miércoles, 5 de junio de 2013

Lady Killer- Niley- Cap 21


Pensé en ir a su apartamento tan pronto como llegue a casa, pero, a decir verdad, me daba miedo. Y era mucho más fácil simplemente sentir pena por mí misma. Tenía una tarrina de helado de galletas con chispas de chocolate en la nevera en espera para ciertas ocasiones. Hubiera estado bien compartirla con Demi, pero no puedo permitirme contarle el secreto a alguien, y no era tan egoísta como para hacerle presenciar a Liam más de mi autocompasión. Prometió que no le diría a nadie, y le creí. Me senté en un extremo del sofá, Hamlet extendida en el otro. Me preguntaba si podría consolarme. Fue buena conmigo solo una vez en otro momento triste, así que tal vez tenía una oportunidad. Llegue a ella, y no solo me recibió con su usual gruñido, también con un silbido. Estaba claramente del lado de Nick.
Pensé en ir a él mil veces, tal vez mil y una. Pero tenía que enfrentarlo, estuvo fuera de mi alcanza desde el comienzo. Se habría cansado de mí eventualmente, una vez el factor prohibido desapareciese. Y no podía ni siquiera empezar a contemplar lo que habría pasado si hubiésemos sido atrapados. Incluso pensar en ello me llenaba de adrenalina, como cuando me besó en el laboratorio para que nadie nos viera. Tal vez me hacía un favor, cortando los lazos ahora. Quiero decir, apesta siete mil millones de veces, pero habría sido peor después de más tiempo.
 En mi tenue, tranquilo apartamento, en mí inducida neblina de helado, podía admitir que me enamore de él. Nuestra oh-tan-breve relación fue como pasar un día a la luz del sol después de vivir eternamente bajo tierra (mi antiguo yo siendo el todo en esta historia) Tal vez eso era todo lo que obteníamos de una relación como esta, destellos de luz. Tal vez era demasiado brillante para ser sostenida durante un prolongado periodo de tiempo. Tal vez debería estar agradecida. No me sentía agradecida. Me sentía miserable (y llena de helado) 
Estábamos en el laboratorio de nuevo el miércoles, y nunca se acercó a más de un metro de mí área. En el ensayo de esa noche, se sentó en primera fila tomando notas, y no dijo una sola palabra. Jueves y viernes fueron igual. Pensé que la actuación en los ensayos mejoró ahora que Liam y yo habíamos remendado las cosas (en parte). No éramos tan cercanos como antes. No nos veía saliendo solos en un futuro, pero hablábamos sin ningún percance, y ambas mentes se despejaron lo suficiente como para centrarse en la obra. 
Regresé a mi estado de hombre-topo durante el fin de semana, nunca dejando mi apartamento, duchándome solo cuando era absolutamente necesario. Cualquier otro fin de semana, Demi me habría forzado a salir, pero aún seguía un poco cabreada por mi actitud en el club. Así que, estaba muy sola. No tenía a nadie, solo a Hamlet, que me odiaba con el fuego de mil soles. Transcurrí una semana entera en estado de soledad antes de que me pusiera nerviosa por no hacer nada al respecto. Me pasé durante sus horas de oficina, demasiado asustada como para enfrentarlo en casa o después de clases. Cuando me acerqué a la puerta, estaba en el teléfono.
-Lo sé.- Estaba asintiendo, sonriendo. –Lo sé. Estaré en casa antes de que te des cuenta. ¿Qué son, sólo tres meses más?- Me congelé. Me pegué a la pared frente a su puerta, y mis pulmones parecían vacíos sin importar cuantas bocanadas tomara. 
-¿Eso? No, lo superé. Realmente no era algo con lo que comenzar… sólo un inconveniente.- Algo se desmoronó en mi interior, algo que ya había estado vulnerable y débil, pero que ahora se estaba rompiendo  y rompiendo.
-Debería haberlo sabido.  Lo sé, pero ahora se acabó, y realmente no me importa ya, ¿Sabes? Sí, sí. Encontrare otro sitio en el que trabajar. Es sólo que no vale la pena.- ¿No vale la pena? Creía, hasta entonces, que mantendría la esperanza, aunque tratara de convencerme de lo contrario. Esperanza… era tan hija de puta. 
