sábado, 18 de octubre de 2014

It Was Always You - Niley- Cap 18


—¡Miley! —La voz de la Sra. Reynolds ruge a través de la casa. Nick se retira y me da una mirada impotente. Luego dice.
—Supongo que esa es mi señal para regresar al trabajo —y salió de la cocina. Me quedé ahí, sosteniendo la mitad de un limón en mi mano. Estoy sin habla, excitada... hecha polvo. Nick quiere estar donde yo estoy.  No es algún chico sin importancia. Es NICK JONAS, el muchacho con quien he soñado por lo que parece ser toda mi vida. El muchacho que solía mirar por mi ventana solamente para esperar hasta la próxima vez que estuviera en la misma habitación con él. Es el muchacho que me golpeó con su auto y me dejó en la calle. Pero cuando miraba dentro de sus ojos, podía decir que no es el mismo Nick Jonas que solía conocer. El viejo Nick solo se preocupaba por sí mismo. Nunca pensé que él observaba o se preocupaba por el mundo a su alrededor. ¿Había comenzado a perdonarlo mi corazón? Me fui la noche pasada porque nuestro beso fue perfecto. Como siempre había soñado que sería nuestro primer beso. Asustada de que nunca quisiera besarme otra vez, o reír, o... algo que podría cambiarlo a algo menos que la perfección, me fui. Cuando el autobús se detuvo en la esquina de nuestras casas, pregunté a Nick si quería venir.
—¿Está tu mamá en casa? —pregunta.
—No por otra hora.— Él se encoge de hombros y dice:
—Seguro. Lo guié a mi casa y hacia mi habitación.
—Mi mamá enloquecería si sabe que estuviste aquí, en mi habitación... solos. 
—Si, la mía también —dice—. ¿Quieres que me vaya?— Sonreí.
—No. Es sobre nosotros tomando nuestras propias decisiones, ninguno de nuestros padres las tomarían por nosotros.— Él estudió la decoración amarilla y rosada de mi cuarto, caminando alrededor del perímetro. Recogió un par de guantes de boxeo rojos y blancos que colgaban alrededor de mi cama.
—¿Tuyos?
—Los conseguí cuando estaba en el hospital —le digo—. Tú sabes, para recordarme que siguiera luchando.— Él sonríe tristemente hacia los guantes de boxeo.
—Estoy cansado de luchar. Estoy cansado de revivir el accidente —dice casi para sí mismo, como si fuera un pensamiento privado que estuviera compartiendo conmigo. Tomé los guantes de sus manos.
—Yo también —y por primera vez desde esa desafortunada noche, quise decir eso. Cuando sus ojos taladraron los míos, pregunté—, ¿porqué estas aquí? De verdad.— Él sacude su cabeza.
—No lo sé —pasa su mano sobre su cabeza, frustrado—. Y, Dios, sé que es loco y debería permanecer tan lejos de ti como pueda, pero... y esta parte me está volviendo loco... cuando estoy cerca de ti finalmente puedo sentir cosas otra vez. Me quedé despierto la noche pasada pensando en sostenerte hasta que todo el dolor y el entumecimiento se vayan lejos. Necesito que estés bien, para estar bien. Pensé que era Delta, quién me haría olvidar. Pero eres tú. Tú. ¿No es una mierda, Miley? Porque tal vez si me dices que es una mierda lo creeré.
—No es loco, ni mucho menos —mascullé, en ese momento me acerco y lo abrazo tan fuerte como es posible. Él pone sus brazos alrededor mío y me sostiene apretada.
—¿Alguna vez podrás perdonarme? —pregunta, con la voz temblando. Una lágrima cae por mi mejilla. Siento su humedad caliente sobre mi piel. No sé el momento exacto que sucedió, pero algo ha cambiado. Yo he cambiado. Y creo que es porque finalmente dejé ir al pasado. Estoy lista para vivir mi vida otra vez.
—Ya te he perdonado, Nick —le digo. Permanecimos de ese modo por un largo tiempo. No sé cuánto tiempo ha pasado. Es como si estuviera quitándole su dolor y él estuviera quitando el mío. Antes, estaba confundida... lo que sentía sobre él, lo que sentía sobre el accidente. Pero cuando me sostiene, dejo salir los sentimientos de traición que he mantenido del año pasado. Cuando se retira, lo oigo sorberse la nariz, y veo como limpia las lágrimas de sus ojos con su mano.
—Tengo algo en mi ojo.
—Esta bien llorar, Nick. No se lo diré a nadie —miro hacia mi armario, donde está escondida mi raqueta—. Lloro un montón.
—¿Si? Bueno, voy a cambiar eso.— Él ya lo ha cambiado.
—Mi mama va a llegar a casa en cualquier minuto —digo cuando miro fijamente hipnotizada esos oscuros ojos marrones.
—Mejor me voy entonces —asiento.
—Está bien.— Él se acerca, tanto que puedo sentir su corazón latiendo contra el mío. Aguanto la respiración cuando estira su mano y pone su palma sobre mi mejilla. Ligeramente roza mis labios con su pulgar, trazando mi labio superior e inferior cuando mueve su pulgar sobre ellos.
—Tienes labios suaves —dice.
—Ya lo sabes, yo uh, realmente no tengo experiencia besando —digo tímidamente, luego bajo la vista y rompo nuestro contacto. No puedo mirarlo mientras digo esto—. Quiero decir, no soy como Delta en ese departamento. Probablemente estás acostumbrado a chicas que saben lo que están haciendo, y soy nueva en esto y de verdad, de verdad me avergüenza si lo estoy haciendo muy mal o... oh, realmente estoy haciendo el ridículo ahora mismo.
—No iba a besarte.
—¿No ibas? —levanté la vista. Bueno, por supuesto que no iba a hacelo, estúpida. ¿Por qué comenzaría una relación conmigo cuando podía estar con alguien que de verdad supiera lo que estaban haciendo?, alguien que no fue responsable de enviarlo a prisión, me dijo mi cerebro.
—Nop. La próxima vez que te bese me voy a tomar mi tiempo, y dijiste que tu madre llegará en cualquier momento.— Reviso el reloj sobre mi mesita de noche y asiento. Él muerde su labio inferior, pensando.
—No, la próxima vez que te bese durará un largo, largo tiempo. Y cuando lo hayamos hecho comprenderás que estar excitado no es sobre la experiencia.— Mientras yo seguía pasmada, Nick se dirigía fuera de la casa.

