sábado, 15 de diciembre de 2012

When I Look At You- Cap 06



-Hombre, ¿por qué no me llamaste desde tu número?- preguntó Nick distraído, intentando pensar en algo ajeno a esa arpía.

-Ah, no es gran cosa. Es solo que nuestra cámara digital se averió y Dest necesitaba una para su proyecto de ciencias- Nick dio un trago a su café, mientras imaginaba a la dulce adolescente tomándose fotos en ropa interior -Mi móvil es el de mejor resolución. Al parecer iba a medio camino de la escuela cuando lo recordó y tuvo que regresar para tomarlo prestado. Es tan olvidadiza mi diablilla… Yo lo supe porque me dejó una nota en el velador por la mañana. ¿No te la encontraste antes de irte? ¡Pero que digo!, supongo que no. Tienes que haber salido muy temprano de casa, ya que ni siquiera Miley te vio- Nick escupió todo el café de su boca, decidiendo de pronto que estaba frío.

Nick estacionó su auto frente a la cerca negra, meditando sobre lo poco que le apetecía estar ahí esa tarde. Almuerzo, cotilleos… ¿Realmente se había acostumbrado a esto? 

-Por supuesto que si- se respondió con pesar a sí mismo en voz alta, evitando evocar la imagen de Demi y su horripilante ensalada de pepinos. Tal vez, las mujeres secretamente fantaseaban con engullirlos completos, pero en lo personal a él le bastaba con una pizca de aceite y sal, Y, por supuesto, picados. Los platos que inventaba ella eran lascivia pura y no de la buena; nada de fresas y chocolates, sino del tipo largo y viscoso, con una punta chorreante de mayonesa. Perturbador se quedaba corto.

Para mala suerte de Nick, tanto él como Demi eran los padrinos de Dest. Compartían el mismo compromiso y se habían conocido en la boda de Liam, su hermano. El sólo hecho de pensar en esa noche, le causaba escalofríos al moreno. Vale, tal vez también un poco de risa. Había hecho un esfuerzo sobrehumano al escapar de la morena, quien no le había quitado las manos de encima durante toda la noche, y el hecho de que Liam pareciera divertirse a su costa solo lo molestaba más.

En casa de los Hemsworth, orquestaban un almuerzo por lo menos una vez al mes, Puede que se debiera a que eran algo similar a una familia, una muy extraña si cabe decir, pero hacían el intento. Liam y Demi habían perdido a sus padres cuando iban a la universidad y Miley era hija única –Y de madre soltera- lo que dejaba al par de padrinos como el remplazo oficial de tíos, abuelos e incluso primos.

Y en vista de que Demi parecía vaticinar una eterna soltería, a Nick no le resultaría extraño continuar ocupando el lugar vacío de al menos una decena de familiares ausentes. Sin deseos de ingresar hasta su infierno aún, aplazó la obligación de ingresar a la casa y se tomó su tiempo para pensar. Aquello sonaba mucho más fácil de lo que era en realidad. Con ambas manos aún aferradas al volante y la vista clavada en la consola central de su Mercedes, sofocó el deseo de pensar en Destiny y optó por seguir con sus ojos la aguja del tacómetro, sin importarle que ésta estuviese detenida. En verdad estaba mal.

Tampoco le importó ver la hora antes de acomodar su cabeza sobre el suave cuero del asiento del conductor. Luego, solo pensó en lo bien que se sentiría tener compañía de vez en cuando. Su vehículo era mucho más que un valor preciado, y al igual que su casa, se había vuelto algo intocable. Como Dest; quien por cierto parecía más lejana con cada día que pasaba. Ella lo había llamado durante la semana; en honor a la verdad, lo había hecho sólo dos veces y había sido el mismo día, y en ambas ocasiones, para cuando contestó el auricular, éste estaba mudo.

Se había encontrado con la pantalla gris del teléfono móvil, y en ella la imagen de su tesoro más preciado como fondo de pantalla: su Mercedes negro, ahora odiosamente cubierto por el símbolo de «Dos llamadas perdidas». Sus dedos habían corrido por las teclas, casi parecía estar castigándolas por la muda respuesta de su ahijada.

- ¿Hola? -intentó un saludo, pero su tentativa se quedó ahí en el intento, pues le colgaron al instante. Él tuvo que reprimir el deseo de maldecir, después de todo, ¿qué otra cosa se podría esperar de una niña?


Luego, volvió a su escritorio, en donde se encontraba trabajando antes de que la familiar melodía lo importunase con esperanzas que sobrevaloraban la realidad. Rápidamente abrió el portátil, esperando no haber perdido la información al cerrar la pantalla apresurado minutos atrás; entonces esperó por que volviesen a llamar, y esperó; y después siguió esperando, hasta que las ansias amenazaron con hacerle tragar su bilis.


-Ya va a llamar- se alentó mientras apagaba su laptop y desabotonaba el primer botón de su camisa. Joder, estaba hecho mierda. Se había pasado todo el maldito día mordiendo sus uñas, no las tenía largas, pero actualmente amenazaban con sangrar, y no era la campaña pendiente para los clientes de O’Donell quien lo tenía así, sino la inesperada llamada de Dest.


-Dos- se recordó, sin poder contener la sonrisa idiotizada- dos llamadas.

Todavía en el auto, observó la cerca negra y tragó una maldición cuando el iPhone comenzó a vibrar en su bolsillo. Él no quería contestar, pero tan bien como conocía a su amigo, éste no tardaría en salir para ver si ya había llegado; y una vez que lo sorprendiese estacionado aquí, Dios lo librara. Liam era capaz de sacarlo a rastras de su Mercedes, y Nick no quería someter a su vehículo a tamaña vergüenza. Entró a la casa, esperando que se diera el milagro y Demi no se presentase. Pero Dios solía ignorarle y esta no fue la excepción, ya que el milagro no se dio.

-¿Cómo te trata la vida?- lo saludó la morena, mientras se acomodaba junto a él en el sofá.

-De maravilla, no puedo quejarme- Su teléfono sonó y Demi le sonrió sin inmutarse. Leyó el mensaje y suspiró incómodo entendiéndolo todo.

-Debo suponer que ya lo sabias. 

-Supones bien- admitió encogiéndose de hombros.

- Si no conociera mejor a tu hermano, pensaría que intenta emparejarme contigo- la acusó ladino. Ella le sacó la lengua antes de añadir:

- Creo que él tiene cosas más importantes en mente ahora, como por ejemplo, salvar su matrimonio o algo como eso. Se lo está diciendo ahora.

-Si, eso decía el mensaje que me envió. Asumo que nosotros vendríamos a ser sus cómplices, para evitar que Miley queme la casa.

-Algo como eso.

Giró su rostro en ambas direcciones, la puerta de la cocina continuaba cerrada y las voces desde ahí parecían ir en crescendo. Sin embargo, no había señales de Destiny. Perfecto, no le gustaría que la nena presenciase lo que haría a continuación. Un estremecimiento lo sacudió, el ambiente pareció enfriarse y la compresión estuvo a punto de llegar hasta él, pero los gritos de la cocina aumentaron y ambos saltaron alejándose cuando la puerta blanca se abrió.

- ¿Ustedes lo sabían no es así?- exclamó una enfurecida Miley. Sus manos se encontraban blancas, con algo que parecía harina, y su cabello rubio estaba convertido en un nido de pájaros. Nick decidió que no tenía intenciones de averiguar qué demonios había pasado en la cocina.

3 comentarios:

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