viernes, 29 de noviembre de 2013

Finding My Destiny - Niley - Cap 01


Miley
Tiempo presente…

Veinticuatro kilómetros fuera de la cuidad era lo suficientemente lejos. Nadie venía tan lejos de Sumit para visitar una farmacia. A menos que tuvieran veinte años y en necesidad de algo que no querían que el pueblo se enterara de lo que había comprado. Todo lo que comprara en la farmacia local de esparciría por toda la pequeña ciudad de Sumit, Tennessee en menos de una hora. Especialmente si eras soltera y estabas comprando condones…o una prueba de embarazo. Puse las pruebas de embarazo en el mostrador y no hice contacto visual con el empleado. No pude. El miedo y la culpa en mis ojos era algo que no quería compartir con un completo extraño. Esto era algo que ni siquiera le dije a Kyle. Desde que obligué a Nick para salir de mi vida hace tres semanas, poco a poco estaba volviendo a mi rutina de pasar todo el tiempo con Kyle. Fue fácil. No me presionaba para hablar, pero cuando lo hacía siempre escuchaba. 
—Dieciséis dólares y quince centavos, —dijo la mujer del otro lado del mostrador. Podía oír la preocupación detrás de su voz. No era de extrañar. Esta era la compra de la vergüenza que todas las adolescentes temían. Le entregué un billete de veinte dólares sin levantar los ojos de la pequeña bolsa que había puesto delante de mí. Ésta sostenía la única respuesta que necesitaba y aterrorizaba. Ignorar el hecho de que mi período tenía dos semanas de retraso y fingir que esto no estaba ocurriendo era más fácil. Pero tenía que saber. 
—Tres dólares con ochenta y cinco centavos es tu cambio, —dijo mientras extendí la mano y tomé el dinero que me extendía. 
—Gracias, —murmuré y tomé la bolsa. 
—Espero que todo salga bien, —dijo la mujer en tono suave. Levanté la vista y me encontré con un par de simpáticos ojos marrones. Era una extraña que nunca volvería a ver, pero en ese momento me ayudó que alguien más lo supiera. No me sentía sola. 
—Yo también, —le contesté antes de dar la vuelta y caminar hacia la puerta. De regreso al sol caliente de verano. Di dos pasos hacia el estacionamiento cuando mis ojos se posaron en el lado del conductor de la camioneta. Kyle estaba recargado sobre ella con sus brazos cruzados sobre el pecho. La gorra de beisbol gris que llevaba tenía una T de la Universidad de Tennessee ocultaba sus ojos.  Me detuve y lo miré fijamente. No había manera de mentir sobre esto. Él sabía que no había venido hasta aquí para comprar condones. Sólo había una razón más. Incluso sin poder ver la expresión de sus ojos sabía…que él lo sabía. 
Tragué el nudo en mi garganta con el que había estado luchando desde que entré en mi camioneta esta mañana y me dirigí fuera de la cuidad. Ahora ya no era sólo la extraña detrás del mostrador y yo lo sabíamos. Mi mejor amigo también lo sabía.  Me obligué a mí misma a poner un pie delate del otro. Él haría preguntas y yo tendría que responder. Después de las últimas semanas él se merecía una explicación. Se merecía la verdad. ¿Pero cómo explicaba esto? Me detuve a unos metros delante de él. Me alegró que la gorra ocultara su rostro. Sería mucho más fácil de explicar si no podía ver los pensamientos destellando en sus ojos.  Nos quedamos en silencio. Quería que él hablara primero, pero después de lo que parecieron varios minutos sin decir nada, supe que él quería que yo dijera algo primero. 
— ¿Cómo supiste dónde estaba? —pregunté finalmente. 
—Estás quedándote en la casa de mi abuela. En el momento que te fuiste actuando extrañamente, ella me llamó. Me preocupé por ti, —respondió.  Las lágrimas picaron mis ojos. No iba a llorar sobre esto. Ya había llorado todo lo que tenía que llorar. Apretando la bolsa que guardaba la prueba de embarazo, enderecé mis hombros. 
—Me has seguido, —le dije. No era una pregunta. 
