domingo, 1 de diciembre de 2013

Finding My Destiny - Niley - Cap 02

Nick
Era el cumpleaños de mi mamá. Sel ya me ha llamado dos veces pidiéndome que llame a nuestra madre. No podía hacerlo. Ella estaba en una playa de las Bahamas con él. Esto no la había afecto en lo absoluto. Una vez más se había fugado para disfrutar de su vida, mientras dejaba a sus niños detrás para que resuelvan las cosas.
—Sel llamó otra vez. ¿Quieres que le conteste y le diga que te deje solo? —Joe caminó dentro de la sala tendiéndome mi celular en su mano mientras sonaba. Ambos peleábamos como hermanos reales.
—No, dámelo a mí —respondí mientras él me tiraba el teléfono.
—Sel —dije en forma de saludo.
— ¿Vas a llamar a mamá o no? Me ha llamado dos veces hasta ahora preguntándome si hablé contigo y si recuerdas que era su cumpleaños. Se preocupa por ti. Deja de permitir que esa chica arruino todo, Nick. Me apunto con una pistola, por el amor de Dios. Una pistola, Nick. Esta loca. Ella…
—Détente. No digas nada más. No la conoces. No quieres conocerla. Asique solo détente. No voy a llamar a mamá. La próxima vez que lo haga, dile que no quiero escuchar su voz. Me importa una mierda su viaje o qué consiguió por su cumpleaños.
—Ouch —murmuró Joe mientras se sentaba en el sofá frente a mí y apoyaba sus piernas sobre la otomana frente a él.
—No puedo creer que hayas dicho eso. No te entiendo. Ella no puede ser tan buena en…
—No Selena. La conversación terminó. Llámame si tú me necesitas. — Presioné finalizar, lancé mi celular en el asiento junto a mí, y recosté mi cabeza contra el almohadón.
—Salgamos. Bebe un poco. Bailemos con algunas chicas. Olvida esta mierda. Toda ella —dijo Joe. Sugirió esto varias veces en las pasadas tres semanas. O al menos desde que dejé de romper cosas y él se sintió lo suficientemente seguro para hablar.
—No —contesté sin mirarlo. No había razón para actuar como si estuviera bien. Hasta que sepa que Miley estaba bien, yo nunca iba a estar bien. Ella no me puede perdonar. Infiernos, nunca me mirará de nuevo pero necesitaba saber que estaba sanando. Necesitaba saber algo. Lo que sea.
—He sido realmente bueno no entrometiéndome. He dejado que enloquezcas, le gruñas a todo lo que se mueve y te pongas de mal humor. Creo que es tiempo de que me digas algo. ¿Qué ocurrió cuando fuiste a Tennessee? Algo tuvo que haber pasado. No volviste igual.
Quería a Joe como a un hermano pero no había forma de que le dijera acerca de la noche en la habitación del hotel con Miley. Ella había salido herida y yo estaba desesperado. —No quiero hablar acerca de eso. Pero necesito salir. Dejar de mirar esas paredes y recordarla… sí, necesito salir. —Me paré y Joe salió de su lugar en el sofá. El alivio en sus ojos era obvio.
— ¿De qué tienes ganas? ¿Cervezas? ¿Chicas? ¿O ambas?
—Música alta —contesté. Realmente no necesitaba ninguna cerveza y las chicas… simplemente no estaba listo para eso.
—Tendremos que ir al centro de la ciudad. ¿Tal vez al club? — Le lance mis llaves del auto.
—Seguro, guíame. — El timbre sonó deteniéndonos a ambos. La última vez que había tenido un invitado inesperado no había terminado bien. Es muy probable que sean unos policías que vienen a arrestarme por golpear el rostro de Cian. Por extraño que parezca, no me importó. Estaba indiferente.
—Iré yo —dijo Joe, mirándome con el ceño fruncido en preocupación. Estaba pensando en lo mismo.­ —Volví a sentarme en el sofá y apoyé los pies sobre la mesa de café frente a mí. Mi mamá odiaba cuando lo hacía. La había comprado durante uno de sus viajes internacionales de compras y la trajo hasta aquí. Sentí una repentina punzada de culpa por no llamarla pero la alejé. Toda mi vida hice feliz a esa mujer y me hice cargo de Sel. Había terminado. Con toda su mierda.
