miércoles, 11 de diciembre de 2013

Finding My Destiny - Niley - Cap 06


Nick
Parecía que ella estaba a punto de llorar y me daba miedo preguntarle si estaba bien. Mi miedo a que cambiara de idea y se quedara en Tennessee me mantuvo callado hasta que estuvimos seguros fuera de los límites de la ciudad. Ver sus manos fuertemente enlazadas en su regazo me molestaba. Deseaba que dijera algo.
—¿Estás bien? –Pregunté, incapaz de detenerme. Mi necesidad de protegerla me superó. Ella asintió.
—Sí. Es sólo un poco aterrador, supongo. Esta vez sé que no voy a volver. También sé que no tengo a un padre esperando para ayudarme. Marcharse fue más difícil esta vez.
—Me tienes a mí. –Respondí. Inclinó su cabeza a un lado y me miró.
—Gracias, necesitaba escuchar eso ahora mismo.— Diablos, lo grabaría para que ella pudiera escucharlo una y otra vez si eso ayudaba.
—Nunca pienses que estás sola. —Me dio una débil sonrisa y volvió su atención de nuevo a la carretera.
—Sabes que podría conducir si quieres dormir esta vez.— La idea de ser libre para mirarla todo lo que quisiera era tentadora. Pero ella esperaría que durmiera y no iba a desperdiciar nada del tiempo que tuviera con ella durmiendo.
—Estoy bien. Aunque gracias.— Había pasado por un drive-thru* y había conseguido algo para comer mientras conducía de vuelta. Ella había estado durmiendo y no había querido molestarla pero debía tener hambre.
—Estoy hambriento. ¿Qué te apetece? –Pregunté, volviendo a la interestatal que nos llevaría de vuelta a Florida.
—Um… yo… no sé. Sopa quizás.— ¿Sopa? Esa era una petición extraña. Pero diablos, si quería sopa le conseguiría sopa.
—Sopa será. Mantendré mis ojos abiertos para encontrar un restaurante que sepa que tiene sopa.
—Si estás hambriento por favor, solo para en donde quieras. Puedo encontrar algo para comer en cualquier lugar. –Sonaba nerviosa de nuevo.
—Miley, te voy a conseguir sopa. –Repetí, observándola. Me aseguré de sonreír para que supiera que quería conseguirle su sopa.
—Gracias. –Dijo y se estudió las manos que estaban en su regazo. No hablamos por un rato pero se sentía bien simplemente tenerla en el coche conmigo. No quería que ella sintiera que tenía que hablar. La primera salida tenía comida, señalé al cartel.
—Parece que allí hay buenas opciones. Escoge un lugar. –Le dije. Ella se encogió de hombros.
—No importa. Sabes que si no quieres salir fuera y quieres seguir en carretera puedo comer algo en el coche.— Quería alargar este día tanto como pudiera.
—Vamos a conseguirte sopa.— Una risita me sobresaltó y la miré para verla realmente sonriendo. Hacerla hacer eso más seguido era mi nueva meta.
