lunes, 11 de febrero de 2013

When I Look At You- Cap 39


-En realidad me gustaría hablar contigo.

-Lo has dejado claro- dijo ella- Pero han pasado ¿Cuánto? ¿Media hora, desde que llegaste?- Obligó a su pierna izquierda a soportar el dolor, Denise tenía razón. Llevaba cerca de treinta minutos ahí, y sus piernas comenzaban a resentirse con el paso del tiempo. Dejó que el silencio le diera la respuesta, a pesar de que no había nada que él no supiera realmente. Quería perder el tiempo y tener una excusa para irse, esa era la verdad. Había dicho a Demi que lo esperara en el living para tener privacidad, pero lo cierto era que le daba miedo que la mujer intentase hacer de intermediaria entre él y su madre. No estaba seguro de saber qué hacer.


-El propósito de mi visita era perdonarte- se sinceró. La mujer se giró hacia él, deteniéndose cuando las sabanas se cayeron al suelo. Nick las tomó con su mano y se puso en pie, luchando contra el impulso de hacer un gesto de hastío, especialmente cuando extendió la manta por su cuerpo aún atónito. Su rostro era como el papel diamante, parecía de un blanco percudido y pequeñas franjas se formaban en su superficie a la más mínima exhalación -Incluso si no lo mereces.


-No recuerdo que te tenga que pedir perdón- dijo ella con resentimiento- De ser ese el caso, eres tú quien me debe una disculpa a mí, por abandonarme.


-¿Abandonarte?- Las manos de Nick soltaron la cubierta de la cama al instante. Ella no estaba tan enferma como para no poder cubrirse ella misma, se recordó. Además, ¿Abandonarla? ¿Hablaba en serio? Nick estaba bastante seguro de que haber ido ahí no había sido un error, sino un acto de locura. Pero se contuvo a sí mismo. No esperaba un gesto maternal de quien se pasó la mitad de su vida consumiendo crack o sonriendo cada vez que tu padre te molía a golpes. No, a menos que realmente comenzaras a creer en los milagros. Nick tenía fe, sin embargo.


-Me dejaste aquí para irte a la universidad con tus amigos- El había huido de casa en cuanto se le presentó la oportunidad, pero no se le ocurría que a la anciana de voz ronca pudiera preocuparle. Si quería dar a entender con eso que lo extrañó todos estos años, estaba haciendo un pésimo trabajo. No le importó cuando el viejo Mike lo obligó a convertirse en un hombre, mucho menos le importaría que él partiera a estudiar. Una sonrisa triste se formó en sus labios cuando dedujo lo que a estas alturas debería ser bastante obvio para cualquier hombre que se llamara así mismo un ser pensante. Podrían habérselo dibujado y aún le hubiera costado trabajo comprenderlo. Ella no lo había extrañado, sino la comodidad que él representaba. No debería sorprenderle, comenzó a trabajar a muy temprana edad, incluso ahora, cada vez que venía y le preguntaba a la enfermera si su progenitora preguntaba por él, la respuesta era la misma: negativa.


-No pareció que te importara.


-Eso es porque tú no has tenido hijos- La anciana arrugó el puñado de sabanas que mantenía entre sus manos, la tela se volvió una bolita hasta que finalmente la liberó. Asimismo en su boca y entrecejo se marcaron gravemente los signos de la edad, ella estaba arrugándose tanto como un niño enojado al que se le ha negado un caramelo- Si ya terminaste, puedes irte. Estoy cansada y quiero dormir.


-¿Qué…?- baja la voz, es sólo una anciana- Quiero decir, apenas llegué.


-Media hora me parece el tiempo suficiente- Ahora enfocaba sus pequeños ojos cafés en él, parecían cansados pero cargados de esa sabiduría que te da la experiencia. Ciertamente, no eran como los de la madre de Liam o los de su secretaria- Dijiste que querías perdonarme- cuando Nick abrió la boca atónito, una sonrisa tiró de los labios de la mujer- Eso sí, déjame decirte que eres muy egoísta Nick. Todo lo que hice fue amarte- Él comenzó a toser de inmediato. La palabra amarte fue tan efectiva como lo hubiera sido un cuchillo en su tórax.