No lloraría. Él lo había superado. Tenía que hacerlo, también. Y necesitaba asegurarme de que lo supiera. Si estaba pensando en marcharse para alejarse de mí, tenía que arreglar eso. No sería la razón de que se fuera. Antes de que cambiase de opinión, extendí la mano y lo llamé a la puerta, entrando. Alzó la mirada, y tartamudeé sobre lo que iba a decir a continuación. Me miró por un segundo, el teléfono en su mano olvidado. Finalmente, parpadeó y regresó a su conversación.
-Oye, tengo que irme. Te llamara más tarde, ¿De acuerdo?- Odiaba a quien quiera que estuviera del otro lado. ¿Era una chica? ¿Tenía una novia en Filadelfia? ¿Fui solo una aventura para él, sólo sexo (o bien, casi sexo)? Quienquiera que fuese habló durante otros veinte segundos mientras él decía síes y vales y asentía. Sólo me miro por un momento, y luego dijo: -¿Cómo puedo ayudarte, Miley? 
Su tono formal me repugno, pero traté de copiarlo, lo mejor que pude. –Sólo quería disculparme por mi comportamiento durante nuestro ensayo. Liam y yo hemos arreglado todo.  
Irrumpió: -Lo noté. 
Mis pensamientos tartamudeaban, huyendo por el momento. –Así que… yo, mmm, prometo que no volverá a suceder. En el futuro, mantendré una actitud profesional. No traeré a colación mi vida personal a tu ensayo o al aula. 
Dejó la pluma con la que jugueteaba, y comenzó a levantarse. –Miley… 
No pude escuchar lo que iba a decir. Si tenía que oírle decir que dejarme no era fácil (cuando sabía que no le importaba), terminaría llorando y haciendo el ridículo. Así que lo interrumpí. –No hay problema. Lo he superado. No es gran cosa, ¿Verdad?
Hizo una pausa y estaba segura de que sabía que mentía, de que podía ver dentro de mi revuelto estómago y mi retorcido corazón. Quise que me creyera. Estoy bien. Lo he superado. Estoy bien. Bien. Bien. –Cierto.- dijo finalmente. Inhale codiciosamente. 
-Genial. Gracias por tu tiempo. ¡Que tengas un buen día!- Luego salí por la puerta y corrí, corrí, corrí por las escaleras hacia el exterior, donde pude tragar saliva y llenar mis pulmones hasta no tener ganas de llorar. Desde entonces, construí muros con sonrisas y me cerré con risas. Quedé con Demi, prometiéndole que iría a bailar cuando quisiera. Me enfoque en el ensayo, memorizando todas mis líneas una semana antes del fin del libro. Me adentré en marzo como un soldado, avanzando, negándome a mirar hacia atrás. Eric elogio mi trabajo en los ensayos, diciendo que podía sentir mi vergüenza, el odio a mí misma en cada palabra, que podía verlo incluso en mi postura. Sonreí y fingí como si estuviera contenta de oírlo.
Me centré en la graduación, cuando me iría y a quien sabe dónde. Tal vez llegaría al límite de la tarjeta de crédito y viajaría con Demi. Tal vez volvería a casa y trabajaría, para ahorrar un poco de dinero. A mamá le encantaría. Tal vez me quedaría aquí y conseguiría un trabajo en Target o algo así. Sólo tenía que llegar hasta el final. Las cosas mejorarían. Entonces… lo manejaría. Le contaría a Demi todo, y acabaríamos con el dolor. Entonces. No puedo esperar por el entonces. Parecía posible. Parecía capaz de hacerse.   Hasta que él Ahora lo jodió todo. Estábamos a una semana de vacaciones de primavera, un muy necesario descanso. La tarde del viernes no tenía a todos en la caja negra del teatro para ser dirigidos a los talleres del decorado.  El departamento entero estaba reunido en el teatro, los directores Junior petrificados, todos los demás iban del aburrimiento a la alegría sádica. Estaba avanzando, deseando que el tiempo pasara, cuando Cheyne se levantó para hacer un anuncio antes de la primera escena. 
Se aclaró la garganta, extraordinariamente serio para Cheyne. –Así que… Ayer fui al médico…
-¿Y estas embarazado?- gritó alguien desde atrás.
