jueves, 31 de enero de 2013
When I Look At You- Cap 34
-No es lo que estás pensando, yo la amo- Eso se quedaba corto, esa niña era su vida, pero a Miley no parecía importarle.
-¡A otro imbécil con ese cuento!
-Entiendo que la situación te desagrade, pero…
-¿Desagradar? Esto es algo más que desagradar Nick- le corto furiosa.
-Vale, lo entiendo. Es culpa mía, lo sé… Ella es menor de edad y debería haberle dado tiempo ¿Crees que no lo sé?, pero me enamoré maldita sea, no lo planeé sólo ocurrió- Y como si necesitase defenderse aún más, añadió- Fue un accidente Miley algo completamente involuntario.
-Ese accidente, como tú lo llamas, es una niña Nick ¡Una niña!- la voz de Miley perdió fuerza, pero su silencio era tan letal como sus palabras, si es que no más- ¿Es que no lo ves?, ¡Tiene apenas quince años!- Nick sintió un escalofrío, la comprendía, actuaba como una madre después de todo, pero mira la hora a la que se le ocurrió tomarse su papel en serio, si bien le daba la razón su enfado era tan feroz que instintivamente habló protegiéndose:
-¿Eso no te detuvo a ti, verdad?- la bofetada llegó antes de que él pudiera preverla, habían límites que ni siquiera él era capaz de transar, salvo que acababa de hacerlo y había resultado una pésima idea-Me das asco. Esta es la última vez que te lo advierto, te quiero lejos de ella, y si la amas como dices hacerlo, la esperarás hasta que tenga una edad más prudente.
-Ya lo sé- dijo él, sobándose donde la piel quemaba, Miley tenía más fuerza de la que aparentaba, el dolor en su mejilla era una evidencia que no olvidaría.
-Pues entonces no tendrás ningún problema en hacer lo que te pido. Dale tiempo- susurró ella.
-No puedo- la miró directo a los ojos- ya perdí demasiado por tu culpa- Ella negó, secándose las lágrimas con la mano.
-Eso sólo lo dices para justificar tu falta, mentí porque creía que valías la pena, pensé que teníamos futuro, y sí… Admito que también quería hacerte pagar por usarme a tu antojo, pero ahora comprendo que no podía estar más equivocada.
-Siento que lo veas de esa forma- respondió él, aflojando el primer botón de su camisa, cuando volvió la vista hacia ella, la encontró negando mientras posaba su atención en la ventana, rehuyendo de su mirada.
-Tienes miedo- la mano le tembló mientras se apartaba un mechón de cabello de la cara- Tienes miedo de que al crecer se dé cuenta de el hombre que eres- Él frunció el ceño y esperó a que continuase- ¿O acaso te da miedo no ser capaz de aguantar?, son sólo unos años Nick… Si la amas como dices, no debería suponer un suplicio.
-Por qué no eres directa y admites de una vez qué es lo que quieres.
-Que te alejes de ella, ya te lo dije.
-Dejarla no es una opción
-Para mí sí.
-Entonces olvídate de ella, yo me haré cargo de ella- dijo Nick con tranquilidad, mientras se rascaba una ceja.
-¿Y permitir que la utilices como al resto de tus mujeres?, ni hablar- Los pulmones de él se dilataron en un hondo suspiro antes de que fuera capar de hablar.
-Ambos sabemos que no crees eso de mí, me conoces… Posiblemente, más de lo que yo mismo puedo permitirme admitir. Si esto es por celos...
-¡No son celos!, te quise… aún te quiero, pero no puedes tapar el sol con un dedo, ni yo- Esto está mal- Si realmente la amas como crees… La dejarás, y no será la amenaza de una inminente denuncia lo que te hará alejarte, sino el amor que dices sentir.
-¿Cómo es que te consideras tan moralista, de un momento a otro?- Ella sonrió con sus ojos cerrados y las mejillas humedecidas, probablemente evocando alguna memoria.
-Se trata de mi pequeña, no importa la edad que tenga, siempre la veré así. Me gustaría verla feliz, aprender… equivocarse, madurar. Mantener una relación con alguien mayor la hará saltarse etapas.- A Miley le dolía el pecho, pero en lugar de detenerse continuó hablando, como si de algún modo el dolor le ayudase a sanar, un oscuro recordatorio de cada falta cometida, Destiny no merecía nada de eso -No quiero esto para ella, cuando di a luz mi mundo completo se puso de cabeza y me volví un adulto a pasos agigantados. No te estoy pidiendo que le rompas el corazón, sólo que le des tiempo… Por favor, al menos dime que lo pensarás.
Él asintió, diciéndole que eso no significaba una maldita diferencia. Los siguientes tres días Nick se dedicó a guardar su equipaje, de todos modos tenía que irse ya había aceptado el puesto en New York, pero necesitaba hacer una última cosa. Esta vez no se rendiría sin luchar, Miley se había equivocado en una cosa. Él estaba plenamente consciente de su edad, sabía que tenía quince cuando la tomó esa primera vez, y también sabía que no era el primero. A pesar de ello, Miley parecía ignorar esto último y no sería Nick quien la pusiera al tanto de la vida sexual de su -pequeña-, por lo demás él estaba bastante seguro de lo que sentía y parecían años los transcurridos desde que la tuvo por última vez entre sus brazos. ¿Lo odiaría?, probablemente, a esa edad las adolescentes suelen ser muy volátiles, no le hubiera sorprendido encontrar su vehículo pintado con espray con palabras poco ortodoxas en él, de hecho tristemente lo anheló… Hubiera significado que aún pensaba en él, no de la mejor manera, aunque era mejor que nada.
-Vas a tener que hacer algo con tu cabello- se interrumpió y Destiny dedujo, tal vez por la expresión de su cara, el disgusto en el rostro de Mandy era obvio, que ahora estaba observando sus ojeras- También con tus ojeras, ponte unas bolsitas de té sobre los parpados antes de dormir.- Dest arrugo el rostro.
-Está bien, te tomaré la palabra- intentaba salir del apuro, lo último que se le ocurriría sería llenar sus ojos con ese líquido oscuro que la hacía pensar en tierra y otras cosas igual de tenebrosas, de ser así preferiría vivir por siempre con ojeras, no podía ser tan malo después de todo.
-Ya me lo agradecerás.- Ella la observó encogerse de hombros, restando importancia a sus palabras. Era una actitud bastante molesta, pero Destiny había desarrollado un don insuperable para lidiar con personas de un carácter imposible.
Cuando acabó la hora, se apresuró en llegar a la salida, lo último que necesitaba era que Douglas la alcanzara, suficiente tenía con aguantar que la recogiera de casa, más que un ex novio con deseos de dejar el título de ex, parecía un perro guardián. Observó la fecha en su móvil y se sorprendió al notar que hoy se cumplía un mes desde que llevaba viviendo con su padre. Mentiría si dijese que le apenaba la partida de Delta, pero lo cierto es que las cosas habían ido de bien a mejor, de vez en cuando pillaba a Liam con expresión melancólica, pero recomponía su semblante al instante en cuanto notaba la presencia de Destiny ahí.
-Te sienta bien ese color- De ninguna forma estaba preparada para oír su voz, el estómago se le tensó como si acabase de recibir una puñalada en el vaso y antes de siquiera verlo, su cuerpo ya le había reconocido. Movió la cabeza, relajando el cuello que se encontraba rígido como la espalda de Mandy y se giró hacia su espalda donde Nick le esperaba sonriente, quiso borrar esa sonrisa a fuerza de golpes. Él acicalaba su atractivo cuerpo con unos tejanos oscuros y un jersey blanco de cuello polo, que marcaba su pecho de una forma que le dejo la boca seca. Y por lo que pudo ver por el rabillo del ojo, no era la única que se había quedado sin saliva, un grupo de estudiantes se había reunido en la esquina del portón.
-Eso me han dicho- soltó sin un ápice de remordimiento, recordando el elogio que le había hecho Douglas con relación a sus ojos. Según él combinaba, lo cierto es que sus ojos eran celestes no violetas, pero si él quería creer que sí, pues lo dejaría, no podía juzgarle por su aparente daltonismo.
