dudoso. —Amigo. No lo hiciste.
—No. Escuché de Cami que tuvo un Menor en Posesión en el Condado de Jones.
Negó con la cabeza y luego asintió con la cabeza hacia el sofá. — ¿Dejaste que Delta pasara la noche esta vez?
—No, Joe. Sabes mejor que eso.
—Ella se acercó para conseguir un poco de sexo antes de clases, ¿huh? Esa es una manera interesante de asegurarte.
— ¿Crees que es eso?
—Alguien más tiene sus sobras. —Joe se encogió de hombros—. Es Demi. Quién sabe. Escucha, tengo que llevar a Demi de vuelta al campus. ¿Quieres que te lleve?
—Te veré más tarde —dije, poniéndome las gafas—. Puedo llevar a Demi si quieres.
La cara de Joe se contorsionó. —Uh… no. 
Divertido por su reacción, me senté en la Harley y arranqué el motor. A pesar de que tenía la mala costumbre de seducir a las amigas de su novia, había una línea que no podía cruzar. Demi era de él, y una vez que se mostraba interesado en una chica, ella estaba fuera de mi radar, para nunca ser considerada otra vez. Él sabía eso. A él le gustaba darme mierda. Me encontré con Adam detrás de Sig Tau. Él hace que El Círculo funcione. Después del desembolso inicial de la primera noche, le permití recoger el bolso de devoluciones al día siguiente, y entonces le di una parte por las molestias. Mantuvo la cubierta: me quedé con las ganancias. Nuestra relación era estrictamente profesional, y ambos preferimos mantener todo simple. Mientras siguiera pagándome, me quedaba fuera de su cara, y siempre que él no quisiera tener su culo pateado, se quedaba fuera de la mía. Me abrí paso a la cafetería del campus. Justo antes de llegar a las puertas metálicas dobles, Lexi y Ashley se pusieron delante de mí.
—Hola, Nick —dijo Lexi, de pie con una postura perfecta. Perfectamente bronceada, pechos dotados con silicona se asomaban desde su camiseta rosa. Esos montículos irresistibles y que rebotan, fueron los que me rogaron que la follaran en primer lugar, pero una vez fue suficiente. Su voz me recordaba al sonido producido cuando el aire lentamente se soltaba de un globo y Nathan Squalor se la folló la noche después que yo lo hice.
—Hola, Lex. — Pellizqué la punta de mi cigarro y lo tiré en la papelera antes de caminar rápidamente por delante de ella y pasar las puertas. No es que estuviera dispuesto a abordar el buffet de verduras, carnes secas flácidas y frutas maduras. Jesús. Su voz hace que los perros aúllen y que los niños se acerquen a ver qué persona de dibujos animados había llegado a la vida. Independientemente de despedirlas, las chicas me siguieron.
—Joe. —Asentí. Estaba sentado con Demi, riendo con la gente a su alrededor. Pigeon se sentaba frente a él, hurgando su comida con un tenedor de plástico. Mi voz pareció despertar su curiosidad. Podía sentir sus grandes ojos seguirme al extremo de la mesa donde tiré mi bandeja. 
Oí reír a Lexi, obligándome a frenar la irritación que hervía en mí. Cuando me senté, usó mi rodilla como una silla. Algunos de los chicos del equipo de fútbol sentados en nuestra mesa me miraban con asombro, como si ser seguido por dos inarticuladas zorras fuera era algo inalcanzable para ellos. Lexi deslizó su mano por debajo de la mesa y apretó sus dedos en mi muslo mientras se abría camino hasta la entrepierna de mis jeans. Abrí mis piernas un poco más, esperando a que ella lo alcanzara. Justo antes de sentir sus manos sobre mí, escuché los murmullos de Demi.
—Creo que acabo de vomitar un poco en mi boca.
Lexi se dio vuelta, todo su cuerpo rígido. —Escuché eso, zorra.
