viernes, 5 de abril de 2013

My Beautiful Love- Niley- Cap 28


El sol se fundió en los edificios fuera de la ventana, y me paré en frente de mi espejo, cepillándome el pelo mientras trataba de decidir cómo iba a fingir con Nick -Es sólo un día, Miley. Puedes manejar un día- le dije al espejo. Fingir nunca había sido un problema para mí, es por lo que iba a pasar cuando estuviésemos fingiendo por lo que estaba preocupada. Cuando Nick me dejara después de la cena, iba a tener que tomar una decisión. Una decisión que podría estar sesgada por una falsa sensación de felicidad que se presentaría para su familia. Toc, toc. Di media vuelta, mirando hacia la puerta. Selena no había vuelto a la habitación en toda la noche, y sabía que Demi y Joe ya estaban en la carretera. No me podía imaginar quién podría ser. Puse mi cepillo sobre la mesa y abrí la puerta.
-Nick-  suspiré.
-¿Estás lista?
Levanté una ceja -¿Lista para qué?
-Dijiste que te recogiera a las cinco.
Crucé los brazos sobre mi pecho - ¡Quise decir cinco de la mañana!
-Oh- dijo Nick, parecía decepcionado -Creo que debería llamar a papá y hacerle saber que no vamos a estar ahí después de todo.
-¡Nick!- Gemí.
-Traje el coche de Joe, así que no tenemos que lidiar con las maletas en la moto. Tienen un dormitorio disponible en el que puedes dormir. Podemos ver una película o…
-¡No me quedo en casa de tu padre!
Su cara cayó -Está bien. Yo eh… te veré en la mañana.
Dio un paso atrás y cerré la puerta, apoyada contra ella. Todas las emociones que tenía se mesclaron dentro y fuera de mi interior, y lancé un suspiro de exasperación. Con la expresión decepcionada de Nick fresca en mi mente, abrí la puerta y salí, vi que estaba caminando lentamente por el pasillo, marcando su teléfono.
-Nick, espera- giró y la mirada esperanzada en sus ojos hizo que me doliera el pecho -Dame un minuto para empacar algunas cosas- Una sonrisa de alivio, agradecida, se dibujó en su cara y me siguió hasta mi habitación, mirándome meter un par de cosas en una bolsa frente a la puerta.
-Todavía te amo, Pidge.
No levanté la vista -No lo hagas. No estoy haciendo esto por ti.
Él contuvo el aliento -Lo sé- Viajamos en silencio a la casa de su padre. El coche iba cargado de energía nerviosa, y era difícil quedarse quieta frente a los fríos asientos de piel. Una vez que llegamos, Frankie y Paul salieron al porche, todos sonrientes. Nick llevó nuestro equipaje desde el coche, y Paul le dio unas palmaditas en la espalda.
-Es bueno verte, hijo- su sonrisa se amplió cuando me miró -Miley Cyrus. Estamos viendo si adelantamos la cena de mañana. Ha sido mucho tiempo desde que… bueno. Ha sido un largo tiempo- Asentí con la cabeza y seguí a Nick a la casa. Paul puso la mano sobre su vientre protuberante y sonrió -Los puse a ambos en el dormitorio de invitados, Nick. No pensé que quisieras pelear con el gemelo en tu habitación.
Miré a Nick. Era difícil verle luchar para hablar -Uh Miley… ella va a… va a tomar la habitación de invitados. Yo voy a quedarme en la mía.
Frankie hizo una mueca -¿Por qué? Ella se ha estado quedando en tu apartamento, ¿no es cierto?
-No últimamente- dijo, tratando desesperadamente de evitar la verdad.
Paul y Frankie intercambiaron miradas -La habitación de Kevin ha sido el almacén por años, por lo que iba a dejar que tomara tu habitación. Supongo que él puede dormir en el sofá- dijo Paul, mirando los raídos cojines descoloridos en la sala de estar.
-No te preocupes por eso, Paul. Estábamos tratando de ser respetuosos- sonreí, tocándole el brazo.
