sábado, 19 de enero de 2013

When I Look At You- Cap 27


Como si se tratase de una broma, las facciones de la mujer perdieron tenacidad. Se quitó los lentes, fingiendo buscar en ellos algún indicio de basurilla, y volvió a ponérselos después de lo que para el moreno fueron los cuarenta segundos más largos de su vida.

-No.

-Como imaginada- No debería doler; sobre todo, no después de tantos años, pero intenten explicarle eso al músculo de su pecho -Muy bien, le deseo un buen día. 


Sonrió cortés, ignorando la mirada desdeñosa que la enfermera le daba. Ya en su casa, y con la cabeza mucho más despejada, decidió que le hacía falta un café. Pero en cuanto llegó a la cocina, los fragmentos de vidrios acomodados junto al tiesto de la basura, lo llevaron de vuelta hacia dos noches atrás. Y entonces, sucedió... « ¿Recuerdas la vez en que llegaste a casa para mi cumpleaños?»


En aquel entonces, cuando Demi preguntó por ello, él se encontraba especialmente molesto. Tampoco que ella fuera la primera persona en quien pensara cuando se trataba de desahogarse. Además, lo de Liam lo había cabreado bastante. Pero, ¿ahora?, bien. Nick tenía muy claro que debía hacer ahora, y no se trataba de tomar un café. Había sido un estúpido. Tan estúpido, de hecho, que no era hasta ahora que comprendía los dichos de la morena. A su favor, tenía que decir que habían pasado demasiados años, demasiadas cosas. La adolescencia no era una de las etapas favorita del ojicafé, no podían culparle por empeñarse en olvidar. Nick cerró los ojos, una vez estacionó frente al departamento. Trató de no pensar en el pasado, trató de no recordar, pero lo hizo de todos modos…

-No tienes por qué disculparte cada vez que vienes.- Él simplemente asintió. ¿Qué otra cosa iba a hacer? Últimamente se la pasaba más en casa de Liam que en la propia, y no es que eso fuera malo, pero justo ahora… Bueno, todo el sitio estaba decorado por un horrible rosa chillón. No tenía que ser un genio para comprender que acababa de irrumpir en una fiesta. Y por las gorritas de princesa, bueno… Nick dudaba mucho que se tratase del cumpleaños de Liam.

-¿Qué fue esta vez?- preguntó la mujer, con una voz tan suave y comprometida que al moreno le dieron deseos de abrazarla. Ojalá su madre fuera la mitad de comprensiva que ella -¿Dinero?- Nick asintió.

-Santo Dios, ¿hasta cuando piensas soportarlo? Te he dicho que puedes venir a vivir con nosotros, hay sitio en la habitación de Liam, y estoy segura de que no le molestaría compartir su cuarto contigo.

-No se trata de eso- murmuró. Su voz había adquirido un matiz ronco en los últimos meses, y parecía irónico, pero él podría apostar a que había perdido uno que otro kilo. Quién sabe, quizás su vista también andaba mal.

-Por supuesto que no- resopló, sin que sus manos dejasen de untarle alcohol en su frente, y más abajo; justo donde el corte en su ceja no dejaba de sangrar.

-Lo haces por ella, ¿verdad?- esperó- La estás protegiendo, es por eso que no eres capaz de huir de ahí. No es que tengas miedo- Nick soltó una maldición cuando el alcohol comenzó a llenar la carne abierta. Ardía como la puta, pero también era cierto que él debía controlar su vocabulario en presencia de adultos.

-No te disculpes- se le adelantó, con una voz que destilaba miel pura, y los deseos por abrazarle aumentaron aún más.

-Liam es un afortunado…- lo dejó escapar antes de poder contenerse, y justo cuando estaba listo para disculparse, ella lo abrazó.

-La única afortunada es tu mamá, no tiene idea del hijo que tiene. No sabe de lo que se pierde-Permanecieron así lo que a Nick le parecieron horas, hasta que escuchó a la mujer suspirar- Tengo que dejarte. Liam llegará a casa alrededor de las diez, o quizás más tarde, tenía una cita con Miley, Pero puedes acostarte en su cama si estás cansado, yo lo envió al sofá. Tú no te preocupes -Siendo honesto, Nick no tenía estómago para enfrentarse a su amigo sabiendo que venía de pasárselo en grande con la mujer que él amaba, y dormir parecía una idea más que buena. Fue por eso que lo siguiente que dijo fue una soberana estupidez:

-Estoy bien- mintió- ¿Puedo ayudarle en algo?- Los ojos castaños de ella resplandecieron de una emoción que él no supo reconocer. ¿Gratitud tal vez?, imposible. Él no había hecho nada para merecer tal sentimiento, mejor sería no catalogarlo de ningún modo. Excepto que ella no dejaba de verlo.

