Miley
Nick
Mis pies estaban pegados al suelo. Incluso mientras miraba a Miley huyendo de mí, no podía moverme.
¿Había solo soñado eso sólo? ¿Era una alucinación desesperada? ¿Estaba así de
mal?
—Si no vas tras ella, yo lo haré—rompió la voz de Liam a través de mis pensamientos y me sacó de la neblina de asombro.
—¿Qué?—pregunté, mirándole. Yo lo odiaba. Golpear contra su cara era algo con lo que de repente estaba fantaseando.
—Dije, que si no va tras ella yo lo haré. Ella necesita a alguien en estos momentos. Por mucho que yo no quiero que seas tú, por más que no crea que la merezcas necesitas ser tú.
—¿Sabías que estaba embarazada?—Mi sangre comenzó a hervir. ¿Le había dicho a Liam que estaba embarazada y no me lo dijo?
—Yo estuve aquí la primera mañana que trató de trabajar y el olor del tocino la envió al baño a vomitar. Así que, sí yo ya lo sabía. Quita ese loco brillo posesivo de tus ojos y ve por ella—El tono de Liam estaba plagado con disgusto.
—¿Ella ha estado enferma?—Yo no sabía que estaba enferma. Me dolía el pecho. Había estado
enferma sola, la dejé sola y ella había estado sufriendo. El aire no estaba llegando a mis pulmones.
—Sí, mierda estúpida, ella ha estado enferma. Eso pasa en su situación. Pero está mejorando. Ahora estoy a punto de cumplir mi promesa e ir tras ella. Haz tu movimiento—advirtió Liam.
Me eché a correr.
No fue hasta que salí del edificio por la parte de atrás y miré hacia arriba de la colina que la encontré. Ella todavía estaba corriendo. Fue hacia los condominios. Iba de vuelta a su casa. Me fui tras ella. Ella estaba embarazada. ¿Debería estar corriendo así? ¿Y si era malo para el bebé? Tenía que ir más despacio.
—Miley, deténte. Espera—le grité cuando estaba lo suficientemente cerca. Ella aminoró la marcha
y finalmente se detuvo cuando me reuní con ella.
—Lo siento—sollozó con el rostro entre las manos.
—¿Por qué lo sientes?—pregunté, cerrando la distancia entre nosotros y tirando de ella contra mí. Yo no estaba preocupado por asustarla ya. Yo no la estaba dejando ir a ninguna parte.
—Esto. Todo. Yo estando embarazada—susurró ella, rígida en mis brazos. Ella lo sentía. No, ella no iba a disculparse por eso.
—No tienes nada que lamentar. No vuelvas a pedirme disculpas de nuevo. ¿Me escuchas?
Parte de la tensión en su cuerpo se alivió y se apoyó en mí.
—Pero yo no te lo dije.
No, no lo había hecho, pero entendía. Una mierda pero entendía.
—Me hubiese gustado. Nunca te hubiera permitido estar enferma por tu cuenta. Yo habría cuidado de ti. Debo cuidar de ti, voy a cuidar de ti. Te lo juro.
Miley negó con la cabeza y se apartó de mí.
—No. No puedo. No podemos hacer esto. Yo no te lo digo por una razón. Nosotros... tenemos que hablar.
Yo estaba cuidando de ella y ella no me dejaba. Pero si necesitaba hablar de ello entonces la dejaría.
—Está bien. Vamos a ir a tu casa ya que estamos cerca...
Miley asintió con la cabeza y volvió a caminar hacia el apartamento hacía el cual había estado
huyendo más temprano. Jace había dicho que Liam estaba dejando que se queden allí por el mismo precio que el viejo apartamento Demi. Pensó que Liam estaba pensando en usarlo como una deducción de impuestos o algo así. Comprendí ahora.
Él había estado haciendo eso por Miley. Él había estado cuidando de ella. Ya no lo hacía. Yo cuidaba de lo que era mío. No necesitaba a Liam haciéndolo. Me gustaría ir a hablar con el después, tendría que pagar el monto principal en alquiler en este lugar. Liam no estaba cuidando de Miley. Ella era mía. Vi como ella se agachó y consiguió la llave bajo el felpudo. Eso tenía que ser el peor lugar para
esconder una llave. Me gustaría tratar con ello más tarde también. Yo no iba a poder dormir por la noche sabiendo que ella tenía una llave escondida bajo la alfombra de la puerta delantera para que cualquiera pueda entrar. Miley abrió la puerta y dio un paso atrás.
—Entra.
Entré y tomé su mano cuando pasé a su lado. Puede que ella quiera decirme todas las razones por las que no podemos estar juntos, pero yo iba a tocarla mientras ella hablaba. Necesitaba saber que estaba bien. Tocarla me calmaba.
Cerró la puerta y me dejó tirar de ella hacia el sofá. Me senté y la arrastré
a mi lado. Quería ponerla en mi regazo, pero la mirada preocupada y nerviosa en su rostro me detuvo. Necesitaba hablar y yo la iba a dejar.
—Yo debería habértelo dicho. Lo siento, no lo hice. Iba a hacerlo, tal vez no de la
manera en que lo hice hoy, pero iba a decírtelo. Sólo necesitaba tiempo para decidir a dónde iba a ir y lo que iba a hacer con mi vida. Quería ahorrar e ir a algún lugar un nuevo comienzo. Para el bebé. Pero te lo iba a decir.
