miércoles, 5 de diciembre de 2012

When I Look At You- Cap 01



Nick se despertó con el clásico malestar en el cuello que te proporciona el pasar la noche entera en un sofá, y sumándole a esto, una molesta jaqueca. No era debido a haber estado tomando en exceso la noche anterior —cosa que sí hizo—, sino que llegada la madrugada, en cuanto su amigo Liam se fue a dormir, la certeza de encontrarse bajo el mismo techo que Destiny, lo había traído vuelto un loco cada maldito segundo de la infortunada noche.

  No era la primera vez que pasaba la noche en esa casa. ¡Demonios! Liam y Miley eran prácticamente su familia. Ese sitio era su segundo hogar, incluso así… él no dejaba de fantasear con su hija. Sí, él era toda una oda a la amistad.


Posiblemente, las cosas no habrían resultado tan arduas si la tarde anterior la pequeña Destiny  no hubiese insistido en encerar el piso. Es más, él mismo se había ofrecido para hacerlo en su lugar. ¡Todo con tal de evitar presenciar tal espectáculo!


La chica lo traía enfermo —en el sentido literal de la palabra—, porque nunca antes un ejercicio tan simple y falto de gracia como el limpiar el piso, causó tales estragos en su anatomía, entendiéndose por eso la descomunal erección, bastante difícil de ocultar, en su entrepierna.


Serénate, serénate. No eres un adolescente. Se repetía como un mantra. En serio, tenía que recobrar la sensatez, se lo debía a sus amigos, a la pequeña Destiny  ¿Y por qué no?, también a sí mismo.


No pierdas el juicio, insistió en un vago intento de meditación, mientras se removía inquieto en el sofá. Mantén la cordura. Pero ni su mantra, ni su cordura y desde luego no su suerte, pudieron ayudarlo contra el suave toque de ese angelito demoníaco.


-¡Buenos días!- la oyó musitar, al mismo tiempo que un delgado y tímido dedo surcaba la línea recién formada en su entrecejo. A la mierda la cordura…


Pestañeó confundido, mientras la hermosa adolescente, inclinada junto a su improvisado lecho, intentaba desdibujar la línea de fruncimiento entre sus cejas.


—Le saldrán arrugas —comentó, como si necesitase justificar la unión entre sus pieles. Él no le respondió… no podía. Se sentía como un joven sorprendido por sus padres en plena mañana, después de haber tenido uno de esos infernales sueños húmedos.


A continuación, ella hizo lo que ninguna mujer sensata haría. Razón de más para recordar que era una niña… ¡Una niña! Una pequeña menor de edad que lo veía como su tío, el padrino, ―el amigo de papá‖, fin del asunto. Pero eso no aminoró ni un ápice su efecto sobre él.


Nick casi se muere cuando sintió las angostas piernas de la niña acomodarse en torno a sus caderas. Su miembro viril palpitó anhelante, suplicando en modo silencioso por el calor abrigador de esa inexplorada cavidad.


-Destiny…- jadeo arrastrando la voz, estaba perdido, y el modo en que ese frágil cuerpo se amoldó al suyo casi lo hizo correrse ahí mismo. Quiso gritar.


-Tío Nick, ¿Se encuentra bien?- le interrogó ella, mientras su pequeño dedo frío presionaba con mayor fuerza sobre su ceño, eliminando – nuevamente- la arruga que formaba su actual estado de decepción.


Lo observó con la preocupación enmarcada en su rostro, con su uniforme ya puesto y el cabello a medio peinar. Era la encarnación del demonio, uno que él deseaba embestir hasta el agotamiento.

En su lugar; estratégicamente montada sobre sus caderas, como si no se tratara más que de una cría jugando al caballito, Destiny lo miraba confusa, ignorando cada una de las fantasías que acaban de surcar los pensamientos de su padrino… o eso esperaba Nick.
Sintió náuseas por el monstruo deplorable que albergaba en su interior. ¿Qué mierda hacía deseando a esta inocente criatura? Quien no sólo confiaba en él, sino que, además, le quería como a un… ¡Al demonio! Ellos no eran familia. ¡Y gracias al cielo por ello!

