viernes, 31 de mayo de 2013

Lady Killer- Niley- Cap 18


Todavía estaba un poco enojada con Nick cuando me fui esa noche, pero cuando me acompaño a mi puerta y me pregunto que haría el día siguiente, no estaba lo suficientemente enojada para mandarlo a pasear. Liam no me estaba hablando, y no sabía nada de Demi, así que le dije que estaba libre, e hicimos planes para cenar en mi casa. Dormí en mi cama demasiado cómoda para levantarme de ella hasta el mediodía. Luego me distraje con una ducha extra larga, seguida de tareas, después un libro. Cuando miré el reloj, todavía eran solo las 15:00 p.m. Tomé mi computadora, y busqué: Teatro Filadelfia.  Me encontré con un sitio web de la alanza de teatro que daba información sobre un montón de teatros  en la ciudad, así como ofertas de trabajo y audiciones. Clickceé sobre el link, viendo que obras estaban actualmente en ejecución, leyendo descripciones de puestos de trabajo, y marcando unas cuantas páginas.
 Mi celular sonó, pero sonaba muy lejos. Intente seguir el sonido, pero el sonido término antes de que fuera capaz de ir más allá de la sala de estar. Por suerte, el que llamaba era persistente, y llamó de nuevo unos minutos más tarde. Estaba sin duda en alguna parte cerca del sofá. Saqué almohadones, pero no encontré nada. Registre bajo papeles y libros, todavía nada. Por ultimo, me tire al suelo y mire debajo de la cama, allí estaba, iluminando la oscuridad polvorienta debajo de mis muebles. Y justo al lado de él, morándome, estaba Hamlet. Ese breve interludio de dulzura que había visto de ella en el albergue aún tenía que hacer otra aparición. Y no tenia ninguna duda de que de alguna manera había arrastrado mi teléfono allí debajo para fastidiarme.
-Escucha, gato, no sé por qué me odias tanto, pero debes de haber perdido el memo. Yo te rescaté.- Acostada sobre mi estomago, me apreté bajo el sofá, tratando de alcanzar mi teléfono. –Se supone que debes estar agradecida- Cuando mi mano se acercaba, ella soltó el ya familiar gruñido.
 –Si, si, cállate.- Tuve que empujar la mitad de mi cuerpo en la hendidura entre los muebles y el suelo para llegar a mi teléfono y salir fue aún mas incomodo que meterse. 2 llamadas pérdidas de mama. Gemí. Tan solo debería haberlo dejado debajo del sofá. En ese momento, sonó de nuevo, por tercera vez. Respondí. –Hola mamá.
-¿Por qué no contestaste las primeras dos veces? ¿Está todo bien?
-Estoy bien, mamá. No podía encontrar mi teléfono.
-Oh, bueno, realmente deberías tener un lugar para ponerlo cada vez que llegas a casa, de esta forma siempre sabrás donde esta.
-Lo tendré en cuenta, mamá.
-Por lo tanto, tu desorganización es notica vieja. ¿Qué más esta pasando en tu vida?- Lo juro, mi madre era la única persona en el mundo que no creía que yo era una neurótica fanática del control porque era infinitamente peor. Ella hizo la pregunta inevitable.
-¿Has conocido a alguien?- Rodé mis ojos, lo que nunca podría haber logrado estando cara a cara.
-Estoy bastante ocupada con la escuela, mamá. De hecho, acabo de conseguir un rol como protagonista en una obra.
-Oh, eso es bueno.- dijo ella con suavidad. Pensaba que meterme en teatro era un desperdicio de mi inteligencia.
-En realidad es una especie de gran cosa.
-Por supuesto que lo es cariño. Ya sabes como tu padre y yo nos preocupamos. Nos sentiríamos mucho mejor si tuvieras a alguien que cuide de ti financieramente.- Se oyó un golpe en la puerta, y me fui a contestar mientras hablaba.
-En primer lugar, la seguridad financiera no es una razón suficiente para casarme, madre, incluso si eso te hace sentir mejor. En segundo lugar, no necesito un hombre para que cuide de mí. Yo puedo cuidarme a mi misma.- Nick estaba al otro lado de la puerta, casi una hora antes, y se puso a escuchar el final de mi discurso. Arqueó una ceja, sonriendo, y si yo pudiera haber alcanzado, a través de mi teléfono, para estrangular a mi madre, lo hubiera hecho.
-De todos modos, me tengo que ir, mamá. Tengo compañía.
-¿Es compañía masculina?- gemí y le dije.
-Adiós.- colgar se sintió tan bien. Estuve tentada de llamarla de vuelta y hacerlo por segunda vez.
Nick sonrió. –Tu mamá se parece mucho a la mía.