-Tengo cosas que hacer… al igual que tú, supongo.- Tan hermosa, tan inalcanzable como siempre, pensó mientras se acercaba a ella sonriendo y ofreciéndole el brazo, brazo al que ella rehusó al instante.
-Tengo tiempo- La pregunta estaba en la punta de su lengua, pero no la haría. Qué importaba que aún no se hubiera ido de Chicago, de todos modos se suponía que ella ni siquiera sabía sobre eso ¿No?, si no le informó que viajaría, mucho menos le debía dar cuentas sobre con quien iba.
-Yo no, y aunque lo tuviera… Tú y yo terminamos- negó, mirando al cielo -Tú terminaste conmigo Nick- rectificó- no creo que tengamos nada de que hablar.- Procuró no alzar la voz, aunque se moría por gritarle que era un cerdo egoísta, pero eso también hubiera significado perder la compostura, y ella ya se había pasado demasiadas noches llorando en vano.
-Yo creo que tenemos demasiado que discutir- se interrumpió, al parecer recién percatándose de que tenían público, pero bueno eso es lo que pasa cuando se te ocurre ir a meterte a un instituto plagado de adolescentes, ¿no?- no aquí, por supuesto.
-Lo siento… No puedo.- Destiny sabía que comenzar a correr en dirección opuesta hubiera sido algo bastante patético, incluso para ella. Además, estaba el tema de que Nick fácilmente la hubiera alcanzado, sin embargo era una idea bastante tentadora, la desechó con renuencia y se enfocó en llevar a cabo su segunda mejor opción -¡Mandy!- llamó a la morena, quien ocupaba primera fila en el grupo de espectadores no deseados. Su amiga acudió al instante, representando el mismo papel que ejercía cada vez que Douglas se ponía irritante, excepto que esta vez no se trataba de Douglas y Nick era cien veces más astuto y peligroso.
-Vaya, tu padrino sí que es joven- anunció, como si fuera la primera vez que se veían- Sabes Dest, ahora que lo recuerdo dejé mi estuche con la pluma que tomé prestada… sin permiso al señor Mathew, encima de la mesa. ¿Crees que puedas ir por ella, antes de que me atrapen?- Destiny alzó las cejas incrédula, alucinada con que su amiga hubiera dicho una mentira tan… creíble, al menos para ella, dado que siempre la sorprendía portando accesorios que resultaban ser de terceros. Se despidió de ambos, prometiendo que volvería enseguida, cosa que obviamente no pensaba cumplir.
En cuanto la vio partir Nick supo que planeaba huir, era tan predecible… y hermosa. Después de hacer un breve, pero productivo interrogatorio a la amiga de Destiny, se dispuso a rodear el edificio, para dar con la salida lateral, colindaba con un enorme centro comercial, por eso no le sorprendió ver a una castaña correr hacia su interior y perderse entre la gente que salía del local. Nick comenzó a correr, mientras intentaba no chocar con las personas que transitaban por el concurrido lugar. Le llevó al menos dos boutiques y tres heladerías dar con un bolso azul chillón y una cabellera castaña, pero cometió el terrible error de llamarla por su nombre, entonces ella decidió que sería mejor correr al primer lugar que encontrase disponible…
Y fue así como él terminó entrando al baño de mujeres, no había sido su primera opción, pero dado que ella se negaba a contestar el teléfono… Bien, pues eso no le dejaba muchas opciones. Destiny sollozó e hizo un par de cosas como taparse los oídos, pero el celular seguía sonando y Nick seguía golpeando. Maldito móvil. Maldito Nick. Maldita ella por quererlo tanto. Toda la gente del local iba a quejarse. Echando improperios, se arrastró fuera del cubículo.
-¿Qué quieres?- preguntó con la voz seca por la falta de saliva.
-Podrías empezar por abrir la puerta. Tengo algo que decirte.
-Yo no quiero oírlo- Destiny cogió un trozo del papel higiénico y se sonó la nariz, pero se arrepintió al instante, era una versión bizarra de la lija, sólo que más fina y teñida de blanco, pero raspaba igual.
-Mala suerte. A menos que quieras que toda la gente de aquí se entere que follaste con tu padrino, te sugiero que abras.
martes, 29 de enero de 2013
When I Look At You- Cap 33
-Él lo entenderá…- era la respuesta que esperaba, Liam dejó escapar un suspiro de frustración antes de enderezar la cabeza para poder ver mejor su rostro.
-Desde luego que lo hará, ¡Es Nick de quien estamos hablando!- dijo, entornando los ojos- Y porque se trata de mi amigo, no puedo permitir que le hagas cargar con esto. No está listo, no está preparado para asumir una responsabilidad como esta. ¿Tienes idea de cómo ha sido su vida?
-No sé qué hacer- murmuró ahogando un sollozo y secándose inmediatamente los ojos, incluso antes de que las lágrimas volvieran a acudir- No sé qué diablos hacer, cuando mi mamá se entere…
-Eres una hermosa persona Miley, sé que harás lo correcto.
-¿Cómo lo sabes?
-Es obvio, estás esperando un bebé, pudiste haber escogido la vía rápida- los ojos de ella se abrieron alarmados- Pero no lo hiciste- le recordó él con una sonrisa dulce bailando en sus labios- no tienen porque sufrir tres, la decisión está en tus manos. Cuando dije que quería casarme contigo, hablaba en serio.
-¿Te has puesto a pensar por un momento en cómo se sentirá él?- suspiró y movió la cabeza, no era una pregunta que le apeteciera responder, por lo menos no aún. Conocía a Nick desde siempre, podrían haber crecido como hermanos, pero estaban lejos de serlo. Además, hasta donde sabía y por lo poco y nada que le había comentado su amigo sobre Miley, ellos no habían pasado de un trato de fraternal, no es como si se hubieran besado o algo así, de modo que no había explicación que dar.
-Lo digo en serio Miley- quiero a Nick como un hermano más, pero a ti te amo- Entrelazó sus manos con las de ella, fingiendo no notar que Miley ahora lloraba. Él se encargaría de aliviar esa tristeza, incluso aunque fuera lo último que hiciera en esa vida, ella lo valía.
-No es fácil para mí decirte esto- de hecho se sentía como la mierda. Lentamente, besó su cuello, advirtiendo que la piel de esa zona se erizaba- pero dudo mucho que Nick pueda superar algo así.
-¡Yo no planee esto!- exclamó tensándose e intentando escapar de su abrazo, pero Liam no se lo permitió.
-Lo sé, y no te estoy juzgando cariño- aceptó, aumentando la presión de su abrazo- Bendito Dios, sólo quiero lo mejor para ti y el bebe.
-¿Y se supone que tú eres lo mejor?- le interrogó girándose y haciéndole frente con su mirada aguamarina.
-Tengo unos ahorros Miley…- titubeó nervioso, siempre perdía el hilo de la oración cuando se enfrentaba a esa mirada- Y dentro de poco estaré en la universalidad, Santo Dios, yo sólo quiero hacerte feliz, y proteger a Nick, ¿no puedes al menos darme un poco de crédito?
-Esto es mal.
-No está mal… Malo sería que obligases a Nick a cargar con un niño que no es de él.
Liam se quitó los lentes, para luego refregar sus ojos tal vez con exceso de acritud. No estaba ni cerca de cumplir su sorpresa. ¿Un buen padre? ¡Ja!, sí… Desde luego, su intento había durado tanto como él amor de Miley por él, salvo que su mujer jamás lo había amado, entonces su intento subía un poco de nivel, sólo un poco.
Cuando llegó al aparcamiento, no se encontró con una sola alma, ni siquiera moscas que acreditasen la existencia de vida ahí, lo que no le sorprendía dada la fama del lugar. Intentando pasar su atención a cualquier cosa que no fuera el rostro de Miley, golpeó una lata impertinente que obstruía su camino, no es que sirviera para alejar las palabras de esa mujer, pero de vez en cuando hacía bien liberar las tenciones, la maldita cosa rebotó en sus Gucci oscuros un par de veces, antes de patearla esta vez con más rudeza y hacerla estallar en uno de los pilares del subterráneo. Estaba molesto, también se sentía herido, pero más que todo eso, había un gran alivio en todo ese asunto. Desde luego, aún necesitaba verla, ir donde Dest y explicarle la verdad, esta vez sería honesto con ella, no importando si dolía. O le dejaba, esta vez para siempre.
