miércoles, 13 de febrero de 2013

When I Look At You- Cap 41


-Tómala tú, se me quitó el apetito- Sonrió recordando las palabras de Dest. Nick había colgado en cuanto otra voz se cruzó en la línea. Por alguna loca razón eso lo tranquilizó. Vale, sabía perfectamente la razón, estaba celoso, más que eso, comenzaba a fantasear degollando vivo al gusano ese que se empeñaba en intentar robarle a su Dest, sin embargo, por el tono que había empleado ella, no parecía muy interesada.
Luego se dio cuenta de algo. Nick cruzó los brazos sobre el pecho, negándose a apretar el botón de re discado automático. Era la misma voz que les había interrumpido la tarde de ayer.

DOS AÑOS DESPUÉS
-¿Estas nerviosa?- Destiny se limitó a negar, podría haber mentido, hace un par de años que no se le daba nada mal, de hecho, ahora que lo pensaba se había vuelto bastante buena en ello. De todos modos, era tarde y apenas le quedaban fuerzas, concluyó. Además, no necesitaba mentir frente a Demi.

-¿Y tú?

-No me quedan uñas- Destiny se levantó de la cama en donde había estado acostada hace segundos y corrió al puf donde su tía yacía recostada de una forma poco femenina.

-Pensé que era una broma- admitió decepcionada, mientras observaba el desastre que tenía Demi en sus uñas- No se supone que sea así… Maldición Demi, ¿Cómo lo arreglaremos ahora? Es demasiado tarde para conseguirte una cita para la manicura.

-Déjalo así, tampoco es gran cosa.

-¡¿Qué no es gran cosa?!- comprendió avergonzada que había comenzado a gritar.

-No, no lo es Destiny- le repitió con tono condescendiente- Aún puedo ponerme uñas postizas, no necesito un manicurista para eso.

-Sin duda, lo tuyo no son los detalles- Demi sonrió y sus ojos brillaron con una alegría que Destiny había visto muy pocas veces, más que nada en sus padres y desde hace dos años también en su tía. Sabía que estaba mal sentir envidia, pero ¿Qué podía hacer? También quería un poco de esa felicidad que ellos tanto ostentaban. Maldita la hora en que conoció a Nick, maldita ella por ser tan tonta, maldito él, fin del asunto. Habían pasado ya tres años desde que Nick dejó Chicago, dos desde que terminaron su relación, tiempo suficiente para olvidarlo, pensaba erróneamente. En pocas palabras, había crecido en edad y ciertamente su cuerpo había sufrido un gran número de transformaciones, podría lucir más alta y curvilínea, pero bajo la corteza, seguía siendo una niña prendada de un adulto. Antes de poder decir algo en respuesta a la mirada curiosa que mostraba su tía, un sonido que Dest conocía de memoria comenzó a llenar el lugar

-¡Mátame!- cubrió su cara con las manos y se dejó caer sobre el puf obligando a la morena a moverse hacia un costado para hacerle lugar. Ésta última alzó sus cejas y estás casi tocaron el inicio de su cuero cabelludo.

-¿Eso que suena es lo que creo que es?- preguntó Demi, girando con asombro su rostro hacia la pared contigua a ellas, lugar de donde parecía provenir el molesto ruido. Destiny se limitó a asentir, después contó hasta diez en silencio y al final se puso en pie a regañadientes, antes de dirigirse hacia su velador y sacar del cajón un par de tapones para los oídos.

-Supongo que les ayudó que Nick se fuera…- murmuró Demi con expresión pensativa, llevándose de inmediato ambas manos a su boca. Genial, pensó Destiny, lo único que le faltaba era despertar la lástima de la novia. ¿En serio creyó que era buena mentirosa? Destiny sacudió sus hombros y dejó los tapones en la palma que su tía acababa de estirar, observando que sus ojos se habían ampliado por la culpa- Destiny...Si quieres hablar.

