miércoles, 19 de diciembre de 2012

When I Look At You- Cap 11



Miley atrajo el álbum de fotos hacia su pecho, jurándose que esa sería la última vez que lo vería.

-Nunca mas- se prometió, tragando sus lágrimas e imaginando a su esposo en igualdad de condiciones, pero enfrentándolo de una forma mucho, mucho, mejor. Siempre había sido así, sorteando los mismos problemas de maneras completamente opuestas. Ella lo había amado, por supuesto. ¿Quién no lo hubiera hecho? Desde niña se había visto cautivada por el seductor encanto de Liam Hemsworth, todo en él parecía ejercer una dosis colosal de magnetismo. En su primer encuentro, la había dejado fuera de combate cuando sus fríos ojos claros, tan azules que parecían el mar mismo, la habían derretido con una calidez impropia de quien porta una mirada así.


Fue tan fácil rendirse a su embrujo, incluso cuando su corazón latía por otro. Simplemente, le había resultado difícil decirle no a Liam Hemsworth. Además, en aquel entonces, Nick no había hecho nada que manifestase interés por su persona, al menos no más allá de una sencilla amistad. Para cuando él decidió declararle sus verdaderos sentimientos, ya era tarde…


Miley le había dado el sí a Liam, y por mucho que Nick se empeñase en creer lo contrario, ella jamás quiso jugar con él. Realmente nunca tuvo opción, no era más que otro peón en el tablero de ajedrez, y el único capaz de mover las piezas era Liam. «No juegues conmigo», le había murmurado él, en la que fue su primera vez, cuando sus cuerpos se fundieron inexpertos. Ella quiso prometer que no lo haría… Que jamás lo dañaría, pero entonces le habían diagnosticado un embarazo y supo que Liam era lo mejor.


-Te amo- declaró entre lágrimas, mientras el moreno yacía dormido entre las sabanas. Deslizó una mano por su rostro, deleitándose con la suavidad de su piel humedecida, un fino rastro de sudor surcaba aquel rostro juvenil- Te amo tanto que me duele- murmuró casi sin voz y luego abandonó el lecho. Esa fue la última vez que él le dirigió una mirada de amor…


Aquella noche fue la noche en que Miley le rompió el corazón, pero Nick ignoraba que con el rompimiento del suyo, ella acababa de dar muerte al propio. En ocasiones la vida te da una segunda oportunidad, ella supo que la suya había llegado cuando vio nacer a su hija. En el preciso momento en que la cargó por primera vez en sus brazos, comprendió que existía algo aún mayor. Cuando Liam decidió nombrar a Nick y a Demi como sus padrinos, le pareció una mala broma, pero su esposo hablaba en serio, y no tuvo argumentos sólidos para contradecirle. Aquello había sido un acto tan cruel, que Miley llegó a pensar que Liam algo sospechaba, pero no tenía cómo. Ni ella ni Nick le habían contando nada a nadie, ni siquiera lo habían mencionado entre ellos, más imposible aún sería que lo divulgasen al azar.


Hurgó en el cajón del buró en búsqueda de su teléfono móvil. Lo peor de haber vuelto a la casa de su madre, no era realmente el sentimiento de pérdida. Ni siquiera lo sentía: ahora podrían partir de cero, ella y Dest. Lo que realmente la molestaba, era no tener una maldita red telefónica. Su madre pasaba del cable y la telefonía. ¿Internet? Ni hablar. Cuando se lo comentó a Destiny, la adolescente explotó. Últimamente no hacía falta demasiado para hacerla enojar, por eso no replicó cuando su hija insistió en pasar la noche en casa de sus amigas. Después de todo, ella misma necesitaba un tiempo a solas. Había llegado la hora de replantearse muchas cosas.


Delta se removió incómoda entre las sabanas, probablemente debido a que Liam ocupaba las tres cuartas partes de la cama, o sencillamente a que el teléfono no dejaba de sonar. Se sentó lánguidamente recargándose contra la cabecera, no sin antes darle un codazo a su acompañante quien, por cierto, no dejaba de roncar. Tanteó la mesita de noche, lanzando una maldición, y finalmente, dándose por vencida tuvo que levantarse a prender la luz. Hasta hace poco solía tener una lámpara, algo realmente útil si le preguntaban en este instante. Horas atrás, no pareció pensar lo mismo cuando Liam arrojó todo el contenido de su buró al suelo para sentarse sobre él y recibirla a horcajadas, con una erección tan prominente como se podría esperar de una celebración. ¡Finalmente se separaría!


Aquello había merecido el Champagne que habían abierto, y la pila de condones desparramada por el suelo de su habituación. Respecto a la lámpara, bueno, Delta  aún tenía dudas sobre eso. Con la luz encendida, el escenario parecía incluso peor. Encontrar el móvil de Liam y observar el remitente, no hizo más fácil las cosas.


-Tu mujer- escupió a un muy somnoliento Liam, pelo enmarañado y ojos achinados incluidos. Todo un bombón si le preguntaban a ella.


- Espero que hables de mi hija, porque Dest y tú son las únicas mujeres en mi vida- la rubia rodó los ojos, como si supiese de memoria lo que venía a continuación. De hecho lo sabía, pero a Liam parecía no importarle, e insistía en repetirle lo mismo una y otra vez.


-Hablo de tu esposa.


-Mierda.


- Eso fue lo que pensé cuando vi su nombre en la pantalla.


- ¿Contestaste?


- No, pero presumo que volverá a llamar.


- Solo ignórala- ronroneó el rubio, con el par de zafiros derritiéndola con su mirada. La carne húmeda entre sus piernas palpitó con necesidad al momento en que uno de sus dedos se enterraba en su centro, esparciendo sus fluidos por toda la zona inflamada.


-Si…- alabó ella, mientras sus piernas entusiastas envolvían las caderas de él con una pericia ensayada.


- Calla, todavía no empiezo- Y tenía razón, pero sus dedos no dejaban de hacerle el amor con exquisita tortura. Y como si fuera una mala broma, el móvil sonó, haciéndolos maldecir a ambos a la vez. Miley sabía cómo echar a perder un buen polvo. Él pateó tan fuerte el borde de la cama, que terminó cojeando por la habitación.


- ¿Cuándo comenzaste a descubrir que no me amabas?- Pregunto Miley nada más coger la llamada. El suspiro que siguió a su pregunta no pasó desapercibido para ninguno de los dos. Liam caminó hacia la ventana que daba a la terraza y deslizó el cristal.


- ¿En verdad es necesario esto? Dejaste muy claro en la mañana que querías el divorcio. Los detalles sólo conseguirán herirnos más.


-¿Cuándo?- Liam se tragó una maldición justo antes de cerrar la puerta tras de sí y apoyar su cabeza en ella. Necesitaba un minuto más, sólo un poco más para hacerla correrse y Miley lo había interrumpido.


- Cuando besarte pasó a ser lo segundo en lugar de lo primero- Seguido de su declaración, todo lo que él pudo escuchar fue el tono de colgado. Por supuesto que le había colgado. Él no era precisamente delicado a la hora de decir la verdad.


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