—Jace, ¿qué sucede? Estábamos a punto de salir. ¿Quieres venir con nosotros? —dijo Joe retrocediendo y dejando que Jace entre a la casa. Yo no me levanté. Quería que se vaya. Ver a Jace me recordaba a Demi quien me recordaba a Miley. Jace necesitaba irse.
—Uh, no, yo uh… necesitaba hablar contigo sobre algo —dijo Jace, arrastrando los pies y metiendo las manos en sus bolsillos. Parecía listo para salir corriendo por la puerta.
—Está bien —contesté.
—Puede que hoy no sea el mejor día para hablar con él, hombre —dijo Joe, parándose frente a Jace y centrándose en mí—. Íbamos a salir. Vamos. Jace puede desnudar su alma después.
Ahora estaba curioso. —No soy una bala perdida, Joe. Siéntate. Déjalo hablar. — Joe dejó escapar un suspiro y sacudió la cabeza.
—Bien. Quieres decirle esta mierda ahora, entonces dile. — Jace lo miró nerviosamente y luego volvió hacia mí. Caminó y se sentó en la silla más alejada. Observé mientras se metía el pelo detrás de la oreja y me pregunté que tenía para decir que fuese gran cosa.
—Demi y yo íbamos algo serios —comenzó. Ya sabía eso. No me importó. Sentí el dolor abriendo mi pecho y apreté mis puños. Tenía que concentrarme en forzar el aire hacia mis pulmones. Demi ha sido una amiga de Miley. Ella sabría cómo estaba Miley—. Y uh… bueno, el alquiler de Demi aumentó y de todos modos era una mierda ese lugar. No me sentía seguro con ella quedándose ahí. Asi que, hablé con Liam y dijo que su papá tenía dos habitaciones disponibles si quería alquilar eso. Yo uh, las conseguí para ella, pagué el depósito y todo eso. Pero cuando la llevé a ver se enojó. Bastante. No quiso que pague su renta. Dijo que la hacía sentir barata. —Suspiró y la mirada de disculpa en sus ojos seguía sin tener sentido. No me importaba su pelea con Demi.
—Es dos veces más cuanto mucho… o, al menos, Demi cree que son dos veces que su último lugar. Y en realidad son cuatro. Le hice jurar a Liam que sea discreto. Estoy pagando la otra parte sin que ella lo sepa. De todas formas. Ella, uh…. Ella… hoy tomó un vuelo hacia Tennessee. Le encanta el condominio. Quiere vivir en la propiedad del club sobre la playa. Pero la única persona que alguna vez consideraría tenerla como compañera es… Miley. — Me puse de pie. No podía estar sentado.
—Wohaa hombre… siéntate —saltó Joe y le hizo señas con la mano.
—No estoy alterado… Sólo necesito aire —dije, mirando por las ventanas de cristal hacia las olas rompiendo contra la orilla. Demi se había ido a buscar a Miley. Mi corazón latía. ¿Vendría?
—Sé que ustedes tuvieron un mal final. Le pedí que no pero ella se puso realmente enojada y no quise molestarla. Dijo que extrañaba a Miley y que ésta necesitaba a alguien. Ella, uh, también habló con Liam acerca de devolverle su trabajo a Miley para conseguir que ella regrese. — Miley. Regresando… No volvería. Me odia. Odia a Sel. Odia a mi mamá. Odia a su padre. No volvería aquí… pero Dios, yo quería que la haga. Me volteé y miré a Jace.
—No regresará —dije. El dolor en mi voz era innegable. No me preocupé por esconderlo. Ya no más. Jace se encogió.
—Ella ha tenido bastante tiempo para lidiar con las cosas. ¿Y si vuelve? ¿Qué harás? —me preguntó Joe. ¿Qué haría? Suplicaría.


Miley
Demi salió del coche de Jace en el aparcamiento de Dairy K. Yo me di cuenta del pequeño Volkswagen azul de Callie y decidí no salir del coche. Yo sólo había visto dos veces a Callie desde que regresé y ella había estado a punto de arañar mis ojos. Ella había puesto los ojos en Kyle desde la secundaria. Cuando yo llegué a casa y fastidie cualquier tipo de relación que ellos finalmente habían logrado tener. Yo no había querido eso. Ella podía tener a Kyle. Demi comenzó a salir del coche y yo la agarre del brazo.
