sábado, 29 de diciembre de 2012

When I Look At You- Cap 15



-Qué alivio, hubiese querido matarme si dijeras lo contrario- confesó él, escondiendo la cara en su cuello. Esto solo era posible, gracias a que ella se encontraba de pie sobre la cama. La diferencia de estaturas era algo que Destiny odiaba con toda su alma.

-Sigo sin creerlo...- se detuvo, apreciando las pequeñas gotas cristalinas que surcaban su cuello y su pecho, Nick tenía el pelo empapado adherido a su sien y cubriendo una fracción de su ceja. Se veía delicioso- Parece…

-Shh, no lo digas- musitó contra la piel de su cuello, bañando de vapor cálido la zona erógena- Y por si te cabe duda, también lo disfruté- Y entonces alzó el rostro, mirándola como solo un hombre enamorado podría hacerlo, o eso pensó la adolescente, quien parecía que corría un serio riesgo de derretirse de un momento a otro entre sus brazos.

-Mucho- prometió antes de darle un último beso y esperarla en la cama, mientras Destiny se daba un baño. Por supuesto, fueron incapaces de dormir.

Ya de madrugada, con el frágil cuerpo acurrucado contra su pecho y resguardado en la protección de sus brazos, Nick se permitió pensar. O al menos hizo el intento. No tenía jodida idea de que haría en el futuro. Había sido un buen polvo, no lo dudaba. Uno de los mejores, si se permitía ser sincero. Y no se trataba de que Destiny tuviera una gran pericia, aunque elasticidad le sobraba, había que darle un gran crédito por ello. Lo que realmente lo había desconcertado, era lo fácil que fue perder el control, tan simple se sintió soltar los hilos que lo mantenían atado a la tierra, perderse a sí mismo y fundirse en ella sin pensar en el ayer o en el mañana.

Observó su rostro, levemente ruborizado y con enmarañados mechones castaños adheridos a su piel blanca, simplemente no pudo contener a sus manos de acariciar su mejilla. Era tan cálida y suave que repitió el actuar; no una vez, ni dos; sino incontables veces, repasando los confines de pecas casi invisibles en el nacimiento de su nariz y pómulos. Finalmente, se dio por vencido con su intento de pensar y dormir estaba fuera de discusión. Diferente a lo que solía pasarle con otras mujeres, aquella noche padecía un molesto insomnio, que terminó siendo bastante agradable, porque pudo memorizar cada uno de sus gestos de ella al dormir. Rodeó su cintura con las manos y escondió esta vez la cabeza en su pecho. Se sintió en casa. Cuando Nick despertó por la mañana, una clara vista de la colorina arrodillada a su lado y mirándole sonriente le hizo fruncir el entrecejo.

-¿Qué haces?

-Te traigo el desayuno, por supuesto- algo en el modo en que lo dijo, quizás un aire de independencia provocativa, la hizo parecer insoportablemente comestible, Se le hizo agua la boca. Pero tenía que darle tiempo para recuperarse, por mucho que su miembro dolorosamente rígido deseara otras cosas. Él tenía que manejar la situación.

-No era necesario- observó la hora en su móvil, comprobando con alivio que aún estaba a tiempo de darse una ducha e incluso pasar a dejarla antes de ir al trabajo.

-Lo sé.

-Dest… En serio, no tenías que hacerlo.

-Después de lo de anoche...créeme, tenía que hacerlo. Más bien, quería hacerlo.

-Actúas como si fueras…

-¿Tu mamá?- se burló ella.

-Iba a decir mi mujer, pero supongo que también sirve eso- Ella se volvió a ruborizar. Esta vez más leve, pero no dijo nada, y Nick le concedió el beneficio de la duda.

La mañana se le hizo eterna, no porque extrañara el olor de esa niña, ni su perfume, ni su piel… y mucho menos su sabor. Buen Dios. No la extrañaba, no podía hacerlo.

-Es la novedad- se dijo, mientras cruzaba y descruzaba los pies sobre el escritorio de su oficina.

-¿Qué cosa?- preguntó Liam saliendo de la nada. Casi se cae de la silla cuando observó al rubio cruzar la puerta y avanzar hacia él. Lucía molesto. Terriblemente molesto. Nick no era un tipo debilucho, pero este no era el lugar para iniciar una pelea- Necesito hacer algo y tú vas a ayudarme.

El moreno suspiró, agradeciendo que -como siempre- todo se tratase sobre él. Liam solía creer que el mundo giraba en torno a su persona. Desgraciadamente, la mayor parte del tiempo era así…

-Eres consciente de que Miley y yo iniciaremos la próxima semana los trámites de divorcio, ¿no es así? Resulta que Miley estuvo llamando anoche y hoy por la mañana, haciendo un montón de comentarios raros… Ya sabes como son las mujeres, sobre todo Delta, toda melancólica…- El ojicafe puso los ojos en blanco. Por supuesto, tenía una idea bastante definida de como eran las mujeres, y era precisamente Miley quien había fundado la primera de sus teorías.

-Con todo lo de nuestra separación Delta ha estado un poco mal y me temo que su depresión podría volcarse en Destiny- y «eso» fue todo lo que Nick necesitó para prestar una atención genuina al monólogo de su amigo.

-Necesito que recibas a Destiny en tu casa- la mandíbula de Nick se cayó, literalmente. Estaba tan abierta que un centenar de moscas podrían encontrar asilo ahí. Liam por su parte, no lo notó y continuó hablando


-Miley irá de vacaciones a Río de Janeiro y Demi irá con ella…

-¿Qué pasa contigo? ¡Es tu hija!, ¿o me equivoco?

-Delta no siente mucha emoción por conocerla. Y Destiny… Mierda, ni siquiera en pesadillas me dirigiría la palabra si yo llegara a proponérselo.

-¿Estás poniendo a tu amante antes que a tu hija?- Tan insólito como parecía, Nick se sentía indignado. Él nunca se imaginó a sí mismo con hijos, pero estaba seguro de que si los tuviera, no les daría ese trato.

-De la forma en que lo dices suena horrible, solo intento llegar a un acuerdo común.

-En el que tú pareces ser el principal ganador.

-Olvídalo… pensé que podría contar contigo, eres su padrino, ¿no?- Nick reprimió dos sentimientos, primero la ira por el bastardo hipócrita que tenía como amigo, y en segundo lugar, pero no menos importante, el cargo de consciencia. Liam no tenía por qué estar al tanto de las mil y un razones por las que no era prudente mantenerlo a él y a la adolescente bajo el mismo techo, pero en vista de que su amigo insistía…

-Cuenta conmigo- respondió risueño y genuinamente emocionado, mientras Liam se acercaba a darle un abrazo fraternal.

-Sabía que podía contar contigo. Nunca, desde que tengo memoria, nunca me has defraudado. Siempre has estado ahí para mí.

-Somos hermanos. Siempre te veré como uno, lo sabes…- Por supuesto, Liam lo sabía, pero de ahí a que Nick realmente lo creyera…



1 comentario:

  1. lo ame corazon hermoso capitulo y ya no te dejare comentadrios borrachos lo pinky prometo aunq mañana yujuuu me bvevere todo ahh yeih solo en estas ocasiones y ahh te mande fotos de mis sexys bebes amalos

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