-No hay nada que decir- se mantuvo firme y sacudió la cabeza, mientras se acomodaba en su cama y comenzaba a trenzar su cabello. Demi parecía tan feliz, no quería empañar su humor a sólo horas del gran día- De hecho, tú deberías estar dormida ya, intenta ignorar a mis padres- Demi alzó una ceja como diciendo « ¿Hablas en serio?» y Dest sólo volteó los ojos antes de corregir sus dichos- Vale, imagino que no es fácil para ti. Yo ya estoy acostumbrada, pero admito que al principio fue difícil y molesto.

-De ahí que compraras tapones…

-Ah, no. Esos me los dio Mandy, sus padres son como los míos. Sí me entiendes…- le admitió, y cuando la miró duramente, ella sacudió su cabeza y avisó -Estoy cansada voy a la cama, me acompañas o te quedarás un rato más observando el techo con tu pose varonil.

-Es cómodo.

-Cómodo es estar arropada en tu cama, aprovechando las últimas horas para descansar antes del gran día- En ese sentido, estaba exagerando. Por supuesto que era cómodo, incluso Destiny se dejaba caer sobre ese puf, el muy jodido, era realmente cómodo. Destiny entonces se hundió bajo las mantas cuidando de no pasarse de su mitad de la cama, era después de todo la noche especial de Demi, lo mínimo que le debía era dejarla dormir bien, aunque dudaba que pudiera pegar un ojo. No tenías que ser un genio para deducir que los nervios le habían quitado el sueño, cosa perfectamente comprensible cuando es tu última noche de soltera- Lo harás bien Demi, no te preocupes.


Lo había hecho más que bien. En honor a la verdad, ella había estado extraordinaria. Y si bien, en un inicio había lucido nerviosa, toda sobrexcitación desapareció en cuanto se percató de que Benjamín la esperaba en el altar. No que Destiny hubiera leído su mente o algo así, Liam se había encargado de hacérselo saber a todos en la mesa una vez iniciada la recepción, mostrando a modo de evidencia las marcas rojas que le habían dejado las uñas de su hermana pequeña en la muñeca, según él de tanto apretar su mano en el trayecto de la casa a la iglesia. En cuanto a Destiny, la situación era bastante similar: ansiedad y preocupación por montones. Sabía que Nick estaría cerca y estaba teniendo especial cuidado de no toparse con él, hasta el momento no se lo había cruzado en ningún sitio. Comenzaba a temer incluso que Nick ni siquiera hubiese tenido el detalle de ir. Por otra parte, estaba el tema de sus padres, estaban juntos al menos, discutían menos que antes y para la desgracia de Destiny, se veían bastante felices… Liam había madurado bastante en los últimos dos años, el hecho de que Destiny le reconociera que no habría nunca otro padre más que él, pareció calmar las aguas y de paso mejorar la relación entre los dos.

Miley en cambio… Bien, Destiny estaba bastante segura de no ser capaz de perdonarla, al menos no en los próximos cien años. Se había ido de lenguas con Liam a la primera incitación y le había costado a Destiny su celular y notebook, éste último había sido un regalo de Nick, por lo tanto su furia fue todavía mayor. No ayudó tampoco que su última plática con él hubiera terminado de forma abrupta luego de que la voz de Douglas se colase en el teléfono, por supuesto había sido todo culpa de Destiny, nadie la había obligado a salir con él y el resto del grupo, por lo tanto llegó a la conclusión de que se lo merecía. Deseó haber tenido mejor memoria para conocer el número de Nick de memoria, de todos modos en cuanto tuvo la oportunidad acudió donde Demi para conseguirlo, todo esto recién tres semanas después de que Nick la cortara. De manera que, a Destiny no le sorprendió que el hombre no atendiese a sus llamadas… Ni que sus mensajes de voz fueran en vano, ya que ¿Dónde podría responder él? Si Destiny ya no tenía un teléfono móvil. Intentó enviarle e-mail desde la casa de Mandy, pero todos rebotaban, finalmente no le quedó más opción que aceptar lo evidente. Nick ya no quería saber más de ella. Lo que estaba bien, ya que era difícil mantener una relación a larga distancia. Además, no había sido precisamente una santa durante el último año. Tenía, después de todo, dieciocho años y estaba soltera. No estaba en condición de actuar como una virgen enclaustrada.

