martes, 8 de enero de 2013

When I Look At You- Cap 20



Vale, tal vez se había pasado de la raya, pero le encantaba hacerla enojar. Verla molesta era mejor que verla triste, y cuando se había girado, le había bastado una milésima de segundo para notar la desilusión en sus facciones. Era su culpa, todo lo que le pasara a Dest de aquí en adelante sería culpa suya. Incluida la harina que le acababan de arrojar…

-Eso es jugar sucio- escupió molesto, quitándose la harina de su cara, sin terminar de creer que Dest se la hubiera aventado.

-La suciedad está subestimada…- De hecho, era cierto. Un poco de harina en la ropa no le hará gran daño. Sin embargo, Nick no tenía harina solo en su ropa, su cabello y cara estaban absolutamente blancos.

-Además, te ves gracioso- insistió provocándolo- Me recuerdas a Gasparín, el fantasma amistoso.

-Bu- ironizó él, pero más que un soplido pareció un ladrido, casi como un perro rabioso, que era justamente la forma en que se sentía él ahora. Se observaron expectantes por un par de segundos, con cada músculo de su cuerpo tensándose por la ansiedad, antes de que ella echase a correr.

-Que infantil- bufó Nick, pero de igual forma partió a toda prisa en su búsqueda. La huida no llegó muy lejos, sobre todo porque ella tropezó en el tercer escalón, ganándose un bufido por parte del moreno al dejarle la caza demasiado fácil. Él la cargó sobre su hombro y se dirigió hacia el baño. Una vez ahí, se apresuró a abrir la llave y obligar a la joven a introducirse en la ducha con el pijama aún puesto.

-No sé qué estarás pensando, pero esto no es nada gracioso- le señaló ella, dando pasos a tientas hasta quedar acorralada entre la pared de la ducha y el cuerpo de su padrino. Éste sonrió.

-¿Y quién te dijo que quería algo divertido?- Dest frunció el ceño y su espanto se acrecentó cuando Nick apuntó la regadera a su rostro. Él no se atrevería…

-Shhh- la silenció, acomodando un dedo sobre su boca y cambiando la dirección del chorro sobre su propio cuerpo. Ella observó idiotizada como la harina se escurría por su cabello gracias al agua.

-No es divertido, es sexy- puntualizó él, antes de cubrir su boca con la suya, en un beso que efectivamente, no tenía un ápice de diversión, pero contenía niveles exorbitantes de lujuria.La camiseta azul de él, pronto quedó empapada junto al montón de ropa acumulado en una esquina de la bañera y todo lo que parecía importarles era encontrar una pose cómoda contra la fría pared de azulejo.

-Eres perfecta- ronroneó tentador contra la carne erecta de su pecho. Ella sonrió, no creyéndoselo en absoluto, pero a la vez deseando que fuera cierto. 

-Hmm- balbuceó Dest, intentando decir más que eso, pero rindiéndose al intento al no encontrar algo mejor que expresar, o por lo menos que se asemejase a lo que Nick le murmuraba mientras le hacía el amor. La verdad era que no conseguía hilar frases coherentes; lo que se volvió más difícil aun cuando él trasladó las manos de ella hacia el toallero, mientras sus muslos se ceñían desesperados a las caderas de él. Aquello se sintió como si estuviera esposada… Y la sensación le encantó.

-Tan hermosa- gimió grave en su oído, mientras le acariciaba la cintura con círculos ascendentes. Su miembro arremetió violento entre sus pliegues y la violencia nunca fue tan hermosa ni ansiada. Su miembro erecto parecía resbalar en el interior de su vagina, encontrando el punto exacto donde el cielo y el infierno encontraban la comunión en secreto. Dest se sentía en la gloria, Nick… bueno, él no quería dar nombre a lo que estaba sintiendo en aquel momento. Pero, claramente era algo intenso.

-Más…- suplicó estremecida, antes de que él mordiese su cuello en un arrebato tan primitivo y salvaje como el acto que acaban de compartir. Las manos de ella abandonaron el colgador y descansaron en el cuello húmedo, con una mezcla entre agua, saliva y sudor; aferrándose a su piel como único soporte, su refugio.

Él orgasmo de ella fue secundado por el de Nick un par de minutos más tarde; quien se salió de ella tan deprisa que por poco y se corre en su interior. Lo que obviamente sería una irresponsabilidad, ya que no habían utilizado condón. Cuando el estómago de ella comenzó a rugir en señal de hambre, se salieron ambos de la bañera y Nick continuó disfrutando al secar cada confín del cuerpo femenino. Él revisó con especial atención la zona donde la había mordido, y se sintió aliviado al corroborar que no la había dañado, pero de igual manera avergonzado consigo mismo por semejante hazaña. Acarició la piel enrojecida, disfrutando de aquel roce, pero turbado por la mezcla de emociones. Era demasiado, demasiado para ser cierto… Demasiado para ser algo bueno.

