sábado, 12 de octubre de 2013
My Beautiful Mistake- Niley- Cap 21
Joe se sentó a mi lado en un banco en una habitación pequeña pero bien iluminada. Era la primera vez que no caminábamos hacia el sótano para una lucha en escena. El público estaría integrado por las personas en la sombra de las Vegas: clientes locales, mafiosos, narcotraficantes y sus acompañantes. La multitud afuera era un ejército oscuro, exponencialmente más fuerte y mucho más sediento de sangre. Yo estaría rodeado por una jaula en lugar de personas.
—Sigo creyendo que no es buena idea hacer esto— dijo Demi desde el otro lado de la habitación.
—Ahora no, cariño—dijo Joe. Él me estaba ayudando a envolver la cinta alrededor de mis manos.
— ¿Estás nervioso? —preguntó ella, extrañamente tranquila.
—No. Pero estaría mejor si Pidge estuviera aquí. ¿Has oído de ella?
— Le mandaré un mensaje. Ella va a estar aquí.
— ¿Ella lo amó? —le pregunté, preguntándome en consistiría su conversación en la cena. Era evidente que ya no era ningún hombre predicador, y yo no estaba seguro de lo él que esperaba a cambio de su favor.
—No—dijo Demi —Ella nunca dijo algo así, de todos modos. Crecieron juntos, Nick. Él era la única persona con la que podía contar por mucho tiempo.— No estaba seguro de si eso me hacia sentir mejor o peor.
— ¿Ya te respondió el mensaje?
—Hey— dijo Joe golpeándome en la mejilla. —¡Hey! Tienes a Brock McMan esperando por ti. Tu cabeza tiene que estar en esto cien por ciento. ¡Deja de ser un gatito y presta atención!— Asentí con la cabeza, tratando de recordar las pocas veces que había visto a Brock peleando. Había sido expulsado de la UFC por golpes ilegales y un rumor de que había amenazado al presidente de la UFC. Había pasado un tiempo, pero él era un luchador notoriamente sucio y conocido por tirar mierda descaradamente ilegal fuera de la vista del árbitro. La clave sería la de no ponerme en esa posición. Si él cierra sus piernas alrededor de mí, podría ir cuesta abajo bastante rápido.
—Vas a jugar seguro, Nick. Deja que ataque primero. De la misma forma en que luchaste la noche que estabas tratando de ganar tu apuesta con Miley. No estás luchando con algunos universitarios retirados. Este no es el Círculo, y no estas tratando de crear un espectáculo para el público.
—El infierno si no lo hago.
—Tienes que ganar, Nick. Estás luchando por Miley, no te olvides de eso.— Asentí con la cabeza. Joe tenía razón. Si perdía, Benny no conseguiría su dinero, y Miley todavía estaría en peligro. Un hombre alto, corpulento con traje y pelo grasiento caminó hacia mí.
—Sigues tú. Tu entrenador puede unirse a ti en el exterior de la jaula, pero las chicas… ¿dónde está la otra chica?— Una línea de preocupación se formo entre mis cejas.
—Esta viniendo.
—... se han reservado asientos en la final de la segunda fila de tu esquina— Joe volvió a Demi.
— Yo te voy a llevar hasta ahí —miró al de traje. —Nadie la toca. Mataré a la primera persona que lo haga.— El de traje ofreció el fantasma de una sonrisa.
—Benny ya dijo que no quiere distracciones. Vamos a tener los ojos puestos en ellas en todo momento.— Joe asintió con la cabeza, y luego le tendió la mano Demi Ella la tomó, y en silencio me siguió a través de la puerta. Los locutores de voz amplificada se hicieron eco a través de enormes altavoces colocados en cada esquina de la gran sala. Se veía como una pequeña sala de conciertos, fácilmente entraban un millar de personas, y todos estaban en sus pies, animando o mirándome con recelo mientras salía. La puerta de la jaula se abrió, y yo entré. Joe miró como el de traje estaba junto a Demi, y una vez que se convenció de que estaba bien, se volvió hacia mí.