¿Ella me lo iba a decir y luego me iba a dejar? El pánico se apoderó de mí. Ella no podía hacer eso.
—No puedes dejarme—dije tan claramente como pude. Tenía que entender eso. Miley dejó caer su mirada de la mía y estudió sus manos. Había entrelazado mis dedos con los de ella. Era lo único que me mantenía tranquilo en este momento.
—Nick—dijo en voz baja—Yo no quiero que mi bebé se sienta siempre indeseado. Tu familia...—se interrumpió y su rostro se había puesto pálido.
—Mi familia va a aceptar lo que les diga. Si no voy a llevarte a ti y a mi bebé, y dejaré que paguen sus malditas facturas. Tu vienes primero, Miley.
Ella sacudió la cabeza y soltó su mano de la mía mientras se levantaba.
—No. Eso lo dices ahora, pero no es cierto. No era cierto hace un mes y no es cierto ahora.
Siempre los elige sobre mí. O por lo menos a Selena y eso está bien. Yo entiendo, yo no puedo vivir con ello. No puedo quedarme aquí.
No le decirle que su papá iba perseguirme por el resto de mi vida. Mi necesidad de proteger a Selena había jodido lo único importante para mí. Me puse de pie y caminé hacia ella mientras retrocedía hacia atrás hasta que estuvo contra la pared.
—Nadie. Está. Antes. Que. Tú.
Sus ojos brillaban con lágrimas no derramadas y negó con la cabeza. Odiaba que no pudiera creerme.
—Te amo. Cuando entraste en mi vida, no te conocía. Sel era mi primera prioridad. Pero eso cambió. Ha cambiado todo. Yo iba a decirte, pero mi madre llegó a casa antes de
tiempo. Yo estaba tan muerto de miedo por perderte que he perdido de todos modos. Nada te va a llevar lejos de mí. Pasaré el resto de mi vida demostrándote que Te amo. A ti y este bebé—Toqué su estómago plano y ella tembló—Vienes primero.
—Quiero creerte—dijo a través de un sollozo.
—Déjame probártelo. Dejándome no me dejas probarte nada. Tienes que quedarte conmigo, Miley. Tienes que darme una oportunidad.
Una lágrima se deslizó y rodó por su rostro.
—Voy aponerme grande y gorda. Los bebés lloran toda la noche y cuestan dinero. No será lo mismo. Nosotros no seremos lo mismo. Te arrepentirás.
Ella realmente no tenía ni idea. No importa cuántas veces se lo dije, ella no me cree. Ella había perdido a todos los que en su vida había querido y confiado. ¿Por qué iba a creerme? Los únicos
hombres en su vida la habían dejado. Traicionándola. Ella no esperaba otra cosa.
—Este bebé te trajo de nuevo a mí. Es una parte de nosotros. Nunca me arrepentiré. Y tu puedes volverte tan grande como una ballena y te voy a amar de todos modos.
Una pequeña sonrisa tiró de sus labios.
—Es mejor que no me vuelva tan grande como una ballena.
Me encogí de hombros. —No importa.
Su sonrisa se disolvió rápidamente.
—Tu hermana. Ella va a odiar esto. A mí. El bebé.
Me gustaría tratar con Sel. Si no podía aceptarlo, me gustaría tener Miley y nos gustaría ir a algún lugar lejos de mi hermana. Miley se había molestado bastante. Yo no estaba dejando que nadie la lastime.
—Confía en mí para protegerte y ponerte en primer lugar.
Miley cerró los ojos y asintió. Mi pecho se hinchó y yo quería gritar al mundo que esta mujer era mía. Pero en lugar de eso la recogió.
—¿Dónde está tu habitación?—pregunté.
—La última habitación de la izquierda.
Caminé hacia allí. Yo no haría el amor con ella hoy, pero que quería sostenerla durante un tiempo.
Abrí la puerta y me congelé. La habitación era de buen tamaño para un apartamento, pero la manta en el suelo con una almohada individual era sólo un golpe más contra mí. Cuando yo les ayudé a mudarse, había notado que Miley no tenía una cama. Ella había estado durmiendo en el sofá. Pero yo había estado tan absorto en recuperarla que no había pensado en su necesidad de una cama.
—No tengo una cama todavía. Podría solo haber dormido en el sofá, pero yo quería dormir en mi propia habitación— murmuró, tratando de bajar de mis brazos. Yo no iba a dejarla ir. La abracé con más fuerza contra mí. Había dormido en el suelo duro anoche mientras
yo había estado durmiendo en mi cama de dos plazas. Mierda.
—Estás temblando, Nick. Bájame—dijo, tirando de mi brazo.
Sin ponerla en el suelo, me di la vuelta y fui de nuevo a la sala de estar y luego por la puerta. Cerrando la puerta detrás de mí con llave y metí la llave en mi bolsillo. No la dejaría de nuevo bajo esa alfombra de mierda.
—¿Qué estás haciendo?—Preguntó Miley.
Mi coche no estaba aquí. Entonces la llevé de vuelta por la colina y hacia mi Rover.
—Te voy a llevar a conseguir una cama. Una cama de grande. Una que cueste una maldita fortuna—gruñí.
