viernes, 11 de enero de 2013

When I Look At You- Cap 22



-¿Quieres la verdad?

-Más que cualquier otra cosa- Liam sonrió confiado y un tanto sorprendido por el interés de Miley. Chicas como ella se le acercaban para pedirle su número u ofrecerle un par de horas de entretención en la parte trasera de su auto, no para preguntar por su amigo. Sobre todo, no para preguntar el estado civil de Nick. Aquello era insólito.

-No usa- ella frunció el ceño, primero incrédula y luego como si la cruda realidad recién hiciera mella en ella y asintió en silencio. Por supuesto, ¿para qué querría Nick un teléfono móvil cuando carecía de vida social? Palabras de su amigo, no de él.

-No me dejas muchas opciones. Supongo que lo contactaré yo misma- finiquitó ella, dudando entre dar la vuelta e irse o permanecer de pie frente a él. Liam observó el rubor que ahora llenaba sus mejillas y supo que estaba mintiendo, nadie que se sonrojase tan fácil sería capaz de declararse a quien le gusta; incluso cuando ese “alguien” fuese tan tímido como ella.

-Supongo que sí- convino, fingiendo creerle, pero no haciéndolo ni por asomo.

-Hasta hace poco parecías odiarme- la mano de Miley tembló, pero no la quitó de su agarre; en cambio, sus ojos parecían empecinados en esconderse de él, y aquello le molestaba como el demonio. Aflojó la presión de sus dedos y los acomodó sobre su mejilla, obligándose a mirarle mientras le acunaba su rostro y perdiendo la capacidad de respirar cuando su cabeza se reclinó contra él; degustando de su roce como si se tratase de un gatito.

-Incluso ahora…- balbuceó cabizbaja y sus ojos claros eran profundos pozos de tristeza contenida- Puedo verlo en tu mirada y me aterra- Él negó, pero Miley continuó resollando.

-Tú me odias, no sé por qué quieres tenerme. No me necesitas en absoluto- Nick sonrió sin humor y le robó un beso.

-Ese es el problema- empezó- Me he pasado los últimos quince años creyendo que te odio y resulta que no estoy tan seguro de eso- Ella pestañeó viéndole perpleja, más no habló, y Nick volvió a acariciar su cara.

-Te necesito, quiero dar vuelta a la página, y tú eres la única capaz de ayudarme- Ella se mordió la lengua tan fuerte que se tragó un mohín, lista para replicar a la primera oportunidad, excepto que no la tuvo. Estaban sentados, tensos; uno junto al otro, sus manos tocándose, pero a la vez sintiéndose como un par de extraños compartiendo un lugar a punto de explotar. Y entonces, sin poder evitarlo, él estaba sobre ella; pecho contra pecho, degustando la otra piel. Deslizándose en su interior con esa ternura que creía olvidada, empujando en su húmedo calor con ansias enloquecidas.

-Mírame- exigió, inclinando más el rostro para secar con sus labios las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas -Quiero que me mires cuando te beso, esta vez no quiero más mentiras.

Los músculos de ella se oprimieron en torno a su eje, absorbiendo todo de él; abarcándolo a cabalidad. Miley abrió los ojos a los sumo, tensa, mientras lo sentía bombear en su interior. Y al ver su rostro perlado de sudor y expresión indescriptible, comprendió que esta vez estaban haciendo el amor, y no teniendo sexo. De otra forma, él no luciría tan vulnerable ni expuesto. Era un milagro que se hubiera presentado ahí, pero más increíble aún era, que él todavía la siguiese amando. Mientras se besaban, Miley no dejaba de pensar en lo perdido, en lo ganado, en el precio que había tenido que pagar y todo a lo que tuvo que renunciar.

-Nick…- jadeó cuando él elevó sus piernas hasta acomodarla sobre sus hombros. Convirtiendo la acción de besarse en algo imposible por la distancia ahora impuesta entre sus cuerpos. Mas toda replica fue silenciada en cuanto una certera estocada hizo mella entre sus pliegues, conduciéndolo hacia el interior; hasta el fondo, mientras ella deliraba. Miley ladeó su rostro hacia un costado, solo para ver cómo la enorme mano del moreno se aferraba a un montón de sabanas. Y cuando él comenzó a moverse más rápidamente dentro de ella, el orgasmo fue inminente y Miley terminó por perder todo vestigio de cordura. El autocontrol estaba subestimado. Cuando por fin abrió sus ojos, la rigidez que chocaba contra su trasero le informó que alguien ya estaba listo para una segunda ronda.

-No quiero que te marches sin decir adiós- Quiso decir más, mucho más, pero entonces volvió a besarla y las palabras parecían sobrar en lugar de ayudar.

-No voy a ir a ningún lado- murmuró contra la piel de su cuello, cerrando sus parpados, pero viéndolo con los ojos del alma. Nick se introdujo en ella, esta vez, lentamente. No había prisa, no había ansiedad, solo una inagotable sed de respuestas. Estaba confundido y solo ella podría sacarlo de la oscuridad en la que se había perdido. Necesitaba una disculpa, le urgía oír de sus labios que él no había hecho nada mal, que la culpable había sido ella y que se había arrepentido. Simplemente, Nick necesitaba creer que alguna vez lo amó.