Lo fulmine con la mirada. –Llegas temprano.- Yo sólo me había recogido el pelo mojado en una cola de caballo esta mañana. Había estado pensando en alisarlo antes de que venga, pero ahora solo me veía desaliñada. Y después de arrastrarme por debajo de la cama, estaba llena de polvo, también.
-¿Está bien?- Probablemente seria bastante desagradable decirle que se vaya a casa y que vuelva en una hora.
-No, está bien. Puedes ver televisión o algo así. Solo necesito un segundo.- Le hice señas hacia la sala de estar, y me metí en mi cuarto, preguntándome cuando mejora podría hacer en cinco minutos.
Tiré de la banda de mi cabello, y miré el desorden ondulado y húmedo que tenia que trabajar. No había tiempo para que se seque y alisarlo. Y si lo secaba sin alisar, tendría una bola de pelusa por pelo. Usé mis manos para desordenarlo un poco mas, estrujándolo en mis manos, esperando a que tuviera un aspecto rizado. Trabaje un poco de mousse en él, pero eso fue todo el tiempo que tuve. Me puse una rápida capa de máscara y un poco de lápiz de labios, esperando que él estuviera bien con la apariencia natural. Cuando salí de mi habitación, estaba tendido en el sofá, viendo la televisión, y Hamlet estaba acurrucada en una bola apretada sobre su pecho. Me quedé en estado de shock, seguro que estaba soñando. Se dio la vuelta y me quedó mirando.
-Hey, tu cabello es rizado.- Asentí. Casi siempre lo llevo lacio. Él dijo.- Me gusta.- Me quedé estancada todavía en el hecho de que mi gata estaba sentada felizmente en su pecho… ronroneando. Él tenía poderes mágicos. Esa era la única respuesta.
-Ven aquí.- dijo, sentándose, y movió a Hamlet a su regazo. Me senté con cautela, a pocos metros de distancia.
Señalé a Hamlet, y le dije: -¿Cómo hiciste eso?
-¿Qué?
-Conseguir sostenerla.
-¿Es ella?- preguntó.
-Sí y ella odia a todo el mundo. Especialmente a mí.
-¿Tu propio gato te odia?
-Estamos trabajando en nuestros problemas.
Se echó a reír. –Tal vez esta molesta de que le diste nombre de chico.
Alce una mano para acariciarla y, como siempre, recibí un gruñido de recompensa. Nick pensaba que el odio de Hamlet hacia mi era muy gracioso. Y siguió abrazándola, lo que significaba que estaba relegada a cojín contrario, porque mi gata me había robado a mí… lo que fuera. Puaj. Eso era algo que no quería pensar. Quiero decir, obviamente, era una relación secreta, por lo que necesariamente no necesitábamos etiquetas, pero tenia curiosidad, ¿Qué pasaría cuando el año terminara? ¿Incluso duraríamos tanto tiempo? Me levante para comenzar la cena y poder así distraerme. Hice espaguetis, porque era lo único en que confiaba no estropear cuando estaba nerviosa. Y bueno… yo siempre estaba nerviosa alrededor de Nick. Al parecer, tuvo el efecto contrario en Hamlet, que estaba profundamente dormida en su regazo.
Vi mi ventada de oportunidad para lo que había estado anhelando desde que llego. Dejé la comida en el fuego, y me dirigí al sofá. No me senté por temor a despertar a la mal humorada, pero puse una mano en su hombro, y me incliné para darle un beso. Puesto que sus manos estaban atrapadas debajo de Hamlet, tuve que controlar el beso. Mis manos encontraron su pelo, que era tan suave y adictivo como siempre, y profundice el beso. Lo besé duro, ya que podía, y él no hizo ningún esfuerzo para detenerme. Fue el beso que había querido la noche anterior y que él se había negado a darme. No quería retirarme, pero la cena estaba en marcha. Sus ojos eran oscuros cuando nos separamos.
-Creo que podrías ser un poco malvada.- dijo. Me eché a reír.
-Sí, yo planeé todo esto. Hamlet estaba metido en esto, también.
-Bésame otra vez.- Cada vez que nos besamos, mi confianza crecía más fuerte. Cuanto mas lo conocía, más audaz me sentía. Me gustaba… casi tanto como me gustaba él. Alguien llamo a la puerta, tres golpes fuertes, seguido por otros tres, sólo unos segundos mas tardes. Nuestra respiración era todavía entrecortada por el beso, y no estaba segura de si el demasiado rápido latido de mi corazón se debía a Nick o al shock.
-¿Esperas a alguien?- susurro. Negué con la cabeza. Otros tres golpes, y luego Demi grito a través de la puerta.
-¡Se que estas allí, Miley! ¡Abre!
-Mierda.- No hice ningún esfuerzo por ser amable mientras recogí a Hamlet del regazo de Nick, y ella se dejo caer en el sofá. Casi ni me si cuenta del gruñido, se había convertido en algo tan común. Agarré a Nick, y tiré de él hasta ponerlo de pie. No tenía ni idea de donde ponerlo, pero decidió que el baño era probablemente mejor que el dormitorio, ya que en realidad había una puerta.
