martes, 15 de octubre de 2013

My Beautiful Mistake- Niley- Cap 23


Las conversaciones fáciles que solíamos tener estaban pérdidas en mí. Nada de lo que se me venía a la mente parecía apropiado, y estaba preocupado por molestarla antes de llegar a lo de papá. El plan era para que ella interpretara su papel, empiece a extrañarme, y luego tal vez tendría otra oportunidad de rogar por su regreso. Fue una apuesta arriesgada, pero la única cosa que tenía a mi favor. Entré en el camino de grava húmeda, y subí los bolsos al porche delantero. Papá abrió la puerta con una sonrisa.
— Me alegro de verte, hijo—su sonrisa se amplió cuando miró a la húmeda pero hermosa chica de pie a mi lado. —Miley Cyrus. Estamos ansiosos por la cena de mañana. Ha pasado mucho tiempo desde que… Bueno. Ha sido un largo tiempo.— Dentro de la casa, papá puso la mano sobre su vientre prominente y sonrió.
— Los puse a los dos en el cuarto de invitados, Nick. Me imagino no quieres pelear con la cama marinera en tu habitación.— Miley me miró.
— Miley umm... ella va a umm... Va a tomar la habitación de invitados. Yo voy a quedarme en la mía.
Frankie se acercó con el rostro torcido en disgusto.
— ¿Por qué? Ella ha estado viviendo en tu apartamento, ¿no es así?
— Últimamente no— le dije, tratando de no arremeter contra él. Él sabía exactamente por qué. Papá y Frankie intercambiaron miradas.
— La habitación de Kevin ha sido el almacenamiento por años, así que iba a dejar que tomara tu habitación. Supongo que puede dormir en el sofá —dijo mi padre, mirando a sus andrajosos y descoloridos cojines.
— No te preocupes por eso, Paul. Estábamos tratando de ser respetuosos —dijo Miley, tocándome el brazo. La risa de papá resonó por toda la casa, y él le acarició la mano.
— Tú has conocido a mis hijos, Miley. Deberías saber que es malditamente casi imposible ofenderme.— Asentí con la cabeza hacia la escalera, y Miley me siguió. Suavemente empujé la puerta con el pie y situé nuestros bolsos en el suelo, mirando a la cama y luego a Miley  Sus ojos grises estaban grandes, mientras recorrieron la cuarto, deteniéndose en una foto de mis padres que colgaba de la pared.
— Lo siento, Pigeon. Voy a dormir en el suelo.
— Por supuesto que lo harás—dijo ella, tirando de su cabello en una cola de caballo. —No puedo creer que me hayas convencido de esto.— Me senté en la cama, dándome cuenta de lo infeliz que era ella por la situación. Supongo que una parte de mí esperaba que ella estuviera tan aliviada como yo de estar juntos.
— Esto va a ser una mierda. No sé lo que estaba pensando.
— Sé exactamente lo que estabas pensando. No soy estúpida, Nick.— Miré hacia arriba y ofrecí una sonrisa cansada.
— Pero aun así viniste.
—Tengo que tener todo listo para mañana—dijo, abriendo la puerta. Me puse de pie.
— Yo te ayudo.— Mientras Miley preparaba las patatas, tartas, y el pavo, yo estaba ocupado llevando y entregando sus cosas, y completando las pequeñas tareas de cocina que ella me había asignado. La primera hora fue incómoda, pero cuando los gemelos llegaron, todo el mundo pareció congregarse en la cocina, ayudando a Miley a relajarse. Papá le contaba historias a Miley sobre nosotros de chicos, y nos reímos de historias anteriores de desastrosas cenas de Acción de Gracias cuando intentamos hacer algo más que pedir una pizza.
— Denise era tremenda cocinera— reflexionó papá. —Nick no recuerda, pero no tenía sentido intentarlo después de que ella muriera.
—No hay presión, Miley—dijo Frankie. Él se rió entre dientes, y luego cogió una cerveza de la refrigerador.—Saquemos las cartas. Quiero tratar de recuperar de nuevo algo del dinero que Miley tomó.— Papá hizo un gesto con el dedo.
— Sin póker este fin de semana, Frank  Bajé las fichas de dominó, ve a armar eso. Sin apuestas, maldita sea. Lo digo en serio.— Frankie negó con la cabeza.
