sábado, 2 de febrero de 2013

When I Look At You- Cap 35



De mala gana, corrió el pestillo. En cuanto abrió la puerta, deseó no haberlo hecho. Nick estaba parado en la entrada del cuarto de baño, arrogante y perfecto con su cuerpo lujurioso, su centelleante cabello oscuro como la noche y sus brillantes ojos cafés, todo él exudaba deseo. Dest se sintió golpeada por su belleza. Quería esconderse bajo las mantas de una cama, o como mínimo tener un par de gafas oscuras... O una gorra que ocultase la irritación de sus ojos. Nick entró sin hacer caso de las miradas del gentío y cerró la puerta atrás de él.

-¿Por que no te vas?- Él miró a su alrededor y se percató de un par de rostros regordetes que se asomaban desde la puerta principal que él juraba había cerrado. Él era el imprudente que se metía donde no le llamaban, así que a ella no le importó que tuviesen público.

-Llevo una semana intentando contactarte- dijo el viéndola, deseando llenar de besos su rostro, entretanto le confesaba que ella era su único amor y que su ropa en casa de Miley no era más que un mal entendido, un pésimo entendido si venimos al caso, en lugar de eso él avanzó hasta el lavamanos y comenzó a dejar que el agua de pureza cuestionable refrescase sus manos, a Destiny se le hizo agua la boca.

-He estado ocupada.

-Eso me han dicho- las palabras "sé lo de Douglas" iban implícitas, también el hecho de que él no era nadie para exigir explicaciones. Después de todo, había sido Nick quien la había dejado, no necesitaba repetirlo por segunda vez. Destiny se pasó la mano por su vergonzoso peinado e hizo una mueca de dolor al encontrar una maraña. Durante el descanso en la mañana, antes de que Mandy le recordara lo feas que resultaban sus ojeras, había ido al baño para cepillárselo, pero no lograba recordar la última vez que se había puesto acondicionador.

-¿Ahora quieres hablar?- Nick echó un vistazo al montón de público indeseado junto a la puerta, y dijo sarcásticamente -Supongo que William Hazlitt tenía razón: -El público no tiene ni vergüenza ni gratitud"

Nick no creía haber visto jamás a nadie más destruido, ni siquiera él mismo. Esa pequeña niña-mujer de aspecto roto y semblante irreconocible era la responsable de que renunciase toda lógica. La verdad es que le resultaba difícil creer que tiempo atrás hubiera reído. Él no debería haber permitido que las cosas llegaran a ese punto y por mucho que lo intentaba, era imposible dejar de ver la dolorosa desesperación de los ojos de Destiny <¿Por qué haces eso?» « ¿Hacer qué?» «Actuar como si me amases…» Él ya no podía seguir con esto, verla sufrir, no quería ni lo soportaba, no después de ver su fuerte intento por mantenerlo a su lado, el modo en que mendigó por su amor. A cambio, sólo había respondido con indiferencia y odiaba cómo se sentía, como si tuviera algún tipo de solución en sus manos, como si no estuviera a punto de romperle el corazón otra vez. Las palabras de Miley continuaban patentes en su mente… «Tienes miedo de que al crecer se dé cuenta de el hombre que eres»


Pero hacer lo correcto era una soberana estupidez, y él era el rey de los idiotas por intentar hacerlo. Se apartó del lavamanos e hizo a un lado aquel patético indicio de autocompasión, puede que Miley lo chantajease, ¿Pero acaso no lo transformaba aquello en una bestia aún peor? ¿Por qué alguien como esa mentirosa tenía que venir y abrirle los ojos? Por justicia, tal vez. Probablemente tenía dos vidas de mal karma asegurado, entre los pecados de sus padres y los propios, no había modo alguno de justificar un buen futuro. Y lo cierto es que estaba pagando caro sus pecados. Miley había sido clara cuando habló, probablemente demasiado, a pesar de eso, no podía evitar juzgarla. Lo que era una soberana injusticia. Después de todo ella no le había negado estar con Dest para siempre, en lugar de eso, había pedido a Nick que esperara un tiempo. Vale, pedir  no era lo que la rubia había hecho, en realidad le había ordenado, obligado, amenazado, pero la historia es la misma, y se entendía la idea. Él al menos la entendía.

-He tenido una agradable charla con uno de tus amigos- Confeso Nick. Destiny puso los ojos en blanco, intentando convencerse de que las manos no le sudaban -Tú amiga, la morena. Candy creo que se llamaba, me ha reconocido enseguida.

-Claro que lo hizo, y su nombre es Mandy- Nick observó que no estaba demasiado dolida por su actitud, si dejabas de lado sus ojitos hinchados y su nariz enrojecida, parecía perfectamente bien. Su remordimiento renació.

-Ha estado encantada de cotillear sobre ti. Parece ser que comenzaste a salir con Douglas hace varias semanas. Y la única vez que has llegado a clases sola, es porque te ha traído el charlatán que tienes por padre.

-Deja de llamarle así. Y sobre Douglas, él me ayuda con los libros, eso es todo- Su hombro delgado parecía no dar abastos con el peso al que Destiny le sometía con el bolso, pero de algún modo Nick no se creía que las intenciones de Douglas fueran tan castas. Se acercó- Ahora Nick, puedes irte.

-Entiendo. Estás enojada conmigo- Un estremecimiento de terror absoluto lo franqueó, tan sólo tronchado por la dolorosa erección que ni siquiera recordando las palabras de Miley había sido capaz de refrenar- Por favor, necesito explicarte… No te he podido olvidar- Nick había soltado otra mentira, pero era como si le hubiera devuelto el alma y se odiaba a sí misma por ello. Era una estúpida, demasiado manipulable… Demasiado fácil de engañar.