-¿Por qué decías que ella era lo que más amabas en esta vida?- Nick se giró al instante, enfrentándose a una Miley suspicaz- ¡Respondeme!- ¿Qué intentabas decir…?- Se detuvo y al instante, como si hubiera esperado terminar de hablar antes de que sus emociones tomaran el control, sus ojos se volvieron acuosos- Por favor Nick, dime qué le hiciste a mi niñita.
-Nada-Nick cerró la puerta que acababa de abrir y acomodó su espalda en ella, disponiéndose mentalmente para enfrentar a Miley, porque siendo honestos, no había modo de salir limpio de esta.
-Estás mintiendo. Antes, cuando decías que no podrías perdonarme, también decías que ella era lo más importante en tu vida. Déjame terminar- Él se metió las manos en los bolsillos de su pantalón, era un intento patético para disimular su culpabilidad, Miley era muchas cosas, pero no estúpida, seguramente ya había notado lo difícil que se le daba mantener a raya el temblor de sus dedos -
Sé que la quieres, entiendo que te preocupas por ella… Y créeme cuando te digo que mi alegría es sincera. Teniendo los papás que tiene, es un alivio que Destiny pueda contar con un adulto responsable.
-¿Puedes mirarme a los ojos y jurarme que nada ha pasado entre tú y mi hija?- Nick se quedó inmóvil, sin ser capaz de hablar ni siquiera para defenderse, se sentía como si acabasen de plantarle una bofetada, y ciertamente lo hubiera preferido. Los ojos celestes se llenaron de lágrimas- No soy una idiota Nick, sé que a veces me hago la tonta, pero conozco a mi hija- A pesar de todo su dolor Miley no tenía intención de lastimarlo, por lo menos no todavía, se le veía afectada, más que eso, descompuesta; como si la sola idea de él y su hija juntos desbaratase sus defensas. Él quería negarlo todo, quería dejar el tema zanjado y partir de inmediato a los brazos de Destiny, pero hacía falta que uno de los dos dijera la verdad.
-Es demasiado tarde para todo esto…- sacó las manos del escondite y renunció a la comodidad que le otorgaba tener su vehículo como respaldo- pues te estoy observando a los ojos mientras digo que nunca he obligado a nadie a hacer nada que no quiera. No sé qué disparate estarás pensando, pero puedo jurarte que no va por esa línea- era una mentira muy mala, lo supo en cuanto vio el rostro de Miley, la falta de color no era una buena señal- La cosa es...
-Entonces permíteme a mí, soy buena con las palabras- Más temprano que tarde terminaría averiguándolo, así que ¿qué más daba que lo hiciera ahora?, lo torturaría igual- ¿La tocaste?
Nick se mantuvo inmóvil, reprimiendo el deseo de soltar una maldición entretanto comenzaba a cuestionarse en qué momento se habían intercambiando los papeles. ¿Enserio le tocaba a él interpretar el papel del villano en la película? De ser así tenía que ser una de muy bajo presupuesto y con un guionista de mierda, porque de todas las cosas que había hecho, lo único bueno había sido enamorarse de Dest, él jamás podría arrepentirse de eso, no importaba lo que opinase el resto… Ni las consecuencias que tuviera. No había nada de malo en amar y ser correspondido. Pero sí que lo había en dejarle saber a la madre de una menor de edad lo que sentías y él no necesitó demasiadas pistas para adivinar que había hablado en voz alta.
Mientras discutían, Miley no dejaba recordar las mil y un ocasiones que tuvo él para aprovecharse de su hija, era su culpa desde luego. No podía endosarle toda la responsabilidad a Nick cuando el premio a la peor madre del año se encontraba tatuado en su alma. Por otra parte, también estaba Destiny, quien pese a su corta edad, poseía una madurez que ella hubiese deseado tener a los quince. De ese modo se hubiera ahorrado un sinfín de idioteces.
-Sabes que no te dejaré acercarte a ella, ¿verdad?- Dijo mientra veía a Nick conducir. En ese momento el dio un volantazo antes de orillarse con brusquedad junto al borde de gravilla.
-No puedes hacer nada para impedírmelo, acéptalo de una vez.- Era obvio que durante el trayecto no había mejorado su humor, no podía culparla de todos modos.
-¿Te estás escuchando? No dices más que idioteces para justificar tu bajeza, realmente eres el sinvergüenza que todos dicen que eres.
-Lo mejor que puedo hacer es decir la verdad, y no tengo por qué avergonzarme, al contrario, eres tú quien va por ahí inventando asuntos y arruinándole la vida a otras personas.
-Ahora lo entiendo, a ti nunca te preocupó el hecho de tener una hija- Ella no tenía puta idea- sino que ya no tendrías de quien aprovecharte.
-No estoy aprovechándome de nadie. Estoy enamorado de Destiny, eso es algo muy diferente- dijo Nick que al mirar hacia el asiento del copiloto tuvo la certeza de que estaba hablando en vano -Aunque, qué hago yo hablando de amor con alguien que es incapaz de sentirlo, te llenas la boca de palabras vacías y no tienes una maldita idea de lo que significan.
-Bueno, pues aquí te van unas palabras que conozco perfectamente el significado- declaró ella, mientras se quitaba el cinturón de seguridad- ¡Si vuelves a ponerle un dedo encima a mí hija estás muerto!
-Pues… ahora eres tú quien suena como un psicópata. ¿Tengo que esconder el conejo?
-Lo digo en serio, Nick, no intentes hacerte el graciosillo conmigo. Si sé que continúas molestándola, voy a denunciarte ante las autoridades.
-No puedes estas hablando en serio.
-Ponme a prueba- Ahí estaba otra vez, esa maldita sensación de desastre, deliberadamente repasó su cuerpo con los ojos, no había nada de sensual en el gesto, solo un estudio rápido que le llevó a la horrible conclusión de que antes había estado en lo cierto, ella se había vestido como si estuviera de luto.
-Esto no tiene que nada que ver contigo.
-Desde luego que no, tiene que ver con mi hija y tu maldita obsesión. Lo que me molesta es que en realidad pude evitarlo, ¿Cómo no lo vi antes?- Bien, ahora eso claramente fue un grito- No me lo puedo creer.- Él quería replicar, intentar salvar la situación. Vale, no había una forma para que quedasen en buenos términos, pero al menos quería encontrar una fuga en su plan -linchemos a Nick-, lo que sea que la hiciera recapacitar.
-De entre todas las cosas que temí, nunca…- la frase quedó incompleta, parecía haberse estancado en su garganta, y por como lucían sus ojos, a él no le hubiera sorprendido que ella sacase una cortapluma de su cartera, echó un vistazo hacia su regazo y comprobó que continuaba cerrada-¡Nunca pensé que caerías tan bajo!- Logro decir finalmente.
lunes, 28 de enero de 2013
When I Look At You- Cap 32
No conocía a nadie como Miley, ella era vulnerable, pero no lo parecía. Aparentaba ser alguien fuerte y segura, pero cada vez que estaba cerca de su amigo parecía perder esa coraza… Y a Liam le fascinaba verla cuando eso ocurría, excepto que no era con él, nunca con él. Ella era divina, como una rosa, a simple vista delicada pero tremendamente dañina si te acercabas a sus púas. El problema de Liam era, que hacía mucho que sus espinas habían encontrado asilo en su propio corazón, y él no se encontraba capaz de quitárselas.
-¿No vas a comerte eso?- le preguntó ella, mordiendo su labio y pestañeando incómoda cuando un rebelde mechón castaño se escurrió por su frente, hostigando sus ojos.
