La voz de él
era irregular. Su dedo se posó sobre los labios de la niña y tiernamente fue
acercándose a su boca. Entonces, mientras sus enormes manos se colaban bajo la
falda de la estudiante, sin tocar más allá de lo que un roce accidental se
podría permitir —según él—, depositó un fugaz beso en sus labios.
Corto, casto
y casi infantil. Sí, probablemente, accidental. Ella lo observó entre
asombrada, confundida y, finalmente, risueña.
-Lo siento,
no volverá a pasar- se disculpó apenada, refiriéndose al último comentario de
su padrino.
-Oh, cariño,
estoy deseando que se repita- se burló rompiendo el hielo, y rápidamente pero
con suavidad fue alejando sus cuerpos. Debía recordarse que Liam y Miley
continuaban durmiendo en el segundo piso, y que despertar y descubrir a su hija
con la falda a la mitad del trasero, con los brazos de Nick acunando el par de
glúteos, no debía ser nada grato.
-Tengo que
peinarme- se excuso ella- Douglas pasara por mi en cualquier momento- su cabeza
asintió decidida, pero su miembro continuaba duro. ¡Oh, diablos!, realmente
tendría que hacer algo con eso.
-Te
acompaño, necesito una ducha- volvió a ser honesto, y agradeció que la chica
optase por adelantarse, de ese modo, él no se vería en el odioso dilema de
tener que ocultar su erección.
Para cuando Dest
salió del baño, él se encontraba
visiblemente mejor, principalmente porque su «amigo» había decidido calmarse.
Imaginarse a Dest en los brazos de cualquier otro siempre ayudaba a calmar sus
vergonzosas erecciones. ¡Dios no permitiese que aquella blasfemia se volviese
realidad!
-¡Nos vemos
mañana!- se despidió la niña con una distante sacudida de manos.
¿Le tendría
miedo? Imposible… Ella era más que cercana con él y ahí radicaba el problema. Desde
niña le había besado en la boca, no era gran cosa. ¡Los bebés lo hacen todo el
tiempo! ¡Toda niña se quiere casar con su papá!, Pero… ¡maldita sea!, Nick no
era su padre, ni su tío… a duras penas conseguía el papel de padrino.
Él era un
hombre. Uno que no hallaba la hora de abrir esas vigorosas y juveniles piernas,
y dejarlas incapacitadas para caminar durante semanas. Si al menos ella le
hubiese puesto límites… pero ese era el problema con Dest. Con ella los límites
no existían, y era demasiado tarde para intentar establecerlos.
Ingresó a la
ducha pensando en cómo le haría para tener a la chica en su cama, porque ese se
había convertido en su objetivo desde hace bastante tiempo. El problema era
cómo… No era un tipo feo, eso estaba claro. Con treinta años no era lo que se llamaría un viejo. Cortó
el agua y caminó con el cuerpo estilando hacia el espejo, mientras se anudaba
la toalla a la cintura.
Poseía unos
ojos cafés, su cabello era oscuro y su buena genética le aseguraría la ausencia
de canas hasta por lo menos los cincuenta. Su altura era un tema aparte; solía
jactarse de un metro noventa, pero ahora, aquello parecía más que un atributo,
una maldición. Al lado de Dest realmente parecía un gigante. ¿Cuánto mediría
ella?, Probablemente, no más del metro sesenta y cinco…
Nick deseó
que ella fuese de ese grupo de adolescentes subdesarrolladas que luego
superaban el metro setenta, pero luego se odió por ansiar tal barbaridad,
Probablemente, no le gustaría Dest de ser como el resto. ¡Maldita sea!, él no
podía continuar así.
Ya vestido,
salió del baño y se encontró a una sonriente Miley esperándole con un café
recién servido. Decidió ignorar el hecho de que su bata se encontrase
desabrochada y con el sostén a la vista. Intentó pensar en positivo, y se dijo
a sí mismo que era un descuido.
-Buenos
Días- saludó cortés, aunque no le apetecía ser cortés con ella. Miley acomodó
con dedos temblorosos su cabello, y le regaló lo que a todas luces era una
sonrisa lasciva. Nick sabía mucho sobre ese tipo de gestos.
-Buenos
Días- lo saludo con voz débil.
Claramente estaba nerviosa – Liam se encuentra dormido- avisó con la espalda
aún tensa, y luego, como si tuviera que excusarse, añadió -anoche tuvo que
tomar calmantes, ya sabes, ha apostado demasiado en el mundial. Los resultados
no parecen ir a su favor.