— Está bien, viejo, está bien.—mis hermanos serpenteaban desde la cocina, y Frankie los siguió, deteniéndose para mirar hacia atrás. —Vamos, Nick.
— Estoy ayudando a Pigeon.
— No hay mucho más que hacer, bebé—dijo Miley. —Adelante.— Yo sabía que ella sólo lo había dicho para el show, pero no cambió la forma en que me hacia sentir. Rebusqué por su cadera.
— ¿Estás segura?— Ella asintió y me incliné para besarla en la mejilla, apretando sus caderas con los dedos antes de seguir a Frankie a la sala de juegos. Nos sentamos en la mesa de cartas, preparándome para un partido amistoso de dominó. Frankie estalló la caja, maldiciendo al cartón para cortar la parte inferior de su uña antes de repartir las fichas. Taylor resopló.
—Eres un maldito bebé, Frank, sólo reparte.
— Tú no puedes contar todos modos, idiota. ¿Por qué estás tan ansioso por esto?— Me reí de él, llamando su atención hacia mí.
— Tú y Miley se llevan bien—dijo— ¿Cómo fue que todo esto funcionó?— Yo sabía lo que quería decir, y le lancé una mirada por sacar el tema delante de los gemelos.
— Con mucha persuasión.— Papá llegó y se sentó.
— Ella es una buena chica, Nick. Me alegro por ti, hijo.
— Lo es—le dije tratando de no dejar que la tristeza se mostrara en mi cara. Miley estaba ocupada limpiando en la cocina, y pareció que pasé cada segundo luchando contra el impulso de unirme a ella. Puede haber sido unas vacaciones familiares, pero yo quería pasar cada momento libre que pudiera con ella. Una media hora más tarde, ruidos familiares me alertaron sobre el hecho de que el lavavajillas se había iniciado. Miley pasó a saludar desde lejos rápidamente antes de hacer su camino hacia las escaleras. Salté y le tome su mano.
— Es temprano, Pigeon. No te iras a la cama ¿No?
— Ha sido un largo día. Estoy cansada.
— Nos preparábamos para ver una película. ¿Por qué no te vienes abajo a pasar el rato?— Miró por las escaleras y luego a mí.
— Está bien.— La llevé de la mano hasta el sofá, y nos sentamos juntos mientras empezaban los créditos iniciales.
— Apaga la luz, Taylor—ordenó papá. Busqué detrás de Miley,  apoyando el brazo sobre el respaldo del sofá. Luché por no envolver mis brazos a su alrededor. Yo tenía dudas acerca de su reacción, y no quería aprovecharme de la situación cuando ella me estaba haciendo un favor. A mitad de la película, la puerta se abrió de golpe, y Kevin dobló la esquina, bolsos de mano.
— ¡Feliz Día de Acción de Gracias!—dijo, dejando su equipaje en el suelo. Papá se levantó y lo abrazó, y todo el mundo, menos yo, fue a saludarlo.
— ¿No vas a saludar a Kevin?—susurró Miley. Vi a mi padre y hermanos abrasarse y reírse.
— Tengo una noche contigo. No voy a perder ni un segundo de eso.
— Hola, Miley. Es bueno verte de nuevo. —Kevin sonrió. Toqué la rodilla de Miley  Ella miró hacia abajo y luego a mí. Notando su expresión, quité mi mano de su pierna y entrelacé mis dedos en mi regazo.
— Uh-oh. ¿Problemas en el paraíso?—preguntó Kevin.
— Cállate, Kev—me quejé. El humor de la sala cambio, y todos los ojos cayeron sobre Miley, esperando una explicación. Sonrió nerviosa y tomó mi mano entre las suyas.
— Estamos cansados—dijo sonriendo. —Hemos estado trabajando toda la noche en la comida—Su mejilla presionada en mi hombro. Miré hacia abajo a nuestras manos y luego apreté, deseando que hubiera alguna manera de que pudiera decir entonces cuánto apreciaba lo que ella estaba haciendo.
— Hablando de cansado, estoy agotada—suspiro Miley.  —Voy de cabeza a la cama, cariño.— Miró a todos los demás.—Buenas noches, muchachos
— Buenas noches, hermanita—dijo papá. Mis hermanos dieron las buenas noches, y vieron a Miley hacer su camino por las escaleras.
