domingo, 6 de enero de 2013

When I Look At You- Cap 18



La mandíbula de él se tensó, obviamente no esperándose una conducta tan infantil por su parte; lo que era realmente absurdo, porque ella acababa de cumplir los quince. Suspiró molesto antes de que una idea se alumbrara en su cabeza. En serio, a veces podía ser un genio.

-Lástima- murmuró lo suficientemente alto para que ella oyera- Yo había comprado un par de entradas para la feria.

-¿Qué tipo de feria?- resolló ella sin dejar de caminar, pero disminuyendo notablemente la velocidad de sus pisadas.

-Las únicas que existen- respondió él molesto, ella continuó caminando- ¡Ferias!- casi gritó- como del tipo que se ilumina de noche y con una noria en el centro- añadió frustrado al ver que Dest no se detenía.

-Ah, un parque de diversiones. Pensé que querías llevarme a comprar verduras o algo así.

-¿A esta hora?- Nick enarcó una ceja. Ella se encogió de hombros

-Quien sabe.

Cuando llegaron a los juegos, la vena en la mandíbula del moreno se encontraba a dos palabras de estallar. La cosa es que Nick estaba cabreado, si bien él no era un hombre que gozase de los compromisos -lo cierto es que les tenía cierta fobia-  eso no quitaba que le gustase proteger las cosas digamos… suyas. Destiny entraba en esa categoría desde el minuto en que se entregó a él, y aunque no era celoso, estaba a años luz de dejarle salir a la luz pública en esas fachas. Había intentado hacerla entrar en razón, pero claro, ella no se lo había dejado fácil.

-Antes no te quejaste.

-¡Porque pensé que era para mí!

-Pero si es para ti, tontito- el puchero en su boca solo aumentó su cólera. Se veía jodidamente sexy, con mohín incluido. Nick  solo rodó los ojos, mientras la arrastraba de un brazo hasta su habitación.

-Cámbiate o no saldrás.

-¿Pretendes ir solo?- le provocó, las cejas de ella alzándose con evidente incredulidad. Por supuesto, no tenía idea con quien trataba.

-Solo no, pero definitivamente no contigo- escupió molesto antes de salir de la habitación, cerrando la puerta de un portazo. Tal como imaginaba, ella había bajado diez minutos después, sin tacones y ¡gracias al cielo! sin el relleno en su busto. Aquel detalle lo hacía sentir un monstruo. Antes de acostarse con ella, parecía sentirse perfectamente conforme con su anatomía, no quería ser él quien la hiciese sentir insegura. Lo terrible del asunto, era que la castaña había insistido en usar la minúscula tela que insultaba el significado de la palabra falda.

-¿Vas a estar toda la noche con esa cara?- preguntó ella, evidentemente arrepentida. Él estaba centrando su atención en el folleto que le habían dado a la entrada del parque.

-Probablemente - Destiny evitó bufar, ya la había jodido bastante por una noche; primero en la mesa, quedando como una retardada ¿y ahora? Claro, tenía que jugar a provoquemos al viejo –palabras de Mandy, no suyas- Según su amiga, lo mejor para retener a un hombre mayor era demostrarle lo fácil que sería perderla a causa de uno más joven, ¿y qué mejor forma que exhibir la carne? Él la atrajo hacia su cuerpo y desordeno su alisado con una mano, un gesto que solía efectuar Liam con frecuencia. Pensar en su padre hizo que se tensara automáticamente, y antes de que terminara de cavilar, simplemente habló:

-¡Nick!- se quejó avergonzada. Él ignoró su réplica y la atrajo aún más hacia él, evidentemente ya no estaba disgustado. Desgraciadamente eso no la calló.

-¿Qué?- preguntó, y su rostro era pura inocencia. Dest no se tragó nada.

-Van a pensar que eres mi papá…- masculló entre dientes, medio molesta, medio avergonzada y, ¿y por qué no?, un poco culpable también. Él simplemente la silenció con un beso, ignorando sabiamente las miradas reunidas a su alrededor.

-Confía en mí, nadie es tan estúpido para creer eso- Para cuando compraron las entradas, Dest ya había adivinado que aquel plan, de plan no tenía nada. Obviamente, su padrino había improvisado la salida para que no se fuera a dormir enojada, Lo que tal y como le había dicho su amiga Mandy, significaba que valoraba mucho su humor por las noches.

-Sexo, es la clave de todo…

-¿Dijiste algo?- Ella se ruborizó al instante, negando frenéticamente. Odiaba pensar en voz alta, pero odiaba más que Nick estuviese ahí para oírla, sobre todo porque la mayor parte de sus pensamientos iban dirigidos a él. En algún momento, mientras caminaban, Nick se acomodó tras de ella, con sus manos envolviendo tiernamente su cintura.

-Eres hermosa- le murmuró en el oído y toda la piel de su cuerpo se erizó. De pronto ya no le parecía tan buena idea estar fuera de casa.

-Volvamos- quiso decir, pero al instante se arrepintió, no queriendo que él pensara que era una ninfómana que solo pensaba en sexo. Por mucho que aquello fuese lo único en lo que podía pensar desde la noche que habían compartido hace ya una semana.

-¿Cómo?

-Vayamos… quise decir, ¿vayamos a la noria?- Él musitó algo parecido a un «buena idea», y se dirigieron al centro del parque, dónde Nick pagó nuevos tickets y los encaminó hasta la enorme rueda giratoria. Ya dentro y con la hermosa ciudad de Chicago a la vista, ella se permitió suspirar:

-Es hermoso.

-Lo sé- concedió él, con la vista fija en las luces diminutas de la localidad.

-No hablo de la ciudad, sino de esto. Tú y yo… juntos- Él frunció el ceño, y ella estuvo tentada a dar marcha atrás, pero entonces, él le tomó el rostro entre sus manos y todo pareció hermoso e irreal. «Una fantasía», pensó Destiny, quien no daba más con las mariposas que inundaban ya no solo su estómago, sino también su corazón.

-Yo te a…- Nick la interrumpió, poniendo un dedo sobre sus labios, y por mucho que ella muriese por mirarlo directo a los ojos, era imposible. Él mantenía sus parpados cerrados.

-No lo digas- masculló bajito, con sus dedos casi temblando contra la piel de su mejilla.

-Ni siquiera sabes lo que voy a decir- se defendió, de pronto demasiado ofendida para admitir que le amaba. Sin embargo, él abrió sus ojos y el café pasional de éstos la incineró; por dentro, por fuera. Sudor y deseo la sacudieron sin piedad alguna.

-Mejor aún, eso significa que aún hay esperanza de que yo esté equivocado- Estaba tan equivocado… No tenía una sola oportunidad. Destiny dudaba que pudiese amarle aún más. Él se acercó todavía más, dentro del diminuto espacio que permitía el carrito, mientras la adolescente maldecía al artefacto por quedarse detenido en el peor momento.

-Hay cosas que nunca sabrás de mí, Dest- dejó a sus dedos perderse en las hebras color fuego; eran tan suaves y largas como solían ser las de Miley. Aquel recuerdo lo pilló desprevenido.

-¿Por qué no puedes?- su ceño lucía fruncido y su deliciosa boca se encontraba arrugadita en un puchero, que más tarde él catalogaría como adorable.

-Porque no quiero.

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