—Recuerda: juega inteligente. Déjalo atacar primero, y el objetivo es ganar por Miley.— Asentí con la cabeza. Segundos más tarde, la música sonaba por los altavoces, y tanto el movimiento y el volumen desde la grada estalló en un frenesí. Brock McMann surgió de un pasillo mientras un reflector en el techo iluminaba la expresión severa en su rostro. Él tenía un séquito que mantuvo a los espectadores a raya mientras él saltaba arriba y abajo para aflojarse. Pensé que probablemente había estado entrenando para esta pelea durante semanas, si no es que meses. Eso estaba bien. Yo había sido golpeado por mis hermanos toda mi vida. Había tenido un montón de entrenamiento. Me volví para comprobar con Demi Ella se encogió de hombros, y frunció el ceño. La pelea más grande de mi vida sería en minutos y Miley no estaba allí. Justo cuando me di la vuelta para ver a Brock entrar en la jaula, oí la voz de Joe.
— ¡Nick! ¡Nick! ¡Ella está aquí!— Me volví, buscando desesperadamente a Miley verla correr por las escaleras a toda velocidad. Ella se detuvo justo antes de la jaula, golpeando sus manos en el eslabón de la cadena para detenerse.
— ¡Estoy aquí! Estoy aquí —dijo agitada. Nos besamos por el espacio entre la cerca, y ella me tomó la cara entre las manos, con los pocos dedos que pudieron caber a través.
—Te amo—ella negó con la cabeza. —No tienes que hacer esto, lo sabes.
Sonreí. —Sí, lo sé.
—Vamos a hacer esto, Romeo. No tengo toda la noche— Brock llamó desde el otro lado. Me di la vuelta, pero miré Miley por encima de mi hombro. Cuando vio a Brock, sus mejillas se encendieron por la ira, y su expresión se volvió fría. Menos de un segundo después, sus ojos volvieron a la míos, cálidos de nuevo. Ella puso una sonrisa traviesa.
—Enséñale buenos modales a ese imbécil.— Me guiñó un ojo y sonrió.
—Lo que sea por ti, nena—Brock se encontró conmigo en el centro del ring, cara a cara.
— ¡Sé inteligente! — Joe gritó. Me incliné para susurrarle al oído de Brock.
—Sólo quiero que sepas que soy un gran fan tuyo, a pesar de que eres un poco arrogante y un tramposo. Así que no lo tomes como algo personal cuando te noquee esta noche.—Las mandíbulas cuadradas de Brock trabajaron violentamente debajo de su piel, y sus ojos se iluminaron, no con ira, sino con sorpresiva confusión.
— ¡Sé inteligente, Nick! —Joe gritó de nuevo, al ver la mirada en mis ojos. La campana sonó, y de inmediato me atacó. Usando cada pedacito de fuerza, dejé libre la misma furia que yo había desatado con los matones de Benny.
Brock se tambaleó hacia atrás, tratando de posicionarse para protegerse o patearme, pero no le di tiempo, usando mis dos puños para tirarlo al suelo. Fue una liberación extraordinaria de no contenerme. Saboreando la adrenalina pura que rasgaba a través de mí, me olvidé de mí mismo, y Brock esquivó mi golpe, volviendo con un gancho de derecha. Sus tiros tenían mucho más agarre que los aficionados que enfrentaba en la escuela y era jodidamente increíble. Pelear con Brock me trajo recuerdos de algunos de los desacuerdos más serios que había tenido con mis hermanos, cuando las palabras escalaban a unos azotes en el culo.
Me sentí como en casa intercambiando golpes con Brock, en ese momento, mi rabia tenía un propósito y un lugar. Cada vez que los puños de Brock soltaban un golpe, sólo sirvió para amplificar mi adrenalina, y podía sentir mi golpes ya poderosos alcanzar más potencia. Trató de derribarme al suelo, pero planté los pies en una posición de resistencia, estabilizándome a mismo contra sus movimientos desesperados para no perder el equilibrio. Mientras él retorció, mi mano cerrada se puso en contacto con su cabeza, oreja y sien varias veces. La cinta blanca alrededor de mis nudillos ahora era carmesí, pero yo no sentía dolor, sólo el placer de liberar todas las emociones negativas que me habían agobiado por tanto tiempo. Me acordé de lo relajante que se había sentido romperles el culo a los hombres de Benny. Gane o pierda, tenía ganas de saber el tipo de persona que sería después de esta pelea. El árbitro, Joe, y entrenador de Brock me rodearon, me sacaron fuera de mi oponente.
