domingo, 20 de abril de 2014

Teach Me to Love - Niley - Cap 15


—Los rumores...
—Mire, señor Jonas, todos estamos en la escuela secundaria, y hay personas que están preguntándome que está usted haciendo aquí. El chisme es obligado a volar. —La verdad de sus palabras son como picaduras en la herida abierta de mi corazón. ¿La pobre Miley nunca tiene un descanso?
—Bueno. —Me pongo a decir, pero tengo que dejar que se me destrabe el nudo de la garganta—. Puede decir que la encontré y me dirigí con ella al hospital. También puede informarle a sus compañeros de clase que ya no soy su maestro y, Mandy. —Ella me mira con inocentes ojos redondos—. Llámame por favor Nicholas o Nick—. Mandy se rió, parecía como un sonido prohibido en la sala de espera.
—Puedo ver por qué Miley se enamoró fuertemente de ti... Nick. Y voy a seguir a los tiburones en la bahía. —Con eso, mi nuevo aliado cruza el océano de los depredadores sedientos de sangre para defenderme a mí y la mujer que amo. Inclino mi cabeza para descansar contra la pared, y mis ojos se sesgan lentamente. Antes de cerrarse, dos personas más entran en la sala de espera, pero mis ojos están demasiado pesados para identificarlos.
—Nick —dice la mujer. Esa mujer suena como mi mamá, medito—. Nick, cariño —dice ella y me toca el brazo. Obligó a mis párpados a abrirse y mirar a la señora a mi lado.
—¿Mamá? —La niebla en mi cerebro está tratando de calcular—. ¿Cómo hiciste... cuando... quién...? —No sabía por dónde empezar. Estaba tratando de preguntarle cómo sabía dónde estaba, cuándo llegó aquí, y quién le dijo lo que estaba pasando. Entonces me di cuenta de la otra persona que estaba con ella, Sean. Se veía tan tenue, que no era apropiado para él, aun bajo las circunstancias.
—Dolly llamó al restaurante buscándome. Me dijo lo que estaba pasando y que te vendría bien un amigo. —explicó Sean, y luego una pequeña sonrisa cruzó sus labios—. Parece que podrías haber necesitado un refuerzo. ¿Qué te pasó en la cara? —Mi mamá tocaba la delicada piel alrededor de mis ojos, y me estremecí de nuevo por el dolor.
—Ese sería yo —habló el Sr. Cyrus—. Hubo uh... un malentendido.
—Eres el padre de Miley, ¿eh? —preguntó Sean, bastante divertido.
—Seguro, soy Billy Cyrus. —El musculoso hombre alto tendió la mano y estrechó la de Sean a cambio. Mi madre se puso de pie y era tan pequeña que parecía la mitad de su tamaño. Conociendo a mi mamá, probablemente iba a tratar de golpear a Billy por lo que había hecho en mi cara, ojo por ojo.
—Hola, soy Denise Jonas —dijo ella con calma mientras tomaba su turno para estrechar la mano del señor Cyrus. Salté de la silla antes que nadie pudiera hablar.
—Uh, mamá... Tengo que hablar contigo —solté. Los dos me miraron como si yo fuera un lunático. Ella dejó caer la mano y me miró con curiosidad.
—Claro, hijo —dijo lentamente y sospechosamente antes de que ella se volviera hacia Billy—. Y tú y yo hablaremos más adelante sobre ese ojo negro que le diste a mi hijo. —Me cubrí la cara con las manos, pero para mi sorpresa, el señor Cyrus se reía.
—Voy a dejar que le explique. —Hizo una pausa mientras lo miraba a él—. Todo. —El peso de todo es lo que era casi imposible de soportar. Sean dio un paso hacia mí, viéndose tan incómodo como lo haría cualquier persona después de dos horas en el coche con mi madre.
—Hey, hombre. —Le tiré en el hombro—. Gracias por venir. —Sus brazos me rodearon fuerte en un parpadeo.