-No, no tengo hambre, puedes comerlo si quieres- La forma en que se iluminó el rostro de ella no tuvo precio, en serio. Liam tuvo que aclararse la garganta mientras deslizaba el plato hacia ella, intentando recordar qué se supone debía decir. La observó comer fascinado, mientras notaba con pánico que habían oscuras ojeras marcadas bajo sus ojos y los huesos de sus mejillas se encontraban más patentes de lo habitual, por la forma en que tragaba él no necesitó ser un genio para deducir que no estaba alimentándose bien -Eres mu hermosa- empezó él minutos más tarde, con la cafetería ya vacía e ignorando las miradas malhumoradas de los dependientes. Después de todo, se trataba de él, no es como si le pudieran decir gran cosa.
-Gracias- Liam se reclinó en la silla, cruzando sus brazos en el pecho, observándola.
-¿Tienes que ir a clases?- dijo al final, sonriendo cuando ella negó como si fuera todavía posible, más incomoda de lo habitual -Entonces, supongo que no te importará que te acompañe a casa ¿Me lo permitirás?
-Liam...
-Realmente necesito hablar algo importante contigo- Ella asintió, nada convencida, pero a él no le importaba. Le había permitido acompañarla hasta casa ¿No?, no debía estar yéndole tan mal -Has estado evitándome.
-No es eso- Él sonrió negando, sin dejar de caminar, el día estaba soleado y parecía perfecto para saltarse una clase, incluso cuando tuviera examen ese día. Miley lo valía.
-Supongo que no- Se encogió de hombros- sólo digo lo que veo. Yo te sigo y tú huyes, me siento como un lobo acorralando a la caperucita.
-¿Que es lo que quieres?- Al ver que permanecía en silencio, añadió- Supongo que querías decirme algo ¿Cierto?- A juzgar por la expresión que tenía, ella estaba pensando alguna cosa bastante fea, por lo que comenzó a preocuparse. No había estado preparado para un ataque como ese, creyó que podrían sentarse en una banca y conversar, en el peor de los casos la puerta de su casa, pero no ahora, no así.
-Quiero que te cases conmigo.- No pudo disimular su decepción cuando ella frunció el ceño, al igual que no pudo disimular la primera vez que comprendió que ella había puesto los ojos en Nick, en lugar de él.
-No puedo hacer eso- dijo retrocediendo hasta que su espalda dio contra la reja de una casa. Liam se acercó hasta ella, tanto que ésta lo interpretó mal y giró su rostro, como para esquivar un beso, pero lo único que consiguió esquivar fue una mirada de desilusión.
-¿Por que?- murmuro- ¿Qué hay de mal conmigo?- Antes de que ella pudiera hablar, él dejó escapar una sonora carcajada, no había alegría en aquel acto, no había nada más que desesperación y crueldad.
-Apenas te conozco.
-Pues conóceme más, sal conmigo.- Ella sonrió nerviosa, intentando retroceder aún más, pero todo lo que obtuvo fue un rasmillón en la espalda por culpa de la reja que utilizaba de soporte. Liam maldijo, antes de agarrarla de un brazo y obligarla a salir de ahí -Vamos.
-¿A donde?
-A cualquier parte, pero no puedo hablar contigo aquí.
-No hay nada de qué hablar, no voy a casarme contigo.
Otra sonrisa se alojó en los labios del rubio. Eso estaba por verse… Liam tenía una mano bajo su codo, y parecía que era lo único que impedía que éste se fuera abajo, toda ella parecía ser capaz de desvanecerse en el aire, como si se tratara de una ilusión. Él no podía perderla, y le había costado una semana comprender que lo que empezó como un reto no era otra cosa más que la peor de sus pesadillas, independientemente de lo aterrador que fuese, estaba enamorado, no existía mayor respuesta que esa.
-Tu madre no sabe qué estás embarazada ¿o sí?
-No, no lo sabe.
-¿Crees que le molestaría menos si estuvieses casada una vez que le informases lo del niño?
-No sabemos si es niño… Y no, no creo que le molestara menos, es imposible que se tome bien la noticia de mi embarazo. Querrá morirse una vez que descubra que repetí sus errores- Él asintió en silencio y estiró la mano, haciendo parar a un taxi que pasaba por ahí. Hubiera sido más simple usar su propio vehículo, pero estaba bastante seguro de que su acompañante se habría negado rotundamente de ser así. Además, no podía regresar, había dejado su camioneta en la escuela y si iba por ella, corría el riesgo de encontrarse con Nick… Y no estaba listo para dar explicaciones, incluso cuando su amigo fuera incapaz de exigirlas.
Distinto a lo que pensaba, Miley no protestó al subir al vehículo, eso era un buen indicio, pensó. No intercambiaron palabras durante todo el trayecto e incluso cuando bajaron del taxi, quince minutos después ella se negaba hablar… Parecía otra, no estaba molesta ni atemorizada. Más bien, parecía resignada y por eso él dijo lo que dijo:
-No es lo que estás pensando… Lo juro.- Ella suspiró, pero siguió caminando junto a él, hasta que llegaron al mostrador de la recepción, el sitio se encontraba iluminado con luces artificiales dando la impresión de que era de noche, incluso cuando afuera el sol resplandecía.
-Una habitación, por favor- el recepcionista no dijo nada, pero Liam percibió la tensión en la joven parada a su lado. A ojos de cualquiera, ambos estaban ahí para tener sexo, tendrías que ser un idiota si pensabas lo contrario. El caso es que no se le había ocurrido un lugar mejor para hablar con calma, su casa estaría repleta por que se celebraría el cumpleaños de su hermana y hablar de esto en una plaza… Bien, no parecía el tema que te apetecería hablar en un lugar público.
-¿Crees saberlo todo, no?, pues no sabes nada- vociferó con su mandíbula temblando- El que esté embarazada no me transforma en… en… Lo que sea que estés pensando.
-¡Yo no he pensado en nada!- se defendió, uniéndose a ella en el extremo del cuarto- Por favor, no llores.
-No se que hacer- gimoteó antes de romper a llorar en su pecho y aún cuando sus manos quemaban y toda su piel bullía por tocarla, por envolverla entre sus brazos, él no se aventuró hasta que ella le rogó -Abrázame- Y lo hizo, la estrechó con su cuerpo volviéndose el soporte que sabía ella necesitaba, quería ayudarla, que contase con él… que lo amara.
-No estas sola.
-¡Claro que lo estoy! ¿Crees que puedo hablar de esto con mi madre?, ella… Ella me va a echar de casa, lo sé.
-No si te casas conmigo, viviríamos juntos… Sabes que puedo hacerte feliz.
-Sólo sé que hasta ayer no eras más que el amigo de Nick, el engreído que se jactaba de una sonrisa arrogante y un cabello de muerte- Él frunció el ceño deshaciendo el abrazo- Escucha Liam, realmente aprecio tu interés y preocupación, pero no puedo hacer esto, no es justo para ti- guardó silencio por unos instantes y luego exhaló un suspiro -Ya ves como puedo ser de cruel, últimamente estoy bajo mucha presión, y mis hormonas enloquecidas… no es excusa, pero es todo lo que puedo decir.
-¿De verdad piensas eso de mi?- La pregunta la tomó por sorpresa, Liam pudo verlo por la forma en que se tensaron sus hombros. Se había girado justo en el momento en que oyó la puerta abrirse, no podía perderla… No cuando ni siquiera había sido capaz de tenerla- Respóndeme, por favor… ¿Tienes idea de lo molesto que es saber que todos te siguen la corriente?, Si digo blanco… todos repiten que lo es, incluso cuando saben que es negro.
-Eres la primera persona que me dice la verdad- era cierto, y por alguna razón desconocida, no le molestaba compartir su intimidad con ella, esto era mucho más que amor… Liam realmente se sentía una mejor persona cuando estaba cerca de ella, parecía que su luz era capaz de amortiguar la oscuridad que habitaba en él -Me gustas, lo digo en serio y me gustas aún más cuando haces eso
-¿Hacer qué?