— ¡La campana Nick! ¡Alto! —dijo Joe. Joe me arrastró a un rincón, y Brock se detuvo al otro. Me di la vuelta para mirar a Miley Ella se retorcía las manos, pero su amplia sonrisa me dijo que estaba bien. Le guiñé un ojo, y ella me lanzó un beso. El gesto me revitalizó, y volví a la mitad de la jaula con renovada determinación. Una vez que sonó la campana, me atacó de nuevo, esta vez con más cuidado en esquivar tanto como le lanzaba un puñetazo. Una o dos veces, Brock envolvió sus brazos alrededor de mí, respirando con dificultad, y trató de morderme o darme un rodillazo en las bolas. Yo sólo lo había empujado y pegado mas fuerte. En la tercera ronda, Brock se tambaleó, giró o pateó fallando. Se estaba quedando sin aliento rápido. Sintiendo mi aliento, estaba tomando más descansos entre cada golpe. La adrenalina que una vez había surgido a través de mi cuerpo se sintió acabada, y mi cabeza empezaba a latir con fuerza. Brock lanzó un golpe, y luego otro. Bloqueé el tercero, y luego, listo para terminar, fui al ataque final. Con las fuerzas que me quedaban, esquivé la rodilla de Brock y luego di la vuelta, clavando mi codo derecho en su nariz. Su cabeza voló hacia atrás, mirando hacia arriba, dio unos pasos y luego cayó al suelo. El ruido de la multitud era ensordecedor, pero yo sólo podía escuchar una sola voz.
— ¡Oh, Dios mío! ¡Sí! ¡Yay, baby! —gritó Miley. El árbitro comprobó a Brock, y luego se acercó a mí, levantando mi mano. Joe Demi y Miley entraron en la jaula y me rodearon. Alcé a Miley y planté mis labios en los de ella.
—Lo hiciste— dijo ella, ahuecando mi cara entre sus manos. La celebración fue interrumpida cuando Benny y un nuevo lote de guardaespaldas entraron en la jaula. Puse Miley en sus pies, y tomé una posición defensiva frente a ella. Benny era todo sonrisas.
—Bien hecho, Jonas. Me has salvado el día. Si tienes un minuto, me gustaría hablar contigo.— Miré de nuevo a Miley, que me agarró la mano.
—Está bien. Nos encontraremos en la puerta —le dije, asintiendo con la cabeza a la puerta más cercana —en diez minutos.
— ¿Diez?— preguntó con preocupación en sus ojos.
—Diez—le dije, besando su frente. Miré a Joe. —Mantén un ojo en las chicas.
—Creo que tal vez debería ir contigo.— Me apoyé en el oído de Joe.
—Si quieren matarnos, Joe, no hay mucho que podamos hacer al respecto. Yo creo que Benny tiene algo más en mente. — Me eché hacia atrás y di una palmada en su brazo. —Te veré en diez minutos.
—No en once. Ni quince. Diez —dijo Joe, tirando de Miley con fuerza. Seguí a Benny a la misma habitación donde yo había esperado antes de la pelea. Para mi sorpresa, él hizo que sus hombres esperaran fuera. Extendió las manos, haciendo un gesto hacia la habitación.
—Pensé que esto sería mejor. Así puedes ver que no soy siempre este… hombre malo que quizás yo pretendo ser.— Su lenguaje corporal y el tono eran relajados, pero me quedé con mis ojos y oídos abiertos para cualquier sorpresa. Benny sonrió.
—Tengo una propuesta para ti, hijo.
—Yo no soy tu hijo.
—Es cierto—admitió.—Pero después de que yo te ofrezca ciento cincuenta mil dólares por pelea, creo que es posible que desees serlo.
— ¿Qué pelea? —le pregunté. Pensé que iba a tratar de decir que Miley todavía le debía. No tenía ni idea de que iba a tratar de ofrecerme un trabajo.
—Es obvio que eres un hombre muy ambicioso y muy talentoso. Perteneces a esa jaula. Yo puedo hacer que eso suceda... y también puedo hacerte un hombre muy rico.
—Estoy escuchando.— Benny sonrió más amplio.
—Voy a programar una pelea por mes.
—Todavía estoy en la universidad.— Él se encogió de hombros.