-¡Brindemos por la felicidad de Benjamín y Demi!- dijo su padre, levantando su copa y luego inclinándose para chocarla con la de Miley. No fue el mejor brindis, pero al menos él no había tartamudeado o comenzado a llorar, como la hermana de Benjamín. Para ser honestos, Liam había estado ensayando frente al espejo durante toda la semana. Destiny sonrió recordando esto último y lista para llevarse su propia copa a la boca, al menos hasta que un par de ojos cafés se cruzó en la periferia. A pesar de todo lo que se había repetido durante el último año, a pesar de lo que sentía y creía, a pesar de sí misma… Destiny todavía no estaba preparada para su reencuentro con Nick. Y si tenía dudas el temblor de su copa las disipó.
Comprendiendo que, si no la dejaba en la mesa pronto lo más probable sería que terminase volteándola sobre sí misma, desistió del brindis. Las manos comenzaron a sudarle, la piel bajo su nuca se erizó y fue bastante considerado de su parte no haber volteado la copa de champagne que mantenía en su mano. Su estremecimiento no había sido algo menor.


No exageraba cuando decía que se moría de deseos de dar un trago, pero entonces vio a Nick y todo pareció desaparecer a excepción de él. Además, ella lo había visto sonreír, parecía feliz. Era feliz, punto.
Bien. Destiny se alegraba, no le deseaba mal… Sin embargo, recordó que estaba sentada en la mesa que correspondía a la familia, lo último que le apetecía era un encuentro incómodo entre Nick y sus padres, no es como si pudieran hacer mucho, ahora que tenía la mayoría de edad cumplida hace tres meses. De todos modos se disculpó y salió de la mesa, quería evitar un alboroto… También quería tiempo a solas con él. Tal y como pensaba, los novios habían comenzado a saludar mesa por mesa y se preparaban para dar inicio al primer baile, Destiny tomo eso como una oportunidad para salir al jardín. El recinto era bastante espacioso, por lo que fácilmente podrían encontrar un lugar para hablar sin ser interrumpidos, o eso pensaba hasta que un tal Frank la arrastró del codo hasta su mesa y la obligó a compartir un trago con él. Si bien podría haberse negado, el hecho de que este don Juan superase la barrera de los setenta hacía la situación bastante inofensiva. Además, ella tenía algo de experiencia con lidiar con hombres mayores, aunque nunca tanta, se recordó.

-Tienes un cabello muy hermoso- la alagó el anciano, envolviendo uno de sus risos en su regordete dedo meñique. Le había costado dos años recuperar algo de su largo, en un inicio se había enojado tanto que llegó a pensar en quemar el salón de belleza, pero al final terminó por conformarse, tener el cabello hasta el hombro no era lo que llamarías corto, además era incluso más largo cuando lo dejaba caer liso- Es ardiente y exótico- Vale, el caballero no era tan inofensivo como parecía y le acababa de poner una arrugada mano sobre su rodilla. se inclinó hacia Destiny, pero se detuvo y miró detrás de ella cuando habló.

-¿No le parece a usted que el cabello de esta joven es algo exótico?- Supo que era él antes de escucharlo sonreír cercano a su oído, cálido y terrenal, era irresistible. Su risa remitió un cúmulo de adrenalina a su cuerpo; abdomen, muslos, cuello y la parte sur de su anatomía. Cada zona erógena de su cuerpo le reconoció y despertó con un grito de excitación ahogado y desesperado. Destiny abrió los ojos con sorpresa cuando se percató de que la silla de al lado estaba siendo arrastrada y luego vio a Nick sentándose en ella.
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Mañana subo el final, Para los que leen, si es que alguien lee *suena un eco*

3 comentarios:

  1. aver si entiendo el viejo quiere con destiny? woooow esto es muy extraño

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  2. siguela siguela siguela
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    siguela siguela siguela
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  3. esta muy buena tu novela,pero deberias ponerle mas capitulos, ya que los capitulos con cortos

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