sábado, 12 de enero de 2013

When I Look At You- Cap 23




Fijó su vista en las paredes relucientes de azulejo y recordó las palabras de Dest días atrás, en ese mismo lugar: « ¿Por qué haces eso» « ¿Hacer qué?» «Actuar como si me amases» ¿Actuar?, ¿realmente dijo eso? Nick no había actuado ni una sola vez en su vida. Ni siquiera la noche anterior, cuando le hizo el amor a Miley. Todo, cada detalle en sus actos era motivado por una razón, todo excepto Destiny…


Había caído como un loco y era incapaz de verlo. Pero, una cosa era cierta, nada tenía que ver su madre en esto. Miley era parte de su pasado y no estaba dispuesto a jugar con las dos. ¡Con un demonio!, Él no iba a jugar con ninguna. Lo que sentía por Dest era real, inverosímil, pero real. Virgen santa, incluso podrían ponerlo tras las rejas si continuaban juntos. Ciertamente él tendría que hablar de ello también con Dest; claro, si es que querían mantener algo serio. No podían darse el lujo de ventilarlo a los cuatro vientos. Cuando salió del baño, se encontraba considerablemente menos tenso, probablemente porque toda la evidencia palpable había sido eliminada. Se había observado en el espejo durante lo que parecieron ser siglos, y no por vanidad, sino en busca de rasguños o chupetones. Y contrario a lo que había pensado, esta vez Miley se había mostrado más introvertida, casi agradecida. ¡Joder!, ella realmente le amaba…


Estaba metido en una grande. ¿Y ahora cómo diablos le iba a hacer para estar con Dest? Observó la hora en su móvil, comprobando que aún no daban las ocho. Probablemente su socio le montaría una grande por no haber asistido; no tanto por faltar, sino porque llevaba semanas aplazando su respuesta, o mejor dicho, su negativa para el ascenso que le habían ofrecido en New York, Él no podía irse, no con Dest estando acá. Aparcó su bebé en una esquina cercana al instituto, y si bien no quedaba del todo cerca, la adolescente debía transitar por ahí sí o sí, para tomar el bus. Bien, no era fácil lo que tenía que hacer ahora, pero había salido de pozos peores, ¿cierto?

-Hemsworth ¿te apuntas?- Destiny alzó la vista hacia su interpelante. Lo cierto es que no había oído una sola palabra, por lo que solo atinó a asentir. Eso siempre ayudaba cuando vivías en las nubes.

-¿En serio?

-Sí, ¿por qué tanto interés?- Douglas le sonrió complacido, como si acabara de ganarse la lotería; con sus ojos quemando como si se tratase de miel liquida. Tenía los ojos pardos más extraños que ella hubiese visto en su vida, y un leve cosquilleó hizo mella en la panza de la castaña.

-Bueno, llevamos tiempo sin salir… Y estaba pensando en…

-Alto ahí- se adelantó ella, antes de que él dijera algo que la confundiese. No la malentiendan, no quería al chico. Simplemente, bueno, él tenía una cara que hacía fácil perder la coherencia -No voy a salir contigo…- el frunció el ceño.

-Pero, si acabas de decir…

-Olvida lo que dije, estoy saliendo con alguien. No puedo, Douglas. Lo siento- Observó el resto del aula, comprobando con molestia que no quedaba nadie más que ellos dos en ella. -Genial- suspiró frustrada, mientras comenzaba a acomodar sus cuadernos con prisa en la mochila.

-¿Vas a encontrarte con él?- sus facciones eran pura inocencia, pero Destiny lo conocía demasiado para fiarse de su calma.

-No, digo, no lo creo. De todas formas, ¿por qué el interés, eh? Creí que estabas bien sin tener nada serio. Fuiste tú quien marcó las pautas, no yo.

-Bueno, supongo que me importas más de lo que pensaba- admitió él, evitando mirarla y con un leve rubor cubriendo sus mejillas. Ella se tragó una sonrisa, pero luego recordó que se trataba de Douglas. Lo cierto es que ellos dos tenían toda una historia, y ahí radicaba el problema. Era un cuento que parecía nunca acabar. Douglas había sido su primero en todo. Lo había conocido hace dos años, cuando lo transfirieron de otra ciudad. Él era dos años mayor que ella, pero incluso así, solía comportarse como un niño. La había jodido un montón de veces, ¿por qué habrían de cambiar las cosas ahora? Además, ella estaba bien con Nick, él sabía cómo tratarla, qué palabras decir, incluso cuando no estuviera segura de qué sentía realmente por ella. Prefería a su padrino mil veces.

-Lo siento Douglas, realmente estoy bien como estoy.