— Vamos a hablar en el coche—  le dije, deteniéndola.
— Pero yo quiero un helado mezclado con Oreos—  ella se quejó.
— No puedo hablar en ese sitio. Conozco a mucha gente—  le expliqué. Demi suspiró y se recostó en su asiento. — Está bien. Mi culo no necesita ningún tipo de helado y galletas, de todos modos. —  Sonreí y me relaje, agradecida por los oscuros cristales tintados. Sabiendo que no estaba en exhibición cuando la gente se detuvo y se quedó mirando el coche de Jace. Nadie de por aquí conducía esos coches ni siquiera cerca de ese nivel.
—No voy a andar con rodeos con esto, Miley. Te echo de menos. Nunca he tenido una amiga cercana antes. Nunca. Entonces llegaste y luego te fuiste. Odio que te hayas ido. El trabajo es una mierda sin ti allí. No tengo a nadie para hablar de mi vida sexual con Jace y lo dulce que es él, que es algo que no tendría si no te hubiera escuchado. Sólo te echo de menos.
Sentí las lágrimas picando mis ojos. Sentirse extrañada se sentía bien. La extrañaba demasiado. Me perdí un montón de cosas. —Yo también te extraño—, le respondí, con la esperanza de que no me dieran ganas de llorar.
Demi asintió con la cabeza y una sonrisa asomó en sus labios. — Eso está bien. Porque necesito que regreses a vivir conmigo. Jace me dio un apartamento frente al mar en la propiedad del club. Yo, sin embargo, me niego a dejar que el pague por ello. Así que necesito un compañero de piso. Por favor, vuelve. Te necesito. Y Liam dijo que tendría tu trabajo de inmediato. — ¿Volver a Rosemary? Donde Nick estaba... y Sel... y mi papá. No podía regresar. Yo no podía verlos. Estarían en el club. ¿Mi papá llevaba a Sel a jugar al golf? ¿Podría ver eso? No, yo no podría. Sería demasiado.
—No puedo—, estaba conmovida. Ojalá pudiera. No sabía a dónde iba a ir ahora que yo sabía que estaba embarazada, pero no podía ir a Rosemary y tampoco podía quedarme aquí.
— Por favor, Miley. Él te echa de menos también. El nunca sale de su casa. Jace dijo que él es lamentable. — La herida de rabia en mi pecho cobró vida. Sabiendo de Nick estaba sufriendo duramente también. Me lo imaginaba teniendo fiestas en su casa y siguiendo adelante. Yo no quiero que el siga estando triste. Sólo necesitaba que nosotros siguiéramos adelante. Pero tal vez yo nunca lo haría. Yo siempre tendría un recuerdo de Nick.
—No puedo verlos. A cualquiera de ellos. Sería demasiado duro—, me detuve. No podía decirle a Demi sobre mi embarazo. Apenas había tenido tiempo de asimilarlo. Yo no estaba dispuesta a decírselo a nadie. Yo nunca podría decírselo a alguien que no fuera Kyle. Me iría de aquí muy pronto. Cuando me vaya no conoceré a nadie. Estaría empezando de nuevo.
—Tu... uh papá y Denise no están allí. Se fueron. Sel está pero es más tranquila ahora. Creo que está preocupada por Nick. Sería difícil al principio, pero después de que tú arrancaras el vendaje tú te abrirías a ellos. Sobre todo. Además, los ojos de Liam se iluminaron cuando le mencioné tu regreso, tú podrías distraerte con él. Él está más que interesado. — Yo no quería a Liam. Y a nadie para distraerme. Demi no lo sabía todo. Yo no podía decirle eso. Hoy no.
—Por mucho que me quieras... yo no puedo. Lo siento. — Yo lo sentía. Mudarme con Demi y hacer mi trabajo en el club sería la respuesta a mis problemas, casi. Demi dejó escapar un suspiro de frustración, puso su cabeza hacia atrás en el asiento y cerró los ojos.
—Está bien. Lo entiendo. No me gusta, pero lo entiendo. — Estiré mi mano y apreté su mano con fuerza. Yo deseaba que las cosas fueran diferentes. Si Nick fuera solo un tipo con el que había roto, lo serian. Pero él no lo era. Él nunca lo sería. Era más. Mucho más de lo que podía entender. Demi me apretó la mano.