Es domingo. Domingo de Futbol. Estoy en el Dusty’s Sports Bar & Grill con los chicos, ya que nos podemos sentar en el área del comedor y ver el partido desde los tres televisores pantalla gigante pegados en todo el restaurante El lugar está en bancarrota, hasta las oscuras mesas de madera y sillas se bambolean de lo viejas. Pero sus pantallas de televisión son grandes y nuevas, las cuales atraen chicos desde las tres ciudades más cercanas en las tardes de domingo. Me pregunto qué estaría haciendo Miley hoy. Ella trabaja para la Señora Reynolds en las mañanas, pero probablemente llegaba temprano a casa. ¿Estaría en casa ahora, sentada en su cuarto? ¿O estaría en fisioterapia?
—¿Viste eso, Jonas? —pregunto Tristan mientras la multitud estallaba en gemidos. 
—Lo siento, hombre, me lo perdí. —estaba pensando en alguien en quien no tengo derecho a pensar. Sacudiendo su cabeza, Tristan apunto a la pantalla.
—Lo juro, Guerrera necesita algo de pegamento en sus manos para que así pueda mantener el agarre del balón. Es el tercer balón que pierde.
—El cuarto —los corrigió Drew. No le prestaba atención al juego hoy. Atrape a Brian mirando hacia la puerta y señalando a quien quiera que acabara de entrar al restaurante. Me doy la vuelta. Es Delta. Seguida por Hanna, Brianne, Mandy y Sabrina. No creo que sus alegres porras fueran muy bien con este lugar. Pero entonces, a lo mejor sí.
—¿Qué están haciendo las chicas aquí? —le preguntó un frustrado Tristan a Brian, quien obviamente las invito.
—¿No podemos cambiar las reglas solo por esta vez? Delta realmente quería venir.
—Ugh, me voy a enfermar —dijo Drew, fingiendo arcadas—. Ella te tiene por las pelotas, hombre. ¿Cuándo te darás cuenta?
Drew, el idiota autoproclamado de nuestro grupo, por primera vez en su vida tenía razón. Justo cuando estaba a punto de proclamar a Drew un suspicaz genio, las chicas llegan a la mesa. Delta usando jeans ajustados y un suéter de los Osos. El suéter de Brian, el mismo que recordaba verle usando cada domingo. Brian está mirando a su novia trofeo, y me está haciendo enfermar también. Porque así era como yo me veía cuando estaba saliendo con ella, y todos agradecían que una chica como ella me honrara eligiéndome como su novio. Que alguien me dispare.
—¿Podemos unirnos a ustedes? —pregunto Delta, pero mientras las palabras se deslizaban de su boca ya estaba tomando la silla al lado de Brian y le hacía señas a las chicas para que acercaran silla, también. Seriamente, esta era una gran violación al código “no se permiten chicas en los partidos del domingo”. Pude ver que Tristan y Drew no estaban felices por la invasión de chicas. La razón por la cual la regla había sido creada en primer lugar era que todos estábamos de acuerdo en que las chicas (al menos las de nuestro grupo, también conocidas como las que estaban sentadas en nuestra mesa justo ahora) no están interesadas en ver el juego. Están interesadas en romper nuestra concentración. Es como un reto, de ver si pueden distraernos del futbol.
—Hey, Nick —dice Mandy mientras coloca su silla a mi lado—. ¿En qué andas?— Antes de que pueda responder, la camarera se acerca a nuestra mesa para deslizar nuestra comida y preguntarles a las chicas que quieren ordenar.
—¿Qué tipo de ensaladas tienen? —pregunto Brianne. La camarera sofoco una risa.
—Nada de ensaladas. Tenemos hamburguesas, sándwiches de pollo, alitas y papas fritas. Escoge.— Brianne se sorprendió por las opciones. Lo note por la forma en que miraba a la camarera con horror. Este lugar era todo cerveza/alcohol para la multitud "mayor de veintiún años". La comida era en lo que menos pensábamos.
