domingo, 13 de octubre de 2013

My Beautiful Mistake- Niley- Cap 22


La semana siguiente pareció interminable. Demi y yo decidimos que sería mejor si ella se quedaba en Morgan por un tiempo. Joe aceptó de mala gana. Miley se perdió los tres días de historia y se encontró otro lugar que no fuera la cafetería para comer. Traté de alcanzarla después de algunas de sus clases, pero o bien nunca fue a ellas o había salido temprano. Ella no contestaba su teléfono. Joe me aseguró que ella estaba bien, y nada le había sucedido. Agonizante como era saber que estaba a dos grados de Miley  hubiera sido peor ser excluido de su vida por completo y no tener ni idea si estaba viva o muerta. A pesar de que parecía que no quería tener nada que ver conmigo, yo no podía dejar de esperar que en algún momento pronto ella me perdonara o empezara a extrañarme tanto como yo a ella y se aparecerá a mi apartamento. Pensar en no volver a verla nunca otra vez era muy doloroso, así que decidí seguir esperando. El viernes, Joe llamó a mi puerta.
—Adelante—le dije desde la cama, mirando al techo.
— ¿Vas a salir esta noche, amigo?
—No.
—Tal vez deberías llamar a Frank. Ve a buscar un par de copas y deja de pensar en las cosas por un tiempo.
— No.— Joe suspiró.
—Escucha, Demi va a venir, pero... y odio hacerte esto a ti... pero no puedes molestarla sobre Miley. Casi no la convencí para que viniera. Ella sólo quiere quedarse en mi habitación. ¿De acuerdo?
—Sí.
—Llama a Frank. Y tienes que comer algo y tomar una ducha. Te ves como la mierda.— Con eso, Joe cerró la puerta. Todavía no cerraba bien desde el momento en que la había echado abajo a patadas. Cada vez que alguien la cerraba, el tiempo en que destruí el apartamento porque Miley me había dejado me venía a la mente, y el hecho de que ella volvió a mí no mucho después, llevándonos a nuestra primera vez. Cerré los ojos, pero al igual que todas las noches de esa semana, no podía dormir. Cómo la gente y como Joe pasaba por este tormento una y otra vez con diferentes chicas era una locura. Conocer a alguien después de Miley, incluso si esa chica fuera de alguna manera a componerme, no podía imaginar entregar mi corazón de nuevo. No sólo para que yo pudiera sentirme así de nuevo. Como muriendo lentamente. Resulta que yo tenía razón desde el principio.
Veinte minutos después, oí la voz de Demi en la sala de estar. Los sonidos de ellos hablando en voz baja mientras se escondían de mí en la habitación de Joe resonaron en todo el apartamento. Incluso la voz de Demi era demasiado para soportar. Saber que probablemente acababa de hablar con Miley era insoportable. Me obligué a ponerme de pie y hacer mi camino al baño para hacerse cargo de la ducha y otros rituales de higiene básicos que había descuidado durante la última semana. La voz de Demi fue ahogada por el agua, pero cuando cerré el agua en la regadera, la oí de nuevo. Me vestí y cogí las llaves de mi motocicleta, dispuesto a tomar un largo viaje. Probablemente iba a terminar en casa de papá para darle la noticia. Justo al pasar la puerta del dormitorio de Joe, sonó el teléfono de Demi  Era el tono que había asignado a Miley  Mi estómago se hundió.
—Puedo ir a recogerte y llevarte a un lugar para cenar—dijo ella. Miley tenía hambre. Ella podría ir a la cafetería. Corrí a la Harley y fuera de la zona de aparcamiento, a exceso de velocidad, me pase los semáforos en rojo y señales de alto todo el camino a la escuela.
Cuando llegué a la cafetería, Miley no estaba allí. Esperé unos minutos más, pero ella nunca apareció. Mis hombros se hundieron, caminé en la oscuridad hacia el aparcamiento. Era una noche tranquila. Fría. Opuesta a la noche en que camine con Miley hacia Morgan después de ganar nuestra apuesta, recordándome lo vacío que se sentía no tenerla a mi lado. Una pequeña figura apareció unos metros de distancia, caminando hacia la cafetería sola. Era Miley. Llevaba el pelo recogido en un moño, y cuando ella se acercaba, me di cuenta de que no llevaba nada de maquillaje. Tenía los brazos cruzados sobre su pecho, ella no tenía un abrigo, sólo un grueso cárdigan gris para protegerse del frío.