Un panecillo pasó volando frente a la cara de Lexi y rebotó en el suelo. Joe y yo intercambiamos miradas, y luego moví mi rodilla. El culo de Lexi rebotó en el azulejo de la cafetería. Lo admito, me giré al escuchar el sonido de su piel golpear contra la cerámica. Ella no se quejó mucho antes de marcharse. Joe parecía apreciar mi gesto, y eso fue suficiente para mí. Mi tolerancia para las chicas como Lexi no duraba tanto tiempo. Tenía una regla: respeto. Por mí, por mi familia y por mis amigos. Demonios, incluso algunos de mis enemigos merecían respeto. No veo una razón para relacionarme con personas que no entendían esa lección de vida. Puede sonar hipócrita para las mujeres que han pasado por la puerta de mi apartamento, pero si se trataran a ellas mismas con respeto, yo se los habría dado. Le guiñé un ojo a Demi, que se veía satisfecha, le asentí a Joe y luego tomé otro bocado de lo que sea que estaba en mi plato.
—Buen trabajo anoche, Mad Dog —dijo Chris Jenks, poniendo un crouton sobre la mesa.
—Cállate, imbécil —dijo James en su típica voz baja—. Adam nunca te dejaría entrar otra vez si oye lo que estás diciendo.
—Oh. Seh —dijo, encogiéndose de hombros.
Llevé mi bandeja a la basura y luego volví a mi asiento con el ceño fruncido. —Y no me llames así.
— ¿Qué? ¿Mad Dog?
—Seh.
— ¿Por qué no? Pensé que era tu nombre en el Círculo. Algo así como tu nombre de stripper.
Mis ojos clavaron a Jenks. — ¿Por qué no te callas y le das a ese agujero en tu rostro una oportunidad de sanar? — Nunca me había gustado ese pequeño gusano.
—Seguro, Nick. Todo lo que tenías que hacer era decirlo. —Se rió entre dientes nerviosamente antes de recoger su basura e irse. En poco tiempo, la mayoría de la cafetería estaba vacía. Miré alrededor para ver a Joe y Demi  todavía dando vueltas, hablando como su amiga. Ella tenía el pelo largo y ondulado, y su piel seguía bronceada de las vacaciones de verano. No tenía los pechos más grandes que he visto, pero sus ojos… eran de un extraño color entre azul, verdes, y grises. De alguna manera familiar. No había manera de que la haya visto antes, pero había algo en su cara que me recuerda a algo que no estoy seguro qué es.
Me levanté y caminé hacia ella. Tenía el cabello de una estrella de porno, y el rostro de un ángel. Sus ojos eran de forma almendrada y singularmente hermosos. Fue entonces cuando lo vi: detrás de la belleza y la falsa inocencia había algo más, algo frío y calculador. Incluso cuando sonrió, pude ver el pecado tan profundamente incrustado en ella que ningún cárdigan podría ocultarlo. Aquellos ojos flotaban por encima de su pequeña nariz, y sus suaves rasgos. Para cualquier otro, ella era pura e ingenua, pero esta chica estaba ocultando algo. Lo sabía sólo porque el mismo pecado había vivido en mí toda mi vida. La diferencia era que ella lo mantenía muy dentro suyo, y yo dejaba que el mío saliera de su jaula con regularidad. Observé a Joe hasta que me sintió observarlo. Cuando miró en mi dirección, di un cabezazo en dirección a Pigeon. ¿Quién es esa? gesticulé con la boca. Joe  sólo respondió frunciendo el ceño confundido. Ella, volví a gesticular en silencio. La boca de Joe se curvó en la molesta sonrisa de imbécil que siempre hacía cuando estaba a punto de hacer algo para molestarme.