—Tomare solo una Coca-Cola dietética —finalmente dijo. Todas las chicas pidieron Coca-Cola dietética. Nada más. Tristan volteo sus ojos. 
—¡Espera! —dice Sabrina, llamando de nuevo a la camarera—. Comeré una hamburguesa. Sin queso, solo así.
—Una hamburguesa sola, cinco Coca-Colas dietéticas —repitió la camarera antes de retirarse.
—Comeré una hamburguesa, también —dice Mandy pinchándola—. Sola, como la de ella.
—Dos hamburguesas, cinco Coca-Colas dietéticas.— Brianne levanto sus cejas. Mandy se encogió de hombros.
—¿Qué? No almorcé, estoy muerta de hambre. Además, no creo en eso de no-carbohidratos, Brianne—. Drew se puso en pie de un salto y alzo sus manos.
—Está bien, si ustedes chicas quieren estar con nosotros, será bajo unas cuantas reglas. No hablaran sobre ensaladas, y ni siquiera quiero escuchar la palabra "carbohidratos". Si no vinieron aquí para hablar de los Osos o Futbol, o para recordar el año 1985, permanezcan en silencio. Y por el amor de Dios, si no saben ni porque lo hacen, espero que no aplaudan. ¿Lo captan? Las cejas de Delta estaban fruncidas.
—¿Qué paso en 1985? Drew, lamento decírtelo pero ni siquiera habíamos nacido.— Mientras Drew se golpeaba la frente en señal de frustración, un avergonzado Brian cubrió la boca de Delta.
—Ese fue el último año en que los Osos ganaron el Super Bowl —le informo Brian. Él quito su mano de la boca de Delta.
—Sabes lo que es el Super Bowl, ¿no? —pregunta Drew, sentándose al final.
—Por supuesto que lo sabe —comenta Brian, luego acerca a Delta y mantiene su brazo sobre sus hombros. El resto del partido se cumplió con el silencio por parte de las chicas y abucheos y gritos del resto de la gente en el restaurante. Cuando se me ocurrió echarle un vistazo a Delta y a Brian durante un comercial, su mirada estaba en mi mientras le susurraba algo a Brian en el oído que lo hacía sonreír maliciosamente. Juro que también la vi lamiendo el lóbulo de su oreja.
Disgustado, me levante y me dirigí al lavabo. Después de hacer pis, me lavo las manos y me inclino sobre el lavabo mientras miro mi reflejo en el espejo. Soy un maldito desastre, incapaz de solo enfriarme y pasar un rato con mis amigos. Especialmente no con las chicas aquí. Especialmente no con Delta aquí. Me pone los nervios de punta, recordándome el pasado. El accidente. Miley. La puerta del baño de hombres se abre y con seguridad Delta entra por ella. No me sorprende.
—Tu novio te seguirá hasta aquí —le digo. Deambula cerca de mí, tan cerca que puedo oler su fuerte perfume mezclado con brillo labial de cereza. Demasiado exagerado.
—No lo hará. Piensa que estás enfadado, así que le dije que hablaría contigo. Confía en nosotros.
—Es un idiota.
—También piensa que estas celoso. ¿Lo estás?
—Oh, sí —le digo. Ella quiere escucharlo, así que le doy lo que quiere. Es un juego que le gusta jugar. Estoy cansado de sus juegos, pero es la única forma de soportarla.
—Has sido difícil de alcanzar, Nick—dice tratando de sonar mandona.
—Pensé que teníamos un acuerdo.— La única relación que quiero es la que ya tengo, con Miley. Puede no ser pública, pero es autentica. Lo molesto es, que no sé lo que sabe Delta. Cada vez que estamos juntos, sugiere saber más del accidente que los demás. ¿Pero que si no es así, que si esta aprovechándose de mí? Estábamos muy apegados esa noche y ella es fácil. Tal vez mi ex ha estado jugando conmigo todo este tiempo y soy un tonto igual que Brian. No importa lo mucho que lo quiera, no puedo arriesgarme a perderla. Desliza sus uñas color rojo furioso sobre mi camiseta como una araña, deteniéndose cuando alcanza mi hombro. Entonces se inclina hacia adelante.