-Morder tu labio, justo como lo estás haciendo ahora.- Ella se sonrojó violentamente y Liam supo que no tendría otra oportunidad como está. Avanzó los pasos que la separaban de su cuerpo y aprovechando la ventaja de tamaño que tenía, estiró su brazo para cerrar la puerta tras el cuerpo de Miley, ella saltó en su puesto, pero no se movió; fue Liam quien lo hizo. Miley lo observó perpleja cuando él inclinó el rostro y dejó caer su boca sobre la de ella, los labios de él fueron cautos a la hora de tocarla, pero la tibieza de ella no le hacía fácil la labor, y mantener la lengua en su propia boca le costó lo imposible.
-Si de verdad lo amas, entonces le dejarás ir- se detuvo a mirarla- Y me elegirás a mí.
-¿Por qué habría de hacer eso?
-Porque soy la mejor opción- su frente descansó en la de ella- y porque te amo.
-¡Pero yo no te amo a ti!
-¿Y eso qué?, me da igual. Terminarás queriéndome, eventualmente. Además, piensa en Nick, él no se merece esto.
sábado, 26 de enero de 2013
When I Look At You- Cap 31
Cuando ella llegó, él estaba listo para que le explicara las cosas pero entonces tuvo un mal presentimiento, y decidió que lo mejor sería hablar en un lugar público. Ya no sentía el temor de terminar teniendo sexo con ella, pero sí uno peor, ni siquiera podía disfrutar la dicha de saber que podría estar con Destiny por la sencilla razón de que no confiaba en Miley, perfectamente podría haberse arrepentido, ¿No? Su propia madre se había encargado de criarlo sola, pero por mucho que Mike le hubiera dado un apellido, nunca había sido un padre y él estaba lejos de conocer a su progenitor real, probablemente el susodicho ni siquiera era consciente de su existencia. El Plaisirs du palais era un sitio bastante sencillo, a pesar de su nombre no era un restaurante francés, sino todo lo contrario; encontrabas desde guisos hasta alitas de pollo fritas con un exceso de aceite, supo que era el sitio ideal donde traer a Miley no estaría abarrotado de personas y además era lo que se merecía. También estaba el asunto de que él ya había perdido el apetito.
Se quedó viendo a la culpable de los peores días de su vida, lo cierto es que se había pasado semanas enteras sin dormir y ya había aceptado su traslado a New York, su sonrisa cínica estaba grabada a fuego en su piel, casi la quería muerta… Casi... salvo, que su lástima hacia ella era aún menor. Él al menos tendría a Dest, quizás no hoy, pero si en futuro, ella en cambio… Bien, era difícil que una persona tan ruin consiguiera alcanzar la felicidad, bastaba con recordar a su madre. Virgen Santa, con esta ya eran dos veces que pensaba en ella, lo mejor sería pedir algo rápido. Y como si lo hubiera oído el de arriba, justo en ese momento el camarero se les acercó a la mesa.
-Un cabernet para mí por favor, y agua para la dama- para nadie pasó por alto el deje de ironía que empleó al decir «dama», pero si el muchacho lo notó, disimuló bastante bien. Nick se recordó que tendría que darle una buena propina y luego de pedir se reclinó en la silla. Si le hubieras preguntado un mes atrás, él jamás se hubiera planteado la idea de que era el padre de Dest, no obstante una vez que lo supo, sencillamente no pudo objetarlo: las fechas coincidían, los recuerdos. Por todo lo que sabía, él había sido el primero en la vida de Miley, su memoria no podía estar tan mal.
-Sé lo que estás pensando- no tenía reverenda idea, pero de todos modos Nick la dejo seguir, esto iba ponerse bueno -Pero, la verdad es que cuando acudiste a mí… Bien, yo realmente creí que podíamos tener algo, no lo sé, retomar lo que perdimos.
-¿Lo que perdimos? De que estás hablando Miley, nosotros no perdimos nada. Fuiste tú quien lo arrojó todo por la borda.
-No podía hacer nada, era joven y en aquel entonces Liam parecía tener respuestas para todo- Nick se echó a reír, al parecer demasiado fuerte, consiguiendo llamar la atención de los clientes ubicados a su alrededor.
-Es una lástima que ya no te crea, ¿Puedes culparme?
-Cuando llegue a ti no era virgen, tenía un desorden hormonal, por eso sangré- murmuró casi inaudible y Nick se tragó sus palabras, en lugar de hablar bajó la mirada hacia su jersey negro y sus jeans gastados del mismo color. De pronto vestirse de luto parecía más que una coincidencia… una profecía, no le gustaba pensar en el destino, pero viéndolo de ese modo, ¿No era, acaso, la situación lo bastante triste como para superar a un funeral?
-Eres despreciable, no sabes…- tragó otra maldición- No tienes jodida idea de lo que han sido estos días sin saber qué hacer, ¡qué decir!- Tomó su propia copa e ingirió todo el vino de un golpe, enviando a la mierda la buena educación.
-No poder verla, no poder sentirla. Me mataste en vida Miley, me arrancaste lo que más amaba en esta vida, y eso jamás… Ni aunque pasen años te lo voy a poder perdonar- Arrojó un fajo de billetes y dejó a la rubia sola en la mesa, con una expresión indescifrable en su rostro. Cuando llegó al estacionamiento, su vehículo era el único estacionado en aquel lugar, dando la impresión de que se encontraba en alguna película de horror extranjera de bajo presupuesto. Estaba molesto, estaba herido, pero más que todo eso, estaba aliviado, necesitaba verla, necesitaba ir donde Dest y explicarle la verdad, esta vez sería honesto con ella, no importando si dolía.
-¿Por qué dijiste que ella era lo que más amabas en esta vida?- Nick se giró al instante, enfrentándose a una Miley seria y casi sombría.
-Miley...
-¡Respóndeme!, ¿Qué intentabas decir…?- Se detuvo, y sus ojos se volvieron acuosos cuando se clavaron en los del moreno- Por favor Nick, dime qué le hiciste a mi niñita.
En cuanto Dest dejó la habitación, Liam tomó la carta que había guardado en su bolsillo e hizo una bolita con el papel. No necesitaba leerlo una segunda vez, Delta había sido bastante clara la noche anterior, pero ni por asomo pensó que haría las cosas con tanta prisa. Después de todo lo amaba, ¿no? Justo cuando pensaba que las cosas tomarían su curso natural y comenzarían a ir bien, justo cuando Delta y Dest parecían llevarse bien, su novia le ofrecía un aumento, un aumento que significaba dejar la ciudad… Dejar a su hija. Liam podría haber escogido entre el trabajo y la amistad, pero cuando se trataba de su familia, de su pequeña… No importaba que no compartieran lazos de sangre, él la había criado desde que era un bebé, desde luego en aquel entonces él pensaba en tener más… Quizás no tantos, pero al menos tres, junto a un perro desde luego, todas las familias felices tienen uno, y si querías llevar la fantasía aún más lejos, también podías aspirar a la cerca blanca, bien… Al menos eso sí lo había tenido. De todas las cosas que pensó para su vida, entre todos sus sueños frustrados y sus deseos por cumplir, existía una única cosa de la que no estaba arrepentido… Y esa era Dest. No era sano vivir de las memorias pasadas, no arreglaría nada con pensar en ello, pero de algún modo el recuerdo vino a él de todas maneras.
La observó pasar junto a su casillero, con tanta prisa, que de no haber sido por la evidente tensión que mostró al verlo, Liam hubiera pensado que apenas y lo había notado, pensó que era absurdo porque cada individuo del sexo femenino en aquel instituto estaba al tanto de su existencia, no sólo eso, sino además exageradamente al pendiente de él… Todas, menos ella. Un jodido dilema.
Nunca se había inventado excusas para buscar conversación con una chica, especialmente porque eran ellas quienes intentaban acaparar su atención, por otra parte de vez en cuando un chico tenía que saber afrontar los desafíos, Miley había sido uno… Uno mucho más que encantador, inmejorable.
La siguió con la vista hasta que se perdió en la puerta que conectaba al casino, toda tensa y con su cabello castaño atado en una trenza. Estaba nerviosa, no le sorprendía, era su culpa salvo que no sentía un ápice de arrepentimiento.