Estaba furioso de que se me no había notado un problema tan grande. No era de extrañar que Liam, había estado cuidando de ella. Yo había fracasado. No iba a fallar de nuevo. Me gustaría asegurarme de que lo tenía todo.
—No necesito una cama cara. Voy a conseguir una cama pronto.
—Sí, muy pronto. Esta noche—le contesté entonces incliné mi cabeza y la besé en la nariz—Vamos a hacer esto. Tengo que hacer esto. Necesito el dinero invertido en la mejor cama que pueda comprar. ¿De acuerdo?
Una pequeña sonrisa tiró de sus labios.
—Está bien.
Este fue el segundo día que me había despertado sin enfermarme. Incluso había tenido a Demi cocinando tocino para probarme antes de entrar en el turno del almuerzo. Pensé que si podía sobrevivir el tocino entonces yo podría hacer esto. Mi estómago se había caído y había conseguido náuseas pero no me había vomitado. Estaba mejorando. Llamé a Liam y le asegure que estaría bien. Él me dijo que fuera porque estaban cortos de personal y que me necesitaba. Cheyne estaba de pie en la cocina sonriendo cuando entré treinta minutos antes del turno del almuerzo.
—Esa es mi chica. Me alegro de que el virus de estómago se haya ido. Parece que as perdió diez kilos. ¿Cuánto tiempo estuviste enferma? —Liam le había dicho a Cheyne y a cualquier otra persona que le preguntó que yo tenía un virus y que me estaba recuperando. Yo sólo trabajaba dos turnos en el campo y nunca me encontré con el personal de la cocina, mientras estaba en los carros.
—Probablemente he perdido algo de peso. Estoy segura de que voy a ganarlo de nuevo muy pronto, — le contesté y lo abrace.
—Será lo mejor o voy a meter rosquillas por tu garganta hasta que pueda envolver mis manos alrededor de tu cintura y tener mis dedos sin tocar.
Eso puede ser más pronto de lo que pensaba. —Me vendría muy bien una dona ahora.
—Es una cita. Después del trabajo. Tú, yo, y un paquete de doce. La mitad cubierta de chocolate, — dijo Cheyne y me entregó mi delantal.
—Me parece bien. Puedes venir a ver mi nuevo lugar. Me quedo con Demi en un condominio en la propiedad del club.
Las cejas de Cheyne se alzaron. —No se lo digas. Bueno, bueno, bueno, no eres pomposa.
Até mi delantal y metí mi pluma y la libreta en el bolsillo delantero. —Me quedo con la primera ronda si tu preparas las ensaladas y el té dulce.
Cheyne hizo un guiño. —Trato.
Me dirigí al comedor y por suerte los únicos huéspedes eran dos señores mayores que había visto antes, pero no sabía sus nombres. Anoté sus órdenes y les serví a ambos una taza de café antes de volver a comprobar las ensaladas.
Cheyne ya había hecho dos para mí y las tenía cuando entré a la cocina. —Aquí tienes algo maravilloso, — dijo él.
—Gracias precioso, — le respondí llevando las ensaladas en el comedor. Entregue las ensaladas y tome la orden de bebidas de nuevos huéspedes. Entonces me regrese de nuevo a conseguir el agua con gas y agua de manantial con limón. Nadie pedía agua por aquí.
Cheyne se dirigía hacia la puerta de la cocina cuando llegué allí. —Acabo de recibir dos mujeres que parecen que salieron de las pistas de tenis. Creo que vi a Hillary... no es la anfitriona hoy? De todos modos creo que la vi hablando con más invitados por lo que debería estar una mesa esperando a ser recibidos.
Me saludó y se dirigió al comedor.
Rápidamente termine las aguas especiales y puse las dos órdenes de sopa de cangrejo que los hombres habían solicitado en mi bandeja luego regrese al comedor cuando la expresión de pánico de Cheyne me llamó la atención.
—Tengo esto, —dijo él, cogiendo mi bandeja.
—No sabes ni por dónde va. Puedo llevar una bandeja Cheyne — le contesté rodando mis ojos. Él ni siquiera sabía que estaba embarazada y ya estaba siendo tonto.
Entonces lo vi... a ellos. Cheyne no estaba siendo tonto. Él me estaba protegiendo. La cabeza de Nick estaba inclinada hacia adelante mientras hablaba sobre algo que causo esa intensa seria expresión en su rostro. La mujer tenía el pelo largo y oscuro. Ella era preciosa. Sus pómulos eran altos y perfectos. Pesadas, largas pestañas esbozaban sus ojos oscuros. Yo estaba a punto de vomitar. Mi bandeja traqueteaba y Cheyne la tomaba de mí. Lo dejé. Estaba a punto de caer.
Él no era el mío. Pero... yo llevaba a su bebé. Él no lo sabía. Pero... él me había hecho el amor a mí, no me había jodido, en el baño de Demi tan sólo hace tres días. Esto dolió. Tanto. Tragué saliva, pero mi garganta se sentía casi cerrada. Cheyne me estaba diciendo algo, pero no lo podía entender. No podía hacer nada más que mirarlos. Se inclinó tan cerca de ella como si él no quisiera que nadie ollera lo que estaba diciendo.