Su risa rugió en toda la casa, y me acarició la mano -Has conocido a mis hijos, Miley. Tú debes saber que es casi malditamente imposible ofenderme- Nick asintió con la cabeza hacia las escaleras, y yo lo seguí. Abrió la puerta con el pie y dejó nuestras bolsas en el suelo, mirando a la cama y luego se volvió hacia mí. La habitación estaba llena de paneles de color marrón, la alfombra marrón más allá del desgaste normal. Las paredes eran de un blanco sucio, la pintura desconchada en algunos lugares. Sólo vi un cuadro en la pared, encerraba una imagen de Paul y la madre de Nick. El fondo era un retrato tipo estudio de color azul, luciendo plumas en el pelo y rostros jóvenes, sonriendo. Tenían que haber sido tomadas antes de que tuvieran los niños, ninguno de ellos podría haber tenido más de veinte años.
-Lo siento, Pidge. Voy a dormir en el suelo.
.Por supuesto que dormirás en él- le dije, agarrándome el pelo en una coleta .No puedo creer que me metieras en esto- Se sentó en la cama y se frotó la cara con frustración.
-Esto va a ser una mierda. No sé en qué estaba pensando.
-Yo sé exactamente lo que estabas pensando. No soy estúpida, Nick.
Él me miró y sonrió -Pero aun así viniste.
-Tengo que tener todo listo para mañana- le dije, abriendo la puerta.
Nick se puso de pie -Yo te ayudaré- Pelamos a una montaña de patatas, cortamos las verduras, pusimos el pavo a que se descongelara, y comenzamos la masa de los pasteles. La primera hora fue más que incómoda, pero cuando llegaron los gemelos, todo el mundo parecía congregarse en la cocina. Paul contaba historias sobre cada uno de sus muchachos, y nos reímos de los cuentos de otras desastrosas Acciones de Gracias cuando intentaron hacer algo más que pedir una pizza.
-Denise era un infierno de cocinera- reflexionó Paul -Nick no recuerda, pero no tenía sentido tratar después de su muerte.
-Sin presiones, Miley- Frankie se rió entre dientes, tomando una cerveza de la nevera -Vamos jugar a las cartas. Quiero intentar recuperar algo de mi dinero que Miley tomó.
Paul apuntó con el dedo a su hijo -Nada de póker este fin de semana, Frank. Bajé las fichas de dominó, ve a ordenarlo. Nada de apuestas, maldita sea. Lo digo en serio.
Frankie negó con la cabeza -Está bien, viejo, está bien.
Los hermanos de Nick serpenteaban de la cocina, y siguiendo a Frankie deteniéndose para mirar hacia atrás -Vamos, Nick.
-Estoy ayudando a Pidge.
-No hay mucho más por hacer, bebé- le dije -Adelante.
Sus ojos se suavizaron ante mis palabras, y me tocó mi cadera -¿Estás segura?- Asentí con la cabeza y se inclinó para besar mi mejilla, apretando mi cadera con los dedos antes de seguir a Frankie a la sala de juegos.
Paul vio a sus hijos desfilar por la puerta, negando con la cabeza y sonriendo -Esto es increíble, lo que estás haciendo, Miley. No creo que te des cuenta de lo mucho que lo aprecio.
-La idea fue de la Nick. Me alegro de poder ayudar.
Se inclinó sobre el mostrador, tomando un trago de cerveza mientras reflexionaba sobre sus siguientes palabras -Nick y tú no han hablado mucho. ¿Están teniendo problemas?
Apreté el jabón para lavar platos en el fregadero mientras lo llenaba con agua caliente, tratando de pensar en algo que decir que no fuera una descarada mentira -Las cosas están un poco diferente, supongo.