Lo empujé dentro. –Lo siento. Me desharé de ella, te lo prometo.- Su hubiéramos ido a su casa. Me froté mis labios, esperando que no estuvieran tan hinchados como se sentían. Me pasé una mano por el pelo y, cuando estuve segura de que no había nada manifiestamente fuera de lugar, abrí la puerta. Demi campante camino por delante de mí.
-Ya era hora maldita. ¿Qué estabas haciendo?- Fingí un bostezo.
-Oh, Ya sabes, simplemente holgazanear.- Ella rodó los ojos, y me miro como si yo fuera la frustrante.
-Es una buena cosa que haya venido entonces. No voy a dejar que te quedes en casa un sábado por la noche abatida por la cosa con Liam.- Agarró mi muñeca y me llevo a mi habitación. Por lo tanto, el cuarto de baño había sido la decisión correcta.
-No estoy abatida.-  le dije. -¿Y como sabes acerca de la cosa con Liam?
-Porque todo el mundo sabe, cariño. Lo cual, por cierto, estoy cabreada de que no me dijiste que todo ese drama estaba pasando.
-Genial. Realmente no hay mucho drama. Vamos a arreglar las cosas pronto, estoy segura.- le dije.
-Oh, cariño, ¿No escuchaste? Liam casi rechazo el papel de Hipólito. No lo hizo, gracias a Dios. Cheyne lo convenció de lo contrario. Pero yo no lo llamaría “no mucho drama”- Me dejé caer en mi cama, mis entrañas retorciéndose como un trapo exprimido. ¿Liam estaba así de molesto? ¿Renunciaría a esa genial parte solo para que no tuviera que estar cerca de mí? La voz de Demi vino de mi armario, y tuve un déjá-vu de la noche en que todo esto empezó. Comenzó sacando tops y faldas, y pregunté:
-¿Qué estás haciendo?
-Vamos a salir. Necesitas recordar que un mundo existe fuera de tu apartamento.
-No, Demi, en realidad preferiría que no. –Pensé en Nick en mi cuarto de baño, y me pregunte si nos podría oír.
-Te jodes. No te estoy dando una opción. No he estado bailando por siempre, y necesito de una celestina. –Gemí y me deje caer de nuevo en la cama. Ella soltó una falda en mi cara. -Vístete.
Entonces recordé la excusa perfecta. –No puedo. Tengo la cena cocinándose.
-Genial. Me muero de hambre. ¿Qué vamos a comer?- A veces pensaba que mi vida seria mas fácil si estuviera sin amigos. Volví a la cocina, y ella me siguió. Había dejado la salsa un poco demasiado tiempo y se había quemado en los bordes. Tanto para no estropear espaguetis.
-Caray mujer, ¿Estabas planeando comer tus problemas? ¡Hiciste suficiente para tres personas!- Yo solo me encogí de hombros. No tenia nada que explicar de por que estaba cocinando para dos personas (una con un apetito muy grande) Puse un poco de espaguetis en nuestros platos, tratando de dejar un poco a Nick, a pesar de que no tenía ni idea de cuando iba a llegar a comer. Comí rápidamente, dejando a Demi dominar la conversación, que era acerca de cuánto tiempo había pasado desde que había tenido sexo realmente bueno. Asentí a lo largo de la conversación, riendo en los lugares correctos, metiendo comida en mi boca todo el tiempo. Limpie mi plato antes de que ella hubiera tocado el suyo. Puse mi plato en el fregadero, y luego me dirigí hacia el pasillo. 
-¿A dónde vas?- Preguntó Demi. Dije “Baño” por encima de mi hombro, y seguí caminando. Cuando llegué a la puerta, miré por encima de mi hombro, alegre de encontrar a Demi preocupada por sus espaguetis, y me deslice dentro del cuarto. 
-¿Se ha ido?- preguntó Nick.
-Shhh- Estaba apoyado en el fregadero, y llegué a su alrededor para abrir el grifo para cubrir nuestros susurros.
-No. Lo siento. Ella está comiendo nuestros espaguetis.- sus labios se fruncieron, y me incline hacia adelante, sofocando mi risa contra su pecho.
-¿Ella se irá pronto?- Levanté la mirada, pero me mantuve cerca contra él. 
-No. Ella cree que estoy deprimida por Liam, y está decidida a obligarme a salir.- Me atrajo hacia él presionando su rostro en el espacio donde el cuello se curvaba en mi hombro. Dejé escapar un gruñido que era extrañamente reminiscente a Hamlet. Envolví mis brazos alrededor de él, del mismo modo decepcionado.