**
Miley estaba dormida de nuevo cuando entramos en el garaje del apartamento de Demi tarde esa noche. Cuidadosamente había mantenido nuestra conversación sencilla. Después de un rato se instaló un cómodo silencio y luego ella se había dormido. Aparqué el Rover y me recosté mirándola. Le había lanzado miradas para verla durmiendo un millón de veces de camino a casa. Solo por unos minutos quería la libertad de observarla dormir. Los círculos oscuros bajo sus ojos me preocupaban. ¿No estaba durmiendo lo suficiente? Demi podría saberlo. Podía hablar de eso con ella. Preguntarle a Miley algo como eso ahora mismo probablemente no sería muy inteligente. Un suave golpe en la ventana llevó mi atención de Miley a Jace que estaba de pie fuera del coche con una mirada divertida en la cara. Abrí la puerta y salí antes que él la despertara. Quería despertarla yo y no quería audiencia cuando lo hiciera.
—¿Planeas despertarla o estas considerando el secuestro? –Preguntó Jace.
—Cállate, gilipollas.— Jace rio entre dientes.
—Demi está ansiosa esperando a que llegue y poder escuchar todo sobre el viaje. Te ayudaré con sus cosas si tú la despiertas y la llevas dentro.
—Está cansada. Demi puede esperar a mañana. —No quería que ella despertara para estar con la cotilla de Demi. Obviamente ella necesitaba más horas de sueño y más comida. Apenas había tocado su sopa antes. Había tratado de alimentarla de nuevo pero dijo que no tenía hambre. Eso tenía que cambiar. Era como esos jodidos sándwiches de mantequilla de cacahuete otra vez.
—Entonces dile eso a Demi. –Respondió Jace mientras yo ponía la caja en sus manos y sacaba la maleta de la parte trasera.
—Yo llevo la maleta, tú lleva la caja dentro y la despertaré.
—¿Momento privado? –Jace sonrió y empujé la caja en sus manos un poco demasiado fuerte. Lo hizo tropezar y cacarear de la risa. Lo ignoré y caminé hacia el asiento del pasajero. Despertarla y permitirle que se fuera no era exactamente lo que quería hacer. Me acojonaba. ¿Qué pasaba si esto era todo? ¿Qué pasaba si Miley nunca me dejaba acercarme a ella así de nuevo? No. No podía dejar que eso pasara. Lo haría despacio pero me aseguraría de que esto no fuera nuestro final. Aunque haberla tenido todo el día para mí iba a hacer realmente difícil volver a la normalidad. Le quité el cinto. Ella apenas se movió. Un mechón de pelo había caído en su cara así que cedí a la tentación de tocarlo. Lo coloqué detrás de su oreja. Ella era tan jodidamente hermosa. Nunca podría superar lo nuestro. No era posible. Tenía que encontrar la manera de que volviera conmigo. Ayudarla a sanar. Abrió los ojos y nuestras miradas se quedaron fijas.
—Estamos aquí. –Susurré, sin querer sobresaltarla. Se sentó y me sonrió tímidamente.
—Lo siento, me quedé dormida de nuevo.
—Necesitabas un descanso. No me importa.— Quería quedarme allí y mantenerla en mi coche, pero no podía hacer eso. Me aparté para que pudiera salir. Tenía justo en la punta de la lengua el preguntarle si podría verla mañana. Pero no lo hice. No estaba lista para eso. Tenía que darle espacio. —Te veré por ahí. —Dije, y su sonrisa vaciló.
—Okay, uh, si, nos vemos. Y gracias de nuevo por ayudarme hoy. Te pagaré la gasolina.— Y una mierda.
—No, no lo harás. No quiero tu dinero. Me hizo feliz ayudarte.— Empezó a decir algo pero cerró bruscamente la boca. Con gesto apretado se dio la vuelta y fue hacia el apartamento. 