Nick tosió nervioso, recordando lo estúpido que había sido su
amigo, y el motivo real por el que habían trasnochado y tomado más de la cuenta
la tarde anterior. Los países favoritos parecían dar sorpresas en los últimos
partidos, y no precisamente buenas.
-Eres un buen amigo, Nick- murmuró Miley cerca de su oído,
mientras largas uñas negras se hacían visibles sobre su hombro. ¿En qué momento
había avanzado tan rápido? Él inclinó su cabeza hacia el lado opuesto,
deshaciéndose del agarre de esas manos. Era la mujer de su amigo.
Sí, la mujer de tu amigo, se repetía mentalmente el hombre,
recordando su pasado de Casanova y su presente de mujeriego, en resumen, su
estilo de vida. Pero, ¡vamos!, no era lo mismo tirarse a cuanta mujer se le
cruzase, que montárselo con Miley. Además, no traía condones. ¡Alto ahí! ¡Es la
mujer de mi amigo! La respiración le comenzó a faltar, y ¡mierda!, la zona
donde se encontraban esos dedos realmente quemaba.
-¿Sabes?, Liam lleva meses sin tocarme, comienzo a creer que
tiene otra- y la tenía, pero no sería él quien se lo dijese. Y tampoco quien
aliviase su necesidad, ¿cierto?
-Supongo que ha de estar cansado, ya sabes, trabaja mucho -no
era una mala mentira.
-Tú también lo haces, y por lo que sé, no parece afectar tu rendimiento -las uñas se incrustaron bajo su delgada camisa, y su maldito miembro se irguió con violencia.
-Miley, para -suplicó, mientras su cuerpo claramente pedía lo contrario.
- ¿Qué cosa quieres que pare? -los labios de ella se dirigieron hacia su oído y absorbieron el lóbulo de su oreja por completo, comenzando a succionarlo con un apetito voraz.
-Deja de jugar. Sabes de lo que hablo -bramó, y quedó estupefacto al comprobar que ella no traía ropa interior en su parte inferior.
-¿Y qué si quiero jugar? -le retó, con sus brazos cruzados sobre sus hermosos… hermosos pechos, haciéndola parecer una niña enfurruñada, mientras fruncía el ceño al igual que su hija - Estoy excitada y sé que tú no me vas a defraudar.
Lo siguiente fue prácticamente un regalo. No, más que eso. El más fino de los manjares servido en bandeja de plata. Miley se sentó sobre la enorme mesa ubicada en el comedor diario. Sus largas piernas blancas y lisas se abrieron a lo sumo, dándole la bienvenida. No había nada que hacer. Él caminó como un zancudo en búsqueda de la luz que le otorgaba su cuerpo. Luego, ella chilló cuando su corta barba raspó uno de sus pezones.
A continuación, hubo rabia, jadeos y un montón de maldiciones que tuvieron que tragarse los labios del otro.
-Oh, Dios -ella mordió su labio inferior cuando los ojos verdes la acusaron, obligándola a ser más discreta-, sigue, por favor. No te detengas -rogó con un volumen varios tonos más débil.
Sus ondas castañas, idénticas a las de su hija, rozaban con violencia el cuello de Nick, pero eran esas manos repletas de uñas color negras las que parecían ser más indiscretas. Sus dedos se incrustaron en el cabello del moreno, invitándole a beber de sus pechos. «Más, más», era una muda súplica. Y tal como él esperaba, no necesitó de mucho para encontrar sus muslos empapados; cuando introdujo dos dedos en ella, su mano no tardó en quedar impregnada de sus fluidos.
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Capitulo dedicado a Dany, gracias por leer, me alegra que te guste la nove =D
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Capitulo dedicado a Dany, gracias por leer, me alegra que te guste la nove =D
cosii mi vida lo ame
ResponderEliminarEspera, stop? esa dany soy yo? okno, si no soy yo que pena re lol xdd eres tan buena escritora saber, sobre todo en estas cosas hotxd, es un tabu pero bastante llamatiov para ser sincero, por cierto Destiny es la hija y Miley la mama, que picaron ese Nick, siguela pronto sisisisisi? besossssss♥
ResponderEliminarLOOOOOOOOOOOOOOOOO AMMMMMME ♥
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