Había tenido la mejor de las intenciones un mes atrás cuando decidió sorprenderla por la espalda, mientras parecía rebuscar algo en su casillero, pero en lugar de ruborizarse como él se lo esperaba, su piel perdió color y su vista se clavó en el suelo, cuando sus ojos siguieron a los de ella, su propio corazón se detuvo durante un segundo que para ambos se sintió peor que un par de horas.
-
No tienes porque pasar por esto sola-
le había dicho él en ese entonces, mientras recogía la ecografía por ella y ahuecaba su mejilla con la mano. Aunque lo cierto es que ella no había pensado en hacerlo sin ayuda, el error fue que había buscado a su amigo y no a él. Liam aún no comprendía qué diablos había visto ella en Nick, pero estaba muy cerca de eliminarlo del camino. No le malinterpreten, Jonas era su amigo, prácticamente un hermano y lo conocía bastante bien como para decir que él no era un hombre de la talla de Miley, ella merecía algo mejor. Si quería un padre para su hijo, Liam le enseñaría que tan buen padre podría llegar a ser, ella no se arrepentiría de darle una oportunidad.
-¿Te molesto?- no era realmente una pregunta, pero de todos modos se alegró cuando ella negó apresurada, mientras intentaba quitar las migajas de pan esparcidas por su boca, migajas que a Liam le parecieron adorables… Quiso dejarlas ahí por siempre, pero también deseó limpiarlas con su lengua- Pues, actúas como si yo fuera la peste o algo así.
-Es que no entiendo- dijo ella, evidentemente atorada, mientras tomaba su vaso de gaseosa y se lo llevaba a la boca.
-Ten, toma el mío- le ofreció él, guiñándole un ojo al notar que su vaso estaba vacío -Tienes que comer por dos- lo último lo dijo lo suficientemente bajo para que sólo ella lo escuchase, y también lo suficientemente cerca para que sus labios se tocasen… Y lo hubieran hecho, si ella no hubiera retrocedido como si él tuviese una verruga en la cara. La miró con expresión pensativa, probablemente buscando en ella algún signo de rechazo, para su alivio no lo halló, en su lugar todo lo que encontró fue nerviosismo -No voy a hacerte daño, si es lo que estás pensando.
-No pensaba en eso- Liam frunció el ceño, mientras intentaba mantener sus manos quietas a ambos lados de la bandeja. ¡Sorpresa!, comer ya no era una opción, no con las náuseas anidadas en su estómago, gracias al bendito nerviosismo.
-Me alegro- eso era cierto, estaba de hecho mucho más que feliz. Estaba aliviado. Sonrió, acercándose un poco más, luego de hacer a un lado la bandeja del almuerzo e intentando tocar con su dedo la mano de ella, mas renunció al intento por culpa de la inseguridad, aquel nuevo sentimiento apestaba como la mierda, no le gustaba sentirse así. No es que él fuera un cobarde, sino que ella era demasiado… única, no estaba acostumbra a lidiar con personas así.
jueves, 24 de enero de 2013
When I Look At You- Cap 30
-¿Por qué no me sorprende?
-Lo supe el mismo día de la boda, recuerdo que estaba muy enojada con mi hermano. Pensé que no lo sabía, pero resultó que le daba igual, la amaba y estaba dispuesto a hacerse responsable del niño. Cuando nació Dest… Bueno, no hubo problema, ya has notado que es igual a su madre, lo que evitaría habladurías. Pero... todavía no es demasiado tarde Nick.
-¿A quién intentas engañar? Tú misma has dicho que ya sabías que ella no era hija de Liam.
-Lo dije, pero tampoco significa que tú seas el padre.
-¡Se casó embarazada! ¿Qué más pruebas necesitas?
-Nick, tan horrible como suena, podría ser de cualquiera…- El moreno negó, recordando aquella noche con detalles que no debería sacar a la luz en esta ocasión.
-Tú no lo entiendes… Yo estuve ahí ¿Vale?, ella no había estado con nadie antes…-Demi frunció el ceño, más pálida de lo habitual.
-¿Estás insinuando que Miley era virgen?
-Estoy diciendo que estuve ahí, punto final- un caballero jamás revelaría los detalles de una dama, incluso cuando él no fuera uno.
-¿Entonces qué piensas hacer, asumir tu rol y jugar a la familia feliz? Y perdóname la falta de tino, pero es difícil también para mí… Es decir, bueno… La niña claramente está obsesionada contigo.
-Lo superara- la interrumpió él, desviando su atención del botón de su camisa hasta ella.
-¿Podrás tú superarlo Nick?
Nick abrió la puerta de la alcoba y una ráfaga de recuerdos lo sacudió al instante, sería estúpido pensar que su olor continuaría ahí. Salvo que él era un estúpido, porque aún mantenía la esperanza. Se arrojó sobre la cama hundiendo su nariz en la almohada, en un inútil intento por conseguir algún ápice del olor de Dest y es que por mucho que se repitiese que era su hija, una parte de él se negaba a creerlo, el destino no podía ser tan cruel. Excepto que lo era…
Nick se despertó a la mañana siguiente con un molesto escalofrío, dedujo que había cogido una gripe gracias a que se había dormido con la ventana abierta, también tenía algo de culpa el que arrojase las mantas al suelo por la madrugada. No había una nota, ni un mensaje de voz en la contestadora… Sobra decir que ni siquiera se dignaba a atender el teléfono. No había que ser un adivino para comprender que ella le estaba evitando, tampoco un genio para deducir el porqué. Con un demonio, realmente la había pifiado. Se duchó rápido y omitió el desayuno, pensando en que corría un alto riesgo de devolverlo al ver la cara de cierta persona, tomó las llaves de su auto y partió rumbo a su infierno… O su salvación, ni siquiera él lo sabía.
-¿Has sabido algo del tío Nick?- preguntó intentando entablar un tema de conversación con su padre, aunque nada de eso era realmente cierto. Existían cientos de argumentos para iniciar una plática, y su padrino parecía ser el último en la lista de preferencias de su progenitor. Destiny escuchó la tapa del monitor cerrarse con una fuerza igual o peor de la que emitían minutos atrás las teclas y comprendió al instante que su pregunta había sido una idea fatal. Su padre se quitó los anteojos con rapidez, y parecía molesto cuando se giró hacia ella, pero cuando habló su voz denotó tristeza en lugar de repudio.
-¿Tambien tu? No me digas que te preocupa lo que este haciendo ese- La palabra «imbécil» iba implícita, ella sabía que él no se atrevería a usarla enfrente de ella. Desde la discusión que habían tenido con su tía Demi, y luego de que él se disculpara un sinnúmero de veces una vez que Destiny le plantó la idea de volver a casa, ambos habían llevado una relación casi normal, al menos cuando la novia de su padre no estaba en casa. De hecho, resultó que Delta no era tan mala persona. Vamos, no podías admitir que alguien era bueno cuando ese -alguien- le robaba el esposo a tu mamá, incluso cuando tu mamá fuera una perra inescrupulosa, de hecho era incluso peor.
-Es mi padrino- Dest luchó con el calificativo y aún así, una vez que lo dijo, la palabra -padrino- le dejó un sabor amargo en los labios.
-Exacto y yo tu padre. No se habla más. El decidió darme la espalda. ¿Acaso soy el único que puede verlo? Nick no es una maldita víctima. Dejé su compañía… es cierto, pero jamás he utilizado la información que manejo para beneficio personal. Mi puesto es estrictamente comercial, no tengo inferencia en lo que respecta a la administración- se detuvo cuando observó el rostro de Dest- Olvídalo, qué vas a saber tú de todos modos.
-No es tan malo como crees- Liam soltó una carcajada amarga antes de añadir:
-¿Malo? alo soy yo, él es un animal ¿Puedes creer que se acostó con tu…? Olvídalo- finiquitó girándose de vuelta a su laptop y abriendo el monitor mientras se acomodaba los lentes. Visto así parecía aún mayor y para nada similar a la apariencia que le robaba suspiros a sus compañeras de clase; sin embargo todo en lo que Dest podía pensar era que su papá estaba equivocado. Ella no lo olvidaría, y apostaría todo cuanto tenía a que él ya sabía la verdad sobre Nick y su madre, lo que no debería ¿o sí? Después de todo, no es como si fuesen cuidadosos o algo así, bastaba con recordar la corbata que ella había encontrado en el cuarto de Miley.