— ¿Pigeon? —le dije, caminando hacia la luz desde las sombra. Miley se detuvo con una sacudida, y luego se relajó un poco cuando me reconoció.
— ¡Jesús, Nick! ¡Me has asustado como la mierda!
— Si contestaras tu teléfono cuando te llamo no tendría que escabullirme por las sombras.
—Te ves como el infierno—dijo.
—He pasado por allí una o dos veces esta semana.— Ella apretó mas sus brazos a su alrededor, y tuve que detener mis ganas de abrazarla para darle calor. Miley suspiró.
—En realidad estoy yendo a comer algo. Te llamaré más tarde, ¿de acuerdo?
—No. Tenemos que hablar.
—Nick…
—Rechacé a Benny. Lo llamé el miércoles y le dije que no.— Tenía la esperanza de que ella sonriera, o al menos mostrara alguna señal de que lo aprobaba. Su rostro permaneció en blanco.
—No sé lo que quieres que te diga, Nick.
—Di que me perdonas. Di que volverás.
—No puedo.— Mi cara se arrugó. Miley trató de caminar. Instintivamente, me puse delante de ella. Si ella se escapaba en esta ocasión, la perdería.
—No he dormido o comido... No me puedo concentrar. Sé que me amas. Todo será como solía ser si me aceptas de nuevo.— Ella cerró los ojos.
—Somos disfuncionales, Nick  Creo que estás obsesionado con la idea de ser mí dueño más que cualquier otra cosa
—Eso no es cierto. Te quiero más que a mi vida, Pigeon.
—Eso es exactamente lo que quiero decir. Eso es una locura.
—No es una locura. Es la verdad.
—Está bien... Entonces, ¿Cuál es el orden para ti? ¿Es el dinero, yo, tu vida... o hay algo que viene antes que el dinero?
—Me doy cuenta de lo que he hecho, ¿de acuerdo? Puedo ver que eso es lo que piensas, pero si hubiera sabido que ibas a dejarme, nunca habría... Sólo quería cuidar de ti.
—Eso ya lo has dicho.
—Por favor, no hagas esto. No soporto sentirme así... es... me esta matando—le dije, al borde del pánico. La pared que Miley mantenía a su alrededor cuando éramos sólo amigos estaba de nuevo, más fuerte que antes. Ella no estaba escuchando. No podía llegar a ella.
—Ya he terminado, Nick.— Hice una mueca.
—No digas eso.
—Se acabó. Vete a casa.—Mis cejas se levantaron.
—Tú eres mi hogar.— Miley se detuvo, y por un momento sentí como si realmente hubiera llegado a ella, pero sus ojos perdieron el enfoque y la pared nos bloqueo de nuevo.
—Tú hiciste tu elección y yo la mía.
—Voy a mantenerme alejado de Las Vegas y de Benny… Voy a terminar la escuela. Pero yo te necesito. Te necesito. Eres mi mejor amiga.— Por primera vez desde que era un niño pequeño, ardientes lágrimas quemaban en mis ojos y caían por una de mis mejillas. Incapaz de contenerme, me acerqué a Miley  envolví su pequeño cuerpo en mis brazos, y planté mis labios en los de ella. Su boca estaba fría y rígida, por lo que acuné su cara entre mis manos, besándola mas fuerte, desesperado por obtener una reacción.
—Bésame—le supliqué. Miley mantuvo la boca tensa, pero su cuerpo estaba sin vida. Si dejo que se vaya, la habré perdido.
—Bésame—volví a suplicar. —¡Por favor, Pigeon! ¡Le dije que no!— Miley me apartó de un empujón.
—¡Déjame en paz, Nick!— Intento pasarme pero la tome por la muñeca. Ella mantuvo su brazo derecho, extendido detrás de ella, pero no se dio vuelta.
—Te lo ruego—caí de rodillas, con su mano aún en la mía. Mi respiración se convirtió en vapor blanco mientras hablaba, recordándome el frío. —Te lo ruego, Miley. No lo hagas.—Miley miró hacia atrás, y luego sus ojos se dirigieron por su brazo al mío, viendo el tatuaje en mi muñeca. El tatuaje que plasmaba su nombre. Ella miró hacia otro lado, hacia la cafetería.