-Tienes razón, debería irme- se aclaró la garganta y evitó mirarla mientras terminaba de hablar, esa mujer era capaz de hacerlo pedazos sin siquiera esforzarse… «Amar». Ella no tenía puta idea del significado de esa palabra, no que él fuera un experto, pero algo había aprendido en este último tiempo- No pretendo ofenderte, pero si esa es tu forma de amar…- se recordó a si mismo como por cuarta vez que la persona que estaba frente a él era una anciana y no la mujer de antaño, no la bruja que sonrió cuando llegó con la piel de su pecho irritada y doliente porque el bastardo que tenía por padre lo había llevado donde un amigo para que lo tatuaran. Tenía sólo doce años. Lo que le había significado una reverenda mierda cuando comenzó a crecer ya que se vio obligado a modificarlo. Una maldita serpiente rastrera… Así es como lo consideraba el bastardo de Mike Jonas- Hubiera preferido que no me amaras.


-Eres un malagradecido- Imágenes sobre él y Mike luchando en el piso de la cocina comenzaron a inundar su mente, otros recuerdos llegaron. Él llorando, con su nariz sangrando y el labio roto, rogándole a su madre que lo dejara, que huyeran lejos. Desde luego, ella siempre le sonreía con angustia, sus ojos opacos y las pupilas dilatadas. Incapaz de soportar los recuerdos de su amor, él habló.


-Puede que lo sea- sacudió sus hombros, resistiendo, otra vez, el deseo de comenzar a caminar hacia la puerta. Además, con lo destruida que Denise se veía, era muy fácil llegar a sentir lástima…- Supongo que soy demasiado viejo para cambiar, ¿No?- Corrección. Él había cambiado, su vida misma había dado un giro en ciento ochenta grados desde que Dest llegó a él y lo transformó, no que hubiera sido una transformación fácil, pero había aprendido de sus errores.


-Sal de aquí.


-Voy a irme. Y debes saber que no tengo intenciones de molestarte nuevamente- Su respuesta salió bastante más dura de lo que pretendía- Verás… La cosa es que no quiero odiarte más- Nick dejó de respirar, lo que era decir bastante, desde que había tenido problemas serios de respiración prácticamente en el mismo segundo que puso un pie en el cuarto. Su pecho se había vuelto una pared de fuego. Quemaba y dolía. Oh, él acababa de abrir cierta herida… Seguro que ella se lo estaba pasando en grande.


-¿Por qué me odiarías?- Preguntó aparentemente interesada- Fuiste tú quien me dejó- Ella insistía con eso. Tal y como él lo veía, no había mucho que hacer. Con el corazón en la garganta, Nick comenzó a retroceder. Notó con consternación que los ojos comenzaban a arderle. Santa mierda, unos minutos más y él no estaría lejos de interpretar uno de los capítulos de Oprah.


-Yo no te dejé. seguí el conducto regular. Creces, estudias, sales de casa… Trabajas- La mujer comenzó a negar alejando su mirada de él. Cuando su cabeza llena de canas se acomodó en el cabezal, Nick reprimió las ganas de querer acomodarla él mismo. No en vano gastaba una cantidad sustanciosa de dinero para que alguien la atendiera.


-Podrías haber llamado- Lo había hecho, una infinidad de veces, la mayor parte del tiempo él se entendía con la contestadora automática, y eso era cuando tenía suerte, el resto de las veces tenía que arreglárselas para traducir los balbuceos de Denise bajo los efectos del crack, hierva, o lo que tuviera al alcance.

Cuando el teléfono dejó de funcionar él supuso que ya lo habían reducido a dinero para comprar más especias. Su progenitora era bastante buena con los negocios, si no hubiera sido una jodida adicta a las drogas, de seguro le hubiera ido bastante bien trabajando en ventas. Era una negociante insuperable, tuvo que admitir.