—Por supuesto que sí, —respondió, luego sacudió la cabeza y volvió su mirada lejos de mí para concentrarse en otro cosa—. ¿Ibas a decirme, Miley?
¿Iba a decirle? No lo sabía. No había pensado en eso todavía. —No estoy segura que haya nada que decir aún por el momento, —le contesté con sinceridad. 
Kyle negó con la cabeza y dejó escapar una risita baja sin humor. — ¿No estás segura, eh? ¿Has venido hasta aquí porque no estás segura?
Él estaba enojado. ¿O estaba herido? Él no tenía por qué estarlo. —Hasta que no tome esta prueba no estoy segura. Estoy tarde. Eso es todo. No hay ninguna razón por la que debería decirte esto. No es de tu incumbencia. —  Lentamente, Kyle volvió su cabeza para nivelar su mirada en mí. Levantó la mano e inclinó su gorra hacia atrás. La sombra desapareció de sus ojos. Había incredulidad y dolor en ellos. No quería ver eso. Era casi peor que ver el juicio en sus ojos. En cierto modo el juicio era mejor.  
— ¿En serio? ¿Eso es lo que sientes? ¿Después de todo por lo que hemos pasado así es como te sientes honestamente? — Lo que habíamos pasado estaba en el pasado. Él era mi pasado. Había atravesado por muchas cosas sin él. Mientras él disfrutaba de sus años de escuela secundaria yo luchaba por mantener mi vida junta. ¿Qué era exactamente lo que él creía que había sufrido? La ira hirvió lentamente en mi sangre y levanté mis ojos para mirarlo. 
—Sí, Kyle. Así es como me siento. No estoy segura de qué es exactamente lo que hemos pasado. Éramos mejores amigos, después fuimos pareja, luego mi mamá enfermó y tú querías que tu polla fuera chupada por lo que me engañaste. Me hice cargo de mi madre enferma yo sola. Sin nadie con quien apoyarme. Luego ella murió y yo me mudé. Mi corazón y mundo fueron destrozados y volví a casa. Has estado aquí para mí. No te lo pedí pero lo has hecho. Estoy agradecida por eso, sin embargo eso no hace que todas las cosas desaparezcan. No compensa el hecho de que me abandonaste cuando más te necesitaba. Así que discúlpame de cuando mi mundo está a punto de ser retirado de debajo de mis pies y tú no eres la primera persona a la que corro. Aún no te lo has ganado. — Respiraba con dificultad y las lágrimas que no había querido derramar corrían por mi rostro. Maldita sea, no quería llorar. Cerré la distancia que nos separaba y usé toda mi fuerza para alejarlo fuera de mi camino para así poder agarrar la manija de la puerta y abrirla. Necesitaba salir de aquí. Alejarme de él. 
—Muévete, —grité mientras me esforzaba por abrir la puerta con su peso aún contra ella.  Espera que discutiera conmigo. Esperaba cualquier cosa excepto que hiciera lo que le pedí. Me subí en el asiento del conductor y arrojé la bolsa de plástico en el asiento a mi lado antes de echar andar la camioneta y salir del estacionamiento. Aún podía ver a Kyle de pie allí. No se había movido mucho. Sólo lo suficiente para que pudiera entrar a la camioneta. No me estaba mirando. Observaba el suelo como si tuviera todas las respuestas. No podía preocuparme por él ahora. Tenía que salir de aquí.
Tal vez no debería haberle dicho esas cosas. Tal vez debería haberlas dejado en mi interior donde habían estado enterradas todos estos años. Pero ya era demasiado tarde. Me confrontó en el momento equivocado. No me sentiría mal por esto. Tampoco podía volver a la casa de su abuela. Ella sospechaba. Era probable que él la llamara para decirle. Si no le decía la verdad, entonces algo parecido. No tenía ninguna otra opción. Iba a tener que tomar una prueba de embarazo en el baño de una estación de servicios. ¿Podría esto ponerse peor?