—Voy a dejar pasar esto por hoy. Pero no voy a buscar otro compañero de casa de inmediato. Te doy una semana para pensar en esto. Entonces tendré que buscar a alguien que me ayude a pagar las cuentas. Entonces, ¿tú lo harás? ¿Pensar sobre ello? — Asentí con la cabeza, porque sabía que era lo que ella necesitaba, aunque yo sabía que su espera era inútil.
—Bien. Voy a ir a casa y orar, si Dios se acuerda de quién demonios soy. — Ella me guiñó un ojo y luego se inclinó sobre el asiento para abrazarme.
—Come un poco de comida por mí, ¿de acuerdo? Te estás volviendo demasiado flaca—, dijo.
—Está bien— le contesté, preguntándome si eso iba a ser posible. Demi se echó hacia atrás.
—Bueno, si no vas a empacar y regresar a Rosemary conmigo entonces por lo menos salgamos. Tengo que pasar la noche antes de hacer el camino de vuelta. Podemos ir a buscar un poco de diversión en algún lugar y luego estrellarnos en un hotel.
Asentí con la cabeza. —Sí. Eso suena bien. Simplemente no honky-Tonks. — Yo no podía entrar en otro de esos. Por lo menos no tan pronto.
Demi frunció el ceño. — Está bien... pero ¿hay algo más en este estado?
Ella tenía razón. —Sí... podemos conducir a Birmingham. Es la ciudad más cercana.
— Perfecto. Vamos a pasar un buen rato. — Cuando nos detuvimos en el camino de entrada de la abuela Q, ella estaba sentada en el porche desgranando guisantes. Yo no quería enfrentarme a ella, pero ella me había dado un techo sobre mi cabeza durante tres semanas sin condiciones. Se merecía una explicación si ella la quería. No estaba segura de sí Kyle le había dicho algo. Su camioneta no estaba aquí y yo estaba inmensamente agradecida.
— ¿Quieres que me quede en el coche? — me preguntó Demi. Sería más fácil si lo hacía, pero la abuela Q la vería y me llamaría grosera por no dejar que mi amiga entrara.
—Puedes venir conmigo, — le dije y abrí la puerta del coche. Demi caminó alrededor de la parte delantera del coche y se puso a caminar a mi lado. La abuela Q todavía no había levantado la vista de sus guisantes, pero yo sabía que nos había escuchado. Ella estaba pensando en lo que iba a decir. Kyle debió de habérselo contado. Joder. Miré de reojo mientras ella seguía desgranando los guisantes en silencio. Su cabello corto negro balanceándose era todo lo que podía ver de ella. No hay contacto visual. Sería mucho más fácil ir dentro y tomar ventaja de que ella no me había hablado. Pero esta era su casa. Si ella no me quería aquí yo necesitaba hacer las maletas y marcharme.
—Hola, abuela Q— le dije y me detuve, esperando a que levantara la cabeza para mirarme. Silencio. Ella estaba molesta conmigo. Decepcionada o enojada, yo no estaba seguro de cuál de las dos. Odiaba a Kyle en este momento por decírselo. ¿Él no podía mantener la boca cerrada?
—Esta es mi amiga Demi. Ella vino a verme hoy — continué. La abuela Q finalmente levantó la cabeza y le dio una sonrisa a Demi y luego volvió sus ojos a mí. — Le vas a poner un buen vaso grande de té helado y dale una de las empanadas fritas que están enfriándose sobre la mesa. A continuación, vas a salir aquí y hablaras conmigo un minuto, hmmm. —  Eso no fue una petición. Fue una demanda sutil. Asentí con la cabeza y dirigí a Demi al interior.
— ¿Has enfadado a la anciana? —Demi susurró cuando estábamos a salvo en el interior. Me encogí de hombros. Yo no estaba segura.
—No lo sé todavía— le contesté. Fui al armario y cogí un vaso grande y le serví a Demi un vaso de té helado. Yo ni siquiera le pregunte si ella lo quería. Yo sólo estaba tratando de hacer lo que la abuela Q me había dicho.