—Déjame ir, Nick.— El aire salió de mí, y con toda la esperanza destruida, relajé mi mano y la dejé deslizarse fuera de mis dedos. Miley no miró hacia atrás mientras se alejaba de mí, y mis manos cayeron de planas en la acera. Ella no iba a volver. Ella no me quería más, y no había nada que pudiera decir o hacer para cambiarlo. Pasaron varios minutos antes de que pudiera tener la fuerza para ponerme de pie. Mis pies no querían moverse, pero de alguna manera los forcé a cooperar lo suficiente como para llegar a la Harley. Me senté en el asiento, y dejé que mis lágrimas cayeran. La pérdida era algo que sólo había experimentado una vez en mi vida, pero esto parecía más real. Perder a Miley no era una historia que yo recordaba de mi primera infancia, estaba en mi cara, debilitándome como una enfermedad, robándome mis sentidos y físicamente aterradoramente dolorosa. Las palabras de mi madre hicieron eco en mi oído. Miley era la chica por la que tenía que luchar, y yo caí peleando. Nada de eso iba a ser suficiente. Un rojo Dodge Intrepid se detuvo al lado de mi moto. No tuve que mirar hacia arriba para saber quién era. Frankie apagó el motor, apoyando un brazo por la ventana abierta.
—Hey
—Hey—dije, limpiándome los ojos con la manga de la chaqueta.
— ¿Mala noche?
—Sí—asiento con la cabeza, mirando al tanque de combustible de la Harley.
—Acabo de salir del trabajo. Necesito un maldito trago. Vente conmigo al Dutch.— Di un suspiro largo y entrecortado. Frankie, como papá y el resto de mis hermanos, siempre sabia como manejarme. Los dos sabíamos que no debería conducir en mi condición.
—Sí.
— ¿Sí? —dijo Frankie con una pequeña sonrisa de sorpresa. Levanté la pierna hacia atrás sobre el asiento, y luego caminé hacia el lado del pasajero del auto de Frankie. El calor de la ventilación hizo que me quemara la piel, y por primera vez esa noche sentí lo frío que era el aire, y reconocí que no tenía suficiente ropa para esa temperatura.
— ¿Joe te llamó?
—Sí.—Él se retiró de la plaza de aparcamiento y lentamente a través del lote, buscando la calle a paso de tortuga. Él me miró.
— ¿Creo que un tipo llamado French llamó a su chica? Dijo que tú y Miley estaban peleando afuera de la cafetería.
—No estábamos peleando. Sólo estaba... tratando de recuperarla.— Frankie asintió con la cabeza, saliendo a la calle.
—Eso es lo que pensé.—No volvimos a hablar hasta que llegamos a nuestros taburetes en la barra del Dutch. La multitud era ruda pero Bill, el propietario y el camarero, conocía bien a papá de cuando éramos niños, y la mayoría de los clientes habituales nos vio crecer.
—Es bueno verlos chicos. Ha pasado un tiempo —dijo Bill, limpiando el mostrador antes de poner una cerveza y un trago en la barra frente a cada uno de nosotros.
—Hey, Bill —dijo Frankie, inmediatamente tomando su trago.
— ¿Te sientes bien, Nick? —preguntó Bill. Frankie respondió por mí.
—Se sentirá mejor después de unas cuantas rondas.— Yo estaba agradecido. En ese momento, si hablaba, me habría roto. Frankie continuó comprándome whisky hasta que mis dientes estaban entumecidos y yo estaba a punto de perder el conocimiento. Debí haberlo hecho en algún momento entre la barra y el apartamento, porque me desperté a la mañana siguiente en el sofá, sin saber cómo demonios llegué allí.
Joe cerró la puerta y oí el sonido familiar del Honda de Demi acelerando y se apartó. Me senté y cerré un ojo.
— ¿Ustedes tuvieron una buena noche?—le pregunté.
—Si. ¿Y tú?
—Supongo. ¿Me escuchaste entrar?
—Sí, Frank cargo tu culo por las escaleras y te tiró en el sofá. Te estabas riendo, así que yo diría que fue una noche exitosa. —Frank puede ser un idiota, pero es un buen hermano.
—Eso si es. ¿Tienes hambre?
—No, Vete a la mierda —me quejé.
—Está bien, entonces. Voy a hacerme un poco de cereal.— Me senté en el sofá, repasando la noche anterior en mi mente. Las últimas horas estaban borrosas, pero cuando rememoré el momento en que vi a Miley en la escuela, hice una mueca.