Nick
Las olas rompiendo contra la orilla me calmaban. Había estado sentado y mirando el agua en el patio desde que era niño. Había ayudado siempre a encontrar una mejor perspectiva de las cosas. Eso no estaba funcionándome ahora. La casa estaba vacía. Mi madre y… y el hombre a quien quería pudrir en el infierno por toda la maldita eternidad se habían ido tan pronto como llegue de Tennessee hace tres semanas. Yo había estado enojado, roto, salvaje. Después de amenazar la vida del hombre que se casó con mi madre, les exigí que se fueran. Yo no quería ver a ninguno de ellos. Tenía que llamar a mi madre y hablar con ella, pero yo no quería hacerlo por el momento. Era más fácil decir que perdonaría a mi mama que hacerlo. Sel, mi hermana, había venido varias veces y me había pedido que hablara con ella. Esto fue culpa de Sel, pero no pude hablar con ella acerca de esto tampoco. Ella me recordó lo que había perdido. Lo que yo apenas había tenido. Lo que yo nunca había esperado encontrar.
Un fuerte estruendo provenía de dentro de la casa rompió en mis pensamientos. Me voltee y me di cuenta que alguien estaba en la puerta cuando el timbre sonó seguida de otro golpe. ¿Quién diablos era? Nadie había venido a excepción de Sel y Joe desde que Miley se fue. Puse la cerveza en la mesa junto a mí y me levante. Quienquiera que fuese necesitaba una realmente buena razón para venir aquí sin invitación. Camine por la casa que seguía limpia desde la última visita de Henrietta, la sirvienta. Sin vida social era fácil mantener las cosas sin ser destruidas. Me gustaba mucho más esto. Los golpes comenzaron de nuevo cuando llegue a la puerta y la abrí de golpe listo para decirle a quien quiera que estuviera ahí que se fuera a la mierda cuando las palabras me fallaron. No era alguien a quien yo hubiera esperado ver otra vez. Yo solo había conocido al hombre una vez y al instante lo odie. Ahora estaba aquí, quería agarrarlo por los hombros y sacudirlo hasta que me dijera como estaba. Si ella estaba bien. ¿Dónde vivía? Dios, esperaba que ella no viviera con él. ¿Y si el… no, no, no, eso no había ocurrido. Ella no lo haría. No es mi Miley. Mis manos se apretaron en puños con fuerza a los costados. 
—Necesito saber una cosa— Kyle, el ex de Miley, dijo cuándo me le quede viendo confundido— ¿Tu…—se detuvo y trago saliva—Te… la jod, — se quitó la gorra y se pasó una mano por el pelo. Me di cuenta de los círculos oscuros bajo los ojos y la expresión cansada, cansada en su cara. Mi corazón se detuvo. Lo agarró del brazo y lo sacudo
— ¿Dónde está Miley? ¿Está bien?
—Ella está bien… quiero decir, ella está bien. Suéltame antes de que me rompas el brazo. — Kyle espeto, sacando su brazo lejos de mi—Miley está viva y bien en Sumit. No es por eso que estoy aquí. — ¿Entonces por qué estaba aquí? Teníamos una sola conexión: Miley.
—Cuando se fue de Tennessee, ella era inocente. Muy inocente. Yo había sido su único novio. Se lo inocente que era. Hemos sido mejores amigos desde que éramos niños. La Miley que regreso no es la misma que se fue. Ella no habla de ello. Ella no quiere hablar de ello. Solo necesito saber si tú y ella… si ustedes… Solo voy a decir esto ¿Te la follaste? — Mi visión se tornó borrosa mientras me movía sin ningún pensamiento que no sea para asesinarlo. Había cruzado una línea. No le permitiría hablar de Miley así. No le permitiría hacer ese tipo de preguntas o dudar de su inocencia. Miley era inocente, maldita sea. No tenía derecho.
—¡Santa mierda! ¡Nick, hermano, bájalo¡ — la voz de Joe me estaba llamando. Lo oía pero yo estaba demasiado lejos dentro de un túnel. Estaba enfocado en el chico delante de mi conectando con mi puño y la sangre corriendo de su nariz. Estaba sangrando. Yo necesitaba hacerlo sangrar. Yo necesitaba hacer a alguien sangrar mierda. Dos brazos se enrollaron a mi alrededor por detrás y me apartaron cuando Kyle tropezó hacia atrás levantando las manos hacia su nariz con una mirada de pánico en sus ojos. Bueno, uno de sus ojos. El otro ya estaba cerrado por la hinchazón. 
