lunes, 21 de enero de 2013

When I Look At You- Cap 28



-Me pregunto ¿Cómo no se me ocurrió antes?… En cualquier caso, ¡Muchas gracias!- Si bien estaba acostumbrado a discutir con esa mujer, algo en esta ocasión parecía diferente. Ella lucía más esquiva, más incómoda… Vulnerable. -Bien, como sea. Tengo pensado irme.

-Pensé que querías hablar.

-No de tu casa, sino de Chicago- Demi quedo sorprendida. De ninguna manera podía haber oído bien. No tenía sentido, Nick había vivido aquí desde siempre, pero de todas formas preguntó -¿A dónde tienes planeado ir?

-¿No me preguntarás antes el porqué?

-¿Haría eso que te quedaras?

-No- respondió seguro.

-Ahí tienes tu respuesta, antes mentiste… No lo tienes pensado, lo tienes decidido

-¿ Vendrías conmigo?

-Tienes que estar bromeando. Además, ¿Qué diablos haría yo ahí?

-Lavar mi ropa y supongo que necesitaré a alguien que cocine de vez en cuando también.

-No puedo. No quiero.

-¿Es esa tu respuesta definitiva?

-Exacto, y es todo lo que obtendrás de mí.

El tiempo cura todas las heridas… Destiny no tenía idea sobre quién había inventado la odiosa frase, de seguro algún anónimo que se colgó de un árbol al comprender lo absurdo de sus dichos. Ella no lo culpaba, y lo cierto es que la frase es si era una completa mentira, de esas mentiras negras que desde pequeño te enseñan a no decir, porque Jesús se enoja. Por cosas como esas, Dest agradecía ser agnóstica. Dos meses, tres semanas y dos días, habían transcurrido desde que vio esos ojos cafés una última vez. La misma cantidad de tiempo en que el día pareció perder su luz y la noche su calma.

El mismo lapso en que en lugar de olvidarle su amor se aumentó. Era como si por más que intentase repetirse que él la había herido o de recordar el año infringido, lo único que conseguía era recordar los buenos momentos; sus sonrisas, sus <<te quiero>>, el modo en que sus manos le enmarcaban el rostro, incluso el rico perfume que traía cuando acababa de salir de la ducha, parecía estar presente en su piel; todo en él parecía inolvidable… Insuperable. Nick Jonas, era el causante de su primera herida de amor, pero también era a quien le debía conocer la profundidad del sentimiento. Daba igual los adjetivos, si era un amor bueno o dañino, sano o enfermizo, puro… verdadero. ¡Al diablo con todo! No importaba el resultado de los acontecimientos, ella lo había experimentado, en todo su clímax; lo sintió jadear, lo escuchó gemir su nombre... Lo observó decir te amo. Todo eso no podía ser falso, algo demasiado horrible debía haber pasado…. Tenía que ser así.

El pasillo del instituto nunca antes pareció tan largo ni molesto, o quizás se debía a que los pasos que ella daba iban a la par de los de una tortuga, no es que tuviera una para comparar… y ciertamente no le apetecía entrar en comparaciones, sobretodo porque al mencionar la palabra con «E» un horrible escalofrío la sacudía. Eso es lo que sucede cuando tienes una mamá que es similar a ti, pero cien veces mejorada. Destiny lo sabía, creció siendo consciente de eso, pero hasta ahora, seguía sin ser lo suficientemente fuerte para terminar de digerirlo. Podría intentar ser más madura, o eso le había sugerido su progenitora y ciertamente, la adolescente lo hubiera intentado, claro, si no hubiera encontrado una corbata de Nick entre los cojines en la cama de Miley.

Ahora, ella no era tan infantil para comenzar a hacer suposiciones tempranas, perfectamente podría ser una coincidencia, ¿No? ¡Desde luego! Excepto, que esa corbata era nueva, la habían comprado juntos y mira tú que irónico, tenía bordado una D en la etiqueta inferior, con hilo rojo. Hilo que ella misma se había encargado de enhebrar… ¿Crecer? ¡Madurez y una mierda! Cuando el timbre finalmente sonó, intentó apresurar el paso, porque después de todo, existía un mundo aparte de Nick. Tenía que haberlo.