-No.- sonrió, aunque levemente. –En realidad… tengo mono. (Mononucleosis)- Hubo un latido antes de que colara. –El medico dijo que la incubación ocurre entre cuatro y ocho semanas, lo que significa que ya podría haberlo tenido en Enero o febrero. Así que… es posible que quieran tener cuidado con beber después de otra persona y… otras cosas.
Enero o febrero. La fiesta. Besé a Cheyne en la fiesta. Todos lo hicimos… con todos.  Por instinto, mis ojos buscaron a los otros miembros de esa fiesta. Sus expresiones eran tan ansiosas y temerosas como la mía. Si Cheyne era contagioso ya en ese entonces, significaba que podía tenerla, junto con Liam, y Demi, y Victoria, y cada persona en la fiesta. Y Nick. Mierda.

Me encontré con él tan pronto como las escenas habían terminado. Los actores se arremolinaban aún en sus trajes. Profesores felicitaban a sus alumnos, y todos gravitaban hacia sus grupos, haciendo planes para el fin de semana. Todo el mundo parecía tranquilo y feliz, y me sentí como si el mundo se estuviese acabando.  Caminar hacia Nick era como entrar en una habitación llena de ántrax. Pero lo hice de todos modos. Por suerte, él no estaba hablando con nadie, simplemente comprobando algo en su teléfono. Estuve detrás de él durante unos momentos. Sólo estar cerca de él me afecto. Realmente era como un veneno. Lo inhalé, y pude sentir como caían los muros y la protección que había construido.
No sé si hice un ruido o si me sintió detrás de él pero se volvió y me miró. Por un segundo, pensé que iba a sonreír. Entonces su expresión cambio y estuvo en alerta. Como si no confiara en mí. Entonces su rostro estuvo en blanco. Tuve todas estas emociones y recuerdos que empujaron contra mis barricadas, tratando de derramarse hacia el exterior. Parecía que no podría importarle menos. Quería escupirlo y correr, pero sabía que era una mala idea. No es exactamente normal advertir a tu profesor de que tal vez le habías contagiado el mono.
-¿Podemos hablar en privado…?- le pregunté. Miró alrededor de la habitación, y pude imaginar hacia donde se iban sus ojos. Hacia Eric probablemente. Tal vez hacia Liam. O Dom. A quien sea que estuviese mirando, se quedó allí concentrado mientras decía:
-No creo que sea una buena idea, Miley.- Sí, me había quedado sin buenas ideas hace mucho tiempo.
-No será mucho tiempo.- le prometí. Me miró, por fin. Quería creer que vi sus ojos suavizarse un poco, pero lo podría haber imaginado. Lo hice todo el tiempo. Todo lo que tenía que hacer era cerrar los ojos y podía verlo llegar hacia mí, sus labios a milímetros de los míos. Pero siempre… siempre abriría los ojos y no sería real. Una mano se curvo alrededor de mi hombro, y me atrajo en un abrazo. Era Eric. Empezó a hablar, acerca de los ensayos y trajes y vacaciones de primavera, y todas esas cosas que simplemente no tienen espacio en mi cabeza. Miré a Nick, sonriendo a su jefe. Su sonrisa era tensa, de labios cerrados. ¿Cuándo fue la última vez que vi esa sonrisa hermosa?
Tal vez no tenía que decirle. Quiero decir, ni siquiera estaba enferma. No es como si se hubiera besado con nadie más en esa fiesta (esperaba). Y si nunca me enfermaba, nunca tendría que saber. Además, estaba claro que solo quería olvidar que nuestra pequeña aventura había pasado. Quiero decir, él había hablado de cambiar de trabajo por el amor de Cristo. Y desde entonces, he cuidado de no mirarlo demasiado tiempo o estar de pie demasiado cerca o dar algún indicio que no había superado esto más de lo que él lo había hecho. Debido a que tan mal como estaban las cosas, serian infinitamente peores si estuviésemos en esto juntos. Sí, le diría si tuviera que hacerlo. No había necesidad de mencionarlo si no era realmente un problema. Me  excusé, me despedí de Eric y Nick. Luego volví a fingir. Por lo menos mi educación estaba siendo sometida a algún uso, incluso si nunca podía hacer otra cosa con ella. Me enseño a mentir.