Miley
Era mi primer día de vuelta al trabajo y Liam me asignó el comedor. En los turnos de desayunos y almuerzos. Me encontraba afuera de la cocina, preparándome mentalmente para no pensar en el olor. Me había despertado un poco mareada y me obligué a comer un par de galletas saladas y algo de té de jengibre, pero eso era todo lo que podía manejar. En el momento en que entrara a la cocina el olor me pegaría. El tocino… oh, Dios, el tocino…
—¿Sabes, dulzura? Tienes que entrar para poder trabajar —dijo Cheyne detrás de mí. Me giré, sobresaltada por mi batalla interna, para verlo sonriéndome con una mueca divertida—. Los cocineros no son tan malos. Te acostumbrarás a la gritería en dos por tres. Además, la última vez los tenías encantados a todos, envueltos alrededor de tu lindo dedito.
Forcé una sonrisa. —Tienes razón. Puedo hacer esto. Es solo que, no estoy preparada para que la gente me haga preguntas, supongo. —No era exactamente la verdad, pero tampoco era mentira.
 Cheyne abrió la puerta y el olor me pegó de golpe. Huevos, tocino, salchichas, grasa. Oh, no. Mi cuerpo comenzó a sudar frío y mi estómago se revolvió por completo. 
—Yo, uh, necesito usar el baño primero —expliqué y me dirigí hacia el baño de empleados tan rápido como pude sin salir corriendo. Eso solo se vería aún más sospechoso. Cerré la puerta detrás de mí y pasé el cerrojo para luego caer de rodillas sobre el frío azulejo. Tomé el inodoro mientras devolvía todo lo que había comido anoche y esta mañana. Varias arcadas después, me levanté sintiéndome débil. Mojé una toalla de papel para limpiarme. Mi camisa se encontraba toda pegada a mi cuerpo luego del ataque de sudor que se había apoderado de mí. Necesitaba cambiarme. Me enjuague la boca con el enjuague bucal que estaba sobre el mesón y enderecé mi blusa lo mejor que pude. Quizá nadie lo notase. Podía hacer esto. Simplemente sostendría el aliento mientras estuviese en la cocina. Eso funcionará. Tomaré aire profundamente cada vez que tuviera que entrar. Tenía que resolver esto. Cuando abrí la puerta, mi mirada se encontró con la de Liam. Se encontraba apoyado contra la pared frente al baño, con los brazos cruzados sobre su pecho, observándome. Iba tarde.
—Lo lamento. Sé que voy tarde. Sólo necesitaba un momento antes de comenzar. Prometo que no volverá a suceder. Me quedaré hasta tarde para compensarlo.
—A mi oficina. Ahora —interrumpió y se giró para dirigirse por el pasillo. Mi corazón se aceleró, y lo seguí rápidamente. No quería que Liam estuviera enojado conmigo. Este trabajo había sido mi respuesta para los próximos meses. En verdad no quería irme ahora que me había convencido a mi misma de quedarme aquí y descifrar lo que iba a hacer. Aún no. Liam me abrió la puerta y entré.
—En verdad lo siento mucho. Por favor, no me despidas todavía. Yo sólo.
—No voy a despedirte. —Liam me interrumpió. —¿Has ido a ver a un doctor? Asumo que es de Nick. ¿Ya lo sabe? Porque si lo sabe y estás aquí trabajando para mí en esta condición, yo personalmente iré a romperle el jodido cuello.— Él sabía. Oh no, oh no, oh no. Sacudí la cabeza frenéticamente. Tenía que detener esto. Liam no podía saberlo. Nadie más que Demi debía saberlo. 
—No sé de lo que estás hablando.— Liam alzó una ceja. 
—¿En serio? —La incredulidad en su voz era desconcertante. No iba a creerse la mentira. Pero yo tenía un bebé que proteger.
—Él no lo sabe. —La verdad salió de mi boca antes de poder detenerla—. Y aún no quiero que lo sepa. Necesito encontrar alguna manera de hacer esto por mi cuenta. Ambos sabemos que Nick no quiere esto. Su familia lo odiaría. No puedo permitir que mi bebé sea odiado por nadie. Por favor, compréndeme —supliqué. Liam murmuró una maldición y pasó sus manos por los mechones de su cabello. 
—Él merece saberlo, Miley.—  Sí, así era. Pero cuando este bebé fue concebido, no sabía cuán manchados estaban nuestros mundos. Lo imposible que sería para nosotros tener una relación. 
—Ellos me odian. Odian a mi mamá. No puedo. Sólo, por favor, dame tiempo para demostrar que puedo hacerlo sin ninguna ayuda. Eventualmente se lo contaré, pero necesito estar estable y preparada para irme luego de hacerlo, Esta vez, lo que yo quiero o lo que él quiera no es prioridad. Voy a hacer lo que es mejor para este bebé.— El ceño de Liam se pronunció. Nos quedamos en silencio por algunos minutos.
—No me parece, pero tampoco es mi historia para contar. Ve a cambiarte y anda a ver a Darla. Hoy puedes hacer las rondas en el auto. Hazme saber cuando el olor de la cocina no sea tanto problema.— Quería lanzar mis brazos a su alrededor y abrazarlo. No me iba a obligar a contárselo a nadie y me daba la oportunidad de salir del turno en la cocina. Solía amar el tocino, pero ahora… Simplemente no podía lidiar con él. 
—Gracias. En la cena no es tan malo. Sólo es en las mañanas y a veces a los mediodías.
—Copiado. Sólo te pondré en el comedor para los turnos de las tardes. Eta semana sólo trabajaras en las rondas. Pero no pases demasiado calor. Mantén algo de hielo y eso para refrescarte. ¿Puedo decirle a Darla?