-Puedes… Sí, de hecho, hay algo que yo misma soy incapaz de hacer.

-Usted dirá- masculló nada convencido, sobándose la gaza que ella le acababa de poner sobre la herida.

-Hoy era el cumpleaños de Demetria- comenzó -bueno, de hecho, era a las cuatro de la tarde…- Nick resistió el impulso de observar el reloj de pared ubicado a sus espaldas, pero estaba bastante seguro de que para cuando su papá llegó a casa -Ebrio, como de costumbre- eran más de las seis.

-¿Necesita que le ayude a retirar la mesa?

-No- sonrió negando con sus manos- Necesito que hables con ella, yo intenté más temprano, pero ella no quiso oír.

-¿Y porque iba a escucharme a mí?

-Porque no eres yo- Vale, esa sí que era una explicación mala. De todos modos, Nick no podía decirle que no a una persona que había hecho tanto por él -Esta en su habitación, segunda puerta a la derecha.

Él ya lo sabía, pero le pareció poco caballero admitirlo. Se dirigió hacia las escaleras, evitando mirar los globos amontonados en las esquinas de las paredes. Se notaba que habían invertido bastante dinero en la decoración. Lo extraño de la familia de Liam, era la disparidad de caracteres; donde Liam era todo codiciado y popular, su hermana era… Bueno, no es que él se lo pasase viéndola, además, no había mucho que mirar. Sobre todo, porque Demi se pasaba la mayor parte del tiempo con ropas anchas que parecían cubrirla como la carpa a un circo.

-¿Se puede?- Preguntó, mientras daba unos golpecitos a la puerta.

-¿Te envió mi mamá- ¡Virgen santa!, su voz se oía como la de Carlitos en Rugrats; no es que él hubiese visto la serie, simplemente, las noticias corrían.

-No- mintió- Subí al baño y te oí llorar. Entonces decidí acercarme y ver si podía ayudarte en algo.

-¡No estoy llorando!- balbuceó ella, con la voz varias notas más alta.

-Concordaría contigo, si pudiera verte… Pero, ya sabes, no es que la madera de tu puerta sea trasparente o algo así.- Una risita musical escapó desde el otro lado, justo antes de que ella apareciese frente a él.

-Me veo horrible- lo saludó, Nick rodó sus ojos antes de llevarse un dedo hacia la gasa que sabía debía encontrarse ensangrentada.

-He estado mejor- le respondió, y sin darle tiempo a que dudase, se adentró en su habitación, mientras ella le pisaba los talones.

-¿Que haces aqui- como saludo, Demi dejaba bastante que desear, pero él decidió que no era tan malo después de todo.

-Recordé tu fiesta de cumpleaños- Más silencio. 

-Bien, ¿y esperas que crea que viniste hasta mi casa solo para hablar de una fiesta que ocurrió hace, digamos… un montón de años atrás?- Nick enarcó una ceja, luciendo tan arrogante y provocador como solo él sabía hacerlo -Que quieres?- le exigió con actitud dominante; lo que era irónico, porque traía unas pantuflas con garritas, asemejando a un tigre, y un pijama a juego. Podría lucir incluso peor, pero el chaleco que traía puesto hacía más soportable su atuendo a la vista. Solo un poco.

-Verte, por supuesto… Y además, ofrecerte una disculpa- esto último lo dijo tan rápido y bajito, que Demi tuvo que estirar el cuello para oírle.

-Tienes que estar bromeando.

-¿Qué hay de malo en que quiera verte?- Preguntó, con una sinceridad tan ensayada que parecía real- En serio, Demi, tienes que trabajar tu autoestima.

-Mi autoestima va perfecto, lo que no me puedo creer es que Nick Jonas se esté disculpando conmigo.

-Como sea- respondió con acritud el recién nombrado. Si él quería ser un idiota, podía interpretar ese papel sin ningún problema. Salvo que justo ahora, solo quería ser él mismo; sin secretos, sin necesidad de agradar o ser una mejor persona. Solo ser él… Por una jodida vez en su vida, que lo aceptasen por lo que él era.

-Necesito pedirte algo.

-No tengo dinero.

-Quiero saber por qué me ayudaste- se interrumpió un momento para examinar su actitud. Sus ojos oscuros le hacían frente, esa mujer no bajaba la cabeza por nada -Y esta vez, no voy a aceptar una mentira por respuesta.

-Me gustabas cuando era niña, pero solo era un amor pasajero, no te ilusiones tanto ¿ Contento?

-Ni un poquito.

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