—No estoy aquí por ti. —Sus palabras son casi cómicas. Me inclino hacia atrás para ver lo que quiere decir—. La chica del libro también va a necesitar a alguien para sostenerla cuando se despierte, y, ¿quién puede decir que no va a pedir por mí?— El sonido que se escapa de mi garganta es un cruce entre una risa y un sollozo. ¿Debo pedirle que sea mi padrino para que sepa? Nah, necesito ver el asombro en su rostro cuando sea el momento adecuado. Me vuelvo hacia el grupo de estudiantes todavía acurrucado en un rincón.
—Mandy —llamé lo suficientemente fuerte. Sus ojos se ajustan a los míos, ella se levanta y cruza la habitación. Cuando llega a Sean y a mí, se pone de pie en silencio a mi lado—. Sean, esta es la mejor amiga de Miley, Mandy... Mandy, este es mi mejor amigo, Sean. —Ambos se dieron las manos.
—Mucho gusto —dice Sean, muy elegante. Casi esperaba que se inclinara y besara la mano.
—Igualmente, Sean —dice Mandy, encantada. Me volteo para verlos; siguen dándose un apretón de manos que, aceptémoslo, se ha convertido en tomarse de las manos. Me aclaro la garganta.
—Mandy, ¿te importaría contarle a Sean todos los detalles? —Me inclino para susurrarle al oído—. Excepto la propuesta, tengo que decirle yo. —Mandy guiñó y sonrió
—Vamos —protestó Sean—. ¿Desde cuándo me guardas secretos? —Abro la boca para explicar, pero encontré a Mandy manejándolo.
—Desde que perdiste privilegios por venir tan tarde. —Se ajusta de una manera adorable y juguetona. Nunca he visto a Sean desvanecerse, pero estoy bastante seguro de que esto es lo que aparentaba él. Los veo alejarse juntos y sé que los dejo a cada uno en las manos adecuadas. Sabía que a Sean le gustaría Mandy, ella es una linda rubia enérgica. Mi madre y yo nos excusamos, y no caminamos mucho antes de que mi mamá se volviera y sin palabras exigiera respuestas. En primer lugar, tuve que dar respuestas a las preguntas que ella no sabía hacer. Hemos encontrado un pasillo desierto y nos sentamos uno junto al otro.
—Hijo. —Tocó mi mejilla—. En primer lugar, ¿estás bien? —La miré a los ojos, que era como mirar en los míos. Esta es mi madre, la mujer que me traía una bebida cuando estaba enfermo con un popote inclinado en una dirección loca sólo para animarme, que arreglaba todas mis peleas y heridas, la mujer que me enseñó a amar y ser amado. Ella es mi red de seguridad.
—Mamá. —Siento un nudo en la garganta—. Ella no puede morir. —Vi que sus ojos se llenaron de lágrimas cuando se lo dije. Mi madre había pasado algún tiempo con Miley este verano y se quedó tan enamorada como yo. Habían pasado horas hablando, mi mamá enseñándole a cocinar algunos de los platos tradicionales de nuestra familia. Mi madre sabía el dolor que me había causado el tener que terminar las cosas con ella. Creo que le duele casi tanto. Mamá me tomó la mano entre las suyas.
—Así que, por qué no empiezas a explicar todo... comenzando con el ojo negro. —Dejo salir una carcajada sin humor y le hablo de Billy Cyrus por primera vez. Traté de jugar a la víctima, pero mi mamá me dijo que tenía que perdonarlo a causa de la conmoción.
—¿Él no lo sabía? —Su mano cubrió su boca de una manera elegante.
—Supongo que no, pero pensé que lo haría y muy rápido.— Mi mamá me miró a los ojos por un momento.
—Cuando hablé contigo en Navidad, te pregunté si habías visto a Miley, y me dijiste que no. Que necesitabas permanecer en la ciudad para trabajar en planes de lecciones. —Por teléfono me podía esconder más de mi mamá, pero en persona extrae la verdad como un lector de mentes.
—No podía evitarlo. —Sonaba como un mohín de un niño de cuatro años de edad. Ella negó con la cabeza.
—La forma en que ustedes dos están juntos es como... pan y mantequilla. Sería antinatural estar separados. —Mi boca se abrió. Es por eso que tenemos madres, sólo hacen que todo se vea bien a veces. Puse mi cabeza en su hombro, anhelando el consuelo que he necesitado en los últimos dos días.
