domingo, 17 de marzo de 2013

My Beautiful Love- Niley- Cap 14


A la mañana siguiente, serví el jugo de naranja en un vaso grande y tomé un sorbo mientras sacudía la cabeza al ritmo de la música que descendía de mi iPod. Me había despertado antes de que saliera el sol, y luego me retorcí en el sillón hasta las ocho. Después de eso, decidí limpiar la cocina para pasar el rato hasta que mis menos ambiciosos compañeros se despertaran. Había cargado el lavavajillas, barrido y trapeado, y luego limpié los mostradores. Cuando la cocina estaba reluciente, agarré la cesta de ropa limpia y me senté en el sofá, doblándola hasta que hubo más de una docena de pilas de ella rodeándome. Murmullos provinieron de la habitación de Joe. Demi rió y luego se quedó en silencio unos minutos más, seguido por ruidos que me hicieron sentir un poco incómoda estar sentada sola en la sala de estar. Apilé los montones de ropa doblada en la cesta y la llevé a la habitación de Nick, sonriendo al ver que no se había movido del lugar donde cayó la noche anterior. Dejé la cesta en el suelo y tiré de la sábana sobre él, ahogando una risa cuando se dio la vuelta.
-Ven, Pigeon- dijo, murmurando algo inaudible antes de que su respiración se tornara lenta y profunda. No pude evitar verlo dormir, sabiendo que él estaba soñando sobre mí envió una emoción a través de mis venas que no podía explicar. Nick se quedó en silencio, así que tomé una ducha, esperando el sonido de que alguien despierto calmaría los gemidos de Joe y Demi y los crujidos y los golpes contra la pared. Cuando apagué el agua, me di cuenta de que ellos no estaban preocupados de quién los pudiera escuchar. Me peiné, poniendo los ojos en blanco ante los gritos de Demi, más pareciendo a un perro de lana que a una estrella de porno. El timbre de la puerta sonó y agarré mi bata azul y ajusté el cinturón, trotando a través de la habitación hacia la puerta. Los ruidos de la habitación de Joe se detuvieron de inmediato y abrí la puerta para encontrarme con un Liam sonriente.
-Buenos días- dijo.
Retiré mi pelo mojado hacia atrás con los dedos. -¿Qué estás haciendo aquí?
-No me gustó la forma en que nos despedimos ayer por la noche. Salí esta mañana para buscar tu regalo de cumpleaños, y no podía esperar para dártelo. Así que- dijo, sacando una caja brillante del bolsillo de la chaqueta -feliz cumpleaños, Smiley.
Puso el paquete en mi mano y me incliné para besarlo en la mejilla -Gracias.

-Ábrelo. Quiero ver tu cara cuando lo hagas- Metí el dedo por debajo de la cinta en la parte inferior de la caja y luego retiré el papel, entregándoselo. Una pulsera de brillantes diamantes reposaba en la caja.
-Liam- susurré.
Sonrió -¿Te gusta?
-Por supuesto- dije sosteniendo el brazalete en frente de mi cara en admiración -Pero es demasiado. No podría aceptar esto aunque hubiésemos estado saliendo por un año, mucho menos a la semana.
Liam hizo una mueca. -Pensé que dirías eso. Busqué de arriba a abajo toda la mañana por tu perfecto regalo de cumpleaños, y cuando lo vi, supe que sólo había un lugar donde debía pertenecer- dijo, tomándolo de mis dedos y colocándolo alrededor de mi muñeca -Y tenía razón. Se ve increíble en ti.
Levanté mi muñeca y sacudí la cabeza, hipnotizada por el brillo de colores que desprendían a la luz del sol. -Es lo más hermoso que he visto. Nadie nunca me había dado algo tan…- caro vino a mi mente, pero no quería decir eso -Elaborado. No sé qué decir.
Liam se echó a reír y luego besó mi mejilla. -Di que lo llevarás mañana.
Sonreí de oreja a oreja. -Lo llevaré- le dije, observando mi muñeca.
-Me alegro que te guste. La expresión en tu rostro vale la pena por las siete tiendas a las que fui.