El ultimo día de clases, antes de las vacaciones de primavera, me desperté agotada y tan fría que me puse un suéter para la clase de Nick, aunque era primavera en Los Ángeles. Era bastante obvio, o debería haber sido, pero estaba tan preocupada por sobrevivir el día y llegar al descanso que hice a un lado mi inquietud. Nick nos dejó salir temprano, pero no antes de decir:
-Lamento darles tarea chicos durante las vacaciones, pero cuando vuelvan. Quiero un plan definitivo para lo que estarán haciendo el 23 de mayo, que para aquello de ustedes que buscan en su calendario es el día después de su graduación.
Dom rio detrás de mí. -¿Cuenta todavía estar ebrio por la noche anterior como un plan definitivo?- Ni siquiera tengo la energía para rodar los ojos.
-Veré a algunos de ustedes esta noche en el ensayo, y para el resto, ¡Tengan unas grandes vacaciones de primavera! ¡No sean arrestados o se casen o cualquiera de esas cosas! Disfruten del resto del día.- Creo que hubo aplausos, pero mi cabeza se sentía un poco borrosa. Recogí mis cosas y decidí que no necesitaba ir al resto de mis clases de hoy. Debía ir a casa y tomar una siesta. Una siesta sonaba bien. Estaría bien después de dormir un poco más. Me sentí mareada mientras me tambaleaba hacia la puerta. No me había dado cuenta de que todo el mundo se había ido hasta que Nick y yo estábamos solos, y preguntó:
-¿Estas bien, Miley?- Asentí con la cabeza. Mi cabeza se sentía como si estuviera llena de algodón.
-Sólo cansada.- Le dije. Estaba lo suficientemente lúcida como para asegurarme de que mi respuesta fuera cuidadosamente neutral, no necesitada o maliciosa. -Gracias, sin embargo. ¡Ten unas buenas vacaciones!- Mi voz sonaba muy lejos, y llevé toda mi concentración para salir de la puerta y a mi coche. 
El regreso a casa era un misterio. Había definitivamente conducido, pero no podía recordar las calles o girar la rueda, pero entonces estaba en frente de mi casa, tan cerca de mi cama. Quería caer directo en ella, pero mi necesidad neurótica de colgar un calendario al lado de mi cama, me recordó que tenia esta noche ensayo. Puse una alarma a las 5 p.m. así tendría tiempo para preparar la cena antes, y puse otra para las 5:05 sólo en caso de que accidentalmente se apagara la primera. Después, la cama se hundió a mí alrededor, y me estaba volviendo directo al olvido. Minutos más tarde, el mundo estaba gritando y era tan fuerte que traté de presionar mis manos sobre mis oídos, pero ellos estaban muertos, sin vida a mi lado. Tragué saliva, y mi lengua sentía púas. Mi garganta ardía como mis labios agrietados.  Rodar en la cama se sentía como mover montañas. 
El reloj marcaba las 5:45 pm. Parpadeé y leí de nuevo. 5:45 pm. El mundo seguía gritando y finalmente, levanté mis manos y empujé mi alarma hasta que el ruido se detuvo. Tragué saliva de nuevo, pero mi lengua se sentía demasiado grande. Mi saliva chamuscaba como acido en su camino hacia abajo. Aturdida, mire el reloj. Estaba fuera de tiempo. El ensayo comenzaba en quince minutos. De alguna manera… No sé como, de verdad… me empuje fuera de la cama. Mis piernas temblaban como si el piso fuera un barco y debajo estuviese el mar. Había cosas que tenia que hacer… lo sabia, pero no podía pensar mas allá de esa sensación persistente de que había algo que faltaba.
 Y estaba tan frio, ¿Dónde estaba mi abrigo? Necesitaba mi abrigo. Envuelta en las cosas más cálidas que pude encontrar, di un vuelco hacia fuera de mi coche. El  mundo se volvió por un segundo, como un niño que se niega a quedarse quieto. Saqué una mano para estabilizarme, pero no había nada ahí para atraparme. Me lancé hacia un lado. No me caí, pero logré sostenerme, a duras penas. Me quedé mirando el suelo, estaba tan cansada, ¿Seria tan malo estar allí? ¿En el suelo? Aunque, hacia tanto frio. Realmente debería entrar para acostarme… o hacerlo en mi coche. ¿Tenia tiempo para una siesta en mi coche?