—Vamos a programar en los alrededores. Te llevaré en un vuelo donde sea, y a Miley, si lo deseas, en primera clase, los fines de semana, si eso es lo que quieres. Haciendo dinero de esta manera, sin embargo, es posible que desees poner un alto en tu educación universitaria.
— ¿Seis números por una pelea? —hice los cálculos, tratando de no mostrar mi sorpresa — Para luchar y ¿qué más?
—Eso es todo, muchacho. Sólo pelear. Hacer dinero.
—Sólo pelear... y puedo dejarlo cuando quiera.— Sonrió.
—Bueno, sí, pero yo no veo que eso suceda pronto. Te encanta. Te vi. Estabas borracho con eso, en esa jaula.— Me quedé allí por un momento, reflexionando sobre su oferta.
—Voy a pensar en ello. Déjame hablar con Miley.
—Bastante justo.— Deje las maletas en la cama y me derrumbé en ella. Yo había mencionado la oferta de Benny a Miley pero no estaba receptiva en absoluto. Luego, en el viaje en avión estuvo un poco tensa, así que decidí dejarlo solo hasta que llegáramos a casa. Miley estaba secando a Happy después de darle un baño. Había estado viviendo con Brasil, y ella se rebeló contra su olor.
— ¡Oh! ¡Hueles mucho mejor! —ella se rió mientras él se sacudia, rociando agua sobre ella y todo el suelo. Él se puso de pie sobre sus patas traseras, cubriéndose el rostro con pequeños besos de cachorro. —Yo también te extrañé, pequeño.
—Pigeon—le pregunté, nervioso anudando mis dedos.
— ¿Sí? —dijo, frotando a Happy con la toalla amarilla en sus manos.
—Quiero hacer esto. Quiero pelear en Las Vegas.
—No—dijo ella, sonriendo a la cara feliz de Happy.
—No me estás escuchando. Voy a hacerlo. En pocos meses veras que fue la decisión correcta.— Ella me miró.
—Tú vas a trabajar para Benny.— Asentí con la cabeza nerviosamente y luego sonreí.
—Yo sólo quiero cuidar de ti, Pidge.— Lágrimas brillaban en sus ojos.
—Yo no quiero nada comprado con ese dinero, Nick. Yo no quiero tener nada que ver con Benny o Las Vegas o cualquier cosa que venga con eso.
—No tienes problema con la idea de comprar un coche con el dinero de mis peleas aquí.
—Eso es diferente, y tú lo sabes.— Fruncí el ceño.
—Va a estar bien, Pidge. Ya verás.— Ella me miró por un momento, y luego sus mejillas se encendieron.
— ¿Por qué si quiera me preguntas, Nick? Ibas a trabajar para Benny sin importar lo que yo diga.
—Quiero tu ayuda en esto, pero es demasiado dinero como para rechazarlo. Estaría loco para decir que no.— Se detuvo por un largo tiempo, sus hombros cayeron, y luego asintió.
—Está bien, entonces. Has tomado tu decisión.— Mi boca se estiró en una amplia sonrisa.
—Ya verás, Pidge. Va a ser genial—salí de la cama, me acerqué a Miley y le besé los dedos.—Me muero de hambre. ¿Tienes hambre?— Ella negó con la cabeza.
La besé en la línea del cabello antes de hacer mi camino a la cocina. Mis labios tararearon una melodía alegre de una canción al azar, mientras que cogí dos rebanadas de pan y un poco de salami y queso. Hombre, lo que se está perdiendo, pensé, apretando la mostaza picante sobre las rebanadas de pan. Me tomo tres bocados terminar el pan, y luego lo bajé con una cerveza, preguntándome qué más había para comer. No me di cuenta de lo ligero que se sentía mi cuerpo hasta que habíamos llegado a casa. Aparte de la lucha, los nervios probablemente también tenían algo que ver con eso. Ahora que Miley sabía mis planes y que se resolvió, los nervios se fueron lo suficiente para que vuelva a tener apetito. Miley caminó por el pasillo y luego dobló la esquina, con maleta en mano. No me miró cuando cruzó la sala de estar a la puerta.
— ¿Pigeon? —llamé. Me acerqué a la puerta aún abierta, viendo a Miley acercarse al Honda de Demi. Cuando ella no respondió, corrí por las escaleras y por la hierba hasta donde Joe, Demi y Miley estaban.