— ¿Qué? —preguntó Joe, un poco más fuerte de lo necesario. Pude darme cuenta que la chica sabía que estábamos hablando de ella, porque mantuvo la cabeza gacha, fingiendo no escuchar. Luego de pasar sesenta segundos en la presencia de Miley Cyrus, percibí dos cosas: no hablaba mucho, y cuando lo hacía era algo así como una perra. Pero no lo sé... como que me gustaba eso de ella. Levantaba una fachada para mantener alejados a los imbéciles como yo, pero eso me hacía incluso más decidido. Ella rodó sus ojos hacia mí por tercera o cuarta vez. La estaba molestando y lo encontraba bastante divertido. Las chicas generalmente no me trataban con odio íntegro, incluso cuando les estaba enseñando la puerta. Cuando incluso mis mejores sonrisas no funcionaron, lo llevé a otro nivel.
— ¿Tienes un tic? 
— ¿Un qué? —preguntó ella.
—Un tic. Tus ojos no dejan de moverse. —Si ella pudiera haberme matado con su mirada, habría desangrado en el suelo. No pude evitar reírme. Era una listilla y grosera como el infierno. Me gustaba más a cada segundo. Me incliné más cerca de su rostro.
—Esos son unos ojos increíbles, sin embargo. ¿Qué color es ese, de todas formas? ¿Grises, azules, verdes? — Ella inmediatamente agachó la cabeza, dejando que su cabello cubriera su rostro. Puntuación. La hice sentir incómoda, y eso significaba que estaba llegando a alguna parte. Demi saltó inmediatamente, advirtiéndome que me alejara. No podía culparla. Había visto la interminable fila de chicas que entraban y salían del departamento. No quería molestar a Demi, pero no parecía enojada. Más como divertida.
—No eres su tipo —dijo Demi. Mi boca cayó abierta, metiéndome en su juego.
— ¡Soy el tipo de todas! — Pigeon se asomó para mirarme y sonrió. Una sensación cálida (probablemente sólo fuera el loco impulso de arrojar a esta chica a mi sofá) pasó sobre mí. Ella era diferente, y eso era refrescante. — ¡Ah! ¡Una sonrisa! —dije. El llamarla simplemente una sonrisa, como si no fuera la cosa más hermosa que jamás hubiera visto, se sentía mal, pero no iba a joder mi juego cuando estaba consiguiendo algo—. No soy un podrido bastardo después de todo. Fue un placer conocerte, Pidge.
Me levanté, di la vuelta a la mesa, y me incliné en la oreja de Demi: —Ayúdame aquí, ¿quieres? Me comportaré, lo juro. — Una patata frita saltó hacia mi cara.
— ¡Saca tus labios de la oreja de mi chica, Nick! —dijo Joe. Retrocedí, levantando las manos para resaltar la expresión más inocente que podía hacer en mi rostro.
— ¡Me retiro! ¡Me retiro! —Caminé atrás unos pasos hacia la puerta, notando un pequeño grupo de chicas. Abrí la puerta, y ellas se acumularon a mí alrededor como una manada de búfalos acuáticos antes de que pudiera salir. Había pasado un largo tiempo desde la última vez que tuve un desafío. Lo extraño era que, no iba a intentar joderla a ella. Me molestaba que pensara que yo era un pedazo de mierda, pero me molestaba más el hecho de que me importaba. De cualquier manera, por primera vez en un largo tiempo, alguien era impredecible. Pigeon era totalmente lo contrario a las chicas que había conocido aquí, y tenía que saber por qué.
La clase de Chaney estaba llena. Subí los escalones de a dos hacia mi asiento, y luego me metí entre las piernas desnudas que llenaban mi escritorio. Asentí. —Señoritas. — Ellas canturrearon y suspiraron en harmonía.
Buitres. A la mitad de ellas me las había follado durante mi primer año, la otra mitad había estado en mi sofá mucho antes del receso de otoño. Excepto la chica del final. Sophia dejó escapar una sonrisa torcida. Parecía como si su rostro se hubiera prendido fuego y alguien hubiera intentando sacarlo con un tenedor. Había estado con algunos de mis hermanos de la fraternidad. Conociendo sus antecedentes y la falta de preocupación por la seguridad por parte de ella, lo mejor era considerarla un riesgo innecesario, incluso si yo era habitualmente cuidadoso. Ella se inclinó hacia adelante apoyada en sus codos para hacer mejor contacto visual conmigo. Sentí la necesidad de estremecerme con disgusto, pero me resistí. No. No está ni cerca de valer la pena. La morocha en frente mío se dio la vuelta y batió sus pestañas.