-Quiero que lo digas- exhaló entre jadeos, Nick podía sentir el sudor escurriéndose por su frente. Cuando ella lo miró y se aferró a sus hombros mientras él la penetraba de nuevo, pensó que su pecho debería brincar o alguna mierda parecida, sin embargo, todo en lo que podía pensar era en su niña; su pequeña y menuda Destiny. Su frágil Dest.

-Necesito que me lo digas…- Los dedos femeninos se tensaron, sin dejar de rodear su cuello, pero evidentemente aflojando la presión. Rápidamente, ella deslizó sus manos hacia abajo hasta dar con sus duros y fornidos glúteos, apremiándole a ir más adentro, más duro.

-Por favor- imploró, sin dejar de probarla, sin dejar de sentir, anhelando que con cada segundo transcurrido ella hubiera sido capaz de sentir el nudo de emociones que lo atormentaba en el interior. Finalmente, ya no pudo seguir conteniéndose. Supo que sus ojos a estas alturas debían haberse oscurecido, porque se le acababa de agotar la voluntad y abandonando todo control. La penetró sin piedad, mientras la besaba; fuerte y deprisa.

-Te amo- respondió ella, malinterpretando su pregunta. Su cuerpo se volvió a arquear, y las manos de él repasaron con avaricia su cintura. Las caderas de Miley se mecían contra él y sus pechos parecían derretirse contra sus músculos.

-No hablo de eso… Dime que te arrepientes, di que cometiste un error- Cuando la rubia se deshizo en sus brazos, Nick requirió de todos sus años de experiencia junto a un increíble esfuerzo -casi sobrehumano-  para aguantarse hasta el último momento, cuando finalmente los dos cayeron presos del clímax colosal y sublime. A él no le quedó duda alguna… Dios bendito, realmente algo estaba mal en él. Jodidamente mal. Pero él tomaría el riesgo. Lo tomaría una y mil veces.

Mientras la veía dormir, le fue imposible aplazar la realidad. Miley se movió en la cama, de tal modo que su rostro quedó escondido en su pecho, la sintió suspirar, y esta vez no fue capaz de esconder su culpa. La dañaría, era un hecho, y tal vez más de lo que imaginó. Conocía a Miley desde siempre. Horas atrás, cuando le hacía el amor; cuando la sintió deshacerse entre sus manos, no tuvo dudas de que eso era real… Su amor por él era real. Y fue ahí cuando lo comprendió todo. Miley lo había amado siempre, lo que Nick aún no comprendía era por qué lo dejó. Sigilosamente fue desprendiéndose de su agarre. Ella suspiró bajito, entretanto él se aprestaba a salir de ahí.

-¿Qué haces?- él no respondió, aunque lo cierto es que sus hechos hablaban por sí solos. Miley observó preocupada como el moreno se enfundaba el pantalón.

-Tengo que irme.

-No es cierto, puedes quedarte…-Él no la miró, a sabiendas de que su lista de errores no haría sino ir en aumento.

-No, no puedo.

-Pero, ¿por qué?- La oyó levantarse, y no necesitó mirarla para saber que ahora debía estar cubriendo su cuerpo con una sábana… Dios del cielo, realmente desearía no recordarla tan bien; no conocer su cuerpo de memoria, ni saber el lugar exacto en donde residían cada uno de los lunares en su piel.

-Porque por primera vez en años, comprendo las cosas como son realmente- Nick se giró, remangando su camisa, sin dejar de pensar que algo andaba mal.

-Vas a dejarme, ¿no?- farfulló ella- Eso querías, usarme… Hacer conmigo lo que yo te hice hace años- Él no lo negó, incluso cuando eso no fuera realmente cierto.

-No soy un santo.

-Eres incluso peor que uno.

-Tienes razón- Nick no hablaba en serio, pero ella no pudo verlo- supongo que soy solo un humano rencoroso- mintió él encogiéndose de hombros, sintiéndose como la mierda por joderla con Destiny y rogando al Todopoderoso porque jamás se enterase de lo que acababa de hacer. No era infidelidad, por supuesto. Ellos no tenían nada. Simplemente pasaban el rato, las noches, las mañanas y ya que estábamos, incluso las tardes. Sin embargo, él había hecho una promesa, y romperla, bueno… dejaba su hombría por el suelo. ¿Qué tenía un hombre sino su palabra? Llegó a su casa sintiéndose como la mierda y lo primero que hizo fue darse una ducha de agua tibia. Joder, joder, joder. ¿De verdad había sido tan tonto? Desde luego lo había sido, y es que solo un completo idiota se enamoraría de una niña.

1 comentario:

  1. Te copiaste del libro "Fijación" de Lissa D'Angelo!! D:

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