— ¿Qué estás haciendo? —le pregunté, señalando la maleta. Miley sonrió torpemente. Fue inmediatamente obvio que algo no estaba bien.
— ¿Pidge?
—Estoy llevando mis cosas a Morgan. Tienen todas esas lavadoras y secadoras y yo tengo una ridícula cantidad de ropa que lavar.— Fruncí el ceño.
— ¿Te ibas a ir sin decirme?
—Ella va venir de nuevo, Nick. Eres tan malditamente paranoico —dijo Demi.
—Oh—dije, todavía sin estar seguro. — ¿Te quedas aquí esta noche?
—No lo sé. Supongo que depende de cuando termine con mi ropa.— Aunque sabía que era probable que todavía estuviera incómoda con mi decisión acerca de Benny, lo dejé pasar, sonrió y la atraje hacia mí.
—En tres semanas, voy a pagar a alguien para hacer la limpieza. O simplemente podrás tirar la ropa sucia y comprar cosas nuevas.
— ¿Pelearas por Benny otra vez? —preguntó Demi, sorprendida.
—Él me hizo una oferta que no podía rechazar.
—Nick—comenzó Joe.
— No empiecen conmigo, también. Si no voy a cambiar de idea por Pidge, no voy a cambiar de idea por ustedes.— Demi cambió una mirada con Miley.
—Bueno, mejor te llevo, Miley. Ese montón de ropa va a tardar una eternidad.— Me incliné para besar los labios de Miley Ella me atrajo hacia sí y me besó con fuerza, por lo que me sentí un poco mejor acerca de su inquietud.
—Hasta luego—le dije, manteniendo la puerta abierta mientras se sentaba en el asiento del pasajero. —Te amo.— Joe levantó la maleta de Miley en la ventana trasera de la Honda, y Demi se deslizó en su asiento, buscando por encima su cinturón de seguridad. Cerré la puerta de Miley, y luego crucé los brazos sobre el pecho. Joe estaba a mi lado.
—No es cierto que vas a luchar para Benny, ¿verdad?
—Es un montón de dinero, Joe. Seis cifras por pelea.
— ¿Seis cifras?
— ¿Podrías decir que no?
—Lo haría si pensara que Demi me patearía el culo por eso.— Me reí una vez.
—Miley no me va a patear por eso.— Demi se retiró de la zona de aparcamiento, y me di cuenta que lágrimas caían por las mejillas de Miley. Corrí hacia la ventana, golpeando en el cristal.
— ¿Qué pasa, Pidge?
—Vámonos, Demi—articuló, secándose los ojos. Corrí al lado del coche, golpeando mi mano contra el vidrio. Miley no me miraba, y terror absoluto corrió en mis huesos.
— ¿Pigeon? ¡Demi! ¡Detén el maldito auto! ¡Miley, no lo hagas! —Demi volvió a la carretera principal y apretó el acelerador. Corrí detrás de ellas, pero cuando el Honda estaba casi fuera de la vista, me di la vuelta y corrí hacia mi Harley. Saque las llaves de mi bolsillo mientras corría y saltaba en el asiento.
— Nick, no—advirtió Joe.
—Maldición está dejándome, Joe—grité, apenas arranqué la moto antes rodar el acelerador hasta 180, y volé por la calle. Demi acababa de cerrar la puerta cuando me pare en el estacionamiento del edificio Morgan. Casi tire mi moto al detenerme y al errarle al pie de apoyo en el primer intento. Corrí al Honda y abrí la puerta del pasajero. Los dientes de Demi estaban apretados, listos para lo que yo podría lanzarle a ella. Miré hacia el edificio, sabiendo Miley estaba en algún lugar en el interior.
—Tienes que dejarme entrar, Demi—le supliqué.
—Lo siento —dijo ella. Puso el coche marcha atrás y salió de la plaza de aparcamiento. Justo cuando corrí escalones arriba, tomando de a dos a la vez, una chica que no había visto antes estaba saliendo. Agarré la puerta, pero ella me cerró el camino.
—No se puede entrar sin una escolta.— Saqué las llaves de mi moto y las soné en su rostro.
—Mi novia, Miley Cyrus, dejó las llaves del coche en mi apartamento. Estoy trayéndoselas.— La chica asintió, insegura, y luego se movió fuera de mi camino. Saltando de a varios pasos por el pasillo de la escalera, por fin llegué al piso de Miley y a su puerta de dormitorio. Tomé unas cuantas respiraciones profundas.