—Le dije a Demi que teníamos planes para hoy. Pensé que tendríamos que ir al lugar de maderas para remplazar tu puerta chirriante.
—No hace falta que me cuides, Joe.
—No lo hago. Nos vamos en media hora. Lávate la hediondez, primero—dijo, sentado en el sillón con su tazón de cereales de Mini Wheats. —Y luego vamos a volver a casa y a estudiar. Vienen los Finales.
—Mierda—le dije con un suspiro.
—Voy a pedir una pizza para el almuerzo, y podremos comer las sobras en la cena.
—Acción de Gracias se acerca, ¿recuerdas? Voy a estar comiendo pizza tres veces al día por dos días seguidos. No, gracias.
—Está bien, comida china, entonces.
—Estás organizando—le dije.
—Lo sé. Confía en mí, eso ayuda.— Asentí con la cabeza lentamente, con la esperanza de que tuviera razón. 
Los días pasaban lentamente. Pero quedarse hasta tarde para estudiar con Joe, y a veces con Demi, ayudaba a acortar las noches de insomnio. Frankie prometió no decirle a papá o al resto de los chicos Jonas sobre Miley hasta después de Acción de Gracias, pero todavía temía que lo supieran que ya les había dicho que ella iría. Ellos preguntarán por ella y, luego verían a través de mi cuando tuviera que mentir.
Después de mi última clase el viernes, llamé a Joe.
— Hey, yo sé que esto se supone que es fuera de los límites, pero necesito que averigües donde ira Miley en el receso.
— Bueno, eso es fácil. Ella va a estar con nosotros. Pasara las vacaciones con Demi.
— ¿En serio?
— Sí, ¿por qué?
— Nada—dije, abruptamente colgando el teléfono. Caminé por el campus bajo la lluvia ligera, a la espera que la clase de Miley terminara. Fuera del edificio Hoover, vi a algunas personas de la clase de cálculo de Miley congregándose afuera. La parte posterior de la cabeza de Liam apareció a la vista y, a continuación, Miley. Estaba acurrucada en el interior de su abrigo de invierno, pareciendo incomoda mientras Liam balbuceaba. Me quité mi gorra de béisbol roja y fui corriendo en su dirección. Los ojos de Miley se desviaron hacia mí, el reconocimiento hizo que sus cejas se elevaran infinitesimalmente. El mismo mantra se repetía en mi cabeza. No importa cuan inteligente sea el comentario que haga Liam, juégalo tranquilo. No cagues esto. NO.CAGES.ESTO. Para mi sorpresa, Liam se fue sin decir una palabra. Metí las manos en los bolsillos de mi sudadera.
—Joe dijo que iras con él y Demi a Nashville mañana.
— ¿Sí?
— ¿Pasaras todo el receso con Demi?— Ella se encogió de hombros, tratando desesperadamente de no ser afectada por mi presencia.
— Soy muy cercana con sus padres.
— ¿Y tu mamá?
— Ella es una borracha, Nick. Ella no va a saber que es acción de gracias.— Mi estómago dio un vuelco, sabiendo que la respuesta a la siguiente pregunta iba a ser mi última oportunidad. Un trueno sonó por encima de nosotros y miré hacia arriba, entrecerrando los ojos mientras las grandes gotas caían sobre mi rostro.
— Tengo que pedirte un favor—le dije, esquivando la fuerte lluvia.—Ven aquí—empuje a Miley bajo el toldo más cercano para que no se empapara con el repentino aguacero.
— ¿Qué tipo de favor?—preguntó ella, claramente sospechando. Era difícil escucharla bajo la lluvia.
— Mi uh... —cambié mi peso de un pie al otro, mis nervios tratando de obtener lo mejor de mí. Mi mente gritaba ¡abortar!, pero yo estaba decidido a por lo menos intentarlo.—Papá y los chicos siguen esperándote que el jueves.
—Nick…—Miley gimió. Miré a mis pies.
—Dijiste que ibas a ir.
— Lo sé, pero... es un poco inapropiado ya, ¿no te parece?
— Dijiste que vendrías— le dije, tratando de mantener la voz calmada.
— Todavía estábamos juntos cuando estuve de acuerdo en ir a casa contigo. Sabias que ya no iba a ir.
— Yo no lo sabia, y ya es demasiado tarde, de todos modos. Kevin está volando, y Tyler se quitó el trabajo. Todo el mundo ansia verte.— Miley se encogió, haciendo girar un mechón de su cabello húmedo alrededor de su dedo.