Sus ojos se movieron de Nick, y se encontraron con los míos. Yo la odiaba. Era hermosa y refinada todo lo que yo no era. Ella era una mujer. Yo era una niña. Una niña patética. Necesitaba salir fuera del infierno de aquí y dejar de hacer una escena. Aunque se trataba de una escena en silencio, yo todavía estaba de pie congelada mirándolos. Ella me estudió y le apareció un pequeño ceño arrugado la frente. No quería que le preguntaba a Nick acerca de mí y apuntándome. Me di la vuelta y hui del comedor. Tan pronto como estuvo fuera de vista de los clientes, me eche a directamente al duro pecho de Liam.
—Hay cariño. ¿A dónde sales corriendo? Todavía es demasiado para ti, — se preguntó pegando el dedo bajo mi barbilla inclinando mi cabeza para que pudiera ver mi cara.
Negué con la cabeza y se me escapó una lágrima. Yo no iba a llorar por esto, maldita sea. Me lo pidió. Lo rechace. Lo Había abandonado después del sexo increíble. ¿Qué esperaba? Que se sentara alrededor suspirando por mí. No lo creo. —Lo siento, Liam. Sólo dame un minuto y estaré bien. Te lo prometo. Sólo necesito un momento para componerme.
Él asintió con la cabeza y pasó su mano de arriba hacia abajo por mi brazo de una manera reconfortante. —Esta Nick ahí?, — Se preguntó casi tímidamente.
—Sí, — me ahogaba, obligando a las lágrimas en mis ojos irse. Yo respiré hondo y lo parpadee lejos. Yo no iba a hacer esto. Yo iba a controlar mis emociones locas.
—¿Está con alguien?, — Preguntó Liam.
Me limité a asentir. Yo no quería decirlo.
—¿Quieres ir a mi oficina y relajarte un poco? Esperar hasta que se hayan ido?
Sí. Quería esconderse de esto, pero no podía. Tuve que aprender a vivir con ello. Nick estaría en Rosemary por un mes más. Tenía que aprender a lidiar. —Puedo hacer esto. Fue una sorpresa. Eso es todo.
Liam levantó su mirada de la mía y una fría expresión apareció en su rostro. —Vete. Esto no es lo que ella necesita en este momento, — dijo Liam en un tono muy enojado.
—Aleja tus putas manos de encima de ella, — dijo Nick.
Di un paso atrás de los brazos de Liam y mantuve los ojos hacia abajo. No quería verlo pero tampoco quería que él y Liam lucharan. Liam, parecía dispuesto a luchar por mi honor. No tenía ni idea de cómo se veía Nick porque no lo había comprobado ni visto.
—Estoy bien Liam. Gracias. Voy a volver a trabajar, — murmuré y comenzó a regresar a la cocina.
—Miley, no lo hagas. Habla conmigo, — declaró Nick.
—Tú ya has hecho lo suficiente. Déjala con un infierno sola, Nick. Ella no necesita esto de ti. Ahora no. — ladró Liam.
—Tú no sabes nada, — gruñó Nick y Liam dio un paso en dirección de Nick. Liam bien iba a dejar escapar que estaba embarazada era muy evidente que él sabía algo, o iba a empezar a tirar golpes con Nick. Fue una vez más el momento para mí para superar esto y arreglarlo.
Me di la vuelta y fui a pararme en frente de NIck. Miré a Liam. —Está bien. Sólo dame un minuto con él. Estará bien. Él no hizo nada malo. Sólo estaba siendo emocional. Eso es todo, — le dije.
La mandíbula Liam trabajó de un lado a otro mientras él apretaba los dientes. Mantener la boca cerrada estaba resultando difícil para él. Finalmente, asintió con la cabeza y se alejó. Tuve que enfrentar a Nick ahora.
—Miley, — Nick dijo suavemente mientras su mano se estiró y agarró la mía—. Por favor, mírame.
Yo podría hacer esto. Tenía que hacer esto. Me di la vuelta dejando a Nick seguir tomando mi mano entre las suyas. Debía sacarla pero no pude por el momento. Lo había visto con una mujer que probablemente iba a mantener su cama caliente en la noche mientras yo seguía alejándolo. Lo estaba perdiendo. Pero era nuestro bebé. Pero entonces... alguna vez realmente lo habíamos hecho?
Alcé los ojos y me encontre con una mirada preocupada. No le gustaba molestarme. Me encanta eso de él. —Está bien. Yo exageré. Estaba, um, sorprendida es todo. Debería haber sabido que te has movido ya. Yo sólo…
—Detente —Nick me interrumpió y me levantó en su contra—. No me he movido a ningún lugar. Lo qué crees que viste no lo es. Delta es una vieja amiga. Eso es todo. Ella no significa nada para mí. He venido a buscarte. Necesitaba verte y fui a jugar golf. Tú no estabas allí. Me encontré con Delta y sugirió que almorzamos. Eso es todo. No tenía idea de que estabas aquí trabajando. Nunca lo hubiera hecho. A pesar de que no estaba haciendo nada. Te amo Miley. Sólo tú. No estoy con nadie. Yo nunca lo estaré.
Yo quería creerle. Tan egoísta y equivocada como lo era yo quería creer que él me amaba lo suficiente como para no necesitar a nadie más. Incluso si lo estaba alejando de mí. Yo le estaba mintiendo. Odiaba a los mentirosos. Él me odiaría demasiado si no le dije antes. Yo no quería que me odiara. Pero yo no podía confiar en él. ¿Mentir por eso estaba bien? Mentir alguna vez estaba bien? ¿Cómo podía el confiar en mí alguna otra vez?