—Ahora —dijo en voz baja—. Háblame de dejar tu trabajo. —Me senté como un robot y me quedé mirando su rostro tranquilo—. No soy tonta, hijo. No creíste que John no me llamaría. —No era una pregunta. Debería haberme dado cuenta que lo primero que haría John sería llamar a mi mamá. Nunca te fíes de un abogado. Quería negar o explicar. En su lugar me encontré diciendo algo totalmente diferente.
—No tenía otra opción. —Esperaba que me dijera que siempre tenía una opción. Estaba equivocado.
—Va a haber otro trabajo. —Siempre he sabido que mi mamá era comprensiva, pero esta era... irreal. Tal vez sabía que estaba plagado de ansiedad en este momento y se quedaba tranquila para mi beneficio. Eso me hizo amarla más. Así que creo que voy a probar mi teoría.
—Le pedí que se casara conmigo. —Ahora mi mamá me miró sorprendida—. Dijo que sí... así... tú conseguirás la hija que siempre quisiste. —Gruesas lágrimas rodaron delicadamente de los ojos de mi madre—. ¿Son lágrimas de felicidad? —pregunté finalmente mientras me atrajo en un abrazo. Le tomó un momento para responder.
—Sí —dijo con un suspiro de aliento. Me abrazó fuerte, y ambos lloramos en serio. Hubo un rayo de luz en la oscura nube que se cernía sobre las circunstancias, pero al menos teníamos eso. Esperanza y amor. Mamá y yo finalmente volvimos a la sala de espera para reunirnos con el grupo. Los ojos del señor Cyrus se había cerrado hasta que mi mamá se acercó a él, con las manos en las caderas. Él se puso de pie, esperando la venganza de una madre, pero él no conocía a mi mamá, enana en comparación con él, de 1,50 cm de altura, mamá abrazó a Billy y apenas lo sostenía. Por un momento, él estaba demasiado aturdido para responder, pero entonces tentativamente devolvió el gesto. Se quedaron allí... abrazados en algún tipo de entendimiento parental. 
Tomé mi asiento y continúe con el juego de la espera. Las horas parecían continuar arrastrándose, cada minuto se tomaba una hora. En la marca de siete horas, el médico había enviado a una enfermera informándonos que el procedimiento sería más largo de lo que esperaba en primer lugar. Era Laura, y nos dijo que podría haber dos, tal vez tres horas más antes de que se termine. Por supuesto, todos tenían preguntas, y lo único que podía decir era que nuestra Miley estaba estable. La forma en que dijo estable sonó inseguro, lo que llevó a una ronda de preguntas diferentes. Laura levantó las manos en una posición de rendición.
—Miren, si tuviera más información, estaría feliz de dárselas. Tengo que volver allí. —Se fue antes de que pudiéramos hacer otra cosa. Miré alrededor de la habitación casi vacía. Todos los compañeros de clase de Miley se habían ido a excepción de Mandy, que estaba sentada junto a Sean. Me senté solo y miraba mientras Dolly, mamá, y Billy susurraban juntos. Sean tenía un brazo alrededor de Mandy, dejándola descansar la cabeza sobre su hombro, y ella sostenía la mano que se extendía sobre su regazo. Solo no me parece una palabra muy fuerte, lo suficiente para saber cómo me siento. Dejé que mi cabeza se apoyara contra la pared de atrás y repetí cada segundo que estuve con Billy otra vez en mi mente.
Cuatro horas más tarde, el doctor Miley salió de las puertas "Restringido". Su rostro estaba pálido y demacrado. Se puso de pie delante de nuestro grupo, que consistía en Billy, Dolly, mamá, Sean, Mandy y yo. El médico se aclaró la garganta y se pasó el dorso de la mano por la frente antes de hablar. Miró al señor Cyrus luego a mí, entonces cerró los ojos y movió la cabeza en estado de shock.