—Yo también me voy—dije.
— Apuesto a que si— bromeó Frankie.
— Bastardo con suerte—se quejó Tyler.
—Hey. No vamos a hablar de tu hermana así —advirtió papá. Haciendo caso omiso de mis hermanos, corrí por las escaleras, agarrando la puerta de la habitación justo antes de que se cerrara. Supuse que ella podría querer vestirse, y no estaría cómoda haciéndolo delante de mí nunca más, me quedé helado.
— ¿Quieres que espere en el pasillo, mientras te vistes para la cama?
— Voy a darme una ducha. Me vestiré en el baño.— Me froté la nuca.
— Muy bien. Voy a hacerme una cama, entonces.— Sus grandes ojos eran de acero sólido mientras ella asentía, su pared, obviamente, impenetrable. Escogió algunas cosas de su bolso antes de hacer su camino hacia el cuarto de baño. Excavando en el armario por sábanas y una manta, yo extendí la ropa en el suelo junto a la cama, agradecido de que por lo menos tuviéramos un poco de tiempo a solas para hablar. Miley salió del baño y yo deje caer una almohada en el suelo en la cabeza de mi cama y, a continuación, tomé mi turno en la ducha. No perdí tiempo, rápidamente pasándome el jabón por todo el cuerpo, dejando que el agua enjuague la espuma tan pronto como se formaba. A los diez minutos, ya estaba seco y vestido, caminando de nuevo al dormitorio. Miley estaba en la cama cuando volví, las sábanas tan altas en su pecho como pudo ponerlas. Mi cama en el piso no era tan atractiva como una cama con Miley acurrucada en su interior. Me di cuenta que mi última noche con ella la iba a pasar despierto, escuchando su respiración a pocos centímetros de distancia, incapaz de poder tocarla. Apagué la luz y me situé en el suelo.
— Esta es nuestra última noche juntos ¿no?
— Yo no quiero pelear, Nick. Sólo duérmete.— Me di la vuelta para mirarla, apoyando mi cabeza en mi mano. Miley se dio la vuelta, también, y nuestros ojos se encontraron.
—Te amo.— Ella me miró por un momento.
— Lo prometiste.
— Te prometí que esto no era un truco para volver a estar juntos. No lo era. —estiré la mano para tocar la de ella— Sin embargo, si eso significa estar de nuevo contigo, no puedo decir que no lo consideraría.
— Me preocupo por ti. No quiero que sufras, pero debería haber seguido mi instinto desde el primer momento. Nunca iba a funcionar.
— Tú si me amabas, ¿no?— Ella apretó los labios.
— Todavía lo hago.— Cada emoción se apoderó de mí en oleadas, tan fuerte que no podía distinguir una de la otra.
— ¿Puedo pedirte un favor?
— Estoy un poco en el medio de lo último que me pediste que hiciera—dijo con una sonrisa.
— Si esto es realmente... si realmente has terminado conmigo... ¿me dejas abrazarte esta noche?
— No creo que sea una buena idea, Nick.— Mi mano agarró firmemente sobre la de ella.
— ¿Por favor? No puedo dormir sabiendo que estas a menos de un paso de distancia, y nunca voy a tener la oportunidad de nuevo.— Miley me miró durante unos segundos, y luego frunció el ceño.
— No voy a tener relaciones sexuales contigo.
— Eso no es lo que estoy pidiendo.— Los ojos de Miley vagaron alrededor del suelo por un poco mientras contemplaba su respuesta. Finalmente cerrando los ojos fuertemente, se deslizó desde el borde de la cama y corrió las sábanas. Me metí en la cama junto a ella, rápidamente tirándola con fuerza a mis brazos. Se sentía tan increíble que junto con la tensión en la habitación, me esforcé para no quebrarme.
— Voy a extrañar esto—le dije. Besé su cabello y la atraje hacia mí, enterrando la cara en su cuello. Ella apoyó su mano en mi espalda, y tome otra inhalación, tratando de respirarla, para que ese momento del tiempo se quedara grabado en mi cerebro.
— Yo... No creo que pueda hacer esto, Nick—dijo ella, tratando de zafarse. No quería retenerla, pero si aferrarla significaba evitar que el profundo dolor ardiente que había sentido durante días terminara, tenía sentido resistirme.