¿Entonces por qué sus ojos eran incapaces de ver otra cosa más que esa mirada indiferente? La clase de español pasó sin pena ni gloria, en el sentido literal. Hay veces en que una chica simplemente no quiere saber más sobre tragedias griegas, es decir. ¿Edipo rey follando con su madre?  Se le revolvía el estómago de sólo imaginarlo, por otra parte, parecía absurdo que Douglas se encontrara tan determinado en conseguir su atención y por mucho que las novelas de la televisión se empeñaran en decir que un clavo saca a otro clavo, justo ahora, el orificio se encontraba demasiado herido para aceptar otra invasión.

-¿Vas a ignorarme todo el tiempo, o simplemente te estás haciendo la difícil?- Bien, por mucho que intentase ser paciente, su límite ya había sido sobrepasado.

-He intentado ser cortés.

-¿En serio?- Rodó sus ojos, pero más que indolente, se veía herido -Yo podría jurar que estabas tratando de parecer interesante.

-¿Sabes una cosa? En ocasiones cuando una chica te dice no, simplemente significa que no quiere saber nada de ti, que no le interesas. No necesariamente está intentando hacerse la difícil‖, a veces sencillamente no le importas- Bien, quizás se había pasado de sincera.


El hecho de que Douglas tardase en responder era una buena señal para comenzar a creer que sí, pero en su defensa, había aguantado sus indirectas toda la maldita semana y la anterior... y la anterior; y así sucesivamente. Ya era suficientemente duro tratar con el rechazo de Nick, como para añadirle a la lista un molesto infante que sólo quería un polvo barato. Bueno, tal vez no era un infante… Destiny suspiró absolutamente exhausta cuando el ascensor finalmente se abrió… Era la primera vez que venía a visitar a su padre en el tiempo desde que lo habían dejado con su madre. Si bien, nunca le juzgo realmente, por separarse, hoy lo entendía mejor que nunca.

Lo cierto es que no quería ver la cara de Miley en lo que quedaba de existencia, pero sabía que cuando llegase la noche tendría que afrentarse a ese rostro hermoso y lo más duro de todo es que tenía la certeza absoluta de que no sería capaz de exigir explicaciones. Cuando golpeó la puerta, le sorprendió oír gritos desde el otro lado de la madera. Por lo que sabía, Delta y su padre compartían el departamento y trabajaban ahí mismo, sin necesidad de moverse. Nunca antes creyó que llevasen una mala relación. La puerta se abrió y un rostro familiar, pero en absoluto esperado, le recibió con asombro.

-¡Destiny!- la saludó alegre, consiguiendo que su sonrisa contrastara de forma automática con la irritación de sus ojos. Parecía estúpido fingir alegría, cuando se notaba a kilómetros que había estado llorando.

-Hola Demi... ¿Que haces aquí- no era un saludo, pero era su mejor intento. Liam por otra parte, parecía especialmente molesto y no fue un secreto para Dest que su presencia en aquel salón era lo único que impedía que los gritos volviesen a iniciar.

-Oh, yo vine a ver a tu padre.

-¡Verme a mí, ni una mierda!- refutó el aludido, acercándose a la entrada donde el dúo de mujeres parecía haber bautizado como el lugar indicado para hablar. Fantástico, simplemente fantástico, Liam no podía sentirse más agradecido. Sólo faltaba que llegase el bastardo de Nick para completar el cuadro, porque todo esto era su jodida culpa.

-¡No es un sermón de caridad! ¡Se trata de tu amigo!

-¡Pero yo soy tu hermano! ¿Quién mierda te mantuvo cuando nuestros padres murieron?

-El dinero del seguro- el rubio rodó los ojos.

-Creo que sería bueno que te fueras… No es bueno para Dest presenciar como desprestigias a su padre - Dest bufó, sin moverse de su sitio. Tenía quince años, no era una maldita cría, además, ¿Desprestigiarlo?, como si apostar su auto y la casa no fuera ya lo suficientemente decadente.

-Tienes razón- se giró hacia la adolescente- Lo siento Dest, no era mi intención. Espero verte pronto.

Dicho esto, cerró la puerta tras de sí y dejó a padre e hija observando la madera.

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