Cuando Miley atendió la puerta y observó la luz del contestador parpadeando, supo que no había sido una buena idea. Debería haber revisado los mensajes antes.
-¡Abre la maldita puerta!- La voz de Nick fue como una advertencia, incluso sin ver su rostro el cuerpo de ella perdía fuerza. No era justo, no lo fue quince años atrás y seguía sin serlo ahora, no había derecho que después de tanto tiempo su resistencia se deshiciese como miel en los labios cada vez que él le hablaba. Corrió la cadena de la cerradura, sin dejar que sus ojos se encontrasen con la mirada jade de él, poseía la misma fuerza y frialdad que la piedra, pero sólo los ojos de Nick eran capaces de mezclar la crudeza con la ternura, era una lástima que hubiese perdido su corazón años atrás.
-Estaba trabajando- se excusó, recogiendo la pila de papeles amontonados en la mesa al ver la mirada escéptica que él le daba.
-¿Ahora trabajas?
-Sí, administro una pequeña librería en la zona sur de la ciudad a hora y cuarenta y cinco minutos, pero la paga es buena.
-¿Donde esta tu madre?
-De viaje, otra vez. Si quieres que sea honesta, comienzo a pensar que me va a dejar la casa, porque no da señales de volver.
-Y supongo que eso te vendría perfecto- La sonrisa en la boca de él no era condescendiente, sino burlesca y Miley supo lo que él pensaba incluso antes de que lo dijera, pero no añadió nada, mal que mal se suponía que habían quedado en buenos términos… O algo así.
-La verdad es que tienes razón, me viene perfecto, entre esta casa y la que vendimos con Liam, creo que no será difícil montar un pequeño negocio. Bueno... de todos modos ¿que te interesa? ¿Que haces aqui?
-Sólo quiero hacerte una pregunta y me iré- Miley supo exactamente a qué pregunta se refería.
-Quieres saber si Dest es tu hija.
-¿Cómo…?
-¿Cómo lo sé? Deberías ver tu cara, supongo que me doy por pagada, has tenido días malos, ¿no?- Él frunció el ceño y poco a poco la comprensión se hizo visible en sus ojos cafés.
-¿Es lo que estoy pensando?- Miley simplemente asintió, pero su actitud confiada no lo convencía en absoluto.
-No es hija de Liam, pero tampoco es tuya, no tienes porque fingir que te preocupa o algo así- Toda la calma de Nick se escapó como un río, y tuvo que sentarse, incluso cuando se había jurado a sí mismo que la visita no le tomaría más de diez minutos.
-¿Quieres un trago?- negó y ella se encogió de hombros- Como quieras, yo iré por uno- La observó perderse en la cocina, casi odiándose por renunciar a un buen whiskey. De todos modos, necesitaba estar sobrio.
miércoles, 23 de enero de 2013
When I Look At You- Cap 29
-Nick, Mírame- Era una petición, desde luego, pero pareció una orden por la forma en que el moreno reaccionó, como si representase un suplicio obedecer y aún así lo hiciera, aquello destrozó el corazón de Demi. Él dobló sus piernas hasta formar un ovillo con su cuerpo y luego rodeó las rodillas con sus manos, Demi volvió a abrazarlo, como si fuera posible, aún más fuerte.
-Sigo siendo el mismo, ¿No?- Ella no sabía que responder a eso, una parte quería creer que sí, que en su interior continuaba algo de aquel chico que solía visitar su casa, de la persona que la única persona que la consoló cuando su cumpleaños resultó un desastre, pero Nick parecía desear que le dieran todo lo contrario, como si el pasado fuera algo malo, como si quisiera cambiar.
-No lo se- fue todo lo que dijo, pero también era su verdad.
-Bueno, dado que la vista no me falla, los kilos de más y los frenos no me hacían precisamente un príncipe- Demi abrió los ojos asombrada, comprendiendo finalmente a lo que apuntaba él.
-Verás Nick, para algunas personas el físico no lo es todo- Él dejó escapar una carcajada, tan cínica y cruel, como sólo él podía hacerlo.
-Mejor dime a qué has venido, tus consejos de psicóloga no me están ayudando de a mucho- Era una forma muy clara de decir: no me jodas, pero más cortés, mucho más. Si Nick no quería hablar de su pasado, ella no lo forzaría, pero tampoco podía impedirle sentir lo que sentía. Las personas generalmente se presionan entre sí para conseguir una respuesta, Demi no era así, decidió que guardaría sus sentimientos para sí misma. De todas formas ya no valía la pena, no después de tanto tiempo y no cuando las personas que amaba parecían estar hundiéndose con cada nuevo acontecimiento, le debía al menos eso -Necesito hablarte de alguien.
-Espero que no sea de Liam, porque últimamente he tenido demasiadas noticias de él- no estaba segura si estaba o no enojado, pero de todas formas decidió que seguirle no podía ser tan malo con los acontecimientos recientes -¿Puedes creer que tuvo la desfachatez de llamarme?. Me pidió que dejara de meterle ideas en la cabeza a su hermana, ¿En serio?, ¿Qué edad cree él que tienes, doce o algo así?
-Bien, seré breve, ¿Qué hay entre tú y Dest?- Él ni se inmutó al responder
-Nada.
-Supuse que dirías algo como eso.- Nick rodo los ojos antes de contestar- ¿Eres consciente de qué está enamorada de ti, no?
-¿Debería serlo?
-No lo se, Nick.... Dímelo tú, ¿Deberías saberlo?
-¿Cuándo lo supiste?
-No importa el cuándo sino el cómo, aunque la respuesta es la misma.
-Lo que sea que estés pensando, no es verdad.
-¿Es por Miley, no?
-No seas ridícula, además… ¿Qué tiene que ver eso?
-Bastante diría yo, sobre todo el parecido. ¿Recuerdas el último cumpleaños de Dest?- Jamás podría olvidarlo y sin embargo, todo lo que hizo fue encogerse de hombros -Bien, yo sí lo recuerdo, lucía hermosa, sobre todo con ese vestido rojo. Si no fuera porque Miley se encontraba a mi lado, yo misma me hubiera planteado la idea de un viaje en el tiempo es decir ¡Wow!
-¡Ya basta!- No necesitaba ayuda para recordar ese día, lo tenía inmortalizado en sus recuerdos de una forma tan minuciosa que le hacía daño, desde luego coincidía a la perfección con la fecha en que sus sentimientos por Destiny cambiaron. -¿A que estas jugando?
-A lo mismo que tú, se te da muy bien esquivar las respuestas. Bien, yo tengo tiempo y paciencia y no me iré de aquí hasta saber qué diablos pasa.
-¿Y a ti qué demonios te importa?
-Claro que me importa. Demasiado. Destiny es aún menor de edad, por todos los cielos tú incluso podrías ir detenido. ¿Tienes conciencia de lo grave de la situación?
-Merezco lo que está pasando, me lo merezco todo- dijo cerrando los ojos y llevándose una mano hacia la frente- No estaba jugando con ella, por si quieres saber.
-Por qué te empeñas en huir, y no me vengas otra vez con la patética excusa del ascenso porque Destiny, tú y yo sabemos que eres tu propio jefe. Además, ni siquiera tuviste el detalle de avisarle.
-Porque la amo- él no esperó a que ella le respondiera, sabía que erguirse en la cama y ver la expresión de Demi lo haría retroceder -Y amarla está mal. Confía en mí, me importa una mierda la diferencia de edad, es algo aún peor.- Demi bufó molesta, dudaba seriamente que existiese algo peor que la barrera de la edad, pero nuevamente, se trataba de Nick, no es como si fuera el rey de la moral y todo eso. Por otra parte, él había dicho que amaba a su sobrina, si los sentimientos de él eran verdaderos, no veía una razón real para preocuparse, después de todo si había alguien que podía llegar al corazón de ese hombre era ella, ¿No? -Es mi hija.
-Lo sé, también la mía estaba ahí en el bautismo ¿Recuerdas?, pero dudo mucho que ser su padrino sea motivo suficiente para querer estar lejos de ella.