—Pidge. —le dije, tratando de estar tranquilo. —Tienes que dejarme entrar, cariño. Tenemos que hablar de esto.— Ella no respondió.
—Pigeon, por favor. Tienes razón. Yo no te escucho. Podemos sentarnos y hablar de esto un poco más, ¿de acuerdo? Solo... Por favor, abre la puerta. Estás asustándome a muerte.
—Vete, Nick—dijo Selena desde el otro lado. Golpeé la puerta con la cara de mi puño.
— ¿Pidge? Abre la maldita puerta, ¡maldita sea! ¡No me iré hasta que me hables! ¡Pigeon!
— ¿Qué? — gruñó Selena abriendo la puerta. Ella empujó sus gafas, y olisqueó. Para ser una chica pequeña, tenía una expresión muy grave. Suspiré aliviado de que por lo menos seria capaz de ver a Miley. Mirando por encima del hombro de Selena, Miley no estaba en mi línea de visión directa.
—Selena—le dije, tratando de mantener la calma. —Dile a Miley que necesito verla. Por favor.
— Ella no está aquí.
—Ella está aquí—le dije, perdiendo rápidamente la paciencia. El peso de Selena pasó de un pie a otro.
— No la he visto esta noche. Yo no la he visto en varios días, en realidad.
— ¡Yo sé que ella está aquí! —grité. — ¿Pigeon?
—Ella no está. . . ¡Hey! —dijo Selena, chillando cuando la pase por encima. La puerta se estampó contra la pared. Tiré del pomo y miré detrás de él, y luego en los armarios, incluso bajo la cama.
— ¡Pigeon! ¿Dónde está ella?
— ¡No la he visto! —gritó Selena. Entré en la sala, mirando en ambas direcciones, y Selena cerró la puerta detrás de mí, seguido por el clic de la cerradura. La pared estaba fría contra mi espalda, y de repente me di cuenta de que no tenía un abrigo. Poco a poco me deslicé por la pared de bloques de concreto hasta el suelo, me cubrí la cara con las manos. Ella podría haberme odiado por el momento, pero tenía que volver a casa algún día. Después de veinte minutos, saqué mi teléfono y le envíe a un mensaje de texto. "Pigeon, por favor. Sé que estas enojada, pero todavía podemos hablar de esto". Y luego otro. "Por favor, vuelve a casa." Y otro. "¿Por favor? te quiero."
Ella no respondió. Esperé media hora, y luego envié más. "Estoy en Morgan, podrías llamar y decir si vendrás a casa? Pigeon lo siento tanto. Por favor, vuelve a casa. Necesito verte. Sabe no soy el irrazonable aquí. Podrías al menos contestarme. No me merezco esto, ok, soy un imbécil por pensar que podía resolver todos tus problemas con dinero pero al menos yo salgo corriendo cada vez que tenemos uno. Lo siento no quise decir eso. ¿Que quieres que haga? Hare lo que quieras, ¿Ok? Solo por favor hablame Esto es una mierda. Estoy enamorado de ti. No entiendo cómo puedes solo alejarte."
Justo antes del amanecer, cuando estaba seguro de que oficialmente había hecho una mierda total de mí mismo y Miley estaba probablemente segura de que yo estaba loco, me levanté del suelo. El hecho de que la seguridad nunca se había presentado para acompañarme fuera era increíble en sí mismo, pero si yo todavía estaba sentado en el pasillo cuando las chicas comenzaran a salir para las clases, esa suerte era más que seguro que se acabaría. Después de caminar penosamente por las escaleras en derrota, me senté en mi moto, y aunque una camiseta era lo único entre mi piel y el aire gélido del invierno, lo ignoré. Con la esperanza de ver a -…… en la clase de historia, me fui directamente a casa para descongelar mi piel bajo una ducha de agua caliente. Joe se situó en la puerta de mi dormitorio mientras me vestía.
—¿Qué quieres, Joe?
— ¿Has hablado con ella?
—No
— ¿Intentaste todo? ¿Textos? ¿Cualquier cosa?
— Te dije que no—le espeté.
—Nick—Joe suspiró. —Ella probablemente no va a estar en la clase hoy. No me quiero meter en el medio de esto, ni Demi, pero eso es lo que ella dijo.