—Hola, Nick. Oí que se acerca una fiesta de citas en Sig Tau.
—No —dije sin una pausa. Su labio inferior formó una mala cara.
—Pero... cuando me contaste sobre ella, pensé que querrías ir. — Me reí una vez.
—Me estaba quejando de eso. No es lo mismo. — La rubia a mi lado se inclinó hacia adelante.
—Todos saben que Nick Jonas no va a fiestas de citas. Estás en el camino equivocado, Chrissy.
—Oh, ¿sí? Bueno, nadie te preguntó —dijo Chrissy con el ceño fruncido. Mientras que las mujeres discutían entre ellas, noté que Miley se apresuraba para entrar. Prácticamente se arrojó a un escritorio de la primera fila justo antes de que sonara la campana. Antes de tomarme un segundo para preguntarme a mí mismo por qué, agarré mis cosas y me puse la lapicera en la boca, y luego troté bajando los escalones, deslizándome en el escritorio al lado de ella. La mirada en el rostro de Miley superaba lo divertido, y por una razón que no podía explicar, hizo que la adrenalina se apresurara a través de mi cuerpo, el tipo que solía experimentar antes de una pelea.
—Bien. Puedes tomar notas por mí. — Ella estaba absolutamente disgustada, y eso sólo me complació aún más. La mayoría de las chicas me aburrían como una ostra, pero esta chica era intrigante. Entretenida, incluso. No la había perturbado, al menos no de una manera positiva. Mi sola presencia parecía hacer que ella quisiera vomitar, y encontraba eso extrañamente adorable. La urgencia vino hacia mí para descubrir si era odio real lo que ella sentía por mí, o si sólo era tenaz. Me incliné más cerca.
—Lo siento... ¿te ofendí de alguna manera? — Sus ojos se suavizaron antes de sacudir su cabeza. No me odiaba. Sólo quería odiarme. Estaba un paso adelante de ella. Si quería jugar, yo podía jugar. — ¿Entonces cuál es tu problema?
Ella parecía avergonzada de decir lo que vino después: —No voy a dormir contigo. Deberías rendirte, ahora. — Oh sí. Esto iba a ser divertido.
—No te pedí que durmieras conmigo... ¿verdad? —Dejé que mis ojos se desviaran al techo, como si estuviera pensando en eso—. ¿Por qué no vienes a casa con Demi esta noche? — El labio de Miley se curvó, como si hubiera olido algo podrido.
—Ni siquiera voy a coquetear contigo, lo juro.
—Lo pensaré. — Intenté no sonreír demasiado y delatarme. Ella no iba a entregarse como los buitres encima nuestro. Eché un vistazo detrás de mí, y todas estaban fulminando con la mirada la parte trasera de la cabeza de Miley. Lo sabían tan bien como yo. Miley era diferente, y yo iba a tener que trabajar para esta. Por una vez. Tres garabatos de potenciales tatuajes, y dos docenas de cajas de 3D más tarde, la clase terminó. Me deslicé a través de los pasillos antes de que nadie pudiera detenerme. Lo hice en un buen tiempo, pero Miley de alguna manera había terminado afuera, unos buenos 18 metros por delante de mí.  Maldición. Estaba intentando evitarme. Apresuré mi paso hasta que estuve a su lado.
— ¿Has pensando en ello?
— ¡Nick! —dijo una chica, jugando con su cabello. Miley siguió andando, dejándome atascado escuchando el irritante balbuceo de esta chica.
—Lo siento, eh...
—Heather.