-Lo sé. Esto es una mierda.- Como si le hubiera dado la idea, sus labios cubrieron mi punto de pulso, succionando suavemente. Me reí, y lo empuje hacia atrás. Como si fuera una señal, Demi llamo a la puerta.
-¡Basta de hacer tiempo, chica! ¡He seleccionado tu ropa!- El plomo de la puerta comenzó a girar, y me apuré a interceptarla. Mantuve mi pie en el camino para que solo una abertura se formara. 
Le dije: -No estoy ganando tiempo, solo preparándome. Pásame la ropa, y voy a cambiarme. 
Parecía sospechar mi emoción fingida. Nunca me emocionaba cuando me sacaba de esta manera. Seguí sonriendo, como que tal vez la tensión había llegado a mí, y tan solo había enloquecido finalmente. Me pasó la ropa, y antes de que tuviera oportunidad de responder, empujé la puerta cerrada y eché llave lo más silenciosamente que pude. Cuando me di la vuelta, Nick estaba desplomado en el inodoro. Encendí la radio, poniéndola hasta lo más fuerte que podía soportar, y cerré el grifo. 
-Lo siento, Nick.- Sentado, su cabeza estaba a la altura de mi pecho, y apoyo las manos en mis caderas, tirándome hacia delante. 
-Está bien, amor. Esto tenía que suceder tarde o temprano. 
-Me gustaría que pudieras venir conmigo.
-A mí también, amor. Pero está bien. Cenaremos en otro momento. Tú debes cambiarte. Cuanto antes salgas de aquí. Menos probable que seamos atrapados.- Asentí con la cabeza. Mis manos temblaban ligeramente mientras sacaba la ropa de mi pecho. 
Dijo: -Voy a cerrar los ojos. – y le di un agradecido beso rápido en la mejilla. Sonriendo, cerró los ojos, y luego apoyo los codos en las rodillas y la cara entre las manos. Tan rápido como pude, me quité mi camisa, y deseche mis pantalones cortos. Me puse un top negro sobre la cabeza, y luego recogí la falda. Mi estómago cayó. Era esa terrible, horrorosamente corta minifalda. Debo haber hecho un ruido, porque Nick levanto la cabeza. Mantuvo los ojos cerrados mientras preguntó. 
-¿Está todo bien?
Le dije –Sí.- A pesar de eso, estaba pensando: Demonios, no
Me deslice en la falda, y era tan corta como la recordaba. Suspiré. No había manera de que pudiera usar esto. Lleve una mano al hombro de Nick, queriendo decirle que iba a salir para buscar otra cosa, pero sus ojos se abrieron y se fijaron en mis piernas, que de repente se sintieron débiles, como piscinas de tela en vez de músculos y carne y hueso. Una de sus manos se cerró alrededor para hacerme cosquillas en la parte posterior de la rodilla, y tuve que mantener el equilibrio con una mano en su hombro para evitar que colapsen. 
-Estas tratando de matarme, ¿verdad?- Se atragantó. -¿No es esta falda que me dijiste que nunca usarías? 
-Y no la usare esta noche. Voy a volver a mi habitación para encontrar algo más.- Me volteé, y su otra mano me toco el muslo. 
-Espera.- Sus manos treparon hasta el indecentemente corto dobladillo, y alrededor de la parte posterior de los muslos, a pocos centímetros por debajo de la curva de mi trasero. 
-Tu. Eres. Increíblemente. Sexy. –Su voz era tan baja que retumbo y pude sentir las vibraciones empapando mi piel. Se inclinó y marco cada palabra con un casto beso por el costado de mi muslo. Yo podría haber sido la arcilla en sus manos, la forma en que me estaba controlando. Si hubiera intentado, le podría haber dado mi virginidad allí, en el cuarto de baño, sin mucha resistencia. Pero el puño de Demi llamó a la puerta, sacándome bruscamente de mi lujuria.
-Maldita sea, Miley. ¿Quiere apurarte ya?- Con sus palabras, volvió mi miedo. Claro, él pensaba que yo era sexy ahora. Pero las vírgenes eran siempre, más que nada, la cosa menos sexy. ¿Cambiaría de opinión cuando se enterara?
-Me tengo que ir. Lo siento. Probablemente todavía hay espaguetis sobrantes si quieres un poco después de que nos vayamos. Yo… yo te llamo, ¿Vale?- Asintió, con los ojos aun oscuros, inquebrantables. 
Tropecé hacia el pasillo, un lío de hormonas y emociones. Estaba tan distraída que ni siquiera recordaba que tenía la intención de cambiarme hasta que ya estuve abrochada en el coche de Demi y de camino hacia el club.

1 comentario:

  1. oooh mierda!
    maldita demi (lo mismo te amo) pero acabas de arrinar una noche de posible accion jajaja me encanto ame cuando nick estuvo con la gatita siguelaaaaa!!!!!!!!

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