—Tal vez lo hará—le dije, abroché mi cinturón. Me puse la colonia favorita de Miley y luego me puse mi abrigo antes de agarrar mi mochila.
— Espera, te llevaré.
— No, iré con la moto.
— ¿Por qué?
— En caso de que ella quiera regresar al apartamento conmigo para que podamos hablar
— Nick, creo que es hora de considerar el hecho de que tal vez no…
— Cállate la boca, Joe—dije, mirando hacia él. — Sólo por esta vez, no seas razonable. No trates de salvarme. Solo se mi amigo, ¿de acuerdo?
Joe asintió con la cabeza. — Está bien.
Demi salió de la habitación de Joe, todavía en su pijama. —Nick, es hora de dejarla ir. Ella lo decidió al segundo que dejó en claro que estabas trabajando para Benny.
Cuando no respondí, continuó: — Nick…
— No lo hagas. Sin ánimo de ofender, Demi, pero yo ni siquiera puedo mirarte ahora mismo.— Sin esperar una respuesta, cerré la puerta tras de mí. El drama valió la pena sólo para desahogar un poco la ansiedad que sentía por ver a Miley Mejor que tener a mis manos y rodillas, presa del pánico para rogarle que regresara en medio de la clase. No es que yo no iría tan lejos si eso era lo que se necesitaría para que cambiara de opinión.
Caminar lentamente a clase e incluso subir las escaleras no me impidió estar una media hora antes. Esperaba que Miley se presentara, y quería tener tiempo para hablar antes, pero cuando la clase anterior terminó, ella todavía no estaba allí. Me senté al lado de su asiento vacío, y jugué con mi pulsera de cuero, mientras que los otros estudiantes llenaban el aula y tomaban sus asientos. Era sólo otro día para ellos. Mirando su mundo continuar mientras que el mío estaba llegando a su fin, era perturbante. A excepción de unos pocos rezagados colándose por detrás de Charlie, todo el mundo se presentó, todos menos Miley. Charlie abrió su libro, saludó al aula, y luego comenzó su lectura. Sus palabras se embarraban juntas mientras mi corazón golpeaba contra mi pecho, hinchándose más con cada respiración. Mis dientes apretados y mis ojos se humedecieron mientras pensaba en Miley estando en otro sitio, aliviada de estar lejos de mí, amplificaban mi ira. Me puse de pie y miré al escritorio vacío de Miley.
— Er... ¿Sr. Jonas? ¿Se siente bien? —preguntó el señor Charlie. Le di una patada a su escritorio y luego al mío, apenas registrando los jadeos y gritos de los estudiantes que miraban.
— ¡Maldita sea! —grité, golpeando mi escritorio nuevo.
— Sr Jonas —dijo Charlie con una voz extrañamente tranquila. —Creo que lo mejor es que tome un poco de aire fresco.— Me puse de pie sobre las mesas derribadas, respirando con dificultad.
—Deje a mi salón de clases, Nick. Ahora —dijo Charlie, esta vez la voz más firme. Tiré mi mochila del suelo y empujé la puerta, escuchando el choque de la madera contra la pared detrás de él.
— ¡Nick!— El único detalle que registré sobre la voz fue que era femenina. Volteé alrededor, por medio segundo esperé que fuera Miley. Delta se paseó por el pasillo, deteniéndose junto a mí.
— Pensé que tenías clase— ella sonrió. — ¿Harás algo interesante este fin de semana?
— ¿Qué necesitas?— Levantó una ceja, sus ojos brillantes de reconocimiento.
— Yo te conozco. Estás enojado. ¿Las cosas no van bien con “la monja”?— No le respondí.
— Yo podría haberte dicho eso—ella se encogió de hombros, y luego dio un paso más cerca, susurrando en mí oído tan cerca que sus labios rozaron mí oreja. — Somos lo mismo, Nick: No somos buenos para nadie.— Mis ojos se clavaron en ella, viajaron hasta sus labios, y luego de vuelta. Ella se inclinó con su reconocida, sonrisa pequeña y sexy.
— Vete a la mierda, Delta.— Su sonrisa se desvaneció, y yo caminé lejos.
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OMG amo esta versión es más no se completa? Siguelaaa por favor ya empieza lo bueno y no quiero esperar más tiempo por ello, la amooooooi♡
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