-Eso es lo que yo pensaba. Tienes que ser paciente con él. Nick no recuerda mucho al respecto, pero era cercano a su madre, y después de haberla perdido nunca fue el mismo. Pensé que él crecería sin eso, ya sabes, con él siendo tan joven. Fue difícil para todos nosotros, pero Nick… dejó de tratar de amar a la gente después de eso. Me sorprendió que te trajera aquí. La forma en que actúa a tu alrededor, la manera en que te mira; yo sabía que eran algo especial- Sonreí, pero mantuve mi mirada en los platos que estaba fregando.
-Nick tendrá un tiempo duro. Va a cometer un montón de errores. Creció en torno a un montón de niños sin madre y con un solitario y malhumorado hombre viejo como padre. Todos estábamos un poco perdidos después de que Denise murió, y creo que no ayudé a los niños hacer frente en la forma en que debía hacerlo. Sé que es difícil no echarle la culpa, pero tienes que amarlo, de todos modos, Miley. Tú eres la única mujer que ha amado, además de su madre. No sé lo que voy a hacer con él si lo dejas, también- Me tragué las lágrimas y asentí con la cabeza, incapaz de responder.
Paul apoyó su mano en mi hombro y apretó -Nunca lo he visto sonreír como lo hace cuando está contigo. Espero que todos mis hijos tengan una Miley algún día- Sus pasos se desvanecieron en el pasillo y me agarré al borde de la pileta, tratando de recuperar el aliento. Sabía que pasar las vacaciones con Nick y su familia, sería difícil, pero no pensé que mi corazón se rompiera de nuevo. Los hombres bromearon y se rieron en la habitación de al lado mientras yo lavaba y secaba los platos, poniéndolos a un lado. Limpié la cocina y luego me lavé las manos, haciendo mi camino a las escaleras para pasar la noche.
Nick me agarró la mano -Es temprano, Pidge. ¿No vas a la cama, o si?
-Ha sido un día largo. Estoy cansada.
-Estábamos a punto de ver una película. ¿Por qué no bajas y pasas el rato?
Miré hacia arriba a las escaleras y luego a su esperanzada sonrisa -De acuerdo- Me llevó de la mano al sofá, y nos sentamos juntos mientras pasaban los créditos de apertura.
-Apaga esa luz, Taylor- ordenó Paul.
Nick pasó su brazo por encima de mí, apoyándolo sobre el respaldo del sofá. Estaba tratando de seguir fingiendo, mientras me apaciguaba. Había sido muy cuidadoso de no tomar ventaja de la situación, y me encontré en conflicto, agradecida y decepcionada. Sentada tan cerca de él, oliendo la mezcla de tabaco y su colonia, era muy difícil para mí mantener distancia, tanto física como emocional. Tal como me temía, mi decisión estaba vacilando y luché para bloquear todo lo que Paul había dicho en la cocina. A mitad de la película, la puerta principal se abrió y Kevin rodeó la esquina, con maletas en la mano.
-¡Feliz Día de Acción de Gracias!- dijo, poniendo su equipaje en el suelo. Paul se levantó y abrazó a su hijo mayor, y todo el mundo, menos Nick, se puso de pie para saludarlo.
-¿No vas a saludar a Kevin?- susurré.
No me miró mientras hablaba, mirando a su familia abrazarse y reír -Tengo una noche contigo. No voy a perder ni un segundo de ella.
-Hola, Miley. Es bueno verte de nuevo- sonrió Kevin. Nick me tocó la rodilla con su mano y miré hacia abajo, y luego a Nick. Al darse cuenta de mi expresión, Nick sacó su mano de mi pierna y entrelazó sus dedos sobre su regazo.
-Uh oh. ¿Problemas en el paraíso?- preguntó Kevin.
-Cállate, Kevin- se quejó de Nick. El estado de ánimo en la sala cambió, y yo sentía todos los ojos en mí, esperando una explicación. Sonreí nerviosa y tomó la mano de Nick entre las mías.
-Estamos cansados. Hemos estado trabajando toda la noche en la comida- dije, inclinando mi cabeza en el hombro de Nick. Miró nuestras manos y luego apretó, sus cejas tirando un poco. -Hablando de cansado, estoy agotada- suspiré -Voy a la cama, bebé- miré a los demás -Buenas noches, muchachos.