—Sr. Cyrus —gruñó la voz cansada del médico—. Este tipo de procedimiento es muy difícil… ―El brazo de Billy se envolvió alrededor de mi hombro mientras mis piernas empezaron a ceder. Sabía que el papá de Miley se puso a llorar, y yo podía sentir las lágrimas que rodaban por mis mejillas. Todo el mundo a nuestro alrededor comenzó a abrazarse entre sí en apoyo. Los brazos de Sean se apoyaron tanto en Dolly como en Mandy mientras que el brazo de mi madre estaba alrededor de mi cintura y de la mano libre del señor Cyrus, Dolly le pasó un brazo alrededor de mi mamá que unía a todos. El médico continuó:
—El corazón de Miley... también... su corazón... dejó de latir durante más de dos minutos cuando apagamos el bypass. —Tuvo que hacer una pausa ante nuestros sonidos de desesperación—. Hemos intentado todo lo médicamente posible, pero simplemente no podía... —He dejado de escuchar. El sonido ya no llegó a mis oídos. Cada parte de mí se estremeció con incredulidad. No. No, tenía que haber algún tipo de error. Si pudiera volver allí y ver a su… Estoy seguro de que ella va a estar bien. Tiene que estar bien. Era vagamente consciente de que el médico seguía hablando, pero todavía no estaba escuchando.
—Déjeme verla —exigí en voz alta. El médico parpadeó un par de veces, y sus ojos se abrieron como platos.
—No creo que sea una buena idea en estos momentos...
—Dije QUE LA QUIERO VER AHORA —grité. Billy agarró mis hombros, y Sean puso una mano sobre mi pecho. Sacudí a los dos fuera.
—Nick, escucha, el doctor estaba diciendo... —Sean empezó diciéndome hasta que le lancé una mirada. Se detuvo a media frase, pero dejó su mano en mi hombro. Estaba respirando fuerte y rápido, esperando no perder el conocimiento o vomitar. El médico me miró fijamente durante un minuto entero antes de responder a mi forma de gritar. El grupo a mi alrededor parecía casi tranquilo, que me amplificaba aún más. Todos deben estar en shock, que es la única respuesta razonable de por qué ellos tienen la mirada helada de incredulidad en sus rostros. Miré al doctor que parecía evitar mi contacto visual. Él miró a la cara de asombro de Billy que se limitó a asentir.
—Muy bien —dijo el médico rápidamente. Me volví a mirar el grupo de personas, todos amados por Miley. Asentí con la cabeza una vez y luego seguí al médico de nuevo hacia las puertas "Restringido" como hace unas muy largas once horas atrás. No sabía qué esperar, o cuando el médico me estaba llevando. Podía sentir mis manos que temblaban y mi corazón latía en el pecho. Nos detuvimos en el extremo del pasillo. Esto es todo. Me tragué el nudo enorme en la garganta y parpadeé las lágrimas ardiendo en mis ojos.
Miré al doctor y entonces hacia la puerta cerrada. El doctor me miró con recelo. Sé que probablemente está esperando al tipo duro que le gritó delante de un grupo de personas. No soy ese tipo en estos momentos. Estoy roto y deshecho. La otra mitad que me había hecho todo esto... Tomé una respiración profunda y abrí la puerta con las manos temblorosas. Me dirigí a la zona de cortinas cerradas, que estaba rodeado de enfermeras. Cada paso que daba sentía como si estuviera caminando por la plancha o hacia abajo el corredor de la muerte. Un paso más y podría ser el último. La enfermera que me había traído de vuelta a Miley todas esas horas atrás, me vio caminando hacia ella y me encontró a mitad de camino.
—Nick —dijo Laura—, ¿cómo llegaste hasta aquí? —preguntó con voz suave, tranquila y conciliadora.
—El doctor —me las arreglé para decir. Me tocó el brazo, y no podía mirarla a los ojos. Hubo algún movimiento, y me tomó un momento para ver que estaba ahora en paz. Ah, lo que es un eufemismo. Tomé la cortina, y dos minutos tortuosos más tarde, yo quería tirar de ella para ver a mi Miley, o... lo que quedaba de ella. Oí el grito salir de mi garganta, y nada pudo parar las lágrimas de mis ojos. Me sentía débil y tembloroso haciendo que toda la sangre corriera por mi cuerpo. Di un paso más cerca. No sabía lo que debía haber esperado cuando entré por primera vez a través de esas puertas, pero nunca hubiera esperado esto. Me sorprendió saber que mi vida nunca volvería a ser la misma. Ese fue mi último pensamiento antes de desmayarme.

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