—Estoy embarazada. — Las palabras salieron de mí antes de que me diera cuenta de lo que estaba haciendo. Me tapé la boca con horror mientras los ojos de Nick se desviaban. Entonces me volví y corrí como el infierno.—Esa es mi chica. Me alegro de que el virus de estómago se haya ido. Parece que as perdió diez kilos. ¿Cuánto tiempo estuviste enferma? —Liam le había dicho a Cheyne y a cualquier otra persona que le preguntó que yo tenía un virus y que me estaba recuperando. Yo sólo trabajaba dos turnos en el campo y nunca me encontré con el personal de la cocina, mientras estaba en los carros.
—Probablemente he perdido algo de peso. Estoy segura de que voy a ganarlo de nuevo muy pronto, — le contesté y lo abrace.
—Será lo mejor o voy a meter rosquillas por tu garganta hasta que pueda envolver mis manos alrededor de tu cintura y tener mis dedos sin tocar.
Eso puede ser más pronto de lo que pensaba. —Me vendría muy bien una dona ahora.
—Es una cita. Después del trabajo. Tú, yo, y un paquete de doce. La mitad cubierta de chocolate, — dijo Cheyne y me entregó mi delantal.
—Me parece bien. Puedes venir a ver mi nuevo lugar. Me quedo con Demi en un condominio en la propiedad del club.
Las cejas de Cheyne se alzaron. —No se lo digas. Bueno, bueno, bueno, no eres pomposa.
Até mi delantal y metí mi pluma y la libreta en el bolsillo delantero. —Me quedo con la primera ronda si tu preparas las ensaladas y el té dulce.
Cheyne hizo un guiño. —Trato.
Me dirigí al comedor y por suerte los únicos huéspedes eran dos señores mayores que había visto antes, pero no sabía sus nombres. Anoté sus órdenes y les serví a ambos una taza de café antes de volver a comprobar las ensaladas.
Cheyne ya había hecho dos para mí y las tenía cuando entré a la cocina. —Aquí tienes algo maravilloso, — dijo él.
—Gracias precioso, — le respondí llevando las ensaladas en el comedor. Entregue las ensaladas y tome la orden de bebidas de nuevos huéspedes. Entonces me regrese de nuevo a conseguir el agua con gas y agua de manantial con limón. Nadie pedía agua por aquí.
Cheyne se dirigía hacia la puerta de la cocina cuando llegué allí. —Acabo de recibir dos mujeres que parecen que salieron de las pistas de tenis. Creo que vi a Hillary... no es la anfitriona hoy? De todos modos creo que la vi hablando con más invitados por lo que debería estar una mesa esperando a ser recibidos.
Me saludó y se dirigió al comedor.
Rápidamente termine las aguas especiales y puse las dos órdenes de sopa de cangrejo que los hombres habían solicitado en mi bandeja luego regrese al comedor cuando la expresión de pánico de Cheyne me llamó la atención.
—Tengo esto, —dijo él, cogiendo mi bandeja.
—No sabes ni por dónde va. Puedo llevar una bandeja Cheyne — le contesté rodando mis ojos. Él ni siquiera sabía que estaba embarazada y ya estaba siendo tonto.
Entonces lo vi... a ellos. Cheyne no estaba siendo tonto. Él me estaba protegiendo. La cabeza de Nick estaba inclinada hacia adelante mientras hablaba sobre algo que causo esa intensa seria expresión en su rostro. La mujer tenía el pelo largo y oscuro. Ella era preciosa. Sus pómulos eran altos y perfectos. Pesadas, largas pestañas esbozaban sus ojos oscuros. Yo estaba a punto de vomitar. Mi bandeja traqueteaba y Cheyne la tomaba de mí. Lo dejé. Estaba a punto de caer.
Él no era el mío. Pero... yo llevaba a su bebé. Él no lo sabía. Pero... él me había hecho el amor a mí, no me había jodido, en el baño de Demi tan sólo hace tres días. Esto dolió. Tanto. Tragué saliva, pero mi garganta se sentía casi cerrada. Cheyne me estaba diciendo algo, pero no lo podía entender. No podía hacer nada más que mirarlos. Se inclinó tan cerca de ella como si él no quisiera que nadie ollera lo que estaba diciendo.
Sus ojos se movieron de Nick, y se encontraron con los míos. Yo la odiaba. Era hermosa y refinada todo lo que yo no era. Ella era una mujer. Yo era una niña. Una niña patética. Necesitaba salir fuera del infierno de aquí y dejar de hacer una escena. Aunque se trataba de una escena en silencio, yo todavía estaba de pie congelada mirándolos. Ella me estudió y le apareció un pequeño ceño arrugado la frente. No quería que le preguntaba a Nick acerca de mí y apuntándome. Me di la vuelta y hui del comedor. Tan pronto como estuvo fuera de vista de los clientes, me eche a directamente al duro pecho de Liam.
—Hay cariño. ¿A dónde sales corriendo? Todavía es demasiado para ti, — se preguntó pegando el dedo bajo mi barbilla inclinando mi cabeza para que pudiera ver mi cara.