—Lo siento, Heather... yo... tengo que irme. — Envolvió sus brazos alrededor de mí. Le di unas palmadas en la espalda, me las arreglé para salir de su agarre, y seguí caminando, preguntándome quién era. Antes de poder descifrar quién era Heather, las largas y bronceadas piernas de Miley aparecieron a la vista. Llevé un Marlboro a mi boca y troté hasta llegar a su lado.
— ¿Dónde estaba? Ah, sí... tú estabas pensando.
— ¿De qué estás hablando?
— ¿Has pensando en venir hoy?
—Si digo que sí, ¿dejarás de seguirme? — Pretendo reflexionar sobre eso, y luego asiento.
—Sí.
—Entonces iré. — Y una mierda. Ella no era así de fácil.
— ¿Cuándo?
—Esta noche. Iré esta noche. — Me detuve a medio paso. Estaba planeando algo. No había anticipado que fuera a por el ataque. 
—Genial —dije, fingiendo mi sorpresa—. Te veré entonces, Pigeon. — Ella se alejó sin mirar atrás, ni un poco afectada por la conversación. Desapareció detrás de otros estudiantes en su camino a clases.
La gorra blanca de béisbol de Joe apareció en mi vista. No estaba apurado en llegar a su clase de computación. Mis cejas se presionaron juntas. Odiaba esa clase. ¿Quién ya no sabe cómo manejar una jodida computadora? Me uní a Joe y Demi mientras se mezclaban entre el flujo de estudiantes en la pasarela principal. Ella reía y lo observaba con estrellas en los ojos mientras él me ladraba. Demi no era un buitre. Era ardiente, sí, pero podía tener una conversación sin decir ósea después de cada palabra, y era bastante divertida a veces. Lo que más me gustaba de ella era que no vino al departamento por muchas semanas después de su primera cita, e incluso luego de que vieran una película completamente acurrucados en el departamento, ella volvía a su habitación de la residencia. Tenía el presentimiento de que el período experimental antes de que Joe pudiera acostarse con ella estaba a punto de terminar, sin embargo.
—Hola, Demi —dije, asintiendo.
— ¿Cómo va todo, Nick? —preguntó ella. Me saludó con una sonrisa amigable, pero luego sus ojos estuvieron de vuelta en Joe. Él era uno de los afortunados. Chicas como esa no venían muy seguido.
—Este es el mío —dijo Demi, haciendo señas hacia su edificio girando por la esquina. Envolvió sus brazos alrededor del cuello de Joe y lo besó. Él agarró su camiseta a ambos lados y la acercó antes de dejarla ir. Demi nos saludó con la mano una última vez a ambos, y luego se unió a su amigo Cheyne en la entrada principal.
—Estás enganchándote con ella, ¿verdad? —pregunté, dándole un puñetazo a Joe en el brazo. Él me dio un empujón.
—No es asunto tuyo, imbécil.
— ¿Tiene una hermana?
—Es hija única. Deja a sus amigas en paz también, Nick. Hablo en serio. — Las últimas palabras de Joe fueron innecesarias. Sus ojos eran una cartelera para sus emociones y pensamientos la mayor parte del tiempo, y él hablaba claramente en serio, tal vez un poco desesperado. No estaba simplemente enganchándose con ella. Estaba enamorado.
—Te refieres a Miley. — Él frunció el ceño.
—Me refiero a cualquiera de sus amigas. Incluso Cheyne. Sólo mantente lejos.
— ¡Primo! —Dije, enganchando el codo alrededor de su cuello—. ¿Estás enamorado? ¡Estás haciendo que se me empañen los ojos!
—Cállate —gruñó Joe—. Sólo prométeme que te mantendrás alejado de sus amigas.
Reí.
—No te prometo nada.
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Hola chicas, como estan?? espero que les haya ido bien en esta semana. No habia podido subir antes porque me habia mandado a arreglar mi computador ya que el wifi estaba desconfigurado, y cuando lo mande a arreglar le borraron todos los archivos que tenia, asi que me toco que empezar desde nuevo D= ..... PiaBuzz me alegro mucho que te haya gustado, y esperen la segunda parte, besos =D

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