-Lo siento- respondió para terminar, sabiendo que intentar defenderse no era más que una pérdida de tiempo. Discutir con Denise era como hablarle a la nada, ella oía, pero no escuchaba, su propio rostro no se veía afectado por la situación, no había dolor ni vergüenza, nada más que una furiosa determinación. Jesús, ella era tan obtusa. Cuando finalmente ella habló, su voz era cínica y ronca.


-Pensé que habías venido a perdonar- hizo un trabajo bastante bueno haciéndolo sentir como un idiota, abriendo los ojos con una sorpresa ensayada- Pero ya lo vez, las cosas siempre terminan tomando el… ¿Cómo lo llamaste? Espera, ya lo recuerdo: conducto regular- Sus labios se curvaron en una sonrisa llena de arrugas, Nick ni siquiera pudo sentir rabia, la lástima era superior- Ahora eres tú quien se disculpa. ¿Ves? Mamá no se equivoca- Nick observó a su madre y trató de pensar en ella como tal, no lo consiguió. Demonios, ella de verdad pensaba que tenía razón.


-Me quedaría... pero tengo un avión que me espera.


-¿Por qué no me sorprende?- era una queja- Tú, como siempre ocupado.


-No es como si me echaras de menos- Nick fue levemente consciente de que el ardor ya había pasado... Gracias Dios, al menos se habían ahorrado la parte del llanto, sólo esperaba evitar los abrazos. En serio, él no era un fan de Oprah- Te llamaré


-Bien- Nick dio la media vuelta mordiéndose la lengua para no decir nada, pero esperando secretamente que la anciana postrada en esa cama intentase decir algo. No lo hizo.


Nick iba manejando, por ahora estar atento en el camino y evitar que algo o alguien se le cruzaran era lo único que le importaba, más que nada porque se moría de ganas de triturar algo… En cuanto a Demi bendita la hora en que se sentó atrás, sí no, lo hostigaría con preguntas, pensó Nick en un inicio. Desgraciadamente, Demi  pese a permanecer silenciosa los primeros diez minutos, había comenzado a preguntarle una y otra vez qué tal le había ido. Pasó más de treinta minutos intentando dialogar con su madre, sin entorpecer la relación más de lo que ya estaba. ¿Qué obtuvo a cambio? Un dolor de cabeza, una disculpa no intencionada. Ah y no olvidemos esa versión bizarra de el Show de Oprah Winfrey, sonrió tenso. El resto del trayecto se lo pasaron sin hablar. Hubo una ocasión en la que Nick se sintió tentado a encender la radio del vehículo, pero luego observó el espejo y notó que Demi estaba dormida. Miró fijamente la casa donde estacionó, pensando en lo mucho que extrañaría esa ciudad, el escenario, el clima, incluso el tráfico, decidió que este último no debería ser nada en comparación a la gran manzana.



Realmente extrañaría a las personas que dejaría aquí, dos personas si quería ser exacto, pero sólo una le ayudaría a seguir. Él debería saberlo. Luego de dejar a Demi en casa, procuró no pensar en nada más que su vuelo. Tenía un montón de trabajos pendientes y no era saludable para él retrasarse cuando tenía probablemente más de tres torres de papeleo pendiente, esperando por él en New York. Y en cuanto a Demi era como una hermana pequeñita, la conocía desde la infancia. Y acerca de la infancia… era muy extraño que ella volviese a traer a colación el tema de su cumpleaños. Tal vez se debiese a que estaba semidormida. Sin embargo, eso no justificaba su reacción cuando él le confesó entre risas que había ido a consolarla en esa ocasión (cuando faltaron todos los invitados a dicha fiesta) sólo porque la mamá de Liam se lo pidió.  Pensó que se reiría mientras él hablaba, pero en cambio ella había abierto sus ojos con aparente consternación y había salido del auto como si fuera expulsada por una catapulta. Si Nick no hubiera tenido tanta prisa la hubiera seguido… Aunque, tal vez no hubiera sido la mejor de las ideas, como bien lo demostraba su experiencia, él era pésimo a la hora de entender a las mujeres…
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Ya esta en la recta final de la nove, bueno... para los que le leen, si esta en la recta final, no es que falte pocos capitulos, pero ya casi acaba =D

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