—¿Qué demonios le dijiste? —Pregunto la persona detrás de mí. Era Joe quien me tenía en una tenaza.
—Ni se te ocurra decirlo— rugí cuando Kyle abrió la boca para responder. No pude oírle hablar así de ella. Lo que había hecho era más que sucio y equivocado. El actúa como si yo la hubiera arruinado. Miley era inocente. Tan increíblemente inocente. Lo que había hecho no lo había cambiado.
Los brazos de Joe me apretaron tirándome contra su pecho —Te tienes que ir ya. Solo puedo retenerlo por poco tiempo. Tiene cerca de seis kilos más que yo y esto no es tan fácil como parece. Tienes que salir de aquí, amigo. No vuelvas. Tienes una jodida suerte de que haya aparecido. — Kyle asintió con la cabeza, y luego se tambaleo hacia su camioneta. La ira se había consumido en mis venas, pero todavía se sentía. Quería herirlo más. Para eliminar cualquier pensamiento en su cabeza de que Miley no era tan perfecta como lo había sido cuando salió de Alabama. No sabía todo por lo que había pasado. A la mierda, lo que mi familia le había hecho pasar. ¿Cómo iba a cuidar de ella? Ella me necesitaba 
—Si te dejo ir ¿Vas a perseguir su camioneta o estamos bien? — Pregunto Joe mientras aflojaba su agarre sobre mí.
—Estoy bien— Le asegure, me encogí de hombros liberándome de sus brazos y me acerque a la barandilla para agarrarme y tomar varias respiraciones profundas. El dolor volvió con toda su fuerza. Me las había arreglado para enterrarlo hasta que solo latía un poco, pero al ver al cobarde me lo recordó todo. Esa noche. De lo que nunca me recuperaría. La que me marcaria para siempre. 
— ¿Puedo preguntar por qué demonios me ibas a sacar la mierda a golpes a mí también? —Pregunto Joe poniendo alguna distancia entre nosotros. Él era mi hermano en todos los aspectos y propósitos. Nuestros padres se habían casado cuando éramos niños. Lo suficiente para formar ese vínculo. A pesar de que mi mama tuvo más maridos, desde entonces, Joe era mi familia. Me conocía lo suficiente para saber que era sobre Miley.
—El ex novio de Miley—conteste si mirarlo.
Joe se aclaró la garganta—Así que, uh, ¿vino a presumir ¿O solamente le toco una nariz sangrante por que la toco?
Las dos cosas. Ninguna. Negué con la cabeza—No. el vino aquí a hacer preguntas sobre mí y Miley. Cosas que no le incumbían. Pregunto la cosa equivocada.
—Ah, ya veo. Eso tiene sentido. Bueno, el pago por ello. El tipo probablemente tiene una fractura en la nariz para ir con ese ojo cerrado.
Por fin levanto la cabeza y miro a Joe—Gracias por separarme de él. Solo me quebré.
Joe asintió con la cabeza y abrió la puerta— Vámonos. A ver un juego y beber cerveza.

Miley
La tumba de mi madre era el único lugar al que podía pensar ir. No tenía casa. No podía regresar a donde Granny Q. Ella era la abuela de Kyle. Probablemente él estuviera allí esperando por mí. O quizás no estuviera. Quizás le había empujado demasiado. Me senté a los pies de la tumba de mi madre. Tiré de mis rodillas bajo mi barbilla y rodeé mis piernas con mis brazos.