Suspiré -¿Fuiste a siete tiendas?- Él asintió con la cabeza y tomé su rostro entre mis manos -Gracias. Es perfecto- le dije, besándolo rápidamente.
Me abrazó fuerte. -Tengo que irme. Tengo un almuerzo con mis padres, pero te llamo después, ¿de acuerdo?
-Está bien. ¡Gracias!- Llamé detrás de él, mirándolo trotar por las escaleras. Me apresuré a entrar en el apartamento, sin poder apartar los ojos de mi muñeca.
-¡Mierda, Miley!- Dijo Demi, tomando mi mano -¿De dónde sacaste esto?
-Liam lo trajo. Es mi regalo de cumpleaños- le dije. Demi me miró boquiabierta y luego hacia a la pulsera.
-¿Él te compró una pulsera de diamantes? ¿Después de una semana? Si no lo supiera mejor, ¡diría que tienes una entrepierna mágica!- Me reí en voz alta, comenzando un ridículo festival de risa en la sala de estar.
Joe salió de su habitación, viéndose cansado y satisfecho. -¿Sobre qué están chillando los pastelitos de frutas?
Demi levantó mi muñeca. -¡Mira! ¡Su regalo de cumpleaños de Liam- Joe entrecerró los ojos y después se agrandaron.
-Vaya.
-¿Verdad que sí?- dijo Demi, asintiendo con la cabeza.
Nick tropezó en la vuelta de la esquina, pareciendo un poco enfermo. -Ustedes son jodidamente ruidosos- gimió, abotonándose sus vaqueros.
-Lo siento- le dije, tirando de mi mano del agarre de Demi. Nuestro casi-momento se deslizó en mi mente y parecía que no podía verlo a los ojos.
Se tomó el resto de mi jugo de naranja y luego se secó su boca. -¿Quién diablos me dejó beber tanto ayer por la noche?
Demi se burló. -Tu lo hiciste. Te fuiste a comprar un quinto después de que Miley se fuese con Liam y arruinaste todo el asunto cuando ella regresó.
-Maldita sea- dijo, sacudiendo la cabeza -¿Te divertiste?- Preguntó, mirándome.
-¿Hablas en serio?- Pregunté, mostrando mi ira antes de pensarlo.
-¿Que?
Demi se echó a reír. -La sacaste del coche de Liam, viendo todo rojo cuando los sorprendiste acaramelados como estudiantes de secundaria. ¡Empañaron las ventanas y todo!-  Los ojos de Nick se desenfocaron, buscando los recuerdos de la noche anterior en su mente. Traté de sofocar mi temperamento. Si él no recordaba sacándome del coche, entonces no recordaría que estuve a punto de entregarle mi virginidad en una bandeja de plata.
-¿Qué tan cabreada estás?- preguntó, haciendo una mueca.
-Bastante- Estaba furiosa de que mis sentimientos no tenían nada que ver con Liam. Apreté la bata y pisoteé por el pasillo. Los pasos de Nick estaban detrás de mí.
-Pidge- dijo, capturando la puerta cuando la cerré en su cara. Poco a poco la abrió y se puso delante de mí, esperando para sufrir ante mi ira.
-¿No recuerdas nada de lo que me dijiste la noche anterior?- Le pregunté.
-No. ¿Por qué? ¿Fui grosero contigo?- Sus ojos inyectados de sangre estaban cargados de preocupación, lo que sólo sirvió para amplificar mi ira.
-¡No, no fuiste grosero conmigo! Tú… nosotros…- Cubrí mis ojos con mis manos y luego me congelé cuando sentí la mano de Nick en mi muñeca.
-¿De dónde salió esto?- dijo, mirando la pulsera.
-Es mía- le dije, alejándome de él.
Él no quitaba los ojos de encima de mi muñeca. -Nunca la había visto antes. Parece nueva.
-Lo es.
-¿De dónde la has sacado?
-Liam me la dio hace unos quince minutos- le dije, mirando su expresión pasar de la confusión a la ira.
-¿Qué diablos estaba haciendo ese imbécil aquí? ¿Pasó la noche aquí?- Preguntó, levantando la voz con cada pregunta.