—No —respondía incluso antes de que pudiera terminar de preguntar—. No puedo saberlo. Nadie puede enterarse. Por favor.—Liam suspiró y luego asintió. 
—De acuerdo. Mantendré tu secreto. Pero si necesitas cualquier cosa, es mejor que me lo digas… si no permitirás que Nick se entere.
—Está bien. Gracias.— Liam me dio una sonrisa tensa. 
—Te veré más tarde, entonces.— Y me permitió irme.
***
El horario para el resto de la semana me tuvo trabajando en el carro de las bebidas. Dentro de más o menos una semana habría un torneo, y me pondrían a trabajar todo el día. No podía estar más feliz al respecto. El dinero estaría genial. Y aunque el calor era intenso al estar en el campo de golf todo el día, era mucho mejor que estar en el aire acondicionado con olor a tocino o cualquier otra carne grasienta para luego salir corriendo a vomitar. Progresivamente, el club había adoptado más demanda desde que me fui. Según Darla, los miembros que sólo venían durante las vacaciones de verano, ahora todos eran residentes. Demi y yo teníamos que conducir dos autos para poder mantener a todos hidratados. Liam casi nunca estaba en el campo, así que no tenía que preocuparme por su mirada preocupada. Estaba ocupado trabajando. Jace le había dicho a Demi que Liam estaba intentando demostrarle a su papá que estaba listo para un ascenso. 
Luego de abastecer el carro por tercera vez hoy, me dirigí de nuevo al primer hoyo para mi siguiente ronda. Reconocí de inmediato la parte trasera de la cabeza de Joe. Se encontraba jugando con… Sel. Sabía que este día llegaría, pero no me encontraba preparada para ello. Bien podría saltarme este hoyo, y hacer que Demi los atendiera en su próxima ronda, pero eso sólo retrasaría lo inevitable. Estacioné el carro y Joe se giro en mi dirección. Lucía como si estuviese en medio de una muy seria conversación con Sel. El ceño frustrado sobre su frente no era para nada reconfortante. Sonrió, pero pude notar que era forzado.
—Estamos bien, Miley. Puede sir directo al segundo hoyo —dijo Joe. La cabeza de Sel saltó de pronto al oír mi nombre, y la mueca de odio en su rostro me hizo poner el auto en reversa. Tal vez mis primeros instintos habían estado en lo correcto. No debí haberme detenido.
—Espera. Yo quiero algo. —Al escuchar la voz de Nick, mi corazón dio un pequeño saltito que sólo él era capaz de provocar. Giré mi rostro hacia el sonido de su voz para verlo trotar hacia mí con un par de pantaloncillos azul claro y una polo blanca. Nunca dejaba de sorprenderme que siempre luciera tan ridículamente bien en un conjunto tan estirado. Los chicos en Tennessee jamás se vestirían de esta amanera, sin importar la ocasión. Jugaban golf en sus vaqueros, gorras de béisbol y cualquier camisa con suerte o franela que hayan sacado de la secadora ese día. Pero Nick los lucía como algo tan sexy que te aguaba la boca.
—Necesito una bebida —dijo con una sonrisa al llegar a mi auto. Se detuvo justo frente a mí. No lo había visto en un par de días. No desde nuestro viaje.
—¿Lo usual? —pregunté al salir del carro, sólo para estar aún más cerca de él. No se apartó, y nuestros pechos casi se tocaban. Subí la mirada hacia él.
—Sí. Eso sería genial —respondió, pero no se movió. También mantuvo su mirada pegada a la mía. Uno de nosotros tendrá que moverse y acabar con este concurso de miradas. Sabía que debía ser yo. No podía permitir que creyera que las cosas habían cambiado. Pasé a su lado y caminé hasta la parte trasera del carro para buscarle una Corona. Me incliné para sacar una entre el hielo y lo sentí moverse detrás de mí. Demonios. No me lo estaba poniendo para nada sencillo. Enderezándome, no miré hacia atrás ni me giré. Estaba demasiado cerca. 
—¿Qué estas haciendo? —pregunté en voz baja. No quería que ni Joe ni Sel nos escucharan.
—Te extraño. —Fue su respuesta. Cerrando con fuerza los ojos, tomé aire profundamente e in tenté calmar el frenesí al que estaba enviando a mi corazón. También lo extrañaba. Pero eso no hacía que la verdad cambiara. Decirle que lo extrañaba no era astuto. No necesitaba que comenzara a creer que las cosas podían volver a ser como antes.
—Toma tu bebida y vámonos —soltó Sel detrás de él. Fue suficiente para hacer que me moviera. No me encontraba de humor para aguantarme los ataques verbales de Sel. Hoy no.
—Apártate, Sel —gruñó Nick, y le tendí la Corona para luego caminar rápidamente hasta el lado del conductor—. Miley, espera —dijo Nick, siguiéndome una vez más.
—No hagas esto —supliqué—. No puedo lidiar con ella. Contrajo su rostro en una mueca y luego asintió antes de apartarse. Quité mi mirada de él y puse el auto en reversa. Sin mirar atrás, me dirigí al siguiente hoyo.

Dany

3 comentarios:

  1. OMC!!! esto se esta poniendo mas bueno! please sube mas :D

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  2. WOOW
    AMEE ESTA NOVELA ME ENCANTA!!!!!
    TIENES QUE SEGUIRLA!!!!! YA!!!!!
    SUBE PRONTO
    BESOS

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  3. Haaaaaaaaa subeeeee, esta super buena la novela, porfiiiiiiii no la demoressssssßsssssss

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