Negué con la cabeza y se me escapó una lágrima. Yo no iba a llorar por esto, maldita sea. Me lo pidió. Lo rechace. Lo Había abandonado después del sexo increíble. ¿Qué esperaba? Que se sentara alrededor suspirando por mí. No lo creo. —Lo siento, Liam. Sólo dame un minuto y estaré bien. Te lo prometo. Sólo necesito un momento para componerme.
Él asintió con la cabeza y pasó su mano de arriba hacia abajo por mi brazo de una manera reconfortante. —Esta Nick ahí?, — Se preguntó casi tímidamente.
—Sí, — me ahogaba, obligando a las lágrimas en mis ojos irse. Yo respiré hondo y lo parpadee lejos. Yo no iba a hacer esto. Yo iba a controlar mis emociones locas.
—¿Está con alguien?, — Preguntó Liam.
Me limité a asentir. Yo no quería decirlo.
—¿Quieres ir a mi oficina y relajarte un poco? Esperar hasta que se hayan ido?
Sí. Quería esconderse de esto, pero no podía. Tuve que aprender a vivir con ello. Nick estaría en Rosemary por un mes más. Tenía que aprender a lidiar. —Puedo hacer esto. Fue una sorpresa. Eso es todo.
Liam levantó su mirada de la mía y una fría expresión apareció en su rostro. —Vete. Esto no es lo que ella necesita en este momento, — dijo Liam en un tono muy enojado.
—Aleja tus putas manos de encima de ella, — dijo Nick.
Di un paso atrás de los brazos de Liam y mantuve los ojos hacia abajo. No quería verlo pero tampoco quería que él y Liam lucharan. Liam, parecía dispuesto a luchar por mi honor. No tenía ni idea de cómo se veía Nick porque no lo había comprobado ni visto.
—Estoy bien Liam. Gracias. Voy a volver a trabajar, — murmuré y comenzó a regresar a la cocina.
—Miley, no lo hagas. Habla conmigo, — declaró Nick.
—Tú ya has hecho lo suficiente. Déjala con un infierno sola, Nick. Ella no necesita esto de ti. Ahora no. — ladró Liam.
—Tú no sabes nada, — gruñó Nick y Liam dio un paso en dirección de Nick. Liam bien iba a dejar escapar que estaba embarazada era muy evidente que él sabía algo, o iba a empezar a tirar golpes con Nick. Fue una vez más el momento para mí para superar esto y arreglarlo.
Me di la vuelta y fui a pararme en frente de NIck. Miré a Liam. —Está bien. Sólo dame un minuto con él. Estará bien. Él no hizo nada malo. Sólo estaba siendo emocional. Eso es todo, — le dije.
La mandíbula Liam trabajó de un lado a otro mientras él apretaba los dientes. Mantener la boca cerrada estaba resultando difícil para él. Finalmente, asintió con la cabeza y se alejó. Tuve que enfrentar a Nick ahora.
—Miley, — Nick dijo suavemente mientras su mano se estiró y agarró la mía—. Por favor, mírame.
Yo podría hacer esto. Tenía que hacer esto. Me di la vuelta dejando a Nick seguir tomando mi mano entre las suyas. Debía sacarla pero no pude por el momento. Lo había visto con una mujer que probablemente iba a mantener su cama caliente en la noche mientras yo seguía alejándolo. Lo estaba perdiendo. Pero era nuestro bebé. Pero entonces... alguna vez realmente lo habíamos hecho?
Alcé los ojos y me encontre con una mirada preocupada. No le gustaba molestarme. Me encanta eso de él. —Está bien. Yo exageré. Estaba, um, sorprendida es todo. Debería haber sabido que te has movido ya. Yo sólo…
—Detente —Nick me interrumpió y me levantó en su contra—. No me he movido a ningún lugar. Lo qué crees que viste no lo es. Delta es una vieja amiga. Eso es todo. Ella no significa nada para mí. He venido a buscarte. Necesitaba verte y fui a jugar golf. Tú no estabas allí. Me encontré con Delta y sugirió que almorzamos. Eso es todo. No tenía idea de que estabas aquí trabajando. Nunca lo hubiera hecho. A pesar de que no estaba haciendo nada. Te amo Miley. Sólo tú. No estoy con nadie. Yo nunca lo estaré.
Yo quería creerle. Tan egoísta y equivocada como lo era yo quería creer que él me amaba lo suficiente como para no necesitar a nadie más. Incluso si lo estaba alejando de mí. Yo le estaba mintiendo. Odiaba a los mentirosos. Él me odiaría demasiado si no le dije antes. Yo no quería que me odiara. Pero yo no podía confiar en él. ¿Mentir por eso estaba bien? Mentir alguna vez estaba bien? ¿Cómo podía el confiar en mí alguna otra vez?
Nick
Mis pies estaban pegados al suelo. Incluso mientras miraba a Miley huyendo de mí, no podía moverme.
¿Había solo soñado eso sólo? ¿Era una alucinación desesperada? ¿Estaba así de
mal?
—Si no vas tras ella, yo lo haré—rompió la voz de Liam a través de mis pensamientos y me sacó de la neblina de asombro.
—¿Qué?—pregunté, mirándole. Yo lo odiaba. Golpear contra su cara era algo con lo que de repente estaba fantaseando.
