domingo, 10 de febrero de 2013

When I Look At You- Cap 38


-Dijiste que te irías, ¿No?- Por la forma en que ella lo estaba mirando ahora mismo, parecía que asentir no era la mejor idea, esos ojos del color del cielo estaban enfurecidos cuando se centraron en los suyos, aunque de todos modos lo hizo. Le había prometido no volver a mentir, eso incluía mentiras pequeñas- Pensaba que podíamos tener un futuro.

-¡Y lo tenemos!

-Desde luego que sí, contigo a no sé cuantos kilómetros de acá lo veo bastante seguro.

-Te amo- dijo abriendo sus ojos, consternado al notar que se le quebraba la voz- eso debería bastarte- Nick creyó ver el nacimiento de una sonrisa en su boca, pero fue reemplazada por una línea recta- Te amo

-Lo repites mucho. Y eso no impedirá que te vayas. 

-No, pero impedirá que piense en cualquier otra mujer por los próximos tres años- era el rey de los idiotas, si Destiny no lo había adivinado, esta próxima a ver la luz en los siguientes segundos- No estaría mal que tuviera el mismo efecto en ti, si me lo preguntas- Ella lo miró atónita, lo que no era una sorpresa, a continuación dijo:

-¿Me… estás…- tomó una pausa para tomar aire, luego continuó su tartamudeo- pidiendo… que… te… espere?- Nick negó.

-No Destiny, no te lo estoy pidiendo. Estoy suplicando.

-¿Qué te da el derecho?- se llevó ambas manos hacia la cabeza- No puedes- insistió negando, con sus ojos bullendo de indignación- ¡Son tres años!- Él lo tenía más que presente.

-Tiempo suficiente para que cumplas la mayoría de edad…- La comprensión se abrió paso en su cabeza. Destiny se acercó hacia su cuerpo, las pequeñas manos temblando con su ritmo habitual mientras comenzaba a acariciarle el cabello.

-¿Es por eso?- preguntó con voz triste.

-Tienes demasiadas experiencias por vivir…- la libertad de acción iba implícita- Y yo un trabajo que hacer. Mentiría si dijese que no tiene algo que ver, pero lo cierto es que necesitas probar otras cosas.

-No tengo nada que vivir, contigo me basta- Sonrió, sí tan sólo fuera cierto.

-Hoy puede que lo veas así, pero mañana y en unos años más, pensarás diferente.

-Ni sé te ocurra decir que sabes lo que siento- le advirtió, aumentando el agarre sobre su cabello. No dolía, pero era duro saber que ella sufría.

-No pensaba hacerlo- reconoció alejándola. No era seguro para ninguno de los dos continuar tan cerca…- Yo voy a esperarte, no importa si tú no. De hecho, no me sorprendería, te queda tanto por conocer, escoger una carrera, equivocarte, crecer.

-Creo que ambos estaremos de acuerdo en que contigo me he equivocado y caído tanto como se podría llegar a hacer en estos escasos meses- Nick se aclaró la garganta cuando la mirada de ella se centró en su entrepierna. Continuaba excitado, no era el momento adecuado, necesitaba darle tiempo, por otra parte, ella lo ponía a mil.

-Supongo que no puedo decir nada en mi defensa- dijo él tajante.

-Exacto, así que menos blah blah y comienza a besarme- Nick dejó escapar un hondo suspiro antes de darse por vencido. Cuando ella lo miró, cerró el espacio entre ellos. Luego la besó sin reservas hasta quedar en efecto ambos tendidos sobre su sofá, lo cierto es que esta vez fueron ambos quienes perdieron sus camisas.


Desde su escritorio, Nick tenía una vista bastante completa de la informal anciana. Mujer, se corrigió al instante, ella odiaba que le recordaran su edad. Bajita de cabello grisáceo, ojos oscuros y sabihondos, ese era el aspecto de la mejor asistente personal que había tenido nunca, así es como la recordaría. En ocasiones Mari podía representar un terrible dolor de cabeza, pero lo cierto es que era lo más cercano a una madre que había tenido en años. Si quería ser honesto, desde la muerte de los padres de Liam que no se sentía así de cercano con alguien, ¡Querido Dios!, dicho así sonaba patético. Si quería terminar las cosas hoy mismo, le vendría bien darse prisa. Por lo tanto, lo mejor que podría hacer sería alejar de su cabeza esas ideas locas donde se paraba de su escritorio y envolvía a la anciana con sus brazos. «Bien, supongo que darle un abrazo no es tan grave» (pensó resignado) Lo siguiente que supo fue que se había parado y la pequeña cabecita blanca de Mari se estremecía entre sus brazos. Oh, así que ella tenía corazón después de todo…