Me crucé de brazos. -Él fue de compras en busca de mi regalo de cumpleaños esta mañana y lo trajo.
-No es tu cumpleaños, todavía.- Su rostro se volvió en un intenso color rojo mientras intentaba mantener su temperamento bajo control.
-No podía esperar- dije, levantando la barbilla con orgullo.
-No es de extrañar que tuve que arrastrar tu trasero de su coche, parece que tú…- Se detuvo, presionando sus labios.
Entrecerré los ojos. -¿Qué? Parece como si estuviera, ¿Qué?
Su mandíbula se tensó y tomó una respiración profunda, soplando a través de su nariz. -Nada. Estoy cabreado e iba a decir algo que no quería decir.
-Nunca te has detenido antes.
-Lo sé. Estoy trabajando en ello- dijo caminando hacia la puerta -Dejaré que te vistas-  Cuando tomó el pomo, se detuvo, frotándose el brazo. Tan pronto como sus dedos tocaron el morete purpura que se acumulaba bajo su piel, levantó su codo y vio la contusión. Él la miró por un momento y luego se volvió hacia mí -Me caí en las escaleras la noche anterior. Y tú me ayudaste a llegar a la cama…- dijo, analizando las imágenes borrosas en su mente. Mi corazón latía con fuerza y tragué saliva cuando noté que lo había recordado. Sus ojos se estrecharon. -Nosotros- comenzó, dando un paso hacia mí, mirando el armario y luego a la cama.
-No, no lo hicimos. No pasó nada- dije, sacudiendo la cabeza.
Se encogió, la memoria, obviamente, repitiéndose en su mente -Empañaron las ventanas de Liam, te saqué del coche y después traté de…- dijo, sacudiendo la cabeza. Se dio la vuelta hacia la puerta y cogió el pomo, sus nudillos blancos -Estás volviéndome en un jodido psicópata, Pigeon- gruñó sobre su hombro -No puedo pensar bien cuando estoy cerca de ti.
-¿Así que es mi culpa?
Se dio la vuelta. Sus ojos se posaron en de mi rostro a mi bata, a mis piernas y luego a los pies, después volviendo a mis ojos. -No sé. Mi memoria es un poco confusa… pero no recuerdo que dijeras que no.
Di un paso adelante, dispuesta a discutir ese hecho irreverente, pero no pude. Él estaba en lo cierto. -¿Qué quieres que diga, Nick?
Miró la pulsera y luego a mí con ojos acusadores. -¿Estabas esperando que no lo recordara?
-¡No! ¡Estaba furiosa porque se te olvidó!
Sus ojos marrones se clavaron en los míos. -¿Por qué?
-Porque si yo… si nosotros… ¡No sé por qué! ¡Sólo lo estaba!
Él atravesó por la habitación, deteniéndose a centímetros de mí. Sus manos tocaron cada lado de mi rostro. -¿Qué estamos haciendo, Pidge?
Mis ojos comenzaron en su cinturón y luego se deslizaron sobre los músculos y tatuajes de su estómago y pecho, reposando, finalmente, en el cálido color marrón de sus ojos. -Tú dímelo.

-¿Miley?- dijo Joe, tocando la puerta -Demi va a hacer algunas diligencias, quiere que lo sepas en caso de que quieras ir con ella.
Nick no había apartado sus ojos de los míos. -¿Pidge?
-Sí- Llamé a Joe -Tengo algunas cosas que necesito comprar.
-Bien, ella estará lista para irse cuando tú lo estés- dijo Joe, sus pasos desaparecieron por el pasillo.
-¿Pidge?- Tiré un par de cosas del armario y las coloqué a su lado.
-¿Podemos hablar de esto más tarde? Tengo que hacer muchas cosas hoy.
-Seguro- dijo con una sonrisa artificial.