— No puedo hacer esto—dijo de nuevo. Yo sabía lo que quería decir. Estar juntos así era doloroso, pero yo no quería que terminara.
— Entonces no lo hagas—le dije en su piel. —Dame otra oportunidad. Después de un último intento de liberarse, Miley se tapó la cara con las dos manos y lloró en mis brazos. La mire con lágrimas ardiendo en mis ojos. Saqué una mano suavemente y bese su palma. Miley respiró escalonadamente mientras yo miraba a sus labios, y luego de nuevo a sus ojos.
— Nunca ame a nadie de la manera en que te amo a ti, Pigeon.— Ella sorbió su nariz y me tocó la cara, ofreciendo una expresión de disculpa.
— No puedo.
— Lo sé—le dije, mi voz se quebró. —Ni una sola vez me convencí de que yo era lo suficientemente bueno para ti.— La cara de Miley se arrugó y ella negó con la cabeza.
— No eres solo tú, Nick. Nosotros no somos buenos el uno para el otro.— Negué con la cabeza, con ganas de estar en desacuerdo, pero ella tenia la mitad de la razón. Ella se merecía algo mejor, lo que quería desde hace tiempo. ¿Quién diablos era yo para quitarle eso a ella? Con ese reconocimiento, respiré profundamente y luego descansé mi cabeza contra su pecho.

Me desperté escuchando una conmoción abajo. — ¡Ay!—Miley gritó desde la cocina. Corrí escaleras abajo, tirando de una camiseta por encima de mi cabeza.
— ¿Estás bien, Pigeon?— El frío suelo envió ondas de choque a través de mi cuerpo, empezando por los pies. —¡Mierda! ¡El puto suelo esta congelado! —salté de un pie al otro, causando que Miley sofocara una risita. Todavía era temprano, probablemente cinco o seis de la mañana, y todo el mundo estaba dormido. Miley se inclinó para empujar el pavo en el horno, y mi tendencia de la mañana a sobresalir a través de mis pantalones cortos, tuvieron una razón más para hacerlo.
— Puedes volver a la cama. Yo sólo tenía que poner el pavo en el horno— dijo ella.
— ¿Vas a venir?
— Sí.
— Lidera el camino—le dije, barriendo mi mano hacia las escaleras. Me saque la camisa, mientras que ambos empujamos las piernas debajo de las sábanas, tirando de la manta hasta nuestros cuellos. Apreté mis brazos alrededor de ella, mientras temblábamos, esperando que nuestro calor corporal caliente el pequeño espacio entre nuestra piel y las mantas. Miré por la ventana, viendo grandes copos de nieve cayendo del cielo gris. Besé el pelo de Miley,  y ella pareció derretirse en mí. En ese abrazo, se sentía como si nada hubiera cambiado.
— Mira, Pigeon. Está nevando.— Se volvió hacia la ventana.
— Se siente un poco como Navidad— dijo, presionando ligeramente su mejilla contra mi piel. Un suspiro de mi garganta la impulsó a mirarme. —¿Qué?
— No vas a estar aquí para Navidad.
— Estoy aquí, ahora.— Saqué de mi boca en una media sonrisa, y luego me incline para besar sus labios. Miley retrocedió y sacudió su cabeza.
— Nick…— La sostuve con fuerza y bajé la barbilla.
— Tengo menos de veinticuatro horas contigo, Pidge. Voy a besarte. Voy a besarte mucho hoy. Todo el día. Cada vez que pueda. Si quieres que me detenga, sólo di la palabra, pero hasta que lo hagas, voy a hacer que cuente cada segundo de mi último día contigo.
— Nick—Miley comenzó, pero después de unos segundos de pensarlo, de su línea de visión bajo a mis labios. Sin querer dudar, de inmediato me incliné para besarla. Ella me devolvió el beso, y aunque yo solo deseaba que fuera corto y dulce, mis labios se separaron, haciendo que su cuerpo reaccionará. Su lengua se deslizó en mi boca, y cada parte de mí que era un hombre de sangre caliente gritó para ir a toda máquina. Me tiré sobre ella y Miley dejó caer una pierna hacia un lado, dándole la bienvenida a mis caderas para caber perfectamente entre sus muslos. Poco después, ella estaba desnuda debajo de mí, y a mi tomó sólo dos movimientos rápidos quitarme ropa. Presionando mi boca contra la de ella, duro, agarré las barras de hierro de la cabecera de la cama con las dos manos, y en un rápido movimiento, empujé dentro de ella.