—Ellos iban a venir de todos modos. ¿No era así?
— No todo el mundo. No hemos estado todos nosotros allí para Acción Gracias en años. Todos ellos hicieron un esfuerzo para estar allí, ya que les prometí una comida real. No hemos tenido una mujer en la cocina desde que mamá murió y...
—Eso no es sexista o nada.
— Eso no es lo que quise decir, Pigeon, vamos. Todos te queremos allí. Eso es todo lo que estoy diciendo.
— No les has dicho acerca de nosotros, ¿verdad?
—Papá preguntara por qué, y no estoy listo para hablar con él al respecto. Nunca había oído el final de lo estúpido que soy. Por favor, ven, Pigeon.
— Tengo que poner el pavo a las seis de la mañana. Tendríamos que salir de aquí a las cinco...
— O podríamos quedarnos allí.— Sus cejas se alzaron.
— ¡De ninguna manera! Ya es bastante malo que vaya a tener que mentir a tu familia y fingir que seguimos juntos.— Su reacción, aunque prevista, aún picó mi ego un poco.
— Actúas como si te estuviera pidiendo que te prendieras fuego a ti misma.
— ¡Deberías haberles dicho!
— Lo haré. Después de Acción de Gracias... Les diré.— Ella suspiró y miró hacia otro lado. Esperando su respuesta fue como sacarme las uñas una por una.
— Si me prometes que este no es un truco para tratar de volver a estar juntos, yo lo haré.— Asentí con la cabeza, tratando de no estar demasiado ansioso.
— Te lo prometo.— Sus labios formaron una línea dura, pero había el más mínimo asomo de una sonrisa en sus ojos.
—Te veré a las cinco— Me incliné para darle un beso en la mejilla. Sólo tenia intensión a darle un beso rápido, pero mis labios extrañaba su piel, y fue difícil alejarse. —Gracias, Pigeon.
Después de que Joe y Demi se fueran a Nashville en el Honda, limpié el apartamento, doblé la última carga de ropa, me fumé medio paquete de cigarrillos, empaqué una muda de ropa para la noche, y luego maldije el reloj por ir tan lento. Cuando las cuatro y media, finalmente llegaron, corrí por las escaleras hacia el Charger de Joe, tratando de no acelerar hasta llegar a Morgan. Cuando llegué a la puerta de Miley, su expresión confusa me tomó por sorpresa.
—Nick—suspiró ella.
— ¿Estás lista?— Miley levantó una ceja.
— ¿Lista para qué?
— Dijiste que te recogiera a las cinco.— Ella cruzó los brazos sobre el pecho.
— ¡Me refería a las cinco de la mañana!
—Oh. Creo que debería llamar a mi padre y hacerle saber que no nos quedaremos después de todo.
— Nick—se lamentó.
— He traído el coche de Joe, así no tendremos que lidiar con las maletas en la moto. Hay un dormitorio de invitados donde puedes quedarte. Podemos ver una película o…
— ¡No me voy a quedar en casa de tu padre!— Mi rostro se ensombreció.
— Está bien. Voy uh…Te veré en la mañana.— Di un paso atrás, y Miley cerró la puerta. Ella todavía iba a ir, pero mi familia sin duda sabría que algo pasaba si ella no se presentaba esta noche como dije que haría. Caminé por el pasillo lentamente mientras marcaba el número de mi padre. Iba a preguntar por qué, y yo no quería mentirle abiertamente.
— Nick, espera— Volteé para ver a  Miley de pie en el pasillo.
— Dame un minuto para empacar algunas cosas.— Sonreí, casi abrumado por el alivio. Caminamos juntos de nuevo a su habitación, y yo espere en la puerta mientras ella metía un par de cosas en una mochila. La escena me recordó la noche en que había ganado la apuesta, y me di cuenta de que yo no habría cambiado ni un solo segundo que pasamos juntos.
— Todavía te amo, Pidge.—Ella no levantó la vista.
— No lo hagas. No estoy haciendo esto por ti.— Aspiré una bocanada de aire, dolor físico tirando en todas las direcciones en mi pecho.
— Lo sé.

1 comentario:

  1. ME ENCANTO!
    ooow no puede ser tan tierno nick
    en serio que la amo
    espero que esto no quede asi
    SIGUELA!!!
    BESOS

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