Negué con la cabeza, tratando de despejar la niebla y algo terrible se sacudió alrededor de mi cráneo. Dolía. Dios, que dolía. Lo pulsé con mis manos, tratando de entender por qué, y tragué de nuevo, lo que dolió, también. Todo dolía. Todo. No pude resistir más. Estar de pie era demasiado duro. Estaba casi en el suelo, buscando, pensando en como el asfalto seria caliente contra mi mejilla cuando algo me engancho por detrás. Seguí llegando, pero me atraparon, un pez colgando en una línea. Empecé a llorar porque mi cabeza estaba palpitando y mi garganta estaba tomando medidas drásticas como el hierro. Todavía quería mi abrigo, y no quería ser un pez,  quería dormir. Dormir. Alguien me decía que estaba bien. El gancho se había ido, y mi almohada me abrazo una vez más, y debo haber estado soñando. Durmiendo. Dormir tal vez soñar.

Algo zumbó. Pensé en las abejas. Estaba volando con las abejas. -…Está bien. No puedo decía cuan mal, pero definitivamente tiene fiebre. No está para nada lucida. Mono, sí. ¿Debo llevarla al hospital? ¿Estás seguro? Estás seguro. Bien. Sí. Adiós.- Tendí una mano hacia fuera. Había demasiadas palabras. Las abejas no deberíamos hablar. Eso no tenia sentido. ¿Dónde estaba?
-¿Dónde?- Gemí, entonces. –Ay- porque todavía dolía incluso después de dormir. Mi mano encontró algo. O algo encontró mi mano. Y hacia calor. Y me estaba congelando. Suspiré. La calidez encontró mi mejilla y empujo a hacerlo, con ganas de más.
-Tan frio.- le dije al calor.
Y entonces el calor contesto, bajo y suave: -No sé que hacer.
Agarré la calidez que me cogió la cara y pedí: -Más.- Entonces el calor se fue, a pesar de que trate de aguantar. El aire soplaba a mi lado, y estaba temblando, temblando, temblando. Lloré y sentí lágrimas como ríos de hielo. –Frio.- le dije. Tragué saliva, pero se sentía peor en lugar de mejor. Odiaba esto. Quería que terminara. Por favor. Por favor. Por favor.
- Por favor.
-Estoy aquí, amor. Espera.- El mundo se cayó, se inclino hacia un lado, roto. Y me acunada, llevándome con él, pero en vez de morir, caí en calor, sólido y fuerte. Me aferré a él, queriendo estar dentro de él, para dejar de temblar, hacer que todo se detenga. Era el sol, y me sostuvo en sus brazos, me llamó por mi nombre, me toco de la frente a los pies. Me quedé dormida acunada en el cielo en los brazos de una estrella. 
Cuando me desperté después, mi cabeza estaba lo suficientemente clara para saber que estaba enferma. Tuve que respirar por la nariz porque mi garganta estaba demasiado hinchada, demasiado frágil para resistir el paso del aire. Mis músculos me dolían y mi estomago se sentía hueco. Todavía tenía frio, pero no me congelaba. Descongelada. El sueño me llamo de nuevo. Todavía estaba muy cansada. Pero sabía, sabia lo que eso significaba. Había conseguido mono después de todo. Lo que significaba que tenía que decirle a Nick. Pero eso podía esperar hasta que mi cabeza no se estuviese reventando y mis pulmones se sintieran completos y mi garganta no estuviese en llamas. Una vez que la fiebre cesara, lo llamaría. 
Me moví, deseando que mis rodillas y mis codos y hombros sólo dejaran de existir porque en este momento no eran nada, pero dolían. Y entonces, sabía que estaba soñando, que la fiebre había reorganizado mi cerebro porque Nick estaba allí debajo de mí, con el pecho desnudo como mi almohada. Era cruel, esta fiebre. Pero sabía que era solo porque había pensado en él. Probablemente estaba todavía soñando. Tenía los ojos abiertos, mirándome fijamente, sin hablar, sólo mirando. No puede ser real. 
-Me hubiera gustado que fueras real.- lloriqueé, antes de dejarme ir de nuevo. Durmiente. Durmiente. 
Cuando me desperté de nuevo, los escalofríos se habían detenido, y estaba sola. A pesar de que sabía que era un sueño, presione mi cara en mi almohada, deseando que no se hubiese ido. No me había dado cuenta, hasta ahora, o tal vez simplemente no lo había admitido, pero me estaba enamorando de Nick. Tal vez nunca había dejado de enamorarme. Cada recuerdo y fantasía me llevo más profundamente a desearlo. Aunque todavía agotada,  esta vez tenia que trabajar para caer de nuevo en el sueño.