—Dije, que si no va tras ella yo lo haré. Ella necesita a alguien en estos momentos. Por mucho que yo no quiero que seas tú, por más que no crea que la merezcas necesitas ser tú.
—¿Sabías que estaba embarazada?—Mi sangre comenzó a hervir. ¿Le había dicho a Liam que estaba embarazada y no me lo dijo?
—Yo estuve aquí la primera mañana que trató de trabajar y el olor del tocino la envió al baño a vomitar. Así que, sí yo ya lo sabía. Quita ese loco brillo posesivo de tus ojos y ve por ella—El tono de Liam estaba plagado con disgusto.
—¿Ella ha estado enferma?—Yo no sabía que estaba enferma. Me dolía el pecho. Había estado
enferma sola, la dejé sola y ella había estado sufriendo. El aire no estaba llegando a mis pulmones.
—Sí, mierda estúpida, ella ha estado enferma. Eso pasa en su situación. Pero está mejorando. Ahora estoy a punto de cumplir mi promesa e ir tras ella. Haz tu movimiento—advirtió Liam.
Me eché a correr.
No fue hasta que salí del edificio por la parte de atrás y miré hacia arriba de la colina que la encontré. Ella todavía estaba corriendo. Fue hacia los condominios. Iba de vuelta a su casa. Me fui tras ella. Ella estaba embarazada. ¿Debería estar corriendo así? ¿Y si era malo para el bebé? Tenía que ir más despacio.
—Miley, deténte. Espera—le grité cuando estaba lo suficientemente cerca. Ella aminoró la marcha
y finalmente se detuvo cuando me reuní con ella.
—Lo siento—sollozó con el rostro entre las manos.
—¿Por qué lo sientes?—pregunté, cerrando la distancia entre nosotros y tirando de ella contra mí. Yo no estaba preocupado por asustarla ya. Yo no la estaba dejando ir a ninguna parte.
—Esto. Todo. Yo estando embarazada—susurró ella, rígida en mis brazos. Ella lo sentía. No, ella no iba a disculparse por eso.
—No tienes nada que lamentar. No vuelvas a pedirme disculpas de nuevo. ¿Me escuchas?
Parte de la tensión en su cuerpo se alivió y se apoyó en mí.
—Pero yo no te lo dije.
No, no lo había hecho, pero entendía. Una mierda pero entendía.
—Me hubiese gustado. Nunca te hubiera permitido estar enferma por tu cuenta. Yo habría cuidado de ti. Debo cuidar de ti, voy a cuidar de ti. Te lo juro.
Miley negó con la cabeza y se apartó de mí.
—No. No puedo. No podemos hacer esto. Yo no te lo digo por una razón. Nosotros... tenemos que hablar.
Yo estaba cuidando de ella y ella no me dejaba. Pero si necesitaba hablar de ello entonces la dejaría.
—Está bien. Vamos a ir a tu casa ya que estamos cerca...
Miley asintió con la cabeza y volvió a caminar hacia el apartamento hacía el cual había estado
huyendo más temprano. Jace había dicho que Liam estaba dejando que se queden allí por el mismo precio que el viejo apartamento Demi. Pensó que Liam estaba pensando en usarlo como una deducción de impuestos o algo así. Comprendí ahora.
Él había estado haciendo eso por Miley. Él había estado cuidando de ella. Ya no lo hacía. Yo cuidaba de lo que era mío. No necesitaba a Liam haciéndolo. Me gustaría ir a hablar con el después, tendría que pagar el monto principal en alquiler en este lugar. Liam no estaba cuidando de Miley. Ella era mía. Vi como ella se agachó y consiguió la llave bajo el felpudo. Eso tenía que ser el peor lugar para
esconder una llave. Me gustaría tratar con ello más tarde también. Yo no iba a poder dormir por la noche sabiendo que ella tenía una llave escondida bajo la alfombra de la puerta delantera para que cualquiera pueda entrar. Miley abrió la puerta y dio un paso atrás.
—Entra.
Entré y tomé su mano cuando pasé a su lado. Puede que ella quiera decirme todas las razones por las que no podemos estar juntos, pero yo iba a tocarla mientras ella hablaba. Necesitaba saber que estaba bien. Tocarla me calmaba.
Cerró la puerta y me dejó tirar de ella hacia el sofá. Me senté y la arrastré
a mi lado. Quería ponerla en mi regazo, pero la mirada preocupada y nerviosa en su rostro me detuvo. Necesitaba hablar y yo la iba a dejar.
—Yo debería habértelo dicho. Lo siento, no lo hice. Iba a hacerlo, tal vez no de la
manera en que lo hice hoy, pero iba a decírtelo. Sólo necesitaba tiempo para decidir a dónde iba a ir y lo que iba a hacer con mi vida. Quería ahorrar e ir a algún lugar un nuevo comienzo. Para el bebé. Pero te lo iba a decir.
¿Ella me lo iba a decir y luego me iba a dejar? El pánico se apoderó de mí. Ella no podía hacer eso.
—No puedes dejarme—dije tan claramente como pude. Tenía que entender eso. Miley dejó caer su mirada de la mía y estudió sus manos. Había entrelazado mis dedos con los de ella. Era lo único que me mantenía tranquilo en este momento.
—Nick—dijo en voz baja—Yo no quiero que mi bebé se sienta siempre indeseado. Tu familia...—se interrumpió y su rostro se había puesto pálido.