-Gracias-dijo emocionado, antes de cubrir su cintura con las manos y atraerla hacia su cuerpo. Ambos arropados únicamente con toallas, se encontraban especialmente sensibles al más mínimo roce. Él lo supo por el rubor en las mejillas de ella, Des lo adivinó por la dureza que chocó contra su estómago. Nick parecía no cansarse nunca, lo que iba en contra de todas las charlas de sexualidad que le había dado su madre. Ella imitó el movimiento de él y pronto ambos se encontraron enmarcando el rostro del otro, sus ojos escrutándose; azul y cafe en una extraña y silenciosa batalla por descubrir los secretos del otro.

-¿Por qué haces eso?- preguntó seria, con sus manos cubriendo los hoyuelos que se formaban en los confines de sus mejillas.

-¿Hacer qué?- respondió interesado, sin perder la sonrisa de su boca.

-Actuar como si me amases- Los ojos cafés ardieron con un brillo que la asustó como nada…

Los ojos cafés ardieron con un brillo que la asustó como nada… Al menos, nada que hubiese experimentado con anterioridad. Bruscamente, él alejó su rostro de ella y las pequeñas manos de la criatura quedaron abrazando el aire. Nick por su parte, usó las suyas para sacudirse el oscuro cabello humedecido y pronto comenzó a dar zancadas en dirección opuesta. Dest no dejó de mirarlo, su andar feroz pero también sin rumbo… Él parecía un león enjaulado. Quiso que respondiera una afirmativa, el «Te amo» que tanto ansiaba oír, pero que, sin embargo, no necesitaba. De todos modos, su silencio dijo más que mil palabras… Le dijo todo.

-¿En serio?- Preguntó él tras un momento, enarcando las cejas con genuina curiosidad y una sonrisa tensa bailando en su boca -¿Quién sabe?- encogió los hombros con tanta incertidumbre que parecía un muchacho herido. Solo un chico frente a una chica… Solo eso. Nada más -tal vez sea cierto- masculló saliendo del baño, y los ojos de ella lo siguieron con vacío en el alma…

-Puede que te ame y no me haya dado cuenta- Nick se detuvo en el dintel de la puerta girando su rostro en dirección a ella; observándole con tanta sinceridad que, el corazón de la adolescente deseó que no le hubiese dicho nada. Peor aún, deseó que le mintiese.

-Dest- titubeó- yo no podría decir si te amo o no…- Él deslizó una mano por su boca, con los ojos fijos en un punto invisible y una tensión tan desesperante en sus facciones, que por poco y la hizo temblar-

-Nunca lo he hecho, sencillamente no podría saberlo.

Después de la declaración, ninguno de los dos volvió a tocar el tema. Simplemente, durante las dos semanas siguientes fingieron que nunca pasó y optaron por aprovechar el tiempo que les restaba. Hacían el amor cada vez que podían y procuraban estar juntos en cualquier ocasión que se les presentara. De vez en cuando Nick la recogía del colegio y cada tanto ella pasaba a visitarlo a su trabajo, cuando debía quedarse hasta tarde en la oficina; lo que era doblemente arriesgado porque Liam trabajaba ahí. O eso se suponía…

-Comienzo a pensar que papá nunca asiste a la oficina- le comentó Dest una tarde, mientras se abotonaba la blanca camisa y reacomodaba la falda de su uniforme. Nick pellizcó el puente de su nariz, evidentemente contrariado, debatiéndose entre explicarle que su papá prácticamente trabajaba follándose a la competencia o adornarle una mentira.

-Tuve que enviarlo a supervisar unas sucursales en el sector norte de la ciudad- masculló contra la piel de su cuello, optando por la segunda opción y atrayéndola de la cintura hasta su cuerpo.

Para Destiny, los días parecían transcurrir más rápido a media que su relación iba mejorando, y no solo en el plan físico; intuía que algo había cambiado en Nick. Lo sentía más cómodo… menos preocupado. Probamente porque ella no le había soltado el rollo del amor más, y había decidido no hacerlo nunca. Mandy tenía razón -como siempre- el amor para los hombres, era como el agua para los gatos. Los espantaba.

-Sexo- masculló viéndose al espejo- el sexo es la clave de todo- Observó sus facciones, diciéndose a sí misma que no tenía razón de estar nerviosa, que las cosas no estaban terminando sino que apenas comenzaba una nueva etapa. Se pasó el labial por la boca, admirando incrédula la imagen que le devolvía su reflejo. Esta sería su última noche juntos antes de que volviese a casa. Miley  llegaría por la mañana y ya no tendría excusa para vivir con su padrino.

-¿Todo bien?- preguntó Nick desde el otro lado de la puerta.

-Dame un minuto- gritó ella en respuesta, mientras se abanicaba el rostro con las manos todavía sin terminar de creérselo. Se sentía hermosa, el vestido que él le había regalado le sentaba a la perfección y de paso le sumaba unos años. Era casi perfecto…

El único problema era que la hacía sentirse una mala copia de su madre. No la malentiendan; adoraba que Nick la hubiera sorprendido con entradas para un restaurant de lujo, y el vestido junto a los zapatos parecían un sueño. Ni hablar de los pendientes de plata que le había regalado; eran unas pequeñas argollas, tan delicadas que parecían ser capaces de quebrarse a la menor presión. La hizo pensar en que Nick la veía de ese modo, como la cosa más frágil en su mundo. El solo pensamiento la enterneció a lo sumo, dándole la valentía que necesitaba para salir del baño con expresión digna.

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