Tenso en su asiento, Nick comenzaba a barajar una pila de teorías. ¿Y si Miley llamó a Dest contándole todo? Ni hablar, ¿por qué haría eso?, ni siquiera sospechaba. La espera lo estaba volviendo paranoico, eso era lo que pasaba… Unos pocos metros frente a él, una pareja de jóvenes se encaminaba en su dirección. El chico alto y delgado, le recordó a su amigo Liam en su época adolescente, solo que Liam tenía un rubio mucho más claro; exageradamente claro, como una barbie, de hecho. Nick sonrió burlesco pensando en su amigo. Realmente le había gastado una buena, casi se podría decir que estaban a mano. Pero la sonrisa desapareció de su boca cuando comprendió que la chica que acompañaba al idiota no era otra sino Destiny. Su Dest.

Destiny se mordió la lengua para no responder algo que pudiera revelar más de la cuenta. Douglas era algo difícil de evadir, sobre todo cuando estaba empeñado en conseguir información de un rival en potencia, y casi se saca sangre al ver a Nick aparecer de la nada. Definitivamente, su lengua estaba sangrando. El sabor a sal en su boca no podía ser obra de su imaginación.

-¿Qué haces aquí?- preguntó con exceso de alegría. Él no respondió, y le llevó un par de segundos comprender el porqué. Su padrino mantenía vista fija en Douglas, quien daba la casualidad que mantenía su bolso colgando de un brazo. En serio, parecía que todo estaba saliéndole mal hoy. Cuando le preguntó a Nick si volverían a verse, él le había respondido que pronto, pero Dest jamás imaginó que él sería tan fiel a su palabra.

-Tu papá me envió a buscarte- respondió él con tono autoritario. En efecto, estaba mintiendo y le salía de maravilla. Douglas por su parte, se encontraba exageradamente cohibido; no viendo en Nick un rival ni por asomo, sino más bien una especie de suegro al que temer.

-Ah, verdad- mintió ahora ella, aunque la sonrisa en su boca no jugaba a su favor. Pero Douglas no lo notaría, se encontraba demasiado ocupado simulando ver algo en su celular -Douglas- pidió ella, estirando una mano para que el le entregase su bolso -Gracias- dijo sin pensarlo, apresurándose en alcanzar a Nick; quien se había encaminado hasta su auto, con la velocidad propia de un león. No le costó nada deducir que «alguien» estaba enojado.

-Hola- saludó nerviosa entrando en el auto. Él no respondió, simplemente encendió el vehículo y posó su vista al frente.

-Ponte el cinturón de seguridad- le ordenó minutos más tarde, todavía sin mediar palabra. Dest le hizo caso, pero se estaba obligando a si misma a no responder alguna barbaridad. Además, ni siquiera era su papá, ¿qué mierda estaba mal con él?

-Nick....- Él la cortó, subiéndole el volumen a la radio y exagerando su concentración en la carretera. -No sabia que vendrias.

-Por supuesto que no- respondió mordaz, dejando claro que la había oído. Finalmente, estacionó a la orilla de un río. Destiny recordaba haber estado ahí antes, pero asumió que había sido cuando era muy pequeña por lo difuso de las imágenes. Observó a su padrino bajarse del auto y esperó a que se acercase a abrirle la puerta. Desde luego, eso no ocurrió, por lo que tragándose su rabia, la adolescente se apresuró en quitarse el cinturón de seguridad y seguirlo para aclarar de una jodida vez lo que parecía ir mal. Mantenía una posición alicaída; casi derrotada, y si bien se moría de deseos de envolverle la cintura y esconder la cabeza en su espalda, no tenía el valor. Algo en él parecía realmente peligroso, como si una sola palabra suya fuese capaz de hacerla trizas.

-Supongo que esperas una explicación- murmuró sin verla, con las manos recluidas en los bolsillos de su saco. Ella se encogió de hombros, lo que era una soberana estupidez ya que él continuaba dándole la espalda.

-Es solo que no entiendo que va mal- Nick se giró tan rápido que la tomó por sorpresa, enmarcó su rostro con las manos y los dedos se sentían tan tensos contra su piel que parecían quemarle; cosa irónica porque se encontraban excepcionalmente fríos.

-Nosotros… Esto, lo que tenemos, va mal…Porque estoy asquerosamente celoso.- Un zumbido se alojó en los oídos de la castaña, tan sutil como el aletear de un colibrí. Era similar a la sensación de cuando solía desmayarse; cosa que no le pasaba a menudo, pero las veces que sucedió fueron memorables, como ahora… Y sin embargo, continuaba de pie. ¿Acaba de admitir que se había puesto celoso?, ¿En serio?



1 comentario:

  1. pude entrar un rato dany awww e extañar emucho enserio no me olvides pinky prometo terminar las pendientes awnnss hermoso capii

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