—Mi familia va a aceptar lo que les diga. Si no voy a llevarte a ti y a mi bebé, y dejaré que paguen sus malditas facturas. Tu vienes primero, Miley.
Ella sacudió la cabeza y soltó su mano de la mía mientras se levantaba.
—No. Eso lo dices ahora, pero no es cierto. No era cierto hace un mes y no es cierto ahora.
Siempre los elige sobre mí. O por lo menos a Selena y eso está bien. Yo entiendo, yo no puedo vivir con ello. No puedo quedarme aquí.
No le decirle que su papá iba perseguirme por el resto de mi vida. Mi necesidad de proteger a Selena había jodido lo único importante para mí. Me puse de pie y caminé hacia ella mientras retrocedía hacia atrás hasta que estuvo contra la pared.
—Nadie. Está. Antes. Que. Tú.
Sus ojos brillaban con lágrimas no derramadas y negó con la cabeza. Odiaba que no pudiera creerme.
—Te amo. Cuando entraste en mi vida, no te conocía. Sel era mi primera prioridad. Pero eso cambió. Ha cambiado todo. Yo iba a decirte, pero mi madre llegó a casa antes de
tiempo. Yo estaba tan muerto de miedo por perderte que he perdido de todos modos. Nada te va a llevar lejos de mí. Pasaré el resto de mi vida demostrándote que Te amo. A ti y este bebé—Toqué su estómago plano y ella tembló—Vienes primero.
—Quiero creerte—dijo a través de un sollozo.
—Déjame probártelo. Dejándome no me dejas probarte nada. Tienes que quedarte conmigo, Miley. Tienes que darme una oportunidad.
Una lágrima se deslizó y rodó por su rostro.
—Voy aponerme grande y gorda. Los bebés lloran toda la noche y cuestan dinero. No será lo mismo. Nosotros no seremos lo mismo. Te arrepentirás.
Ella realmente no tenía ni idea. No importa cuántas veces se lo dije, ella no me cree. Ella había perdido a todos los que en su vida había querido y confiado. ¿Por qué iba a creerme? Los únicos
hombres en su vida la habían dejado. Traicionándola. Ella no esperaba otra cosa.
—Este bebé te trajo de nuevo a mí. Es una parte de nosotros. Nunca me arrepentiré. Y tu puedes volverte tan grande como una ballena y te voy a amar de todos modos.
Una pequeña sonrisa tiró de sus labios.
—Es mejor que no me vuelva tan grande como una ballena.
Me encogí de hombros. —No importa.
Su sonrisa se disolvió rápidamente.
—Tu hermana. Ella va a odiar esto. A mí. El bebé.
Me gustaría tratar con Sel. Si no podía aceptarlo, me gustaría tener Miley y nos gustaría ir a algún lugar lejos de mi hermana. Miley se había molestado bastante. Yo no estaba dejando que nadie la lastime.
—Confía en mí para protegerte y ponerte en primer lugar.
Miley cerró los ojos y asintió. Mi pecho se hinchó y yo quería gritar al mundo que esta mujer era mía. Pero en lugar de eso la recogió.
—¿Dónde está tu habitación?—pregunté.
—La última habitación de la izquierda.
Caminé hacia allí. Yo no haría el amor con ella hoy, pero que quería sostenerla durante un tiempo.
Abrí la puerta y me congelé. La habitación era de buen tamaño para un apartamento, pero la manta en el suelo con una almohada individual era sólo un golpe más contra mí. Cuando yo les ayudé a mudarse, había notado que Miley no tenía una cama. Ella había estado durmiendo en el sofá. Pero yo había estado tan absorto en recuperarla que no había pensado en su necesidad de una cama.
—No tengo una cama todavía. Podría solo haber dormido en el sofá, pero yo quería dormir en mi propia habitación— murmuró, tratando de bajar de mis brazos. Yo no iba a dejarla ir. La abracé con más fuerza contra mí. Había dormido en el suelo duro anoche mientras
yo había estado durmiendo en mi cama de dos plazas. Mierda.
—Estás temblando, Nick. Bájame—dijo, tirando de mi brazo.
Sin ponerla en el suelo, me di la vuelta y fui de nuevo a la sala de estar y luego por la puerta. Cerrando la puerta detrás de mí con llave y metí la llave en mi bolsillo. No la dejaría de nuevo bajo esa alfombra de mierda.
—¿Qué estás haciendo?—Preguntó Miley.
Mi coche no estaba aquí. Entonces la llevé de vuelta por la colina y hacia mi Rover.
—Te voy a llevar a conseguir una cama. Una cama de grande. Una que cueste una maldita fortuna—gruñí.
Estaba furioso de que se me no había notado un problema tan grande. No era de extrañar que Liam, había estado cuidando de ella. Yo había fracasado. No iba a fallar de nuevo. Me gustaría asegurarme de que lo tenía todo.
—No necesito una cama cara. Voy a conseguir una cama pronto.
—Sí, muy pronto. Esta noche—le contesté entonces incliné mi cabeza y la besé en la nariz—Vamos a hacer esto. Tengo que hacer esto. Necesito el dinero invertido en la mejor cama que pueda comprar. ¿De acuerdo?
Una pequeña sonrisa tiró de sus labios.
—Está bien.