Había vuelto a Tennessee porque era el único lugar que conocía para regresar. Ahora necesitaba marcharme. No podía quedarme aquí. Otra vez mi vida estaba a punto de tomar un giro repentino. Uno para el que no estaba preparada. Cuando había sido una niña mi madre nos había llevado un domingo a la escuela de la iglesia Baptista local. Recuerdo un pasaje de la Biblia que nos leyeron acerca de que Dios no pone en nuestro camino más de lo que podemos soportar. Estaba empezando a preguntarme si eso era solo para aquellas personas que iban a la iglesia cada domingo y rezaban antes de irse a la cama por las noches. Porque no se estaba conteniendo a la hora de lanzarme golpes. Sentir lástima por mí misma no me ayudaría. No podía hacer esto. Tenía que resolverlo también. Mi estancia con Granny Q y dejar que Kyle me ayudara a lidiar con el día a día había sido temporal. Sabía cuando me mudé a la habitación de invitados que no podía quedarme mucho tiempo. Había demasiada historia entre Kyle y yo. Historia que no tenía la intención de repetir. El momento de marcharse estaba aquí, pero todavía no tenía ni idea de a dónde iba a ir y qué iba a hacer igual que había estado tres semanas atrás.
—Me gustaría que estuvieras aquí, mamá. No sé qué hacer y no tengo nadie a quien preguntarle —susurré mientras estaba allí sentada en el silencioso cementerio. Quería creer que ella podía oírme. No me gustaba la idea de ella estando bajo tierra, pero después de que mi hermana Brandi, hubiera muerto me había sentado aquí en este lugar con mi madre y nos gustaba hablar con Brandi. Mamá había dicho que su espíritu estaba pendiente de nosotras y que podía oírnos. Así que quería creer eso ahora.
—Soy solo yo. Os echo de menos. No quiero estar sola… pero lo estoy. Y tengo miedo. —El único sonido era el susurro de las hojas en los árboles—. Una vez me dijiste que si escuchaba realmente fuerte sabría la respuesta en mi corazón. Estoy escuchando mamá, pero estoy tan confundida. ¿Tal vez podrías ayudarme señalándome en la dirección correcta de alguna manera? — Descansé la barbilla sobre mis rodillas y cerré los ojos, negándome a llorar.
— ¿Recuerdas cuando dijiste que tenía que contarle a Kyle cómo me sentía exactamente? Que no me sentiría mejor hasta que lo hubiera dejado salir todo. Bueno, justo hice eso hoy. Incluso si él me perdona, nunca será lo mismo. No puedo seguir confiando en él para las cosas, de cualquier modo. Es el momento de que resuelva las cosas por mi cuenta. Es solo que no sé cómo.
Solo preguntárselo me hizo sentir mejor. Saber que no obtendría una respuesta parecía no importar. La puerta de un coche se cerró de golpe rompiendo la paz y dejé caer mis brazos de mis piernas y me giré hacia atrás para mirar hacia el aparcamiento para ver un coche demasiado caro para esta pequeña ciudad. Girando mis ojos para ver quién se había bajado del coche abrí la boca y me puse de pie de un salto. Era Demi. Estaba aquí. En Tennessee. En el cementerio… conduciendo un coche que parecía muy, muy caro. Su largo cabello rubio estaba recogido sobre su hombro en una coleta. Una sonrisa tiraba de sus labios cuando mis ojos se encontraron con los suyos. No me podía mover. Tenía miedo de que me estuviera imaginando cosas. ¿Qué estaba Demi haciendo aquí?
—No tienes un teléfono móvil, ¿cómo diablos se supone que voy a llamarte y a decirte que voy a patearte el culo si no tengo un número al que llamar? ¿Eh? —Sus palabras no tenía sentido, pero solo oír su voz me hizo recorrer a la carrera la distancia entre nosotras.
Demi se rio y abrió sus brazos cuando me arrojé en ellos. —No puedo creer que estés aquí —dije después de abrazarla.
—Sí, bueno, yo tampoco. Fue un largo viaje. Pero tú lo vales y ya que dejaste el teléfono móvil en Rosemary no tenía ninguna manera de hablar contigo. — Quería contárselo todo, pero no podía. Todavía no. Necesitaba tiempo. Ella ya sabía sobre mi padre. Sabía sobre Sel. Pero el resto… yo sabía que ella no sabía.
—Estoy contenta de que estés aquí, ¿pero cómo me has encontrado?
Demi sonrió e inclinó la cabeza hacia un lado. —Conduje por la ciudad buscando tu camioneta. No fue tan difícil. Este lugar tiene como una luz roja. Si hubiera parpadeado dos veces lo habría pasado por alto.
—Ese coche probablemente atrapa un poco la atención yendo a través de la ciudad —dije mirando más allá de ella.