-Miley, despierta.- No había pasado el tiempo en absoluto. Tiene que ser un sueño.
-Tienes que beber algo. Despierta.- Traté de darle la espalda, arrastrarme mas profundamente en el sueño, pero algo tiró contra mí, y estaba sentada en contra de mi voluntad. Algo empujo mi espalda, negándose a dejar que me acostara, por lo que en lugar de eso me incline hacia un lado. Mi cabeza se encontró con algo solido. No estaba recostada, pero estaba lo suficientemente cerca. Cerré los ojos.
-Oh, no, no. Primero bebe. Entonces puedes dormir.- Estaba durmiendo. Al menos, pensaba que lo hacia. Debe haber sido porque de la nada apareció una taza en mi mano. Estaba caliente, casi tan caliente como las otras manos envueltas alrededor de la mía. Olía maravilloso, y dejé la copa tirarse a mis labios. Sopa. De fideos de pollo, tal vez. Tenía un sabor salado y caliente, pero era demasiado difícil tragar. Empujé la taza lejos.
-Por favor, amor. Estoy preocupado por ti. No me gusta tener que preocuparme por ti.- Conocía esas palabras, y era cruel de mi subconsciente repetírmelas de nuevo ahora, cuando ya no estaba preocupado en absoluto. Levanté la mirada, y allí estaba él, quizás incluso más perfecto en mi estado de sueño que en la vida real. Él era el sol. Él siempre había sido el sol parpadeante y brillante. Esto era demasiado. Me dolía por dentro y por fuera.
-Te extraño.- le dije a mi sol. –Fui tan estúpida. Y ahora he perdido la luz. 
Él no dijo que me extrañaba. No dijo nada de lo que querría de él. ÉL me dijo: -Bebe, Miley. Hablaremos cuando estés bien. - Hice lo que me pidió, porque estaba demasiado cansada para luchar, demasiado cansada para hacerle frente a la irrealidad. Poco a poco, di un sorbo, inclinando mi cabeza hacia atrás y dejando que el líquido resbalara por la garganta, así no tiene que trabajar tan duro de tragar. A mitad de la copa, ya no podía más. Lo empuje y él me dejo. 
-Ahora puedes dormir. Duerme, amor.- Caí hacia atrás contra las almohadas, pero fui capturada por otra cosa, por el miedo. Temía perder este… este espacio onírico entre el mundo en el que no se había arruinado todo. Tal vez Liam llegaría después, y Demi. Y por un poco tiempo, mi vida podría ser simple otra vez. El Nick de mi sueño pasó una mano por mi frente. 
-Creo que la fiebre ya casi ha desaparecido. Eso es bueno. Tienes que sentirte mucho mejor por la mañana.- Fruncí el ceño. 
-Eso significa que voy a tener que llamarte pronto. 
-¿Llamarme?
-Para decirte que te puedes enfermar, también.- Tenia la cabeza inclinada hacia un lado ¿Por qué no entiende?
-¿No crees que ya lo sé?
-No eres tú. No eres real.
-¿No lo soy?
-El Nick real no estaría aquí.- Me acurruque  en mi almohada, deseando que este sueño se detuviera. No era agradable ya. No era real. No éramos nada el uno al otro… ya no. Pero el Nick del sueño, se quedo allí, con la mano en mi pelo, y me dejé creer, por un poco más tiempo. 

3 comentarios:

  1. Oh Dios Mio! jajajaja miley ya esta delirando pobrecita :( awww nick tan tierno que la cuida :3 espero el proximo besos

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  2. ooowww me encanto el capi pobre miley
    (quiero un poco de mono!)
    jajajaja muy tierno nick al cuidar de la infectada
    bueno SIGUELA!!!!

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  3. ESTARIA ENCANTADA PASAR POR LO QUE MILEY PASO SI TENGO A NICK CUIDANDOME DE ESE MODO. ME ENCANTA CUANDO LA LLAMA "AMOR" ES TAN TIERNO. POR FAVOR NO DEJES DE SUBIR CAPIS!!!!!!

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