Mi cuerpo se sintió caliente al instante, y no podía dejar de empujar y balancearme en su contra, incapaz de controlarme. Gemí en la boca de Miley cuando ella arqueó la espalda para mover sus caderas contra las mías. En un momento ella apoyó las plantas de los pies en la cama para poder elevarse y permitirme deslizarme dentro de ella por completo.
Con una mano en el hierro, y la otra en la nuca de Miley, empujé en ella una y otra vez, todo lo que había pasado entre nosotros, todo el dolor que había sentido, olvidado. La luz de la ventana se colaba mientras perlas de sudor comenzaron a formarse en nuestra piel, lo que hizo un poco más fácil deslizarse hacia atrás y hacia adelante. Estaba a punto de acabar cuando las piernas de Miley comenzaron a temblar, y sus uñas se clavaron en mi espalda. Contuve el aliento y empuje en ella una última vez, gimiendo con los intensos espasmos en todo mi cuerpo. Miley se relajó contra el colchón, su línea del cabello húmedo, y sus miembros flojos. Respiré como si acabara de correr una maratón, sudor resbalaba del pelo encima de mi oreja y por el contorno de mi rostro. Los ojos de Miley se iluminaron al oír voces murmurando abajo. Me puse de lado, repasando su rostro con pura adoración.
— Dijiste que sólo ibas a besarme—me miró como solía hacerlo, haciendo fácil pretender.
— ¿Por qué no nos quedamos en la cama todo el día?
— Vine aquí a cocinar, ¿recuerdas?
— No, viniste aquí para ayudarme a cocinar, y no tengo que reportarme a mis tareas por otras ocho horas.— Me tocó la cara, su expresión me prepara para lo que podría decir.
— Nick, creo que nosotros…
— No lo digas, ¿de acuerdo? No quiero pensar en ello hasta que tenga que hacerlo. —Me levanté y me puse los boxers, acercándome al bolso de Miley  Arrojé su ropa a la cama, y luego tiré mi camiseta por encima de mi cabeza—Quiero recordar esto como un buen día.

Parecía que poco después de despertarnos, era la hora del almuerzo. El día corrió por lejos demasiado jodidamente rápido. Temía a cada minuto, maldiciendo al reloj cuando se acercaba a la noche. Admitiéndolo, había terminado con Miley. Ni siquiera me importaba que ella solo hacia un show, me negué si quiera a considerar la verdad mientras ella estaba a mi lado. Cuando nos sentamos a cenar, papá insistió en que yo cortara el pavo, y Miley sonrió con orgullo mientras yo me ponía de pie para hacer los honores. El clan de Jonas aniquiló el duro trabajo de Miley, y la colmó de elogios.
— ¿He hecho lo suficiente?—ella se echó a reír. Papá sonrió, pasando su tenedor a través de sus labios para conseguir limpiarlo de postre.
— Has hecho un montón, Miley  Nosotros sólo queríamos llenarnos hasta el próximo año... a menos que quieras hacerlo todo de nuevo en Navidad. Eres una Jonas, ahora. Te espero en cada día de fiesta, y no para cocinar.— Con las palabras de papá, la verdad se filtraba, y mi sonrisa se desvaneció.
— Gracias, Paul.
— No le digas eso, papá—dijo Frankie. —Ella tiene que cocinar. ¡No he tenido una comida como esta desde que tenía cinco! —Él se metió media rebanada de pastel de nuez en la boca, suspirando de satisfacción. Mientras mis hermanos limpiaron la mesa y lavaron los platos, me senté con Miley en el sofá, tratando de no sostenerla demasiado apretada. Papá ya se había retirado, su barriga llena, lo puso demasiado cansado para tratar de mantenerse despierto. Puse las piernas de Miley en mi regazo, y le quite los zapatos, masajeando las plantas de sus pies con mis pulgares. Le encantaba eso, y yo lo sabía. Yo podría haber estado tratando de recordarle sutilmente a ella sobre lo bien que estábamos juntos, aunque en el fondo sabía que era hora de seguir adelante. Miley me amaba, pero ella también se preocupaba por mi demasiado como para enviarme lejos cuando debería. Incluso aunque yo le había dicho antes que no podía alejarme de ella, finalmente me di cuenta de que la amaba demasiado como para joder su vida quedándome o perderla por completo, obligándonos a los dos a aguantar hasta que termináramos odiando el uno al otro.