-Buenas noche, hermanita- dijo Paul. Todos los hermanos de Nick me desearon buenas noches y me fui por las escaleras.
-Voy a la cama, también- oí decir a Nick.
-Apuesto a que sí- se burló Frankie.
-Bastardo suertudo- se quejó Tyler.
-Hey. No vamos a hablar de tu hermana de esa manera- advirtió Paul. Mi estómago se hundió. La única familia real que había tenido en años fueron los padres de Demi, y aunque Mark y Pam habían estado pendientes de mí con verdadera bondad, eran prestados. Los seis rebeldes, mal hablados y adorables hombres de abajo me habían recibido con los brazos abiertos, y mañana les diría adiós por última vez.
Nick cogió la puerta de la habitación antes de que yo la cerrara y luego se congeló -¿Quieres que espere en el pasillo mientras te vistes para dormir?
-Voy a saltar a la ducha. Me vestiré en el baño.
Se frotó la nuca -Está bien. Voy a hacer una cama, entonces- Asentí con la cabeza, haciendo mi camino hacia el baño. Me fregué fuertemente en la ducha en mal estado, centrándose en las manchas de agua y espuma para luchar contra el miedo abrumador que sentía tanto por la noche como por la mañana. Cuando volví a la habitación, Nick lanzó una almohada en el suelo en su improvisada cama. Ofreció una débil sonrisa antes de pasar por mi lado para tomar su turno en la ducha. Me metí en la cama, tirando de las sábanas hasta mi pecho, tratando de ignorar las mantas en el suelo. Cuando Nick regresó, miró a la improvisada cama con la misma tristeza que yo, y luego apagó la luz, situándose en su almohada.
Estuvo en silencio por unos minutos, y luego escuché a Nick dar un miserable suspiro -Esta es nuestra última noche juntos, ¿no?
 Esperé un momento, tratando de pensar en lo que debía decir -No quiero pelear, Nick. Sólo ve a dormir- Al oírle voltear, me volví en un lado para mirarlo hacia abajo, presionando mi mejilla en la almohada. Apoyó la cabeza con su mano y me miró a los ojos.
-Te amo.
Lo observé por un momento -Lo prometiste.
-Prometí que no era un truco para volver a estar juntos. No lo era- levantó su mano para tocar la mía -Pero si eso significa estar contigo otra vez, no puedo decir que no lo consideraría.
-Me preocupo por ti. No quiero que salgas lastimado, pero deberías haber seguido mi instinto en primer lugar. No podría haber funcionado.
-Me amabas, sin embargo, ¿no?
Apreté los labios -Todavía lo hago- Alzó la vista con ojos llenos de lágrimas y apretó mi mano.
-¿Puedo pedirte un favor?
-Estoy como en medio de lo último que me pediste que hiciera- sonreí. Sus rasgos fueron enseñados, no afectados por mi expresión.
-Si esto es real… si estás realmente terminando conmigo… ¿me dejas abrazarte esta noche?
-No creo que sea una buena idea, Nick.
Su agarre se apretó -¿Por favor? No puedo dormir sabiendo que estás sólo a unos centímetros de distancia, y nunca voy a tener la oportunidad de nuevo.
Miré sus desesperados ojos por un momento y luego fruncí el ceño -No voy a tener sexo contigo.
Él negó con la cabeza -Eso no es lo que estoy pidiendo- Busqué en la poco iluminada habitación con mis ojos, pensando en las consecuencias, preguntándome si podía decirle que no a Nick si él cambiaba de opinión. Cerré los ojos con fuerza y luego me aparté de la orilla de la cama, bajando la manta. Se arrastró en la cama a mi lado, tirando de mí a toda prisa apretándome en sus brazos. Su pecho desnudo subía y bajaba con respiraciones irregulares, y me maldije por sentirme tan pacífica contra su piel.