Fue un alivio cuando llegué al baño, apresuradamente cerré la puerta detrás de mí. Tenía dos semanas en el apartamento, y no había manera de que pudiera posponer la conversación por tanto tiempo. La parte lógica de mi cerebro insiste en que Liam era mi tipo: atractivo, inteligente e interesado en mí. ¿Por qué me molestaba con Nick por algo que yo nunca entendería? Cualquiera que sea la razón, esto nos está volviendo locos a ambos. Estaba dividida por dos personas diferentes; La persona dócil y educada que era con Liam, y la persona furiosa, confundida y frustrada que me volvía cerca de Nick. Toda la escuela había sido testigo de cómo Nick era impredecible, por no decir que volátil. Me vestí rápidamente, dejando a Nick y Joe para irme al centro comercial con Demi. Ella reía por su aventura sexual con Joe, y yo escuchaba asintiendo con la cabeza en las partes correctas. Era difícil concentrarme en el tema en cuestión con los diamantes de mi pulsera creando pequeños puntos de luz en el techo del auto, recordándome la elección que tenía que hacer frente. Nick quería una respuesta, y yo no tenía una.
-Está bien, Miley. ¿Qué está pasando? Has estado muy callada.
-Está cosa con Nick… es un desastre.
-¿Por qué?- dijo ella, sus lentes de sol se levantaron cuando ella frunció su nariz.
-Él me ha preguntado qué vamos a hacer.
-¿Qué vas a hacer tu? ¿Estás saliendo con Liam o qué?
-Me gusta, pero sólo ha sido una semana. No es serio o algo.
-Tienes sentimientos por Nick, ¿O no?
Negué con mi cabeza. -No sé lo que siento por él. Sólo no veo lo que está sucediendo, Demi. Él es una cosa demasiada mala.
-Ninguno de los dos va a salir y admitir que ese es el problema. Están tan asustados de lo que podría ocurrir que estás luchando con dientes y uñas. Sé que es un hecho que si miras a Nick a los ojos y le dices que lo quieres, él nunca mirara a otra chica nuevamente.
-¿Sabes que es un hecho?
-Sí. Tengo un chivo espiratorio, ¿recuerdas?- Detuve mis pensamientos por un momento. Nick debió de haber estado hablando con Joe sobre mí, pero Joe no tiene el coraje de írselo a decir a Demi. Él sabe que ella me lo diría, eso me dejaba llegar a una conclusión: Demi los había escuchado. Quería preguntarle qué fue lo que dijeron, pero lo pensé mejor.
-Esta situación me romperá el corazón, seguro que ocurrirá- dije, negando con la cabeza -No creo que él sea capaz de ser fiel.
-Él no era capaz de tener una amistad con una mujer, tampoco, pero ustedes dos han dejado en shock a todo Eastern.
Toqué mi pulsera y suspiré. -No sé. No me importa cómo sean las cosas. Sólo podemos ser amigos.
Demi negó con la cabeza. -Excepto que no son sólo amigos- suspiró -¿Sabes, qué? Esta conversación terminó. Vamos a cortarte el cabello y maquillarte. Voy a comprarte un nuevo conjunto de ropa por tu cumpleaños.
-Creo que eso es exactamente lo que necesito- sonreí. Después de horas de manicura, pedicura, siendo peinada, encerada y maquillada, metí mis pies en mis brillantes zapatillas amarillas y me vestí mi nuevo vestido gris.
-Ahora, ¡Esta es la Miley que conozco y amo!- rió ella, sacudiendo su cabeza hacia mi conjunto -Tienes que usar esto en la fiesta de mañana.
-¿No era este el plan desde el principio?- dije, sonriendo. Mi celular sonó en mi bolso, y lo sostuve en mi oído -¿Hola?
-¡Es la hora de la cena! ¿A dónde demonios han ido ustedes dos?- dijo Nick.
-Nuestras indulgencias eran mimarnos un poco. Tú y Joe sabían cómo comer antes de que saliéramos del departamento. Estoy segura de que puedes manejarlo.
-Bueno, no, joder. Nos preocupamos por ustedes, ya sabes.
Mire a Demi y sonreí. -Estamos bien.
-Dile que regresaremos en poco tiempo. Tengo que detenerme a recoger unas notas de Joe con Jamez, y entonces iremos a casa.
-¿La has escuchado?- pregunté.