Ella estaba molesta, no tenías que ser un genio para notarlo, pero Nick aún tenía problemas para conciliar los hechos. Seguirla había sido una mala idea, pero aún podía remediarlo, lo único que tenía que hacer él era emprender la retirada. Siete pasos, tal vez cinco, empujar la manilla y listo. Dios sabía que a esas alturas, con todo el lío que Miley le había armado, había acumulado ya bastantes agravios, sin tomar en cuenta que el simple hecho de estar con ella destrozaba sus entrañas. Si al menos pudiera olvidar la expresión de sus ojos cuando él le dijo que nunca la había amado.

-Lo siento Dest, pero vendrás conmigo- Y justo cuando esas palabras se escapaban de sus labios, Nick supo que se volvería todo peor. Destiny parecía ahogada por su propia rabia, y Nick la vio esforzarse por mantener una apariencia impasible, hasta que finalmente logró responder con un infantil:

-Eres imposible- Todavía furioso consigo mismo por su exceso de egoísmo, eliminó los cinco pasos que lo separaban de ella. Una de las señoras gordas gritó para asegurarse de que él no se olvidara de su inoportuna presencia. Nick la ignoró y miró a Destiny desde la íntima distancia que les quedaba. Mierda, no soportaba tener que adoptar esa actitud.  Sólo serán unos años, se dijo Nick, mientras la arrastraba del brazo hacia la salida. Ya le ponía de suficiente mal humor verse obligado a dejarla, podría besarla, de hecho no podía pensar en otra cosa a excepción de sus labios carnosos. ¿Por qué no acabar de estropearlo del todo llevándosela consigo a New York? Secuestro y estupro, definitivamente esas palabras lucirían maravillosas adornando su currículum.

Bien Destiny, directo en la casa del lobo. La pared donde se encontraba enterrada, en el sentido literal ya que prácticamente había incrustado su cuerpo en el triangulo que formaba la esquina del estudio, parecía un lugar seguro por el momento. Tú sí que sabes cómo echarlo todo a perder, pensó ofuscada, mientras evitaba a toda costa que su mirada se encontrase con la de Nick.

-¿Quieres un café, jugo, algo?- le ofreció sonriendo. No es que lo viera y de todos modos no hizo falta, ella reconocería el sonido de su risa en cualquier parte: su voz adquiría un matiz un par de notas más grave y en respuesta, el estómago de Destiny comenzaba a revolverse al instante… Justo como estaba sucediendo ahora.

-Quiero irme a casa- la sonrisa abandonó su boca.

-Lo siento Dest, eso no es una opción.

-Deja de repetir eso, mi nombre es Destiny y sólo mis amigos me llaman por el diminutivo- Nick solto un silbido bajo.

-¿Lo ves? Ahora estás siendo infantil.

-No me digas- alzó ambas cejas, viéndole interesada- pues te tengo una noticia: Soy infantil, ¡tengo quince años maldita sea!, pensé que ya lo sabías- explotó finalmente- Supuestamente por eso te metiste entre mis piernas, querías sacarte las ganas con una adolescente.

-No quiero ser grosero, pero estás siendo estúpida- el tono paulatinamente más grave de su voz comenzaba a sonar levemente seductor, sobra decir que Destiny se maldijo por pensar aquello- No sé tú, pero lo que soy yo estoy cansado de esto: pelea tras pelea, mentir cuando quiero besarte, hablar cuando deseo besarte… ¿No puedes simplemente dejar que lo haga?- Le tomó por lo menos dos minutos encontrar el aliento.

-¿Be... besarme?- dijo arrastrando la voz.

-Sí, diablos, no- llevó la mano al puente de su nariz como hacía siempre que se encontraba en un buen lío- Hablo de que me des la oportunidad de defenderme, explicarte como fueron realmente las cosas- Levantó los ojos para mirarle, y antes de hacerlo ya sabía que era un grandísimo error, el peor de todos. Nick tenía los ojos más bellos que Destiny había visto nunca, eran de un café exótico y al contrastar con su piel canela le conferían un aire arrebatador. Ella no tenía una sola oportunidad contra él.

-Habla- dijo encogiéndose de hombros, todavía estática en el resguardo de la pared que había bautizado como su lugar seguro, y sintiéndose cada vez más como un gatito acorralado en lugar de una visita inofensiva. Se negaba a mirar el escritorio por miedo a avivar viejos recuerdos, lo que era una misión imposible dado que lo habían hecho en casi todos los rincones de esa casa.  Cuando él giró, lo hizo excesivamente lento, como si caminando hacia la cocina a paso de tortuga ella se fuera a acercar. Naturalmente, ella no lo siguió, de todos modos si comenzaba a hablar igual le oiría, la cocina y el estudio estaban a escasos metros, efectos secundarios de un apetito voraz supuso ella. Después de eso, todo fue una tensa espera cargada de sonidos; un refrigerador abriéndose y luego cerrándose, el breve "sss" del gas cuando se acaba de abrir una bebida, Destiny supo que era coca cola, porque era lo único que Nick tomaba, que tuviera gas al menos. El resto eran licores y por el sonido del destape, ella dudaba que se tratara de un café. Despues llego acomodándose en la silla detrás del escritorio, y mira tú justo a dos escasos metros de ella. No tenía la menor intención de respetar su distancia y se lo hizo saber.
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Sobre la imagen se que no tiene nada que ver con el capitulo pero la vi y casi me muero de la risa haahaha


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