—Aquí tienes. Bebé esto y comete una empanada frita. Volveré en unos minutos— le dije y me apresure a salir. Tenía que terminar con esto. Los tablones de madera crujieron debajo de mis pies mientras retrocedí un paso en el pórtico de la casa de Granny Q. Dejé que la puerta de tela metálica se cerrara detrás de mí con un ruidoso golpe antes de recordar que era vieja y sus resortes hace mucho tiempo estaban oxidados. Había pasado muchos días de mi niñez en este pórtico bombardeando guisantes con Kyle y Granny Q. No quería que ella se molestara conmigo. Mi estómago se retorció.
—Siéntate niña y deja de lucir como que estás a punto de llorar. Dios sabe que te amo como si fueras mía. Pensé que lo serías algún día. —Sacudió su cabeza—. Estúpido chico no pudo ponerse las pilas. Esperaba que se hubiera dado cuenta antes de que fuera demasiado tarde. Pero no lo hizo, ¿lo hizo? Te fuiste y encontraste a alguien más.
Esto no había sido lo que estaba esperando. Tomé el asiento enfrente de ella y comencé a bombardear guisantes así no tendría que mirarla. —Kyle y yo habíamos terminado hace tres años. Nada de lo que está pasando ahora está afectando eso. Él es mi amigo, eso es todo.
Granny Q hizo un sonido ahmph y se movió en el columpio del pórtico donde estaba sentada. —No creo eso. Ustedes dos eran inseparables de niños. Incluso como niño no podía quitarte los ojos de encima. Era gracioso de ver cuánto te adoraba y él ni siquiera se daba cuenta. Pero los chicos golpean sus años de adolescencia y pierden sus siempre amorosas mentes. Odio que lo hiciera. Odio que te perdiera, niña. Porque no habrá otra Miley para Kyle. Tú eras para él.
Ella no había mencionado mis pruebas de embarazo. ¿Siquiera sabía que las había comprado? No quería recapitular mi pasado con Kyle. Seguro teníamos historia pero había mucha tristeza y arrepentimiento por lo que no quería ir ahí. Había estado viviendo en una mentira que mi padre había construido en ese entonces. Recordarlo duele.
— ¿Kyle se ha pasado por aquí hoy? —pregunté.
—Sí. El vino esta mañana a buscarte. Le dije que no habías regresado a casa desde tu escape temprano. Él lucía preocupado se giró y se fue sin decirme nada más. Aunque había estado llorando. No creo haberlo visto llorando alguna vez. Por lo menos no desde que era un niño. — ¿Había estado llorando? Cerré mis ojos y dejé caer los guisantes en el balde grande que Granny Q estaba usando. No se suponía que Kyle se molestara. No se suponía que llorara. Me había dejador ir hace mucho tiempo. ¿Por qué esto era tan difícil para él?
— ¿Hace cuando fue de eso? —pregunté, pensando sobre las horas que habían pasado desde que le había desnudado mi alma en el estacionamiento de la farmacia.
—Ah, hace como nueve horas creo. Era temprano. Él era un desastre, niña. Al menos ve a encontrarlo y habla con él. No importa cómo te sientas sobre él ahora, necesita escuchar de ti que las cosas están bien. — Asentí.
— ¿Puedo usar tu teléfono? —pregunté, poniéndome de pie.
—Claro que puedes. Come una de esas tartas fritas mientras estas ahí. Hice suficientes para un ejército después de que saliera corriendo esta mañana. Son de su sabor favorito —dijo.
—Cereza —repliqué y ella me dio una sonrisa. Podía ver tantas cosas en los ojos de ella. Conocía a Kyle. Nada de él me sorprendía. Lo entendía. Teníamos un pasado. Amaba a su familia y ellos obviamente también me amaban. Eso era seguro. Demi estaba parada en el otro lado de la puerta sorbiendo de su vaso de té dulce y tendiéndome el teléfono. Ella había está escuchando. No estaba sorprendida.
—Llama al chico. Termina con eso —dijo. Tomé el teléfono y entré a la sala de estar para darme algo de privacidad antes de marcar el número de Kyle. Lo sabía de memoria. Él había tenido el mismo número desde que obtuvo su primer celular cuando tenía dieciséis.
—Hola —vino su respuesta. Podía escuchar la vacilación en su voz. Algo estaba mal. Sonaba como que estaba hablando a través de su nariz.
— ¿Kyle? ¿Está bien? —pregunté repentinamente preocupada por él. Hubo una pausa entonces un largo suspiro
—Miley. Sí… estoy bien.