Ahi estaba Demi, acompañando a Nick para ver por ultima vez a las santa de su madre No la malinterpreten, la madre de Nick no era realmente santa, no mucho de todos modos, sin embargo, lo poco que tenía solía desaparecer de forma inesperada. Primero fue el microondas, luego el televisor, hasta que un día Demi abrió la puerta y se encontró a Nick absorto de pie observándola. Incluso en ese entonces, él le parecía el hombre más indefenso que había visto alguna vez, su mandíbula tensa parecía ser capaz de romper algo de lo afilada que lucía, sus ojos en cambio, esos intensos ojos verdes parecían tan frágiles como los de ella. Él, obviamente, quería ver a su hermano, por lo que Demi se obligó a dejar pasar la oportunidad de preguntarle si se encontraba bien. No fue hasta que Nick se fue ya entrada la madrugada que Liam les comunicó lo impensable. La madre de Nick había vendido su computador portátil, al igual que la televisión, el microondas y un sin fin de otras cosas. Nunca era demasiado para satisfacer su adicción.

Sin embargo, la adicción de su madre por las drogas no fue lo que rompió los lazos entre ambos, sino la incapacidad de pedir perdón que padecía esa mujer. Fue justamente eso lo que orilló a Demi hasta donde se encontraba hoy, pasar una tarde junto a Nick y su progenitora no encabezaba su lista de prioridades. De hecho, tenía pésimos recuerdos de esa mujer, anciana o no era su madre, fin del asunto. Ya era hora de que comenzara a cambiar, pero Demi sabía que eso era poco probable, de todos modos no importaba que ella fuera incapaz de sentir remordimiento, ya que Nick no era el mismo hombre de hace unos meses, era otro y como si fuera aún posible, le gustaba todavía más. Porque este nuevo Nick era capaz de perdonar, incluso cuando la persona implicada no se lo pidiese.
Ella aprovechó para darle un vistazo corto a la casa de Denise, la madre de Nick. En realidad, nada podría importarle menos que admirar el paisaje, pero necesitaba una excusa para girar, tenía que secarse los ojos antes de que él la viera.

-Estoy listo- Demi se obligó a dibujar una mueca feliz en sus labios. En lo que respectaba a su persona, no estaba lista en absoluto, pero de igual forma salió del auto. Nick  creía en ella, ahora sólo le quedaba comenzar a creer en sí misma.

Finalmente tenía a su madre frente a él ¿Y, qué estaba haciendo? parado estupefacto sin saber que decir. Con respecto a Denise, Nick no podía hacer demasiado, una vez adulto su relación fue menos que normal. En honor a la verdad, él se limitaba a tocar el pomo de la puerta y sí, había incluso ocasiones en donde le daba una miradita por el ojal. Ahora en cambio, ella se encontraba acostada frente a él, inmovilizada de la cabeza a los pies, no porque tuviera problemas físicos y Nick lo tenía claro; lo suyo era más una enfermedad emocional que cualquier otra cosa; no que significara alguna diferencia. De hecho, bajo de la cama se dejaban ver una a una, las cajetillas de cigarrillos apiladas. Pensó en un lugar para sentarse, la mayoría de los cuartos para enfermos acostumbraba tener una silla en él, no que él supiera mucho de esas cosas, pero había visto suficientes películas como para entender, al no encontrar más recurso que el mismo piso, se quedo así. Tratando de imaginar cómo demonios iba a hablarle en esa posición.


La mujer era la viva imagen de la adicta al crack que él recordaba. No siempre fue así, de hecho él incluso creía recordar (en ocasiones dudaba) ciertas escenas donde compartían un pastel con su madre, pero también solía recordar los golpes de Mike y la horrible forma en que se convirtió en «Todo un hombre», según él. Nick podría deberle el apellido, pero ese bastardo le debía por lo menos dos vidas. Se obligó a hacer a un lado el rencor, al menos de forma momentánea, había venido con toda la intención de perdonar; no porque hubiera olvidado, sino porque era necesario. Era imposible dar vuelta la página si ésta continuaba empapada en sangre, sangre que seguía brotando de su herida, de una forma u otra mancharía al resto de las hojas. Si quería que el libro de su vida avanzara sin contaminarse, más le valía ser capaz de perdonar. En el pequeño espacio anaranjado, forrado de un tapiz con motivos florales, la respiración de Nick parecía elevarse al infinito. No era fácil para nadie, supuso, entonces habló.
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Hola chicas como estan? bueno la verdad me he desanimado porque ya no veo ni comentarios ni visitas, sera que ya no les gusta la nove?? si no les gusta haganmelo saber please =D 
hahaha y la foto... de verdad me dio mucha risa fue muy comico

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