-Voy a extrañar esto- le dije. Besó mi pelo y tiró de mí hacia él, incapaz de acercarse lo suficiente hacia mí. Hundió la cara en mi cuello y yo apoyé mi mano en su espalda en comodidad, a pesar de que estaba tan afligida como él lo estaba. Respiró hondo, y presionó su frente contra mi cuello, presionando sus dedos en la piel de mi espalda. Tan miserables como estábamos la última noche de la apuesta, esto era mucho, mucho peor.
-Yo… yo no creo que pueda hacer esto, Nick- Tiró de mí más fuerte y sentí la primera lágrima cayendo de mi ojo por mi sien -No puedo hacer esto- le dije, apretando los ojos cerrados.
-Entonces, no lo hagas- dijo sobre mi piel -Dame otra oportunidad-  Traté de impulsarme por debajo de él, pero su agarre era demasiado sólido para cualquier posibilidad de escape. Me cubrí la cara con ambas manos mientras mis sollozos nos sacudían a los dos. Nick me miró, sus ojos grandes y húmedos. Con sus dedos grandes, suaves, sacó mi mano de mis ojos y me besó en la palma de la mano. Tomé una respiración escalonada mientras miraba a mis labios y luego de vuelta a mis ojos.
-Nunca voy a amar a nadie de la forma en que te amo, Pigeon.
Inhalé y toqué su cara -No puedo.
-Lo sé- dijo, con voz rota -Nunca me convencí de que yo fuera lo suficientemente bueno para ti.
Mi rostro se arrugó y sacudí la cabeza -No eres sólo tú, Nick. No somos buenos el uno para el otro- Sacudió su cabeza, queriendo decir algo, pero pensándolo mejor. Después de un largo y profundo suspiro, apoyó la cabeza contra mi pecho. Cuando los números verdes del reloj de la habitación dieron las once, las respiraciones de Nick finalmente se hicieron más lentas y niveladas. Mis ojos se abrieron grandes, y parpadeé varias veces antes de caer fuera de la conciencia.


-¡Ay!- Grité, sacando mi mano de la estufa y automáticamente atendiendo la quemadura con mi boca.
-¿Estás bien, Pidge?- preguntó Nick, arrastrando los pies por el suelo y deslizando una camiseta sobre su cabeza -¡Mierda! ¡Los pisos están jodidamente helados!- ahogué una risita mientas lo veía saltar en un pie y luego al otro hasta que las plantas de sus pies se aclimataron a las baldosas frías. El sol apenas asomaba entre las cortinas, y el resto de los Jonas dormían plácidamente en sus camas. Empujé la bandeja de hojalata antigua en el horno y luego cerré la puerta, girando para enfriar mis dedos debajo del fregadero.
-Puedes volver a la cama. Sólo tengo que poner el pavo dentro.
-¿Vienes a la cama?- preguntó, envolviendo sus brazos alrededor de su pecho para protegerse del frio en el aire.
-Sí.
-Muéstrame el camino- dijo, barriendo su mano hacia las escaleras. Nick se arrancó la camisa mientras ambos empujábamos las piernas bajo las sábanas, tirando de la manta hasta el cuello. Apretó sus brazos alrededor de mí mientras tiritábamos, esperando a que nuestro calor corporal calentara el pequeño espacio entre nuestra piel y las mantas.
Sentí sus labios contra mi pelo, y luego su garganta se movió mientras hablaba -Mira, Pidge. Está nevando.
Me volví para hacer frente a la ventana. Los copos blancos sólo eran visibles a la luz de la lámpara de la calle -Es algo que se siente como Navidad- dije, mi piel finalmente calentándose contra la suya.
Suspiró y me volví para ver su expresión -¿Qué?
-No vas a estar aquí para la Navidad.
-Estoy aquí, ahora- levantó unas de las esquinas de su boca y se inclinó para besar mis labios. Me eché hacia atrás y sacudí la cabeza -Nick…
Su agarre se apretó y bajó la barbilla, sus ojos castaños determinados -Tengo menos de veinticuatro horas contigo, Pidge. Voy a besarte. Voy a besarte un montón hoy. Todo el día. Cada vez que pueda. Si quieres que me detenga, sólo di la palabra, pero hasta que lo hagas, voy a hacer que cada segundo de mi último día cuente.