— ¿Dónde estás? — Aclaró su garganta.
 —Estoy… uh… Estoy en Rosemary Beach. — ¿Estaba en Rosemary? Me hundí en el sofá detrás de mí y agarré el teléfono más fuerte. ¿Le estaba diciendo a Nick? Mi corazón se golpeó contra mi pecho y cerré mis ojos apretadamente antes de preguntar.
— ¿Por qué estás en Rosemary? Por favor dime que tu no… —No podía decirlo. No con Demi en la otra habitación y era más que probable que me estaba escuchando.
—Necesitaba ver su rostro. Necesitaba ver si él te ama. Necesito saber… porque, solo necesito saber. —Eso no tenía ningún sentido.
— ¿Qué le dijiste? ¿Cómo lo encontraste? ¿Lo encontraste? —Tal vez no lo había encontrado. Tal vez podía detenerlo. Hubo una risita dura al final de la otra línea.
—Sí, lo encontré vale. No fue realmente difícil. Este lugar es pequeño y todos saben dónde vive el hijo de la estrella del rock. — Oh Dios, oh Dios, oh, Dios…
— ¿Qué les dijiste? —pregunté lentamente como si el horror me invadiera.
—No le dije. No te haría eso. Dame un algo de maldito crédito. Te engañé porque era un idiota adolescente caliente pero maldita sea Miley ¿cuándo vas a perdonarme? ¿Pagaré por ese error el resto de mi vida? ¡Lo siento! DIOS estoy tan jodidamente arrepentido. Volvería atrás y lo cambiaría todo si pudiera. —Se detuvo e hizo un gruñido que sonaba como si estuviera herido.
— ¿Kyle, que está mal contigo? ¿Estás bien? —pregunté. No quería admitir lo que había dicho. Sabía que estaba arrepentido. Yo también. Pero no, nunca iba a dejar pasar eso. Perdonar era una cosa. Olvidar era otra.
—Estoy bien. Solo estoy un poco golpeado. Solo digamos que el tipo no está loco por mí, de acuerdo. El tipo. ¿Nick? ¿Lo había herido Nick? Eso no sonaba como Nick en absoluto.
— ¿Qué tipo? — Kyle suspiró.
—Nick. — Mi mandíbula calló abierta mientras miraba fijamente al frente. ¿Nick había herido a Kyle?
—No lo entiendo.
—Está bien. Conseguí una habitación para la noche y estoy durmiendo para olvidar eso. Estaré en casa mañana. Tenemos cosas que hablar.
—Kyle. ¿Por qué te hirió Nick? — Otra pausa y luego un suspiro cansado.
—Porque le pregunté algunas cosas que él pensaba que no son de mi incumbencia. Estaré en casa mañana. — Le preguntó. ¿Qué tipo de preguntas? —Miley, no tienes que decirle. Yo cuidaré de ti. Sólo… necesitamos hablar. — ¿El cuidará de mí? ¿De qué estaba hablando? No iba a dejarlo cuidar de mí.
— ¿Dónde estás exactamente? —pregunté.
—En algún hotel justo a las afueras de Rosemary. Ellos piensan que su mierda no apesta en la ciudad. Todo ahí cuesta cinco veces mucho más.
—Bien. Quédate en cama y te veré mañana —repliqué entonces colgué. Demi dio un paso en la habitación. Levantó una de sus oscuras cejas mientras me miraba esperando. Ella había estado escuchando. Sabía que lo haría.
—Necesito un aventón a Rosemary —le dije levantándome. No podía dejar a Kyle tumbado y herido en la habitación del hotel no podía arriesgarme a que regresara y tratara de hablar con Nick otra vez. Si Demi pudiera llevarme ahí podría checarlo y después llevarlo a casa. Demi asintió y una pequeña sonrisa tiró en sus labios. Podía decir que ella no quería viera lo feliz que estaba de escuchar eso. No me estaba quedando. Ella necesitaba no hacerse ilusiones.
—Esto es solo por Kyle. No estoy… no puedo quedarme allá. — Ella no aparentó creerme.

 —Seguro. Lo sé. — No estaba de humor para convencerla. Le entregué el teléfono y regresé a mi habitación temporal para empacar algunas cosas.

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