-No. No me encuentro nada bien, Miley- nadie más que él podría notar el modo en que su lengua abrazaba el diminutivo de su nombre- Necesito un abrazo- terminó con su voz varios tonos más ronca, la mezcla justa entre tono adormilado y el fuego abrasador de una excitación brutal.


La adolescente dudó por un instante, no fue gran cosa, pero siendo Nick el gran observador de treinta años –de los pocos tipos de su edad que se fijaban en los pormenores de una dama- , no pudo dejar pasar ese ya tan conocido gesto que hacía la pequeña castaña: morder sus labios. Sí, para él más que dudar era torturarle, y su miembro ya rígido y doliente, le recordó a Nick lo inconsciente de su actuar. Desgraciadamente, justo cuando pensaba en retroceder (o al menos, comenzaba a considerar la idea), la tierna Dest envolvió los brazos en su cuello.


-¿Qué le pasa?- —volvió a decir preocupada. Su voz denotaba un interés genuino. 


La boca de él buscó de modo innato el cuello de la chica, y se permitió exhalar su aliento. Nick la sintió temblar, y rezó por ser él el causante de esa reacción. Y no se refería al efecto de su aliento, la simple diferencia de temperaturas, sino a él… Él como hombre. 


-Me duele- admitió, con un descaro que algún día merecería pasar varias horas en el fuego.


-¿Durmió mal?- frunció sus cejas color negras -Le dije a mi papá que mejor le cediera mi dormitorio. Yo no tengo problema en dormir en el sofá.


Las palabras de Dest  salieron de forma atropellada, casi inentendibles, pero otra cosa acaparaba la mente del hombre. ¿Cómo un ser tan noble podía poseer un cuerpo tan nocivo? El creador era un ser ruin, por poner tal ángel en el camino de un pecador tan ávido y experimentado como lo era él. Pero siendo esto un viaje sin retorno, ¿qué había de malo en darle una probada a ese bocado? Después de todo, Nick ya estaba decidido a engullir esa cena completa. Su lengua se hacía agua de sólo imaginar la tierna carne rosa de esas tímidas aureolas…


-¡Tío Nick!- exigió en voz más alta, y sí, también había empezado a sacudirle un poco los hombros -¿Durmió mal? ¿Eso es verdad?- demandó ofuscada, probablemente consigo misma. 


A Nick no le podía importar menos. Sus ojos habían ido a parar al par de uñas pintadas de un rosa chillón, que se cruzaban en un frenético roce de cara a sus ojos, mientras la joven chasqueaba sus dedos para hacerle entrar en razón.



-Es mi cabeza, creo que bebí demasiado -los ojos celestes de la menor parpadearon comprensivos, destilando culpa-. Sin embargo, comienzo a creer que pesqué un resfriado- 

Por fin, una infantil risa brotó de los labios de la niña y él tuvo que tragarse un gemido. Demonios, su erección ya comenzaba a emitir líquido pre-seminal.

Su sonrisa cesó en cuanto Nick la tomó de su falda, obligándola a caer ahora completamente sobre su cuerpo aún recostado sobre el sofá. La mezcla entre el par de jadeos se convirtió en la única excepción al silencio. El de ella, obviamente por la sorpresa; el de él, por motivos más ruines.

—Sabes que es de mala educación burlarte de tus mayores, Dest.


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Ok, es un poco incomodo de escribir, ya que en mi blog no se acostumbra a ese tipo ¡¡EL SEXO VENDE!! ok ya. Es raro, porque como es una novela adaptada, pues no se, quise poner a Destiny como la protagonista y a Miley y Liam como los papa, porque... mas adelante se darán cuenta. Bueno en conclusión: imagínense a Destiny cuando Miley tenia 15 años y a Miley... la Miley de ahora (solo que con el cabello largo)

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