—Eres como una droga, Nick. No puedo detenerme.— Ella está floreciendo en la persuasión. No yo. Lo que le gusta es probablemente que alguien podía entrar en cualquier momento y encontrarnos así de cerca. Es el factor riesgo el que le daba adrenalina.
—¿Entonces porque estabas succionando la oreja de otro tipo? —no sé porque le pregunte. No es que me importara. Puse mi mano en su cintura, listo para alejarla si se acercaba mas. Estaba cansado de ser su peón.
—Solo quería obtener una reacción de ti. Funciono. Desde hace un par de semanas no me das nada, ninguna emoción o aliento. Brian cree que estas con Miley Cyrus. ¿No es ridículo?— Justo cuando estaba a punto de responder, la puerta se abre. Drew entra, viéndonos a Delta y a mí, parados cerca, tocándonos el uno al otro en lo que podría verse como un abrazo. No es lo que parece, pero se ve mal.
—Ni siquiera preguntare —dice Drew, luego se dirige a los urinales. Antes de que él deslice su cierre abajo, vuelve la cabeza a Delta
—. ¿Te importaría hacer eso en otro lugar?
—No es nada que no haya visto antes —le dice Delta a Drew mientras se aleja un paso de mi, rompiendo todo contacto. Drew suelta una breve carcajada.
—Sí, bueno, tú puedes haber hecho rondas con mis amigos, pero no has puesto las manos en mí.
—Por lo que he oído, una mano sería suficiente —le disparo Delta.
—Suficiente —digo—. Delta, vuelve con Brian. Drew, vete ya a orinar.— Herida porque no la defendí, salió corriendo del baño de hombres, pero no sin antes murmurarle:
—Idiota —en su camino, a lo cual Drew respondió:
—Zorra.— Drew termino, entonces mientras lavaba sus manos dijo:
—¿Nick, crees que acostarte con Delta es la respuesta? Escucha, deja que Brian tenga a la perra y se la pase a alguien más.
—Es un poco más complicado que eso —Drew hizo un sonido de reprobación, al igual que la Sra. Reynolds.
—Tú lo estás haciendo complicado —eso me golpeo. Por segunda vez hoy, Drew tenía razón. Estaba dejando que Delta me manipulara en vez de al revés. No necesitaba complacerla. Solo podía dejarla continuar la persecución sin darle la oportunidad de tirar a matar. Wow, había estado haciendo todo mal, no puedo creer que la solución sea tan simple. Saco mi billetera y le doy a Drew veinte dólares.
—Mira, paga mi cuenta. Me voy de aquí.
—No tienes que irte. No le diré a Brian lo que tú y Delta estaban haciendo.
—En este momento, ni siquiera me importa —digo, entonces deje el baño de hombres y me dirigí a la puerta trasera.

4 comentarios:

  1. Esta buenisima cada ves , esta mejor ! Continua me encanta sube pronto y mas momentos niley *-* Prontoooo por fis :)

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  2. Siguela por lo que mas quieras!

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  3. Como la dejas hay siguela!

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  4. me encanto!!!
    como siempre me dejaste en la mejor parte
    que puta que es delta dios que miley la haga mierda boee (perdon por mi vocabulario)
    jajaja porque se me hace q en la ultima parte nick va corriendo detras de miley
    sube ya el siguiente
    besos

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