—Es de Jace. Esa cosa se conduce como un sueño. — Aún estaba con Jace. Bueno. Pero me dolía el pecho. Jace me recordaba a Rosemary. Y Rosemary me recordaba a Nick.
—Me gustaría preguntarte cómo estás, pero chicas, tienes la figura de un palo. ¿Has tenido comida desde que te marchaste de Rosemary?
Mis ropas colgaban flojas sobre mí. Comer había sido difícil con el gran nudo que se mantenía apretado en mi pecho en todo momento. —Han sido unas semanas difíciles, pero creo que estoy cada vez mejor. Superando las cosas. Tratando con ello.
Demi desvió la mirada hacia la tumba detrás de mí. Hacia ambas. Pude ver la tristeza en sus ojos mientras leía sus lápidas. —Nadie puede quitarte tus recuerdos. Tienes eso —dijo apretando mi mano entre las suyas.
—Lo sé. No les creo. Mi padre es un mentiroso. No les creo a ninguno de ellos. Ella, mi madre, no habría hecho lo que ellos dicen. Si alguien tiene la culpa ese es mi padre. Él causó este dolor. No mi madre. Nunca mi madre. — Demi asintió y sostuvo mi mano en las suyas. Solo tener a alguien escuchándome y saber que me creía, que creía en la inocencia de mi madre, ayudó.
—¿Tú hermana se parecía mucho a ti? — El último recuerdo que tenía de Brandi era de su sonrisa. Esa brillante sonrisa que era mucho más bonita que la mía. Sus dientes eran perfectos sin ayuda de aparatos de ortodoncia. Sus ojos eran más brillantes que los míos. Pero todo el mundo decía que éramos idénticas. Ellos no veían la diferencia. Siempre me pregunté por qué. Yo podía verla tan claramente.
—Éramos idénticas —respondí. Demi no entendería la verdad.
—No puedo imaginarme dos Miley Cyrus. Vosotras debisteis de haber roto un montón de corazones en esta pequeña ciudad. —Estaba tratando de aligerar el ambiente después de preguntar por mi difunta hermana. Yo apreciaba eso. 
—Solo Brandi. Yo estuve con Kyle desde que era joven. No rompí ningún corazón. — Los ojos de Demi se ampliaron un poco, luego apartó la mirada antes de aclararse la garganta. Esperé hasta que se volvió hacia mí. 
—A pesar de que verte es impresionante y que podríamos sacudir totalmente esta ciudad, en realidad estoy aquí con un propósito. — Supuse que así era, solo no podía imaginarme qué propósito sería exactamente.
—Vale —dije esperado más explicación.
— ¿Podemos hablar de esto en alguna cafetería? —Frunció el ceño y miró de nuevo hacia la calle—. O tal vez en el Dairy K ya que es el único lugar que he visto mientras conducía a través de la ciudad.
Ella no estaba cómoda manteniendo una conversación entre tumbas como yo. Eso era normal. Yo no lo era. —Sí, está bien —dije y me acerqué para recoger mi bolso.
—Ahí está tu respuesta —susurró una voz suave tan bajo que casi pensé que lo había imaginado. Me giré para mirar hacia atrás, a Demi, que estaba sonriendo con las manos metidas en los bolsillos delanteros.
—¿Dijiste algo? —pregunté confundida.
—Uh, ¿te refieres a después de que sugiriera ir al Dairy K? —preguntó. Asentí con la cabeza.
 —Sí. ¿Susurraste algo? — Ella arrugó la nariz, luego miró a su alrededor con nerviosismo y sacudió la cabeza.
—No… eh… ¿por qué no salimos de aquí? —dijo estirando la mano para coger mi brazo y tirando de mí detrás de ella hacia el coche de Jace. Volví la vista hacia la tumba de mi madre y una paz de asentó sobre mí. ¿Eso había sido…? No. Seguramente no. Sacudiendo la cabeza, me di la vuelta y me subí en el lado del copiloto antes de que Demi me lanzara dentro.

1 comentario:

  1. OMC! tu me quieres matar no es asi?? jajaja :3 please no tardes mucho sube mas :D

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