— Esta fue la mejor Acción de Gracias que hemos tenido desde que murió mamá—le dije.
— Me alegro de haber estado aquí para verlo.— Respiré profundamente.
— Soy diferente—le dije, en conflicto acerca de lo que iba a decir a continuación. —No sé lo que me pasó en Las Vegas. Ese no era yo. Estaba pensando en todo lo que te podría comprar con ese dinero, y eso era todo lo que estaba pensando. No vi lo mucho que te dolió que yo quiera llevarte de vuelta allí, pero en el fondo, creo que si lo sabía. Me merecía que me dejarás. Me merecía todo el sueño que perdí y el dolor que he sentido. Necesitaba todo eso para darme cuenta de lo mucho que te necesito, y lo que yo estoy dispuesto a hacer para mantenerte en mi vida. Has dicho que has terminado conmigo, y yo lo acepto. Soy una persona diferente desde que te conocí. He cambiado... para mejor. Pero no importa cuánto lo intente, no parece ser lo correcto para ti. Fuimos amigos primero, y yo no puedo perderte, Pigeon. Yo siempre te amaré, pero si no puedo hacerte feliz, no tiene mucho sentido para mí tratar de recuperarte. No me puedo imaginar estar con alguien más, pero voy a estar feliz mientras seamos amigos.
— ¿Quieres que seamos amigos?
— Quiero que seas feliz. Cueste lo que cueste.— Ella sonrió, rompiendo la parte de mi corazón que quería retractar todo lo que acababa de decir. Una parte de mí esperaba que me dijera que me callara la boca porque pertenecíamos el uno al otro.
— Cincuenta dólares a que me agradecerás por esto cuando conozcas a tu futura esposa.
— Esa es una apuesta fácil—le dije. No me podía imaginar una vida sin ella, y ella ya estaba pensando en nuestros futuros por separado. —La única mujer con la que alguna vez quise casarme acaba de romper mi corazón.—  Miley se secó los ojos y se puso de pie.
— Creo que es hora de que me lleves a casa.
— Vamos, Pigeon. Lo siento, eso no fue divertido.
— No es eso, Nick. Estoy cansada, y yo estoy lista para ir a casa.— Contuve el aliento y asentí, parándome. Miley abrazó a mis hermanos despidiéndose, y pidió a Frankie que le diga adiós a papá. Me quedé en la puerta con las maletas, viendo a todos acordando volver a casa para Navidad. Cuando desaceleré llegando a Morgan, sentí el más pequeño rastro de culminación, pero eso no contuvo a mi corazón de romperse. Me incliné para besarla en la mejilla, y luego mantuve la puerta abierta, mirando como ella entraba.
— Gracias por hoy. No sabes lo feliz que hiciste a mi familia.— Miley se detuvo al pie de la escalera y se volvió.
— Vas a decirles mañana, ¿no es así?— Miré al Charger, tratando de contener las lágrimas.
— Estoy bastante seguro de que ya lo saben. Tú no eres la única con cara de póker, Pidge.— La dejé en las escaleras, sola, negándome a mirar hacia atrás. A partir de ahora, el amor de mi vida era sólo una conocida. No estaba seguro de la expresión que tenía en mi cara, pero no quería que ella la viera. El Charger se quejó mientras conducía más allá del límite de velocidad de nuevo a lo de mi padre. Me tropecé hasta el living, y Kevin me dio una botella de whisky. Todos tenían algo en un vaso.
— ¿Les dijiste?— le pregunté a Frankie, mi voz rota. Frankie asintió. Me dejé caer de rodillas, y mis hermanos me rodearon, colocando sus manos sobre mi cabeza y hombros en apoyo.

Dany

1 comentario:

  1. Omg ya empieza lo bueno♡ Amo esta parte de la historia Continuala rápido!

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