-Nick…- Pensé en ello por un momento, y razoné que él no tenía ninguna desilusión sobre lo que sucedería cuando me llevara a casa. Yo había llegado allí para fingir, y tan duro como fuera para los dos más tarde, no quería decirle que no. Cuando me vio mirando sus labios, la comisura de su boca se elevó otra vez, y se inclinó para presionar su suave boca contra la mía. Comenzó dulce e inocente, pero en el momento en que sus labios se abrieron, acaricié su lengua con la mía. Su cuerpo se tensó instantáneamente, y tomó una respiración profunda por la nariz, apretándose contra mí. Dejé caer la rodilla hacia el lado y él se movió por encima de mí, sin apartar su boca de la mía.
No perdió el tiempo en desnudarme, y cuando no había más tela entre nosotros, se apoderó de las viñas de hierro de la cabecera de la cama con las dos manos, y en un rápido movimiento, estaba dentro de mí. Me mordí fuerte el labio, ahogando el grito que estaba arañando su camino hasta mi garganta. Nick se quejó contra mi boca, y yo apreté los pies contra el colchón, anclándome, de ese modo podía levantar las caderas para encontrar las suyas. Una mano en el hierro y la otra en mi nuca, se mecía contra mí una y otra vez, y mis piernas temblaban con sus firmes y determinados movimientos. Su lengua buscó mi boca, y podía sentir la vibración de sus profundos gemidos contra mi pecho mientras seguía a su promesa de hacer memorable nuestro último día juntos. Podría pasar miles de años tratando de bloquear ese momento de mi memoria, y seguiría grabado en mi mente. Había pasado una hora cuando apreté mis ojos cerrados, cada uno de mis nervios se centró en el temblor de mis entrañas. Nick contuvo el aliento mientras empujaba dentro de mí una vez más, me dejé caer sobre el colchón, completamente agotada. Nick exhaló con respiraciones profundas, mudas y bañado en sudor. Podía escuchar las voces abajo y me tapé la boca, riendo por nuestra mala conducta. Nick se volvió de lado, escaneando mi cara con sus dulces ojos marrones.
-Dijiste que sólo ibas a besarme- sonreí. Mientras estaba tirada al lado de su piel desnuda, viendo el amor incondicional en sus ojos, deje ir mi decepción y mi rabia y mi obstinada determinación. Yo lo amaba, y no importa cuales eran mis razones para vivir sin él, sabía que no era lo que quería. Incluso si no hubiera cambiado de opinión, era imposible para nosotros mantenernos alejados el uno del otro.
-¿Por qué no nos quedamos en la cama todo el día?- sonrió.
-Yo he venido aquí a cocinar, ¿recuerdas?
-No, viniste aquí para ayudarme a cocinar, y no me presentaré a trabajar durante ocho horas- Toqué su cara, las ganas de terminar nuestro sufrimiento se hicieron insoportables. Cuando le dije que había cambiado mi opinión y que las cosas volvieron a la normalidad, no tendríamos que pasar el día fingiendo. Podríamos pasar celebrando, en su lugar.
-Nick, creo que…
-No lo digas, ¿de acuerdo? No quiero pensar en eso hasta que tenga que hacerlo- se levantó y se puso los calzoncillos, caminando hacia mi bolso. Tiró la ropa sobre la cama y tiró de su camisa sobre su cabeza -Quiero recordar esto como un buen día.

3 comentarios:

  1. veibyawubceubcnow Es hermosos ... Son lindos Subi el otro rapido ajjaja
    Son hermosas tus historias ...

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  2. sube yaaaaaa estoy muriendo:((((((((((

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  3. aawww yo sabia que iban a volver espero que vuelvan vulven verdad?
    no la dejes ahi y tampoco a mi con esta duda siguela!!!!!!
    por cierto me encanto
    besos

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