-Sí. Nos vemos luego, Pidge-  Condujimos hacia James en silencio. Demi apagó el motor, mirando el edificio de apartamentos adelante. Joe le pidió a Demi que recogiera unas notas, pero no tenía sentido; estábamos justo a una calle del apartamento de Joe y Nick.
-¿Qué va mal, Demi?
-James me da escalofríos. La última vez que estuve aquí con Joe, él estuvo todo el tiempo coqueteándome.
-Bueno, yo iré contigo. Si él se atreve si quiera a guiñarte el ojo, voy a apuñalarlo en el ojo con mis tacones nuevos, ¿De acuerdo?
Demi sonrió y me abrazó. -¡Gracias, Miley!

Nos dirigimos a la parte trasera del edificio, y Demi tomó una profunda respiración antes de tocar la puerta. Esperamos, pero nadie abrió. -Supongo que no está aquí, ¿no?- pregunté.
-Está aquí- dijo, irritada. Golpeó la puerta de madera con el costado de su puño y luego la puerta se abrió.
-¡FELIZ CUMPLEAÑOS!- gritó la multitud desde adentro. El techo estaba lleno con burbujas rosas y negras, cada centímetro estaba cubierto con globos de helio, con largas cadenas plateadas colgadas hasta llegar a las caras de los invitados. La multitud se separó, y Nick se acercó a mí con una amplia sonrisa, tocando cada lado de mi rostro y besando mi frente.
-Feliz cumpleaños, Pigeon.
-Es hasta mañana- dije. Aún en shock, tratando de sonreírle a todo el mundo.
Nick se encogió de hombros. -Bueno, ya que podrías sospecharlo, decidimos hacer algunos cambios al último minuto y sorprenderte. ¿Sorprendida?
-¡Mucho!- dije mientras Cheyne me abrazaba.
-¡Feliz cumpleaños, nena!- dijo Cheyne, besando mis labios.
Demi me dio un codazo. -¡Qué bueno que tuviste que hacer algunas diligencias conmigo hoy, o te hubieras presentado como una fodonga!
-Te ves grandiosa- dijo Nick, escaneando mi vestido.
James me abrazó, presionando su mejilla con la mía. -Y espero que sepas que Demi me dijo que James le daba escalofríos justo antes de llegar aquí.
Miré a Demi, y ella rió. -Funcionó, ¿no?
Una vez que todos se turnaron para abrazarme y desearme un feliz cumpleaños, me incliné hacia el oído de Demi -¿Dónde está Liam?
-Llegará más tarde- susurró -Joe no podía conseguir su teléfono para informarle que sería esta tarde.
James subió el volumen de la música y todo el mundo grito. -¡Ven aquí, Miley!- dijo, caminando hacia la cocina. Él alineó varios caballitos en el mostrador y sacó una botella de tequila del bar -Feliz cumpleaños de parte del equipo de fútbol, pequeña- sonrió, llenando cada vaso de Petron -Esta es la manera en que nosotros hacemos los cumpleaños: Cumplirás 20, tiene 20 bebidas. Puedes beber todo o no terminarlo, pero mientras más bebas, más de estos consigues- dijo, abanicándose con un puñado de billetes de veinte dólares.
-¡Oh, Dios mío!- chillé.
-¡Bebe todo, Pidge!- dijo Nick.
Miré a James, sospechosamente. -¿Tendré veinte por cada caballito que beba?
-Así es, peso ligero. Por tu tamaño, diré que voy a perder sesenta dólares al final de la noche.
-Reconsidéralo otra vez, James- dije, agarrando el primer vaso, dejándolo entre mis labios, echando mi cabeza hacia atrás para vaciar el caballito y luego limpiar mi boca con mi otra mano.
-Mierda- Exclamó Nick.
-Esto será realmente un desperdicio, James- dije, limpiando las esquinas de mi boca -Prefiero Cuervo, en vez de Petron.
La sonrisa de arrogancia en el rostro de James se desvaneció, y negó con su cabeza y se encogió de hombros. -Acaba con esto, entonces. Tengo la billetera llena de billetes de doce jugadores de fútbol que dicen que no puedes terminar diez.
Entrecerré mis ojos. -Doble o nada, yo digo que puedo beber quince.

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