-No lo entiendes- se llevó las manos al estómago enderezándose un poco en la cama, sólo un poco quería calmar los deseos de vomitar al tener que enfrentar el rostro de Demi- Es mi hija biológica, Miley me lo confirmó hace unas semanas - El color abandonó el rostro de la morena, se quedó unos minutos pensando y luego sencillamente se paró y avanzó hasta la puerta del baño, encerrándose en el. Despues de que salio se acomodo junto a el.
-¿Has pensado en un examen de ADN?- añadió después de un rato.
-No, no he pensado en eso, confío en Miley a ciegas, pondría mi vida en sus manos. No hay una sola noche en que no piense en una maldita prueba de ADN, pero no es tan fácil.
-¿Pero y si no es cierto?
-Ya soy un hombre muy triste- dijo el, y la miro por primera vez, sus ojos demostraban desolación y tristeza.
martes, 22 de enero de 2013
When I Look At You- Cap 29
Cuando Liam se giró en dirección al interior Dest supo que no tendría otra oportunidad que esa. Dejó su bolso de la escuela en el suelo y se apresuró a seguir a su madrina-tía, y ahora al parecer, la única fuente viable para saber más de Nick. Corrió por las escaleras como si de aquella carrera dependiera su vida y probablemente así era. Continuó bajando los escalones de dos en dos, mientras su pecho parecía derretirse al compás de sus latidos. Destiny la alcanzó justo en la entrada del edificio y la tomó de un brazo para que ésta esperase, para cuando se volvió hacia ella, Demi lucía tan calmada que le provocó golpearla.
-Antes cuando estabas con papá dijiste…
-¿Bajaste sólo para preguntarme por eso?- Dest ignoró su comentario.
-¿Cómo que se va?- Su madrina simplemente se quedó viéndola con el ceño fruncido, en serio esa mujer era como goma de mascar en el zapato y Dest ardía en deseos de arrastrar su cara por el suelo, para deshacerse de la maldita goma.
-¿No te lo dijo?- preguntó Demi con el ceño fruncido y una expresión de desconcierto que cualquier otro se creería, pero no ella.
-No- con suerte sabía que él estaba vivo, todo lo que tenía de Nick era una maldita corbata -¿Y cómo es que tú estás al tanto?
-Porque me pidió que fuera con él- No…, eso no podía ser cierto. Nick no la dejaría, salvo que sucediera algo realmente grave. Eso, seguramente había salido a última hora, él no podía irse, no sin despedirse de ella antes. ¿Cierto?
-Mientes- gritó, antes de dejar salir toda esa ira, con las lágrimas deslizándose libres por su mejilla. No había modo de evitarlo, no importaba lo mucho que se lo repitiese, seguía sin creérselo. Y no lo haría jamás, porque continuaba amándolo y no… No lo había olvidado. Sucedió tan rápido e involuntario, que ninguna de las dos se movió cuando la mano de la adolescente aterrizó sobre la mejilla de Demi. Ni en la peor de sus pesadillas, la morena lo hubiera visto venir. Observó a la menor, todavía tiesa en frente de ella, temblando y con sus mejillas empapadas de dolor y se recordó a si misma que se trataba de una niña, su ahijada de hecho.
-Es la verdad- reconoció, resistiendo el impulso de sobarse la zona irritada.
-Bien, pues no te creo.
-Eso es decisión tuya, yo sencillamente respondí a tu pregunta- se detuvo -Espero, por el bien de nuestra relación que tu actitud no se repita- advirtió apuntando hacia su mejilla.
-Quiero creer que fue un arrebato- pero no lo creía, no se lo creía en absoluto -Además, ni siquiera te dije que iría con él. Nick me lo ofreció, pero le dije que no- No hacía falta que la adolescente dijera nada, aunque de todas formas Demi esperó que lo hiciera, una disculpa, una excusa… ¡Lo que fuera!, cualquier cosa antes que asumir que su acto era movido por los celos.
-Mira, puede que no te importe mi opinión, pero a mí sí me importa la tuya- empezó a decir, mientras fingía no ver el rubor en las mejillas de su sobrina -Puedes hablar conmigo de lo que sea, no voy a juzgarte.
-No sé de que hablas- era una mentira muy mala, pero ambas fingieron no notarlo. Tras tomar un hondo respiro, la morena observó la hora en su reloj de pulsera y se despidió.
Es difícil romper los viejos hábitos, pero es más difícil aún adaptarse a los nuevos. ¿Digerir la idea de que su sobrina estaba enamorada de Nick? Ni por asomo más sencillo. Siempre era Demi la que se ofrecía a ayudar, quien regalaba sonrisas y consolaba a los otros, a excepción de Nick, todos en la familia habían acudido a ella en alguna ocasión. La propia Miley le había suplicado que la acompañase a un viaje exprés, cuando se iniciaron los trámites de divorcio y sin embargo, ahora que realmente necesitaba un abrazo, se encontraba sola en la comodidad de su hogar. La cama podía ser reconfortante y cálida, la película una de las mejores comedias románticas que había visto en los últimos meses, ¿La caja de bombones?, sin precedentes, pero seguía estando sola y con los deseos de llorar a flor de piel.
Después de contar mentalmente hasta diez y comprender que el dolor no se iría, por mucho que se lo repitiese, se cubrió con la manta y tapó su boca con la mano, como solía hacer de niña. Podría haber crecido su busto, cabello, mejorar su silueta e inclusive actuar como una femme fatal, pero en su interior, continuaba siendo la misma niña que fue siempre. A medida que las lágrimas iban cayendo, el dolor en su pecho parecía disminuir, no significaba que doliese menos, pero claramente llorar servía un poco. Había pasado toda su vida ocultando sus sentimientos, si proteger el corazón te convertía en una cobarde, de pronto Demi ya no se sentía tan orgullosa de serlo. Tal vez si hubiese actuado a tiempo las cosas serían distintas. Quizás… quizás su sobrina no hubiese posado sus ojos en quien no debía. De repente, se dio cuenta de que las cosas podían ser incluso peor… La extraña actitud de Nick, su inexplicable urgencia en salir de Chicago, no. Nick no se estaba marchando, él estaba huyendo…
-Bien, claramente tú no eres el repartidor de pizza.
-Desgraciadamente no, pero creo que lo que vengo a decirte podría interesarte más que el queso derretido.
-¿En serio?- Levantó sus cejas- Lo dudo.
Tras hacerla pasar, se dirigió hacia la cocina, no sin antes ofrecerle algo para tomar, oferta que ella gentilmente declinó. Él no pudo evitar fruncir el ceño, qué rayos hacía ella ahí, había quedado bastante claro -para ambos- que ella no tenía intenciones de estar con él, no es que Nick las tuviese de todos modos. Sin embargo, seguía sin comprenderla, las mujeres eran un rompecabezas ¿Demi?, ella era como el jodido Eternity II, no es que fuese un asiduo a los puzles, pero para nadie era un secreto que la segunda versión de aquel rompecabezas era imposible de armar.
-¿Vas a responder?- dijo desde el otro lado del salón, sentada sobre el sofá más amplio y con sus piernas cruzadas pulcramente, Demi lo observaba seria y a Nick no le entraron dudas, era un hecho.
-No te he pedido que te sientes, sólo que dejes de caminar de un lado a otro me pones irritante.
El músculo en su mandíbula se tensó, pero no dijo nada, en su lugar sonrió cortés y avanzó hasta el sofá donde la morena continuaba sentada y se acomodó en la esquina opuesta, con la extraña certeza de que ella lo preferiría así. Recordó cuando hace muchos años habían pasado ya desde que él se vio en la humillante obligación de soportar insultos y desaires, había visto tantas chicas observándole con asco, que apenas las podía contar, sus últimos actos ya decían suficiente de su mal gusto en mujeres y saber que más encima había hecho el am… No, él no había hecho el amor con Destiny, aquello era una aberración, tener sexo con su hija no tenía nombre.
-Vine aquí para hablar de algo importante, no para compartir un trago como un par de camaradas.
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